2021, el año de Rusia, ¡enemigo número uno! – por Israel Shamir
San Petersburgo, la capital de los zares que sigue siendo aún la ciudad más civilizada, la capital cultural de Rusia, disfruta de su maravillosa Navidad. La suave nieve tapa las calles, decorando las colinas y la costa, suavizando el aire y convirtiendo esta fascinante ciudad en un cuento de hadas invernal. Los árboles de Navidad adornan las plazas de la ciudad y las viviendas privadas. Las magníficas catedrales imperiales están abiertas para la oración, la confesión, la liturgia y la comunión. En su Teatro de la Ópera, los mejores intérpretes cantan Los Niebelungen de Wagner y Aida de Verdi; el ballet pone en escena el Cascanueces; la Novena de Beethoven ensalza la Alegría en la Sala de Conciertos; el Museo del Ermitage presenta a los seguidores de Rafael con lienzos traídos de toda Europa, como si la peste no se hubiera aventurado nunca a salir de Wuhan. No sólo el arte da su fama a Leningrado: el colosal rompehielos nuclear Arctica fue lanzado recientemente desde su astillero para hacer que los mares helados sean navegables todo el año. Las tiendas y restaurantes sirven a sus abundantes clientes. Las escuelas funcionan como de costumbre. Las máscaras son supuestamente obligatorias en el transporte público y en las tiendas, pero la gente no se lo toma muy en serio. Lo principal, dentro de lo que los rusos han aprendido de los últimos años de la decadencia soviética, es cómo sabotear las estúpidas decisiones de las autoridades, y ahora se lucen en este arte. No pelean, no discuten, dicen que “sí” pero no dean por enterados de las prohibiciones lo mismo que ignoraban las reglas de Brézhnev. Posiblemente sea uno de los mejores lugares del mundo gobernado por Bill Gates y su supremo representante etíope en la OMS. Aún así, Rusia está amenazada, no por una nueva mutación del virus, sino por algo mucho peor.
La proyectada victoria de Joe Biden reveló inmediatamente la elección del enemigo número 1 del mundo libre. Hasta el 13 de diciembre, era China o Irán. El 14 de diciembre, los votos fueron certificados, abriendo el camino para la inauguración de Biden; y el mismo día el supuesto jaqueo de las redes del gobierno de EE.UU. fue declarado acto de piratería rusa. El Presidente Trump se burló diciendo: “El ciber asalto es mucho más grande en los medios de noticias falsos que en la realidad”, en twitter, pero Joe Biden inmediatamente le dio un parón. ¡La Oceánida siempre ha estado en guerra con Eurasia!
El representante Adam Schiff, demócrata, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes y líder del Lobby de Israel, twiteó que el comentario de Trump era una “escandalosa traición a nuestra seguridad nacional” que “suena como si hubiera sido escrito en el Kremlin”. Que se entienda bien el mensaje: si no llamas a la acción contra Rusia, tienes que ser un agente ruso.
Como si fuera una señal, los políticos estadounidenses de ambos partidos principales procedieron a pedir venganza contra Rusia. El Secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, fue el primero que atribuyó el ataque a Rusia. El senador demócrata de Illinois, Dick Durbin, dijo que el supuesto pirateo ruso era “virtualmente una declaración de guerra de Rusia a los Estados Unidos”. Marco Rubio, senador republicano de Florida y líder del Comité de Inteligencia del Senado, twiteó que “América debe tomar represalias, y no sólo con sanciones”. Es un acto de guerra, dijo a los periódicos. Un congresista demócrata de Colorado, Jason Crow, comparó el ataque con Pearl Harbor, lo que implica que EE.UU. puede y debe bombardear un par de ciudades rusas como lo hizo con Hiroshima y Nagasaki.
Hay buenas razones para que los rusos se preocupen ya que los americanos probablemente “tomen represalias”. En 2019, los Estados Unidos lanzaron un ciber ataque sin precedentes contra la red eléctrica rusa, como informó el New York Times. Se trataba de una “represalia” por la supuesta participación rusa en las elecciones de 2016, desacreditada desde entonces por la investigación de Mueller. Eso fue bajo Trump, a quien Biden describió como el cachorro de Putin. Ahora Biden dice que le pondrá a Moscú una correa más apretada. Scott Ritter reflexionó sensatamente que si “Biden busca ponerle una correa más corta a Rusia, puede descubrir que la mordida de Putin es mucho peor que su ladrido”. Tal vez. Putin es un tipo de voz suave pero con un gran palo en mano, y tales personas son enemigos peligrosos.
Esta semana, EE.UU. aplicó nuevas sanciones contra 45 industrias rusas avanzadas, incluyendo Rosatom, el principal constructor de centrales nucleares, y el fabricante de cohetes Soyuz Progress. El Tribunal de Arbitraje Deportivo dominado por Occidente dictaminó que Rusia no podrá usar su nombre, bandera o himno en las próximas dos Olimpiadas o en ningún campeonato mundial durante los próximos dos años. Los EE.UU. cerraron dos de sus consulados en Rusia, dejando sólo la Embajada de Moscú abierta. Dicha embajada también puede verse cerrada o reducida pronto, por su persistente interferencia en los asuntos internos rusos.
Rusia podría sentirse amenazada y asediada igual que la Unión Soviética, aunque en la transición a su estado actual Rusia retiró sus tropas de docenas de países incluyendo Alemania Oriental y los estados bálticos y ha cumplido con todos los deseos de los políticos antisoviéticos desde 1991. Es igualmente injusto, ya que la URSS ofrecía una alternativa a las formas occidentales de desarrollo, en contraposición con la Rusia de Putin que suscribe a todas las nociones del discurso occidental. 11 de septiembre, aterrizajes en la luna, lo que sea: la Rusia oficial acepta la versión oficial.
Rusia está de acuerdo con la agenda climática, y Putin parece creer en serio que el mundo se volverá inhabitable a menos que se reduzcan las emisiones de CO2. El calentamiento global no amenaza a Rusia en absoluto, ya que es un país del norte donde las temperaturas hoy en día bajan a menos 50 grados centígrados (-58 F). Puede soportar mucho más calentamiento, pero Putin se rige por los decretos de Greta.
Rusia está de acuerdo con el enfoque europeo (y el de Biden) sobre la crisis del Covid. Rusia no es ningún refugio seguro para los escépticos del Covid. Putin cree que una vacuna es útil y necesaria, y Rusia comenzó una campaña de vacunación masiva a principios de diciembre. La única diferencia es que él apoya las vacunas rusas, que son más baratas, menos ambiciosas, más fáciles de manejar y son generalmente mejores y más seguras que las que introducen el ARN, las de Pfizer y Moderna. ¡Oliver Stone se inyectó con la vacuna rusa!
Putin aprobó un acuerdo entre los productores del Sputnik-V y el anglo-sueco AstraZeneca. El Sputnik es mejor, pero “el acercamento es visto como un voto de confianza largamente esperado por parte de un fabricante occidental hacia el Sputnik V, que padece una campaña de desprestigio respaldada por el extranjero”. El Sputnik-V ha sido desprestigiado. Un ejemplo. Es la vacuna más popular en África, y el ferozmente anti-ruso Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) nos dice que “La desinformación rusa populariza la vacuna del Sputnik V en África”. Todo lo que digan los rusos es desinformación, ya sabes. Aún así, Putin sigue manejándose dentro de este estrecho marco de hierro. No es un escéptico del Covid, de ninguna manera.
Si buscas una respuesta dura al Covid, el presidente de Bielorrusia Alexander Lukashenko es una mejor opción. Rechazó la vacunación para sí mismo, pero la permitió para sus conciudadanos, tanto con la vacuna rusa como con la occidental. (En realidad, Putin también se negó a vacunarse, ya que el Sputnik V se recomienda para personas entre 18 y 60 años). Su país, Bielorrusia, no pasó por ninguna cuarentena, sus iglesias y teatros permanecían abiertos; las escuelas y oficinas funcionaban como de costumbre. Se le castigó por ello con las protestas postelectorales financiadas y organizadas por extranjeros que casi lo desbancaron, aunque su victoria electoral era más plausible que la de Biden. Para aplacar las protestas, se le obligó a aceptar algunas restricciones vinculadas al Covid; se introdujeron máscaras pero no se implementó cumplimiento alguno. El mundo sería diferente si Lukashenko gobernara Rusia, como muchos rusos habían esperado, pero no sucedió. Putin es mucho más suave hacia Occidente, pero aún así se le echa la culpa por todo lo que no le gusta a Occidente.
Cualquier cosa que haga Putin se encuentra con la desaprobación de los EE.UU. En la conclusión de la reciente guerra de Karabagh, Rusia salvó a los armenios de una derrota aplastante y permitió a los separatistas armenios preservar y asegurar sus ciudades y pueblos en esta zona de Azerbaiyán. Sin embargo, Francia y los Estados Unidos, los países con grandes diásporas armenias, están descontentos e intentan socavar el armisticio, alentando a los nacionalistas armenios.
Al mismo tiempo, Alemania abrió un Segundo Frente contra Rusia. Mientras que a los EE.UU. les llevó tres años abrir un Segundo Frente contra Alemania en 1944, esta vez los alemanes no esperaron ni un solo día. En realidad, los alemanes llevan siglos con su obsesión contra Rusia, y tal vez piensen que esta vez tendrán éxito, con los EE.UU. e Inglaterra de su lado y Rusia bastante aislada.
Rectomaron la vieja afirmación británica de que los rusos emplean armas químicas internacionalmente prohibidas. En 2018, los británicos afirmaron que la GRU (Inteligencia Militar) rusa habían envenenado a un agente raidor intercambiado por otro, el Sr. Skripal, con un producto neurotóxico prohibido, el mortal Novichok, un arma de destrucción masiva supuestamente inventada por los soviéticos. (Ya escribí sobre este evento). Era una afirmación bastante fantasiosa; ahora lo llamaríamos “fake news”, ya que no es realista emplear un arma de destrucción masiva contra una persona sola, y con tan escasos resultados (Skripal sobrevivió al supuesto ataque). Los británicos lo hicieron para involucrar a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y acusar a los rusos no sólo de matar, sino también de un grave crimen de guerra, convirtiendo al Estado ruso, miembro fundador de la ONU y miembro permanente del Consejo de Seguridad, en una nación canalla.
Ahora, los alemanes han retomado el guión británico usando el supuesto envenenamiento de la figura de la oposición rusa Alexei Navalny. Afirman que el Presidente Putin ordenó personalmente al FSB (el equivalente ruso del FBI, un competidor de la GRU) que envenenara a Navalny con el temible Novichok, y que habían intentado envenenarlo durante tres años, pero fracasando repetidamente. Se dijo que en el último intento lo lograron, pero que lo llevaron a Alemania, donde buenos médicos del hospital de Charité le salvaron la vida. La presencia de Novichok había sido establecida, según los alemanes, por sus expertos del ejército, y confirmada por separado por laboratorios suecos y franceses. De nuevo, la OPAQ estaba involucrada. Pero ninguno de estos informes de los laboratorios militares se ha hecho público; ninguno fue entregado a las autoridades rusas. Rusia es miembro de la OPAQ, pero Alemania estipuló que los informes militares no debían mostrarse a Rusia, y así fue. Se supone que baste con la palabra de un caballero…
La larga saga del envenenamiento de Navalny comenzó en agosto (ya escribí un artículo sobre su primera temporada) y ahora ha sido revivida. Los últimos acontecimientos tuvieron lugar la semana pasada. La revista médica británica The Lancet ha publicado el informe médico de la clínica Charité. Desmiente algunas de las afirmaciones de Navalny. Navalny dijo que fue envenenado dos veces, una antes de su vuelo y otra en el hospital de Omsk. El Times escribió: “Espías rusos trataron de matar al crítico más feroz de Putin con el mortal agente nervioso Novichok antes de que pudiera ser llevado a Berlín, revelan fuentes de inteligencia occidentales”. Nada de eso, dicen los médicos alemanes. En el hospital de Omsk, Navalny recibió el mismo tratamiento que en Berlín, y de todos modos el tratamiento estuvo supervisado por médicos alemanes. El informe dice que Navalny sufrió un envenenamiento, pero no hay referencia alNovichok excepto por esta última cita de la fuente militar.
Ahora verán algo más sobre el caso: mientras tanto, Navalny y su gente organizaron una conversación telefónica con un agente del FSB que supuestamente estaba involucrado en el asunto. Suena extremadamente falso, ya que no sabemos realmente quién habla con quién, las indicaciones de los relojes son contradictorias, y lo que dice el “agente del FSB” tiene poco sentido, pero da motivos para reírse a carcajadas. ¿Así que el FSB envenenó y lavó la ropa interior de Navalny? ¡Mierda! Como todas las investigaciones de la herramienta del MI6, que es el sitio web BellingCat, ofrece una gran cantidad de detalles pero tiene poco sentido.
Sin embargo, el cuento de Navalny además de la historia de Skripal probablemente se aprovechará para socavar aún más la posición internacional de Rusia. Si se añaden las sanciones, la ciberguerra y el envenenamiento general de las relaciones, no podemos mirar con gran esperanza al futuro, como solemos hacer en esta época del año. El panorama se ve sombrío, pero tal vez se vuelva más oscuro todavía.
Presagio de oscuridad es lo que lleva el nuevo virus mutante de Inglaterra. Lo que dicen sobre él tiene poco sentido y tiene aún menos base probatoria. Ahora bien, su “aparición” significa que no habrá forma de salir del eterno infierno Covidiano. Siempre habrá nuevas mutaciones, seguirán imponiéndose nuevas restricciones, nuevos documentos obligatorios, y más limitaciones. Bill Gates se enriqueció con sus actualizaciones en los programas de Windows; ahora pretende actualizar el virus y la vacuna correspondiente, anualmente. Además, dicen que los niños pueden ser portadores del nuevo virus. Probablemente esto sea un intento para imponer la educación a distancia y cerrar las escuelas, para acabar con la educación masiva. Nuestros superiores piensan que nuestros hijos no deberían estudiar tanto; basta con que puedan leer lo que les dicen sus teléfonos “inteligentes”. Al mismo tiempo se conseguirá separar más a los viejos de los jóvenes; se dejará que los viejos mueran en soledad, mientras a los jóvenes se les adoctrinará según la Nueva Normalidad.
El Gran Reajuste, el Acuerdo Verde, la Nueva Normalidad: si este es el futuro que nos aguarda, ¿por qué debería importarnos si una buena guerra nuclear total aniquila a la humanidad? Un final terrible puede ser mejor que un terror sin fin. Por otro lado, Dios nos creó y proveyó para nosotros; no permitirá que perezcamos en encierros u otros desastres causados por el hombre. ¡Feliz Navidad y próspero año nuevo, a pesar de todos los malos augurios!
Israel Shamir, 26 diciembre 2020
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Para contactar al autor: adam@israelshamir.net
Website del autor: http://www.israelshamir.net
Articulo Original : https://www.unz.com/ishamir/russia-is-the-enemy-number-one/
Publicacion original en espanol: Red Internacional (Traducción: Maria Poumier)