Las causas del rotundo triunfo de Bolsonaro en Brasil (Lecciones para Argentina 2019)
Con el 98% de las mesas escrutadas, Jair Bolsonaro ganaba con cerca del 47% de los votos, 20 puntos arriba del candidato de Lula, Fernando Haddad, convirtiéndose en virtual presidente de Brasil. ¿Cómo explicar que un ultraliberal en lo económico que prometió privatizar Petrobras obtenga esos números? ¿Por qué Bolsonaro creció fuertemente entre las mujeres luego de la megamovilización feminista #EleNao festejada por el progresismo? ¿Qué lecciones podemos aprender para la Argentina 2019?
Bolsonaro aplicó una estrategia que incluyó:
-Apoyo del poder financiero al prometer la liberalización y privatización de la economía.
-Apoyo del electorado evangélico (la “Iglesia Universal del Reino de Dios” es muy fuerte en los barrios pobres y le dio un respaldo explícito) y católico brasilero con su fuerte discurso contra la ideología de género y el aborto que espantaba a gran parte de las familias tradicionales (en Brasil el 90% se declara cristiano).
-Fuerte honestismo, clave para una sociedad harta de ver escándalos de corrupción desde hace años en sus medios masivos de comunicación (Bolsonaro no tiene causas en ese sentido).
-Presentarse con discurso crítico hacia toda la partidocracia ya desgastada (a pesar de ser parte).
-Mano dura contra la inseguridad en medio de una sociedad harta de formas “garantistas” y violencia creciente.
-Mensajes masivos vía Whatsapp a millones de personas con “fake news” o noticias falsas contra sus competidores (en Argentina, Marcos Peña ya declaró estar trabajando en estos nuevos mecanismos, incluso aplicando inteligencia artificial para chats automáticos con millones de personas a la vez).
-Apelación a la emocionalidad y el moralismo del electorado más básico, para quien “con no robar se solucionan los problemas económicos” (las explicaciones de teoría económica complejas o economicistas solo son comprendidas por una minoría de la población).
-Asesoramiento de Steve Bannon, estratega de campaña de Donald Trump.
Esta estrategia de hablar de manera brutal y directa al electorado común y sus problemas se combinó con una pésima estrategia del PT:
-Apostar hasta último minuto a la candidatura de Lula, cuando era sabido desde hacía más de un año que sería encarcelado y proscripto (lección para Argentina).
-Aplicar una campaña de tipo negativa en lugar de enfocarse en una idea de futuro positiva.
-Fernando Haddad fue una figura muy poco conocida y muy poco carismática, moderado y “políticamente correcto”, llegando incluso a declararse “amigo de Macri”, cuando Macri es visto como sinónimo de desastre económico en Brasil. Haddad fue acompañado de una figura como Manuela d’Ávila del Partido Comunista de Brasil, lo que a su vez acotaba el espectro ideológico. Claramente faltó un armado de tipo nacional, popular y cristiano en lugar de liberal-progresista, con apelación a las mayorías concretas y sus reclamos en lugar de poner el foco principal en una “agenda de minorías” (lección para Argentina).
Brasil viene siendo un espejo para nuestro país ya que la estrategia regional del Departamento de Estado de los EEUU se viene aplicando allí con idéntica matriz que en Argentina, solo que está más avanzada en el tiempo. No sirven explicaciones del tipo “Brasil es una sociedad más conservadora que Argentina”. Hay que recordar que allí Lula ganó por el 60% de los votos tanto en 2003 como en 2007. También es importante destacar el uso del voto electrónico, herramienta manipulable por quien detenta el poder real económico más el control de los servicios de inteligencia, dato crucial en elecciones que pudieran terminar reñidas (en México Andrés Manuel López Obrador solo pudo ganar cuando se impuso por una amplia diferencia, en la que el fraude ya era imposible). En 2019 tendremos elecciones presidenciales, ¿habremos aprendido las lecciones de lo ocurrido en nuestro país hermano?
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Veamos algunos análisis complementarios:
-Marcelo Falak (LetraP):
“Bolsonaro fue el hombre que la cúpula de las FFAA eligió hace cuatro años para que se convirtiera en presidente de BRasil. Con ese fin entró en contacto con él, lo entornó y moldeó su ideología, de modo de convertirlo en el ariete de una doctrina para una “nueva democracia” en la que los militares tendrán voz y actuación política, superando el rol subalterno al que lo tiene confinado el poder civil”. Sin embargo: “El manejo de la economía quedaría para un civil: el ex banquero de inversión ultra liberal Paulo Guedes, cuya propuesta es privatizar la totalidad de las participaciones del Estado en empresas, incluida Petrobras, y vender todos los inmuebles que aún están en su poder”.
-Marcelo Ramírez (Asia TV):
“Podemos sacar algunas conclusiones. En primer lugar un profundo hartazgo en la gente común, especialmente en sectores bajos y medios, de los casos de corrupción reales y repetidos hasta el infinito por los medios.
El segundo punto, y el mas complicado de aceptar por la corrección política (tanto de izquierda como de derecha), es el cansancio y oposición a tanta política de género. La gente común ha comenzado a decir basta a los procesos de normalización de estas políticas, especialmente cuando empezaron a desembarcar en la educación.
El tercer punto es al consecuencia social de losa justes permanentes. El voto es simple, Durán Barba ha dado pruebas de ello, es emocional y los valores ancestrales permanecen en la sociedad, especialmente en los sectores trabajadores. La intelectualidad, los medios, la academia, los artistas, se han sumergido en un mundo aparte, con sus propias reglas, con sus propios estándares éticos y morales, arrastrando a los políticos. Estos sectores han decretado la muerte de la religión, el atraso de valores tradicionales sociales, han planteado la necesidad de “deconstruir” a cada ser humano. Nada pasó mientras estaban reducidos a un grupo relativamente pequeño, pero hace unos pocos años han comenzado a tener una exposición masiva. El caldo de cultivo perfecto para alguien que viene de afuera, no importa que Bolsonaro sea diputado desde hace casi 3 décadas, es nuevo conceptualmente, denuncia todo lo que molesta a la gente común y calle sobre lo que va a hacer en su programa de gobierno real, pero eso ya no interesa, nadie se preocupa, lo que interesa es que es la voz que denuncia”.
-Atilio Borón (politólogo):
“Esos sectores fueron sacados de la pobreza extrema y empoderados por la gestión de Lula y Dilma. Pero no fueron educados políticamente ni se favoreció su organización territorial o de clase. Quedaron como masas en disponibilidad, como dirían los sociólogos de los años sesenta. Quienes sí los están organizando y concientizando son las iglesias evangélicas con quienes se ha aliado Bolsonaro, promoviendo un discurso conservador duro, hipercrítico del “desorden” causado por la izquierda en Brasil con sus políticas de inclusión social, de género, de respeto a la diversidad, a los LGBTI y su “mano blanda” con la delincuencia, su obsesión por los derechos humanos “sólo para los criminales.” Uno de sus recursos para atraer a los favelados a la causa de la derecha radical es mandar supuestos encuestadores para preguntarles si les gustaría que a su hijo José le cambiaran de nombre y le llamaran María, para exacerbar la homofobia. La respuesta es unánimemente negativa, e indignada. La prédica del ex capitán sintoniza nítidamente con ese conservadorismo popular hábilmente estimulado por la reacción”.
(En rojo las regiones que votaron a Haddad, en verde las que votaron a Bolsonaro)
-Bruno Sgarzini (misionverdad.com):
“Bolsonaro fue más allá al aprovechar del clima de odio contra el PT para convertir su candidatura en algo que fuera contra el Estado, la clase política y lo políticamente correcto. Al igual que Trump, todos los ataque contra su figura reforzaron su identidad frente a sus votantes. Con Lula preso, el gran hacedor de acuerdos nacionales, Bolsonaro creció atacando los fundamentos del Estado brasileño, mientras la candidatura de Haddad quedó defendiendo la vuelta a un consenso con el centro político identificado con el Establisment. El PT quedó en un no lugar. La lucha contra la corrupción reorganizó las relaciones de poder en Brasil. Ahora, por primera vez los militares del golpe de 64 tienen a uno de los suyos cerca de la presidencia”.
-Lisandro Sabanés (LetraP):
“Alrededor de 40 puntos le saca Jair Bolsonaro a Fernando Haddad en la industrial y populosa San Pablo, el elenao no sería muy popular entre los obreros industriales. ¿Servirá la elección de #Brasil para que nuestros espacios populares aprendan que la prioridad en nuestra América Latina es Tierra Techo y Trabajo y no la agenda de género del G-20?”.
-Nicolás José Isola (El País de España):
“Esta gran votación de Bolsonaro es, en un buen porcentaje, fruto de la ceguera petista para reflexionar sobre sus errores. ¿Por qué un gay vota a Bolsonaro? ¿Por qué un negro vota a Bolsonaro? Hay que hacerse las preguntas difíciles. Caer en estereotipos de colegio secundario es no comprender los hechos sociales que son complejos pero no irracionales. Estamos hablando de casi la mitad de un país. ¿El 50% de los brasileros es homofóbico y racista? No simplifiquemos tanto señores. Los pobres también sacan las cuentas y ven cuanto se llevaron algunos. Son pobres, no idiotas. Si el periodismo o el campo intelectual se escandaliza por Bolsonaro, no está pensando, está reaccionando. Escandalizarse no es pensar. Hay que pensar por qué es una opción factible para casi la mitad de los electores. No subestimarlos es analizar este fenómeno social seriamente. Uno no puede trabajar en el campo de las ideas o de la cultura y analizar desde el enojo. Uno debe pensar qué actores se están moviendo y reaccionando frente a fuerzas que fueron protagonistas y defraudaron sus ideales”.
-Ariel Garbarz:
“En las 13 millones de instrucciones del software electoral de Brasil, innecesariamente enorme para contabilizar votos, se oculta el secreto de su manipulación. Los auditores informáticos accedieron a una mínima fracción de esas líneas en las pocas horas permitidas para auditarlas. Los software que cuentan votos electrónicos tienen miles de instrucciones codificadas. En cambio el de Brasil tiene 13 millones para que los auditores no puedan revisarlas. Tardarían meses en leerlas y solo les dejaron algunas horas para ver si ocultaban instrucciones de fraude”.
-Felipe Solá:
“Brasil es un duro llamado de atención. Nos tenemos que poner de acuerdo los que queremos otro camino: Cristina, los gobernadores, el peronismo, los socialistas, los radicales que se hayan arrepentido de jugar con Macri y también los cuatro de la foto del otro día”.