Una Guerra Amañada – por Jose Francisco Fernández Bullón

 

Examen de la carta que Albert Pike le envió supuestamente a Giuseppe Mazzini a la luz de los acontecimientos actuales.

Es de sobras conocida la carta que el masón y satanista Albert Pike le envió supuestamente al igualmente satanista y masón Giuseppe Mazzini y en la que predecía tres guerras mundiales que habrían de posibilitar la instauración en todo el orbe del satanismo como religión universal. La carta es sin la menor duda una falsificación, como aseguran la mayoría de historiadores, pero resulta oportuno examinar su contenido y aventurar una hipótesis acerca de su autoría. Porque la primera y la segunda guerra mundial se llevaron a cabo efectivamente como se afirma en la carta y la tercera guerra mundial se encuentra ya en curso, por desgracia; está en su fase inicial por así decirlo, y sólo cabe esperar que los ciudadanos de a pie se rebelen y aborten su catastrófico y apocalíptico desarrollo

Está también fuera de duda que, de las tres guerras mundiales, la tercera es la más “amañada”. Porque si bien es cierto que tanto la Alemania de principios del siglo XX como la Alemania Nacional Socialista estaban trufadas de masones traidores a su patria que fueron quienes posibilitaron que concluyeran según los planes de los banqueros sabateos o illuminati, en la actualidad todos los líderes de las grandes potencias son cómplices de los mismos. Putin, Xi Jinping y Biden forman parte de la misma camarilla y comparten el mismo “programa”. Todos ellos son los títeres de la banca internacional dirigida con mano de hierro por los Rothschild que han logrado colocar a sus cómplices en lo más alto de la cadena de mando de todos los países supuestamente enfrentados.

Podríamos citar muchos ejemplos de agentes dobles masones infiltrados en Alemania que influyeron en el desarrollo de las dos guerras mundiales del siglo XX, pero los más destacados probablemente fueron, para la primera guerra mundial Bethman Hogwell, el canciller del emperador Guillermo II, y primo y agente de los Rothschild en Alemania, que esperó prudentemente a que el Kaiser se fuera de vacaciones a Noruega para precipitar la guerra; en lo que atañe a la segunda podríamos citar el caso de Wilhelm Cannaris, jefe de Inteligencia del ejército alemán nada menos, que colaboró con los servicios de inteligencia británicos y saboteó en numerosas ocasiones las operaciones militares alemanas.

Fue Cannaris, por cierto, quien se encargó personalmente de la protección del rabino de la Chabad Lubavitch Yosef Yitzchak Schneerson. A sus gestiones se debe que pudiera cruzar la Alemania Nazi y llegar sano y salvo a los Estados Unidos.

El sexto Rebbe de la “dinastía” jasídica de la Chabad se escondía en la Varsovia devastada por la guerra durante los días posteriores a la invasión alemana en 1939. Después de localizar al rabino por orden del citado almirante Wilhelm Canaris, el jefe de la Abwehr, el mayor Ernst Bloch, cuyo padre era judío por cierto, escoltó a Schneerson hasta Letonia y allí se embarcó hacia Estados Unidos.

No fue por cierto Ernst Bloch el único judío o medio judío que luchó en el ejército nazi para asombro y desconcierto de aquellos que se atienen todavía a la sumamente distorsionada narrativa oficial de la segunda guerra mundial.

Que el jefe de los servicios de inteligencia alemanes rescatara al rabino de la Chabad, la cabeza de la serpiente illuminati en palabras de Fitzpatrick, arroja mucha luz sobre la figura supuestamente enigmática de Wilhem Cannaris y despeja definitivamente la incógnita que rodea a este personaje.

Hay que decir que por aquellos años la Chabad todavía no había cobrado la relevancia que tiene en la actualidad y que el rebbe no era más que un oscuro rabino que nadie conocía, a diferencia de su sucesor Menachem Mendel Schneerson cuyo cumpleaños se convirtió en el Día Nacional de la Educación de los Estados Unidos a petición del Congreso de los Estados Unidos y recibió póstumamente en 1994 la Medalla de Oro del Congreso por sus “contribuciones sobresalientes y duraderas para mejorar la educación, la moralidad y los actos de caridad en el mundo”. Menachen Schneerson consideraba que “Los judíos son una extensión de Dios y los gentiles están destinados a ser sus servidores”. También afirmó que “Los judíos son como dioses y el resto de la humanidad es basura”. No comprendo que afirmaciones semejantes puedan considerarse educativas, morales o caritativas.

Las actividades delictivas de la Chabad están más que demostradas. Félix Sater, un miembro destacado de la misma fue condenado por evasión de impuestos, extorsión, soborno y fraude. Es uno de los pocos o quizás el único mafioso de la Chabad que se ha sentado ante los tribunales no sabemos por qué misteriosa razón, pues sus miembros goza de la más absoluta impunidad. Son legión los magnates norteamericanos y rusos, incluyendo a Trump, mantienen relaciones empresariales con la Chabad.

No dudamos del sincero patriotismo de Trump, pero Trump se nos antoja más que nada un posibilista sin vocación de mártir dispuesto a ejercer de patriota siempre y cuando las circunstancias se lo permitan. Debe de ser muy difícil hacer negocios a gran escala en el mundo actual dominado completamente por las mafias de todas las nacionalidades sin comprometerse seriamente. Y Trump es por encima de todo un hombre de negocios.

Es muy probable que los grandes maestres británicos le hicieran a Cannaris promesas que no estaban dispuestos a cumplir. Ellos tenían sus propios y siniestros planes para Alemania recogidos en el plan Morgenthau que no podemos creer que le confiaran. El plan Morgenthau fue concebido, según afirma, por agentes soviéticos bajo la atenta mirada de los banqueros globalistas que los financiaban y resultó en el asesinato premeditado de millones de alemanes tras la segunda guerra mundial.

Cannaris tuvo la inmensa suerte de ser ejecutado antes de que concluyera la guerra y de no ser testigo, por lo tanto, de los espantosos crímenes de guerra o de postguerra cometidos contra el pueblo alemán injustamente demonizado por los satanistas endemoniados.

Como señala John Wear en un artículo cuyo enlace proporciono más abajo:

“En la Conferencia de Quebec que tuvo lugar en septiembre de 1944, el presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, y el primer ministro británico, Winston Churchill, anunciaron la adopción del Plan Morgenthau. Nombrado en honor al Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Henry Morgenthau, los objetivos del Plan Morgenthau eran desindustrializar Alemania y reducir a su población a una existencia rústica y pastoral una vez que se ganó la guerra. El Plan Morgenthau fue diseñado para acabar con el poderío militar e industrial de los alemanes para siempre. Como sabían muchos defensores del Plan Morgenthau, la adopción de este plan provocaría una terrible hambruna que acabaría con la vida de millones de alemanes”.

http://www.wearswar.com/2022/07/08/the-morgenthau-plan-a-soviet-created-document/

Fue el cardenal Caro y Rodríguez, el primero que señaló la existencia de la carta a la que hacíamos referencia más arriba. La cita en varias ocasiones en su obra “El Misterio de la Masonería Desvelado” publicada en 1925.

Es imposible que el psicópata y asesino masón Albert Pike fundador del Ku Klux Klan que se dedicaba, como todo el mundo sabe a linchar a negros y -no lo olvidemos- a quemar cruces de paso, tuviera tales dones de clarividencia como para predecir las guerras mundiales, a pesar de su connivencia con el diablo que puede, desde luego, obrar muchos prodigios para impresionar a sus fieles, pero carece del don de la omnisciencia que es propio sólo de Dios.

La carta debió de ser redactada no mucho antes de la publicación del libro del cardenal Rodríguez por algún masón o globalista gnóstico próximo al círculo más encumbrado de los banqueros illuminati y poco después de la creación del Partido Nacional Socialista, cuando los financieros masones se percataron de que un enfrentamiento con la nueva Alemania era inevitable si querían afianzar su poder tiránico sobre el mundo. Tampoco hacía falta ser muy perspicaz para prever que la creación del estado de Israel planeada desde hacía tiempo provocaría duros enfrentamientos con los países árabes. Enfrentamientos a los que se hace referencia en la misiva y a los que se atribuye erróneamente en la misma el desencadenamiento de la tercera y definitiva guerra mundial

 

Ésta es la carta en cuestión cuya traducción al español proporcionamos:

“La Primera Guerra Mundial debe ser provocada para permitir que los Illuminati derroquen el poder de los Zares en Rusia y para convertir a ese país en una fortaleza del comunismo ateo. Las divergencias provocadas por los agentes de los Illuminati entre los imperios británico y germánico servirán para fomentar esta guerra. Al final de la misma, se erigirá triunfante el comunismo al que se recurrirá para destruir a los otros gobiernos y para debilitar las religiones”.

La Segunda Guerra Mundial debe fomentarse aprovechando las diferencias entre fascistas y sionistas. Esta guerra debe llevarse a cabo a fin de destruir al nazismo y de fortalecer al sionismo político lo suficiente como para instaurar el estado soberano de Israel en Palestina. .
Durante la Segunda Guerra Mundial, el comunismo internacional debe volverse lo suficientemente fuerte como para servir de contrapeso a la influencia del cristianismo, que luego será restringido y controlado hasta el momento en que lo necesitemos para el cataclismo social final”.

“La Tercera Guerra Mundial debe ser fomentada aprovechando las diferencias provocadas por los agentes de los “Illuminati” entre los sionistas políticos y los líderes del Mundo Islámico. La guerra debe ser conducida de tal manera que el Islam, los musulmanes, el mundo árabe y el sionismo político (o sea: el Estado de Israel) se destruyan mutuamente.

Mientras tanto, el resto de las naciones, divididas en lo referente a dicho conflicto, se verán obligadas a luchar hasta el punto de un completo agotamiento físico, moral, espiritual y económico. Respaldaremos a nihilistas y a ateos, y provocaremos un formidable cataclismo social que mostrará claramente a las naciones el terrorífico efecto del ateísmo absoluto, origen del más cruel salvajismo y de los tumulto más sangrientos.

A continuación, los ciudadanos, se verán obligados en todas partes a defenderse de la minoría mundial de revolucionarios, exterminarán a aquellos destructores de la civilización, y la multitud, desilusionada del cristianismo, cuyo espíritu deísta quedará desde ese momento sin brújula ni dirección, ansiosa de un ideal, pero sin saber a quién dirigir su adoración, recibirá la verdadera luz a través de la manifestación universal de la pura doctrina de Lucifer, expuesta finalmente a la vista de todos.

Esta manifestación será consecuencia del movimiento reaccionario general que seguirá a la destrucción del cristianismo y del ateísmo, ambos conquistados y exterminados al mismo tiempo.”

Cabe preguntarse qué objetivo perseguía el autor de dicha carta al redactarla, fuese quien fuese éste, (quizás alguien como el periodista Konrad Heiden que popularizó el término peyorativo “Nazi” para calificar a los nacional socialistas alemanes y lo empleó frecuentemente en sus escritos satíricos en los que ridiculizaba a los miembros de dicho partido), pero a los conspiradores illuminati les gusta como a los asesinos en serie de las películas de Hollywood sembrar pistas de sus intrigas criminales para desafiar a sus rivales a los que menosprecian y a los que consideran incapaces de abortar sus planes.

 

Lo que está muy claro es que los masones globalistas no podían prever en los años veinte que el ataque de falsa bandera contra las Torres Gemelas orquestado por los agentes del Mossad y atribuido falsamente a los fundamentalistas islámicos tendría tantísimo éxito; es de sobras conocido por cualquiera que se moleste en investigar un poco que tanto Al Qaeda como ISIS fuero una creación de la CIA y el Mossad. Fue la guerra contra el terrorismo supuestamente islámico lo que desestabilizó a los países árabes y acabó con la amenaza que suponían para el estado jázaro de Irael.

 

Era preciso cambiar de estrategia si se quería provocar una nueva y devastadora conflagración mundial. Si se eligió a Ucrania como detonante del conflicto fue a causa de la animadversión que los Ucranianos occidentales, supuestamente católicos, de la región de Galitzia, antiguo protectorado del Imperio Austro Húngaro, siempre sintieron por los rusos ortodoxos. Ucrania es, además, un país completamente controlado por los oligarcas mafiosos askenazi como lo está también en gran medida la misma Rusia, dueña de un arsenal atómico y un ejército poderoso que la convierte en un rival “creíble” de los países occidentales secuestrados por el supra ejército cátaro o masón de la OTAN; sobre todo si se alía con la China comunista como todo indica que se proponen hacer.

El enfrentamiento entre católicos y ortodoxos es más absurdo que nunca ahora que Bergoglio, hereje y apóstata, ejerce de papa o antipapa y no existe un sucesor de san Pedro legítimo que pueda imponer su autoridad. La iglesia católica se ha convertido pues en una iglesia acéfala como la ortodoxa. No resulta extraño que estemos todos perdiendo la cabeza.

Se han aducido varias razones para explicar que los rusos no tomaran Kiev cuando se hallaban a sus puertas y Zelensky se escondía temblando de miedo en su búnker, pero la verdadera razón de que no tomaran la capital ucraniana es que de hacerlo, la guerra habría concluido y no existiría ya escusa alguna para escenificar la farsa de la tercera guerra mundial tan ansiada por los satanistas sabateos y masones siempre sedientos de poder y de sangre. Para que los satanistas illuminati se hagan con el poder en todo el mundo es necesario destruir Europa y Estados Unidos, regiones donde cabría esperar una insubordinación de la ciudadanía, que por cierto se halla en ciernes, ante la tiranía globalista y a los que el conflicto en el Cercano Oriente no les importaba ya un bledo. Los ciudadanos occidentales son ya sumamente hedonistas y lo único que les preocupa es mantener su estatus y la prosperidad a la que están acostumbrados. Es la pérdida de su nivel de vida lo que está suscitando una reacción. Los dirigentes rusos son cómplices al parecer de esta inmunda conspiración y están prolongando la guerra a la espera de que se produzca la conflagración mundial que ponga el mundo entero definitivamente de rodillas frente a una élites ensoberbecidas.

Es difícil saber, sin embargo, si los líderes mundiales, ya sean occidentales u orientales, se pliegan a los dictados globalistas por convicción o simplemente por miedo. La lista de gobernantes y políticos asesinados por la masonería es bien larga e incluye a varios presidentes o gobernantes norteamericanos como Abraham Lincoln o Kennedy. Y otros europeos como el archiduque Francisco Fernando de Austria o el primer ministro de Italia, Aldo Moro. Pero por activa o por pasiva, son cómplices de los banqueros masones y globalistas.

 

Los líderes liberales rusos, o lo que es lo mismo gnóstico-cabalistas, están saboteando el esfuerzo bélico de sus ejércitos. Su decisión de detener el asalto a Kiev lo demuestra claramente.

¿De verdad pretenden hacernos creer que Xi Jinping le va a declarar la guerra a Biden, su mayor socio empresarial en occidente que le ha entregado todo tipo de secretos de estado y que ya habría sido ejecutado por alta traición si en Estados Unidos no reinara el más auténtico y masónico caos?

Este documental resulta enormemente ilustrativo a la hora de desvelar el grado de complicidad o connivencia de los gobernantes estadounidenses encabezados por Biden y las autoridades comunistas de la República China.

Ya sabemos que la Chabad es la principal patrocinadora del proyecto de reconstruir el templo de Herodes en la Explanada de las Mezquitas, que está empeñada en suprimir todas las religiones menos la suya por considerarlas heréticas y blasfemas y de la creación un nuevo organismo global, denominado “La Organización de las 70 Naciones”, que reemplace a las Naciones Unidas.

Esto no implica más que un mero cambio de nombre, pues la ONU es ya una organización masónica al cien por cien y por tanto israelita y prosionista.

Estos planes que a los despistados de siempre les pueden parecer descabellados son perfectamente plausibles. En realidad ya se han visto coronados por el éxito en gran medida. Vivimos bajo la férula de los sionistas y los judíos verdaderos o falsos son sagrados ya para todos. Cualquier figura pública que se atreva a criticar a un judío, por criminal que sea, es condenado automáticamente al ostracismo más absoluto.

Es cierto que no todos los judíos, ya sean falsos o verdaderos, respaldan dichas directrices y que un gran número de ellos se sienten muy incómodos con el estatus de vaca sagrada que sus líderes les atribuyen, pero de momento son los mafiosos de la Chabad respaldados por la inmensa fortuna de los Rothschild los que llevan la voz cantante. No somos racistas, ni creemos en la culpa colectiva de pueblos y naciones. No todos los judíos, ni mucho menos, son responsables de que una minoría satánica compuesta por judíos y gentiles se halla hecho con el poder en todo el mundo. Si el pueblo judío, o más bien parte de él, se fue tras la vanidad, como se afirma en la Biblia, la mayoría de los gentiles los siguieron alegremente. La vanidad es, desde luego, la clave del éxito tanto de la gnosis como de la masonería que es su expresión por así decirlo criminal.

Pero si hemos de hacer caso de la célebre carta los sionistas están siendo utilizados en cualquier caso a fin de sembrar el caos, y el sionismo no sería más que el detonante de un conflicto apocalíptico que posibilitaría el triunfo de la religión luciferina.

Y es que, efectivamente, no todos los sionistas adoran a Satanás expresamente y son simplemente nacionalistas y en muchos casos supremacistas. Nacionalistas de una nación imaginaria, inventada. Resulta irónico que Lady Renouf afirme que Birobiyán, el Oblast autónomo “hebreo” en Rusia, debería convertirse en el verdadero hogar nacional de los judíos, porque probablemente son originarios de esa zona. Al menos los asquenazis que no son ni judíos, ni hebreos.

Pero si la mayoría de sionistas no adoran a Satanás expresamente, los que financian su estado sí lo hacen.

Aparentemente, la secta satánica de los Illuminati, de la cual la Chabad sería la más ilustre heredera, está trabajando para precipitar un holocausto global o Armagedón que precipite el retorno de su nefando y falso mesías: es decir: el anticristo; y aquí es donde la tercera guerra mundial programada desde hace tiempo jugaría un rol fundamental.

En cierta forma los banqueros illuminati cabalistas ya han convertido a su versión particular del judaísmo en la religión universal sólo que ésta es de momento extraoficial o subliminal.

La cábala gnóstica ya se convirtió en la religión inconsciente de la mayoría con el triunfo de la modernidad que trajo aparejado el relativismo subjetivo tanto en la moral como en la filosofía o en la ciencia. La realidad no existe desde entonces, y no hay más ley ni más realidad que la que dicte el ego de cada cual, aunque por supuesto son los poderosos los que acaban imponiendo su ególatra visión del mundo y sus leyes y sus normas completamente arbitrarias dictadas por su veleidad o su capricho. Todo esto es consecuencia por supuesto de la egolatría, es decir: idolatría, que siempre caracterizó a la mayoría de los cabalistas. La teoría de la relatividad de Einstein procede no del estudio o la observación directa de la realidad o del universo, sino de los presupuestos indemostrables de la cábala lo cual demuestra que es completamente falsa. La ciencia moderna cabalística no explica, ni refleja el mundo real. Simplemente ha inventado o fabricado un mundo paralelo sujeto a la corrupción más extrema. Hay que añadir que muchos cabalistas practicaban la teúrgia, o sea: la invocación de seres sobrenaturales y eran en gran medida posesos condicionados por dichos seres. El materialismo o racionalismo de muchos es meramente táctico, (¿acaso no es Lucifer el príncipe de la materia corruptible?) y está concebido para desacreditar todas las religiones y también al racionalismo ateo como se expresa en la célebre carta a fin de propiciar el triunfo universal del satanismo.

Un objetivo imposible de alcanzar como cualquier cristiano convencido debería saber; y todos los satanistas están condenados a convertirse antes o después, a la corta o a la larga, en perdedores absolutos, o como acostumbra a decir Trump en su lengua materna: “losers”.

 

Jose Francisco Fernández Bullón, marzo 2023

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Publicado originalmente por Red Internacional

 

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