Un Banco sumamente Impopular – por Jose Francisco Fernández Bullón

 

Conforme la farsa sangrienta o la matanza planificada que es la guerra en Ucrania se aproxima a su clímax los soldados y ciudadanos rusos y ucranianos parece que despiertan de su letal letargo y descubren que son las víctimas sacrificiales de sus dirigentes satánicos. Muchos de ellos se están concienciando de que no les queda más remedio, si quieren sobrevivir, que tomar sus parlamentos por asalto.

Hace meses que sabemos que tanto los soldados como los mercenarios ucranianos se enfrentan a una muerte segura cuando son enviados prácticamente maniatados al frente sin la formación o el entrenamiento adecuados. Numerosos combatientes son secuestrados en plena calle o arrancados de sus apartamentos y forzados a luchar contra su voluntad.

Parece que los soldados de la brigada 127, que está siendo masacrada en la ciudad de Bakhmut , acaban de amotinarse y han emitido una declaración contra los altos mandos ucranianos, y por lo tanto contra Zelensky, acusándolos de haberlos arrojado a lo que denominan “La picadora de carne”. O sea que los han enviado al matadero como si fueran filetes de ternera que se arrojan a una parrilla. Esto no tiene nada de extraño; para los gobernantes globalistas la humanidad entera no es otra cosa que ganado. Que es lo que son por cierto los gentiles para los talmudistas.

Dichos soldados se han concienciado finalmente de que el gobierno ucraniano no tiene el menor interés en preservar sus vidas, sino que aspira a asesinar al mayor número posible de sus soldados.

Por otra parte, según afirma Rolo Slavskiy, el gobierno ruso no tiene intención de iniciar un nuevo ataque contra Ucrania de momento y está dispuesto a aceptar que sea el gobierno ucraniano quien decida el ritmo de la guerra en el futuro.

Está muy claro que ambos gobiernos se proponen dejar la guerra en punto muerto (nunca mejor dicho) el mayor tiempo posible.  Quizás están esperando que estalle de una vez la tercera guerra mundial que no termina de estallar.

Los generales rusos están pues sacrificando, al igual que los ucranianos, a sus soldados en una guerra inútil y son los títeres de los banca globalista y satánica. La cuestión es cuántos ciudadanos rusos y ucranianos de ambos países están dispuestos sacrificar a Moloch. ¿A dos millones, cuatro millones, diez millones? Esa es la única incógnita en lo referente a esta absurda guerra que habría que despejar.

El único batallón ruso no controlado por los globalistas puede que sea el Grupo Wagner al que se acusa de ser filo nazi o ultra derechista. Todo el que defiende la soberanía y la independencia de su nación o su pueblo, que se resiste a que le inyecten una sustancia letal denominada vacuna o que no desea que mutilen y castren a su hijo es automáticamente calificado de ultra derechista.

Las noticias que nos llegan del Grupo Wagner son en cualquier caso sumamente contradictorias y y aunque su patriotismo sea sincero y sus acciones gocen de cierta independencia frente a los globalistas parece que por encima de todo le rinden un insano culto a la violencia y la fuerza bruta. Su nombre tan germánico nos llama, sin embargo, la atención. Si algo necesita Europa es una alianza entre las naciones rusa y alemana.

Quizás sea Alexei Navalny el presidente que el pueblo ruso necesita en estos tiempos desquiciados y convulsos, su cautiverio desde luego dice mucho en su favor.

La guerra en Ucrania parece ser una de las formas por medio de las cuales los banqueros Illuminati pretenden reducir la población mundial, las otras serían la campaña de vacunación contra la falsa pandemia y la hambruna mundial en ciernes que están cocinando en sus gabinetes secretos o en sus logias a la manera de la cocinera de espíritus Marina Abramovich, galardonada no hace mucho con el premio Princesa de Asturias de las Artes “Culinarias”. Con cocineras como ésa me temo que dentro de poco no tendremos qué comer como no sea que nos comamos los unos a los otros.

Algunos miembros de la prensa alternativa sumamente ilusos pretenden hacernos creer que está surgiendo un orden multipolar y se congratulan de la caída del dólar y del imperio norteamericano, sólo que tal imperio jamás existió. El imperio estadounidense nunca fue otra cosa que la máscara o pantalla de la banca globalista satánica dirigida por los Rothschild y de la misma manera que Zelensky sacrifica a los ucranianos a Moloch o Putin a los rusos, los dirigentes norteamericanos sacrificaron a los soldados estadounidenses en países como Vietnam en una derrota pactada de antemano.

Es preciso señalar que el Secretario de Defensa Estadounidense, Robert McNamara, prohibió a su Fuerza Aérea que atacara el 90 por ciento de los objetivos estratégicos que ésta solicitó atacar. Cuando dejó el Departamento de Defensa, fue, por cierto, nombrado presidente del Banco Mundial.

Como nos revela James Perloff en la página web cuyo vínculo proporciono más abajo.

“Los soldados estadounidenses tenían órdenes de no disparar primero a los combatientes enemigos, sino de esperar hasta que estos les dispararan. Los camiones a más de 200 metros de la ruta Ho Chi Minh (por la que los comunistas enviaban suministros al sur) no podían ser bombardeados; advertidos de la aproximación de aviones estadounidenses detectados por radar, los camiones simplemente se apartaban del camino y reanudaban su viaje una vez que las bombas ya habían caído”.

Vietnam: How the War, the Defeat, and the Revolution at Home Were Orchestrated

 

Está muy claro que el objetivo que perseguían los globalistas masones al obligar a los Estados Unidos a declararle la guerra a los vietnamitas no era otro que desprestigiar a la nación norteamericana ante la opinión pública a fin de facilitar a la larga la creación del gobierno mundial luciferino que ahora pretenden instaurar con la ayuda de la Organización Mundial no de la Salud sino de la Enfermedad.

 

Por último le proporciono al lector un detalle sumamente significativo que revela el repugnante maquiavelismo de los líderes masones, fue la OSS, precursora de la CIA, quien entrenó al ejército comunista de Ho Chi Minh y le proporcionó las armas que utilizó en su guerra contra los franceses.

Que Arabia Saudita haya decidido utilizar el yuan en vez del dólar como moneda de cambio en sus transacciones comerciales no significa nada, ambas monedas son la misma moneda falsa y a los dirigentes saudíes no les importa otra cosa que conservar su poder, su estatus y sus grifos de oro, así que si el estado independiente y corporativo de la City de Londres ha decidido favorecer a la China Comunista, ellos simplemente se limitan a hacer lo mismo.

Sería difícil probar de forma documental los vínculos entre la banca Rothschild y el Banco Central Chino pues se trata de un secreto que guardan muy celosamente, pero no cabe duda de que existen. ¿Porqué habían de financiar los banqueros Iilluminati, iluministas o deslumbrados que no deslumbrantes el desarrollo chino y el subdesarrollo estadounidense si no fuera por qué controlan las instituciones financieras de aquel país? No sabemos si esos satanistas fosforescentes pretenden convertir a China en el país hegemónico o aspiran establecer un equilibrio de poderes entre las grandes naciones y enfrentarlas perpetuamente de forma que ellos sigan detentando el control. Quizás no sepan lo que quieren o quieran una cosa un día y otra diferente al siguiente con esa volubilidad característica del tirano o del monstruo. Pero parece ser que han decidido destruir por la razón que sea a Estados Unidos, un país en el que reina gracias a sus intrigas el más absoluto caos.  Quizás deseen castigarlo por jactarse durante tanto tiempo de ser un país verdaderamente libre, cosa que se ha demostrado que nunca o casi nunca lo fue. En cualquier caso China constituye el modelo social o antisocial que desean exportar a todo el mundo. En realidad ya lo han hecho. En Occidente somos tan idiotas que todavía nos creemos libres.  No sé cuántas libertades hemos perdido en el curso de una década, pero sé que nos quedan muy pocas.

Hay muchos, demasiados, que ignoran que Mao Tse-Tung estudió en la Yale Divinity School, una institución financiada por los Rothschild para fomentar el comunismo en dicho país. No es difícil imaginar a qué divinidad se referían cuando le dieron semejante nombre a la desalmada Alma Mater de Mao.

La Yale Divinity School, que no tenía nada de divina, pero sí mucho de satánica, era una especie de sucursal de la Universidad de Yale norteamericana, allí donde la macabra y masónica organización” Skull and Bones” tenía y tiene su sede.

George Bush el primer representante diplomático de EEUU en la China Comunista era miembro de la misma, así como su padre, su hermano, su hijo, su tío, su sobrino y unos cuantos primos más.

El banco o mejor dicho los bancos de los Rothschild fueron la primera institución bancaria que estableció relaciones con China tras la revolución comunista que, por ciento, sin la menor duda financiaron. Los Rothschild y los capitalistas Rockefeller siguieron invirtiendo en la comunista China durante la década de los setenta y los ochenta y según algunos los Rothschild tomaron el control del Banco Popular de China definitivamente en 1982. Yo creo, sin embargo, que siempre lo tuvieron. Allí donde hay un banco central se proyecta la alargada sombra de esa dinastía en la sombra o sombría.

Estados Unidos, Rusia y China están en las garras de la Mafia Jázara. Elvira Nabiullina, la presidenta del Banco Central Ruso, es la secretaria del patriarca de los Rothschild y lo mismo se puede decir de los gestores del Banco Popular de China que no tiene nada de popular. Es un banco sumamente impopular.

Lo que está claro es que el Banco Central de China no le pertenece, a pesar de su nombre, al pueblo chino ni a ningún otro. Es simplemente el banco de satanás

No cabe esperar que surja un orden justo o multipolar en el mundo mientras los Rothschild y sus adlátares sigan controlando las finanzas mundiales y no se vean desplazados de sus puestos directivos en la sombra por una insurrección general.

Jose Francisco Fernández Bullón, 15 de abril de 2023

Publicado originalmente en Red Internacional

 

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