‘Gaza’ es mejor que ‘Auschwitz’ – por Israel Shamir

 

Como una adolescente, secuestrada y encerrada en un sótano por un maníaco pedófilo, araña el horrible rostro lascivo de su secuestrador con sus afiladas uñas, Gaza dispara sus cohetes caseros sobre Tel Aviv. No pueden causar mucho daño; son sólo trozos de hierro oxidado, peligrosos en el improbable caso de un impacto directo, pero han despertado a la bestia en el monstruo. El secuestrador le quitó cuidadosamente todos los objetos punzantes que tenía a su alcance, la hizo pasar hambre durante años para volverla plácida y obediente, se aseguró de que no tuviera ninguna oportunidad de ver ni de obtener la libertad, y de repente, ¡un dolor tan terrible, unos arañazos tan profundos! Tengo derecho a la autodefensa, grita mientras despliega sus aviones F-16 para bombardearla hasta hacerla regresar a la edad de piedra; y su secuaz, el senil presidente de Estados Unidos, repite tras él: ¡tiene derecho a la autodefensa! ¡Mientras ella lo siga arañando, él puede y debe golpearla! No habrá cese al fuego hasta que se le obligue a obedecer; y Estados Unidos vetó la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU apoyada por 15 de los 16 miembros. Para mayor seguridad, la Casa Blanca aprobó la venta de armamento de precisión a Israel por la suma de 735 millones de dólares, para que pudieran hacer un 11 de septiembre en cualquier rascacielos de su elección, no sólo en Nueva York. Y utilizaron las armas con gran efectividad.

La resolución vetada estipulaba lo que debía hacerse de inmediato: Israel debía dejar de bombardear Gaza, abstenerse de interferir en los lugares sagrados y dejar de apropiarse de las casas y tierras palestinas. Estados Unidos se negó a aprobarla. Pero no basta con esto: hay que dejar salir a la niña violada del sótano. Es decir, se debería permitir a los palestinos moverse libremente por su propia tierra. El ejército israelí debería salir de tierra palestina. Debería eliminarse el bloqueo de Gaza. Un goy y un judío deberían tener los mismos derechos, como en Estados Unidos. Todas las leyes de apartheid deben ser anuladas. Que se respete la dignidad humana. Y por lo tanto también se debería permitir a la niña vivir en paz. Que las tierras y los hogares robados sean devueltos a sus legítimos propietarios, que los refugiados puedan volver y que se celebren elecciones libres. Pero aún estamos muy lejos de este punto.

Mis amigos y colegas pensaron que los palestinos de Gaza podrían infligir una derrota a Israel, o al menos causar un dolor considerable al maniaco violador. Por desgracia, todavía no. Sin embargo, los palestinos están mejorando su capacidad de respuesta. Durante la Primera Intifada (1987), usaron piedras contra el ejército israelí; en la Segunda Intifada (2001), usaron armas; en esta Tercera Intifada (2021) usan cohetes. Pero son derrotados cada vez, y su vida empeora con cada derrota. Antes de la Primera Intifada, los palestinos podían moverse libremente; antes de la Segunda Intifada, tenían su autonomía en Cisjordania; ahora no tienen ninguna que valga la pena; y lo que se les quitará después de la actual ronda de lucha ya lo veremos. Por eso, aunque la situación de los palestinos es bastante tétrica, los palestinos de a pie de Cisjordania no están muy dispuestos a entrar en una lucha armada contra el formidable enemigo. Los jóvenes desesperados, que no ven ningún futuro que valga la pena vivir, entran en esa lucha. Y Gaza, esta administración de cárceles al aire libre administrada por los mismos prisioneros, se hunde en el abismo. Para los gazatíes, hay poca diferencia entre una vida que es un infierno y una muerte que puede ser mejor. Y ya se les está castigando severamente por su audaz acción.

Los judíos de Israel no sufrieron mucho, aunque sí más de lo que esperaban. Su afamada inteligencia les falló de nuevo. El Shabak, el servicio de inteligencia interno, predijo que Gaza no respondería con acciones más allá de las protestas por la toma de tierras en Jerusalén y la invasión de la mezquita de al-Aqsa. Se equivocaron. El Shabak estaba seguro de que Gaza no tenía cohetes capaces de alcanzar Tel Aviv, o sólo unos pocos, en el peor de los casos. Volvieron a equivocarse. El Shabak no esperaba que los palestinos de Israel, los ciudadanos de segunda clase del Estado judío, completamente domesticados, se rebelaran. Pero ocurrió.

El centro de la sublevación es Lydda (Lod), la ciudad de San Jorge; el santo está enterrado aquí, en la hermosa y antigua iglesia ortodoxa. Según la resolución de partición de la ONU de 1947, esta ciudad palestina debía formar parte del Estado palestino, pero los judíos la ocuparon, masacraron a sus habitantes, expulsaron a los sobrevivientes y la repoblaron con judíos recién importados del norte de África. Aun así, una considerable minoría palestina sobrevivió y se aferró a sus hogares. Tras años de terrible discriminación, se levantaron contra sus amos judíos en una revuelta, por primera vez desde 1948. Lo mismo ocurrió en Jafa y Acre, ciudades con una historia similar.

Las bandas de militantes judíos armados, ayudados por la policía, llevaron a cabo un clásico pogromo antiárabe[1], como supuestamente habían hecho los cosacos contra los judíos a principios del siglo XX.

Rompieron vidrieras, quemaron tiendas, bombardearon departamentos árabes; provocaron a los árabes en la calle. Estos pogromos tuvieron lugar en todo Israel, incluso en la judía Bat Yam, donde un árabe había tenido una heladería durante años. La destruyeron por completo. Un niño árabe fue quemado (no mortalmente) por un cóctel molotov lanzado por un militante judío. Hace más de cien años hubo pogromos en Ucrania (por cierto, nunca en Rusia propiamente dicha), pero entonces los escritores rusos se lamentaron y expresaron su solidaridad con los judíos que sufrían. Ahora, casi ningún escritor judío ha expresado su pesar o se ha solidarizado con los árabes. Los árabes israelíes, es decir, los palestinos con ciudadanía israelí, han salido hoy (martes) en huelga nacional en apoyo de sus hermanos privados de derechos. Y Cisjordania también está despertando.

Los cientos de palestinos martirizados crearon una enorme ola de empatía por su pueblo que sufre. Hubo manifestaciones masivas en Nueva York, en París, en Londres y en otros lugares. Los árabes de los países árabes también se manifestaron donde se les permitió. Sin duda, a Israel le importan poco las manifestaciones en el extranjero; están acostumbrados a las condenas. Es parte de la experiencia judía, ser condenado con una muy buena razón. A los judíos les gusta afirmar que no hay ninguna razón en absoluto para condenarlos, sólo “antisemitismo”, pero esta afirmación suena hueca frente a los niños asesinados de Gaza. A los judíos se les condena porque merecen ser condenados.

Sólo un antisemita rabioso diría que Gaza es peor que Auschwitz. No, es mejor, pero sólo un poco. Y viene durando más, año tras año, sin que se vea el final.

Y esta guerra ha despertado por fin la empatía del mundo: ésta fue una razón primordial para el audaz ataque de Gaza. Ahora, es necesario rebobinar rápidamente. Ostensiblemente, los acontecimientos actuales comenzaron hace más de una semana, cuando el tribunal israelí (probablemente la más inmoral de las instituciones judías) dictaminó la expulsión de algunas familias palestinas de sus hogares en Jerusalén Esto y la entrega de los edificios al Ku Klux Klan judío. Los manifestantes fueron golpeados por la policía y la gendarmería; entre los golpeados, había un diputado (miembro del Parlamento/Knesset) del Partido Comunista, judío de origen, que apoyaba a los palestinos.

Luego, durante los últimos días del Ramadán, la policía y el ejército israelíes infestaron la mezquita de al-Aqsa. Lanzaron cientos de granadas de choque sobre los feligreses; estas granadas produjeron una lluvia de chispas. Algunos árboles del recinto de la mezquita se incendiaron. En ese momento, miles de militantes judíos se reunieron en el Muro de las Lamentaciones, al pie de al-Aqsa. Al ver que el fuego y el humo se elevaban desde el patio, suponían que la mezquita estaba en llamas, y prorrumpieron en vítores y cantos triunfales, clamando la venganza de su dios sobre los gentiles[2].

Ese fue el momento en el que el gobierno de Gaza (los israelíes prefieren llamarlo “Hamás”, por el nombre del partido más grande; del mismo modo, podríamos llamar al gobierno israelí “el régimen del Likud”) lanzó su ultimátum: terminen su asalto a la mezquita, o enviaremos nuestros misiles sobre sus cabezas. Los israelíes se rieron, Gaza respondió y comenzó la miniguerra. Se podría decir que Gaza se precipitó al enfrentarse al monstruo: no tienen defensa aérea, y la fuerza aérea israelí podía matar, y lo hizo, a cientos de persona, y destruir sus hogares.

Pero esto es el esbozo de los micro-acontecimientos; sin embargo, ampliemos y consideremos el panorama general. Trump y Kushner obligaron a los Estados árabes a “normalizar” sus relaciones con Israel, creando una desconexión total entre los problemas palestinos y los Estados árabes. Los palestinos tuvieron que luchar para volver a estar en la agenda. De lo contrario, habrían sido olvidados. El ataque judío a al-Aqsa les proporcionó una buena apertura para ir a la guerra y poner su causa en la agenda. Fue una decisión tomada para que los palestinos no fueran olvidados. Sí, la gente susurraba “¿Sabes que este maníaco mantiene a una adolescente encerrada en su sótano como esclava sexual?” y se les respondía: “¡Cosas del pasado! Todo el mundo lo sabe, pero fue hace mucho tiempo, y probablemente ya está acostumbrada y no quiere salir”. La chica tenía que arañar al malvado, incluso a costa de ser golpeada, sólo para recordarle su terrible destino.

Consideremos ahora un panorama aún más amplio. La única fuerza capaz de influir radicalmente en los acontecimientos es Irán. Es el único Estado fuerte que queda de la Resistencia. Irak fue quebrado por la invasión estadounidense de 2003, Siria fue destruida por la Primavera Árabe de 2011, Hezbolá no es lo suficientemente fuerte como para hacer pagar a Israel por sus pecados. Irán es el único; e Irán está gobernado por una administración neoliberal prooccidental. Actualmente, el gobierno iraní está negociando con Estados Unidos en Viena el regreso al acuerdo nuclear para la eliminación de las sanciones. En junio, Irán celebrará elecciones. A pesar de muchas limitaciones, Irán es una democracia, y los votos de la gente importan y se cuentan, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en Arizona. Si las negociaciones de Viena tienen éxito, Irán abandonará el frente de resistencia y los liberales ganarán las elecciones, devolviendo la Pax Americana a Oriente Medio.

Sin embargo, la guerra de Gaza reveló a los moderados iraníes como débiles agentes extranjeros que no pueden/quieren defender al Aqsa. Esto les costará las elecciones. Si los moderados pierden, los de línea dura ganarán. Ahmadinejad o sus similares llegarán al poder. Irán volverá a ocupar el lugar central en la Resistencia. Los estadounidenses perderán Oriente Medio. En la próxima confrontación, Irán entrará en la contienda.

Ahora movamos el marco y consideremos el ámbito interno palestino. Las últimas elecciones palestinas tuvieron lugar en 2006; Hamás ganó limpiamente, pero el partido Fatah se negó a abandonar el poder. Sólo Gaza, al estar separada del resto de Palestina, logró un cambio de guardia. Esta vez, el antiguo presidente Mahmud Abbas prometió celebrar elecciones en mayo de 2021, pero volvió a aplazarlas. Su razón: Israel no permite que 300,000 palestinos de Jerusalén participen en las elecciones. Si esta razón se evapora, si Israel permite votar a los palestinos de Jerusalén, hay muchas posibilidades de que Hamás gane. No hay nada seguro, en cualquier caso: los palestinos tendrían que elegir entre Fatah, que colabora con Israel, y Hamás, que lucha contra Israel. Se vive mejor, y es más fácil,  bajo la colaboración de Al Fatah que bajo la beligerancia de Hamás. Pero vivir así no es lo suficientemente bueno como para renunciar a la esperanza de ganar dignidad y libertad. Los sondeos de opinión son muy poco fiables; sin embargo, a Al Fatah y a Mahmud Abbas les preocupa perder las elecciones. En cualquier acuerdo de alto al fuego entre Gaza y Tel Aviv, la cuestión de las elecciones será un factor decisivo. Gaza insistirá en permitir las elecciones en Jerusalén Este. Si Israel lo permite, hay muchas posibilidades de que se instale en Cisjordania el partido Hamás, menos propenso a rendirse. Si Israel deja salir de la cárcel a Marwan Barghouti[3] (que lleva años encarcelado por su participación en la Segunda Intifada) tiene muchas posibilidades de ganar las elecciones como un Nelson Mandela palestino.

¿Tenía Hamás en mente consideraciones electorales cuando entró en la batalla? Por supuesto; esto es bueno y normal. Hamás tiene un historial de defensa de los derechos palestinos, incluso de lucha armada. Al Fatah también lo tenía, pero lo perdió. Así que los palestinos tendrán una opción real, es decir, si las elecciones llegan a celebrarse.

Ahora pasemos a la escena israelí. Para Netanyahu, esta guerra es buena. Estalló exactamente a tiempo para torpedear la creación de un gobierno alternativo, en el que él estaría fuera del poder y probablemente en camino a la cárcel. Sin embargo, un gobierno israelí alternativo no será mejor para los palestinos. Naftali Bennett, un líder político que seguramente desempeñará un papel destacado en el gobierno alternativo, es aún más sanguinario que Netanyahu, y ha pedido a Bibi que “siga luchando hasta que Gaza sea destruida”.

Por cierto, el Covid ha muerto en Israel. Por primera vez en un año, las noticias sobre el coronavirus desaparecieron de los principales acontecimientos israelíes. La gente no se preocupa mucho por el maldito virus cuando hay problemas reales.

Y ahora lo más importante. Rusia expresó su apoyo a la causa palestina. Putin dijo que Palestina no es una tierra lejana y remota para los rusos; Rusia exige a Israel un cese al fuego y que respete los acuerdos y resoluciones, incluida la seguridad de los lugares sagrados (léase: al Aqsa). Los adversarios de Putin en Rusia son firmes partidarios de Israel. Los antiputinistas liberales prooccidentales son judíos o parcialmente judíos, y están a favor de Israel. Los rusos antiputinistas étnicos (a veces descritos como “naziks”, lo sea “pequeños nazis”) también apoyan a Israel y su “derecho” a enfrentarse a esos “negros” odiosos. Para ellos, no importa que los palestinos no sean más negros ni más claros que los judíos israelíes, no importa que los palestinos cristianos apoyen plenamente la lucha palestina, y que el máximo líder de los cristianos palestinos, el arzobispo Theodosius Atallah Hanna (aprovecho para revelar lo siguiente: él personalmente nos bautizó a mí y a mi familia), haya dicho que la lucha por al-Aqsa es la lucha por el Santo Sepulcro, y que los cristianos y los musulmanes estén luchando en la misma guerra como miembros de una misma familia y una misma nación. Los naziks son unos estúpidos.

Lo que es peor para Putin es el hecho de que sus aliados en los medios de comunicación, los Judíos por Putin, (Dugin los llama la Sexta Columna), como el popular locutor Soloviev, están todos a favor de Israel. Se puede confiar en ellos para que destrocen a los ucranianos, o para que señalen la duplicidad europea, pero cuando se trata de Israel, clavan sus talones en la arena. La televisión estatal rusa es un agente de Tel Aviv. En las redes sociales rusas, los pro-israelíes son, con mucho, los más numerosos y agresivos; también cuentan con el apoyo de la dirección de Facebook. No te sorprenderá saber que fui suspendido y tachado en Facebook de inmediato.

Unas buenas palabras para Erdogan. El presidente turco, y el pueblo turco, han salido en apoyo de Palestina. Y sus enormes manifestaciones piden a Erdogan que envíe soldados turcos a liberar Palestina. Alguien debe hacerlo: los palestinos no pueden hacerlo por sí mismos. Quien libere a Palestina, obtendrá un renombre sin medida. Pero mientras tanto, los palestinos tienen que encontrar la manera de sobrevivir.

Así que aparentemente esta guerra no es el Armagedón todavía. Es sólo otra sórdida campaña de los judíos contra los nativos desobedientes. Consiguieron su ración de sangre, destruyeron el suministro de agua y electricidad de Gaza, arruinaron sus casas y ahora pueden esperar plácidamente a que los gazatíes sean devastados por la enfermedad, el hambre y los bombardeos ocasionales. Y entonces continuarán con sus asaltos. A menos que los detengamos.

Israel Shamir, 18 mayo 2021

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Traducción: Daniel Osuna para Red Internacional

Contacto del autor Israel Shamir: adam@israelshamir.net

Publicación original en inglés: https://www.unz.com/ishamir/gaza-is-better-than-auschwitz/

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NOTAS

[1] Ver video aquí: https://www.unz.com/CONTENTS/VIDEO/pogrom.mp4?_=2

[2] Ver el video aquí: https://www.unz.com/CONTENTS/VIDEO/AqsaBurning.mp4?_=1

[3] Disponible en inglés: https://www.bbc.com/news/world-middle-east-13628771

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