Armamentos nucleares: el ‘Ataque Global Rápido’, porque y como?
Me gustaría centrarme en uno de sus últimos artículos -”China-EE.UU.-Rusia, la nueva batalla del Pacífico”- y en trabajos complementarios. En esa batalla del Pacífico a la que hace referencia en ese texto, ¿no cuenta la Unión Europea? Más aun: ¿la UE no es un actor importante en la geopolítica internacional, en el Pacífico o en cualquier otro océano o territorio?
La Unión Europea (UE) ha renunciado a ser protagonista de la política mundial. En el presente es una mera pieza de EEUU en el reordenamiento del poder global. Este reordenamiento tiene a tres protagonistas con voluntad real, constatable, de ejercer su poder en el mundo. China, en el campo económico, comercial y militar; Rusia, mostrando su músculo de Crimea a Siria; EEUU, intentando mantener una hegemonía mundial sobre un rearme descomunal y la ampliación y fortalecimiento de sus alianzas militares. La UE no juega. Se limita a cumplir con el papel que EEUU le ha asignado, que es de ser caballo de batalla contra Rusia. La prueba de esta realidad es que la UE está ausente de los océanos –otrora el medio de las potencias europeas para proyectar su poder-, con excepción del Mediterráneo y aún en este mar bajo manto de la OTAN, que es igual a decir bajo mando de EEUU. Quien crea otra cosa desconoce lo que está pasando en el mundo.
¿Qué se juega realmente en el sudeste asiático? ¿Dónde reside la importancia estratégica de esa zona del mundo? Usted llega afirmar en su trabajo que es “la región más estratégica y escenario principal del nuevo reordenamiento planetario.” ¿No exagera un poco?
En absoluto. Lo que yo he llamado “el arco del triunfo”, una zona que va de Rusia a India, con China como pivote, concentra más del 60% de la economía mundial y casi el 70% de la población del planeta. Sólo China representará el 28% de la economía mundial según la OCDE. India, el 12%, lo mismo que la Eurozona. Allí están el mayor mercado aéreo mundial, el mayor volumen de comercio y los más elevados índices de crecimiento económico. Si uno toma la media de crecimiento de esa vasta región, que es del 6%, y la compara con la media europea, del 2,5%, entenderá mejor de qué va el mundo ahora.
Todos los organismos financieros internacionales, del FMI al Banco Mundial, coinciden que, en veinte años, la economía mundial girará en torno a ese “arco del triunfo”. Puede uno querer tapar el Sol con un dedo, pero no por eso el Sol dejará de tener el tamaño que tiene.
Habla usted también de un creciente olor a pólvora. ¿Con qué tipo de pólvora? ¿Está pensando acaso en un enfrentamiento nuclear de baja intensidad?
No soy yo quien piensa en eso sino EEUU. Hace varios meses un ex subsecretario de Estado del gobierno de Ronald Reagan, publicó un artículo que tituló “La ley de Sauron”. En él denunciaba los planes de EEUU de lanzar un ataque nuclear fulminante contra Rusia y China, de tal magnitud que estos países no pudieran tomar represalias contra EEUU. Hace pocas semanas, fuentes del gobierno estadounidense confirmaron esta denuncia. Ese programa se denomina Prompt Global Strike (PGS), o Ataque Global Rápido, y consiste en construir armas nucleares ofensivas capaces de atacar cualquier punto del planeta 30 minutos después de haberse tomado la decisión de lanzar un ataque nuclear fulminante.
Déjeme destacar lo que acaba de señalar: ¡30 minutos después de haber tomado la decisión! Prosiga, por favor, le he interrumpido.
La idea de un ataque nuclear fulminante sólo puede sorprender a quien no haya seguido el desarrollo del proyecto de “Escudo Antimisiles” de EEUU. El escudo ha servido de siempre para defenderse o protegerse de un ataque. La idea que subyace en ese proyecto es el viejo sueño humano de la invulnerabilidad, el sueño de Aquiles, el sueño de Sigfrido. Pero Aquiles tenía su talón y Sigfrido una hoja. El delirio atómico estadounidense se entiende mejor si se considera que EEUU no tiene capacidad objetiva de ganar una guerra convencional contra Rusia y China. Es absolutamente imposible, con el desarrollo alcanzado en sistemas de misiles, buques y submarinos, movilizar diez millones de soldados a través del océano Pacífico para plantarlos en Corea, China o Rusia. Si se está consciente de esa imposibilidad, se entiende mejor el programa PGS. Por eso Rusia y China están desarrollando aceleradamente sus sistemas de misiles anti-misiles y misiles hipersónicos, capaces de alcanzar hasta 10 veces la velocidad del sonido. Serían, por tanto, imposibles de detectar por ningún escudo antimisiles.
Esto es, obviamente, una locura, pero la historia humana ha estado llena de locuras homicidas. No hay nada nuevo debajo del sol.
¿Y usted observa un rearme en todas las grandes potencias? ¿Ninguna de ellas apuesta por una estrategia diferente? ¿O armas o más armas, es esa la cuestión, la disyuntiva a la que nos enfrentamos?
En una ampliación de mi libro sobre política y geopolítica (*) va un capítulo donde intento un resumen de los planes armamentistas en curso. La información está en medios públicos para quien quiera enterarse. Ocurre, simplemente, que a los medios de comunicación europeos, incluyendo los de izquierda, el tema les trae sin cuidado. Sería cuestión de averiguar por qué una cuestión tan relevante, puede que la más relevante del mundo, no preocupa a casi nadie en Europa.
En Rusia, China, EEUU, India, Irán, sí se habla del tema; en Europa no. EEUU está inundando Alemania y Europa del Este de armamentos y bases militares y nadie dice nada, como si Washington enviara a sus soldados a hacer turismo. Las maniobras militares se han vuelto parte del paisaje, buena parte de ellas en torno a Rusia y algunas a escasos kilómetros de su frontera. Los planes de la OTAN están dirigidos a lograr que los ejércitos europeos funcionen como un solo ejército y el objetivo declarado de ese ejército es Rusia. La situación es tal que Suecia y Finlandia están reactivando sus refugios nucleares y un general ruso advirtió que una nueva guerra no tendría como escenario el territorio ruso, es decir, que esa guerra se daría en territorio OTAN y Europa no tiene escudo antimisiles. Un misil atómico hipersónico ruso alcanzaría Madrid en 40 minutos y París en 30. Está en los informes sobre las capacidades técnicas de estos misiles que, conviene repetir, superan en 6 y hasta en 10 veces la velocidad del sonido.
¿Y Japón cuenta? ¿Cuál es su papel en su opinión? ¿Aliado fiel de USA? ¿No le queda otra?
Japón, como Corea del Sur, ha asumido un papel similar al de la UE, ser ficha de EEUU en el tablero asiático. Estos dos países acogen las mayores bases militares estadounidenses en el Sudeste Asiático y son la punta de lanza de EEUU contra China y también contra Rusia. La base del Escudo Antimisiles instalada por Washington en Corea del Sur apunta al corazón de China y a la región del Pacífico de Rusia. La respuesta de estos países ha sido fortalecer sus sistemas de misiles, realizar ensayos conjuntos de defensa anti-misil ante un eventual ataque nuclear y efectuar maniobras militares combinadas conjuntas en el Océano Pacífico Norte. Japón ha entrado en un abierto proceso de rearme y su presupuesto militar para 2018 supera los 70.000 millones de dólares. El que tenga ojos que vea.
Se ve bien lo que usted describe. Cita usted también estas palabras de Vladimir Putin: “No solo desarrollar nueva tecnología y armamento, sino también estar preparados para empezar a producirlos en serie sin demora alguna. Porque si queremos ir adelante y queremos vencer, debemos ser los mejores”. ¿Vencer? ¿Producción en serie? ¿Esto no es una forma de entrar en una nueva guerra fría caliente, pero que muy caliente? Aleksandr Dugin, por su parte, ha afirmado recientemente que “Rusia está de vuelta y juega un papel en el poder global”. ¿Es así en su opinión? ¿Estamos ante un regreso al pasado?
Rusia, efectivamente, está de vuelta y decidida a quedarse como poder global. Su posición actual debe analizarse desde lo acontecido tras el suicidio de la URSS. Putin ha declarado que el mayor error de Rusia fue confiar en la OTAN y en Europa, que se comprometieron a no ampliar la organización atlántica al territorio de los países del ex Pacto de Varsovia e hicieron todo lo contrario. Los misiles de la OTAN hoy pueden alcanzar Moscú en 9 minutos, como ha denunciando el propio Putin. De ahí la decisión de rearme masivo y desarrollo de sistemas de armas como los misiles hipersónicos y otros, instalados en plataformas móviles terrestres, buques de guerra, submarinos y cazabombarderos. Se trata de un reequilibrio y de garantizar de que, si Rusia es atacada, una densa red de misiles atómicos pueda alcanzar los centros neurálgicos de la OTAN, sobre todo en Europa. De EEUU se encargarían otros sistemas, unos ya activos y otros en proceso de desarrollo, que se espera estén operativos en 2025. China lleva una línea similar, aunque concentrada en el Sudeste Asiático y Pacífico. Digamos que Rusia y sus aliados enfrentarían a la OTAN y China y sus aliados a EEUU, Japón y Corea del Sur. Otros países de esta vasta zona no cuentan cuantitativamente, unos por estar muy lejos, como Australia, otros porque podrían defeccionar en cualquier momento, como Filipinas, Singapur o Tailandia. Téngase en cuenta que la proximidad geográfica es un poder en sí misma y China está al lado y EEUU a 15.000 kilómetros. El aislamiento geográfico de EEUU es, hoy, una desventaja estratégica de enorme calado.
Es importante lo que acaba de señalar. Le cito de nuevo: “Corea del Norte, en este juego de poderes mundiales, es un pretexto magnífico para justificar el rearme de Japón y Corea del Sur, objetivo perseguido por EE.UU. desde hace muchos años, porque ambos países son lo más parecido a la OTAN que pueda tener Washington en el Sudeste Asiático”. ¿Corea del Norte está cayendo entonces en una trampa? ¿Qué sentido tienen, en su opinión, las últimas pruebas nucleares de este país? ¿Tienen justificación o son una simple demostración de la “locura militar” de sus dirigentes?
Aquí no hay trampas, sino estrategias. Lo que ocurre es que el humo no deja ver el bosque. Yo llamé a Corea del Norte el Israel del Pacífico. Su papel es muy similar. EEUU, con Israel, tiene a su disposición un millón de soldados armados hasta los dientes, dispuestos a morir en caso de guerra. Si EEUU tuviera que pagar por mantener ese número de soldados y armamentos, el país habría caído en un gigantesco agujero negro presupuestario, mayor del que existe actualmente. Igual sucede con China y Rusia. Disponen de 4 o 6 millones de soldados norcoreanos preparados para combatir contra Japón y Corea del Sur. Si Rusia y, sobre todo, China, no hubieran querido que Corea del Norte desarrollara armas nucleares lo habrían impedido de raíz. Ocurre lo contrario. Una Corea del Norte atómica crea parálisis en Japón, ya no digamos en Corea del Sur, donde Seúl está a 54 kilómetros de la frontera. Lo dijo hace unas semanas el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov: en caso de guerra, Corea del Sur y Japón serían los primeros en ser destruidos. Corea del Norte en la mejor arma disuasoria con la que cuentan China y Rusia para apaciguar los ánimos belicistas de EEUU. A propósito de esto que estamos hablando, una misión militar rusa visito Corea del Norte hace pocos días. Es de suponer que no será para hablar de juegos florales o festivales de poesía.
Augusto Zamora, entrevistado por Salvador López Arnal, 18 mayo 2018
Fuente: Papeles relaciones ecosociales y del cambio global, n.º 141, primavera de 2018.
Fuente REBELION
(*) Autor de varios libros sobre política internacional, el último de ellos, Política y geopolítica para rebeldes, irreverentes y escépticos, Akal, 2016, iba por su tercera edición en diciembre 2017. Augusto Zamora es profesor de Relaciones Internacionales, periodista y ex diplomático. En la actualidad está dedicado a la investigación.