Los valores que han fundado Occidente: una mala influencia – por Candela Sande

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Michigan prohibirá a las agencias de adopción la objeción de conciencia.

Occidente no ha necesitado nerones ni leones para descristianizarse como si no hubiera mañana en el último siglo, sobre todo en el último medio siglo, pero aun así nuestros mandarines tienen prisa por deshacerse hasta del recuerdo de Cristo, solo que no tienen el valor de admitir honestamente que odian el cristianismo.

Una echa de menos, en un sentido, el candor de los antiguos perseguidores de los cristianos, de un Diocleciano o un Tokugawa Ieyasu, que no tenían el menor inconveniente en reconocer lo que estaban haciendo y confesar abiertamente su objetivo de exterminar el cristianismo. Hasta en los yijadistas o los regímenes comunistas hay una terrible honradez en esto.

Occidente no ha necesitado nerones ni leones para descristianizarse como si no hubiera mañana en el último siglo, sobre todo en el último medio siglo, pero aun así nuestros mandarines tienen prisa por deshacerse hasta del recuerdo de Cristo, solo que no tienen el valor de admitir honestamente que odian el cristianismo.

No, nos perseguirán, nos persiguen, con cualquier excusa biensonante, por la bondad de su tolerante corazón.

En California ya han aprobado una ley que tipifica como delito no violar el secreto de confesión en el caso de que el sacerdote llegue por este medio al conocimiento de determinados crímenes. Pero un sacerdote no puede, sin caer en gravísimo sacrilegio, hacerlo, con lo que tiene que elegir entre la cárcel o poner en peligro su alma.

También sabemos que predicar ciertos aspectos de la doctrina cristiana ya ha sido, en países como Suecia, calificado como ‘delito de odio’, algo que no hará más que multiplicarse.

Y ahora la fiscal general del estado de Michigan, en Estados Unidos, Dana Nessel, acaba de poner fin de un plumazo a las agencias católicas de adopción: todas aquellas que tengan algún reparo religioso a dar niños en adopción a parejas homosexuales no podrán ampararse en la objeción de conciencia para hacerlo: será dejar a los niños en manos de la pareja gay o echar el cierre si no pueden sobrevivir sin las subvenciones públicas. Probablemente no sea indiferente al caso el hecho de que Dana Nessel se haya confesado lesbiana.

En una nota hecha pública el pasado fin de semana, Nessel declaraba que “la discriminación en la provisión de la gestión de servicios de adopción y acogida es ilegal, con independencia del motivo”.

Naturalmente, ‘discriminación’ no es más que un sinónimo de juicio, valoración. Entendida literalmente, la declaración de Nessel haría ilegal negar un hijo en adopción a un pedófilo confeso o a un alcohólico drogodependiente. En todos los casos, se trata de ‘discriminar’ entre los solicitantes.

No vamos a repetir por enésima vez que criarse en una familia, con unos padres, es un derecho del niño, no de quien los adopta, porque entre los lectores de Actuall estoy segura de que resulta obvio; tampoco hará falta que recuerde que la objeción de conciencia es un derecho esencial, recogido en todos los listados internacionales de derechos humanos.

Pero da igual, y lo que ahora se aplicará en Michigan es moneda ya habitual en otras partes, como Gran Bretaña, donde no solo se trata de acabar con las agencias de adopción cristianas, sino con los mismísimos padres adoptivos cristianos. Hace unas semanas leía el caso de una pareja que cumplía todos los requisitos y a la que se negó la solicitud explícitamente por sus ‘valores tradicionales’, que podrían ser una mala enseñanza para el hijo.

Los valores que han fundado Occidente, una mala influencia. Vayan enterándose, porque esto va muy rápido.

El caso se suma, además, a todos los hospitales administrados por la Iglesia a los que se quiere obligar a practicar abortos o suicidios asistidos… O cerrar

Candela Sande, 28 marzo 2019

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