El gobierno holandés justificó su apoyo a los terroristas encuadrándolo en un programa denominado hipócritamente NLA (Asistencia No Letal), pero los periódicos han descubierto que enviaron camiones Toyota Hilux e Isuzu D-max, entre otros, que fueron luego equipados con ametralladoras y artillería pesada, como muestran las imágenes de vídeo que los propios grupos terroristas muestran en sus canales de YouTube.
También les suministraron uniformes, teléfonos satelitales, ordenadores portátiles, colchones, mochilas y cámaras.
Las entrevistas les han permiutido identificar a seis brigadas específicas que han combatido en Siria con apoyo holandés. Entre 2015 y principios de este año el gobierno holandés ayudó a 22 grupos terroristas en el marco del mismo programa “no letal”.
Como se ha hecho costumbre en estas “democracias avanzadas”, el gobierno no informó al Parlamento, pero ante el escándalo periodístico el viernes los ministros Blok y Kaag, de Asuntos Exteriores, enviaron una carta a la Cámara Baja anunciando que no lo volverán a hacer. El apoyo al terrorismo en Siria se ha acabado, o al menos eso prometen. La victoria de Bashar Al-Assad parece inminente y el viento ya no sopla a favor, según los propios ministros.
En la Cámara Baja el Ministerio holandés de Asuntos Exteriores siempre ha admitido que Holanda sólo apoyaba a los “moderados” con cuatro condiciones:
a) debían respetar el derecho humanitario de guerra
b) no podían cooperar con los extremistas
c) debían esforzarse por encontrar una solución política inclusiva
d) el programa “no letal” debía ser objeto de un seguimiento permanente
A partir del escándalo llegan los reproches: las condiciones no se han cumplido. Los terroristas apoyados por Holanda han cometido graves violaciones de los derechos humanos, han cooperado con los demás grupos terroristas…
El programa tampoco ha sido supervisado adecuadamente. Su objetivo (dicen ahora en el Ministerio de Exteriores) era que los combatientes “moderados” pudieran protegerse mejor de los extremistas
La conclusión a la quieren llegar es: paralizar el programa de ayuda a los “moderados” significa que los extremistas se hagan con el poder en los territorios que aún permanecen ocupados.
Lo del seguimiento era, pues, un chiste. Durante todos estos años los diputados de la Cámara Baja han estado pidiendo acceso a la información sobre el programa, pero el gobierno ha mantenido en secreto los nombres de los grupos a los que apoyaba. El tipo específico de vehículos que los Países Bajos enviaron a Siria también se declaró secreto de Estado.
El mes que viene se inicia un juicio contra un holandés que en 2015 se integró en el grupo terrorista Jabhat Al-Shamiya. La fiscalía afirma que dicho grupo es salafista y yihadista, que “se esfuerza por establecer un califato” y que “sólo se puede calificar como una organización delictiva con fines terroristas”.
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