Una pandemia de ‘dictadura digital’ – por Maria Poumier
En los albores del año 2021, ya nadie cree en la gravedad de la supuesta pandemia debida a un coronavirus novedoso; los mismos que habían anunciado cifras tremebundas ahora confiesan que la pandemia de terror fue la gran oportunidad que deseaban, para el “reset” financiero global, o sea para la destrucción de la economía tradicional (basada en el trabajo asalariado con garantías de protección estatal, y la creatividad empresarial local), en vistas a la implantación de una dictadura de la economía digital a escala mundial.
Sí estamos viviendo una enfermedad mortal y global, en forma de pirámide, o iceberg invertido : en la base, un virus nómada parecido a otros que desaparecieron pronto (gripe porcina, gripe aviar), ampliamente regado por el desarrollo del transporte aéreo para el turismo de masas; en el primer piso, el pánico, fabricado por los medios masivos; en el segundo piso, el terror de los gobernantes nacionales, y ejecutores locales, a perder sus puestos si no tomaban medidas más feroces que los vecinos; en el tercero, los primeros resultados catastróficos: enfermos no atendidos, ancianos impedidos de tener el mínimo contacto con sus familiares, maltrato físico y mental agravando cualquier patología; en el cuarto piso, el cierre de empresas, el desempleo, el hambre que cunde; en el quinto, la obra destructora de los especialistas, la modificación de la arquitectura legislativa, en cada país, para poder instaurar la dictadura sanitaria; más arriba, el nuevo arsenal de sanciones y represión contra los científicos, médicos , y políticos rebeldes; en el tope, una oligarquía que busca amurallarse y seguir a salvo en el mando exclusivo.
“Los políticos a menudo afirman seguir la ciencia, pero esta es una simplificación excesiva y engañosa. La ciencia raramente es absoluta. Rara vez se aplica a todos los contextos o a todas las poblaciones. No tiene sentido seguir servilmente la ciencia o las pruebas avanzadas. Un mejor enfoque es que los políticos, los responsables de la toma de decisiones nombrados o elegidos por el pueblo, estén informados y guiados por la ciencia al tomar decisiones políticas para sus audiencias. Pero incluso este enfoque sólo mantiene la confianza del público y de los profesionales si la ciencia está sujeta a escrutinio y libre de interferencias políticas, y si el sistema es transparente y no está comprometido por conflictos de intereses”, escribe Kamran Abbasi, en el British Medical Journal.
Ahora estamos descubriendo que el frenesí por vacunarnos tiene un objetivo eugenista, esterilizar a las poblaciones, algo sin relación con el arte de la medicina preventiva o curativa. Entre otras empresas malignas, un farmacólogo francés muy serio, el dr. Fourtillan, está denunciando al Instituto Pasteur que depositó la marca del nuevo virus a la vez que ponía en marcha la fabricación de la vacuna correspondiente, ya en 2014. Es algo tan monstruoso que por ahora parece dudoso. Pero hay una explicación sencilla, la misma que para cualquier otro fraude: esto permite hacer dinero, sencillamente. Obviamente, hay corrupción, tanto entre los gobernantes como en el gremio de la salud pública; se le llama con el eufemismo de “conflicto de intereses” con los grandes laboratorios. La prueba está en la férrea represión que padecen los que denuncian esta situación, y proponen diagnósticos y tratamientos alternativos a la vacunación general. Hay muchos datos más en torno al Covid 19 que sólo se explican por manipulaciones humanas malintencionadas.
China fue el primer país víctima del proyecto genocida. China ya se ha recuperado, plena y oficialmente, desde agosto del 2020, mientras nuestros países se hunden en la ruina, y nos prohibieron los festejos normales, imprescindibles para la salud mental de la gente y de los pueblos. La diversión sofocada y reducida a lo virtual desemboca en la masturbación desastrosa, la alegría real desemboca en el amor fecundo.
¿Se han fijado ustedes que los matemáticos siempre se ríen, porque encuentran sus complicadísimos cálculos muy divertidos, mientras la gente común, avergonzada por no entender el chiste, se queda … en China? Son grandes matemáticos, en torno al Dr Neil Fergusson, y al Dr Fauci, especialista en estadísticas, los que habían anunciado millones de muertos por culpa del coronavirus, que resultó ser una simple variante de la gripe, que, como las demás, sólo mata a ancianos y enfermos ya de gravedad.
Parecería que la inteligencia artificial mata la inteligencia natural: uno por uno, hemos caído en la comodidad de dejarnos robotizar, al repetir como buenos adictos lo que afirman nuestros smartphones, google y wikipedia complementarios: les dejamos a estas máquinas el esfuerzo de indagar, declarar que saben y … censurar lo que no les gusta. Pero deberíamos fortalecer nuestra inteligencia de manada, que tiene la marca universal del sentido común. Cuando hay peligro de muerte, el sentido común es la salvación, y no hay otra.
Los negacionistas del mundo real van a tener que aterrizar: son un puñado de gente, en torno a Bill Gates, que pregonan descaradamente sus objetivos mortíferos con ínfulas de sabelotodo. Ya tienen el descaro de anunciar que máscaras, confinamientos, desempleo masivo deberían mantenerse sin fin, para “proteger al planeta del calentamiento global”, o sea, para protegerlos a ellos de la cólera de los pueblos. En cada país, se nos anuncian desconfinamientos y reconfinamientos alternados, para el año entrante y los venideros… Se creyeron todopoderosos, pero a partir de este año van a tener que rendir cuentas.
Los que pretenden ser nuestros amos, dueños y señores de toda riqueza natural, espiritual y humana especularon con el terror para convertirnos en mansas ovejas. Pero el caso es que han fracasado. Ya tenemos claro de quiénes debemos desconfiar, y quiénes son los verdugos que pretendían salvarnos. Este año nuevo puede ser el año de la gran limpieza en las estructuras dirigentes, en el campo científico, económico, cultural, mediático y político. Porque ya existen las alternativas, en los movimientos populistas de cada país, que no tienen por qué aceptar que la ruina de su país aproveche, mecánicamente, según la física de los fluidos, a los demás.
En estos días, ya hay algunas buenas noticias: ha empezado la vacunación a bombo y platillo en toda Europa, ya en ciertos países hay cientos de miles de vacunados. Pero en Francia, sólo se prestaron 200 personas, casi todos infelices ancianos parqueados en las modernas fincas para explotar el “oro gris”, con el juicio ya debilitado. Ni el presidente ni el primer ministro han querido dar el ejemplo y vacunarse ante las cámaras de televisión, ni locos. Mientras tanto, en España está en venta libre, sin receta, la medicina (hidroxicloroquina) prohibida en Francia a instancias del Instituto Pasteur.
En Portugal, Alemania y Estados Unidos hay equipos jurídicos que le forman juicio habilidosamente a los que imponen el diagnóstico con el test PCR, por mentirosos y causantes del real deterioro de la salud pública, estando a la cabeza de la resistencia el médico Robert Kennedy Jr, nieto del presidente asesinado; esto va a ser la primera grieta para el derrumbe de la pirámide de criminales contra la humanidad en acción. En Suecia y en Bielorrusia donde no se ha encerrado a nadie en ninguna etapa, ya se sabe que la gente no se enferma más que en los demás países europeos; en vez de aplaudirlos, se les está acosando.
Conclusión: la salud mental es lo primero, resistir la presión mediática y el miedo es reforzar nuestras defensas. No somos ninguna minoría de estrambóticos conspiracionistas, somos la mayoría retomando las riendas de su destino. Emprender discretas acciones de desobediencia civil es darle alas a la defensa, no pasiva, sino creativa.
¡Feliz Año nuevo, con libertad y salud para todos!
María Poumier, 1e de enero de 2021
Articulo original publicado en Red Internacional