Quién es el Profesor Didier Raoult? – por Maria Poumier
Diabolizado, perseguido y calumniado, el profesor Didier Raoult es la personalidad más querida de los franceses, proque encarna el espíritu de resistencia gala frente a la epidemia de terror, de mentiras, de errores y horrores en torno a un diminuto virus inédito. En el folclore francés, lo hermanamos con con el monumental Gérard Depardieu cuando hace de Obélix frente al imperio romano que nos invadió y ocupó el país en tiempos de Julio César. En los pesebres con infinidad de personajes locales, según la tradición provenzal, este año se añadió su figura estelar. Caricaturistas y actores cómicos no se cansan de retomar su rara figura de terno estudiante descuidado, pero inquebrantable en sus convicciones de eminencia mundial en el campo de la infecciología, su especialidad médica e investigativa. A fines de enero, publicará en un libro todo lo que dijo y sigue diciendo en sus videos, cada cual podrá comprobar que ni fue un charlatán ni un loco, en su batalla del año 2020 contra la burocracia sanitaria, a sueldo del laboratorio francés Gilead. Lo odian muchos colegas encumbrados, el Consejo del orden médico nacional le forma juicio por charlatanismo, pero él en los tribunales, acusa de difamación a otros tantos mandarines que quieren silenciarlo. Todos lo califican de arrogante, pero ningún científico francés tiene su aceptación y prestigio mundial. Lo cierto es que la ministra de salud Agnes Buzin prohibió el uso y la venta de la hidroxicloroquina pocas semanas antes de la aparición del Covid 19, sin explicaciones (una medicina tradicional y barata que estaba en venta libre, preconizada por Raoult antes que nadie, retomada por los gobiernos del mundo entero, con notable éxito para tratar el Covid 19); Yves lévy, el marido de la ministra Buzin, es desde mucho atrás el gran enemigo de Raoult: encumbrado entre las autoridades sanitarias, director del INSERM hasta 2018, es un inmunólogo, que estuvo en 2017 en la certificación de la cooperación franco-china en el laboratorio P4 de Wuhan. En Wuhan opera también el Instituto Pasteur desde 2004.
El dr. Raoult pertenece a una familia de médicos y militares, que ejercieron en las colonias francesas del Àfrica. Le gustan los hombres de mano dura, los héroes, los guerreros. Es odiado por su arrogancia, especialmente por Levi, el marido de la que fue ministra de salud, tuvo la ocurrencia de prohibir la venta de hexocloriquina quince días antes de declarase la epidemia, y luego abandonó el cargo. La esposa de Raoult Natacha Caïn es judía y siquiatra; su padre Jacques Caïn discípulo de Lacan, creó la importante antena marsellesa de la sociedad de sicoanalítica de París. La familia Raoult – Caïn tiene pues una sólida implantación entre las élites científicas de Marsella. Los hijos se criaron en colegios judíos, y también se destacan, en derecho y siquiatría. Didier Raoult ha creado y dirigido a lo largo de 30 años una potente institución investigativa y hospitalaria en Marsella, independiente de los magnates parisinos; en 2021 se jubila, y se supone que pronto emprenda una carrera política de envergadura. Naturalmente, es la oposición populista la que lo defiende y difunde sus videos. El New York Times lo llama “el Donald Trump francés (12 de mayo 2020). También se ha dicho de él que es “un elefante al que le gusta enfrentarse con gorilas”.
Procura ser prudente y moderado en sus ataques, pero desde el primer día acusa a las autoridades sanitarias y políticas de incompetencia criminal : acuden a Marsella y a Raoult todos los que pueden, porque su tratamiento es eficaz. Las élites tomaron hidroxicloroquina clandestinamente, mientras se la prohibían a la gente común. El presidente Macron lo fue a visitar en fecha temprana, a escondidas de su gobierno. Veamos sus declaraciones más recientes (22 de diciembre 2021), tomando en cuenta lo que se conoce como segunda ola del coronavirus (él dice que no existe tal segunda ola, lo que hay es una mutación inesperada del virus:
– En la ciencia y la medicina en particular, muchos descubrimientos surgen de casualidad; se está perdiendo la costumbre de observar; el covid 19 no es una gripe, es otra cosa. Fue un error grave decirle a la gente, al principio: basta con quedarse en casa y tomar paracetamol.
– La prevención : las medidas particulares sirven más que las medidas generales. Primero, debería tomarse en cuenta que la contaminación se produce en el hogar. Hay que usar barbijo en casa cuando hay un familiar enfermo, y mantenerlo aislado. Que los cónyugues dejen de dormir juntos si uno de los dos está enfermo. Ni los restaurantes ni escuelas ni centros de trabajo son los focos de contaminación.
– Algo que se olvidan los gobiernos: son los médicos los que tienen que atender y decidir de los tratamientos; la investigación también es una cuestión de práctica. Los gobernantes no tienen autoridad en ese campo. El problema es que todos quieren decidir en lugar de los médicos. Hay que tantear, no hay varilla mágica, la vacuna por ejemplo no es una solución milagrosa.
– Hay que hacer estudios comparativos con la hidroxicloroquina [medicina contra el paludismo, barata y utilizada desde hace treinta años en todos los países del mundo, que el gobierno francés prohibió durante meses, cuando el profesor Raoult salvaba a miles de personas en su hospital universitario de Marsella]: si no hay interés financiero que impida su uso en las consultas médicas desde que aparecen los síntomas de la enfermedad, la hidroxicloroquina funciona plenamente. L- os comités que quieren prohibir la hidroxicloroquina no tienen ninguna competencia para ello, no han investigado jamás, y el sentimiento de poder de esa gente es peligroso, no saben de qué estân hablando. Hay que volver a una actitud humilde, frente a la ciencia y a una enfermedad nueva. La gente que sí tiene conocimientos es prudente, se niega a hacer predicciones. Tenemos la mortandad más baja de toda Francia en el CHU de Marsella. Donde hay muertos, es porque se lleva a los enfermos al hospital demasiado tarde. Los que mueren son los que tenían una esperanza de vida de 3 anios [por la edad o por enfermedades de gravedad].
– La situación es muy variable en Europa, nada es sencillo. Lo esencial es el tratamiento precoz, en cuanto aparece pérdida de olfato, hay que restaurar esa facultad en seguida, con cortisona por vía nasal, es una reeducación eficiente. Medir la cantidad de oxígeno en la sangre, dar anticoagulantes, y poner un tratamiento antiviral.
– Por fin está claro que Big Farma no tiene ningún tratamiento que ofrecer [ya la OMS confirmó que el remdesivir, que los laboratorios nos querían vender a precio elevadísimo, no sirve, y es peligroso], vamos a poder volver a lo que preconizamos nosotros: aspirina, ivermectina, hidroxicloroquina, zinc, ciertos antibióticos: medicinas que no cuestan nada, y se están experimentando en Brasil y Pakistan, Irán, otros países. Buscar nuevas moléculas rinde dinero, pero no sirve. Felizmente, hay países cuyo objetivo es curar, en vez de experimentar.
– Después del tratamiento, hay anomalías : la gente que estuvo muy mal, los que necesitaron reanimación, puede tener cicatrices pulmonares, no mucho. Problemas de pérdida de memoria y concentración, “neblina mental”, una consecuencia seria. En la aorta, aparecen lesiones que pueden provocar anevrismos.
– La medicina se hace al pie de la cama del enfermo. Hay que evitar la brujería mediática y los embrujos, a mí me tratan de charlatán, pero la gente que me persigue no ha inventado nada, yo sí, soy una autoridad mundial, he implantado decenas de tratamientos, reconocidos en el mundo entero. Frente a mí, sólo encontrarán ukases, derivas, hubris, abuso de autoridad frente a la gente que practica honestamente su oficio.
– La gente suele desconfiar de los descubrimientos de su propio país: por ejemplo el mejor investigador mundial sobre la epidemia de zika es un francés, que no fue escuchado en Francia; trabajaba en Polinesia francesa, y sólo cuando unos americanos en Brasil le dieron la mayor importancia, se le empezó a tomar en cuenta en Francia. Había hecho su formación en Marsella, en mi hospital universitario; durante dos años, nadie le hizo caso, aunque la zika apareció en territorio francés, en Polinesia.
– El nuevo brote de coronavirus: la primera ola, la de marzo, vino de los países del Mediterráneo, infectó Marsella, y no pasó de allí; nosotros, con nuestros tratamientos, la paramos. Llegaron otras variantes al resto de Francia, y a partir de septiembre, la variante 4, la que está cundiendo ahora; es algo muy distinto, no sabemos de dónde viene, cómo pudo haber tantas mutaciones diferentes; tal vez se haya multiplicado fuera del ser humano, en los criaderos de visón (muy numerosos en Dinamarca, donde ya han exterminado la mitad de sus crías).
– Lo cierto es que tenemos una epidemia diferente ahora, cada enfermedad tiene su propio genio, porque cada virus tiene un sistema de reparación propio. La primera enfermedad duró mucho pero desapareció; haberla contraído no protege de la nueva variante; esta además se difunde más, es más frecuente. Y hay gente que se enfermó en las dos vueltas. Hacer una buena prevención que no sea emotiva, histérica, es lo necesario; y releer La Peste de Camus. Las epidemias son así, mal conocidas, pero hay tratamiento siempre. En Inglaterra se está investigando mucho más el genoma. Nuestro Consejo científico francés carece de médicos y de científicos, no tiene nivel, sencillamente.
– Lo que se dice por televisión no me interesa. Somos los primeros, nosotros los del equipo de Marsella, junto con los chinos, a quienes el mundo entero se refiere, nos siguen los alemanes. EEUU y los demás países están muy atrás. ORL y reanimadores tantean con los enfermos, y de ahí aprenden.
– Sobre la vacuna: ya tengo un libro escrito sobre el tema. No se puede ser binario, todo es cuestión de relación riesgo / beneficio. Algunas funcionan bien : las vacunas contra el tétanos, difteria, polio, enfermedades de la infancia. Consiguen una inmunidad total y definitiva. Pero no olvidemos que la infección natural inmuniza mejor que nada. Para otras enfermedades, las vacunas son imposibles[por ejemplo contra el SIDA] o poco eficaces: así la vacuna contra la gripe no erradica la gripe, es imperfecta, cuanto mayor es la persona, menos eficacia ofrece, y cada año que pasa el beneficio es menor.
– ¿La vacuna puede aortar beneficio para el covid? No tengo la respuesta, porque el virus muta mucho. Si una vacuna disminuye la circulación del virus, tanto mejor, pero todavía no se sabe. ¿Hay riesgo con la vacuna? A corto plazo no, pero o se sabe para un periodo más largo. Las vacunas que actúan sobre el ARN mensajero [Pfizer, Moderna, los que quiere imponer la industria occidental] son una innovación, no podemos opinar todavía. Hay 200 vacunas en el mercado mundial por ahora. ¿Es la varilla mágica, que va a detener la epidemia? No lo creo, y no lo sé. No apurarse, ver los resultados en los países que la están inyectando más sistemáticamente( Israel, EEUU, Alemania). Sigamos con lo que sabemos hacer. Barbijo con los infectados [en vez de mordaza para la gente sana], mucho desinfectante… .
María Poumier, París, 11 enero 2021