La verdadera carta de Iván Duque a su hija
Querida Hija Eloísa:Te envío esta carta por segunda vez, con una diferencia, la primera la hice pública y me ha servido mucho para conseguir votos, por aquello de la sensiblería y analfabetismo político de gran parte de los colombianos
Sin más preámbulos, presentamos a continuación la verdadera carta que Iván Duque le envió a su hija, cuyo contenido puede herir susceptibilidades.
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Bogotá, junio 14 de 2018
Querida Hija Eloísa:
Te envío esta carta por segunda vez, con una diferencia, la primera la hice pública y me ha servido mucho para conseguir votos, por aquello de la sensiblería y analfabetismo político de gran parte de los colombianos, y en especial de mis seguidores y, sobre todo, de los de mi jefe máximo: el Führer criollo, cuyo nombre ni me atrevo a pronunciar, para no manchar su magna superioridad. Esta carta es secreta y va dirigida solo a ti, y no a todos los niños de Colombia como afirmaba en la primera, porque te voy a contar con sinceridad cuáles son mis verdaderas intenciones con este país y la mayoría de sus habitantes.
Con el equipo de criminales, paramilitares, corruptos y delincuentes de cuello blanco que me rodean (entre los que debo destacar a César Gaviria Trujillo, Andrés Pastrana, Alejandro Ordoñez, José Obdulio Gaviria y, por encima de todos, a mi mentor más querido, Don Álvaro Uribe Vélez) te aseguro que haremos de Colombia el país que siempre hemos soñado y que no es otro que el mismo que se ha mantenido igual e inmodificable en sus bases fundamentales desde hace 200 años. Nuestro ideal es ampliar aún más las desigualdades e injusticias que caracterizan a la sociedad colombiana. Sí hoy somos el segundo país más desigual de todo el continente –solo superados por Honduras– te prometo que al final de mis primeros cuatro años en la presidencia de este país, ya alcanzaremos el primer lugar de desigualdad.
Esto te lo aseguro porque no puede ser aceptable para la grandeza de un colombiano traqueto, que no estemos al frente de todos los récords Guinness que nos colocan como ejemplo de maldad ante el mundo, tales como ser el primer país en el asesinato de sindicalistas y en la expulsión de pobladores del campo. Te garantizo que en cuatro años, e incluso antes, vamos a ser el país más desigual del continente y con altas probabilidades del mundo entero. A eso dedicaré todos mis esfuerzos y energías.
¿Cómo lo lograremos? No es muy difícil. Simplemente aplicando al pie de la letra la doctrina del Shock, que quiere decir del pánico y del terror, como ya lo hemos hecho en otras ocasiones con tanto éxito, para que los verdaderos dueños de este país a los cuales pertenezco y represento aumentemos nuestras riquezas y privilegios. Para ello, he conseguido el apoyo unánime de los gremios económicos de Colombia que han ofrecido su respaldo para seguir destruyendo este territorio y desangrando a sus habitantes más pobres, entre ellos a los trabajadores, a los que les aplicaré otra contra-reforma laboral (como la del 2002 de mi amo Álvaro Uribe, en la que se borraron las diferencias entre el día y la noche, simplemente para no pagar horas extras después de las seis de la tarde ni los domingos), que les arrebaté hasta la última gota de sangre, para que no tengan ningún derecho y trabajen como bestias durante quince o más horas, siempre en nuestro beneficio.
El camino hacia el éxito –que pasa por el incremento de la desigualdad– se sustenta en mis planes económicos, entre los que se encuentran el de la rebaja de impuestos y concederles amplias exenciones tributarias a los ricos de este país y a los del extranjero, para que vengan y saqueen y se lleven lo que se les antoje, máxime ahora cuando gran parte del territorio que antes ocupaban los terroristas de las Farc está a nuestra entera disposición. Eso se facilita porque mi antecesor me dejo las puertas abiertas al haber logrado que nos aceptaran en la OCDE y en la OTAN, dos organismos del terrorismo internacional económico y militar, para clarificarte en pocas palabras lo que representan.
Dentro de mis planes, que voy a materializar en los próximos años, también se encuentran los de generalizar la ignorancia y el analfabetismo entre los colombianos, y para hacerlo viable tengo pensado designar en el Ministerio de Educación Nacional a dos mujeres, que son ejemplo de brutalidad, ignorancia y estupidez, me refiero a Viviane Morales (cristiana fundamentalista que odia a esos degenerados que son los homosexuales) y a María Fernanda Cabal (una experta en historia de Colombia, para la cual nunca existió la Masacre de las bananeras –un invento de ese comunistoide que fue Gabriel García Márquez– y tampoco los asesinatos de estado, que hemos llamado “falsos positivos”, una de las grandes realizaciones de mis antecesores en la presidencia de la República). Así, volveremos a la educación confesional que necesitamos para que a nadie se le ocurra indagar en las razones que hacen que este país sea tan injusto, antidemocrático y desigual. Los colombianos de la plebe deben saber que ese es el destino que les trazó Dios por ser perezosos y poco competitivos, y eso es lo que debe creerse a pies juntillas.
Con estos planes educativos los niños de Colombia serán cada vez más ignorantes, lo cual nos favorece claramente a todos nosotros. Por ti, Eloísa, no te preocupes que tú tienes asegurado tu ingreso a un colegio de y para ricos, bilingüe, acá en Colombia o en Estados Unidos. Recuerda, tú eres una privilegiada, de ese reducido 3 por ciento de los dueños de este país, que no deben preocuparse de nada, porque hacemos lo que se nos venga en gana, y siempre a nuestro favor.
Otros aspecto fundamental de mi plan de gobierno en mis primeros cuatro años es el de traer nuevamente la seguridad a nuestro suelo, seguridad que solo la puede dar la guerra la represión y la persecución de los que piensen y protesten, que solo son agentes camuflados del castro-chavismo latinoamericano. Yo no me encargaré de hacer trizas el acuerdo con los terroristas de las Farc, porque el gobierno de Juan Manuel Santos ya lo hizo trizas, de ese acuerdo ya no queda nada. No, yo lo que voy a hacer trizas son a los terroristas de las Farc y a todo sus secuaces, y para eso me encargaré de extraditar a sus jefes y de fumigar a sus bases. Fumigar es un término que le gusta mucho a mi patrón Uribe y eso es lo que pienso hacer, para que la guerra se reactive en diversos lugares del territorio nacional, donde están los campesinos e indígenas, de esos que se niegan a entregar la tierra y los recursos naturales, pero que hay que sacar a toda costa de sus madrigueras, en Tumaco, en Arauca, en Urabá, en el Catatumbo y donde quieran que se encuentren. Para eso designaré, o mejor él se auto-nombrará como Ministro de Gobierno o de Defensa a mi jefe Álvaro Uribe, con la asesoría de Alejandro Ordoñez, ese cruzado medieval que tanta valentía muestra desde hace cuarenta años, cuando quemó con sus propias manos libros terroristas y rojos en la ciudad de Bucaramanga.
Reactivar la guerra es algo que necesitamos por aquello de que sin ella no podemos vivir y es una poderosa fuente de ganancias para todos nosotros. Te cuento que de la guerra nos hemos beneficiado los ricos de este país, así como empresas extranjeras del banano, el carbón y otros productos. Para hacer posible este proyecto voy a utilizar los engranajes del terrorismo de estado, que nunca ha dejado de operar en Colombia, para nuestro absoluto beneficio, pero siempre oculto con la cara de un supuesto Estado de Derecho, por aquello de mantener la apariencia de que seguimos siendo la democracia más sólida y vieja de América Latina.
Durante mi mandato me comprometo a fortalecer la propiedad privada de quienes son llamados, por todos nosotros y nuestros periodistas, las “gentes de bien” –pero que en realidad, lo reconozco y te lo digo con plena sinceridad son criminales sin Dios ni ley, salvo la de su bolsillo–, entre los que sobresalen los terratenientes, ganaderos, grandes empresarios. Para hacerlo posible, te garantizo que no vamos a aceptar de ninguna manera la redistribución ni de un centímetro de tierra, para dársela a esos inútiles, parásitos e improductivos que son los campesinos e indígenas. Tampoco les vamos a cobrar ni un peso de impuestos a nuestros empresarios y grandes propietarios agrícolas y antes por el contrario les concederemos todas las ventajas y privilegios que siempre han tenido, y que hacen de nuestro país uno de los paraísos de desigualdad más extremos del mundo en lo que tiene que ver con la concentración de la tierra. Para eso contamos con el apoyo de paramilitares, el gremio de los ganaderos (Fedegan), uno de cuyos representantes va a ser el próximo ministro de agricultura, que puede ser Felix Lafourie, el marido de ese portento de inteligencia, te repito, que es María Fernanda Cabal.
Para que este proyecto sea viable, extenderemos la corrupción pública y privada hasta niveles nunca antes vistos en Colombia, que nos lleve también a situarnos en un merecido primer lugar en el continente y en el mundo. En esa dirección, seremos todavía más corruptos que lo que se ha visto con la Refinería de Cartagena, Hidroituango, el Puente de Chirajará, los negociados de Oldebrech –asunto en el que participado en forma directa en un viaje de negocios que hice a Brasil. Los sectores políticos que me conducen y me apoyan, entre ellos los del glorioso partido liberal colombiano (a la cabeza de cual se encuentra ese otro mediocre oportunista que se llama César Gaviria Trujillo, pero que posa de ser un “gran estadista”), han exigido como requisito para incorporarse a mi campaña electoral y brindarme su incondicional apoyo que yo coloque en un lugar destacado el tema de la corrupción, lo cual he hecho ya, entendiendo que eso quiere decir que tengamos las manos libres para que robemos varias veces a Colombia, en nuestro propio beneficio, como siempre lo hemos hecho.
Y en cuanto a la biodiversidad y a la riqueza natural de este país, en las que también estamos a la vanguardia mundial, yo me encargaré de feriarla, de regalarla a las grandes empresas de Estados Unidos y otras potencias, para que saquen hasta la última gota de petróleo y se lleven hasta el último gramo de oro, de carbón, de níquel… y de lo que sea. Por eso al final de mi primer mandato, te prometo que el territorio de Colombia va a ser una ruina, algo así como un paisaje de la Luna o de Marte, llenos de cráteres, huecos y orificios. Donde existían aguas limpias, encontrarás ríos, lagunas y humedales putrefactos. Donde había riqueza vegetal y animal hallarás restos, pisoteados por los grandes proyectos que pondré en marcha, similares a los de Hidroituango. Donde había ecosistemas frágiles, bellos y complejos encontraras carreteras, puentes, y cemento a granel, para que podamos pasear por los lugares que saqueamos y para que veamos por última vez lo que antes fue verde y pleno de vida. Y eso va a suceder en la Amazonia, en la altillanura del Orinoco, en los páramos…, porque tenemos que seguir el ejemplo de la pujanza de los empresarios paisas, que todo lo destruyen y arrasan, como lo demuestran a diario.
Pero no te preocupes con la desaparición de la biodiversidad de este país, pues ella se va a convertir en riqueza monetaria para nuestro beneficio, cuando las grandes empresas se lleven nuestros minerales, y además tú puedes visitar los parques naturales y temáticos en los Estados Unidos, nuestro verdadera patria, a la que tanto le debemos y en la que he vivido durante un tercio de mi vida y a la que estoy dispuesto a concederles, y sé que tú me comprenderás mañana cuando entiendas la magnitud de mis realizaciones, nuestro territorio, riqueza, biodiversidad, minerales, que podrán utilizar como se les antoje, entre otras cosas para fortalecer las bases militares con las que ya cuentan, para que desde acá se ataque y se destruya a nuestros enemigos de la Venezuela bolivariana, con la que estamos dispuestos a ir a la guerra si fuese necesario, porque como bien lo dijo nuestro libertador Uribe Vélez cuando estuvo en la presidencia, lo que nos faltó fue tiempo para atacar a Venezuela, como atacamos a Ecuador en el 2008.
Perdona, querida hija, que termine esta carta hablándote de guerra, un tema que para tu tierna infancia resulta insoportable, pero lo hago para que veas que los de mi partido, el Centro Demoniaco, somos belicosos y no podemos pensar en otra cosa que en la guerra, un recurso que siempre nos ha beneficiado para mantener nuestros privilegios y riquezas, de las que tú como pocos niños de este país tanto te benefician.
Este es el maravilloso país que te quiero dejar para que sientas orgullo de ser la hija de un colombiano de bien, bien mentiroso y corrupto, como lo he sido y lo seré en los años por venir.
Discúlpame por haberme extendido más de la cuenta en esta carta, pero era necesario para que entiendas lo que puede hacer un títere, uno de tus juguetes preferidos, que es en lo que me he convertido, y a lo que seré fiel en los años por venir, teniendo en cuenta los truhanes, delincuentes y criminales que me rodean y me manejan, y sin los cuales no podré gobernar desde el próximo 7 de agosto.
Tu querido padre
Iván Duque
“Transcripto” por Renán Vega Cantor, 16 junio 2018