La increíble pérdida de influencia de Estados Unidos: Aislamiento accidental? – por Ron Paul
Apenas dos semanas después de que el presidente Trump retirara a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, su secretario de Estado, Mike Pompeo, emitió 12 demandas a Irán que nunca podrían ser satisfechas. Pompeo sabía que sus demandas serían imposibles de cumplir. Fueron diseñadas de esa manera. Al igual que el ultimátum de Austria-Hungría a Serbia en julio de 1914, que condujo al comienzo de la Primera Guerra Mundial. Y al igual que las imposibles demandas hechas a Milosevic en 1999 y a Saddam Hussein en 1991 y 2003, y tantas otras veces cuando Washington quería una guerra. Estas demandas imposibles son herramientas bélicas y no pasos hacia la paz.
El secretario Pompeo se encarnizó contra Irán. Los principales medios de comunicación se encarnizaron contra Irán. Trump se encarnizó contra Irán. Pero luego pasó algo extraño: nada. Los iraníes anunciaron que seguirían comprometidos con la diplomacia y que continuarían cumpliendo su parte del acuerdo nuclear si los europeos y otros socios estaban dispuestos a hacer lo mismo. A continuación, funcionarios iraníes y europeos entablaron contactos desafiando a Washington con la esperanza de preservar las relaciones comerciales emergentes mutuamente beneficiosas.
Washington respondió al desaire europeo amenazando con sanciones secundarias a las empresas europeas que continuaran haciendo negocios con Irán, que según se había comprobado repetidamente cumplía con su parte del trato. Cualquier relación europea independiente con Irán sería castigada, amenazó Washington. Pero luego, otra vez, muy poco ha sucedido.
En lugar de unirse al bando de Washington, la canciller alemana Angela Merkel hizo dos viajes a Rusia en mayo en busca de lazos más estrechos y una forma de avanzar con respecto a Irán.
Rusia y China fueron nombradas como nuestros principales enemigos en la última Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, pero ambos países se beneficiarán de la retirada unilateral de Estados Unidos del acuerdo con Irán. Cuando la compañía petrolera francesa Total se asustó con las amenazas de Washington y se retiró de Irán, una empresa china tomó su lugar.
Parece que el mundo se ha cansado de las amenazas neoconservadoras de Washington. Irónicamente, los chinos “comunistas” parecen entender mejor que Estados Unidos que en el capitalismo no hay que amenazar a los clientes. Mientras Estados Unidos amenaza, sanciona y prohíbe las relaciones económicas, sus adversarios en el extranjero están ocupados cosechando los beneficios del aislacionismo real de Estados Unidos.
Si la reunión cancelada del presidente Trump con Kim Jong-Un de Corea del Norte permanece cancelada, Corea del Norte y Corea del Sur demostraron que continuarán con sus esfuerzos de pacificación. Como si Washington ya no fuera relevante.
A menudo he hablado de las consecuencias no deseadas de nuestra agresiva política exterior. Por ejemplo, la invasión de Irak por el presidente Bush sólo ayudó a Irán (nuestro “enemigo”) a adquirir mayor dominio en Oriente Medio. Pero parece que están surgiendo nuevas consecuencias, y para los neoconservadores deben ser muy imprevistas: a pesar de toda su belicosidad, amenazas, demandas, sanciones e incluso bombas, el resto del mundo simplemente ignora cada vez más las demandas de Washington y sigue adelante con sus propios asuntos.
Aunque me sorprende un poco esta evolución, como libertario y no intervencionista acojo con satisfacción la creciente irrelevancia de los intervencionistas de Washington. Tenemos una filosofía mucho mejor y debemos esforzarnos por promoverla para que finalmente pueda ser probada después de que el fracaso neoconservador sea obvio para todos. ¡Ésta es nuestra gran oportunidad!
Ron Paul, 28 mayo 2018