Rusia y covidismo – por Karine Bechet-Golovko

 

Rusia se enfrenta a la disyuntiva de elegir entre el racionamiento de la alimentación básica o la salida de la gestión globalizada impuesta a raíz de la crisis sanitaria.

En Rusia, como en cualquier otro lugar, la gestión globalizada de la pandemia conduce a un debilitamiento de la sociedad. Además de la crisis de confianza en las instituciones políticas, que se desarrolla a raíz de los proyectos de ley progresistas y liberticidas del gobierno, la dimensión socioeconómica es preocupante. Si algunos diputados comunistas piden, sin ninguna esperanza de éxito, una subida de los impuestos (muy bajos hasta ahora) para los más ricos y una exención para los más débiles, otros se plantean la reintroducción de las tarjetas alimentarias. En otras palabras, las campanas de alarma están sonando. El coronavirus ha matado al liberalismo llevándolo a su límite máximo, la globalización forzada. Y pensar que hubo que destruir la Unión Soviética para implantar el liberalismo… El derrumbe de la Unión Soviética es algo que la multiplicación de pequeñas tiendas de comida rápida no ha conseguido compensar para una media del 68% de la población, desconsolada. Es hora de que las élites gobernantes rusas saquen las lecciones de la crisis de Kazajstán.

Desde hace dos años, la situación socioeconómica de Rusia se ha ido deteriorando como consecuencia de la gestión globalizada de la crisis sanitaria, que ha abierto el camino a todos los delirios supuestamente progresistas. Se nos anunciaba, en los primeros meses de 2020: por fin se va a realizar la revolución digital, la economía liberada de las ataduras de la realidad podrá despegar, prepárense para el milagro, quedarán deslumbrados. En realidad, lo que fascina a la población es observar el grado de fanatismo y ceguera de una parte (muy influyente) de las élites en Rusia. En definitiva, no hubo salida exitosa de la crisis, ni milagro alguno, sino una caída sin fin, que sólo pudo ser detenida por la intervención saludable y masiva del Estado, aunque sin poner en cuestión la línea fundamental.

Tras dos años de delirios covidistas, el Presidente Putin dio la voz de alarma el pasado mes de diciembre, diciendo: la situación de los precios es inaceptable, la crisis social que se avecina se está convirtiendo en algo peligroso. Y lo que está ocurriendo en Kazajstán desde principios de año  sólo puede darle la razón.

De hecho, en 2021, la renta real de los rusos aumentó un 3,5%, con una inflación media del 8%. Para ser más precisos, según los datos oficiales del Banco Central, los precios de los productos alimenticios han aumentado un 10,8% y los de las frutas y verduras un 19,4%. Según otras fuentes financieras más detalladas, la harina subió una media del 11,29% y el cereal favorito de los rusos, el trigo sarraceno, que sirve de alimento básico a gran parte de la población, subió un 21,02%. El precio de la col aumentó un 98% y el de las patatas un 72,8%. Según los expertos, la tasa media de aumento “oficial” se mantiene bastante baja, ya que los precios de referencia son los de finales de año y a finales de 2020 los precios ya habían subido mucho.

Sea cual sea el saldo de la batalla de cifras, comprar es cada vez más complicado para toda una parte de la población, cuyos ingresos apenas superan los 30.000 rublos al mes (unos 380 euros). Aunque esta preocupación no se refleja directamente en el discurso público, que es excesivamente tranquilizador, se están haciendo propuestas muy variadas. Por otro lado, las medidas liberticidas y “economicidas” como los códigos QR, no son cuestionadas por las élites globalistas rusas, ni por el momento por las élites gobernantes rusas en general, las nuevas leyes están todavía en estudio y todas las regiones ya las están utilizando sin base legal en diferentes grados – dependiendo del fanatismo del líder local y de la fuerza de la resistencia de las empresas y la sociedad.

Por ejemplo, un diputado comunista propone aumentar radicalmente la renta imponible entre las personas con altos ingresos. Si bien es cierto que el tipo del impuesto sobre la renta es muy bajo en Rusia (14% en general), un aumento drástico de golpe, sin un programa de política social y económica nacional fuerte, corre el riesgo de provocar una revuelta de estos círculos ya poco “patrióticos”. En sí, las cifras propuestas no resultan chocantes para un francés que padece un exceso de impuestos: sería del 25% para rentas superiores a 10 millones de rublos al año y hasta el 40-50% para rentas muy elevadas. Por otro lado, debería bajarse al 5% para no gravar las rentas inferiores al mínimo de subsistencia (que sí se gravan). Dada la distribución del poder en el país, y la conmoción mediática que provoca el debate en torno al impuesto, podemos estar seguros de que esta propuesta no se aprobará, ya que la visión estatista y la distribución de las cargas públicas entre las clases sociales no encajan en absoluto en la lógica más bien primitiva de los grandes rentistas, aunque en general mantengan su riqueza personal gracias al Estado.

Sin embargo, lo que resulta realmente chocante es la propuesta de introducir tarjetas alimentarias. Sí, el covidismo ha desatado una guerra, así que hay que introducir una economía de guerra, dice cierto economista. Este economista cree que si la inflación en el costo de los alimentos sigue empeorando, lo correcto es emitir tarjetas alimentarias para los hogares de bajos ingresos. En efecto, hay que elegir, o bien seguir librando esta guerra globalista (contra los pueblos, contra los Estados, contra las economías nacionales) y, por lo tanto, pensar en expedir tarjetas alimentarias o en alimentar a los más pobres, o bien detener esta guerra y liberalizar la economía, relanzar la industria nacional y la producción nacional, permitiendo así a las personas vivir con dignidad y con un objetivo en la vida, que vaya más allá de la calidad de la conexión a Internet en los parques y las calles de las pequeñas y medianas ciudades, cuya economía está, por lo demás, totalmente abandonada.

En este contexto deletéreo, no es de extrañar que las élites globalistas rusas no hayan conseguido hacer olvidar a la población la Unión Soviética, habiendo instaurado un liberalismo salvaje, compensado durante algunos años con ayudas sociales de emergencia, lo cual no basta para armar  una política social. No es de extrañar la nostalgia por la URSS, que nunca se ha extinguido en el corazón de la población rusa, a pesar de la creciente e intrusiva propaganda antisoviética. De forma muy estable, cerca del 67% de los rusos lamentan la caída de la URSS desde 2005. Si hoy se celebrara un referéndum sobre la conservación de la Unión Soviética, el 73% votaría a favor de su renacer. El Centro Levada calcula una media del 63%. Las personas mayores están lógicamente más a favor, en primer lugar porque pueden contrastar la experiencia de lo que fue su vida real con la propaganda imperante. Así, el 84% de los mayores de 55 años y el 64% de los mayores de 40 años extrañan la Unión Soviética. Pero la población activa, la de 25 a 39 años, sigue deseando su retorno también, en un 43%, lo que es enorme y muestra el fracaso ideológico de la carrera globalizadora, sobre todo cuando el 49% de los encuestados extraña el sistema soviético en lo económico. Es decir 3 puntos más que el dolor por la pérdida del sentimiento de pertenencia a un gran país.

El liberalismo está tocando techo con el covidismo y la globalización forzada que conlleva, se está suicidando, a falta de otra ideología que le obligue a no caer en los excesos que hoy vemos. Es hora de sacar conclusiones y retomar el rumbo nacional, que es el único camino para el desarrollo de los pueblos y las sociedades. Hay que renacionalizar a las élites…

Karine Bechet-Golovko, 11 enero 2022

*

*Karine Bechet-Golovko es autora de Rusia, la tentación neoliberal, Paris, 2021, ed. L’Harmattan

Articulo Original

Traducción: MP para Red Internacional

*

Artículos relacionados:

https://redinternacional.net/2020/12/30/2021-el-ano-de-rusia-enemigo-numero-uno-israel-shamir/

https://redinternacional.net/2019/04/01/el-fraude-del-nacional-sionismo-por-el-saker/ (acerca de la resistencia de Rusia)

https://redinternacional.net/2019/02/18/rusia-frente-a-su-destino-por-youssef-hindi/

 

 

 

 

Print Friendly, PDF & Email