Comprender la época (Capítulos IV y V) – por Alain Soral

 

 

CAPÍTULO IV

La lógica, o sea la razón en sí misma

La razón, en oposición a la Tradición, ya no recurre a la explicación del mundo y de los hechos por la voluntad de los dioses, sino que pretende pensar a escala del hombre, por sí misma.

Esta afirmación de principio condujo al cogito de Descartes, “pienso, luego existo” (Discurso del Método, 1637), y para ello se apoyó primero en una herramienta, un método: la Lógica.

 

Nacimiento de la lógica

La lógica, definida y codificada en Occidente, nuestro mundo, en el Organon de Aristóteles (siglo IV a.C.), consiste en respetar las reglas elementales que constituyen la base del pensamiento correcto, es decir, del pensamiento coherente, en contraposición al pensamiento “equivocado”. La lógica es, pues, el método, basado en sí mismo -la lógica sólo puede justificarse por la lógica, hasta el punto de ser una tautología- que permite, según ella, la verdadera comprensión del mundo.

 

Efectos y causas

La lógica, una herramienta de análisis, también nos dice que el mundo se rige por el principio dinámico de la causalidad: no hay efecto sin causa. Esta ley de causalidad se complementa lógicamente con el principio de razón suficiente: todo, todo hecho, tiene necesariamente una causa  ¡al menos!

La causalidad, al poner en relación dos términos (proposiciones) incluyendo un medio de comparación, permite y produce la deducción correcta extraída de la conexión correcta de estas dos proposiciones…

Así, la lógica, herramienta de análisis, es también una dinámica y una observación de la propia dinámica del mundo, es decir, de la frenética carrera de efectos y causas…

 

Las reglas del conocimiento

Atrapado en esta lógica, el destino del hombre sin dioses se convierte en el conocimiento progresivo del mundo. Un mundo concebido por la modernidad como una instancia inmanente y dinámica.

Un conocimiento progresivo del mundo implica también que cualquier error lógico: ilógico, sofisma u otra ruptura de la cadena causal (salto analógico, falsa transitividad…) pone fin al razonamiento, por tanto a la progresión de este conocimiento.

Este conocimiento pasa a ser la apuesta misma de la filosofía (hasta Marx que pretenderá añadir la transformación al entendimiento), filosofía que, presentada así, es hija de la lógica y también ciencia de las ciencias…

 

La mediación del lenguaje

Para respetar la cronología de la Lógica, observemos que esta ciencia de la ciencia que es la Lógica -es decir, la cuestión central del “por tanto”- se expresa primero por medio del lenguaje.

Así, en el famoso silogismo: “Sócrates es un hombre, todos los hombres son mortales, por lo tanto Sócrates es mortal”, se afirma primero que Sócrates es Sócrates, que es el primer principio de identidad, luego que Sócrates es un hombre, por lo tanto no es un dios, que es el principio de no contradicción, ya que una proposición no puede ser verdadera y falsa al mismo tiempo. Y si algo no puede ser verdadero y falso al mismo tiempo, entonces es verdadero o falso, no hay un tercer término, es el principio del tercio excluido. La identidad, la no contradicción y el tercero excluido se generan mutuamente…

 

Las reglas de la silogística

Para terminar de formar el silogismo, es decir, el razonamiento correcto, añadamos que si todos los hombres son mortales, siendo Sócrates un hombre, podemos concluir, a partir de este término mediador común, que Sócrates es mortal, es decir, podemos deducir lo particular de lo general, la propuesta mayor de la menor… Así, partiendo de la identidad, la lógica se despliega por medio del lenguaje: no contradicción, tercero excluido, mayor y menor, transitividad inclusiva, exclusiva, conclusión positiva (es), negativa (no es) para imponernos las reglas del silogismo.

 

Hacia la lógica formal

El silogismo, por complejización lógica, conduce, por ejemplo, a la clasificación lógica de las proposiciones:

Afirmativa universal: todas las x son p. Negativa universal: ninguna x es p.

Afirmativa particular: alguna x es p. Negativa particular: alguna x no lo es.

O a la validación de los siguientes modos concluyentes:

La extensión de los términos de la conclusión no puede ser mayor que en las premisas.

El término medio debe ser universal al menos una vez en las premisas.

No se puede sacar ninguna conclusión a partir de dos premisas particulares.

No se puede sacar ninguna conclusión de dos premisas negativas.

Dos premisas afirmativas no pueden dar una conclusión negativa.

La conclusión debe ser tan débil como la premisa más débil.

Todo esto es lo que permite establecer las bases de la llamada lógica clásica formal…

 

Lógica y moral

La lógica, como expresión humana, es por tanto la condición del discurso correcto (en cuanto a comprensión) y universal (en cuanto a extensión). Y el respeto de la lógica, la condición del intercambio respetuoso, es junto con la benevolencia, la base de la moral social.

 

Lógica y derecho

Así, nuestro derecho afirma la ley no dictada por los dioses sino elegida por los hombres -la escuela griega opuesta en Occidente a la escuela judía, Atenas contra Jerusalén- y puede definirse radicalmente como una lógica al servicio del bien público, del interés común y del interés general.

 

 Antilogismo e injusticia

De ahí que sea la injusticia, por el contrario, el incumplimiento de esta lógica, literalmente la desigualdad de trato, es decir en el lenguaje popular la justicia de doble rasero…

Un trato desigual en la base de la visión cualitativa y jerárquica tradicional, pero que se ha vuelto inadmisible, incluso inconcebible en un mundo progresivamente gobernado por la Razón…

 

La razón y la igualdad

La razón y su herramienta lógica inducen inevitablemente la noción de igualdad, primero en el tratamiento de la idea, luego en el tratamiento de lo humano y social, con todas las consecuencias morales y políticas que inevitablemente se suceden en el tiempo y en la historia…

 

Lo verdadero y lo bueno

Siendo la lógica el pilar de la verdad y el bien, se infiere que el incumplimiento o el rechazo de la lógica y su universalidad igualitaria es la puerta del mal: el camino de los pensamientos falsos o mentirosos. Pensamientos falsos o mentirosos que son ilógicos, paralogismos y sofismas… que llevan a la histeria, la opinión, la manipulación…

 

La razón y la mentira

Así, no es casualidad que el judaísmo talmúdico, por ejemplo, rechace la lógica universal aristotélica para oponerle su propia lógica: la casuística dialéctica (llamada pilpul por el mundo judío), es decir, no la lógica dialéctica que añade complejidad a la lógica formal, como veremos en el próximo capítulo, sino la dialéctica contra la lógica; es decir, una seudo-lógica que conduce a un seudo-pensamiento engañoso y manipulador y que puede definirse como ¡el arte de tener siempre la razón!

No con el objetivo de la verdad, fatalmente, sino de la dominación.

 

Razón, abstracción y universalidad

Además, la lógica, partiendo del lenguaje, también crece y progresa a través de la abstracción matemática. Pasando así de Sócrates, que es un hombre, a A, que es cualquier hombre, y luego a x, que puede ser cualquier cosa… Aumentando así, según su propia lógica, su capacidad de extensión, y por tanto su universalidad.

 

De la causa a la ley

Este es el principio dinámico de la lógica formal: cuanto más se repite y amplía una causalidad, cuanto más se afirma como ley, ganando así en abstracción, extensión y comprensión…

 

Los peligros de la abstracción

Aquí tenemos un principio que, como veremos, puede llegar a ser humanamente discutible, cuando, por ejemplo, el conocimiento pasa de la economía política a la ciencia económica mediante una axiomatización cada vez más avanzada. La ciencia económica pretende así profundizar en la complejidad de los mecanismos de producción e intercambio, al tiempo que se aleja de su sustrato humano. Esta paradójica profundización de la distancia, al principio involuntaria, puede incluso convertirse, como veremos, en una estrategia política de manipulación y dominación…

CAPÍTULO V

LÓGICA FORMAL, LÓGICA CONCRETA

Formas y contenidos en el tiempo

Como en el ejemplo de la economía política, que se ha convertido en ciencia económica, veremos ahora, de manera más general, que esta lógica formal, que ha pasado del lenguaje verbal al lenguaje matemático con el objetivo de la universalidad y de una mayor profundidad, entra finalmente en conflicto con la realidad que pretende conquistar y servir.

Se da una ambivalencia de progreso y pérdida que, como veremos también, tiene mucho que ver con las contradicciones de nuestro mundo moderno -burgués y cabalístico- regido cada vez más y en todos los sectores por las matemáticas…

 

El ser y el tiempo

Afirmemos en primer lugar que el presupuesto de la constancia del ser está en la base de la lógica, que por eso se llama formal. Constancia que, en realidad, puede suponer un problema…

La lógica formal postula la cuestión de la identidad (es decir, la constancia del ser) como adquirida y no problemática, ya que una cosa no puede ser al mismo tiempo la cosa y su contrario.

No al mismo tiempo, por supuesto: esto induce la idea de temporalidad, es decir, la constancia del contenido con respecto a la forma, y, en lógica formal, la cuestión de la constancia de la forma misma, ya que forma y contenido son inseparables…

Así, volviendo de lo abstracto a lo concreto, es decir, del universo ideal de los números a lo que cuantifican y del espacio plano e isomorfo de la geometría a las rupturas y accidentes de la topografía, o, en otras palabras, de la abstracción llevada al extremo por la lógica matemática, a la concreción del mundo de los contenidos reales y temporales, nace toda una serie de problemas lógicos, es decir, surgen los límites lógicos de la lógica formal…

 

Límites lógicos de la lógica formal

Empecemos por el propio principio de identidad. Porque A no es del todo A=A. Esta afirmación ya necesita el tiempo de la declaración. A lo que la lógica concreta añade, una vez que se ha establecido A=A: de acuerdo, pero ¿por cuánto tiempo?

Así, en el mundo concreto, A, siendo igual a A, puede convertirse gradualmente en B.

Ya sea por transformación de A en B en el caso del agua transformada en hielo por el cambio de temperatura, por ejemplo. O por el paso de A a B y de B a A en la famosa dialéctica hegeliana del amo y el siervo…

 

La dialéctica del amo y el siervo

Los esclavos se fueron convirtiendo en los amos del Imperio Romano, por ejemplo, a fuerza de asumir todas las tareas funcionales, mientras que los amos romanos acabaron convirtiéndose en sus esclavos, a fuerza de no ser más que una casta parasitaria.

Esta es también la razón por la que el cristianismo, la religión de los esclavos, acabó sustituyendo a la religión politeísta tradicional de los amos y se convirtió, bajo Constantino, en la nueva religión del Imperio.

Un ejemplo comparable del paso de A a B y de B a A es también la toma progresiva del poder por parte de la burguesía de Jean-Baptiste Colbert (1619 – 1683) y los industriales sobre la aristocracia de Versalles, que se convirtió en igual de parasitaria bajo el reinado de Luis XIV. Esta vez, y por la misma lógica, el catolicismo, que entretanto se había convertido en la religión de Estado de la monarquía teocrática, dio paso a su vez a la nueva religión dominante de la Razón burguesa, la masonería…

Otro ejemplo, más cercano, es cuando los alauitas, la comunidad más pobre de Siria y, por tanto, dedicada a la profesión de soldado, toman finalmente el poder y se convierten en la comunidad dominante tras un golpe militar (en 1970).

 

La unidad fundamental de los opuestos y el engendramiento recíproco

El paso de criado a amo y de amo a criado, de nuevo brillantemente escenificado en El sirviente, de Joseph Losey (y en absoluto en el film Parásito, de Bong Joon Ho, que en mi opinión tiene poco sentido), introduce en la lógica la idea de la unidad fundamental de los opuestos, de modo que A puede convertirse en B y B puede convertirse en A. Sirvientes y amos pertenecen a la misma categoría superior de hombres, una categoría que se ha convertido en igualitaria en el mundo de la Razón que ha sucedido a la Tradición…

La unidad fundamental de los contrarios incluso conlleva el engendramiento recíproco de los contrarios, cuando A hace a B y B hace a A, ya que el trabajo del sirviente es lo que hace el poder del amo, y también es el poder del amo hace la obediencia del sirviente.

 

Lógica formal, lógica dialéctica

La diferencia radical entre A y B, planteada por el dualismo trascendental, es así desafiada y superada por el engranaje recíproco de los opuestos y la unidad fundamental de A y B del monismo dialéctico; es decir, la lógica clásica se halla superada por la lógica dialéctica de Hegel, una lógica dialéctica a la que los hegelianos-marxistas no dejarán de recurrir para demostrar los límites del igualitarismo formal de la burguesía, basado en la lógica formal.

Así, sobre la fuerza de este principio de realidad, se pueden enunciar una serie de leyes de lógica concreta, llamadas dialécticas, que complejizan y contradicen, por efecto de la paradoja, el santo principio de causalidad…

 

Extensión y comprensión

Primero la extensión y la comprensión.

En contra del principio de universalidad en el que extensión y comprensión van de la mano – cuanto más se gana en extensión, más se gana en comprensión a través de la conservación abstracta de la forma – en la lógica concreta, cuanto más se gana en extensión, más se puede perder en comprensión, lo que se traduce en el lenguaje popular como: quien mucho abarca, poco aprieta.

Aquí, un ejemplo práctico, que veremos, no carece de consecuencias políticas:

Según la lógica formal, si el liberalismo económico funciona en Occidente, debe poder funcionar en todas partes, por lo tanto también en Oriente. Este es el axioma mismo del liberalismo, es decir, la universalidad del mercado y su pretensión de extensión planetaria… Lo que la lógica concreta, teniendo en cuenta la historia, es decir, el tiempo y el espacio humanos, responde es que si el liberalismo ha podido funcionar tan bien en Occidente, es precisamente porque aún no había conquistado Oriente. Y debido a la diferencia de desarrollo entre Occidente y Oriente, pudo beneficiarse de la división internacional del trabajo, de las economías de escala y del intercambio desigual que suponían el imperialismo y la colonización…

A la extensa afirmación de la lógica formal del Mercado, la lógica concreta e histórica sigue respondiendo que extender el Mercado irreflexivamente a todo el mundo puede equivaler al colapso del liberalismo occidental, por la dominación china pasada al liberalismo de Estado, lo que no hubiera sido el caso si China, separada del Mercado occidental, hubiera permanecido en el socialismo por ejemplo…

Así, a la extensa afirmación de la lógica formal: “Si el liberalismo funciona en Occidente, también debe funcionar en Oriente”, la lógica concreta responde que si el liberalismo ha funcionado tan bien en Occidente, es precisamente porque aún no había funcionado en Oriente. Y más aún: que la extensión del Mercado a Oriente puede convertirse en la causa, no sólo del colapso del Mercado en Occidente, sino también del colapso del reinado del Mercado en su totalidad (guerras competitivas extremas, caos, neoconfucianismo dominante…) a través de un cambio final de paradigma, como parece atestiguar la dirección tomada por el Nuevo Orden Mundial desde la aparición de los tipos de interés negativos y el Covid…

En este ejemplo de la vida real, la temporalidad histórica complica y da vuelta a la lógica: la extensión se traduce concretamente en una pérdida de comprensión.

 

Diferencia y oposición

También notamos en este ejemplo que A y B, liberalismo y comunismo, no sólo son diferentes, sino que son aún más opuestos por la Historia, al revés de lo que sucede en la pintura y la música, por ejemplo, diferentes en su modo de ser, aunque unidas en el arte de producir lo bello a propósito. Esto sigue dándole a la proposición “A diferente de B”, dos niveles de diferencia.

Hay una diferencia de simple alteridad y una diferencia de oposición, hecha de engendramiento recíproco donde A, no sólo es diferente de B, sino que entra en competencia con B. Simple diferencia u oposición, esto plantea a su vez la cuestión de las categorías dentro de las cuales se ejerce y puede ejercerse la misma lógica. O, en lenguaje popular, el error de sumar coles con zanahorias, como nos repetían los profesores, cuando mezclábamos metros y litros en los ejercicios de cálculo…

 

Plurideterminación (causas múltiples)

Si seguimos explorando la lógica concreta, la ley de la causalidad también se hace más compleja por la posibilidad de la causalidad múltiple (o plurideterminación), que da a un mismo efecto varias causas: causa física (bio-logía), causa afectiva (psico-logía), causa cultural (socio-logía) mezcladas, por ejemplo, en la realidad humana y social. Son múltiples causas que luego hay que jerarquizar: primarias, secundarias… y articular. Esto plantea la cuestión aún más compleja de su interacción.

¡La plurideterminación complica pues el principio de razón suficiente, convirtiéndolo en un principio de razón a veces insuficiente!

La plurideterminación de la lógica concreta no está exenta de un vínculo, como veremos también, con el pensamiento burgués y su división en disciplinas y especialidades de conocimiento monodeterministas: biología, psicología, sociología (incluida la economía que es una sociología). Esta división del conocimiento impide al burgués criticar su mundo y su modo de dominación, al hacer epistemológicamente imposible e impensable la realidad concreta del hombre total…

 

Leyes tendenciales

En sentido contrario, la lógica concreta puede oponer a la ley de la causalidad estricta, no la causalidad múltiple, sino el principio de la causalidad relativa o de la indeterminación relativa que es la ley tendencial (también propia del pensamiento marxista). Así, en la práctica, vemos que cuanto más asciende un ciudadano económicamente, más tiende a alejarse de la crítica social, lo que no siempre es así, ya que la fe católica, por ejemplo, puede jugar un papel reequilibrador si la persona acepta la doctrina social de la Iglesia. Existe una ley que no es absoluta, por lo tanto, sino que es una tendencia que incluye muchos contraejemplos, sin abolir su efecto general en el tiempo.

 

Otro ejemplo de ley tendencial es la solidaridad comunitaria

Un simple análisis muestra que en Francia sólo uno de cada seis ciudadanos judíos es miembro de asociaciones comunitarias judías (estadísticas del CRIF), de lo que se deduce lógicamente que los judíos en Francia son poco comunitarios. Pero en comparación con la comunidad goyish (los no judíos) criada en el individualismo del cogito (“pienso, luego soy”) y la autocrítica permanente de los derechos humanos universales, agravada por la ideología de la Shoah, hay que concluir que aunque el judío sea estadísticamente poco comunitario, lo es comparativamente mucho más que los demás miembros de la comunidad nacional en la que se desenvuelve. Así, podemos deducir que en nuestra república igualitaria, la dominación de la comunidad judía sobre Francia sólo puede tender a reforzarse con el tiempo, hasta el punto de que requiera extender y agravar el delito de opinión, hasta incluir al antisionismo por ejemplo, para impedir que la masa de ciudadanos, que es consciente de ello, lo piense y lo exprese… La causalidad múltiple y la ley tendencial pueden además combinarse para hacer aun más complejas las preguntas… ¡y los problemas!

 

Alternancias funcionales

La lógica dialéctica nos ofrece también, en un registro más paradójico, la búsqueda de la misma lógica por la cosa y luego su contrario, que son las alternancias funcionales. Digamos el paso de A a B y luego de B a A para terminar en C.

Observamos alternancias funcionales por ejemplo en el desarrollo cognitivo del niño por etapas sucesivas, algo estudiado por Jean Piaget y aún más profundamente por Henri Wallon (con una obra calificada por cierto de psicología marxista).

Hay alternancia funcional de nuevo, esta vez no en una lógica de desarrollo sino de dominación cuando, para mantener su poder, la comunidad dominante antes mencionada se pasa de la ideología dominante de la izquierda mundial de Cohn-Bendit y Bernard-Henri Lévy a la ideología opuesta nacional-sionista de Élisabeth Lévy y Éric Zemmour, respondiendo así al deseo de cambio debido al desgaste del poder y a la cólera del pueblo, para mantenerse en el poder. Dicho de otra manera: cambiarlo todo para que nada cambie, como expresa lúcidamente el refrán popular, o más sutilmente aún, Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su singular novela El Gatopardo

 

Mandatos contradictorios

Otra variante de la lógica dialéctica de la dominación es el mandato doblemente contradictorio. No la búsqueda de la dominación por la cosa y luego su contrario, como en el ejemplo anterior, sino por una cosa y su contrario simultáneamente. No A y luego B para dar C, sino A y B para dar C cuando, por ejemplo, la misma comunidad dominante favorece tanto la implantación de mezquitas en el territorio nacional como el auge de la islamofobia, para mantener o incluso reforzar su poder en esta situación de creciente malestar, dividiendo para reinar…

 

La razón, la lógica y la política

Las diversas formas de lógica concreta ponen en cuestión el principio de causalidad, de no contradicción, y el tercio excluso, al complejizarlos, al igual que ya ha puesto en cuestión, al relativizarlo, el propio principio de identidad; es decir, todos los pilares de la lógica formal. La contradicción, negativa, también se invierte positivamente en la paradoja, por la dinámica de la dialéctica.

Tantas ambigüedades van a tener consecuencias políticas, ya que la Razón extenderá su dominio sobre el mundo occidental y cristiano para ocupar el lugar del Dios del amor y la ley de Cristo…

Alain Soral 2022

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Traducido y publicado originalmente por Red Internacional

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