La Incógnita del Sexo – por Jose Francisco Fernández-Bullón

 

Los globalistas que es lo mismo que decir comunistas o satanistas (yo prefiero emplear este último término que es mucho más exacto) desplegaron una considerable dosis de imaginación cuando planearon y llevaron a la práctica la operación psicológica de terror y de lavado de cerebro de masas conocida como la falsa pandemia de covid; parece, sin embargo, que últimamente andan escasos de ella, quizás porque se les ha secando el cerebro a causa de su infatigable y febril gestación de engaños delirantes y aberrantes quimeras o quizás porque piensan que ya no necesitan calentarse demasiado la cabeza tras comprobar que la humanidad está dispuesta a tragarse sin pestañear lo más mínimo cualquier chorrada que salga de sus diabólicas entendederas; así pues la nueva enfermedad con que pretenden amedrentarnos no tiene nombre como ellos, se llama simplemente X que es el signo de lo incógnito, lo ignoto, lo desconocido. ¿Será que todavía no han llegado a un acuerdo acerca de cuales serán sus imaginarios síntomas inducidos luego por medio de la hipnosis y la administración de las oportunas pócimas o veneno por parte de los matasanos rosacruces? Yo me inclino a pensar que los síntomas de la imaginaria enfermedad consistirán en un “cóctel” explosivo compuesto por todas las enfermedades provocadas por las vacunas contra el covid, (la mascota, por cierto, de los últimos juegos olímpicos y digo los últimos porque si siguen con sus campañas de vacunación masivas no van a quedar atletas vivos que participen en ellos, como no sean quizás los transgénero que ya tienen bastante con inyectarse hormonas como para inyectarse vacunas).

Ahora que a los globalistas les ha dado por exaltar la figura del transformista, (lo cual es muy normal pues lo suyo es todo puro teatro), no tienen nada de extraño que elijan la X para designar la nueva enfermedad inventada, es decir: el símbolo de la incógnita del sexo o de lo que sea. Los síntomas de la vacunas son bien diversos; paros cardíacos, derrames cerebrales, ceguera, sordera, gangrena y por supuesto la interrupción de embarazos no deseados o deseados si es que hay alguno que lo sea. Cuanto más fértil es la imaginación de los satanistas más estériles se vuelven las mujeres y los desvelos y afanes de los hombres de bien o de mérito. X por cierto es el nombre de una red social o más bien antisocial muy popular y es que todas las redes sociales son para mí en el fondo antisociales. La X es también el signo que se aplica a las películas porno y la letra con la que quieren marcarnos como si fuéramos ganado, su ganado. Han vuelto las mascarillas que ya fueron la moda de otoño invierno hace un par de años, no en París o sea Francia sino en la ciudad de Wuhan, en China, el nuevo país de moda, pero es una moda por así decirlo más bien demodé. Y es que los chinos no pueden competir con los franceses en lo concerniente a la moda pues para eso tienen a Christian Dior y otras luminarias de la pasarela.

La X es un signo o una letra que sirve para designar cualquier cosa infamante y es desde luego una letra muy picante, muy morbosa o también muy escalofriante en muchos casos. Propia de algo que nos pone la piel de gallina. Que es como se le pone a uno la piel cuando abre la boca George Soros, Bill Gates o el ministro de asuntos exteriores de Rusia Sergey Lavrov que últimamente ha declarado que Israel persigue los mismos objetivos en el ámbito global o globalista que Rusia. Ya sabemos que prácticamente todos los ministros de asuntos exteriores son ministros de los asuntos interiores del Israel de los jázaros que los tiene por docenas, pero ¿Cuáles son esos objetivos? Pues no son otros que despoblar Ucrania de rusos y ucranianos para crear la nueva Jazaria y afianzar el imperio invisible jázaro cada vez más visible. No la de acabar con los nazis que hace mucho que están acabados. Los únicos nazis que quedan son los falsos nazis ucranianos que horrorizarían a los nazis y que están al servicio de sionistas, globalistas y comunistas. Son, en realidad, matones descerebrados tan cegados por su odio a los rusos que se ponen de rodillas delante de sus verdugos globalistas tan comunistas como los primeros. Las autoridades globalistas rusas han erigido, por cierto, en los territorios “liberados” estatuas de Lenin por doquiera. Uno se pregunta cuando se quitarán la careta o la mascarilla las autoridades estadounidenses y le erigirán estatuas a Lenin y Stalin en Washington.

Hay quien afirma que el comunismo y el sionismo son las dos doctrinas que se disputan el alma de los judíos. Y me refiero a los judíos despistados que ignoran que ambas cosas son lo mismo o persiguen el mismo objetivo. El comunismo pretende imponer un régimen universal de esclavos desposeídos gobernados por los jázaros sin un centro preciso o con un centro o capital cambiante según las circunstancias. El sionismo la creación de un imperio universal judío (o más bien jázaro) con capital en la Jerusalén terrestre. Para los banqueros que financiaron ambos movimientos el objetivo no era otro que la creación de una tiranía planetaria y la erección de un templo en la ciudad santa por antonomasia para los cristianos donde adorar a su líder supremo el príncipe de las tinieblas.

Comunismo y sionismo se cocieron en la misma retorta o en la misma cocina, la cocina que sirvió de modelo a la cocina de Marina Abramovic que es la cocinera de malos espíritus al servicio de la casa real en la sombra de los Rothschild.

La declaración de Sergey Lavrov a dejado muy confundidos a chinos e iraníes y le va a poner las cosas difíciles a los dirigentes rusos que ya sabemos que quieren irse a la cama con todos los oligarcas de todos los países donde reina la Kakistocracia, es decir: el gobierno de los peores, ya sean norteamericanos, iraníes, chinos, venezolanos, o coreanos. Es el suyo un amor infinito (¿o habría más bien que hablar de lujuria?) por todos los tiranos y billonarios del mundo en especial si son judíos o jázaros. Desean imponer una “pax” gnóstica y globalista dirigida por la nueva horda de oro o del oro.

¿Y qué pasa con China? ¿Desea irse a la cama también con los israelíes? Es para muchos el gran enigma, la gran X a despejar, la nueva incógnita del sexo orgiástico que es lo único que importa hoy en día aparte del dinero, el dinero robado por supuesto. ¿Es China también sionista o es sólo comunista? El comunismo es desde luego la forma de gobierno ideal para todos los tiranos, incluso de aquellos que tienen sangre azul en sus venas. Reyes o nobles cristianos ya no quedan, son todos gnósticos o satanistas o sea que pueden abrazar el comunismo como el que abraza a una “ennoblecida” ramera. Xi Jinping, cuyo nombre empieza por X y es otra gran incógnita, es desde luego el nuevo emperador de China y no sabemos si se decidirá a crear una nueva dinastía a la coreana o seguirá inclinándose por la república que es más popular o populachera. A diferencia de los antiguos emperadores chinos, éste no invoca al cielo, no sabemos si invocará a los infiernos o se habrá tragado el cuento de que lo sobrenatural no existe o no es real cuando es por supuesto lo más real. Recientemente el antipapa globalista Bergoglio declaraba que le gustaría que el infierno estuviera vacío. Pues siento contrariarlo pero está sin duda lleno de condenados al infierno como comprobará cuando entre en él por la puerta grande. Puede que esté vacío en todo caso de demonios porque están todos en la tierra haciendo de las suyas puesto que personalidades como Madonna no dejan de invocarlos y requebrarlos amorosa o lujuriosamente.

Ahora que la tercera guerra mundial asoma su horrible silueta en el horizonte del hombre volvemos a preguntarnos: ¿Dejará China plantado al Israel de los jázaros? No lo sabemos. Sólo sabemos que el comunismo chino se coció en las logias masónicas como la Skull and Bones en cuya filial china estudio Mao Tse-Tung maquiavelismo, trapacería, hechicería  y cuáles eran las técnicas más eficaces para matar de hambre a unos cuantos millones de chinos.

Napoleón nos recomendó dejar dormir a China porque cuando despertara el mundo temblaría. El dragón chino, por fin, ha sido despertado, pero no sabemos todavía a quién devorará. ¡Ah, si la gran nación China dejara de ser comunista, y volviera a ser confuciana, otro gallo nos cantaría!

 

Jose Francisco Fernández-Bullón, 3 febrero 2024

 

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