Agenda del caos: del estado de emergencia en Canadá a la guerra en Ucrania – por Éric Verhaeghe
En este mismo momento, estamos asistiendo a la transición de un choque a otro: el fin del episodio COVID, que se traduce en un estado de emergencia en Canadá, y la fuerte probabilidad de un enfrentamiento más o menos directo con Rusia en Ucrania.
La Agenda del Caos se despliega pacientemente, con su estrategia de choques regulares diseñados para mantener a las poblaciones en estado de shock, y para justificar las medidas excepcionales que aprietan las mallas de la vigilancia digital un poco más cada vez, por encima de todo y cualquier cosa. Al final, son la democracia y los derechos humanos naturales los que están amenazados en esta “Nueva Normalidad”.
No vimos venir la agenda del caos de inmediato. Sólo a medida que avanzamos nos damos cuenta de la envergadura de la empresa que llevaba años gestándose. Poco a poco, y ante las insolubles contradicciones de un capitalismo financiero delirante, la casta globalizada que ha acumulado fortunas colosales en un tiempo récord ha comprendido que tiene una oportunidad muy corta para consolidar su poder.
Y sólo hay una forma de hacerlo: neutralizar los Estados-nación, aplastar los “populismos” que desafían la globalización y generalizar el miedo como forma de gobernar.
En resumen, la búsqueda de la globalización impone ahora una agenda del caos, basada en la tensión sistemática, el gobierno por el miedo y la represión.
Canadá experimenta con la agenda del caos
El Canadá de Justin Trudeau es un precursor en el desarrollo de esta agenda.
Las vacunas obligatorias, una de las principales medidas del Gran Reajuste ante el Señor (no se pierda la lista de ministros de Trudeau, antiguos Jóvenes Líderes Globales de Davos), han provocado una protesta… y una queja de los camioneros que han bloqueado Ottawa.
En lugar de levantar las restricciones a las libertades, Trudeau está ahora enfrascado en lo que parece una lucha a muerte contra su pueblo.
Acaba de anunciar una especie de estado de sitio, en línea con una ley de 1988, que permite prohibir las manifestaciones o embargar las cuentas bancarias de los opositores.
Hablando del fin de la democracia, este es un buen ejemplo.
Canadá es una especie de laboratorio: dirigido más que ningún otro país por la casta globalizada, prueba todas las medidas del Gran Reajuste, y las lleva al límite.
La OMS persevera en el error
Estos previsibles deslices de Canadá no impiden que la OMS siga “perforando en línea recta” en busca de la última capa geológica en la que las organizaciones internacionales serán todopoderosas e impondrán su diktat diario a las naciones.
Nos enteramos de que el tratado que otorga derechos directos a la OMS para organizar la lucha contra las epidemias en las naciones está haciendo grandes progresos.
A partir del 1 de marzo, un órgano de negociación intergubernamental se reunirá para empezar a trabajar en el nuevo tratado que despojará a los Estados de su soberanía sanitaria. El objetivo es que el tratado esté listo el próximo año y entre en vigor en 2024.
Este es uno de los elementos fundamentales de la estrategia vigente en el nuevo orden mundial: crear crisis que se presentan como sistémicas para justificar una aceleración del orden internacional y su transformación.
Bajo la apariencia de COVID, la OMS debería convertirse así en una especie de superministerio de salud mundial, con capacidad para comprar medicamentos e imponer medidas de contención en cualquier estado del mundo.
Hay que recordar que la Fundación Gates es el segundo mayor contribuyente al presupuesto de la OMS…
Ucrania al borde del colapso
Pero la culminación de este endurecimiento de las élites se encuentra en las estepas del Este, en Ucrania, donde Rusia y la OTAN calientan los fierros a la espera de un posible enfrentamiento, del que Edouard Husson les dará las claves esta tarde en su nuevo mapa geopolítico.
Geoestrategia: ¿Se prepara Rusia para invadir Ucrania?
Rusia y la OTAN están inmersas en una intensa guerra psicológica para echarse la culpa mutuamente por el próximo conflicto mundial.
Por un lado, la OTAN lleva una semana anunciando que el conflicto comenzará mañana. Por otro lado, Rusia acaba de anunciar que retira sus tropas de la frontera ucraniana.
En esta guerra de comunicación, de la que el reconocimiento de la independencia de Donbass, la integración de Ucrania en la OTAN y la paralización del gasoducto North Stream 2 son los principales determinantes ocultos, nadie sabe si el miércoles será tan fatídico como quieren decir los servicios estadounidenses.
Sin embargo, una cosa es segura. Con guerra o sin ella, el miedo a la guerra es el elemento esencial de la gobernanza. Los ciudadanos deben tener miedo. En todas partes, todo el tiempo.
Es un poco como el gran retorno de las angustias de la aldea gala según la serie de las aventuras de Asterix: ¿qué pasaría si el cielo se nos cayera encima en cualquier momento?
No sabemos si es cierto, pero lo importante es que todo el mundo lo cree. Porque cuando la gente tiene miedo, se consigue casi todo de la gente.
¿Cuál será la próxima crisis?
Mañana contaremos los días para ver hasta qué punto deberíamos habernos tomado en serio los anuncios de la OTAN sobre una invasión rusa de Ucrania, supuestamente prevista para el 16 de febrero. Si la guerra sigue adelante, nos esperan dos o tres años de tensiones que eclipsarán la COVID y permitirán el avance de otra agenda, justificando un fuerte aumento del gasto militar y falsos llamamientos a la unidad nacional frente a la guerra.
Con el COVID, Macron nos ha dado una buena visión de los disparates que un poder decadente es capaz de fabricar para obligar a la gente a adherirse a políticas engañosas y suicidas.
Si la guerra no se produce, podemos estar seguros de que tras unas semanas de amabilidad internacional, volverá otro “virus”, más mortal, más contagioso, y que justificará una nueva vuelta de tuerca a la dictadura.
Debemos prepararnos para ello y organizarnos para defender nuestras viejas libertades como un tesoro contra el vandalismo de los tiempos venideros.
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Traducción: MP para Red Internacional
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