DOSSIER: El destino presidencial roto de JFK Jr. ¿La «maldición Kennedy» de Israel? – por Laurent Guyénot

 

El 16 de julio de 1999, John Fitzgerald Kennedy Junior volaba en su Piper Saratoga II privado, con su esposa Carolyn Bessette y su cuñada Lauren Bessette. Tenía que dejar a Lauren en Martha’s Vineyard y volar con Carolyn a Hyannis Port para la boda de su primo, Rory Kennedy, al día siguiente. A las 9:39, cuando se aproximaba al aeropuerto de Martha’s Vineyard, John pidió por radio a la torre de control instrucciones para el aterrizaje, sin dar señales de tener dificultades. A las 21:41, los testigos oyeron y vieron una explosión en el cielo, en el preciso momento en que el avión de John se precipitaba repentinamente al océano a la velocidad registrada por el radar de 4.700 pies por minuto. Al día siguiente, se encontraron trozos de equipaje del avión flotando a casi tres kilómetros del punto del último contacto con el radar.

Las operaciones de búsqueda y recuperación fueron llevadas a cabo por la Fuerza Aérea y la Marina bajo condiciones de seguridad nacional, con información controlada desde el Pentágono. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) concluyó su investigación once meses después y anunció como «causa probable» del accidente aéreo «la incapacidad del piloto de mantener el control del avión», siendo «la bruma y la oscuridad de la noche» posibles factores. Los medios de comunicación corporativos amplificaron la implicación de que John era un piloto inexperto e imprudente que ignoró las peligrosas condiciones meteorológicas y que es culpable de su propia muerte y de la muerte de su esposa y su cuñada.

Pero se han ocultado muchos hechos y testimonios incompatibles con esa historia, mientras que algunos hechos convenientes parecen haber sido fabricados. Investigadores independientes han encontrado suficientes omisiones y contradicciones en la narrativa oficial y dominante como para plantear las preguntas: ¿Fue JFK Jr., de hecho, asesinado? ¿Fue asesinado por la misma cábala que había matado a su padre 36 años antes, y por el mismo motivo que su tío Bobby 5 años después: sus planes de conquistar la Casa Blanca y llevar a los asesinos de su padre ante la justicia? (Sobre los asesinatos de JFK y RFK, lea mi artículo ¿Asesinó Israel a los Kennedy?). Examinaré las pruebas de juego sucio y encubrimiento en la muerte de JFK Jr. en la segunda parte de este artículo. En esta primera parte, veamos si podemos establecer las dos cosas siguientes:

1) A los 39 años, John había tomado la decisión de lanzar su carrera política buscando un mandato electoral en el Estado de Nueva York, y estaba a punto de anunciarlo públicamente. También había expresado a sus amigos su ambición de llegar finalmente a la presidencia. Dada su personalidad y su popularidad, tenía muchas posibilidades de lograrlo en menos de 20 años. Siendo realistas, podría haber llegado a la presidencia de Estados Unidos en 2008 o 2016.

2) Criado en el culto a su padre, John se había interesado mucho por las «teorías de la conspiración» sobre su muerte al menos desde el final de su adolescencia. Sus conocimientos se profundizaron en la treintena, le hicieron consciente de los encubrimientos del Estado y los medios de comunicación en otros asuntos, y le motivaron a publicar, ocho meses antes de su muerte, un artículo de portada de Oliver Stone, director de la rompedora película JFK, titulado «Nuestra historia falsificada».

Si esas dos cosas pueden ser probadas —y lo serán— deben estar conectadas. La búsqueda de John de la verdad sobre el asesinato del presidente Kennedy no puede separarse de su ambición política de recuperar la Casa Blanca, como tampoco podía hacerse en el caso de su tío Bobby, quien, como ha demostrado David Talbot (Brothers: The Hidden History of the Kennedy Years, Simon & Schuster, 2007), planeaba reabrir la investigación sobre el golpe de Dallas mientras hacía campaña por la presidencia en 1968. Son las dos caras de un mismo destino. El heredero y el vengador son la misma persona. Por lo tanto, la profunda red de poder que había decidido eliminar a Bobby en el umbral de la Casa Blanca tenía todos los motivos para tomar la misma decisión con respecto a John Junior.

Es cierto que John Junior probablemente aún no estaba preparado para la presidencia, aunque algunos, como Pierre Salinger, creían que se habría presentado a las elecciones presidenciales de 2000. Pero, por otra parte, por muchas razones, era un candidato más natural que RFK, con más potencial. Si había que detenerle, ¿no tenía sentido hacerlo antes de que hiciera públicas sus ambiciones políticas? Julio de 1999 era el momento adecuado; después, el motivo sería más difícil de ocultar. Incluso para los estadounidenses con el cerebro lavado por los medios de comunicación, un segundo heredero de JFK asesinado camino de la Casa Blanca sería difícil de digerir. Por no mencionar el hecho de que dejar vivir más tiempo a JFK Jr. sería correr el riesgo de que viniera al mundo un JFK III: más problemas en perspectiva. De hecho, es posible que Carolyn estuviera embarazada cuando murió junto a su marido.

PARTE I: EL HEREDERO Y ASPIRANTE A VENGADOR

JFK Jr. y el legado de Camelot

John Junior nació literalmente con la presidencia de Kennedy, precisamente 17 días después de que su padre ganara las elecciones. Desde el minuto en que llegó a este mundo, estuvo en el punto de mira nacional. A medida que los estadounidenses le veían crecer en la Casa Blanca, desarrollaban un gran afecto por él, lo que no disgustó a su padre. Mientras Jackie intentaba mantener a los fotógrafos alejados de sus hijos, «JFK tenía otro punto de vista», recuerda Pierre Salinger, Secretario de Prensa del Presidente Kennedy. Cada vez que Jackie se ausentaba, «se ponía en contacto conmigo y me decía que había llegado el momento de que los medios consiguieran unas fotos maravillosas de John Jr. y Caroline en su despacho de la Casa Blanca. Hice que Jacques Lowe, que había sido contratado como fotógrafo de los Kennedy, hiciera esas fotos»[1].

El pequeño «John John» cumplió tres años el día del funeral de su padre, y rompió el corazón del mundo cuando saludó solemnemente el féretro de su padre. Aquella imagen icónica encapsuló el dolor de una nación e imprimió en millones de estadounidenses el sueño de verle reclamar algún día el Despacho Oval. Para la psique colectiva estadounidense, los Kennedy representaban la realeza, y JFK Jr. era el heredero legítimo al trono. Era, escribió el New York Daily News al día siguiente de su muerte, el «carismático príncipe heredero de la familia real de Estados Unidos»[2]. «Era lo más parecido que teníamos a un príncipe heredero», dice Chris Cuomo en I am JFK Jr.

Los Kennedy no alcanzaron ese estatus real simplemente comprando cobertura mediática. Lo conquistó el patriarca Joe Kennedy, cuya filosofía ha plasmado muy bien Laurence Leamer en su gran libro Sons of Camelot: The Fate of an American Dynasty (2005). Joe Kennedy, escribe:

«creía que en cada generación unos pocos hombres poderosos eran los líderes legítimos de su generación. Pensaba que él y sus hijos formaban parte de esta aristocracia natural. … Joseph P. Kennedy creó una gran cosa en su vida, y fue su familia. Con una perspicacia tan grande como su riqueza, y un propósito sin límites, construyó una familia de hijos que buscaban alcanzar la cima de la vida política americana. … Joe sabía que había logrado tanto en América gracias a la libertad y las oportunidades. Creía que los hijos de privilegiados y ricos tenían la obligación de servir a su país y devolver algo de la generosidad que habían heredado. Joe enseñó que la sangre mandaba y que debían confiar los unos en los otros y aventurarse en un mundo peligroso, lleno de traiciones e incertidumbre, regresando siempre al santuario de la familia. Sus hijos adoptaron parte de la estructura psicológica de Joe, el sentido de vidas sin límites y ambiciones sin restricciones»[3].

Tras la muerte de su padre, su tío Bobby desempeñó el papel de padre sustituto para John Jr. y su hermana Caroline. Cuando Bobby fue asesinado a su vez en junio de 1968, Jackie dijo: «Si están matando Kennedys, mis hijos son los objetivos número uno. Quiero irme de este país»[4]. Se casó con el magnate naviero Aristóteles Onassis, cuyos activos incluían un cuerpo de seguridad de setenta y cinco miembros, equipado con ametralladoras.

Jackie quería que su hijo creciera sabiendo quién era su padre. Ya en 1967, escribe el biógrafo Christopher Andersen en The Good Son:

«Jackie se aseguró de que John estuviera constantemente expuesto a la gente que mejor conocía a John [Presidente Kennedy], desde viejos amigos como Red Fay, Chuck Spalding, Oleg Cassini, Bill Walton, y su omnipresente compañero Dave Powers hasta incondicionales de la Nueva Frontera como Pierre Salinger, Theodore Sorensen, y Arthur Schlesinger Jr. Estas eran las personas ‘que conocían bien a Jack y las cosas que a Jack le gustaba hacer’. Mientras estuvieran cerca, razonó, ‘cada día John iría conociendo a su padre’»[5].

Y así, aunque John difícilmente podría haber guardado verdaderos recuerdos personales de su padre, estaba constantemente, por así decirlo, impregnado de su memoria: «Siempre que venía otro niño de visita», escribe Andersen, «preguntaba inevitablemente: ‘¿Quieres oír a mi padre? Entonces se volvía hacia una pequeña pila de discos y seleccionaba uno para ponerlo»[6]. En 1972, Jackie pidió a Pierre Salinger que se reuniera con ella y sus hijos durante un mes: «Quiero que pases una hora u hora y media al día con John Jr. y Caroline y les expliques todo lo que hizo su padre». Y así lo hizo Salinger[7]. El ansia de John por obtener información sobre su padre nunca se vio saciada. Su amigo y biógrafo francés Olivier Royant cuenta que, cuando dirigía su revista George, John contrató a Jacques Lowe, fotógrafo oficial de JFK, y no dejó de interrogarle sobre su padre durante horas[8].

Incluso el irresistible anhelo de John por volar, a pesar de las súplicas de su madre para que no lo hiciera, puede remontarse posiblemente a su infancia, «cuando él y su madre contemplaban cómo el helicóptero de papá despegaba del Jardín Sur en 1962», o lo veían reaparecer desde el cielo. Cuando Nanny Shaw anunció al pequeño John en la mañana del 23 de noviembre de 1963: «John, tu padre se ha ido al cielo a cuidar de Patrick [el tercer hijo de JFK y Jackie, que no sobrevivió a su primer mes]», John preguntó: «¿Se llevó papá su gran avión con él?». «Sí», respondió ella. «Me pregunto», dijo John, «cuándo volverá»[9]. Significativamente, John dio a su primer avión privado la matrícula N529JK, una referencia al 29 de mayo, día del cumpleaños de su padre.

¿Pretendía John seguir los pasos de su padre en la política? escribe John Quinn, investigador pionero sobre su misteriosa muerte:

«Comprometido con el legado de su imponente padre, nunca hubo ninguna duda sobre hacia dónde se dirigía John F. Kennedy Jr. ¿Hay alguna duda sobre el hecho de que era sólo cuestión de tiempo antes de que reivindicara el legado de su padre? Cualquiera que afirme que nunca lo sabremos realmente, no sabe nada sobre John F. Kennedy Jr.»[10].

No sabemos en qué momento de su vida John asumió plenamente esa responsabilidad. Pero lo cierto es que la idea ya le rondaba por la cabeza cuando presentó a su tío Teddy en la convención demócrata de 1988. Como millones de estadounidenses, Salinger estaba «muy entusiasmado con ese discurso»:

«Llevé a John Jr. a reunirse a solas conmigo durante varias horas. Le dije que este discurso demostraba claramente que debía empezar a pensar en dedicarse a la política. Me dijo que le interesaba, pero que aún era demasiado joven. Me dijo que tenía la idea de dedicarse a la política en el próximo siglo»[11].

Jackie, el espíritu que guiaba la vida de John, veía definitivamente a su hijo como el abanderado de Camelot. En su última carta antes de morir de linfoma en 1994, escribió: «Tú, especialmente, tienes un lugar en la historia»[12]. Según el historiador presidencial Doug Wead, entrevistado en la película I am JFK Jr., Jackie «sabía en su corazón que, algún día, las estrellas se alinearían y él sería presidente». «Mi madre en cierto modo me presionó para que me metiera en política», dijo John a Lloyd Howard en 1997. «Ella esperaba que siguiera los pasos de mi padre, y por supuesto que lo haré. Pero no creo que sea el momento adecuado todavía»[13].

En 1995, John lanzó su revista política George. Bajo una apariencia de superficialidad, abordaba temas controvertidos de política profunda que reflejaban los intereses de John. Su viejo amigo Robert Littell escribió, en The Men We Became: My Friendship with John F. Kennedy Jr. (St. Martin’s Press, 2004): «George también fue una oportunidad para que John construyera una plataforma desde la que posiblemente podría pasar a la vida política». Después de todo, su padre también había hecho carrera en el periodismo antes de entrar en política. George fue también un medio para que John interactuara con actores y pensadores políticos.

John no evitó dar a conocer su interés por el legado de su padre. En la portada de George de septiembre de 1996 aparece Drew Barrymore encarnando a Marilyn Monroe con el pie de foto: «Feliz cumpleaños, señor Presidente», una obvia —y, para algunos, indecente— referencia a la actuación de Marilyn ante JFK en el Madison Square Garden en 1962. En octubre de 1997, con motivo del 35 aniversario de la Crisis de los Misiles de Cuba, John viajó a Cuba para reunirse con Fidel Castro (la entrevista que había deseado no se materializó, pero Castro le invitó a cenar y a bañarse en la Bahía de Cochinos, y se rumorea que Castro le dio su opinión sobre la muerte de su padre)[14].

El interés de John por la presidencia también tuvo gran repercusión en George, sobre todo en la recurrente sección «Si yo fuera presidente», en la que se pedían sugerencias a diversas personalidades. Para el número de octubre de 1998, por ejemplo, Tony Brown, autor de Empower the People: A 7-Step Plan to Overthrow the Conspiracy That Is Stealing Your Money and Freedom, declaró que, si fuera presidente, derogaría la Ley de la Reserva Federal de 1913.

Los planes de John en 1999

En 1999, a los 39 años, John intentaba vender su revista. Tenía nuevos planes. Según Gary Ginsberg, un estrecho colaborador que estuvo con John la noche antes de morir, «Esa última noche estaba muy concentrado en dos cosas: encontrar un comprador para George y su futuro político»[15]. Christopher Andersen escribe en su biografía The Good Son:

«Quienes le conocían tenían pocas dudas de que John estaba a punto de tener un brillante futuro político. Era probablemente un político más natural que cualquiera de los otros Kennedy», dijo David Halberstam, «y eso incluye a su padre. John tenía todas las papeletas para convertirse en una superestrella política, una vez que decidiera que eso era lo que quería».

En julio de 1999 tomó una decisión. Sus amigos más cercanos han declarado que se disponía a presentarse a una contienda electoral. Pierre Salinger, que le conocía bien, declaró a la radio francesa Europe 1, el 19 de julio de 1999:

«Sentí que en el próximo año John Junior también se convertiría en político. Es mi punto de vista. Y con otras personas, pensábamos que iba a ser candidato demócrata para las próximas elecciones presidenciales»[16].

Lo más plausible es que John Jr. hubiera empezado por buscar un cargo político en el estado de Nueva York, donde vivía desde 1963. Amaba Nueva York, y Nueva York le amaba a él. Una encuesta privada de 1997 situaba a JFK Jr. como el «demócrata más popular» de Nueva York, con un 65% de aprobación entre sus compañeros demócratas[17]. John tenía varias opciones. Una que excluyó fue la de alcalde de Nueva York. Su ayudante en George, RoseMarie Terenzio, cuenta que cuando el senador neoyorquino Al D’Amato le sugirió que se presentara a alcalde, John se rió. Cuando Terenzio le preguntó después si alguna vez lo consideraría:

«Me dijo: ‘Bueno, Rosie, ¿cuántos alcaldes conoces que hayan llegado a ser presidentes? Me quedé tan sorprendida que no dije nada. Luego sonrió como diciendo: ‘Ese no es el camino a seguir, ya veremos qué pasa’»[18].

Terenzio también hizo el siguiente comentario al sitio web de noticias TheWrap:

«Creo que se habría presentado a presidente. Pensaba que se habría presentado en 2008. Anoche cené con un amigo de George que pensaba que por alguna razón habría esperado a 2016. Tendría 56 años»[19].

Según Gary Ginsberg, estrecho colaborador de JFK Jr. en George:

«Había estado pensando en presentarse como candidato al Senado de Nueva York incluso tuvo reuniones al respecto esa primavera, pero en julio había llegado a la conclusión de que centraría su atención en presentarse a gobernador de Nueva York en 2003. Por temperamento e interés, creo que John se dio cuenta de que estaba mucho más preparado para ser gobernador que legislador. Sabía, por haber dirigido George, que podía ser un inspirador y fuerte jefe ejecutivo de un estado, marcando el tono del gobierno y dirigiendo con éxito una operación compleja. Esa idea le resultó muy atractiva en algún momento del verano. Si los astros se hubieran alineado en los dos años siguientes, estoy convencido de que habría seguido ese camino»[20].

Otros en el entorno de John creían que estaba a punto de entrar en la carrera por el escaño del Senado que Daniel Moynihan, antiguo ayudante del presidente Kennedy, iba a dejar vacante en 2000. Se trata del escaño que Bobby Kennedy había ocupado de 1964 a 1968. El 19 de julio de 1999, el periodista Joel Siegel, del New York Daily News, entrevistó a dos amigos anónimos de JFK Jr. que afirmaron «creer que algún día se habría presentado a las elecciones». «A principios de este año, en uno de los secretos mejor guardados de la política estatal, Kennedy consideró buscar el escaño del senador retirado Daniel Moynihan (D-N.Y.) en el 2000, según confirmaron ayer sus amigos». El Presidente Demócrata John Marino, también citado en el artículo de Siegel, no creía que se hubiera presentado para el escaño del Senado, pero tenía pocas dudas de que, si lo hubiera hecho, «Habría sido ‘Adiós, cualquier otro’. Este es un tipo al que todo el mundo reconocía que habría tenido cualquier nominación que pidiera’»[21].

Christopher Andersen apoya la opinión de que, tras consultar con los líderes demócratas, John se había decidido por el Senado. Chocaba con el plan de Hillary Clinton. Los Clinton, que dejarían la Casa Blanca en enero de 2001, estaban a punto de comprar una casa en Chappaqua, Nueva York, y Hillary se preparaba para presentarse al Senado como trampolín hacia la presidencia.

«Al final, John seguía convencido de que su mejor oportunidad era optar al escaño de Moynihan en el Senado. Hillary Clinton había dudado en entrar en la carrera en gran parte porque temía que John, que estaba siendo promocionado entre bastidores como su principal rival para la nominación, sería un enemigo formidable. John era a la vez el heredero de la magia Kennedy y el «hombre vivo más sexy» de People, así como un neoyorquino consumado, residente en la ciudad desde los tres años. Aunque Nueva York no tenía requisitos de residencia, Hillary, que nunca había pasado más de unos pocos días en Nueva York, sería tachada casi con toda seguridad de «carpetbagger». … Ya en el verano de 1999, Hillary se preocupó activamente por JFK Jr. y buscó garantías de los funcionarios estatales del partido de que no sería una entrada de última hora en la carrera. … A principios de julio, Hillary finalmente dio el paso y anunció formalmente su candidatura. Pero seguía preocupada por la posibilidad de que John decidiera presentar su candidatura. Y resultó que tenía razón. John estaba más seguro que nunca de que podría derrotarla fácilmente en las urnas. Creía que Hillary era vulnerable no sólo por el asunto de Monica Lewinsky, la posterior destitución de su marido y una serie de escándalos que se estaban gestando en la Casa Blanca de Clinton, sino sobre todo porque simplemente no tenía ninguna conexión con el estado que él amaba. Como Hillary había temido, el joven Kennedy planeaba sacar mucho partido de la condición de «carpetbagger» de Hillary. «Espera a que llegue», le dijo John a su amigo Billy Noonan. ‘Le van a dar en la cabeza’. Iba a poner a Noonan al corriente de los detalles de su próxima campaña para el Senado de los EE.UU. cómo y cuándo pensaba hacer el anuncio, qué consejos estaba recibiendo del tío Teddy, los apoyos y respaldos que ya estaba consiguiendo cuando todos se reunieran en Nantucket para celebrar el quinto aniversario de boda de Noonan, el 16 de julio. Luego irían a la boda de su primo Rory en Hyannis Port. Si, por supuesto, todo salía según lo previsto»[22].

Andersen se basa en el testimonio del viejo amigo de John, Billy Noonan, autor en 2006 de Forever Young: My Friendship with John F. Kennedy, Jr. (Viking Press). Esto es precisamente lo que escribe Noonan, refiriéndose a la última conversación telefónica que mantuvo con John, con quien debía reunirse el 16 de julio:

«Había estado haciendo vagas referencias por teléfono sobre cerrar cosas y ponerlas en marcha. Durante la semana anterior a nuestra cena de aniversario, me dijo que tenía algo urgente de lo que hablar, pero con oídos curiosos en la oficina, John se mostró cauto. Hablaremos de ello este fin de semana’. … Le pregunté ahora qué pasaba con aquella encuesta [de 1997], para reírme de cómo la prensa estaba presionando para que Hillary Clinton sustituyera a Moynihan. Espera a que llegue’, dijo John. Le van a dar en la cabeza’. Estaba dentro»[23].

Esta es la única mención de Noonan a la intención de John de presentarse al Senado. Por un lado, no es gran cosa. Por otro, debe tomarse muy en serio, viniendo de uno de los amigos más íntimos de John. Dada la importancia del asunto, no cabe duda de que Noonan sopesó cada palabra que escribió. Uno tiene la impresión de que quería decir lo que sabía para que constara en acta, pero se sintió contenido para no decirlo con demasiada claridad, incluso cuando insinuó que John era consciente de que sus conversaciones telefónicas estaban intervenidas el día antes de morir. En su artículo de 2009, Wayne Madsen cita a un anónimo «amigo íntimo del difunto John F. Kennedy, Jr.» (que podría ser Billy Noonan), quien dijo que JFK Jr. «estaba a punto de anunciar su candidatura al Senado de EE.UU. por Nueva York». Kennedy era muy consciente de su vulnerabilidad y contrató a un equipo de seguridad personal justo antes de anunciar su candidatura al Senado[24].

Noonan y Andersen no son los únicos que piensan que John estaba alterando los planes de Hillary. Andrew Collins escribe:

«Acercándose al final de dos mandatos en la Casa Blanca, los Clinton empezaron a preparar su futuro político. Centraron su atención en desarrollar a Hillary como política (a pesar de que no tenía experiencia real), y en vender influencia mientras la tenían -comprar ahora, pagar después-, pagadera a lo que se convertiría en ‘La Fundación Clinton’. Hillary se negó a volver a Arkansas, y sugirió la compra de una casa en Nueva York que le permitiría presentarse como candidata al Senado en las próximas elecciones. Sólo había un obstáculo… JFK Jr. había entrado en la escena política. Nueva York vibraba con la noticia de que JFK Jr. reclamaba el legado de su padre. Un trozo de Camelot seguía vivo en América, y los donantes empezaron a hacer cola. Sabía que nunca podría derrotar al hijo de JFK en Nueva Inglaterra»[25].

Después de repasar todos esos testimonios, creo que no se puede llegar a ninguna certeza sobre el plan inmediato de John, aparte de que estaba en los albores de un brillante futuro político y que tenía varias opciones en el Estado de Nueva York. Si creemos a Noonan —y por qué no habríamos de hacerlo—, entonces Laurence Leamer, autor de Sons of Camelot: The Fate of an American Dynasty (HarperCollins, 2011) tiene razón cuando escribe que «John observó con creciente consternación cómo Hillary se insinuaba sutilmente en lo que él consideraba su Estado»[26]. Es fácil adivinar que, en cambio, Hillary veía a John como un rival serio, a nivel estatal a corto plazo, y a nivel nacional a largo plazo. No tenía ninguna posibilidad si John se cruzaba en su camino, y eso era seguro que ocurriría tarde o temprano.

Es cierto, como objetan algunos autores, que John nunca atacó frontalmente a los Clinton en su revista George, quizá por lealtad demócrata. Pero uno de los últimos números de George que él mismo supervisó (abril de 1999) fue hostil a la candidatura de Hillary al Senado, publicando en portada: «Por qué Hillary no será senadora». En abril de 1996, la portada tenía: «Por qué las mujeres abandonarán a Hillary». Pero con John fuera del camino, Hillary ganó el escaño y, preocupantemente, el número de noviembre de 1999 de George contenía una entrevista exclusiva suya, junto con —en trágica ironía— un artículo sobre «Cómo Bobby Kennedy sedujo a Nueva York».

JFK Jr. Como teórico de la conspiración  

Pasemos a la siguiente pregunta: ¿cuán dedicado estaba John a llegar al fondo del asesinato de su padre?

Según testimonios de sus amigos, John Junior estaba atormentado por la muerte de su padre y era un gran conocedor de las investigaciones independientes que contradecían el Informe Warren. En 1999, no era un recién llegado a las teorías conspirativas sobre JFK; su búsqueda de la verdad había comenzado ya a finales de la década de 1970. Su antigua novia del instituto Meg Azzoni, en su libro autopublicado, 11 cartas y un poema: John F. Kennedy, Jr. y Meg Azzoni (2007), escribe que cuando era adolescente, JFK, Jr. cuestionaba la versión oficial de la muerte de su padre: «Su búsqueda sincera era desenmascarar y llevar a juicio a quien mató a su padre, y lo encubrió»[27].          Don Jeffries, autor de Hidden History (Historia oculta), afirmó que «otro amigo del círculo íntimo adulto de JFK, Jr., que pidió muy firmemente permanecer en el anonimato, verificó que, en efecto, estaba bastante informado sobre el asesinato y que a menudo hablaba de ello en privado»[28]. JFK Jr., dijo Jeffries en una entrevista radiofónica, estaba en «una búsqueda shakesperiana», «para vengar la muerte de su padre», como el joven Hamlet[29].

John es el unico Kennedy que ha mostrado una seria determinación para perseguir esta verdad, ademas de su tio Bobby. Y tomó el riesgo de hacer público su interés en octubre de 1998, cuando lanzó un especial «Conspiracy Issue» de la revista George, que incluía un artículo de Oliver Stone titulado «Nuestra Historia Falsificada», presentado en la portada como «¡Paranoico y Orgulloso de Serlo!».

En un artículo publicado en 2009, el periodista Wayne Madsen afirmaba que, dos semanas después de la muerte de John, «tenía previsto reunirme con Kennedy en las oficinas de su revista en Washington, DC, para hablar de su contratación como uno de los pocos periodistas de investigación que Kennedy quería para profundizar en varios casos, pero sobre todo en el del asesinato de su padre»[30]. (No hay confirmación de la afirmación de Madsen).

Como muchos buscadores de la verdad que habían empezado con el asesinato de Kennedy, John había desarrollado la conciencia de que otros acontecimientos de gran trascendencia histórica eran objeto de mentiras y encubrimientos orquestados por el Estado, con la complicidad de los medios de comunicación corporativos. Y así, el asesinato de JFK no fue el único «tema conspirativo» explorado por George. Merece la pena echar un vistazo a otros dos, ya que pueden informarnos sobre la dirección que John Jr. estaba tomando en su búsqueda de la verdad.
En diciembre de 1996, George profundizó en la teoría que afirmaba que el vuelo 800 de TWA, que había explotado el 17 de julio de 1996, poco después de salir del aeropuerto internacional JFK, había sido derribado por un misil, y no como resultado de un cortocircuito cerca del depósito central de combustible, como había concluido la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte. La afirmación se basaba en los testimonios de 375 testigos que vieron uno o dos objetos brillantes de bengala impactar contra el avión, muchos de ellos creyendo que se trataba de un misil (lea el artículo de Ron Unz de 2016 sobre el tema, o vea en YouTube el documental de 2001 Silenced: TWA 800 and the Subversion of Justice). Aunque no he podido leer el artículo de George sobre el TWA 800 (agradeceré un comentario de quien lo haya hecho), supongo que apoyaba a Pierre Salinger, que había sido el periodista más destacado en sostener que el TWA 800 fue derribado por un misil disparado desde un buque de la Marina estadounidense. Salinger fue duramente atacado por sus colegas, y su fama sufrió daños permanentes. Pero el 27 de mayo de 1999 se reafirmó en su creencia y pidió ser reivindicado en una columna del Georgetowner, basándose en nuevas investigaciones que confirmaban sus opiniones. En este artículo, Salinger menciona que «el comandante retirado de la Marina William Donaldson también ha dado a conocer un nuevo punto de vista: El TWA 800 fue derribado por un misil, disparado no desde un barco de la Marina sino desde un grupo terrorista»[31]. Eso podría explicar la presencia de un misterioso barco captado por el radar mientras se alejaba a toda velocidad cerca de donde explotó el avión. Los detalles pueden leerse en un artículo escrito por Philip Weiss para el New York Observer en julio de 1999 (días antes de la muerte de JFK Jr.), titulado «El radar muestra un ‘barco de huida’ tras el accidente del vuelo 800»:

«‘Los datos de radar recogidos durante el último minuto del vuelo de T.W.A. revelaron que los dos objetos más cercanos al avión, ambos a entre tres y cuatro millas de distancia, eran un avión P-3 de la Marina y lo que la exposición denominó simplemente un ‘blanco de 30 nudos’. Los datos de radar de los 20 minutos siguientes mostraron que la misteriosa embarcación se dirigía en línea recta mar adentro, con rumbo sur-suroeste, mientras otras embarcaciones se apresuraban a llegar al accidente para intentar ayudar. Eran casi las 9 de la noche, no la hora habitual para una excursión. … [El agente del FBI] Lewis Schiliro reconoció la presencia de la embarcación misteriosa, que, según dijo, tenía al menos entre 25 y 30 pies de eslora y alcanzaba velocidades de 35 nudos, cerca de 40 millas por hora. A pesar de los grandes esfuerzos realizados, el FBI no ha podido identificar esta embarcación, declaró. / La respuesta es un tanto alarmante, dadas las garantías del FBI de que había buscado hasta la última piedra»[32].

Alarmante, pero comprensible si el barco misterioso era en realidad israelí. El LAP de Israel (LohammaPsichologit, el departamento de guerra psicológica del Mossad) había estado ocupado culpando a Irán desde el día del accidente, y «miles de historias en los medios perpetuaron la ficción», relata Gordon Thomas en Gideon’s Spies: The Secret History of the Mossad (2009), con el London Times afirmando que terroristas islámicos habían introducido de contrabando sistemas de misiles Stinger tierra-aire en Estados Unidos a través de la frontera canadiense. Un año después, el investigador jefe del FBI, James K. Kallstrom, diría a sus colegas: «Si hubiera una forma de atrapar a esos bastardos de Tel Aviv por hacernos perder el tiempo, me gustaría que así fuera. Tuvimos que comprobar cada artículo que deslizaban en los medios de comunicación»[33].

Algunos investigadores del accidente aéreo de JFK Jr. han sugerido una conexión con el accidente del TWA 800, que ocurrió tres años antes, casi el mismo día, y en las mismas inmediaciones. Jackie Jura, autora del sitio web Orwell Today, escribió:

«Recuerdo cuando explotó el TWA 800 y Salinger iba a dar una rueda de prensa en París para exponer la verdad. Pero luego la canceló. El rumor en la red en aquel momento era que los que mandaban le dijeron que si daba la rueda de prensa matarían a John-John, así que se echó atrás».

Retrocedió, pero el 27 de mayo de 1999 reiteró su afirmación, y John Jr. moriría 50 días después. No suscribo esa teoría, pero vale la pena mencionarla.

En marzo de 1997, tres meses después del número en el que aparecía el artículo de portada «TWA Conspiracy Theories», la revista George publicó un artículo de 13 páginas escrito por la madre de Yigal Amir, el hombre condenado por asesinar al Primer Ministro israelí Isaac Rabin. Rabin había ofendido a la extrema derecha israelí al querer canjear tierra por paz. La madre de Amir reveló que su hijo había actuado bajo la tutela y el entrenamiento de un agente del Shin Bet, Avishai Raviv, que trabajaba para las fuerzas que pretendían detener el proceso de paz[34]. El periodista canadiense-israelí Barry Chamish, que investigó el asesinato de Rabin en su libro ¿Quién asesinó a Isaac Rabin? (1988), está de acuerdo. También cree que JFK Jr. estaba decidido a «conocer toda la historia del asesinato de Rabin», y encuentra apoyo en varios comunicados de prensa posteriores a la muerte de JFK Jr:

«Catherine Crier del programa The Crier Report de Fox TV, anunciando que JFK Jr. estaba a punto de reunirse con oficiales de alto rango del Mossad. Luego el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung informó que Kennedy se había reunido con el jefe adjunto del Mossad, Amiram Levine, para obtener toda la información sobre el asesinato de Rabin dos días antes de que su avión cayera. Luego Maariv publicó una entrevista con el chófer de JFK, que resulta ser israelí. Entonces la gente empezó a señalar que Ehud Barak estaba en Washington en el momento del final de la vida de Kennedy»[35].

La visita de Barak a Estados Unidos en torno al 16 de julio de 1999 —con un batallón de agentes de Inteligencia y seguridad— es un hecho, pero no he podido verificar las fuentes de Chamish en el Crier Report, el Frankfurter Allgemeine o el Maariv. Chamish concluyó:
«Sí, estoy seguro de que [John] fue asesinado. Y sí, el establishment político israelí tenía motivos para estar implicado. El último Kennedy en morir violentamente fue el único editor estadounidense que sacó a la luz (en el número de marzo de 1997 de su revista George) la conspiración detrás del asesinato de Rabin. Y tenía toda la intención de continuar sus revelaciones hasta llegar al fondo del asunto. No sabemos qué le llevó a buscar la verdad en solitario, pero puede que tuviera mucho que ver con la información contenida en Juicio Final»[36].

No hay confirmación de que John Junior leyera el libro de Michael Piper Juicio Final que culpa a Israel del asesinato de Kennedy, y que salió a la venta en 1993. Pero cabe la posibilidad, dada su búsqueda personal de la verdad sobre la muerte de su padre y su consideración de la teoría de que Rabin fue asesinado por el Estado Profundo israelí y no por un loco solitario.

Entonces, ¿fue el propio JFK Jr. asesinado? He aquí un hombre cuyo camino a la presidencia parecía trazado. Ningún otro hombre de su edad tenía más posibilidades de llegar algún día a la Casa Blanca. Y ningún otro hombre en el mundo tenía más razones para querer que se volviera a investigar el asesinato de Kennedy en 1963. Ya estaba intentando educar al público a través de su revista, a riesgo de exponer sus propias creencias, algo que ningún otro Kennedy había hecho nunca (incluso RFK había mantenido en privado sus dudas sobre el informe Warren, y en secreto su plan de reabrir el caso). Y este hombre, cree su mejor amigo Noonan, estaba a punto de anunciar su candidatura a un escaño en el Senado de Nueva York, lo que todo el mundo habría entendido como el primer paso hacia la Casa Blanca. Pierre Salinger y otros creen incluso que se habría presentado a las elecciones presidenciales del año 2000. ¿Cuáles son las probabilidades de que muriera en ese preciso momento por accidente? ¡Qué suerte han tenido sus enemigos de no tener que eliminarle, como hicieron con su tío en 1968! Si eso fue un accidente, entonces merece ser llamado «maldición Kennedy», ¿no? Si fue un accidente, entonces el Diablo lo causó. ¿O fue Yahvé?

Como he argumentado en «¿Asesinó Israel a los Kennedy? », Bobby, el tío de John, había sido asesinado porque era, a sus propios ojos y a los ojos de la mayoría de los estadounidenses —y por tanto también a los ojos de los asesinos de su hermano—, la continuación de su hermano, su heredero y vengador. Incluso antes que David Talbot, Laurence Leamer ha demostrado lo unidos que habían estado Jack y Bobby. Él escribe en Hijos de Camelot:

«Bobby había sido el alter ego y protector del presidente. Podía terminar las frases de su hermano y completar una tarea que Jack señalaba con no más que una inclinación de cabeza o un gesto. Había quierido a su hermano tan intensamente y le había servido tan bien que dentro de la administración era difícil saber dónde terminaba un hombre y empezaba el otro»[37].
Existía un vínculo de sangre y espíritu de naturaleza comparable entre John F. Kennedy y el hijo que llevaba su nombre. Aunque John Junior no podía hablar con su padre, ni siquiera recordaba haber hablado con él, su amor y lealtad hacia su padre, alimentados por su madre, eran la fuerza motriz de su vida. Desde el punto de vista de los asesinos de JFK, JFK Jr. era JFK redivivo, y RFK redivivo al mismo tiempo. Los tres eran como un solo hombre al que había que matar tres veces.

 

PARTE II: PRUEBAS DEL ASESINATO Y ENCUBRIMIENTO

¿Fue asesinado JFK Jr.? Como vamos a ver, puede que las pruebas no sean absolutamente contundentes, pero lo que sí se puede probar más allá de toda duda razonable es que las autoridades federales y los medios de comunicación corporativos se dedicaron a encubrir masivamente cualquier hecho que contradijera la teoría del accidente debido a un error del piloto. Y eso es suficiente, creo yo, para decidir entre accidente y asesinato. La cábala transgeneracional que tuvo el motivo, los medios y la oportunidad de asesinar a JFK y RFK (y el poder para salirse con la suya) tuvo el mismo motivo, los mismos medios y la misma oportunidad para asesinar a JFK hijo (y el poder para salirse con la suya). Sabemos con certeza que, en 1968, RFK tenía tanto la ambición de ganar la Casa Blanca como la determinación de reabrir la investigación sobre la muerte de su hermano. Ahora he demostrado que lo mismo puede decirse de JFK Jr. en 1999. Obviamente, eso le convirtió en un objetivo, el siguiente Kennedy de la lista.

La llamada a las 9:39 y la explosión           

Según Wayne Madsen, «El accidente de avión de JFK Jr. fue tratado originalmente como una investigación de asesinato» (título de su artículo de 2009):

«El FBI había descubierto que había ‘actividad sospechosa de navegación’ en una zona de Martha’s Vineyard donde el avión de Kennedy estaba descendiendo a 2000 pies para su aproximación final al aeropuerto. Los navegantes ‘sospechosos’ decían estar pescando lubinas rayadas. … después de que se descubrieran los restos del avión, los investigadores descubrieron, según el amigo de Kennedy, que todas las bombillas, incluyendo la de la linterna de emergencia, se habían fundido en el avión y todas las placas de circuitos, incluyendo las de los sensores del motor y otros equipos electrónicos, se habían ‘fundido’ literalmente. Los agentes del FBI en la escena concluyeron preliminarmente que un ‘evento electromagnético masivo’ causó que el avión de Kennedy se estrellara. … Antes de que el FBI pudiera comenzar a examinar el fondo del océano en busca de cualquier ‘equipo especial’ que pudiera haber sido arrojado por la borda desde el barco pesquero, su investigación de ‘asesinato’ fue abruptamente suspendida por la sede del FBI en Washington»[38].

Por desgracia, no he encontrado ninguna fuente que apoye la afirmación de Madsen sobre una investigación abortada del FBI (ese es siempre el problema con Madsen). Pero el hecho de que ninguna noticia de una investigación criminal llegara nunca al público es en sí mismo muy desconcertante, dada la historia de los asesinatos de Kennedy y la suposición natural de que JFK Jr. podía ser un objetivo. Que JFK Jr. tenía enemigos poderosos era bien sabido por todo el mundo, y la falta de una investigación criminal puede tomarse como una confirmación de su poder.

Investigadores independientes han reunido bastantes pruebas de que la muerte de JFK Jr. fue un acto criminal. Resumiré lo que considero las pruebas más sólidas, basándome en mi lectura de todos los artículos relevantes que pude encontrar en la Red (incluidos los de los primeros investigadores, como John Quinn), y de los dos libros siguientes: en primer lugar, el capítulo 7 del libro de Donald Jeffries Hidden History: An Expose of Modern Crimes, Conspiracies, and Cover-Ups in American Politics (Skyhorse publishing, 2016), que recomiendo (también puede interesar escuchar la entrevista de una hora a Jeffries); segundo, John Koerner, Exploding the Truth: The JFK Jr., Assassination (Chronos Books, 2018), que añade poco. Además, el vídeo de John Hankey «Dark Legacy II: the Assassination of JFK Jr» es muy útil. Sin embargo, aconsejo saltarse la Parte I de Koerner, destinada a exculpar a los Clinton y culpar a los Bush; por la misma razón, recomiendo empezar el vídeo de Hankey a los 15 minutos.

El hecho básico que parece firmemente establecido por los datos del radar es que el avión de JFK Jr. cayó repentinamente de morro en el Océano a las 9:41. Eso no puede explicarse simplemente por un fallo del motor, como afirmó correctamente el Boston Globe:

«Incluso si el motor se apagara, dijo una fuente federal de aviación, es poco probable que el avión alcanzara una velocidad de descenso tan alta, porque el avión está diseñado para planear sin energía a una velocidad mucho más lenta durante varias millas. Y si Kennedy se hubiera quedado sin combustible, es probable que hubiera hecho una llamada de socorro»[39].

La explicación más probable, aparte del suicidio, es que el avión sufriera un daño estructural, posiblemente por un explosivo, que hiciera imposible mantenerlo en el aire; volar una parte de un ala o de la cola habría bastado, y sólo habría requerido un dispositivo muy pequeño fijado al avión.

El siguiente elemento a considerar es que, desde las primeras horas del 17 de julio, se informó de que JFK Jr. había hecho una llamada al aeropuerto de Martha’s Vineyard a las 21:39, pidiendo instrucciones para el aterrizaje en un tono perfectamente tranquilo, menos de dos minutos antes de que su avión cayera repentinamente y desapareciera del radar. Esa información fue difundida por la WCVB-TV de Boston y retransmitida por ABC News. Un artículo de United Press International fechado el 17 de julio decía:

«A las 9:39 p.m. del viernes, Kennedy llamó por radio al aeropuerto y dijo que estaba a 13 millas del aeropuerto y a 10 millas de la costa, según las noticias de WCVB-TV en Boston. Al parecer, dijo que estaba haciendo su aproximación final. … En su mensaje de aproximación final, WCVB-TV dijo que Kennedy dijo a los controladores del aeropuerto que planeaba dejar a la hermana de su mujer y despegar de nuevo entre las 11 p.m. y las 11:30 p.m. hacia el aeropuerto de Hyannis»[40].

WCVB-TV repitió esa información continuamente durante sus dos primeros días de reportaje sobre la historia. A las 12.35 horas del 17 de julio, la presentadora Susan Wornick entrevistó por teléfono al contramaestre de la Guardia Costera Todd Burgun, que confirmó la información. He aquí la transcripción de la grabación, que Hankey ha incluido en su valiosa película (19:40):

Wornick: «La Guardia Costera nos ha dicho que, de hecho, ahora hay pruebas de una última comunicación anoche con el avión de JFK Jr. mientras hacía una aproximación al aeropuerto de Martha’s Vineyard. El suboficial Todd Burgun se une a nosotros desde la base de la Guardia Costera en Boston. Es contramaestre y oficial de información pública. Gracias por estar con nosotros, señor. ¿Qué puede decirnos sobre esta última comunicación con el avión de JFK Jr.?».

Burgun: «Todo lo que realmente sé en este momento es que fue a las 9:39 pm y fue con la FAA. Y estaba en su aproximación final a Martha’s Vineyard».

Wornick: «Así que a las 9:39, según su información, JFK Jr. hizo un contacto con el aeropuerto, con los controladores de vuelo que estaba en su descenso final».

Burgun: «Eso es correcto».

Eso es todo lo que quedaba del reportaje de WCVB-TV sobre el tema, cuando los investigadores obtuvieron más tarde copias de archivo; «horas de tiempo en la cinta de archivo de la emisión de WCVB del 17 de julio, durante las cuales se informó continuamente sobre el contacto radiofónico de Kennedy, han sido intencionadamente cortadas», se quejó John Quinn[41]. Según Jeffries, la entrevista original a Burgun era mucho más larga:

«En la cinta sin cortar, Burgun continuó delineando todos los puntos del artículo de UPI: Kennedy estaba tranquilo, acercándose al aeropuerto, había dado su posición y trayectoria, e incluso había hecho un comentario sobre dejar a Lauren Bessette en el aeropuerto. Se editaron unas cinco horas de cobertura»[42].

Los servicios de noticias se hicieron eco de esta información crucial el sábado 17 de julio y a primera hora del domingo 18 de julio. El lunes por la mañana, la FAA afirmó que nunca hubo una comunicación de Kennedy con la torre. Todd Burgun se volvió completamente ilocalizable. Según el Boston Globe, Martin Wyatt, un controlador de la torre del aeropuerto de Martha’s Vineyard la noche del vuelo de Kennedy «declinó comentar si tuvo contacto por radio con el avión de Kennedy»[43]. Por supuesto, no es inconcebible que el dato crucial de la llamada de radio de JFK Jr. a las 9:39 fuera erróneo, falso o falsificado. Sin embargo, parece altamente inverosímil que la Guardia Costera encargara a su portavoz Todd Burgun —cuya identidad no se cuestiona— que lo hiciera público sin comprobarlo dos veces. El hecho de que la noticia fuera difundida originalmente por una cadena de televisión de Boston es quizá significativo, como también lo es que, entre los principales periódicos, el Boston Globe fuera el más crítico con la versión oficial (mencionaré otros casos por el camino). Dado que Boston es el bastión histórico de los Kennedy, podemos conjeturar que se estaba librando una guerra informativa de algún tipo entre Boston y Washington, Boston intentando resistir el asalto desinformativo de las agencias federales.

El segundo elemento a considerar es el testimonio de Victor Pribanic, abogado litigante de White Oak, Pennsylvania, que aquella noche estaba pescando lubinas rayadas frente a Squibnocket Point. Concedió una entrevista al Martha’s Vineyard Times, citada en el New York Daily News del 21 de julio de 1999: «Oí una explosión por encima de mi hombro derecho. Sonó como una explosión. No hubo onda expansiva, pero sí un gran estruendo». También dijo, según el Daily News, «que justo antes de oír el ruido, notó un pequeño avión que volaba bajo sobre el agua en dirección a la isla»[44]. Pribanic repitió su historia al cineasta Anthony Hilder, de la Free World Alliance: «Oí un fuerte impacto como el de una bomba». Al día siguiente, cuando Pribanic se enteró de la noticia del accidente del Kennedy, dio su información a Hank Myer, del Departamento de Policía de West Tilsbury. Myer acompañó a Pribanic al lugar donde había oído la explosión, que resultaría ser exactamente donde desapareció el avión. La policía, según le dijeron, transmitió su información a los investigadores[45]. Al parecer, Pribanic no fue el único testigo de la explosión. El artículo de UPI del 17 de julio menciona:

«Un reportero del periódico Vineyard Gazette dijo a WCVB-TV en Boston que estaba paseando el viernes por la noche sobre la hora del accidente y vio ‘un gran destello blanco en el cielo’ frente a Philbin Beach».

Cuando John DiNardo se puso en contacto con la Vineyard Gazette para intentar hablar con este reportero, unos días más tarde, le dijeron que «todo» había sido una confusión debida a que se habían lanzado unos fuegos artificiales en «Falmouth» y, cuando insistió, le dijeron que el reportero ya no trabajaba para el periódico[46].

Al igual que la llamada de radio de las 9:39, los testigos oculares y auditivos desaparecieron de las noticias a partir del 18 de julio. El informe inicial de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, publicado el 30 de julio de 1999, no los menciona. Declara que no hubo «rotura o incendio en vuelo, ni indicios de fallo de la célula antes del impacto», lo que excluye que una explosión dañara el avión. El 7 de junio de 2000, once meses después del accidente, la NTSB publicó su informe final. Dicho informe fue anunciado a la prensa mediante un breve comunicado de prensa oficial de la NTSB que incluía la siguiente declaración: «La causa probable del accidente, tal y como se recoge en el informe del accidente, es: ‘La incapacidad del piloto para mantener el control del avión durante un descenso nocturno sobre el agua, que fue consecuencia de la desorientación espacial’. Los factores del accidente fueron la bruma y la oscuridad de la noche’». Hay que señalar un primer problema: esa declaración del comunicado de prensa de la NTSB que supuestamente se ha tomado del informe final no aparece en el informe final. De hecho, como demostraré, es difícil ver cómo el informe completo apoya la conclusión de ese comunicado de prensa. Uno tiene la impresión de que la persona que escribió el comunicado de prensa ni siquiera leyó el informe completo.

Por ejemplo, la repentina caída de altitud de 2.200 pies a 1.100 pies en 14 segundos, indicada en el informe completo, es difícil de conciliar con la declaración del comunicado de prensa. La desorientación implica que el piloto no era consciente de que estaba volando directamente hacia el océano. Pero eso es imposible, como admitió el investigador jefe de la NTSB, Robert Pearce, ya el 20 de julio de 1999: «Eran conscientes de que estaban descendiendo. Con ese tipo de velocidad de descenso, va a ser más ruidoso que el infierno en la cabina»[47].

Jeb Burnside, piloto comercial y redactor jefe de Aviation Safety Magazine, hizo un análisis minucioso del informe de la NTSB y de los datos del radar y confirma que las condiciones meteorológicas y la experiencia (o falta de ella) del piloto no explican el accidente:

«Sobre el papel, este accidente no debería haber ocurrido. A pesar de haber pasado la mayor parte del tiempo en un entorno de entrenamiento, un estudiante típico de 310 horas de vuelo instrumental en un avión bien equipado no debería haber tenido ningún problema con este vuelo»[48].

Los principales medios de comunicación apenas prestaron atención al informe completo, y se centraron en el breve comunicado de prensa. Pero incluso lo distorsionaron para hacer más asertiva y dramática su vacilante conclusión («causa probable»). «La neblina y la oscuridad de la noche», que se mencionan como «factores del accidente», fueron exagerados y declarados totalmente inseguros para volar. «La incapacidad del piloto para mantener el control… como resultado de la desorientación espacial», se convirtió en la prueba de que JFK Jr. era incompetente para volar de noche con un tiempo tan terrible. Y la implicación fue que JFK Jr. era imprudente e irresponsable al volar esa noche, especialmente con su esposa y su cuñada a bordo.

Así pues, tras el primer paso de omisiones cruciales en el informe de la NTSB (la llamada de JFK Jr. al aeropuerto a las 9:39 y el informe de Pribanic sobre una explosión), el proceso de desinformación continuó en dos pasos más: en primer lugar, un comunicado de prensa de la NTSB sobre la «causa probable» del «accidente» se presenta falsamente como «afirmada» en el informe final de la NTSB, mientras que en realidad está muy lejos de la imagen presentada en el informe; en segundo lugar, esa afirmación relativamente prudente se exagera y dramatiza en las principales noticias, mientras que se ignoran todos los detalles contradictorios del informe completo. Veamos cómo funciona esto en los dos puntos cruciales siguientes: 1) las condiciones meteorológicas y la visibilidad, 2) la experiencia y prudencia del piloto. No se trata tanto de determinar con exactitud la visibilidad y el nivel de pericia de JFK Jr. como de demostrar un esfuerzo concertado por distorsionar los informes creíbles sobre estas cuestiones, con la evidente intención de convencer al público de que la falta de visibilidad y la inexperiencia de John son explicaciones suficientes del accidente de su avión, aunque en realidad no lo son.

Noticias falsas sobre visibilidad

Incluso el informe inicial de la NTSB (20 de julio de 1999) señalaba que no había ningún informe de «condiciones meteorológicas significativas» a lo largo del vuelo. También se lee:

«Alrededor de las 6:30 de la noche del accidente, el piloto recibió una previsión meteorológica por Internet para volar de Teterboro, Nueva Jersey, a Hyannis, Massachusetts. El informe era de tiempo VFR (reglas de vuelo visual), visibilidad de 6 a 8 millas».

Así que dos horas antes de despegar, JFK Jr. recibió una previsión de muy buenas condiciones de vuelo. El informe final de la NTSB también cita al director de la torre de Martha’s Vineyard diciendo:

«La visibilidad, el tiempo presente y las condiciones del cielo en el momento aproximado del accidente eran probablemente un poco mejores de lo que se estaba informando. Digo esto porque recuerdo aviones en aproximación visual diciendo que tenían el aeropuerto a la vista entre 10 y 12 millas. Recuerdo haber podido ver esos aviones y recuerdo haber visto las estrellas esa noche».

Este jefe de torre debe ser Marvin Wyatt, entrevistado para el Boston Globe: «Marvin Wyatt, controlador de la torre del aeropuerto de Martha’s Vineyard la noche del vuelo de Kennedy, dijo que la visibilidad era buena en el aeropuerto a la hora prevista de llegada de Kennedy»[49]. Wayne Madsen cita a un amigo íntimo no identificado de JFK Jr. (probablemente Billy Noonan, que debía reunirse con él esa noche) que dijo «que la visibilidad alrededor de Vineyard era clara a las 21:41 cuando el avión desapareció del cielo»[50].

Sin embargo, los principales medios de comunicación repitieron una y otra vez, en contradicción incluso con el informe de la NTSB, que el tiempo era tan malo, la niebla tan espesa, que John debería haber cancelado su plan de volar, si hubiera sido un hombre responsable. El especialista en vuelos de la FAA Edward Meyer, que había preparado para la NTSB el informe oficial de la FAA sobre las condiciones meteorológicas en Martha’s Vineyard el 16 de julio de 1999, y había determinado que eran «al menos muy buenas», se sintió molesto por la forma en que se distorsionaron sus conclusiones, y emitió una declaración pública:

«Nada de lo que he oído en los principales medios de comunicación tiene sentido para mí… El tiempo a lo largo de su vuelo estaba bien. Un poco de neblina sobre el este de Connecticut. … No sé por qué se estrelló el avión, pero lo que he oído en los medios de comunicación no era más que basura»[51].

Uno de los testigos más dudosos presentados por los medios corporativos para apoyar su afirmación de visibilidad fatal fue Kyle Bailey. Así lo presentó el Washington Post el 21 de julio:

«Kyle Bailey, de 25 años, un piloto con más de una década de experiencia de vuelo que también guarda su avión en el aeropuerto del condado de Essex y que con frecuencia vuela por la misma ruta que Kennedy Fairfield a Vineyard se fijó especialmente en Kennedy esa noche porque Bailey acababa de decidir no hacer el vuelo. / Bailey dijo que temía que la combinación de oscuridad y neblina pudiera ser traicionera, haciéndole perder de vista el horizonte, perder la orientación, tal vez incluso perder el control de su avión. La visibilidad era de cuatro a cinco millas en Fairfield debido a la bruma, cerca del margen para volar según las reglas visuales, en contraposición a los instrumentos»[52].

Según el NY Daily News del mismo día, Bailey dijo:

«Le vi rodar [conducir el avión por tierra para prepararlo para el despegue] y le vi despegar. Más tarde le dije a mi familia: ‘No me puedo creer que vaya a despegar con este tiempo’. De noche, no sabes dónde acaba el cielo y empieza el océano. No ves el horizonte. Puede darte una falsa sensación de vuelo nivelado».

«Bailey», comentó el Daily News, «estaba asombrado por lo que temía fuera otra espantosa tragedia de los Kennedy. Parece que nunca termina para esta familia’, dijo. ‘Es tan joven, con una vida llena de promesas’»[53].

¡Qué conmovedor! Pero, ¿quién es Kyle Bailey, «el último hombre que vio a Kennedy con vida en el aeropuerto de Fairfield?». No tuve ninguna dificultad para encontrar la respuesta a esa pregunta: resulta que Kyle Bailey se convirtió más tarde en analista de aviación que trabaja regularmente para las principales cadenas de televisión y televisiones por cable, como Fox News, CBS, ABC, NBC, BBC. Bailey apareció incluso en el documental Curse on the Kennedys? y muy recientemente en el documental de la ABC The Last Days of JFK Jr, emitido en enero de 2019, en el que repite su historia. ¿Puede tragarse esa píldora azul?

En el mismo documental The Last Days of JFK Jr. aparece otro piloto privado llamado Bob Arnot, que afirma haber volado la misma noche por la misma ruta que John. Declara que no había visibilidad, hasta el punto de que, al acercarse a Martha’s Vineyard, no pudo ver ninguna luz. A diferencia de Bailey, que de alguna manera escapó a la atención de los investigadores de la NTSB, este Bob Arnot es muy probablemente el piloto anónimo mencionado en el informe de la NTSB de la siguiente manera: «cuando su receptor del sistema de posicionamiento global (GPS) le indicó que estaba sobre Martha’s Vineyard, miró hacia abajo y ‘…no había nada que ver. No había horizonte ni luz. … Giré a la izquierda hacia Martha’s Vineyard para ver si era visible, pero no pude ver luces de ningún tipo ni indicios de la isla. … Pensé que la isla podría [haber] sufrido un apagón’». Ese testimonio contradice por completo al jefe de la torre de Martha’s Vineyard (Marvin Wyatt), a quien el informe de la NTSB cita diciendo que la visibilidad era estupenda. Lo que demuestra que el informe de la NTSB es contradictorio en algunos aspectos.

Ahora bien, el mundo es muy pequeño. En Wikipedia puedes encontrar que «el Dr. Bob Arnot es periodista, autor, antiguo presentador de la serie de telerrealidad Dr. Danger y, anteriormente, corresponsal médico y extranjero para la NBC y la CBS». ¿Puede tragarse eso también? ¿O empieza a oler a conspiración mediática?

¿Era JFK Jr. inexperto e imprudente?

Hablemos ahora de la experiencia y habilidad de vuelo de JFK Jr. El testimonio de Kyle Bailey implica que JFK Jr. es el único culpable de su propia muerte y de las muertes de su esposa y su hermana. Esa opinión se vio reforzada por cientos de comentarios en antena sobre lo inexperto que era JFK Jr. Al igual que sobre las condiciones meteorológicas, los principales medios de comunicación ofrecieron una visión groseramente negativa de la experiencia y habilidad de vuelo de JFK Jr., ajena al informe de la NTSB y a los testimonios reales de los instructores de vuelo que le conocían. El informe de la NTSB calculaba que JFK Jr. tenía una experiencia de vuelo de unas 310 horas, de las cuales 55 horas eran nocturnas. Durante los últimos quince meses, había realizado 35 vuelos entre el aeropuerto de Fairfield (Nueva Jersey) y Martha’s Vineyard, cinco de ellos nocturnos. Tres instructores de vuelo certificados (CFI) citados en el informe describen a John como un piloto «excelente», «metódico» y «muy prudente». En los primeros días, algunos periódicos se hicieron eco de esa opinión con sus propias investigaciones. John McColgan, instructor de JFK Jr. en la licencia federal de Vero Beach, Florida, fue entrevistado por el Orlando Sentinel, el 18 de julio de 1999, y dijo: «Era un excelente piloto. … De hecho, a estas alturas probablemente tendría suficientes horas para ser piloto comercial»[54]. Ese mismo día, el New York Daily News citaba a los instructores de vuelo Ralph y Chris describiendo a John como un piloto cuidadoso, que siempre comprobaba meticulosamente «cada tuerca y tornillo del avión. … Estaba muy orientado a la seguridad. … John tenía talento natural para volar»[55]. El 21 de julio, USA Today publicó un artículo titulado «El piloto Kennedy era un ‘tipo concienzudo’», cuyo párrafo principal decía: «John F. Kennedy Jr. asistió a la Harvard de las escuelas de vuelo, puede haber tenido mucha más experiencia de vuelo de la que se ha informado y era conocido en su aeropuerto de New Jersey por su prudencia en la cabina». El artículo citaba a otras personas que conocían a Kennedy como un buen piloto[56].

Pero a medida que pasaban los días, los principales canales de televisión y periódicos hacían una valoración cada vez más negativa de las habilidades de vuelo de John y de las condiciones meteorológicas. Hicieron hincapié en que no tenía la licencia adecuada para volar sólo con instrumentos, como habría requerido la ausencia de visibilidad. Es cierto que la licencia de John era sólo para vuelo visual, lo que significa una visibilidad de al menos 4 millas. Pero, aunque John aún no había obtenido la licencia que le permitía volar sólo con instrumentos, había aprobado el examen escrito y completado la formación para el examen en vuelo. Según el instructor de vuelo que le formó, citado en el informe de la NTSB, «las habilidades básicas de vuelo por instrumentos del piloto y su trabajo en el simulador eran excelentes». Así que incluso si la visibilidad hubiera sido muy mala —que no lo era— John podría haber guiado su avión con seguridad hasta el aeropuerto, utilizando su piloto automático si hubiera sido necesario. Según Scott Meyers, uno de los principales expertos en la muerte de JFK Jr. que fue entrevistado para el programa «Encuentros con lo inexplicable: La maldición de los Kennedy, la muerte de JFK Jr. ¿Accidente o asesinato?», emitido el 15 de febrero de 2002:

«El hecho de que Kennedy supiera utilizar los instrumentos de navegación de su avión arroja serias dudas sobre la explicación oficial del accidente, porque incluso si se hubiera perdido, su conocimiento de los instrumentos del avión le habría permitido pulsar un interruptor y permitir que el piloto automático le guiara a una corta distancia de su destino en la pista. Un poco de neblina no debería haberle impedido aterrizar con seguridad»[57].

Una cuestión ha sido objeto de gran atención por parte de investigadores independientes: ¿había un instructor de vuelo como copiloto en el avión? Oficialmente, no lo había. No se recuperó ningún cuarto cuerpo entre los restos del avión. Pero, curiosamente, también faltaba un asiento, y los teóricos de la conspiración, como John Hankey, han especulado con la posibilidad de que hubiera un cuerpo de un instructor de vuelo con el cinturón de seguridad puesto en él, que podría haber sido sustraído para construir la historia de un John incompetente e imprudente. Porque si John hubiera volado con un instructor de vuelo, entonces todo el argumento de su imprudencia se cae. Una vez más, menciono esta cuestión aquí, no para llegar a ninguna conclusión definitiva, sino principalmente para señalar la evidencia de un esfuerzo concertado para cerrar el caso y satisfacer al público de que JFK Jr. murió —y mató a su esposa y a su cuñada— por su propia imprudencia.

JFK Jr. tenía su Piper Saratoga desde hacía poco más de dos meses y nunca lo había pilotado sin un instructor de vuelo. Había volado a Martha’s Vineyard 8 veces en el mes anterior con ese avión, siempre con un instructor de vuelo. Como llevaba a bordo a su mujer y a la hermana de ésta, no parece propio de él volar sin instructor, sobre todo de noche. Según Donald Jeffries, «los primeros informes, como el que apareció en el New York Times el 17 de julio de 1999, indicaban que había un instructor de vuelo en el avión». El coeditor de la revista George de JFK Jr. Richard Blow contó que Kennedy le había dicho que iba a llevar un instructor de vuelo con él durante su último almuerzo juntos[58]. Después, a partir del día siguiente, desapareció cualquier mención a un instructor de vuelo a bordo. Se ofrecieron diferentes explicaciones para el hecho de que John volara sin instructor esa noche en particular, por primera vez en su nuevo avión. Su biógrafo Christopher Andersen escribe:

«En el viaje de hoy desde Nueva Jersey, Jay Biederman, el instructor de vuelo que recientemente había ayudado a John a aprobar su examen escrito de instrumentos y le estaba preparando para su examen de vuelo instrumental, tenía previsto acompañarle como había hecho varias veces antes. Pero cuando Biederman canceló para unirse a sus padres en un viaje de senderismo en Suiza, John tomó la fatídica decisión de no encontrar un sustituto»[59].

Curiosamente, esa explicación contradice un testimonio clave incluido en el informe final de la NTSB, del que John Hankey ofrece un buen análisis crítico al final de su película. Cito aquí la presentación más breve de Donald Jeffries:

«Uno de los instructores de vuelo de Kennedy, Robert Merena, dijo a la NTSB, unos seis meses después del accidente, que JFK Jr. había rechazado su petición de volar con él diciendo que quería «hacerlo solo». Estas dramáticas e irónicas palabras fueron ampliamente difundidas por la prensa del establishment y consolidaron la imagen de JFK Jr. como un temerario irresponsable. El propio abogado de Merena negaría que hubiera hecho tal declaración, y el memorando elaborado por la NTSB al respecto era sospechosamente irregular, sin fecha, lugar ni firma. Lo más importante es que Merena había sido entrevistado por la NTSB cinco días después del accidente y nunca mencionó nada al respecto, lo que sin duda parecería haber sido un hecho pertinente. Sin embargo, Merena sí dijo a la NTSB en esta primera entrevista que nunca había visto a JFK Jr. volar sin instructor».

La condenatoria historia de John rechazando la oferta de un instructor de vuelo e insistiendo obstinadamente en pilotar solo se incluyó en el informe final de la NTSB y fue ampliamente citada[60]. Aquí está el titutlar de ABC News el 7 de julio de 2000: «John F. Kennedy Jr. rechazó una oferta de uno de sus instructores de vuelo para acompañarle la noche de su vuelo fatal a Martha’s Vineyard, diciendo que ‘quería hacerlo solo’, dicen los investigadores federales». Lo mismo podía leerse en Los Angeles Times el mismo día, y en The New York Times[61].

Personalmente, creo que la cuestión de si había o no un copiloto en el avión no puede responderse de manera concluyente en ninguno de los dos sentidos. Pero lo importante aquí es la fuerte probabilidad de que el testimonio de Robert Merena haya sido fabricado o forzado, para insistir en que no había copiloto y que JFK Jr. actuó irresponsablemente.

En todo este asunto, no podemos probar directamente que JFK Jr. fue asesinado. Lo que podemos probar, sin embargo, es que las agencias federales y los principales medios de comunicación conspiraron en un fraude masivo, incluyendo la ocultación de pruebas clave (la llamada de las 9:39 y los informes de una explosión), la distorsión de los hechos (visibilidad y capacidad del piloto) y falsos testimonios (Kyle Bailey y Bob Arnot son los más probables). Eso puede tomarse como prueba indirecta de que JFK Jr. fue asesinado.

El protocolo de Seguridad Nacional          

Buscadores de la verdad como Donald Jeffries, John Koerner o John Hankey han planteado importantes cuestiones sobre las 10 horas (ellos dicen 15 horas) que tardó en iniciarse la búsqueda después de que los familiares de Bessette y Kennedy denunciaran la desaparición del avión, a las 22.00 horas del 16 de julio, y sobre los 4 ó 5 días que se tardó en localizar y recuperar los restos y los cadáveres. El avión estaba equipado con un transmisor de localización de emergencia (ELT), que envía una señal de baliza en caso de accidente. Según el artículo original de UPI mencionado anteriormente, «la baliza fue escuchada por la Guardia Costera en Long Island, N.Y., a las 3:40 a.m. Pero a medida que avanzaba la búsqueda, las autoridades parecían descartar la relevancia de la señal de la baliza»[62]. ¿Fue la búsqueda dirigida intencionadamente lejos del lugar del accidente durante tres días, para que los autores destruyeran en secreto las pruebas de la grabadora de voz de la cabina (el informe de la NTSB dice que «faltaba su batería de reserva, y no había retenido ningún dato»), se llevaran el cuaderno de bitácora que John guardaba en una caja estanca y, lo que es más importante en opinión de Hankey, se llevaran el cuerpo del copiloto (junto con el asiento desaparecido del que informa la NTSB)? Se trata de una posibilidad que encuentra apoyo en el testimonio del teniente coronel Richard Stanley, de la Patrulla Aérea Civil, quien «informaría de haber visto lo que él creía que eran helicópteros de la Guardia Costera alrededor del lugar del accidente sobre las 7 de la mañana, horas antes de que llegara la Guardia Costera o cualquier otra persona»[63]. Por falta de espacio, no me detendré en estas cuestiones, que los investigadores citados abordan en profundidad.

Centrémonos más bien en el férreo control militar de todos los procedimientos posteriores a la tragedia, desde las misiones de búsqueda y rescate hasta la información periodística, todo ello realizado bajo normas de seguridad nacional. La búsqueda se realizó con aviones y buques militares. Según John Koerner, «los militares establecieron inmediatamente, en las horas posteriores al accidente, una zona de exclusión aérea de 17 millas náuticas, y una zona de no entrada, alrededor del lugar del accidente. No se permitió la presencia de civiles ni de medios de comunicación en esta zona hasta que se recuperaron los cuerpos y los restos». El 20 de julio de 1999, leemos en el informe de la NTSB, «los restos del avión fueron localizados por buzos de la Marina de los EE.UU. del buque de recuperación, USS Grasp». ¿Por qué se encargó a la Marina, y no a un barco de rescate civil, la recuperación del avión siniestrado de JFK Jr.?[64] Más inquietante aún, ¿por qué el Pentágono tomó el control de la información periodística a partir del 18 de julio?

También hay problemas con las autopsias. Joanna Weiss y Matthew Brelis del Boston Globe escribieron el 23 de julio de 1999, en un artículo titulado «La autopsia de JFK se realizó de forma precipitada»:

«Las autopsias en el caso Kennedy se realizaron con especial rapidez, dijeron los patólogos. Los restos fueron trasladados a un hospital de Bourne alrededor de las 7:15 de la tarde del miércoles y entregados a las familias de las víctimas a las 11 de la noche, según la oficina del médico forense y la oficina del fiscal del distrito de Cabo e Islas. / Muchas jurisdicciones se niegan a realizar autopsias por la noche, dijo Robert Kirschner, ex médico forense jefe adjunto del condado de Cook, Illinois. La prisa en este caso, dijo, podría dar lugar a dudas sobre la exhaustividad de la investigación. … El momento de la investigación de Kennedy, dijo Kirschner, hace poco probable que los patólogos realizaran autopsias a Carolyn Bessette Kennedy o Lauren Bessette. No es posible hacer tres investigaciones en cuatro horas, dijo»[65].

Pero, para mí, lo más sospechoso de todo es la forma en que se dispuso de los cadáveres tras sus apresuradas autopsias: fueron incinerados en el crematorio del cementerio de Duxbury. Luego sus restos fueron llevados a bordo del destructor de la Marina Briscoe, y esparcidos en el mar, cerca del lugar donde habían encontrado la muerte.

¿Por qué? Según Paula Maxwell, periodista local de Duxbury, «el entierro del hijo del 35º presidente se llevó a cabo de acuerdo con sus deseos expresos»[66]. El Boston Globe informó el 22 de julio que «la familia de Kennedy solicitó un entierro en el mar, y el Pentágono accedió a esa petición»[67]. Pero, al día siguiente, el mismo periódico expresó su sorpresa:

«Los restos incinerados de John F. Kennedy Jr., su esposa y la hermana de ésta fueron arrojados desde un buque de guerra a las corrientes oceánicas de una manera no favorecida por la Iglesia Católica y en una ceremonia que sólo tuvo lugar tras la intercesión de los jefes del Pentágono. La Iglesia católica romana prefiere la presencia de un cadáver en sus ritos funerarios. Y el Departamento de Defensa rara vez concede a los civiles el honor de ser enterrados en el mar»[68].

Además, ningún otro Kennedy había sido incinerado. Las razones aducidas para incinerar el cuerpo de JFK Jr. no tienen ningún sentido y son contradictorias. El New York Times escribió: «Los miembros de la familia Kennedy, citando sus deseos y con la esperanza de evitar que se haga un espectáculo de la última morada del Sr. Kennedy, han decidido incinerar su cuerpo y esparcir sus cenizas en el mar en una ceremonia de la Marina, dijo un asesor de la familia»[69]. ¿Podemos creer que la familia Kennedy, que siempre había mostrado respeto por las tradiciones católicas, no quisiera ninguna tumba para JFK Jr. por miedo a que su tumba se convirtiera en un lugar de peregrinación? ¿Y podemos creer que John, a la edad de 39 años, había expresado «su deseo» de ser incinerado? La CNN añadió más explicaciones extrañas a esa historia ya de por sí increíble:

«El senador Kennedy, demócrata de Massachusetts, había solicitado el entierro en el mar, diciendo que era el deseo de su sobrino ser incinerado y sus cenizas esparcidas sobre las olas. La petición fue aprobada por el Secretario de Defensa William Cohen. / La familia de las hermanas Bessette solicitó que las dos mujeres fueran enterradas en la misma ceremonia, dijo el Pentágono. / John Jr., al igual que su padre, el difunto presidente John F. Kennedy, sentía amor por el mar. Pasó muchos veranos navegando y haciendo kayak en las aguas donde se estrelló su avión. / Funcionarios del Pentágono dijeron a CNN que hay dos motivos para conceder el permiso para un entierro naval en el mar. En primer lugar, existe una disposición que permite este tipo de entierros a personas que hayan prestado «servicios notables o contribuciones destacadas a Estados Unidos». / Además, el protocolo permite enterrar en el mar a los hijos de veteranos condecorados de la Marina. El presidente Kennedy fue un oficial de la marina herido y condecorado por su heroísmo en la Segunda Guerra Mundial»[70].

¡Qué ridículo! JFK era un veterano condecorado de la Marina, y seguramente le encantaba navegar, y sin embargo fue enterrado en Arlington. Me parece inconcebible que JFK Jr. no hubiera deseado ser enterrado cerca de su padre. Incluso Pierre Salinger pidió ser enterrado en el cementerio de Arlington, no muy lejos de JFK. Igual de increíble es que los Bessette, de quienes se dice que consideran a John responsable de la muerte de sus hijas y que han recibido una indemnización de 10 millones de dólares de los Kennedy, decidieran lo mismo. Según la información encontrada en el diario de RFK Jr., publicado por el New York Post, Ann Freeman, la madre de Carolyn y Lauren Bessette, «empezó a pedir que sus dos hijas fueran enterradas cerca de su casa en Greenwich, Connecticut».

Fue Edwin Schlossberg, el marido de Caroline Kennedy, quien la convenció para que incinerara a sus dos hijas y esparciera sus cenizas en el océano. «Intimidó, intimidó e intimidó a la destrozada madre en duelo», escribe RFK Jr, también comentando: «Toda la familia Bessette sabe que Ed odiaba a Carolyn e hizo todo lo que estuvo en su mano para hacerle la vida imposible». Después de que Carole Radziwill, la esposa de Anthony Radziwill, primo y amigo íntimo de JFK Jr., se quejara a RFK Jr. de Schlossberg, RFK Jr. escribió en su diario: «Dice que quiere fundar un ‘Club Odio a Ed’. Habría muchos, muchos miembros. John y Carolyn se habrían presentado sin duda»[71]. Esto nos hace preguntarnos por el interés de Edwin Schlossberg en todo este asunto.

¿Quién lo hizo?

Entonces, ¿hemos probado sin una duda razonable que JFK Jr. fue asesinado? Hay que reconocer que no. Ninguno de los elementos analizados anteriormente es totalmente concluyente por sí mismo. Tal vez, después de todo, Todd Burgun se equivocó sobre la llamada de radio de John al aeropuerto de Martha’s Vineyard a las 9:39 (pero ¿por qué no se retractó de su declaración?). Quizás Victor Pribanic mintió, o confundió el sonido del avión de John estrellándose en el océano con una explosión en el aire (¿pero, qué hay de los otros testigos?). Quizás, entre los informes contradictorios sobre la visibilidad, deberíamos dar el beneficio de la duda a los peores informes. Quizás Kyle Bailey, el último hombre que vio a JFK Jr. con vida, estuvo realmente allí, antes de convertirse en un experto analista de aviación que aparece regularmente en Fox News Channel, Fox Business Network, MSNBC, CNBC, The Weather Channel, CBS, ABC, NBC, BBC, CTV, I24 News y HLN, como dice su cuenta de LinkedIn. Y quizá también deberíamos confiar en Bob Arnot. Quizá el instructor de vuelo Robert Merena recordó de repente en enero de 2000 que JFK Jr. había rechazado su oferta de volar con él porque «quería hacerlo solo». Quizás John Junior, a los 39 años, sí pidió ser incinerado y que sus cenizas se esparcieran en el océano que tanto amaba. Y así sucesivamente.

Es la acumulación de elementos tan dudosos lo que resulta difícil de aceptar. También es el control militar sobre las operaciones, hasta la información periodística desde el Pentágono, lo que resulta extraño. Añádase el hecho de que el director regional de la NTSB encargado de la investigación, Robert Pearce, según su perfil oficial, más tarde «informó a funcionarios del Departamento de Estado y al embajador de Egipto tras el accidente del vuelo 990 de EgyptAir [el avión a reacción que se estrelló en el océano Atlántico tras salir del aeropuerto JFK, con 33 militares egipcios de alto rango a bordo, presuntamente por culpa de un copiloto egipcio suicida], así como apoyó al FBI en el lugar de los hechos en el World Trade Center tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001». Yo no confiaría en Robert Pearce para investigar mi propio accidente aéreo.

En última instancia, la explicación del accidente es sorprendentemente inverosímil. Como dijo Anthony Hilder:

«Un avión de primera clase, bien afinado y cuidado, no cae del cielo y se dirige directamente al océano, a menos que vuele por los aires o que el piloto lo envíe deliberadamente en picado para matarse a sí mismo y a sus pasajeros»[72].

Hay pruebas de una acumulación de omisiones deliberadas, mentiras y falsos testimonios desde la investigación de la NTSB hasta los reportajes de la corriente dominante, con el fin de culpar del accidente aéreo únicamente al piloto, sin tener en cuenta las incoherencias. Y así, entre accidente y asesinato, me inclino fuertemente por el asesinato.
¿Quién orquestó el complot, entonces? Detrás de cada asesinato de Kennedy, John Hankey ve a los Bush, herederos de los nazis, insiste. Hankey pertenece a la categoría de los mentirosos a medias que preferirían ver las manos de los nazis antes que las del Mossad. Cree que JFK Jr. llamó George a su revista como forma de «decirle a todo el mundo quién creía que había matado a su padre, ocultando la respuesta a plena vista». Hankey no sospecha en absoluto de los Clinton. Tampoco John Koerner, que empieza su libro Exploding the Truth con un capítulo para «exonerar a los Clinton»: los Clinton querían tanto a los Kennedy que nunca les hubieran hecho daño, quiere hacernos creer[73].

Donald Jeffries es más racional al sugerir que se añada a John F. Kennedy Jr. a la lista del tristemente famoso «recuento de cadáveres de Clinton», que ya incluye bastantes muertes por accidente aéreo: Victor Raiser, copresidente nacional de finanzas de la campaña presidencial de Clinton (30 de julio de 1992), el Dr. Stanley Heard, miembro del comité asesor de Clinton en materia de sanidad (10 de septiembre de 1993), Hershel Friday, presidente del Comité de Finanzas de Clinton (1 de marzo de 1994). Después de todo, la asunción por parte de la Marina de las misiones de rescate y recuperación, y todo el protocolo de seguridad nacional en torno al caso, sólo pueden haber sido ordenados por el presidente Clinton. Roger Stone, antiguo ayudante del presidente Richard Nixon e investigador de la muerte de JFK, cree que los Clinton ordenaron el asesinato de JFK Jr. porque planeaba presentarse como candidato al escaño en el Senado que Hillary codiciaba[74].

Sin embargo, los Clinton ciertamente no tuvieron nada que ver con los asesinatos de JFK o RFK. Así que, sea cual sea el papel que desempeñaron en el caso del asesinato de JFK Jr., debieron de formar parte de un plan más amplio. Incluso si Hillary tuviera un motivo para eliminar a JFK Jr. de la carrera al Senado por Nueva York, no creo que se hubiera salido con la suya sin protecciones superiores. No olvidemos también que, en todos los asesinatos de Kennedy, el factor clave para el éxito es la complicidad de los principales medios de comunicación durante más de 50 años. Los Clinton no son los dueños de los medios.

Como Michael Collins Piper mucho antes que yo, y como Ron Unz más recientemente, creo que Israel asesinó tanto a JFK como a RFK. De ahí se desprende naturalmente la hipótesis de que Israel también asesinó a JFK hijo, y por la misma razón por la que mataron a RFK: para impedir que llegara a la Casa Blanca y reabriera la investigación sobre la muerte de su padre. Cuando digo «Israel», lo digo en sentido amplio, incluyendo a todos los maquiavélicos cripto-sionistas infiltrados en todas las capas de la estructura de poder estadounidense, incluyendo los medios corporativos.

Israel no sólo asesina a los Kennedy. Siguen asesinando su memoria, mediante un flujo constante de libros anti-Kennedy que atacan su carácter y vilipendian a su familia. Esto es lo que el investigador de JFK James DiEugenio llama «el asesinato póstumo de JFK», la obsesión por «sofocar cualquier legado que pueda perdurar»; porque «el asesinato es inútil si las ideas de un hombre viven a través de otros»[75]. Tomemos como ejemplo al pseudobiógrafo C. David Heymann, que tras trabajar para el Mossad en Israel (según admitió él mismo), regresó a EE.UU. sólo para escribir biografías de Kennedy, incluida la infame Bobby and Jackie: A Love Story (Bobby y Jackie: una historia de amor), y que, tras la muerte de JFK Jr., afirmó haber mantenido una relación secreta de diez años con él para llenar los medios de comunicación de basura[76]. ¿Por qué las editoriales y los principales medios de comunicación siguen tomando en serio a Heymann? ¿Por qué el New York Post hace una crítica positiva de su último libro, American Legacy: The Story of John and Caroline Kennedy (2007), que retrata a John Junior como un «piloto novato» que subió a su avión medio borracho y bajo una fuerte medicación («Vicodin para aliviar el dolor de un tobillo roto recientemente, además de Ritalin para el trastorno por déficit de atención y medicación para un problema de tiroides»), que despegó cuando «la niebla ya se había vuelto espesa y viscosa» y que pasó los últimos 30 segundos de su vida «sin distinguir entre arriba y abajo, tirando frenéticamente de los mandos del avión en un intento aterrorizado de enderezar su espiral mortal», «con instrumentos giratorios que le enviaban mensajes que no podía leer»?[77]

Las élites judías odian a los Kennedy desde que Joseph Kennedy, como embajador de Estados Unidos en Londres, trató de impedir que Roosevelt entrara en la Segunda Guerra Mundial, dimitió cuando lo hizo y luego se quejó de que «los judíos han ganado la guerra»[78]. Los Kennedy deben pagar por «los pecados del padre», como Ronald Kessler tituló su libro (The Sins of the Father: Joseph P. Kennedy and the Dynasty He Founded, 1996), una referencia no tan sutil a Éxodo 20:5 que afirma el derecho de venganza de Yahvé sobre tres generaciones. Las élites judías también odiaban a los Kennedy por todo lo que representaban, incluyendo un fuerte sentido de parentesco sanguíneo que los judíos prefieren que los gentiles no tengan.

Paradójicamente, en una nación fundada sobre el rechazo de la monarquía, los Kennedy encarnaban la idea de la realeza, la forma más elevada de una aristocracia dinástica fundada no sólo en la acumulación de riqueza y poder, sino en una patriótica dedicación al servicio civil. Es como si el arquetipo de la realeza hubiera cristalizado en Estados Unidos en esta familia, hasta el punto de que el nombre de la corte del Rey Arturo, Camelot, se ha adherido a su leyenda. Los Kennedy también encarnaban la raíz católica irlandesa del pueblo estadounidense, con su profundo antagonismo hacia el puritanismo británico, la rama del cristianismo más favorable a Israel, que ha llegado a dominar la política estadounidense desde Lyndon Johnson («Nuestro primer presidente judío», como le llama un periódico judío estadounidense)[79]. Desde este punto de vista, el triple asesinato del presidente Kennedy, su hermano menor y su único hijo son el equivalente en la cristiandad occidental del exterminio de la familia Romanov en la Rusia ortodoxa. Y creo que, al igual que Rusia con la familia del Zar, Estados Unidos sólo volverá a ser grande cuando abra los archivos y honre a los Kennedy como mártires nacionales de una potencia extranjera.

Pero espera: todavía hay un heredero varón de John F. Kennedy: Jack Schlossberg, hijo de Caroline Kennedy y Edwin Schlossberg. ¿Se convertirá en «nuestro primer presidente judío», pregunta el rabino Jeffrey Salkin? No lo sé, pero estoy bastante seguro de que no será asesinado.

Laurent Guyénot, 11 de febrero de 2019

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Fuente: https://www.unz.com/article/the-broken-presidential-destiny-of-jfk-jr/#footnoteref_80

Traducido al Espanol por ASH para Red Internacional

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NOTAS

[1]  Pierre Salinger, “Mourned for what he could have been,” UPI, 6 de agosto de 1999, reproducido en http://www.orwelltoday.com/jfksalinger.shtml

[2] Dave Saltonstall, Austin Fenner, Helen Kennedy y Greg B. Smith, “John F. Kennedy Jr. desapareció tras tomar un vuelo con su esposa y la hermana de ésta en 1999”, New York Daily News, 18 de julio de 1999, en http://www.nydailynews.com/news/national/plane-lost-vineyard-wife-sis-craft-t-article-1.846379.

[3] Laurence Leamer, Sons of Camelot: The Fate of an American Dynasty, HarperCollins, 2005, kindle, k. 225-67.

[4] Palabras de Jackie recogidas por Pierre Salinger, citadas de Christopher Andersen, The Good Son, JFK Jr. and the Mother He Loved, Gallery Boosk, 2014, kindle, k. 1912-4.

[5] Andersen, The Good Son, op. cit., k. 1645-52

[6] Andersen, The Good Son, k. 1962-7.

[7] Pierre Salinger, “Mourned for what he could have been,” UPI, 6 de agosto de 1999, reproducido en http://www.orwelltoday.com/jfksalinger.shtml

[8] Olivier Royant, John, le dernier des Kennedy, Éditions de l’Observatoire, 2018.

[9] Andersen, The Good Son, op. cit., k. 671-3

[10] John Quinn, “Like Father Like Son”, http://www.angelfire.com/ms/leg/JFK.html

[11] Pierre Salinger, “Mourned for what he could have been,” UPI, 6 de agosto de 1999, reproducido en http://www.orwelltoday.com/jfksalinger.shtml

[12] Andersen, The Good Son, op. cit., k. 4300-4309

[13] Andersen, The Good Son, op. cit., k. 4808-11.

[14] Lea el informe de Robert D. McFadden en https://ia801309.us.archive.org/10/items/nsia-KennedyJohnFJr/nsia-KennedyJohnFJr/Kennedy%20John%20F%20Jr%2002.pdf

[15] Liz McNeil, “¿Se habría presentado JFK Jr. a las elecciones presidenciales? His Best Friends Reveal His Last Days”, 19 de julio de 2016, https://people.com/celebrity/john-f-kennedy-jr-for-president-jfks-sons-political-ambition/

[16] Dominique Page, “Kennedy Junior: La pure hypothèse de l’assassinat,” https://largeur.com/?p=147

[17] Joe Siegel, “JFK Jr. Mulled Run For Senate in 2000,” New York Daily News, 20 de julio de 1999, http://www.nydailynews.com/archives/news/jfk-jr-mulled-run-senate-2000-article-1.847866

[18] Liz McNeil, “¿Se habría presentado JFK Jr. a las elecciones presidenciales? His Best Friends Reveal His Last Days”, 19 de julio de 2016, https://people.com/celebrity/john-f-kennedy-jr-for-president-jfks-sons-political-ambition/

[19] Matt Donnelly, “JFK Jr. se habría presentado a las elecciones presidenciales de 2016, según un alto asesor”, The Wrap, 29 de julio de 2016, https://www.thewrap.com/jfk-jr-would-have-run-for-president-in-2016-top-aide-says/ Preguntada por la revista People sobre si creía que JFK Jr. se habría presentado a las elecciones presidenciales, Terenzio responde: “Creo que con el tiempo habría dado el salto” (vídeo en https://people.com/celebrity/john-f-kennedy-jr-for-president-jfks-sons-political-ambition/ a los 3 minutos).

[20] Liz McNeil, “¿Se habría presentado JFK Jr. a las elecciones presidenciales? His Best Friends Reveal His Last Days”, 19 de julio de 2016, https://people.com/celebrity/john-f-kennedy-jr-for-president-jfks-sons-political-ambition/

[21] Joe Siegel, “JFK Jr. Mulled Run For Senate in 2000,” New York Daily News, 20 de julio de 1999, http://www.nydailynews.com/archives/news/jfk-jr-mulled-run-senate-2000-article-1.847866

[22] Christopher Andersen, The Good Son: JFK Jr. and the Mother He Loved, Gallery Books, 2014, kindle k. 4918-44.

[23] Lectura en Google.books. La grabación de audio del libro está en Youtube: este pasaje comienza a las 7:52.

[24] Wayne Madsen, “JFK Jr.’s Plane Crash Was Originally Treated As Murder Investigation”, 12 de agosto de 2009, en http://www.whale.to/c/jfk_jr5.html.

[25] Andrew Collins, “Hillary Clinton y la misteriosa muerte de JFK Jr”, 8 de mayo de 2016, http://pmnightlynews.com/index.php/2016/05/08/clinton-jfk-investigation/

[26] Laurence Leamer, Sons of Camelot: The Fate of an American Dynasty, HarperCollins, 2005, kindle k. 8297, quoted in Keith J. Kelly, “JFK Jr. Mad at Hill Senate Run: Book,” New York Post, 16 de marzo de 2004, https://nypost.com/2004/03/16/jfk-jr-mad-at-hill-senate-run-book/

[27] Citado en John Koerner, Exploding the Truth: The JFK Jr., Assassination, Chronos Books, 2018, kindle k. 540-45.

[28] Citado en Koerner, Exploding the Truth, op. cit., k. 540-5.

[29] https://midnightwriternews.com/mwn-episode-093-donald-jeffries-and-the-death-of-jfk-jr/

[30]  Wayne Madsen, “JFK Jr.’s Plane Crash Was Originally Treated As Murder Investigation”, Wayne Madsen Report, 12 de agosto de 2009, en http://www.whale.to/c/jfk_jr5.html. Madsen contó más detalles a Jeffries, que los recoge en su libro Hidden History: An Expose of Modern Crimes, Conspiracies, and Cover-Ups in American Politics, Skyhorse publishing, 2016, kindle k. 3981.

[31] Pierre Salinger, “TWA 800: The Truth Is Out There; Tell It,” Georgetowner, 27 de mayode  1999, https://georgetowner.com/articles/2013/07/22/salingers-accusations-about-twa-flight-800-resurface-new-documentary/

[32] Philip Weiss, “Radar Shows ‘Getaway Boat’ Fleeing Flight 800 Crash,” The Oberver, 12 de julio de 1999, https://observer.com/1999/07/radar-shows-getaway-boat-fleeing-flight-800-crash/

[33] Gordon Thomas, Gideon’s Spies: The Secret History of the Mossad, St. Martin’s Griffin, 2015, p. 95-99.

[34] Guela Amir, “La defensa de una madre”, George, marzo de 1997, reproducido en groups.google.com/forum/#!msg/soc.culture.usa/P-mc7BFF1Nc/K3S6Bizg-U4J

[35] Barry Chamish, “The Murder of JFK Jr – Ten Years Later,” www.barrychamish.com, reproducido en www.rense.com/general87/tenyrs.htm

[36] Barry Chamish, “A Zionist Looks at Final Judgment,” www.barrychamish.com, reproducido en https://rense.com/politics5/zionist.htm

[37] Laurence Leamer, Sons of Camelot: The Fate of an American Dynasty, HarperCollins, 2005, kindle k. 225-67.

[38] Wayne Madsen, “JFK Jr.’s Plane Crash Was Originally Treated As Murder Investigation,” 12 de agosto de 2009, en http://www.whale.to/c/jfk_jr5.html

[39] Mitchell Zuckoff and Matthew Brelis, “Plane fell fast, probe finds,” Boston Globe, 20 de julio de 1999, http://archive.boston.com/news/packages/jfkjr/072099_plane_fell.htm

[40] Artículo de UPI guardado en http://www.whatreallyhappened.com/RANCHO/CRASH/JFK_JR/upi.html

[41] John Quinn, “Hard Evidence Obtained of Conspiracy, Cover-up in JFK Jr. Death,” en http://www.angelfire.com/wy/1000/HardEvidence.html

[42] Donald Jeffries, Hidden History: An Expose of Modern Crimes, Conspiracies, and Cover-Ups in American Politics, Skyhorse publishing, 2016, kindle k. 3908-14.

[43] Mitchell Zuckoff and Matthew Brelis, “Plane fell fast, probe finds,” Boston Globe, 20 de julio de 1999, http://archive.boston.com/news/packages/jfkjr/072099_plane_fell.htm

[44] Dave Saltonstall and Bill Hutchinson, “Angler May Have Heard Crash,” New York Daily News, 21 de julio de 1999, http://www.nydailynews.com/archives/news/angler-heard-crash-article-1.846018

[45] El artículo de Anthony Hilder, “The explosive story: a Second Opinion on the Kennedy Crash” (La historia explosiva: una segunda opinión sobre el accidente Kennedy), Free World Alliance, estuvo accesible recientemente en http://netowne.com/conspiracy/konformist/kennedy.htm, de donde obtuve una copia, pero ya no existe.

[46] John DiNardo, “JFK Jr. Sky Flash Reporter Unapproachable”, 9 de agosto de 1999, en https://rense.com/politics4/jekunap.htm. Also in John Quinn, “JFK Plane Explosion Eyewitness ‘Compromised’ And/Or Missing,” 8-6-99, http://pages.suddenlink.net/anomalousimages/images/news/news489.html

[47] Mitchell Zuckoff and Matthew Brelis, “Plane fell fast, probe finds,” Boston Globe, 20 de julio de 1999, http://archive.boston.com/news/packages/jfkjr/072099_plane_fell.htm

[48] Jeb Burnside, “Revisiting JFK, Jr.,” Aviation Safety Magazine, Junio de 2016, http://www.aviationsafetymagazine.com/issues/36_6/features/Revisiting-JFK-Jr_11190-1.html

[49] Mitchell Zuckoff and Matthew Brelis, “Plane fell fast, probe finds,” Boston Globe, 20 de julio de 1999, http://archive.boston.com/news/packages/jfkjr/072099_plane_fell.htm

[50] Wayne Madsen, “JFK Jr.’s Plane Crash Was Originally Treated As Murder Investigation,” 12 de agosto de 2009, en http://www.whale.to/c/jfk_jr5.html

[51] Reportado por primera vez por John Quinn, “Hard Evidence Obtained of Conspiracy, Cover-up in JFK Jr. Death,” on http://www.angelfire.com/wy/1000/HardEvidence.html, reproducido por Donald Jeffries, Hidden History: An Expose of Modern Crimes, Conspiracies, and Cover-Ups in American Politics, Skyhorse publishing, 2016, kindle k. 3956-61, y por John Koerner, Exploding the Truth: The JFK Jr., Assassination, Chronos Books, 2018, kindle k. 1228-46.

[52] Dale Russakoffy Lynne Duke, “JFK Jr.’s Joyful, Fateful Final Hours”, Washington Post, 21 de julio de 1999, https://www.washingtonpost.com/archive/politics/1999/07/21/jfk-jrs-joyful-fateful-final-hours/308a73e7-5bfb-4995-a25c-38e0f3cbbd08/?utm_term=.35b9f292747c.

[53] Dave Saltonstall, Austin Fenner, Helen Kennedy y Greg B. Smith, “John F. Kennedy Jr. desapareció tras tomar un vuelo con su esposa y la hermana de ésta en 1999”, New York Daily News, 18 de julio de 1999, en http://www.nydailynews.com/news/national/plane-lost-vineyard-wife-sis-craft-t-article-1.846379.

[54] John Quinn, “Was JFK Jr Murdered?”, 2 de agosto de 1999, http://www.angelfire.com/wy/1000/WasJFKJR.Murdered.html

[55] Michael Daly, NY Daily News, 18 de julio de 1999, citado de John Koerner, Exploding the Truth: The JFK Jr., Assassination, Chronos Books, 2018, kindle k. 1211-19.

[56] Alan Levin, Kevin Johnson, and Deborah Sharp, “Pilot Kennedy was ‘conscientious guy,’” USA Today, 21 de julio de 1999, quoted in Koermer, Exploding the Truth, op. cit., k. 1211-19.

[57] Citado en John Koerner, Exploding the Truth, op. cit., k. 1179-95.

[58] Donald Jeffries, Hidden History: An Expose of Modern Crimes, Conspiracies, and Cover-Ups in American Politics, Skyhorse publishing, 2016, kindle k. 3879-81.

[59] Christopher Andersen, The Good Son: JFK Jr. and the Mother He Loved, Gallery Books, 2014, kindle k. 141-43.

[60] Ricardo Alonzo-Zaldivar, “Instructor Offered to Fly with JFK Jr., Report Says,” Los Angeles Times, 7 de julio de 2000, http://articles.latimes.com/2000/jul/07/news/mn-49042

[61] Koerner, Exploding the Truth, op. cit., k. 1392-1427.

[62] Artículo deUPI reproducido en http://www.whatreallyhappened.com/RANCHO/CRASH/JFK_JR/upi.html

[63] Jeffries, Hidden History, op. cit. k. 3930-32.

[64] L. C. Vinvent, “On the Elimination of Natural Leaders,” 22 de enero de 2013, https://www.henrymakow.com/on-the-elimination-of-natural.html

[65] Joanna Weiss and Matthew Brelis, “JFK Autopsy Rushed,” Boston Globe, 23 de julio de 1999, http://archive.boston.com/news/packages/jfkjr/0722_coroner.htm

[66] Paula Maxwell, “Kennedy Cremated in Duxbury,” Duxbury Clipper, 28 de julio de 1999.

[67] Mitchell Zuckoff, “Bodies of 3 are recovered,” Boston Globe, 22 de julio de 1999, http://archive.boston.com/news/packages/jfkjr/bodies_recovered.htm

[68] Citado en Jeffries, Hidden History, op. cit., k. 4121-25.

[69] Mike Allen, “Bodies From Kennedy Crash Are Found,” New York Times, 22 de julio de 1999, https://www.nytimes.com/1999/07/22/us/bodies-from-kennedy-crash-are-found.html

[70] “Remains of JFK Jr., wife and sister-in-law buried at sea,” 22 de julio de 1999, http://edition.cnn.com/US/9907/22/kennedy.plane.07/

[71] Michael Zennie, “The Kennedys fought Over Where Bodies Would Be Buried… “, Daily Mail, 3 de noviembre de 2013, en https://www.dailymail.co.uk/news/article-2486083/Kennedys-fought-bodies-buried-JFK-Jr-plane-crash-bullied-heartbroken-mother-wife-Carolyn.html

[72] Anthony Hilder, “The explosive story: a Second Opinion on the Kennedy Crash,” Free World Alliance, léase en http://netowne.com/conspiracy/konformist/kennedy.htm.

[73] Otro artilugio del mismo estilo: https://www.popdust.com/conspiracy-theory-thursdayjfk-jr-was-murdered-and-you-wont-believe-who-1892591783.html

[74] Darren Boyle “Conspiracy theorist claims Hillary Clinton ‘murdered’ John F Kennedy Jnr because he was planning to run for the same senate seat as her in shocking new book,” MailOnline, http://www.dailymail.co.uk/news/article-3539583/Conspiracy-theorist-claims-Hillary-Clinton-murdered-John-F-Kennedy-Jnr-planning-run-senate-seat-shocking-new-book.html

[75] James DiEugenio, “The Posthumous Assassination of JFK”, in The Assassinations: Probe Magazine on JFK, MLK, RFK, and Malcolm X, editado por Jim DiEugenio y Lisa Pease, Feral House, 2003.

[76] Andrew Goldman, Observer, 2 de agosto de 1999, “Kennedy ‘Expert’ C. David Heymann: Do His J.F.K. Jr. Stories Hold Up?”, http://observer.com/1999/08/kennedy-expert-c-david-heymann-do-his-jfk-jr-stories-hold-up/ Lea también David Cay Johnston, “C. David Heymann’s Lies About JFK and Jackie, Marilyn Monroe and Elizabeth Taylor”, Newsweek Magazine, 27 de agosto de 2014, http://www.newsweek.com/2014/09/05/c-david-heymanns-career-serial-fabulist-266876.html

[77] Elizabeth Wolff, “Inside JFK JR.’s Daze of Doom”, New York Post, 17 de junio de 2007, https://nypost.com/2007/06/17/inside-jfk-jr-s-daze-of-doom/

[78] Citado en Herbert Druks, John F. Kennedy and Israel, Praeger Security International, 2005, p. 10

[79] Morris Smith, “Our First Jewish President Lyndon Johnson? – an update!!,” 5 Towns Jewish Times, 11 de abril de 2013, en 5tjt.com.

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