El fabuloso negocio de los recién paridos CAPITULO VI – por María Poumier

La Doctora María Poumier (exprofesora en la Universidad de París VIII) nos hace el inmenso favor de publicar en nuestro sitio su próximo libro sobre los vientres de alquiler (gestación subrogada), que es de una actualidad ardiente. Aquí el sexto capitulo.                                                                           RI

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El fabuloso negocio de los recién paridos

CAPITULO VI

por María Poumier

 

Resumen: África, clave para entender la problemática de la reproducción artificial

Aquí se señalarán varias dimensiones en que África es matriz, vanguardia y resumen de lo que pasa en el mundo entero. Primero, en lo que fue el gran negocio de la adopción, sustituido ahora por la “adopción in utero” como le llaman los ideólogos del alquiler de vientres. En segundo lugar, recordaremos el estatuto jurídico de los hijos de esclavos, en el período colonial, maqueta de lo que se le quiere imponer al mundo entero ahora. Luego veremos la función militar de la sodomización, imprescindible en los procesos de sometimiento de cada población. Esto está especialmente estudiado por los  afro descendientes, en el continente americano. Por fin, admiraremos la profundidad de la espiritualidad africana, que pone a la familia en un lugar céntrico, más que  las religiones de otros continentes.                                                                                Maria Poumier

 

África, yacimiento de “huérfanos” para la venta

Si el negocio de los vientres de alquiler ha podido crecer, es porque el mercado de la adopción está en crisis, y se ha reducido en todos los países, por la cantidad de casos de niños robados y en realidad vendidos en otros países.

Volvamos brevemente sobre la problemática de la adopción.

En cada región en guerra o asolada por una calamidad natural, surgen ONG extranjeras que hacen cosechas de niños adoptables.

En 2004, eran 23 000 las demandas de adopción anuales en Francia. De estas, se pudo satisfacer una parte mediante la adopción de niños peruanos, colombianos, haitianos y en un 50% africanos. Pero diez años más tarde, no se registran más que mil por año. Además muchos niños más terminan descuartizados para el tráfico de órganos. En Francia se descubrió una operación que involucraba al hermano del presidente Sarkozy. Unos 103 niños fueron raptados en Chad, en una zona que no padecía ninguna guerra, pero que está cerca de la región de Darfur, disputada entre Chad y Sudán porque es la zona de extracción petrolera. La asociación “El Arca de Zoe” puso vendajes y yesos a los niños para embarcarlos clandestinamente con destino a Francia como huérfanos de guerra. Pero los padres lograron alertar a la prensa y exigir del gobierno chadiano detener esta operación. El jefe de la ONG quedó detenido, y el presidente Sarkozy se precipitó, no para salvar a los niños sino a los que habían planificado la operación. Su esposa y su ministro de Asuntos extranjeros Bernard Kouchner también acudieron en la defensa de los ladrones de falsos huérfanos, que se defendían diciendo que los habían engañado. Sarkozy logró la liberación de seis de los ocho detenidos y ya condenados; se les juzgó en Francia, y fueron rápidamente liberados. En 2014 se dio el juicio de apelación, y ni siquiera fueron condenados a una multa por sus “errores”. El caso es que habían prometido la entrega de 10 000 supuestos huérfanos, y el Arca de Zoe dependía estrechamente de un laboratorio Biotech, en cuyas instancias directivas figuraba un hermano del presidente. El África entera se movilizó con un razonamiento sencillo: “antes los europeos raptaban a nuestros padres para llevárselos como esclavos, ahora lo hacen con nuestros hijos”. Se había montado el negocio en 2004, cuando ocurrió el tsunami devastador en Tailandia. El objetivo de Biotech era experimentar el montaje de programas sanitarios sobre niños en dificultad del Tercer mundo. Actuaba también en Australia. Utilizaban el papel de los correos oficiales de otra ONG, Children Rescue, y de la Onu. Ningún juez o periodista averiguó a dónde fueron a parar los niños capturados por El Arca de Zoe. Se sospecha que sirvieron para experimentos de vacunas nuevas o cosas peores. Los datos detallados sobre estas redes los publicó el periodista franco camerunés Charles Onana y la Red Voltaire en 2007. Nunca fueron desmentidos, solamente silenciados.

En Haití, tras el terremoto de 2010, se denunció la llegada de agencias humanitarias igualmente sospechosas.

Repetidamente se menciona el nombre de Bernard Kouchner, fundador de la ONG Médicos sin fronteras, y con cargos de ministro en varios gobiernos sucesivos. Varios periodistas denuncian que mantiene una actividad muy rentable en lo humanitario sin dejar por ello sus funciones políticas. El único argumento con el cual él contesta es que sus acusadores son antisemitas.

Observemos que son imprescindibles los traslados a grandes distancias para los tráficos de mujeres y de niños, donde ni familiares ni autoridades locales los puedan proteger. África del Sur fue el primer país en desarrollar las mafias especializadas en el tráfico de seres humanos. Las redes de prostitución las controlan las redes de “libaneses”, los mismos a los que se les decían « turcos » en América latina; esto vale especialmente para Costa de Marfil

Cada Estado, impulsado por la opinión pública, trata de limitar la exportación fraudulenta de sus niños, con el pretexto de la adopción internacional. Hay lugares donde la exportación de niños llegó a ser una fuente de ingresos apreciable. Se calcula que en Guatemala, rendía tanto como la exportación del plátano, el principal recurso del país.

La convención de La Haya ahora estipula que los hijos abandonados por su familia deben criarse en tierra natal. Tailandia y Rusia están entre los países que han firmado este convenio, y procuran luchar contra la hemorragia de sus ciudadanos con medidas legislativas severas. Rusia prohíbe la adopción a los estadounidenses, porque se han denunciado casos de niños adoptados por parejas homosexuales que los violaban y usaban para negocios de pedofilia. Una pareja gay había adoptado nueve varones, de los cuales cinco acudieron a los tribunales en 2013.

Ya pasó pues el boom de la adopción internacional, y de todas formas en cuanto los niños adoptados crecen, desarrollan a menudo cierta agresividad contra sus familias, interpretando su situación como de niños robados a sus familias naturales para satisfacer un ansia de propiedad por parte de gente más adinerada. Tan violentas se vuelven las relaciones que en EEUU se ha desarrollado una bolsa para niños de segunda mano; son agencias las que se ocupan de estas reubicaciones, llamadas rehoming.

Y los infelices deben pregonarse a sí mismos con videos, para encontrar quien los readopte. También se dan casos de niños abandonados en aeropuertos, sin ningún documento que permita identificarlos. 4000 niños rusos, de 58000 adoptados en USA, fueron devueltos.

El negocio de los vientres de alquiler viene pues a sustituir la adopción internacional, con una diferencia: la adopción se justifica cuando se trata de salvar a un huérfano en peligro porque no tiene familia para criarlo; en cambio, con el embarazo por dinero, se planifica el abandono de un hijo para cumplir con un contrato de venta.

En el África, aunque los africanos mismos muchas veces no se enteran, y cuando les llegan las noticias, se espantan, la fabricación de recién nacidos para la venta ha dado lugar a grandes escándalos. El procedimiento es brutal y sencillo; no hay instalaciones sofisticadas, ni hospitales con la tecnología adecuada; pero en los territorios en guerra, las mujeres suelen ser secuestradas, violadas y encerradas hasta que den a luz. También se las embarca en grupos para la India, para meterlas en las granjas ya mencionadas. Se sospecha de que además haya muchos viajes de mujeres con falsa identidad a ciertos países de Europa donde es ilegal la maternidad de sustitución para dar a luz a niños que ellas declaran no querer criar, pues existe esta forma de abandono legal y anónimo, por lo menos en Francia. Pero luego aparece un hombre que declara ser el padre, tras lo cual la esposa del mismo realiza los trámites para la adopción. Esto en Francia lo realizan tanto mujeres negras como árabes y gitanas, y hasta francesas de nacimiento. Todas lo hacen por dinero, bajo la mesa.

La sociedad africana mantiene tradiciones matriarcales y valora altamente la fecundidad femenina. La mujer que no puede tener hijos padece un verdadero ostracismo. Esto ha dado lugar a descubrimientos destapes chocantes en las clases dirigentes: en Níger, en octubre 2013, se celebró el bautizo de dos gemelos de un inspector de policía, cuya madre jamás había estado embarazada; el fraude implicaba una red de países: Níger, Nigeria, Benín, Burkina Faso y posiblemente Togo. En las granjas carcelarias para mujeres, a veces es un solo joven el violador en serie, y los niños se venden carísimo, sin que las madres puedan protegerlos; en el país vecino se les hacen los certificados de nacimiento falsos. Pero también se venden bebés para la realización de sacrificios humanos, especialmente en vísperas de elecciones, y hay redes de prostitución para poderosos pedófilos. En Nigeria se han desmantelado varias granjas semejantes en 2012 y 2013, y tal vez sea el país con el mayor número de este tipo de casos.

 

El esquema esclavista

La definición moderna de la esclavitud estriba en que viola el principio de indisponibilidad del cuerpo humano. Ni tendría el derecho de dar mi brazo a torcer ni a comer, con el pretexto de alimentar a un caimán, ni puedo aceptar que la medicina utilice mi cuerpo, mis órganos, mis células o mis hijos en detrimento mío y en provecho de otros. Este principio es el que los experimentadores modernos quieren abolir solapadamente. Hay que volver sobre las formas de esclavitud que precedieron a esta porque hay continuidad.

En África el repudio a la violación de las normas tradicionales es el más enérgico, porque sigue viva la experiencia ancestral de la esclavitud. Esta sigue practicándose en Mauritania, y ha vuelto a reaparecer en Libia, tras el derrocamiento de la Yamahiriya de Muamar Kadhafi. Todo esto hace que los africanos no caigan tan fácilmente en la trampa de la retórica del progreso tecnológico.

Mientras los historiadores blancos insisten sobre la bula papal Sublimis Deus de 1537, que procuraba proteger a los indígenas americanos de la esclavización, y reconocía su humanidad con el estatuto de niños necesitados de protectores, los historiadores negros insisten en la bula Romanus Pontifex del papa Clemente V, que alentaba a los portugueses a evangelizar el África, en el marco de la competencia con el imperio otomano, antes del descubrimiento de América, en 1454. Esta bula es la que sirvió para encubrir la expansión industrial trasatlántica de la esclavitud tradicional ya muy difundida, pero que conoció un auge imprevisto con la conquista europea de América. En América misma, los eclesiásticos compraban esclavos para su servicio personal, y hubo casos de eclesiásticos traficantes. Y nunca hubo esclavos voluntarios para la deportación y la desculturización. Recordemos que la palabra “eslavo” procede de “esclavo”, pues otros europeos los capturaban y vendían en masa durante toda la Edad media, antes de la expansión portuguesa en las costas occidentales africanas.

Lo mismo que en el mundo musulmán, era una especialidad judía este negocio, pues hacían de intermediarios y banqueros para la dirigencia autóctona en ambos universos. En los siglos posteriores, judíos fueron los negreros trasatlánticos, los creadores de sociedades de seguro y los armadores de las flotas que practicaban el comercio triangular, tanto en la América latina como en la anglosajona.

Con el trasfondo de esta herencia cultural del Medioevo, hay que recordar que el eugenismo de Hitler no sólo puso en peligro a los judíos, sino a los negros, con la prohibición de matrimonios interraciales y programas de esterilización masculina de los negros que vivían en Alemania. Pero además, Hitler describía a la población rusa y eslava en general como raza inferior que debía ponerse al servicio de la germánica; esto es lo que justificaba, según él, la expansión militar de los alemanes hacia Polonia, y los demás países eslavos. Es importante recordar este trasfondo porque explica la fuerza del internacionalismo ruso, como respuesta al imperialismo germano-anglosajón, hasta nuestros días.

El Código negro francés de 1685, que sirvió de modelo al español, le da un estatuto de « bien mueble » al esclavo, un estatuto ambiguo, de cosa o animal; los detalles de este documento habían sido oportunamente sepultados en el olvido, hasta que el historiador catalán Luis Sala-Molins los publicó subrayando su carácter criminal. Dicho Código llegaba tarde, y se proponía limitar los abusos, apoyándose en referencias religiosas. Pero si bien prevé algunos límites al poder del amo, no considera al siervo nunca sino como individuo móvil, sin raíces ni vínculos familiares. Los dueños trataban de impedir la constitución de parejas estables y familias; a los niños se les podía vender sin las madres, y a la inversa. La paternidad no se reconocía nunca, y los mulaticos no reconocidos nacían esclavos como los demás. La Iglesia trató de limitar esta deshumanización implacable, exigiéndole a los amos casar por la iglesia a las parejas, respetar los días feriados, bautizar a los infantes, favorecer el ascenso al estatuto de liberto, que los esclavos conseguían a menudo pagándole al amo su propio rescate, con el producto de las ventas de vegetales que se les permitía cultivar para su propio sustento, o alquilándose por temporadas como mano de obra.

Las llamadas “piezas de Indias” no tuvieron defensores peleadores como los indígenas; los argumentos de Bartolomé de Las Casas triunfaron en la legislación española, y los indígenas estuvieron protegidos por ley, mientras el Vaticano prefirió ignorar a los pocos religiosos que argumentaban sobre la base del derecho natural en favor de los africanos esclavizados en un marco perfectamente legal. Esto ha quedado demostrado por el ya mencionado Louis Sala-Molins.

El Consejo de Indias, tanto como el rey Carlos II, se negaron a tomar en cuenta los reparos de dos atrevidísimos frailes capuchinos en 1686, porque las autoridades eclesiásticas no les escuchaban, sino que los silenciaron y los metieron presos.

Todo esto, que se ha borrado de la memoria blanca, queda profundamente implantado en la memoria negra, y se mantiene una instintiva negativa a seguir la corriente que quiere vender el baby business (negocio de los bebés) como innovación progresista. Saben que se trata de un know how (una habilidad) heredado de los negreros coloniales, reciclado en función de las nuevas posibilidades del mercado, con una propaganda similar: ya no se trata “evangelizar” a salvajes predestinados por la maldición de Noé contra los descendientes de su hijo Cam, condenados a servir a las otras razas, sino que se esgrimen sofismas en términos de “derechos humanos”, el derecho de algunos adinerados a tener hijos a pesar de limitaciones naturales, y a comprarlos. Los descendientes de africanos también recuerdan que el estatuto de persona comprada desde antes de nacer favorece los abusos sexuales; en las crónicas del esclavismo americano, se tienen los testimonios de niños violados, no solamente de las madres. De ahí el rechazo muy profundo al homosexualismo en la comunidad negra, visto no solamente como cosa antinatural y satánica, sino como sodomización de indefensos.

 

La función militar de la sodomización

Sodomizar a una categoría de población siempre ha sido un arma de destrucción masiva de la autoestima, y por lo tanto de la capacidad de resistencia de todo el grupo. El delirio homosexualista que invade a Occidente y que se le quiere imponer al África, los africanos lo sienten como un procedimiento indirecto para castrarlos mentalmente, castrar a un continente entero. El presidente Obama, hijo de un kenyano, quiso imponer en ese país leyes para la protección de los homosexuales. Lo recibieron con insultos y protestas callejeras; en Uganda pasó lo mismo, y el presidente rechazó los fondos que se les prometía a cambio de esta violación de sus tradiciones. Esto se origina en una fobia hondamente sensata.

En la Antigüedad y la Edad media, la castración de niños era una práctica masiva con los esclavos, para hacerlos más dóciles y más talentosos. Se les destinaba a ser cuidadores de harems, contadores, ministros, cantantes. Verdún, en el norte de Francia, fue la ciudad que tenía la fábrica de jóvenes eunucos que abastecía a toda Europa. Había equipos de cirujanos judíos especializados en ello, como lo sacó a relucir la historiadora afrocolombiana Rosa Amelia Plumelle Uribe. Aquello era la high tech (tecnología avanzada) de entonces. Esto duró siete siglos en el mundo musulmán, algo menos en el cristiano. Desde la lucidez de los descendientes de la “raza maldita” según los que toman al pie de la letra el Antiguo Testamento, o “raza sufrida” como se describen a sí mismos los afro-descendientes en América entera, la actual feminización de los hombres que se impone desde los países nórdicos es una tentativa de castración consensual. Y el peligro para los que pretenden la hegemonía mundial está en la virilidad negra, pues fue efectivamente la clave de la resistencia a la esclavitud.

 

La Trinidad según los africanos

Para la espiritualidad africana, la santísima Trinidad es la del triángulo padre, madre e hijo. De la civilización egipcia más remota nos llega el culto cristiano a la Sagrada familia, y la tradición de los pesebres de Navidad, implantada por san Francisco tras sus viajes al África, precisamente. La generosidad excepcional e intransigente de san Francisco tiene que ver con su misión espiritual que fue, entre otras facetas, la de traspasar lo mejor de lo africano en el mundo europeo. África toda mantiene viva la solidaridad infalible en el seno de la familia amplia, como matriz del bien común. No se trata de una utopía, sino que el Ubuntu (la responsabilidad de cada uno con todos los demás) es la condición concreta de la sobrevivencia de todos.

Por otra parte, se puede considerar carente de sentido el enfrentamiento entre sensibilidades normales y homosexualistas, ya que siempre existió esa marginalidad en la naturaleza misma, en el mundo animal como en el humano, sin que dé lugar a guerras de exterminio de unos por otros. Estimular los enfrentamientos es algo que los descendientes de esclavos relacionan con los preceptos del esclavista inglés Willie Lynch, que tenía estancias en el Caribe. Para que pueda durar 300 años más el sistema esclavista, decía él en 1712, es imprescindible y suficiente fomentar divisiones en las dotaciones, por origen, lengua, funciones, creencias religiosas, lugar de residencia etc.

Es preciso considerar, como los afroamericanos, que cierta “blanquitud” (el polo dominante opuesto a la “negritud”) está intentando tratar al género humano en su totalidad como lo hizo con un grupo específico durante cinco siglos. Hoy la novedad es que el hombre blanco también se encuentra coceado y manipulado como ganado, lo que antes era el trato reservado a los no blancos, a las llamadas razas inferiores.

El punto de vista africano también ofrece recetas para el auge de la rebeldía. Suelen los historiadores blancos considerar como héroes a los militantes abolicionistas europeos que pelearon el siglo XIX por la extinción de la esclavitud. Pero el motor primario, decisivo, fue la rebelión violenta, con sacrificio de sus vidas, de los más maltratados, en las plantaciones: incendiaban los cañaverales, saboteaban instalaciones industriales, envenenaban a los mayorales y amos, desaparecían en el monte como cimarrones, con familias enteras, o practicaban suicidios colectivos ritualizados como “regreso a la tierra madre africana” si no tenían donde huir. Todo esto es lo que le quitó rentabilidad al sistema esclavista, hasta arruinarlo.

Los abolicionistas blancos por su parte, si bien no respaldaban estas prácticas insurreccionales, sino que buscaban compromisos negociados entre los intereses antagónicos de amos y esclavos, insistían en la depravación de los amos, que favorecía todas las variantes de la prostitución, con costumbres relajadas que no se tolerarían en la vieja Europa. Denunciaban una auténtica corrupción moral tanto entre los amos como entre sus “posesiones”. Esto lo desarrollaron tanto Victor Schoelcher en Francia como el cubano José Antonio Saco. Y las novelas del tiempo colonial describen como una obsesión los casos de incesto que ocurrían entre medio hermanos ignorantes de su común origen paterno, una verdadera plaga que producía crisis mortales en muchas familias cuando se descubrían. Recordemos que la expansión del incesto involuntario entre medio hermanos es también una de las consecuencias de la difusión del “donativo anónimo” de células sexuales, una de las facetas de la moderna esclavización para la reproducción.

Si encaramos la presión de nuestras sociedades para que se desarrolle el libertinaje y la pornografía hasta en las escuelas, con pretexto de la educación sexual, en términos de proyecto corruptor instrumentado por modernos esclavistas, seremos mucho más fuertes para combatirlo de manera frontal y físicamente. La polaridad colonial no ha desaparecido; a nivel estadístico, los países blancos o norteños son los compradores de niños, y los países que sirven de yacimiento de mujeres y recién paridos están en el sur de piel oscura. No bastará el impulso a la vieja tradición cristiana más depurada y exigente si queremos erradicar el alquiler de vientres y otros inventos para hacer más fructífera la industria de la reproducción de humanos: debemos apoyarnos en la pujanza de los negrísimos impulsos espirituales sureños. Recordemos que los griegos nombraron Afrodita a la diosa del amor, y era en un principio una divinidad materna, la traducción de la Isis egipcia, pues Afrodita quiere decir nacida del África.

Debemos estar unidos en nuestros sueños, para convertirlos en realidad, la historia y la lógica nos dicen que no hay otro camino. No podemos dejar que nos impongan la ideología del gender (el género, noción artificial para desvalorizar la natural división biológica entre hombres y mujeres, y confundir a los jóvenes) que sirve para castigar a todo el que se apoye en la virilidad y la valentía física para expresar su indignación. El objetivo de nuestro enemigo común, el mercado dictatorial, es reducir nuestro poder reproductivo, en lo fisiológico como en lo mental.

 

Nigra sum sed formosa

El Cantar de los Cantares es un diálogo amoroso entre el rey Salomón y la reina de Saba. Él celebra su belleza, y ella le responde: “negra soy, pero hermosa.” Esta hermosura, la celebramos aquí como la base de la pirámide que nace de todo pensamiento sólido.

Observemos otro grado de profundidad en la denuncia africana de lo que en el universo más industrializado se da por sentado. La teoría de la evolución según el esquema darwiniano hace de la raza negra la más antigua y primitiva, muy próxima al mono, porque comparten desde siempre las mismas bases territoriales y hay cierta semejanza de facciones. No obstante, los científicos reconocen que hay una ruptura radical entre humanos y demás mamíferos. Por lo tanto, los africanos son tratados como “el eslabón faltante” en la evolución, de mono a humano, o sea, seres inferiores, detenidos en cierto escalón porque no han cumplido del todo con la ley de la evolución. La teoría de la evolución, si bien explica ciertos elementos de la historia de nuestro planeta y sus habitantes, tiene fallos de todos conocidos: pues hay especies que se mantienen intactas desde hace millones de años, contra vientos, mareas, luchas por la sobrevivencia, cambios en el entorno, mutaciones azarosas y cualquier otro factor.

Pero además, es que hoy en día el darwinismo funciona como dogma, es un sistema doctrinario y de ambición totalitaria. Cuando surgió en el siglo XIX, pretendía ser pensamiento científico que liberaba de los dogmas cristianos. Hoy en día, sirve para eliminar del campo de la conciencia “universal” al factor negro, o sea para organizar la invisibilidad de los planteamientos y reivindicaciones que parten de la conciencia negra.

Ya ciertas cumbres del pensamiento europeo Kant y Hegel dejaron constancia, en negro y blanco, de que según los filósofos, el África no pertenece a la historia, y hay dirigentes temerarios que lo siguen repitiendo, como el presidente Sarkozy que se atrevió a proclamar que los africanos siguen viviendo fuera de la historia, en un recibimiento oficial en Dakar, suscitando una indignación popular a escala de todo el continente. En realidad, Darwin sigue siendo una referencia estelar porque edificó un mito según el cual los sabios europeos pueden considerarse a sí mismos los nuevos dioses, el firmamento del mundo moderno. De ahí que busquen estimular un transhumanismo cuyo resultado será relegar a la mayor parte de la humanidad en la categoría de los infradotados, los desechos de la evolución, los atrasados congénitos o simplemente retrasados mentales. Da la casualidad que estos seres humanos también son los que estorban sus delirios de omnipotencia y su apetito para saquear las riquezas del continente africano, de las selvas amazónicas, de la Patagonia y más.

Los pensadores africanos reconocen que sus más altas tradiciones no las conocen ya ni los africanos modernos, permeados de occidentalismo impuesto y corruptor, y padeciendo una grave crisis de la conciencia tradicional. Lo que se perdió es el saber esotérico transmitido antiguamente como secreto activo por la iniciación de persona mayor a menor, aunque superficialmente subsiste, pero en formas empobrecidas, adaptadas como folclore para el gusto de los extranjeros. Sin embargo, se mantiene la sana desconfianza popular de lo que se pretende racional y autorizado a rendir cuenta de la realidad toda, cuando en los dogmas científicos occidentales impera la incoherencia, y la verdadera sabiduría universal reside más bien en la mitología de cada área cultural.

Pues no, repite la sabiduría africana, ni la creación ni la procreación se pueden disolver en la tecnología. Tampoco el factor negro en sentido más amplio, el de la conciencia de los de abajo, de los malditos, de los pobres de la tierra, se puede disolver en el business.

De hecho, el eugenismo que apunta específicamente a los africanos no ha desaparecido. En 1910, el doctor Charles Richet, premio Nobel de medicina, escribía: “Vamos a crear entre las razas que pueblan la tierra una verdadera aristocracia, la de los blancos de pura cepa, no mezclada con los detestables elementos étnicos que el África y el Asia introducirían entre nosotros [si los dejáramos].” Estas cosas ya no se pregonan en voz alta, porque no se quiere que los africanos y descendientes de africanos se enteren, pero todos los habitantes de América conocen las reglas de la barrera del color y el techo de vidrio (el límite invisible que no se puede cruzar). En realidad, la lógica nos obliga a reconocer que no se puede edificar un orden filosófico, político o social si no se parte de la base, de lo que más arraigado está en la tierra, como substrato que nos sostiene. En todos los países sigue vigente una misma jerarquía del color: lo más pálido en el mando y lo excepcional individual, lo más oscuro en la fuerza física y colectiva. No estar atento a la absoluta legitimidad del pensamiento negro en tanto que expresión de lo que sostiene al resto del mundo es irresponsable, es peligroso y suicida para la humanidad entera.

En América es donde surge en todo su esplendor el negrismo a principios del siglo XX como sensibilidad a la expresión africana, precisamente porque todos están abocados a la convivencia y a la mezcla de sangres, gustos y costumbres, cosa que no sucedía hasta hace poco en los demás continentes. Pero a nivel espiritual el profundo respeto a lo africano existió mucho antes que triunfara el llamado racismo científico, hoy en día sofocado, pero no menos pernicioso, porque es una pendiente fatal en aquellos que se sienten en una posición eminente, y consideran el mundo desde arriba, desde su altura.

Ya en 1904, el alemán Leo Frobenius, formado en la arqueología helénica, se volvió africano adoptivo, a raíz de sus viajes al África occidental, y está entre los fundadores de la etnología. Nos transmitió la envergadura del pensamiento africano, que se trasfundió a la cultura europea en el tan celebrado politeísmo griego, a través de migraciones que él estudió cuidadosamente, desde el universo yoruba atlántico por una parte y Egipto por otra parte, Egipto a la que los griegos consideraban fuente de toda sabiduría. Los especialistas saben perfectamente que Heráclito, Pitágoras y Platón habían viajado a Egipto, vivido allá y recibido enseñanza iniciática; o sea aprendieron allí lo mejor de lo que le dieron al mundo. Pero seguimos acostumbrados, un siglo todavía después de Frobenius, a considerar los aspectos teatrales del politeísmo africano “brujería”, “santería”, “animismo”, o sea algo que no llega a ser una espiritualidad cabal sino que descansa en la “superstición”. Como si acaso nuestra afición desmedida a los fármacos, las vacunas, los seguros, los medios de comunicación, celulares y pantallas en general, no fuera una enorme manifestación de superstición compartida en toda la sociedad…

Falta por reconocer el monoteísmo africano, perfectamente identificable en la civilización egipcia, pero que irriga todo el continente, y se conjuga felizmente con el cristiano o el musulmán. Ra, el cielo y el creador, Isis, la tierra madre, Osiris, el hijo, el encarnado, pero a la vez el agua que da vida, constituyen la trinidad divina que desemboca en el cristianismo en el culto a Dios padre, a Cristo hijo y a la Virgen. Los musulmanes veneran también a Cristo y a su madre, y visitan para orar como peregrinos los mismos santuarios dedicados a María. Y en la educación africana, este respeto a la trinidad fundadora sigue siendo el centro, aun sin mencionar o nombrar las divinidades egipcias, lo cual nos devuelve al tema de la aberración de intentar negar, fragmentar o pisotear el triángulo familiar biológico indestructible, zócalo del cual procede todo equilibrio espiritual, y toda creatividad con futuro.

Pero hay que repetirlo: se sigue “denigrando”, es decir negando a los descubridores negros , ocultando sus aportes, despareciendo documentos sobre la esclavitud para que los descendientes de esclavos no puedan pedir cuentas legítimas y reparaciones que serían benéficas para todos. La misión histórica de los pensadores negros es retrotraer a la humanidad entera hacia la humildad, al buen sentido común indispensable para que se salve la humanidad. Partiendo de esta sensibilidad, con los pies sobre la tierra, descalzos como las órdenes mendicantes medievales, es cómo hallaremos fuerzas para denunciar a las supuestas élites científicas, tecnológicas o financieras que nos tratan globalmente a todos como simples yacimientos de tesoros en el mejor de los casos, o desechos reciclables si no se pueden eliminar del todo cuando molestan.

Empecemos, para afianzar esta dimensión interior de nuestra resistencia, por recordar que en la historia de las guerras de liberación nacional siempre se han necesitado tropas negras a la vanguardia de los ejércitos, en Europa como en América. Esto vale a escala planetaria. Y es algo que tiene que llegar a la intimidad de cada uno; cualquiera sea nuestro aspecto físico, cualquiera sea nuestra historia familiar, todos somos descendientes de africanos, en cuanto deudores de la espiritualidad originaria y especialmente viva entre la gente menos contaminada por las fantasías halagadoras de dominación universal.

El reconocimiento de la raíz africana está en los fundamentos de la dignidad humana, y es aconsejable escuchar sus tamboreos en el combate contra los disparates de la ingeniería biotécnica.

Maria Poumier, septiembre 2019

Publicado originalmente por Red Internacional

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Capítulos anteriores:

https://redinternacional.net/2018/09/25/el-fabuloso-mercado-de-los-recien-paridos-primer-capitulo-por-maria-poumier/

https://redinternacional.net/2018/11/05/el-fabuloso-negocio-de-los-recien-paridos-segundo-capitulo-por-maria-poumier/

https://redinternacional.net/2019/03/18/el-fabuloso-negocio-de-los-recien-paridos-tercer-capitulo-por-maria-poumier/

https://redinternacional.net/2019/03/18/el-fabuloso-negocio-de-los-recien-paridos-cuarto-capitulo-por-maria-poumier/

https://redinternacional.net/2019/06/14/el-fabuloso-negocio-de-los-recien-paridos-quinto-capitulo-el-bioterrorismo-de-estado-por-maria-poumier/

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