La Patria del Lobo Estepario – por Jose Francisco Fernández-Bullón

Puesto que Ucrania se ha convertido en un inmenso polvorín que puede desencadenar una conflagración mundial apocalíptica es preciso examinar a fondo la situación en dicho país, sus verdaderas causas y si es posible o no acabar con dicho conflicto, no al gusto de todos, sino al gusto de rusos y ucranianos, las verdaderas víctimas de esta guerra orquestada por los globalistas. Los demás que se vayan a su casa. “Yankee go home” como se decía hace tiempo, porque como no lo haga se podría quedar sin casa y quedar convertido en un lobo apátrida. Lo mismo podría decirse de los británicos y de todos los ciudadanos de la Unión Europea cada vez más desunida y de los mercenarios que están sembrando cizaña en Ucrania. ¿Pero a qué casa podríamos mandar a los oligarcas jázaros que siembran la discordia en dicho país?

La guerra en Ucrania nos ha recordado que el hombre es un lobo para el hombre, pero un lobo que se disfraza con demasiada frecuencia de cordero.

El golpe de estado de Maidán ejecutado en Ucrania en 2014 fue una revolución de color respaldada por los dirigentes, a la sazón, de Estados Unidos que llevó al poder a un régimen calificado erróneamente de neonazi (en realidad es un régimen satánico que si a algo se parece es a la Rusia soviética). Un régimen que comenzó cuando el gobierno elegido democráticamente del presidente Viktor Yanukovych fue derrocado el 22 de febrero de 2014 después de que del Departamento de Estado de Obama y la CIA dirigida por John Brennan se dedicaran a organizar tumultos y a sembrar el caos en el país.

Con el derrocamiento del gobierno elegido democráticamente, en abril de 2014 la mayoría de las poblaciones rusas de Crimea y del Donbass votaron a favor de la reincorporación a la Federación Rusa en plebiscitos populares.

El estado inaugurado por dicho golpe no es, en realidad, más que un satélite del nuevo orden mundial disfrazado provisionalmente de ucraniano y liderado por oligarcas asquenazis. El verdadero objetivo del golpe de estado era y es exterminar o expulsar a los ciudadanos ucranianos o rusos (son en realidad el mismo pueblo) que viven en el este y el sur de Ucrania a fin de convertir dicha zona en un segundo Israel o la nueva Jazaria.

El periódico “The Times of Israel” publicó en marzo de 2014, o sea: un mes antes de que se llevase a cabo el mencionado golpe de estado, un informe que detallaba los planes de los sionistas israelíes de crear un nuevo estado judío en el este y el sur del país, concretamente en las regiones de Odessa, Dnepropetrovsk, Zaporozhye, Kherson, Nikolaev y Crimea.

Se trataba de un proyecto que al parecer los dirigentes rusos conocían y al que dieron su asentimiento. Solamente se negaron a entregar a los sionistas la provincia de Crimea, esa es la razón de que, tras el derrocamiento del gobierno elegido democráticamente en abril de 2014, la duma estatal rusa aceptara la solicitud de readmisión en la Federación Rusa de Crimea, pero rechazaran la del Donbass, a pesar de que los ciudadanos de ambas regiones solicitaron mayoritariamente reincorporarse a la federación rusa por igual.

El régimen comunista que no fascista de Maidán implementó una política a gran escala de limpieza étnica y comenzó el bombardeo de los barrios residenciales civiles para expulsar a los rusos étnicos y de habla rusa de los antiguos territorios ucranianos. Las repúblicas independientes recién declaradas organizaron sus propias milicias de defensa.

Hay que señalar que comunismo, fascismo y liberalismo han acabado por significar lo mismo en el nuevo orden mundial; son simplemente máscaras del nuevo estado global corporativo con centro en la City de Londres decidido a acabar con cualquiera facción verdaderamente nacionalista que pretenda representar la voluntad de los habitantes de cualquier país. Sólo puede existir una nación en el mundo: el Israel asquenazi.

Muy probablemente los líderes rusos dejaron de colaborar con los líderes sionistas a causa de las continuas provocaciones de la OTAN, cuando descubrieron que habían sido traicionados, que los Rothschild y sus títeres globalistas y masónicos no se conforman con crear un estado judío o jázaro en el sur de Ucrania, quieren someter a toda la federación rusa, quieren destruir completamente a Rusia o al menos debilitarla para convertirla en una provincia vasalla y completamente esclavizada del Nuevo Orden Mundial Luciferino; quieren provocar una nueva guerra mundial, exterminar dos tercios de la población mundial con sus campañas de vacunación genocida y por medio de grandes hambrunas que ya están siendo planificadas. En este sentido es sumamente significativo que el gobierno masón de Nueva Zelanda haya decidido prohibir a los habitantes de dicho país que cultiven sus propias tierras de forma independiente.

La OTAN es, por supuesto, una organización cuyo objetivo no es otro que la defensa del estado mafioso de Israel y los intereses de los banqueros y financieros liderados por Rothschild.

Si mi análisis es correcto y las fuentes mencionadas son fidedignas como creo que lo son, los rusos han reaccionado tarde y mal, permanecieron impasibles mientras los globalistas bombardeaban y asesinaban a los ciudadanos del Donbass y sólo invadieron Ucrania cuando se dieron cuenta que los dirigentes occidentales pretendían someter y esclavizar completamente a todos los ciudadanos de la federación rusa, cuando no exterminarlos o diezmarlos; (también hay que tener en cuenta que sin duda hay globalistas traicioneros infiltrados entre las filas de los dirigentes rusos como en todas partes). No se puede hacer pactos con el diablo que nunca honra sus pactos, los líderes globalistas son psicópatas dementes, incapaces de hacer otra cosa que sembrar muerte y destrucción por doquiera. No son dueños de sí mismos, son satanistas impulsados por pulsiones destructivas ya sean conscientes o inconscientes.

La ambición desmedida de los líderes globalistas ha dado al traste con el modesto plan de los dirigentes israelíes de crear una nueva Jazaria en el sur de Ucrania; es dudoso que los dirigentes rusos accedan ahora a entregar dicha zona a los sionistas. La campaña de difamación y acoso salvaje realizada por los globalistas les debe haber dejado muy claro que su objetivo es acabar con cualquier viso de nacionalismo o independencia en Rusia, no pueden tolerar que sus líderes pretendan salvaguardar los valores tradicionales de dicho país, en realidad no pueden tolerar ninguna valor, tradicional o no. Nada tiene valor para los globalistas empezando por la vida humana, lo único valido y tolerable es la práctica de la mentira y los impulsos sádicos, suicidas y homicidas.

Todo parece indicar que la masacre de Odessa fue una operación de falsa bandera ejecutada siguiendo las instrucciones de John Brennan, el director de la CIA por esas fechas, que había visitado Ucrania poco antes de que Turchynov anunciara una operación “antiterrorista” contra su propia población civil. Los matones que figuran como nacionalistas ucranianos (ya fueran ucranianos descerebrados o simplemente agentes de la CIA o del Mossad o ambas cosas) colgaron en su indumentaria la insignia de San Jorge (el símbolo de los partidarios del federalismo anti-Maidan) y organizaron provocaciones violentas contra los partidarios de Maidan (es decir, contra sus propios aliados), para luego culpar a los partidarios del federalismo y presentarlos como responsables de la muerte de muchas personas.

Una vez que la animosidad entre rusos y ucranianos se avivó por medio de esta artimaña, unos cuantos matones dirigidos por la CIA asesinaron brutalmente a 46 personas que se manifestaban de forma pacífica contra el golpe de estado conocido como Maidan antes de que prendieran fuego al edificio de los sindicatos en Odessa.

Muchos manifestantes contra el régimen corrieron literalmente para salvar sus vidas hacia dicho edificio, que había sido su punto de reunión normal, momento en el que fueron rodeados y el edificio incendiado. Aquellos que intentaron salir del edificio fueron severamente golpeados y un gran número de ellos asesinados.

Los sionistas y sus aliados masones o globalistas han recurrido a esta estrategia, es decir a los ataques de falsa bandera, una y otra vez, la emplearon en Siria, en Irak, en la Alemania Nazi (para enfrentar a judíos y alemanes), y donde quiera que necesitaran crear un conflicto entre diferentes facciones y grupos étnicos para sembrar el caos en una nación u otra. La estrategia es tan vieja que uno no comprende como es que sigue funcionado.

Es imposible o sumamente problemáticos para los dirigentes rusos presentar la guerra en Ucrania como lo que es: una lucha contra los sionistas y la masonería gentil comunista dado el inmenso poder de la masonería en todas partes, prefieren calificar a sus enemigos de nazis porque el nazismo ha sido satanizado por la propaganda masona. Es el chivo expiatorio en el que proyectan sus propios crímenes.

Resulta grotesco que el odio respecto de Rusia de muchos ucranianos, derive de la terrible hambruna conocida como Holodomor causada por líderes soviéticos que no eran en su mayoría rusos, sino jázaros o asquenazis adoctrinados y financiados por los banqueros masónicos o Illuminati como Jacob Schiff, todos ellos dirigidos en la sombra por los Rothschild. Son los herederos de esos mismos banqueros los que pretenden provocar una nueva hambruna esta vez a escala planetaria y acabar con la cristiandad o cualquier religión no satánica en todo el mundo. De esta manera los nacionalistas ucranianos supuestamente nazis matan y mueren en beneficio de los comunistas globalistas del gran reinicio, es decir: de los sucesores de aquellos que exterminaron de hambre a sus antepasados.

Es hasta cierto punto comprensible que los nacionalistas ucranianos exalten a los antiguos nazis con los que colaboraron sus antepasados para sacudirse el yugo de la Rusia soviética (que nada tiene que ver con la Rusia actual) durante la Segunda Guerra Mundial. Estos desafortunados parecen ignorar que los nuevos soviéticos no son los rusos, sino los líderes masones occidentales que los financian y entrenan para exterminar a la población rusa del este y del sur de Ucrania donde los sionistas pretendían crear su nuevo estado.

Al llamarlos nazis o ultraderechistas, cuando no son más que los peones de la masonería internacional y de los nuevos comunistas como Klaus Schwab, despiertan el recelo de los rusos o los ucranianos pro rusos que sufrieron las consecuencias de la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial. De esta forma los globalistas satánicos consiguen que rusos y ucranianos se exterminen entre sí para beneficio exclusivo de estos últimos.

Se puede y se debe acusar a los nazis de muchas cosas, pero no eran satanistas (exceptuando a los agentes masones infiltrados en sus filas) y el cristianismo nunca fue perseguido en la Alemania nacionalsocialista, tanto católicos como protestantes pudieron practicar su religión libremente, a diferencia de lo que sucedió en la Rusia soviética donde innumerables sacerdotes ortodoxos fueron masacrados sin piedad. y la religión cristiana tuvo que refugiarse en las catacumbas. Las autoridades nazis solo arrestaron a aquellos sacerdotes cristianos que se enfrentaron a ellos abiertamente y trataron de sabotear su esfuerzo bélico. Fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando los servicios de inteligencia occidentales crearon esa falsa imagen de un nazismo satánico atribuyéndole unos rasgos que nunca tuvo, los líderes masónicos encabezados por los Rothschild eran los satanistas.

Es imposible que una evaluación ecuánime de la responsabilidad de cada nación en las atrocidades cometidas durante la segunda guerra mundial llegue al gran público mientras la masonería satánica que desencadenó dicha contienda y se benefició de ella siga en el poder. Dichas evaluaciones han sido sistemáticamente silenciadas y los que las han llevado a cabo han sido marginados o víctimas de todo tipo de represalias. Las discusiones al respecto se llevan a cabo entre bastidores por así decirlo, los agentes masones monopolizan la escena; su versión sesgada de la historia es la única que se enseña, se difunde, se televisa y se lleva a la pantalla grande. Con frecuencia los llamados teóricos de la conspiración por los que practican la conspiración señalan que la mayoría de actores y estrellas de la pantalla grande han sido iniciados en la masonería, pero sólo hay dos formas de alcanzar el estrellato hoy en día: ingresar en la masonería o abstenerse en todo momento de cuestionar su versión tergiversada del mundo y de la historia. Lo mismo se puede decir de la política, sólo los que han sido iniciados en la masonería pueden acceder a los más altos cargos públicos, pero eso no quiere decir que todos sean conscientes del objetivo último de la masonería, un conocimiento reservado a los grandes maestres masones, sin duda muchos de ellos siguen pensando que la masonería es simplemente una organización benéfica. Aunque a estas alturas hay que ser prácticamente idiota para pensar semejante cosa.

No pretendo de ningún modo negar los crímenes de guerra que cometieron los nazis durante la Segunda Guerra Mundial (crímenes que los aliados cometieron en una escala mucho mayor), sino situarlos en el contexto de una contienda feroz provocada por la masonería internacional que los alemanes libraron por la fuerza porque estaba en juego su supervivencia como como pueblo y como nación. La masonería británica o internacional entre cuyas filas se contaba el verdadero criminal de guerra Winston Churchill estaba indudablemente empeñada en exterminar por completo al pueblo alemán y al pueblo ruso a los que enfrentaron con sus intrigas.

Durante años los judíos, o más bien los jázaros que vivían en el Imperio Ruso, que se negaban a convertirse al cristianismo ortodoxo fueron obligados a residir en la zona de asentamiento conocida en inglés como the pale of setlement, un territorio muy amplio y que se encontraba además en pleno desarrollo, pero dicha obligación fue abolida en marzo de 1917 por un decreto del gobierno provisional ruso. Existían de todas formas muchas formas de evitar el confinamiento legalmente y muchos judíos asquenazi lo burlaban con frecuencia.

¿Por qué desean ahora volver a confinarse en un territorio que coincide en parte con aquel? Hace mucho tiempo que nadie los obliga a vivir en un gueto. Pueden convivir perfectamente con el resto de pueblos, basta para ello con que acepten que no son superiores a ellos. Tampoco son inferiores, son seres humanos como todos los demás, el anti judaísmo que era muy real pero no tan acusado como se pretende ha sido alimentado por sus propios miedos, por una especie de paranoia que los aflige a todos como pueblo. Los líderes israelíes nunca se resignaron a compartir Palestina con los palestinos. El objetivo auténtico de los lideres sionistas no era de todas formas la creación de un hogar nacional sino de un imperio universal. Querían y quieren someter al mundo entero a su férula. Estoy hablando por supuesto de los líderes sionistas, no de los israelíes de a pie.

es un pueblo extraño que ha decidido olvidar o suprimir su historia. Al abrazar el judaísmo talmúdico empezaron a renegar de su pasado que se fue ocultando paulatinamente. Lo curioso es que siempre se trató de un pueblo nómada (el término jázaro parece que deriva de un verbo túrquico que significa errante) que se volvió sedentario en el siglo VII con la fundación del Kaganato independiente de Jazaria. Pero al adoptar el judaísmo parece que inconscientemente abrazaron de nuevo la dispersión, la diáspora. En cierta manera volvieron a sus orígenes como pueblo errante sólo que esta vez disfrazado de otro. Se convirtieron en lo otro. Se alienaron de sí mismos y al intentar apropiarse del rol del pueblo elegido por Dios, se convirtió en el pueblo rechazado por Dios.

¿De dónde proceden verdaderamente? Para algunos estudiosos son turcos, para otros mongoles, para otros son tártaros, uigures o hunos. Lo más probable es que el pueblo jázaro sea en realidad una aglutinación de tribus de componentes étnicos diferentes, pues los pueblos de la estepa absorbían por tradición a los pueblos conquistados. Una sana tradición que abandonaron al remplazar el chamanismo por el judaísmo. ¿Pero de dónde procedía la tribu que conquistó a otras tribus a su paso y convirtió a los asimilados en jázaros? ¿La tribu que adoptó a los vencidos? Es posible que procediera de Siberia, la región a la que los comunistas soviéticos enviaban a los disidentes y que convirtieron en una enorme prisión. ¿Nació el pueblo jázaro en la estepa siberiana la verdadera patria del lobo estepario? ¿No estaba describiendo Herman Hesse en su célebre novela al típico intelectual asquenazi?

Lo que está muy claro es que no son judíos. ¿Por qué acabaron convencidos de que eran lo que no eran? ¿Fue porque sucumbieron como los puritanos aunque ellos sean con frecuencia más bien libertinos a la tentación de considerarse el pueblo elegido por Dios en exclusiva? En realidad se trata éste de un mal que aqueja a todas las tribus primitivas. Todas se consideran superiores a las demás y el ombligo del mundo, es de una ironía sangrante que ese provincianismo radical haya dado lugar al globalismo, una ideología que se presenta como universalista, pero que es en realidad la más excluyente de todas. La hija de un tribalismo acérrimo inconfesable e inconfesado. Se podría decir que está compuesto por los renegados de sus respectivas tribus que han pasado a engrosar las filas de la decimo tercera. La decimo tercera tribu se llamaba precisamente el libro de Arthur Koestler en el que se revelaba la verdadera identidad de los judíos asquenazis: la jázara, y no hace falta que le recordemos al lector el simbolismo fatídico del número trece, es un número que trae mala suerte y del que los jázaros se pueden librar cuando vuelvan a ser lo que fueron, un pueblo tártaro o mongol. Al volver a ser tártaros, se librarán y nos librarán a todos del Infierno, del Tártaro. Y lo mismo se puede decir de todos los globalistas de aquí o allá.

El globalismo no abraza a todos los pueblos, los rechaza a todos, es la ideología de una élite ensoberbecida que no duda en sacrificar a sus propios fieles.

El globalismo que es simplemente satanismo implica la guerra de todos contra todos. Su triunfo final implicaría el exterminio de sus propios líderes, todos acabarían siendo inmolados a Satanás antes o después, nadie puede sobrevivir al globalismo. Su triunfo final significaría una tierra calcinada desierta y un submundo infernal abarrotado. Acabaríamos todos en el Orco o en el Tártaro.

El pueblo jázaro fue un pueblo nómada durante mucho tiempo que se hizo sedentario sólo cuando renunció a su identidad como tribu, cuando se convirtió al judaísmo que es la religión más tribal de todas.

Los sionistas al decidir la creación de la nueva Jazaria en Ucrania han vuelto a equivocarse; eso es como reabrir una herida que estaba a punto de cicatrizar, con ello han abierto otra vez la caja de Pandora. Una elección más acertada habría sido el Óblast autónomo hebreo cuya capital es Birobiyán. Los jázaros o asquenazis también podrían decidirse a ser ciudadanos del mundo verdaderamente. Algunos lo han hecho sin duda. Forman parte de esa inmensa e ilustre minoría que se siente en casa en cualquier parte o a los que les da lo mismo vivir en un sitio u otro porque se han aceptado a sí mismos y saben o intuyen que estamos de paso en todos. Son los legítimos aspirantes a la ciudadanía celeste.

Lady Michéle Renouf lleva mucho tiempo abogando para convertir el Óblast de Birobiyán en la verdadera patria de los judíos o de los jázaros a fin de reestablecer la paz en el Cercano Oriente (http://birobidjan.co.uk)

Pero para restablecer la paz en cualquier parte es preciso que todos gocemos del derecho y asumamos el deber de ser nosotros mismos. Sea cual sea nuestra tribu de origen o de adopción. Y la tribu de adopción debería ser una de las doce tribus del Israel del espíritu y no del Israel de la carne. Porque hijo de Dios originario del cielo sólo hay uno. Los demás sólo podemos ser hijos adoptados si nos dejamos adoptar.

Jose Francisco Fernández-Bullón, 26 de mayo de 2022

Publicado por Red Internacional

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