Colombia: aumentan grupos armados disidentes de las FARC
A un año y medio de la firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, las fallas en la implementación y la fuerza de las economías ilegales propician el crecimiento de grupos subversivos armados.
A finales de 2016, el gobierno de Colombia y la guerrilla más antigua de Latinoamérica pusieron fin a una guerra de más de 50 años y firmaron un acuerdo de paz en la capital cubana. El grupo insurgente comunista entregó más de 8.000 armas y por lo menos 7.000 hombres empezaron su camino hacia la reincorporación a la vida civil. Pero ese camino se encuentra amenazado.
La Fundación Ideas para la paz (FIP), un centro de pensamiento independiente especializado en el conflicto armado en Colombia, investigó por más de un año un nuevo fenómeno de violencia que amenaza el frágil proceso de paz: los grupos disidentes de la exguerrilla de las FARC.
Cientos de combatientes, por distintas razones según el informe de la FIP, no se acogieron a los acuerdos entre el gobierno de Juan Manuel Santos, premio Nobel de la paz en 2016, y las guerrillas. Y continuaron operando en zonas distantes del país, muchos de ellos en regiones donde la economía ilegal de la coca es su principal fuente de ingresos.
El fenómeno incluso desbordó los límites del país andino y dio un duro golpe en el su vecino Ecuador. El pasado 26 de marzo una de esas disidencias secuestró y asesinó a un equipo de periodistas de El Comercio, principal diario ecuatoriano.
Los hechos fueron el primer campanazo del auge de las disidencias.
Las disidencias de las FARC un fenómeno en expansión
La primera conclusión del informe es contundente. Los grupos ilegales disidentes vienen creciendo y avanzando en varias regiones de Colombia de forma constante desde el segundo semestre de 2016.
Las cifras no son exactas. Los números oficiales de la vicepresidencia de Colombia señalan que el 6% del universo de las FARC conformó las actuales disidencias. Mientras tanto el ministro de Defensa e investigadores independientes estiman que entre 1200 y 1400 hombres se fueron a estos grupos, es decir un 15% de lo que formaban parte de las FARC.
El fenómeno preocupa al gobierno de ese país. Y las acciones militares también vienen en crecimiento como lo la FIP. En los últimos dos años se han atribuido a estos grupos 147 acciones entre enfrentamientos con la fuerza pública, emboscadas y activación de explosivos. En los cuatro meses de este año las disidencias han cometido 46 acciones, 38 más que en el mismo periodo de 2017.
Alvaro Villarraga, experto en el conflicto y director de acuerdo de Verdad del Centro de Memoria Histórica, explica que las disidencias son grupos de exmandos medios de las FARC, que persisten en el “mantenimiento de economías ilegales”.
Sin embargo, el informe señala que a algunos de estos grupos no se les puede sustraer las motivaciones políticas e ideológicas, ya que tienen capacidad de transformar las condiciones de seguridad en el territorio, amenazan la reincorporación de los excombatientes y en algunas regiones se oponen abiertamente a la implementación de puntos del acuerdo de paz.
Por ejemplo, varias de las disidencias estarían detrás del asesinato de líderes sociales que promueven o trabajan en el plan de sustitución de cultivos ilícitos.
Estas disidencias no tienen una estructura jerárquica como tuvo la guerrilla de las FARC, sino están conformadas por varias facciones con “características específicas”. Así mientras la disidencia del excomandante, Gentil Duarte, que opera con unos 400 hombres al suroriente de Colombia tiene una fuerte presión social para mantener las estructuras organizativas en esa región, la disidencia de alias “Guacho” sobre la frontera con Ecuador tiene un objetivo claro: mantener y proteger los corredores del narcotráfico que salen hacia el Pacifico.
Las causas son varias, y el informe resalta que no es un fenómeno extraordinario en contextos de postconflicto: “el surgimiento de facciones disidentes en ejércitos irregulares es común en contexto de conflicto, durante negociaciones de paz”.
La demora en la implementación del acuerdo de paz, otra causa de las disidencias
Los retrasos en la implementación de lo pactado, también han generado desconfianza entre algunos líderes guerrilleros que han vuelto a las armas.
Este es el caso de uno de los frentes de esa guerrilla que se concentró cerca de un pueblo al sur de Colombia, en el departamento de Nariño.
A mediados de 2017, los miembros del frente 29, agrupados en la zona de Policarpa vieron el retraso en la adecuación de dicha zona y en los procesos de reincorporación como razones para desconfiar. Ese contexto, sumado al ofrecimiento de grupos de narcotraficantes, llevó a la fragmentación y a una desbandada hacia los grupos de disidencias, analiza el informe.
Solo en el municipio de Tumaco, sobre el pacifico colombiano, hay tres grupos disidentes; en un lugar donde se concentra el mayor número de hectáreas de coca cultivadas de Colombia según el instrumento de medición de la ONU.
El informe también resalta que la respuesta del estado no ha sido la adecuada. Al concentrase en la desarticulación de las “estructuras de mando y control de estos grupos, dejando de lado los factores organizacionales y del entorno.”
Y advierte: “El hecho de que se haya pasado de un solo grupo en dos departamentos, a casi 18 estructuras en diferentes zonas de 13 departamentos, demuestra que estos grupos se han venido expandiendo y que es necesario revisar la respuesta institucional.”
David González, 17 abril 2018