Por qué el Caos global cumple con la agenda misma del Gran Reajuste – Éric Verhaeghe

Con el tiempo, y sólo con el tiempo, la verdadera naturaleza del “Gran Reajuste” se va haciendo  evidente. Se trata de la Agenda para el Caos Global, en la que, bajo la apariencia de un orden multilateral coordinado y armonioso, los pueblos están siendo esquilmados para enriquecer a una pequeña minoría de propietarios que alimentan a gobiernos corruptos y autoritarios para que hagan su voluntad. Esta agenda se ha estado desarrollando de forma precipitada y violenta ante nuestros ojos durante varios años, pero no hemos sido necesariamente conscientes de ello. En cualquier caso, poco a poco, comprendemos cómo ha tomado forma esta Agenda, cómo se ha hecho posible y a qué tiende: al sometimiento generalizado en un orden bipolar en el que China y Estados Unidos esperan constituir nuevos bloques dóciles y rentables. Desvelamos aquí las diez etapas.

No lo vimos claramente, pero la Agenda del Caos Global está en marcha, acelerada por el Gran Reset, desde hace varios años. Se ha necesitado un largo enfoque, una estrategia cuidadosa y paciente, para llegar a este punto. Y la Agenda está lejos de estar completa, aunque la aceleración del ritmo en los últimos meses refleja cierto pánico de la casta globalizada ante el giro de los acontecimientos.

 

Entender la agenda del caos

Sé que mucha gente discute la existencia de una Agenda, porque no creen en la conspiración, o porque tienen miedo de ser etiquetados como conspiracionistas. Por miedo a ser puesto en la picota, es temporalmente imposible (pero volverá a ser posible, con el tiempo) pensar con sensatez en la historia contemporánea, desenredar sus complicados hilos.

Hasta ahora, cualquier historiador serio se ve obligado a aceptar la propaganda oficial como la cruda verdad, o enfrentarse a la perspectiva de ser estigmatizado.

Para restar importancia a lo que está en juego, es útil comenzar con un punto sobre la filosofía de la historia, para situar esta cuestión de la conspiración en sus justas proporciones y en un marco intelectual coherente.

Toda la cuestión que se plantea en la Agenda del Caos Mundial es la del lugar de las fuerzas sociales o colectivas y sus antagonismos en la historia. ¿La historia evoluciona por encadenamiento de casualidades o es el resultado de un conflicto de voluntades, posiblemente orquestado por fuerzas orgánicas?

 

La cuestión de la conspiración y la teoría de la conspiración

Según la propaganda oficial, pensar que la historia no es una serie de decisiones políticas racionales y desinteresadas, o sea producto de un libre juego del azar y la razón, es ser un conspiranoico.

Según esta propaganda (que está bastante bien orquestada, hay que reconocerlo, pero que al final se avergüenza de sí misma, por sus muy escasos detalles verídicos, insuficientes para ser creíble), un murciélago voló 400 kilómetros para morder a un pangolín en un mercado de Wuhan, China. El pangolín mordió a un chino que pasaba por allí y, sin relación con el laboratorio experimental cercano… que trabajaba con cepas de coronavirus, se desató la epidemia, infectando a todo el mundo, sin tratamiento posible, salvo una vacuna desarrollada en 300 días, que no tiene efectos secundarios peligrosos y que será obligatoria a los pocos meses de su lanzamiento.

Al mismo tiempo, todos los gobiernos de los países industrializados han optado racionalmente por confinar a sus poblaciones, luego imponer un pase sanitario basado en un código QR, y después transformar este pase sanitario en un pase vacunal. También han optado por endeudarse masivamente con sus bancos centrales, hasta el punto de poner en peligro la solvencia de las generaciones futuras.

En resumen, se nos pide que aceptemos sin inmutarnos una fábula según la cual, tras años de divergencias internacionales, el mundo entero ha encontrado de repente su unidad y armonía para adaptar una respuesta monolítica a una epidemia surgida de la nada.

Cualquier discusión libre sobre esta fábula es inmediatamente tachada de conspiración.

Esta fue, por ejemplo, la tesis defendida por la supuestamente prestigiosa revista científica The Lancet [“El bisturí”], en un artículo del 19 de febrero de 2020, cofirmado por un grupo de científicos que denunciaban cualquier escepticismo sobre el origen animal del virus. “Las teorías conspirativas no hacen más que crear miedo, rumores y prejuicios que ponen en peligro nuestra colaboración mundial en la lucha contra este virus”, escribieron.

Durante más de un año, la red social Facebook prohibió cualquier publicación que ponga en duda el cuento del murciélago que mordió a un pangolín que mordió a un chino.

Sin embargo, muy pronto fue la Organización Mundial de la Salud la que envió una misión de investigación a China para conocer el verdadero origen del virus. En el equipo de investigación se encuentra un tal Peter Daszak, coautor del artículo de The Lancet, y vinculado desde hace tiempo a la investigación sobre el coronavirus en China, que se apresuró a afirmar que el origen del virus es efectivamente natural… lo cual fue rápidamente desmentido por el propio director general de la OMS.

Por lo tanto, está claro que la acusación de conspiración por parte de Daszak el 19 de febrero de 2020, y la censura oficial por parte del GAFAM sobre el verdadero origen de la epidemia, fueron y son pantallas para impedir cualquier examen crítico serio de las circunstancias históricas precisas en las que se produjo esta epidemia.

Está igualmente claro que publicaciones de renombre como The Lancet han colaborado en una empresa de propaganda deliberada destinada a impedir la transparencia sobre cómo surgió la epidemia y cómo se manejó posteriormente.

No nos interesa aquí identificar, paso a paso, los momentos en que la propaganda oficial mintió y desechó como teorías conspirativas cualquier oposición o incluso duda sobre el simple sentido común de los discursos del gobierno o de sus filiales sobre la epidemia.

Lo que nos interesa es entender los mecanismos por los que se ha ido construyendo la historia, y saber si se trata de una trama urdida por unos misteriosos personajes que mueven los hilos. ¿O es un asunto un poco más complicado?

 

Entre la propaganda y la conspiración, la realidad

Mi posición, bastante común en la investigación histórica, es considerar que los acontecimientos no pueden explicarse ni por un complot ni por una cadena de acontecimientos transparente y desinteresada como propone la propaganda.

La historia contemporánea se explica más bien por un inmenso antagonismo de fuerzas colectivas, algunas más o menos organizadas.

En otras palabras, la historia no es ciertamente la obra preescrita que proponen los conspiranoicos. No hay guionistas ni titiriteros acechando en las sombras, planeando todo y agitando personajes de madera para desplegar una trama cuyo desenlace conocen.

Por otro lado, es innegable que el hipercapital, primero anglosajón y ahora globalizado, que se creó gracias a una revolución digital poco controlada o mal “regulada”, lleva una buena década con la tentación de aprovechar las afortunadas circunstancias históricas que le han dado la mayor parte del poder para consolidar y extender su dominio sobre el mundo.

Este hipercapital, a menudo resumido en la expresión GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon), cuenta con un verdadero ecosistema organizado y diseñado para influir en el curso de los acontecimientos de forma “suave” pero eficaz.

Las caras de este ecosistema son numerosas. Muchos conocen el Foro Económico Mundial de Davos, fundado por Klaus Schwab, cuyo Gran Reajuste ya he analizado. Pero hay muchos otros foros en los que la casta globalizada se reúne para avanzar en su dominio de los negocios.

Volveremos a hablar de ello en los siguientes capítulos.

Lo que es importante subrayar aquí es que la influencia de la casta globalizada en el curso de los acontecimientos históricos no es una conspiración, sino una especie de impulso colectivo que ha encontrado su formulación en una agenda relativamente bien secuenciada, que exponemos a continuación.

En esencia, aquí no hay ninguna conspiración. El conflicto de voluntades del que hablaba Immanuel Kant a finales del siglo XVIII se entiende de forma sencilla. La historia no se explica por la manipulación de todos por unos pocos, sino por la oposición de intereses entre unos y otros.

A veces, como creen los liberales, esta oposición produce resultados armoniosos. Este es el tema del pensamiento de Bastiat.

A veces se convierte en un conflicto. Este es el objeto del pensamiento de Marx.

Es este conflicto el que conduce al caos que estamos presenciando.

La dominación de las castas y el caos global

Antes de detallar los diez pasos clave de la agenda del caos, probablemente sea necesario plantear la pregunta primordial de por qué, es decir, cuál es el propósito último de la agenda de la casta globalizada.

Este propósito podría debatirse ampliamente, y probablemente existan fuertes y sustanciales divergencias dentro de la propia casta, entre los objetivos a alcanzar.

Por ejemplo, George Soros es muy hostil a China, mientras que Klaus Schwab no duda en acercarse al Partido Comunista Chino. Se podría pensar que la obsesión de Bill Gates por las vacunas no coincide con las obsesiones virtuales de Mark Zuckerberg.

Dentro de la casta, la teleología de la dominación difiere [o sea la definición de sus objetivos ideales].

Pero hay un hilo común que une estas diferentes aspiraciones o visiones: el odio a los estados-nación, que son los impedimentos para el progreso, y, en última instancia, el odio a la libertad.

Nunca se dirá lo suficiente lo mal que ha vivido la ideología globalista la evolución de los últimos veinte años: el auge del “populismo” en Occidente, el fracaso de la Constitución Europea, rechazada en referéndum, el Brexit, la elección de Trump, son amenazas vitales para la globalización de los mercados y la negociación de contratos sin obstáculos soberanistas.

Basta con leer el Great Reset de Schwab para entender cómo el populismo o nacionalismo es la principal amenaza para la globalización. Por ejemplo, en la página 87 del libro de Schwab, aparece esta frase reveladora:

“A medida que aumentaban los costes sociales causados por los efectos asimétricos de la globalización (especialmente en términos de desempleo en el sector manufacturero de los países de renta alta), los riesgos de la globalización financiera se hicieron cada vez más evidentes tras la gran crisis financiera iniciada en 2008. Así, combinados, han provocado el auge de los partidos populistas y de derechas en todo el mundo (especialmente en Occidente), que, a raíz de la crisis financiera, han cobrado cada vez más importancia, y que, cuando llegan al poder, suelen recurrir al nacionalismo y promover una agenda aislacionista, ambas cosas contrarias a la globalización. ”

Saludemos la gran lucidez de Schwab sobre los inconvenientes de la globalización, sobre sus riesgos, sobre sus desequilibrios, y saludemos la inteligencia de las soluciones que propone para combatir la tentación proteccionista y populista: esclavizar a los pueblos nivelándolos y haciéndolos entrar con calzador de acero en un zapato demasiado pequeño: el de un orden globalizado donde una casta se enriquece tratando de hipnotizar a los pueblos con técnicas de manipulación de masas.

Y este es el objetivo último que se nos propone: neutralizar el populismo por todos los medios posibles para dejar el campo libre a la globalización.

En este objetivo común, en esta alianza táctica que une a antichinos y prochinos, a vacunadores y tecno-amantes de todo tipo, hay un cemento duradero y poderoso: el odio a las reacciones populares, el desprecio a los “populistas” y “nacionalistas”, el miedo a las revueltas y la búsqueda de una dominación lo más suave posible para que el negocio continúe e incluso se amplíe

La lucha está ahí. La victoria que hay que conseguir no está en otra parte. Debemos hacer la guerra a los Estados-nación y a sus defensores, y atraer al mundo entero a la jeringa unívoca de la gran familia humana dirigida por una élite ilustrada.

Y tanto peor si, para lograrlo, se siembra el caos por doquier, y si la dominación ignora los derechos naturales, empezando por la libertad de elegir el destino propio, para asegurar su triunfo.

 

Ordo ab chao

Los 10 pasos de la Agenda del Caos

Estas operaciones no surgieron de la nada, y bajo el liderazgo de algunas mentes decididas, como la de Klaus Schwab, se han convertido en parte de un marco de malla gruesa cuya impresionante eficacia puede medirse hoy en día.

A grandes rasgos, podemos desglosar este marco, esta Agenda del Caos, en diez etapas clave:

 

  • Organizar la casta globalizada y tejer una connivencia duradera: esta primera etapa consistió, en los años 2000 y 2010, en forjar una conciencia común de casta y en construir relevos sólidos para la acción concertada. Este fue, por ejemplo, el trabajo de los Jóvenes Líderes Globales de Davos (lanzados en 2004)
  • Concentración de los medios de comunicación para construir una hegemonía cultural: este paso decisivo comenzó en la década de 2000 en las democracias occidentales, pero alcanzó su punto álgido con el dominio abrumador de Google y Facebook, que captan el valor de la información y tienen la primacía sobre ella. La expulsión de Donald Trump de las redes sociales revelará su proyecto final
  • Industrializar la “narrativa” de la protección para justificar la dominación: no hay dominación hegemónica sostenible, no hay lucha contra el populismo sin una industrialización del discurso de la protección de los pueblos por la casta. Este fue el caso, por ejemplo, del proyecto de vacunación mundial de Bill Gates, que comenzó en 2010 y se apoyó en una impresionante constelación de organizaciones que él mismo fomentó, como la GAVI y el CEPI. Gracias a esta industria global, la casta puede adormecer a la gente convenciéndola de que se dedica a por proteger a la gente
  • Aturdir las conciencias con choques sistémicos: el estallido de la epidemia de COVID 19 demostró de lo que es capaz la casta para aplicar su Agenda del Caos. La utilización del shock epidémico, su instrumentalización política, para domesticar a la gente y vencer la resistencia es un prodigioso tour de force que no habría sido posible sin la industrialización previa de los medios de comunicación, la connivencia entre los intereses públicos y privados, y el discurso dominante
  • Generalizar el miedo como modo de gobierno: el corolario indispensable de esta estrategia de choque es el miedo como modo de gobierno. La gestión del COVID demostró cómo se orquestó hábilmente este miedo, por ejemplo, escenificando actualizaciones diarias sobre el número de supuestas muertes por el virus, aunque, con toda probabilidad, las cifras de fallecimientos se inflaron artificialmente para mantener la angustia
  • Convertir a los opositores en chivos expiatorios: esta maniobra ha estado en el centro de la gestión de COVID desde el principio. Cualquiera que se atreva a desafiar la propaganda es tachado de conspirador y acusado de ser la causa de todos los males de la sociedad. La política de segregación de los no vacunados lo ha demostrado con creces
  • Acelerar la cesión de soberanía a organismos multilaterales bajo control: este paso esencial se ha dado gracias a la destitución de Donald Trump. Con la llegada de Joe Biden al poder, la casta globalizada pudo volver a poner en marcha a sus “papás”: los COP, los G somethings (G7, 8, 20). En Europa, el Consejo ha decidido numerosas transferencias de soberanía en diversos ámbitos, como la sanidad
  • Someter a las poblaciones a una vigilancia constante: esta dimensión esencial de la Agenda del Caos no se limita a la puesta en marcha del rastreo de contactos preconizado por el Gran Reajuste de Schwab. Incluye diversas medidas liberticidas, como la limitación de la libre circulación de las personas en función de su estado de vacunación, pero también la generalización del reconocimiento facial, la autorización de los drones en la vida cotidiana, la creación de ficheros únicos de población, incluido el registro de las opiniones filosóficas
  • Orquestar la dominación financiera de las naciones: la crisis COVID ha provocado una explosión de la deuda mundial, tanto pública como privada. La deuda es también un acreedor, y el deudor depende del acreedor. Mientras que los GAFAM se han enriquecido con decenas o centenares de miles de millones, los Estados han perdido definitivamente toda autonomía financiera frente a los bancos centrales y a las finanzas americanas al pedir préstamos para evitar la quiebra.
  • Tomar el control de las monedas: esta última fase, llamada regularmente el Gran Reajuste Monetario, se desarrollará en varias etapas, incluyendo la introducción de monedas digitales y la introducción de una política fiscal en línea con los puntos de vista de la Teoría Monetaria Moderna (TMM), ya explicada en nuestras columnas. Esta política aplastará a las clases medias y creará paraísos fiscales para los más ricos. La introducción del euro digital está prevista para 2023, pero es probable que el Gran Reajuste Monetario se produzca en 2024 si las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos se saldan con una amplia victoria republicana.

Al final, la Agenda del Caos se completará cuando el sufragio universal se vacíe de contenido y cuando la gobernanza mundial sustituya al concierto de naciones.

En este universo distópico, quedarán dos castas: los “intocables” que viven del dinero que les cae del helicóptero que paga la casta, y los globalizados, que serán los únicos que tendrán acceso a los beneficios.

 

La distopía en acción

Como vemos, la Agenda del Caos tomó forma hace unos quince años con la aparición de los Jóvenes Líderes Mundiales, cuya realización se está midiendo ahora. Por supuesto, no debemos limitar la sindicación de la casta globalizada a estos Jóvenes Líderes Globales, pero son la cara emblemática de un sistema de cooptación que se ha puesto en marcha a lo largo del tiempo para crear una profunda connivencia entre las élites globales.

La Agenda se ha acelerado, como hemos dicho, con la irrupción de Trump y el auge del soberanismo en todo el mundo.

Sin estas circunstancias, es probable que su evolución hubiera sido apenas perceptible hasta 2030, año fijado para los primeros logros del Acuerdo de Río y luego del de París.

Lo del COVID fue una gran oportunidad para acelerar el ritmo. La historia contará algún día cómo se produjo esta aceleración.

Mientras tanto, es muy probable que en los próximos dos años se concentren nuevos y dolorosos acontecimientos que supuestamente quebrarán la capacidad de resistencia de los pueblos por  mucho tiempo.

Al frente de estos acontecimientos, una nueva crisis financiera debería permitir la introducción de las monedas digitales y la retirada del efectivo completamente devaluado.

Esta es la estrategia del caos.

Al leer las siguientes páginas, es importante no olvidar que esta agenda es obra de una casta, no un escenario inevitable.

Se requiere un esfuerzo de concienciación por parte de los pueblos, y la puesta en marcha de una verdadera estrategia de secesión, que detallaremos en la segunda parte de este libro.

Éric Verhaeghe, 6 febrero 2022

*

*Este artículo es la introducción de mi próximo libro… Se lo iré entregando a mis lectores a medida que lo vaya escribiendo, capítulo a capítulo, día a día, en un módulo de pago, antes de su publicación en formato papel. Los mejores comentarios se publicarán en el libro. (Nota del autor)

Original: https://lecourrierdesstrateges.fr/2022/02/06/pourquoi-le-great-reset-est-lagenda-du-chaos/?utm_source=mailpoet&utm_medium=email&utm_campaign=les-derniers-articles-du-courrier-des-strateges_164

Traducido al espanol por MP para Red Internacional

*

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