Sobre la responsabilidad de la brutalidad israelí – por Gilad Atzmon
Durante las últimas semanas Israel ha mostrado un nuevo nivel de criminalidad institucional. Temiendo que los manifestantes palestinos que intentaban regresar a su tierra cruzarían la valla fronteriza de Gaza, Israel desplegó cientos de francotiradores, decenas de tanques y drones en la frontera de la Franja de Gaza. El Gobierno ordenó a los soldados disparar contra cualquiera que lograra llegar a la frontera. (Aunque está claro que los soldados israelíes también dispararon dentro de la frontera). Esta fue una masacre premeditada, una decisión gubernamental a sangre fría de disparar contra los manifestantes. El resultado de esta desastrosa decisión es conocido y revela la naturaleza asesina del Estado judío.
El mundo reaccionó con disgusto. La ONU votó hace dos días para enviar a Gaza un equipo de investigación internacional por los crímenes de guerra. Israel ya se negó a cooperar con esta misión de investigación.
Estos sucesos en Gaza demostraron que la naturaleza de la barbarie israelí no tiene precedente en la historia humana. Israel no es una dictadura tiránica que despliega escuadrones de la muerte contra los manifestantes, ni las matanzas fueron el resultado de un estallido de un solo comandante en el campo de batalla. En cambio las acciones de Israel fueron el resultado de una falta de moral continua que se extendió desde el primer ministro israelí hasta el último francotirador del ejército israelí en las dunas de Gaza. El Estado judío es una democracia. Su ejército es un ejército popular. Los acontecimientos en Gaza fueron el resultado directo de una política que se mantuvo sin cambios durante 6 semanas a pesar del alto nivel de víctimas civiles en el lado palestino. Estamos hablando de un sistema asesino institucionalizado en todos los niveles del Estado que repetidamente se define a sí mismo como “el Estado judío”.
Esto ha expuesto una completa ausencia de conciencia moral. Israel ha actuado con impunidad para matar a gran escala como si la ética nunca hubiera llegado a Israel. Sin embargo John Adlington, de Treflach parece estar realmente molesto por el hecho de que yo insista en que los judíos deben mirar dentro de sí mismos para poder entender qué es lo que tiene que ver con su cultura y su política que evoca tanta furia. John Adlington de Treflach escribió a su periódico local (Oswestry Advertiser) quejándose de un espacio de música local que me invitaba a realizar y dirigir talleres de jazz. A los ojos de Adlington soy “antisemita” por insistir en que los judíos, como todos los demás, deben reflexionar sobre sus acciones para comprender de una vez por todas por qué su historia ha sido una cadena de desastres totales y cómo atraen la desgracia.
Permanezco firmemente detrás de esas palabras que molestaron a Adlington “…tal vez es hora de que las organizaciones judías y sionistas saquen la lección más importante del Holocausto. En lugar de culpar constantemente a los goyim por infligir dolor a los judíos, es hora de que los judíos se miren al espejo e intenten identificar qué es lo que hay en los judíos y su cultura que evoca tanta furia. Incluso es posible que algunos judíos aprovechen esta oportunidad para disculparse con los gentiles a su alrededor por evocar toda esta ira”. Http://www.gilad.co.uk/writings/holocaust-day-the-time-is- ripe-for-a-judw-apology.html
Insisto en que ya pasó el tiempo para que el Estado judío y las instituciones judías descubran por qué el mundo entero ha estado disgustado por las acciones del ejército israelí en Gaza. Es hora de que el Estado judío y las organizaciones judías comprendan que la criminalidad israelí coloca a los judíos bajo una luz desastrosa. Es hora de que los israelíes y los judíos acepten que mientras Israel se defina como el “Estado judío” la limpieza étnica de los palestinos no pone bajo un espejo generoso a los judíos. El sitio en curso de Gaza tampoco presenta al Estado judío como una aventura humanista. Señalaría a Adlington que en esta imaginaria “contienda racista” él está muy por delante de mí. Esperar que los judíos no hagan una autoreflexión y comprendan su papel en su propia desgracia es en realidad una rendición al excepcionalismo racial judío.
Si el Estado judío y sus muchos grupos de presión satélites y organismos de defensa alrededor del mundo asumieran la responsabilidad de sus acciones, la masacre de Gaza no habría sucedido porque los palestinos estarían viviendo ahora en su tierra y la paz habría prevalecido. Sin embargo, si promover la responsabilidad y la paz judías es “antisemitismo” uno se puede preguntar, ¿quién es un verdadero fanático?
Gilad Atzmon, 20 mayo 2018