Un Genocidio en Directo – por Jose Francisco Fernández Bullón

 

No deja de ser de un sarcasmo vitriólico que las autoridades que se hacen llamar israelíes cuando son tártaras o jázaras planeen enviar a los refugiados palestinos supervivientes del holocausto en curso (si es que sobreviven) de entre todos los países a Alemania; la misma nación a la que calumniaron vilmente los servicios de inteligencia soviéticos y británicos en comandita con la sucia patraña del falso holocausto judío que no tuvo lugar más que en la imaginación calenturienta de las mismas y de los productores y guionistas de Hollywood.

Los dirigentes de los países miembros del grupo de los BRICS anunciaban hace poco una reunión de emergencia para abordar el horrendo asunto de la catástrofe humanitaria en Gaza, no para resolverlo, sino para salvar la cara frente al mundo y aparentar ante el mismo que existe una alternativa al imperialismo anglo sionista cuando de momento no existe; hace tiempo que sabemos que no son otra cosa que la oposición controlada del mismo. A los únicos a los que parece que les preocupa verdaderamente la suerte de los palestinos indefensos es a los hutíes de Yemen que poco pueden hacer al respecto salvo capturar algún que otro buque que no llevan bandera israelí porque no la necesitan. Prácticamente todas las banderas del mundo son ya israelíes o mejor dicho jázaras.

Sabemos o intuimos que con el reciente cese al fuego no se pretende otra cosa que dar una tregua a los espectadores del genocidio en directo que podrían quedar demasiado saturados de horrores. Es preciso apaciguarlos por breve tiempo, especialmente a los musulmanes que residen en Occidente no sea que le peguen fuego a algún que otro parlamento europeo todos ellos secuestrado por los masones. El genocidio tiene que llevarse a cabo por fases para dar un respiro a los sufridos televidentes del mismo y para permitir a los Illuminati saborearlo lentamente.

Se han cometido ciertamente muchos genocidios en el pasado: el genocidio contra los alemanes tras la segunda gran guerra, el genocidio contra los ucranianos y rusos por parte de los dirigentes soviéticos, el genocidio contra armenios y asirios por parte de los dirigentes masones turcos, todos ellos, por cierto, atribuibles a la masonería sionista, pero todos ellos tuvieron lugar de espaldas al mundo, a escondidas, secretamente en gran medida, ahora los asesinos de masas nos dan la cara abierta e impunemente mientras difaman a sus víctimas a las que consideran y así lo declaran sin ambages simplemente animales. Si lo fueran, las sociedades protectoras de los mismos podrían el grito en el cielo y detendrían la matanza, pero como son seres humanos indefensos, en especial mujeres y niños, a nadie le importa gran cosa. Estamos demasiado ocupados tratando de llegar a fin de mes a causa de la crisis global económica causada por los arquitectos del gran reinicio que son arquitectos que no construyen, ni edifican nada, sino que todo lo destruyen y arrasan como han hecho con las viviendas de los habitantes de Gaza reducidas a cascotes. Son los ingenieros o geoingenieros de la gran debacle del mundo.

Los pretendidos artífices de un Armagedón o un Apocalipsis (y me refiero especialmente a los cristianos sionistas que no tienen de cristiano sino la mitad del nombre) que no va a llegar cuando a ellos les plaza por mucho que se empeñen. Ni va a llegar el Apocalipsis cuando esos insensatos se lo propongan ni van a ser teletransportados al cielo como pretenden sino arrojados de cabeza al Seol o al mismo infierno que desean precipitar en la tierra.

Resulta irritante que los periodistas de la prensa mayoritaria y muchos representantes de la prensa pseudo alternativa sigan calificando de guerra la masacre de los israelíes contra los palestinos de Gaza. No se trata de ninguna guerra, sino del exterminio de los confinados en el “gueto” palestino y Hamas no es ningún ejército, es un grupo de resistencia pobremente armada.

Lo más desconcertante de todo este horrendo asunto es el apoyo incondicional de muchos que se consideran conservadores o de derechas al estado del falso Israel de los jázaros y el apoyo, más bien tibio todo hay que decirlo, y desde luego inútil de los partido izquierdistas a la causa palestina. La actitud de los primeros parece que deberíamos atribuirla al culto nietzscheano que muchos derechistas profesan al todo poderoso, al acaudalado, al fuerte y su desprecio al débil e indefenso. Quizás se trate de un mecanismo inconsciente de auto defensa: puesto que no pueden enfrentarse al poder omnímodo de la banca sionista sin arriesgar sus carreras o su pellejo, prefieren proyectar su odio en el más débil; son todos ellos nacionalistas de pacotilla que se conforman con que sus naciones sobrevivan como naciones vasallas del estado supremacista israelita. Si es eso a lo que aspiran, se engañan; ninguna nación tiene derecho a existir para los sionistas salvo la suya propia, y el papel que reservan para los nacionales de todos los países es el de esclavos que es lo que somos ya en gran medida. Lo mismo podría decirse de los israelíes que pasarían a ser algo así como esclavos de primera clase, mientas los demás seríamos de segunda o esclavos sin clase ninguna. ¿Por que habríamos de tenerla si los aristócratas tampoco la tienen ya y no son más que marionetas del gran guiñol sionista del mundo?

En cuanto a las izquierdistas gnósticos han figurado demasiado tiempo como falsos defensores de los intereses de los trabajadores y los desvalidos como para no romper una débil caña que no una lanza por los palestinos, intentan también salvar la cara en la medida de lo posible. Salvar la cara o salvar la máscara ¿o debería decir la mascarilla con que nos obligaron a taparnos la cara a todos? Al presentarse falsamente como abanderados de las clases bajas y al promover todo tipo de revoluciones sangrientas, los socialistas gnósticos amamantados irónicamente en las mismas logias masónicas que engendraron el sionismo, provocaron que las clases acomodadas de todos los países comenzaran a mirar con recelo a cualquier reformista que abogara sinceramente por las mismas, los revolucionarios masones obstaculizaron y en última instancia abortaron completamente la labor de los reformistas y los críticos “constructivos” de todas las sociedades.

Alguien ha comparado el territorio de Gaza con las ciudades de quince minutos en las que los globalistas masones pretenden recluirnos (serían los nuevos guetos de los gentiles y ¿por qué no? También de los numerosos judíos disidentes no racistas) a fin de controlar todos nuestros movimientos y abortar cualquier insurrección por parte de sus habitantes al golpe de estado global masónico. La comparación no puede ser más acertada, la suerte de los palestinos es la que nos aguarda a todos si los satanistas globalistas llevan a buen término sus siniestros propósitos, y las nuevas ciudades gueto sería reducidas a cenizas con sus armas de energía dirigida al menor conato de resistencia a su inmunda tiranía como sucedió no hace mucho con las ciudades de Lahaina y Acapulco.  Las ciudades de quince minutos son ciudades matadero que se pueden eliminar en cinco segundos.

Es de la máxima urgencia que nadie se lleve a engaño y piense que se encuentra a salvo atrincherado en sus cubículos o su viviendas más bien infernales a estas “alturas” por mucho que su precio esté por las nubes. Todos somos ya Palestina y la suerte de sus habitantes podría ser más tarde o más temprano también la nuestra.

Jose Francisco Fernández Bullón, 30 de noviembre de 2023

 

Print Friendly, PDF & Email