Tres altos cargos de los Mossos se vieron con la CIA antes de los atentados del 17-A en Barcelona
Los Mossosd’Esquadra tenían constancia de que, el verano del pasado año, se iba a producir un atentado terrorista de graves consecuencias. Así lo evidencian los movimientos dentro del cuerpo durante las semanas previas al 17 de agosto, fecha en que un comando yihadista perpetró la masacre en la Rambla.
Durante los días posteriores, tanto el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, como el consejero de Interior, Joaquim Forn, y el director de los Mossosd’Esquadra, Josep Lluís Trapero, negaron que tuviesen constancia de esta posibilidad y afirmaron que jamás habían tenido contactos con la CIA. Esta afirmación resultó ser falsa, ya que ‘El Periódico de Cataluña’ publicó días más tarde el correo enviado por los norteamericanos a los Mossos el día 25 de mayo avisando de esa posibilidad. Pero los responsables políticos catalanes conocían todos los detalles y los ocultaron a la Policía española y a la opinión pública.
Por si fuera poco, la policía de Vilvoorde (Bélgica) había alertado a los Mossos de sus sospechas por la radicalización del imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, y sus más que probables vínculos con terroristas. Esa información fue recibida ya en el año 2016 por el sargento Daniel Canals, jefe de la unidad de Análisis Estratégico de la Comisaría General de Información. Tras conocerse esa comunicación, los Mossos alegaron que no era “una comunicación oficial”. Cuando se descubrió la mentira, desde la Generalitat se echó mano de otro argumento poco consistente: que la información era fruto de la amistad del sargento con un policía local de Vilvoorde, a quien habría conocido en unas jornadas internacionales sobre lucha contra el terrorismo. Por si fuera poco, el dato de la vinculación del imán con el terrorismo no fue comunicado nunca al Ministerio del Interior.
El cúmulo de despropósitos en la prevención de atentados es solo superado por la capacidad de la Administración catalana de falsear la realidad.
Según ha podido confirmar El Confidencial, el 12 de junio del año pasado, solo unos días después de recibir el aviso de los norteamericanos, Trapero envió a Washington a tres de sus hombres para recibir más detalles sobre los posibles atentados. A la capital norteamericana se desplazaron el comisario jefe de Información, ManelCastellví, el inspector Lluís Paradell y el sargento Daniel Canals. Los tres regresaron en el vuelo UA-140, que salió a las 17:45 del aeropuerto Dulles International de Washington, y aterrizaron en El Prat a las 7:45 del 16 de junio.
La cúpula de Inteligencia
Los viajantes no son unos cualquiera. Los tres son del área de Inteligencia. Castellví es el comisario jefe de Información que en noviembre pasado pidió el pase a segunda actividad. Según confirman fuentes internas del cuerpo a este diario, posteriormente sus superiores le convencieron de que retirase esta petición. Una retirada de primera fila coincidía con la aplicación del artículo 155 y, por ende, con el control de los Mossos por parte de dirigentes supuestamente menos comprometidos con la independencia. Paradell, por su parte, era responsable del Área Central de Análisis. Esta área se divide en dos ramas: Análisis Estratégico y Análisis Operativo. Canals era el responsable de Análisis Estratégico.
Fuentes de los Mossos consultadas por El Confidencial se negaron a dar su versión de los hechos. Pero eso no exime al cuerpo catalán de responsabilidad y de maniobrar a espaldas de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, además de manipular los hechos y de mentir ante la opinión pública alegando que no conocían la realización de los atentados y que no habían tenido contactos con servicios de Inteligencia extranjeros. La portavoz del PSC en el Parlament, Eva Granados, por su parte, presentó poco después de mediados de julio pasado una pregunta al Govern sobre la relación de viajes al extranjero de mandos de los Mossos durante el año pasado, “la ciudad o ciudades de destino, las fechas de salida y llegada, el número de personas y su rango, los motivos de los viajes y sus resultados”. El Govern no ha contestado todavía.
Una cadena de errores
El relevante dato del viaje a los Estados Unidos de la cúpula de la Brigada de Información demuestra que no solo el Gobierno catalán tomó en consideración el aviso del mes de mayo sobre acciones terroristas en la Rambla sino que conoció de primera mano todos los detalles, contrariamente a lo que luego dijeron públicamente los responsables de la Generalitat. Además, se llevó a cabo una campaña en las redes sociales, en que el independentismo trata de criminalizar al Gobierno español y al CNI argumentando que el imán de Ripoll estaba a sueldo de los servicios de Inteligencia españoles, que la CIA había alertado a España de que se preparaba el atentado, que los Mossos no fueron avisados (la alerta de la CIA fue, precisamente, a los Mossos) y que el fin último de que se cometieran los atentados era provocar que el Ejército ocupase Cataluña y no permitir el referéndum del 1 de octubre. Una campaña, en resumen, de desinformación total, orientada a crear confusión, de manera similar a otras llevadas a cabo en los últimos años contra el Estado español, entre ellas la del más que sospechoso ‘expolio fiscal’.
Pero la ocultación del viaje a los Estados Unidos no es la única laguna sobre la actuación de los Mossos. Al aviso de los estadounidenses y a la alerta surgida en Bélgica, se suma el hecho de que el cuerpo catalán envió a la Audiencia Nacional un informe en el que afirmaba que, consultados los archivos de la Policía Nacional, no constaban antecedentes del imán de Ripoll. Ahora se ha sabido que eso era falso y los Mossos admiten que cometieron “un error de transcripción o de consulta informática”, puesto que tenían constancia de los antecedentes policiales del terrorista.
El Gobierno catalán, por boca de su consejero de Interior, Miquel Buch, llegó a acusar al Gobierno español este jueves de que la Policía española había ocultado información a los Mossos. Apenas unas horas más tarde, se conocía el nuevo fallo de los Mossos y quedaba al descubierto que nadie les ocultó información y que, incomprensiblemente, pasaron por alto que tenían los antecedentes de Es Satty: en un fichero de Sidenpol figuraban su detención por tráfico de drogas y sus relaciones con yihadistas que fueron detenidos en la operación Chacal.
Por tanto, si se confirman todos los errores en cadena cometidos desde el mes de mayo del pasado año, así como las circunstancias en que tuvieron lugar los atentados (con los contactos policiales y los avisos pertinentes), el exjefe de los Mossos Josep Lluís Trapero, en vez de ser el héroe que creen la mayoría de los independentistas, no sería más que el villano de la película.
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Comentario de El Espia Digital: El Confidencial se deja la parte más importante. La CIA se reúne con los Mossos a espaldas de las fuerzas de seguridad del Estado, ¿por qué? ¿Se alerta a los Mossos y no a la Policía Nacional, a la Guardia Civil o al CNI? Algo huele muy muy mal en toda esta historia. Como para no mencionar las palabras mágicas: falsa bandera.