Se estrecha el cerco sobre las vacunas
Introducción
En repetidas ocasiones me he referido aquí a los peligros de la moderna medicina alopática, y muy en particular en el tema de la administración de vacunas. Lo cierto es que a pesar de la propaganda oficial que vemos en los medios y en las declaraciones de médicos y responsables políticos del ámbito de la Sanidad, los estudios sistemáticos y rigurosos de muchos científicos llevan décadas desacreditando la supuesta eficacia de las vacunas. En efecto, las pruebas se van acumulando y ya no pueden ser ocultadas o manipuladas por más tiempo: las vacunas no han demostrado con datos fehacientes ser un medio eficaz para combatir o controlar la expansión de las enfermedades. Antes bien, las cifras muestran que son inoperantes en gran medida y, lo que es peor, que en muchos casos son gravemente perjudiciales, incluyendo el resultado de muerte.
Investigar a fondo este asunto y poner de manifiesto el grave riesgo para la salud que supone la vacunación –especialmente en las personas más débiles como niños pequeños y ancianos– no es tarea fácil para los investigadores, pues normalmente lleva al descrédito y a la marginación cuando no a cosas peores, como sucedió en el caso del Dr. Andrew Moulden, uno de los mayores críticos mundiales contra las vacunas, que fue repetidamente atacado y difamado y finalmente falleció a los 49 años en extrañas circunstancias (se llegó a hablar de suicidio). Sin embargo, nada de esto hace callar las bocas de muchos expertos honestos que siguen advirtiendo de la inoperancia y toxicidad de las vacunas, que en las peores situaciones se traduce en serios deterioros para la salud y muerte. El caso es que la literatura científica heterodoxa va cobrando mayor fuerza y el cerco sobre la supuesta bondad de las vacunas se va estrechando cada vez más. Sólo falta que dicha información llegue masivamente a la opinión pública y ya veremos los resultados.
Así pues, incluyo a continuación dos documentos de peso que critican abiertamente la práctica de la vacunación con rigurosos argumentos. Por un lado, presento un amplio extracto del artículo del doctor Joseph Mercola aparecido en el sitio web Waking Times sobre las malas prácticas de las farmacéuticas a la hora de ensayar sus vacunas, y por otro, un artículo en PDF para descarga del doctor Patrick Quanten, que incide especialmente en la falacia de la relación entre vacunación e inmunidad. Las bofetadas caen una detrás de otra; veremos hasta cuándo resiste la cara impertérrita del sistema de enfermedad (perdón, quería decir de salud…).
Xavier Bartlett
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“No crea ni por un minuto que su médico tiene todas las respuestas y las últimas investigaciones farmacéuticas en la punta de la lengua. No las tiene. La mayoría de los médicos tienen poco que ofrecerle por encima de la publicidad que leyeron en un panfleto del representante del laboratorio que los visita.”
Dr. Joseph Mercola
Prácticas cuestionables utilizadas en la prueba de seguridad de las vacunas
En diciembre de 2017, la revista Slate publicó un sorprendente artículo sobre la vacuna Gardasil contra el virus del papiloma humano (VPH), que revela cómo los ensayos de seguridad para esta controvertida vacuna en realidad “no fueron diseñados para evaluar adecuadamente la seguridad”. Se supone que Gardasil previene la infección por cepas del virus HPV, que en raros casos pueden causar cáncer de cuello uterino si no se tratan.
Sin embargo, los datos de prueba de Merck muestran que las vacunas Gardasil en realidad pueden aumentar su riesgo de cáncer de cuello uterino en un 44,6 por ciento si se ha estado expuesto a las cepas del VPH tipo 16 ó 18 antes de la vacunación. La FDA (Administración de fármacos y alimentos de los EE UU) ha hecho inaccesible este documento, pero guardamos una copia.
En su artículo de Slate, el periodista de investigación Frederik Joelving relata la historia de Kesia Lyng, una mujer danesa de 30 años que, a la edad de 19 años, participó en un ensayo clínico para la vacuna Gardasil de Merck.
“La abuela de Lyng había muerto de cáncer de cuello uterino el año anterior, así que cuando llegó una carta ofreciéndole 500 dólares para participar en una crucial prueba internacional de Gardasil, la decisión fue fácil”, escribe Joelving. “Recibió su primera inyección de la vacuna en el Hospital Hvidovre en Copenhague el 19 de septiembre de 2002. Los síntomas se fueron notando poco después de su segunda dosis el 14 de noviembre, y nunca disminuyeron. No fue sino hasta 2016 cuando recibió su diagnóstico: síndrome de fatiga crónica (SFC) […] En los últimos años, Lyng ha sospechado que existe una conexión entre su enfermedad y su inmunización con Gardasil. Sus dolencias evocan descripciones encontradas en cientos de noticias de mujeres que también recibieron la vacuna, así como varios informes de casos médicos de todo el mundo.”
La vacuna contra el VPH vinculada a efectos secundarios graves, incluida la muerte
Los efectos secundarios reportados de la vacuna Gardasil incluyen trastornos neurodegenerativos inflamatorios de origen inmunitario, lo que sugiere que algo está causando que el sistema inmunitario reaccione de forma desastrosa, a veces fatal.
Los peligros de la alta inmunogenicidad se abordaron en mi entrevista de 2015 con la doctora Lucija Tomljenovic, científica investigadora de la Universidad de Columbia Británica. En ella, explica que desencadenando una respuesta inmune inflamatoria exagerada, los adyuvantes de la vacuna terminan afectando la función cerebral. En colaboración con un equipo dirigido por el profesor Yehuda Shoenfeld, un experto mundial en enfermedades autoinmunes que dirige el Centro de Investigación de Autoinmunidad Zabludowicz en el Hospital Sheba en Israel, Tomljenovic ha demostrado cómo la vacuna contra el VPH puede causar trastornos autoinmunes del cerebro. Fueron estos hallazgos los que llevaron al gobierno japonés a eliminar la vacuna contra el VPH de su lista de vacunas recomendadas. El bufete de abogados de lesiones por vacunas Sadaka Associates también afirma que:
“Investigadores médicos han acusado a los reguladores y fabricantes de fármacos de ocultar los peligros reales de la vacuna contra el VPH. Muchas niñas han sufrido lesiones potencialmente mortales como resultado de la vacuna. La vacuna contra el VPH también ha causado muerte. […] Los reguladores de fármacos también han sido acusados de agregar aluminio al placebo para manipular los datos científicos. Aunque se utilizó aluminio en el placebo, los científicos han confirmado que la vacuna contra el VPH se ha relacionado con la muerte.
Se realizó un estudio que involucró a 2.881 niñas que recibieron la vacuna. Catorce de las chicas que recibieron la vacuna murieron. Tres de las chicas que recibieron el placebo murieron. Hubo un equipo de investigadores en el Instituto Nacional de Cardiología que también descubrió que existe un vínculo entre la vacuna contra el VPH y las reacciones que amenazan la vida. Analizaron 28 estudios en los que participaron niñas que recibieron la vacuna contra el VPH. También analizaron 16 ensayos aleatorios. Descubrieron que las niñas recibieron un placebo con aluminio en 14 de los ensayos aleatorios. Si se coloca aluminio en un placebo, entonces es más probable que una persona tenga una reacción adversa. Investigadores españoles descubrieron que las niñas que reciben la vacuna contra el VPH tienen 10 veces más probabilidades de reaccionar. Científicos canadienses descubrieron que el 10 por ciento de las niñas que fueron vacunadas debieron ser hospitalizadas debido a una reacción. Estas chicas tuvieron que ser hospitalizadas dentro de los 42 días de recibir la vacuna.”
Eficacia exagerada y no probada
Una revisión sistemática de 2012 de los ensayos previos y posteriores a la licencia de la vacuna contra el VPH también concluyó que la efectividad de la vacuna tiene tanto de exagerada como de no probada. Según los autores, la revisión reveló:
“… prueba de informes selectivos de los resultados de los ensayos clínicos (es decir, la exclusión de las cifras de eficacia de la vacuna relacionadas con subgrupos de estudio en los que la eficacia podría ser menor o incluso negativa en las publicaciones revisadas por pares). Teniendo esto en cuenta, el optimismo generalizado con respecto a las vacunas contra el VPH a largo plazo parece basarse en una serie de suposiciones no comprobadas (o que están en desacuerdo con la evidencia fáctica) y una mala interpretación significativa de los datos disponibles.
Por ejemplo, la afirmación de que la vacunación contra el VPH provocará aproximadamente un 70% de reducción del cáncer de cuello uterino se realiza a pesar de que los datos de ensayos clínicos no han demostrado hasta la fecha que las vacunas hayan evitado un solo caso de cáncer de cuello uterino (ya no digamos la muerte por este motivo), ni que las actuales extrapolaciones basadas en marcadores sustitutas demasiado optimistas estén justificadas. Del mismo modo, la noción de que las vacunas contra el VPH tienen un perfil de seguridad impresionante sólo es respaldada por un diseño altamente defectuoso de pruebas de seguridad y es contraria a la acumulación de evidencia de bases de datos de vigilancia de seguridad de vacunas e informes de casos que continúan vinculando la vacunación discapacidades permanentes).”
Los ensayos de seguridad del Gardasil no fueron diseñados para detectar problemas de seguridad
Es precisamente este tipo de fallos de diseño los que se destacan en el artículo de Slate del 17 de diciembre de 2017. Joelving informa que Merck “ha dado reiteradamente garantías sobre los ensayos aleatorios exhaustivos a los que se sometieron las vacunas antes de la aprobación.”
Se informó al público que las tres vacunas contra el VPH comercializadas en los EE UU fueron probadas en decenas de miles de personas en todo el mundo, sin que apareciera evidencia convincente de efectos secundarios graves. Si bien esto se ve bien en el papel, la impactante verdad parece ser que estos ensayos nunca fueron diseñados para detectar y evaluar los efectos secundarios graves en primer lugar. Según Joelving:
“Una investigación de ocho meses por parte de Slate descubrió que los principales ensayos de Gardasil eran defectuosos desde el principio […] y que los reguladores permitían que se utilizaran métodos poco fiables para evaluar la seguridad de la vacuna. Los reguladores de medicamentos tienden a mirar mucho más seriamente los posibles efectos secundarios que surgen durante un estudio previo a la licencia –que es en lo que Lyng participó– más que después de que un producto haya sido considerado seguro y se haya comercializado.
Pero los reguladores nunca supieron de la difícil situación de Lyng. De hecho, sus repetidas quejas de síntomas debilitantes ni siquiera se registraron en el estudio como posibles efectos secundarios […] La experiencia de Lyng no fue única. Las entrevistas con cinco participantes del estudio y más de 2.300 páginas de documentos obtenidos a través de solicitudes de libertad de información de hospitales y autoridades de salud sugieren insuficiencias incorporadas en las principales pruebas clínicas de Merck de Gardasil.
Joelving describe estas insuficiencias en gran detalle, mostrando cómo Merck hizo que la vacuna pareciera mucho más segura de lo que realmente era mediante el uso de “un método complicado que imposibilitó la evaluación objetiva y el informe de posibles efectos secundarios durante todas sus semanas de ensayos”. Los eventos adversos graves solo se registraron durante un período de dos semanas después de la vacunación. Además, durante este estrecho margen de tiempo, los investigadores del ensayo “usaron su juicio personal para decidir si informar o no de un problema médico como un evento adverso”.
Efectos secundarios simplemente marcados como historial médico
Es importante destacar que, sorprendentemente, la mayoría de los problemas de salud que surgieron después de la vacunación simplemente se marcaron como “historial médico” en lugar de efectos secundarios potenciales, una táctica que básicamente aseguró que la mayoría de los efectos secundarios fueran pasados por alto. No se registró la gravedad, duración o resultado del síntoma.
Incluso con este error grave, al menos un ensayo Gardasil de la nueva vacuna de nueve valencias informó que casi el 10 por ciento de los sujetos experimentaron “eventos adversos sistémicos severos” que afectan múltiples clases de órganos del sistema y más del 3 por ciento sufrieron “eventos adversos graves relacionados con la vacuna”. La revisión sistemática de 2012 de los juicios previos y posteriores a la licencia de Gardasil mencionados anteriormente no es el único informe que ha ofrecido severas críticas a las tácticas de prueba de Merck. Joelving escribe:
“En un informe interno de la EMA 2014 sobre Gardasil 9 obtenido a través de una solicitud de libertad de información, expertos de alto rango calificaron el enfoque de la compañía de no convencional y subóptimo y dijeron que dejaba cierta incertidumbre sobre los resultados de seguridad. Los inspectores de prueba de EMA realizaron observaciones similares en otro informe, señalando que el procedimiento de Merck no era un método óptimo para recopilar datos de seguridad, especialmente no para los efectos secundarios sistémicos que podrían aparecer mucho después de administrarse las vacunas.”
Sujetos de estudio traicionados
En otras palabras, cuando Merck dice que Gardasil ha sido ampliamente estudiado por su seguridad, se está refiriendo a los estudios establecidos de tal manera que los datos sobre los posibles efectos secundarios en realidad fueron excluidos. Si los efectos secundarios no se incluyen en la recopilación de datos, ¿cómo se puede afirmar con razón que no existen problemas importantes? Tristemente, la documentación deficiente e incompleta de los eventos adversos y los períodos de seguimiento que son demasiado cortos para detectar problemas pueden tener ramificaciones trágicas, y esto es lo que parece haber sucedido con el lanzamiento de Gardasil.
La investigación de Joelving revela que al menos otras cinco mujeres danesas desarrollaron problemas de salud debilitantes durante el juicio de Gardasil. Una desarrolló fatiga severa, mantuvo síntomas similares a la gripe, y tuvo que ser ingresada en el hospital por una infección grave poco después de una de sus vacunas. Todos sus síntomas se marcaron como “historial médico” y no se procesaron como eventos adversos.
Un año después de su vacunación, desarrolló un dolor tan debilitante que tuvo que usar una silla de ruedas. Hasta el día de hoy, todavía tiene que usar muletas y se le ha dado un diagnóstico tentativo de artritis psoriásica. Otra mujer joven también desarrolló fatiga severa y dolores de cabeza. Ella le dijo a Joelving que lo había comunicado al personal de estudio; sin embargo, no hay mención de estos problemas en ninguna parte de su archivo. Joelving escribe:
“Si yo fuera un sujeto de investigación, me sentiría traicionado”, me dijo Trudo Lemmens, bioético y profesor de derecho y política de salud en la Universidad de Toronto. “Si el propósito de un ensayo clínico es establecer la seguridad y eficacia de un nuevo producto, ya sea una vacuna u otra cosa, esperaría que reunieran todos los datos relevantes, incluso si tenían efectos secundarios o no.”
Medicina imprecisa
Las vacunas a menudo conllevan más riesgo que las drogas orales, ya que se inyectan en su cuerpo y contienen una serie de adyuvantes tóxicos. Cuando existe el riesgo, uno esperaría que el beneficio valga la pena, pero la investigación muestra que muchos medicamentos brindan un pequeño beneficio para la mayoría de las personas, y uno se pregunta si no sucede lo mismo con las vacunas.
El siguiente gráfico es de un artículo de Nature publicado el 29 de abril de 2015. Demuestra que la efectividad de los 10 medicamentos más vendidos en EE UU. El Nexium, por ejemplo, comúnmente recetado para la acidez estomacal, es beneficioso para sólo 1 de cada 25 pacientes. Advair, recetado para el asma, ayuda a 1 de cada 20; Cymbalta alivia los síntomas de depresión en 1 de cada 9 pacientes; Crestor, recetado para el colesterol alto, beneficia a 1 en 20. Aunque no está incluido en el gráfico a continuación, el artículo también cita investigaciones que sugieren que las estatinas pueden beneficiar tan solo a 1 en 50.
Verdaderamente, cuando se habla de una tasa de beneficios del 5 por ciento o menos, ¿realmente se puede decir que el medicamento en cuestión es efectivo? Sin embargo, ciertamente se comercializan como tales. Mientras tanto, todos estos fármacos tienen efectos secundarios, lo que significa que todos aquellos que no obtienen ningún beneficio del fármaco están poniendo en riesgo su salud sin ningún motivo justificado.
Como se señala en Nature, hay una gran variedad de factores que influyen en cómo se puede responder a cualquier medicamento dado, incluidos el sexo, la edad, el origen étnico y la genética, lo que da lugar a diferencias en la absorción, el metabolismo y la excreción, entre otros.
“El medicamento vemurafenib, por ejemplo, fue aprobado en los Estados Unidos para tratar el melanoma en etapa tardía en personas cuyos tumores portan la mutación BRAF (V600E). Pero algunas células tumorales desarrollan otras anomalías que las hacen resistentes al fármaco. Por lo tanto, los médicos que consideren la posibilidad de prescribir vemurafenib puede que deban tener en cuenta una gran cantidad de biomarcadores”, dice el artículo.
Las mujeres embarazadas se incluirán en ensayos experimentales de fármacos
Históricamente, se ha desaconsejado a las mujeres embarazadas que tomen fármacos y vacunas durante el embarazo, ya que hay muy pocos datos sobre su seguridad para el crecimiento del feto. Las mujeres embarazadas hasta ahora no han sido incluidas en los ensayos clínicos de medicamentos y vacunas. La razón de esto debería ser obvia.
Una mujer embarazada no solo está arriesgando su propia salud, sino también la de su hijo por nacer. Ahora, todo está por cambiar. En abril de 2018, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE UU publicó un borrador de orientación para la industria sobre cuándo y cómo pueden incluir a mujeres embarazadas en ensayos clínicos para medicamentos y terapias. Según lo informado por Science News:
“Aborda consideraciones como el efecto que el embarazo tiene sobre la absorción de medicamentos, los estudios no clínicos que se deben realizar y la recopilación de datos y el control de seguridad apropiados. La principal preocupación de las mujeres embarazadas que participan en ensayos clínicos es la seguridad del feto.
Los terribles defectos de nacimiento que resultaron del amplio uso de la talidomida sedante en las décadas de 1950 y 1960 pesaron mucho sobre la eventual decisión de excluir en gran medida a las mujeres embarazadas de los ensayos que prueban las drogas. Pero esa tragedia no ocurrió porque las mujeres embarazadas fueron estudiadas, [la obstetra Anne] Lyerly dice que fue porque no fueron estudiadas. Si no estudias un medicamento en un entorno de investigación altamente controlado, dice Lyerly, no es como si el riesgo que se les iba a imponer a esos individuos desapareciera. En cambio, el riesgo se traslada a las mujeres que necesitan el medicamento o a las mujeres que quedan embarazadas mientras toman el fármaco.”
Según una investigación publicada en 2011, el 94 % de las mujeres embarazadas en el estudio habían tomado uno o más medicamentos de venta sin receta o recetados durante el embarazo; El 70 por ciento usó al menos un medicamento con receta. El número promedio de medicamentos utilizados durante el embarazo también se ha duplicado en las últimas décadas, de 2,5 en 1976-1978 a 4,2 en 2006-2008. Los investigadores también concluyeron que no había datos suficientes para determinar los riesgos para el bebé en el 98 por ciento de estos medicamentos.
Si bien la inclusión de mujeres embarazadas en ensayos de medicamentos puede ser justificable, como Lyerly intenta afirmar anteriormente, ¿qué garantía tenemos de que las compañías farmacéuticas diseñen estudios para encontrar realmente los efectos secundarios, opuestos a los estudios médicos de tal manera que los efectos secundarios sean simples oscurecidos?
El hecho es que no hay garantías, ya que estos estudios serán a) realizados por las mismas compañías que comercializan medicamentos masivos que son efectivos para el 5 por ciento de pacientes o menos, y b) regulados por las mismas agencias gubernamentales que permiten que las compañías farmacéuticas salirse con la suya haciendo estudios de seguridad que en realidad no registran los efectos secundarios.
La seguridad es un obstáculo para los beneficios
Volviendo a la vacuna contra el VPH, la investigación muestra que Merck desempeñó un papel destacado en la política estatal de vacunación contra el VPH, promoviendo mandatos de entrada a la escuela “sirviendo como recurso informativo, cabildeando a los legisladores, redactando legislación, movilizando a mujeres legisladoras y organizaciones de médicos, llevando a cabo campañas de marketing para el consumidor y saltando los obstáculos en el acceso a la vacuna.”
También descubrió que la mayoría de los interesados pensaban que la compañía “había actuado de forma demasiado agresiva y no transparente” para lograr su objetivo. Nuevamente, Merck diseñó sus estudios de seguridad para no encontrar efectos secundarios, y luego presionó agresivamente para maximizar la absorción de la vacuna. Entonces, en esencia, los niños y adolescentes fueron sacrificados en estos estudios solo para permitir que la empresa dijera que habían estudiado la vacuna y la encontraron segura y efectiva (aunque nunca se ha demostrado que haya evitado un solo caso de VPH y / o cáncer de cuello uterino).
¿Y ahora vamos a permitir que Merck y otros incluyan a las mujeres embarazadas en sus estudios también? ¿Qué podría salir mal? Una y otra vez, vemos un patrón que sugiere que la seguridad no puede obstaculizar las ganancias y las políticas. La historia también revela un patrón de comercialización de medicamentos y vacunas que juega con los miedos de las personas. Más recientemente, Bill Gates declaró que cree que está en camino una pandemia mundial que podría matar 30 millones en seis meses , y no estamos preparados para eso.
Sus comentarios fueron hechos el 27 de abril de 2018 durante la serie de ponencias Epidemics Going Viral, Innovation vs. Nature (“Las epidemias se hacen virales; innovación contra la naturaleza”), evento patrocinado por la Massachusetts Medical Society y The New England Journal of Medicine. Según Gates, el próximo asesino pandémico podría ser una enfermedad que nunca antes habíamos conocido.
La Fundación Bill y Melinda Gates tiene una historia de apoyo a las agendas de vacunación cuestionables con sus millones, por lo que tiene sentido, supongo, que Gates esté ansioso por crear una necesidad de algún remedio costoso ampliando el factor miedo. En la última década, ha habido una serie de intentos de exasperar a las masas y aumentar la demanda de vacunas pandémicas.
Las pandemias pronosticadas cayeron en picado, y no se produjeron bajas en masa; sin embargo, la estrategia del miedo no se abandona fácilmente. En el caso de la vacuna contra el VPH se promueve como una vacuna contra el cáncer, aunque no existen pruebas de que realmente prevenga el cáncer. Como se mencionó anteriormente, la investigación de Merck reveló un mayor riesgo de cáncer de cuello uterino con la vacuna en ciertas circunstancias.
Los peligros del VPH están sobrevalorados: comprenda contra qué le están vacunando y cuáles son las alternativas
Puede valer la pena recordar lo básico al reflexionar sobre la decisión de vacunar o no a su hijo contra el VPH:
- Hay más de 200 cepas virales de VPH. Gardasil 9, con licencia en 2015, contiene los tipos de VPH Gardasil originales 16, 18, 6 y 11, además de los tipos 31, 33, 45, 52 y 58, que están asociados con cánceres cervicales, vulvares, vaginales y anales. El cáncer de cuello uterino representa menos del 1 % de todas las muertes por cáncer en los EE UU. Y el cáncer anal mata aproximadamente a 300 estadounidenses cada año. Por lo tanto, la vacuna contra el VPH no tiene como objetivo una gran amenaza para la salud pública, sin importar de qué manera lo mire.
- La mayoría de los casos de VPH son de hecho inofensivos, y su sistema inmune generalmente puede combatir y eliminar la infección de forma natural, incluso sin tratamiento. En el 90 por ciento de los casos, el VPH se resuelve en dos años o menos; el 70 por ciento se despeja en un año. En un pequeño porcentaje de personas, el VPH puede persistir durante años y puede causar síntomas, especialmente cuando el sistema inmunitario se debilita. Las cepas de VPH de alto riesgo también pueden causar lesiones que a veces pueden evolucionar a cáncer de cuello uterino si no se tratan.
- Para evitar contraer el VPH, use condones durante la actividad sexual. La investigación ha demostrado que el uso de condones puede reducir el riesgo de infección por VPH en un 70 por ciento, que es mucho más efectivo que la vacuna contra el VPH. Si tiene hijos que se acercan a la madurez sexual, enséñeles la importancia del sexo seguro, no solo para evitar el VPH, sino también para evitar otras enfermedades de transmisión sexual, muchas de las cuales ahora son resistentes a los antibióticos y excepcionalmente difíciles de tratar.
- Hágase una prueba de Papanicolaou regularmente una vez que esté sexualmente activo, y obtenga tratamiento si la prueba de VPH es positiva. Recuerde que son las infecciones no tratadas a largo plazo las que pueden desencadenar el cáncer. Según una investigación publicada en 2014, el extracto de hongos shiitake puede acelerar la eliminación de la infección por VPH en las mujeres al aumentar la función inmune.
Las pruebas de Papanicolaou rutinarias son una estrategia mucho más racional, menos costosa y menos peligrosa para la prevención del cáncer cervicouterino, ya que pueden identificar la infección crónica por VPH y proporcionar una mayor protección contra el desarrollo del cáncer cervicouterino que la fe ciega en una vacuna contra el VPH no probada.
Proteja su derecho al consentimiento informado y defienda las exenciones de vacunas. Con toda la incertidumbre que rodea la seguridad y eficacia de las vacunas, es fundamental para proteger su derecho a tomar decisiones de salud independientes y ejercer el consentimiento informado voluntario para la vacunación. Es urgente que todos en América se pongan de pie y luchen para proteger y expandir las protecciones del consentimiento informado de las vacunas en las leyes estatales de salud pública y empleo. La mejor manera de hacerlo es involucrarse personalmente con los legisladores de su estado y educar a los líderes en su comunidad.
Comparta su historia con los medios y con las personas que conozca
Si usted o un miembro de su familia ha sufrido una reacción grave a una vacuna –lesión o muerte– por favor hable de ello. Si no compartimos información y experiencias entre nosotros, todo el mundo se siente solo y teme hablar. Escriba una carta al editor si tiene una perspectiva diferente sobre una historia de vacunación aparecida en su periódico local. Haga una llamada a un programa de radio que solo presente un lado de la historia de las vacunas.
Debo ser franco con usted; tiene que ser valiente porque podría ser muy criticado por atreverse a hablar sobre el “otro lado” de la historia de las vacunas. Esté preparado para ello y tenga el valor de no retroceder. Solo compartiendo nuestra perspectiva y lo que sabemos que es verdad sobre la vacunación, se abrirá el debate público sobre la vacunación para que las personas no tengan miedo de hablar al respecto.
No podemos permitir que las compañías farmacéuticas y las asociaciones de comercio médico financiadas por dichas compañías o los funcionarios de salud pública promuevan el uso forzado de una creciente lista de vacunas para dominar el debate sobre la vacunación.
Los perjudicados por las vacunas no se pueden barrer debajo de la alfombra y ser tratados como nada más que un “daño colateral estadísticamente aceptable” de las políticas nacionales de vacunación de “sirve-para-todos” que ponen a demasiadas personas en riesgo de lesiones y muerte. No deberíamos tratar a las personas como conejillos de indias en lugar de seres humanos.
Dr. Joseph Mercola, 12 junio 2018
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Anexo
Artículo PDF del doctor Patrick Quanten (traducción y edición a cargo de Ser y Actuar):