JFK y el destino de Estados Unidos traicionado – por Laurent Guyenot
Una revisión de la teoría del «golpe de Estado sobre la política exterior» de DiEugenio
He visto el documental de Oliver Stone sobre el asesinato de JFK, tanto la versión corta, JFK Revisited: A través del espejo, y la versión larga en cuatro episodios, JFK: El destino traicionado. Recomiendo esta última, que comentaré aquí. Aunque las partes técnicas (las balas, la autopsia, los manipuladores de Oswald en la CIA) son interesantes y en parte nuevas, me centraré exclusivamente en la teoría sobre los principales culpables y su móvil. Y discutiré el trabajo más amplio de James DiEugenio, que escribió la película, y probablemente entrevistó a los diferentes colaboradores, aunque parece que lo hace Stone.
James DiEugenio ha estado investigando la presidencia de Kennedy y el asesinato de Kennedy desde la época de la Junta de Revisión de Registros de Asesinatos (ARRB), que fue en gran parte consecuencia de la película de Hollywood JFK (1991) de Oliver Stone. Su primer libro fue Destiny Betrayed: JFK, Cuba, and the Garrison Case (1992, reeditado en 2012). En 1993, fundó Citizens for Truth about the Kennedy Assassination (CTKA), y coeditó Probe Magazine, ahora sustituida por el sitio web KennedysandKing.com.
En 1997, DiEugenio publicó un impactante artículo en dos partes, «El asesinato póstumo de JFK» (1997). Sigue siendo una lectura esencial para cualquier persona interesada en las controversias que rodearon la presidencia y el asesinato de Kennedy, o desconcertada por la interminable corriente de extraña tradición sobre Kennedy. Este es el texto que querrás enviar a cualquiera que te hable de los negocios de los Kennedy con la mafia y de su desenfrenada vida sexual, del asesinato de Marilyn Monroe o de los irresponsables planes de asesinato de Bobby contra Castro que le salieron mal a su hermano. Estas historias están tan extendidas, repetidas en libros bien publicados y reseñados, que millones de personas las dan por documentadas. Escribiendo con motivo de la publicación de El lado oscuro de Camelot, de Seymour Hersh, DiEugenio expuso su naturaleza fraudulenta y su verdadera motivación: la obsesión por «sofocar cualquier legado que pudiera perdurar», ya que «el asesinato es inútil si las ideas de un hombre perduran a través de otros». Este flujo de difamación había comenzado en los años 70, como contrafuego al Comité Church y al House Select Committee on Assassinations (HSCA), y se intensificó en los 90 tras el ARRB. Nunca se agotó.
La difamación es sólo una parte de la propaganda desatada contra el legado de Kennedy. Otra parte ha consistido en distorsionar el registro histórico de la presidencia de Kennedy, y particularmente las radicales pero efímeras innovaciones de su política exterior. DiEugenio escribe en «Dodd and Dulles vs. Kennedy in Africa» (1999, modificado en 2016):
Una clara estrategia de aquellos que desean sofocar cualquier búsqueda de la verdad sobre el asesinato del Presidente Kennedy es distorsionar y negar sus logros en el cargo. Hersh y los de su calaña se han esforzado por distorsionar quién era Kennedy realmente, hacia dónde se dirigía, cómo habría sido el mundo si hubiera vivido, y quién y qué representaba[1].
DiEugenio ha proporcionado respuestas perspicaces a estas preguntas. Licenciado en Historia Americana Contemporánea, es probablemente el mejor historiador de Kennedy entre los críticos de la Comisión Warren, y su trabajo ha abierto el camino a otros historiadores revisionistas como Monika Wiesak, autora del reciente y excelente America’s Last President: What the World Lost When It Lost John F. Kennedy (lea la reseña de DiEugenio aquí). Según DiEugenio, ha habido, además del encubrimiento de la muerte de Kennedy, un «encubrimiento de la política exterior de Kennedy»[2], de modo que incluso los críticos del cuento de hadas de la Comisión Warren han fracasado en gran medida a la hora de comprender el alcance total de los cambios de Kennedy respecto a la política exterior de sus predecesores, dominada por los hermanos Dulles; «al perseguir sólo a Vietnam y Cuba, descuidando todo lo demás, nos hemos perdido el panorama general»[3]. El panorama general dibujado por DiEugenio incluye el Congo, Indonesia, Laos y Oriente Medio. Los artículos más esenciales de DiEugenio sobre estos temas son:
٠ «Deconstruyendo a JFK: ¿Un golpe de Estado sobre la política exterior?», escrito para la revista Covert-Operation (2021)
٠ «Nasser, Kennedy, Oriente Medio e Israel» (2020)
٠ «Introducción a la política exterior de JFK: A Motive for Murder» (2014)
٠ «Dodd y Dulles contra Kennedy en África» (1999, modificado en 2016)
Los tres académicos que más contribuyeron a que DiEugenio comprendiera la singularidad de la política exterior de Kennedy, y que son entrevistados en la película JFK: El destino traicionado, son:
٠ Richard Mahoney, por JFK: Ordeal in Africa, Oxford University Press, 1983,
٠ Philip Muehlenbeck, por Betting on the Africans: John F. Kennedy’s Courting of African Nationalist Leaders, Oxford University Press, 2012,
٠ Robert Rakove, por Kennedy, Johnson, and the Nonaligned World, Cambridge University Press, 2012 (leer la reseña de DiEugenio).
La estrategia de paz de Kennedy
Aunque elogia la obra de James Douglass JFK and the Unspeakable (2008), DiEugenio rechaza su mítico retrato de JFK como un Guerrero Frío convertido al pacifismo durante la Crisis de los Misiles Cubanos de 1962[4]. A pesar de la impresión contraria que causó durante sus debates televisados con Nixon en 1960, Kennedy nunca fue un Guerrero Frío. La colección de declaraciones publicadas bajo el título La estrategia de la paz para su campaña presidencial lo demuestra.
DiEugenio remonta las ideas generales de Kennedy sobre política exterior a 1951, cuando Kennedy recorrió Oriente Medio y Asia. Su encuentro en Saigón con Edmund Gullion, a quien más tarde incorporó a su gabinete, le había convencido de que enviar tropas americanas a Indochina era un grave error[5]. Nunca cambiaría de opinión sobre ese asunto[6].
En 1957, Kennedy estaba formulando una política exterior radical para el mundo árabe, que esbozó en un discurso en el Senado denunciando la ocupación colonial francesa de Argelia:
En estos días, podemos contribuir a hacer realidad una gran y prometedora oportunidad de demostrar al mundo que una nueva nación, con herencia árabe, puede establecerse en la tradición occidental y resistir con éxito tanto la atracción hacia el feudalismo y el fanatismo árabes como la atracción hacia el autoritarismo comunista[7].
A diferencia de sus predecesores Truman y Eisenhower, y desafiando la doctrina que prevalecía en la CIA, el Pentágono y el Departamento de Estado, Kennedy aceptó y dio la bienvenida a un mundo multipolar, la única forma, en su opinión, de superar la peligrosa bipolarización de la Guerra Fría. Si lo hubiera conseguido, habría transformado a EEUU en algo totalmente distinto de lo que empezaba a ser desde la Segunda Guerra Mundial, y en lo que se ha convertido plenamente desde su muerte: un matón imperial temido pero odiado en todo el mundo. En «Deconstruyendo a JFK: ¿Un golpe de Estado sobre la política exterior?» DiEugenio señala que:
Los discursos [de Kennedy], su correspondencia y sus reuniones de alto nivel con los líderes emergentes del Tercer Mundo revelan su creciente antipatía por el colonialismo, su rechazo del imperialismo, su tolerancia hacia el movimiento de los no alineados —en marcado contraste con su predecesor— y la promoción de líderes nacionalistas, aunque fueran considerados «responsables» en su moderación[8].
El primer giro en política exterior que dio Kennedy una vez en el cargo fue en el Congo. Patrice Lumumba, el primer líder del Congo elegido democráticamente, fue asesinado tres días antes de la toma de posesión de Kennedy, víctima de un golpe de estado apoyado por la CIA. La fotografía de Jacques Lowe de JFK recibiendo la noticia de la muerte de Lumumba el 13 de febrero es, para DiEugenio, la imagen que mejor simboliza el compromiso personal de Kennedy de apoyar la independencia nacional de los países del Tercer Mundo, y el calvario de su lucha contra la maquinaria de asesinatos y cambios de régimen de la CIA. Después de que el Secretario General de la ONU, Dag Hammarksjold, muriera (probablemente asesinado) en un accidente aéreo en septiembre de 1961, Kennedy continuó su campaña por un Congo libre e independiente. Lyndon Johnson destruyó este primer intento de democracia en el África poscolonial y apoyó a Josef Mobutu, que se convirtió en un dictador corrupto y permitió que su país fuera utilizado por intereses imperiales externos.
Kennedy rechazó la mentalidad de «con nosotros o contra nosotros» del establishment de la política exterior, y esto también quedó demostrado por su apoyo al líder nacionalista indonesio Sukarno, cofundador del Movimiento de Países No Alineados. En 1958, Eisenhower había autorizado el intento de la CIA de derrocar a Sukarno, pero cuando Kennedy asumió el cargo, invirtió esa política y ayudó a Sukarno a estabilizar su país. Menos de un año después de la muerte de Kennedy, la CIA planeaba de nuevo una acción encubierta contra Sukarno, que condujo al asesinato de al menos 500.000 personas sospechosas de simpatía comunista. Sukarno fue puesto bajo arresto domiciliario y Suharto, apoyado por la CIA, gobernó durante tres décadas, convirtiendo a su pueblo en trabajadores mal pagados para empresas extranjeras.
Y luego, por supuesto, están Cuba y Vietnam. La historia de la resistencia de Kennedy al Pentágono y al empuje de la CIA para la confrontación militar y la escalada en estos países ha sido contada muchas veces —más elocuentemente por James Douglass—, de modo que no necesito contarla de nuevo. Los autores de la escuela dominante de investigación del asesinato de JFK —y eso incluye a los entrevistados en el documental de Stone— asumen que Cuba y Vietnam son, en ese orden, las razones más importantes por las que Kennedy fue asesinado. DiEugenio está de acuerdo, pero aporta un espectro más amplio de motivos.
El Oriente Próximo
DiEugenio escribe en «Nasser, Kennedy, Oriente Medio e Israel»:
Durante décadas, la comunidad crítica pasó por alto áreas de la política exterior de Kennedy fuera de Vietnam y Cuba. KennedysandKing ha intentado corregir ese descuido en los últimos años. Hemos intentado educar a nuestros lectores en temas como las políticas de Kennedy en el Congo, Indonesia, República Dominicana y Laos. También hemos intentado mostrar cómo, tras su asesinato, esas políticas —así como su política hacia Vietnam y sus intentos de distensión con Moscú y La Habana— también fueron alteradas.
Pero todavía hay otra área del mundo sobre la que se pasa por alto la política exterior reformista de Kennedy. Esa área es Oriente Próximo. Esto es extraño ya que muchos comentaristas perciben justificadamente que Oriente Próximo es una de las áreas más importantes del globo[9].
Escribe en su «Introducción a la política exterior de JFK: Un Motivo para el Asesinato»:
¿Por qué es relevante hoy el caso JFK? Bueno, porque el lío de Oriente Próximo domina ahora tanto nuestra política exterior como los titulares, al igual que lo hizo la Guerra Fría hace varias décadas. Y las raíces de la situación actual se encuentran en la muerte de Kennedy, tras la cual el presidente Johnson inició el largo proceso que invirtió la política de su predecesor en la zona[10].
En otras palabras, Oriente Próximo es la región del mundo donde la política exterior de Kennedy y la inversión de esa política exterior por parte de Johnson han tenido las consecuencias más dramáticas y duraderas. Lo que estaba en juego era la implicación de Estados Unidos en el conflicto entre Israel y el mundo árabe, y eso significaba, esencialmente, entre Ben-Gurion y Nasser.
Así que DiEugenio reconoce que: 1. LBJ invirtió por completo la política exterior de JFK, y 2. el cambio más importante se produjo en Oriente Próximo, en beneficio de Israel y en detrimento de Egipto. Sin embargo, no señala a Johnson ni a Ben-Gurion, sino a Allen Dulles como el culpable más probable del golpe de Dallas. ¿Documenta alguna prueba de que Allen Dulles estuviera interesado en cambiar la alianza de Egipto a Israel? Ninguna en absoluto. Es cierto que el Eastern Establishment favorecía en general a Arabia Saudí frente a Egipto, pero no es el caso que quisieran una relación más estrecha con Israel. Así que lo que es único de la política pro-Israel de Johnson es que no era un retorno a una política anterior a Kennedy, sino algo totalmente nuevo. Fue una ruptura radical con todas las administraciones anteriores. Recordemos la resuelta reacción de Eisenhower ante la invasión israelí del Sinaí en 1956, y contrastémosla con lo que ocurrió diez años después, cuando Johnson dio luz verde al ataque israelí contra Egipto y a su expansión, y encubrió el ataque de falsa bandera de Israel contra el USS Liberty, diseñado para arrastrar a Estados Unidos a la guerra.
Cuba y Vietman
El mayor interés de Allen Dulles en política exterior en la década de 1960 giraba en torno a Cuba. Asesinar a Castro y/o invadir Cuba para restaurar un régimen colonial estadounidense era su prioridad. Como la mayoría de los investigadores de JFK, DiEugenio considera que Kennedy enfureció tanto a la CIA, y a Dulles en particular, cuando no estuvo de acuerdo con su plan de invadir Cuba —no una sino dos veces, la primera con el desembarco en Bahía de Cochinos en 1961, y la segunda durante la Crisis de los Misiles Cubanos en 1962— que la banda de Dulles decidió asesinarlo. Pero adivinen qué: LBJ tampoco invadió Cuba. No les dio a los halcones de la CIA y el Pentágono la invasión de represalia de Cuba que su plan supuestamente le obligaría a hacer. Ni siquiera lo intentó.
Esta es una de las principales debilidades de la teoría semiprincipal a la que se adhiere DiEugenio, y que él contribuyó a escribir. Esa debilidad se compensa en parte con el enfoque secundario sobre Vietnam. Es cierto que, en Vietnam, Johnson dio al Estado de Seguridad Nacional lo que quería, y más. Como escribió el autor Peter Dale Scott, Johnson «había sido, desde 1961, el aliado de los Jefes Conjuntos (y en particular del general de la Fuerza Aérea Curtis LeMay) en sus incesantes esfuerzos, contra las repetidas negativas de Kennedy, por introducir tropas de combate estadounidenses en Asia»[11]. Sin embargo, esa presentación ignora un aspecto de la historia completa.
El mayor empuje para enviar tropas terrestres a Vietnam vino de Walt Rostow («el mayor Guerrero Frío que tengo», dijo Kennedy). Como adjunto del Consejero de Seguridad Nacional McGeorge Bundy bajo el mandato de Kennedy, Rostow ya había tenido un gran peso en la decisión de Kennedy de enviar «asesores» militares a Vietnam. Pero Kennedy se había cansado de sus consejos belicosos («Walt tenía diez ideas, nueve de las cuales conducirían al desastre»)[12]. Walt Rostow fue ascendido por Johnson a Consejero de Seguridad Nacional, y encontró en el nuevo presidente más entusiasmo por sus planes de guerra. Rostow fue el principal promotor de la mentira de que la política de Johnson en Vietnam era una continuación de la de Kennedy[13].
Johnson nombró al hermano de Walt, Eugene, Subsecretario de Estado, «designado precisamente para apoyar la guerra israelí que se avecinaba», según Joan Mellen[14]. Walt y Eugene Rostow, hijos de inmigrantes judíos, tenían un gran control sobre la política israelí de Estados Unidos. El 8 de junio de 1967, el mismo día del ataque israelí contra el USS Liberty, Walt había recomendado a Johnson que se permitiera a Israel conservar los territorios capturados.
¿Por qué querían los hermanos Rostow una guerra de Vietnam? En «¿Fue Vietnam un Holocausto para Sión?» expliqué por qué la guerra de Vietnam fue buena —incluso crucial— para Israel. Pero no me tome la palabra. He aquí lo que dijo el presidente francés Charles De Gaulle durante su conferencia de prensa del 27 de noviembre de 1967:
Sin la tragedia de Vietnam, el conflicto entre Israel y los árabes no habría llegado a ser lo que es. Y si el Sudeste Asiático pudiera experimentar una renovación de la paz, Oriente Próximo también encontraría su camino hacia la paz, en el clima de distensión que seguiría a tal acontecimiento[15].
No estoy insinuando que el cambio de política sobre Vietnam entre Kennedy y Johnson no apoye la teoría de que la CIA y el Pentágono mataron a Kennedy. Lo hace. Simplemente estoy señalando que los miembros del gabinete pro-Israel de Johnson fueron al menos tan influyentes como Dulles y LeMay en la revocación por parte de Johnson de la decisión de Kennedy de retirarse de Vietnam, un hecho que también es coherente con la teoría de que Israel fue el principal impulsor.
Dimona
En su JFK and the Unspeakable, James Douglass ha documentado el profundo compromiso de JFK de impedir la proliferación nuclear e incluso abolir las armas de destrucción masiva «antes de que ellas nos supriman a nosotros» (discurso de Kennedy en la Asamblea General de la ONU, 25 de septiembre de 1961). Pero Douglass no menciona el amargo enfrentamiento de JFK con Ben-Gurion y Eshkol sobre esa misma cuestión. De este modo, Douglass ha demostrado que la escuela histórica de la que se ha convertido en abanderado está implicada en un encubrimiento. Para ser generoso, lo atribuyo a un caso de «inhibición cognitiva». Imagino que funciona más o menos así: «Mi trabajo —es decir, la verdad— es demasiado importante como para arriesgarme a que lo censuren diciendo algo malo de Israel». Personalmente, prefiero atenerme al principio de Peter Janney de que «la verdad no hace prisioneros».
En su favor, DiEugenio no rehúye la historia de Dimona. Su sitio web enlaza con dos artículos de Avner Cohen, autor de Israel and the Bomb (1998), y William Burr, del National Security Archive, acompañados de documentos desclasificados[16]. El propio DiEugenio escribe sobre el esfuerzo de Israel por adquirir armas nucleares en «Nasser, Kennedy, the Middle East, and Israel» (2020):
Ben Gurion y los otros líderes israelíes estaban tan dedicados a este objetivo que recurrieron a dos medios ilícitos para asegurar el objetivo. Primero —no hay otra manera de decir esto— se involucraron en una conspiración de todo el gobierno para engañar a Kennedy sobre la verdadera naturaleza del reactor de Dimona.
El segundo medio de Israel para volverse nuclear fue el robo de uranio enriquecido a Estados Unidos:
A través de [Roger] Mattson [autor de Stealing the Atom Bomb], y también del autor Grant Smith [autor de Big Israel], hoy sabemos que Israel había robado cientos de libras de uranio altamente enriquecido de lo que era esencialmente su planta de conchas en Apollo, Pensilvania, llamada NUMEC[17].
Stone y DiEugenio mencionan el primero de estos engaños israelíes en su película (sólo la versión larga, episodio 3, 40:50). Tras un breve recordatorio de la decisión de Kennedy de apoyar la resolución de la ONU para el retorno de los refugiados palestinos, se nos dice:
El otro problema al que se enfrentó Kennedy con Israel fue la construcción del reactor atómico de Dimona. JFK estaba firmemente en contra de cualquier proliferación de armamento nuclear. El Primer Ministro David Ben-Gurion le había asegurado que Dimona estaba diseñado para usos pacíficos de la energía atómica. En la primavera de 1963, Kennedy exigió inspecciones completas del reactor de Dimona por parte de Estados Unidos y amenazó con dejar en el limbo la ayuda estadounidense a Israel si no se llegaba a un acuerdo. En el momento de su asesinato, se estaban llevando a cabo negociaciones para realizar inspecciones bianuales.
Eso es mejor que nada. Pero como esa historia es sólo accesoria a la tesis defendida por Stone y DiEugenio, parece haber sido incluida sólo para inmunizar a los autores de la culpa de encubrirla, que Douglass merece.
Curiosamente, es Stone quien saca el tema en esta entrevista con la periodista canadiense Éloïse Boies. En el minuto 34:20, DiEugenio afirma que «nadie estaba más en contra de la proliferación nuclear que John F. Kennedy. Este era realmente un tema muy importante para él». En ese momento, Stone interviene:
Se enfrentó a Israel. Se enfrentó a Ben-Gurion en Israel, porque estaban construyendo una bomba que nos habían robado. Y realmente quería poner fin a eso, pero él, por desgracia murió antes, y Johnson siguió adelante, lo sabía y lo dejó ir, hasta que Israel tuvo la bomba en 1968. E incluso entonces, en el 68, Johnson hizo callar al Pentágono. Dijo: «No vamos a anunciar esto. El pueblo estadounidense no sabrá que Israel tiene la bomba».
Nótese la reacción de Éloïse: «Hablemos de [otra cosa]». La cuestión es que, para Stone y DiEugenio, Dimona parece algo anecdótico y apenas relevante para resolver el caso. Al final (a partir del minuto 50:27), cuando se les pregunta «¿Quién lo hizo y por qué?», se aferran a la conclusión de que Allen Dulles fue el autor intelectual, quizá con Curtis LeMay. Pero, añaden como idea de último momento, Dulles es sólo «el ejecutor» y «recibe el visto bueno de alguien más. … Ya sabes quiénes son: la gente con dinero» … como «David Rockefeller». Éloïse lo entiende: «Al fin y al cabo, todo es cuestión de dinero». Se vuelve absolutamente ridículo. Cuando tu teoría implosiona bajo su propia vacuidad, es hora de cambiar. Pero, como dice Stone, «una vez que están encerrados, es muy difícil para los historiadores volver atrás» (19:10).
Puede parecer injusto que señale una entrevista en lugar de la propia película. Pero el valor de esa entrevista es precisamente revelar las falacias y confusiones lógicas que no aparecen en la película.
Johnson
En esa misma entrevista (a partir del minuto 40:30), Stone dice: «No creo que Johnson estuviera implicado en el asesinato». DiEugenio agrega: «Johnson se tragó la historia de la CIA que venía de Ciudad de México» (un imitador de Oswald visitando las embajadas soviética y cubana en México en octubre de 1963). Pero luego DiEugenio menciona que Edgar Hoover le había dicho a Johnson que la historia de México era imposible, ya que ni la voz ni la foto proporcionadas por la estación de la CIA en México correspondían al verdadero Oswald. Así que ahora «la pregunta es: ¿Johnson realmente lo creyó?». Esto se vuelve confuso. DiEugenio parece no poder decidir si Johnson creyó o no la leyenda comunista de Oswald.
Pero el dilema de DiEugenio no tiene razón de ser. Pues no sólo Johnson sabía que el comunista Oswald era falso; fue él quien utilizó esta falsa conexión comunista para bloquear todas las investigaciones. DiEugenio es un admirador del trabajo del profesor John M. Newman, cuyos libros reseñó (aquí, aquí, aquí y aquí), y a quien entrevistó para la película. Una contribución de Newman, introducida en la edición de 2008 de su libro Oswald y la CIA y repetida en los tres primeros volúmenes de su serie El asesinato del presidente Kennedy, es, en sus propias palabras:
Un elemento esencial del complot fue una operación psicológica para hacer surgir el espectro de la Tercera Guerra Mundial y la muerte de cuarenta millones de estadounidenses. Esta amenaza de un holocausto nuclear fue utilizada por el presidente Johnson para aterrorizar al presidente del Tribunal Supremo, Earl Warren, y a algunos de los otros hombres que formaron parte de la Comisión Warren, hasta el punto de que creyeron que no había otra alternativa que redactar un informe en el que se afirmara que Lee Oswald había asesinado solo al presidente[18].
Según esa teoría, refrendada por DiEugenio en esta reseña[19], el perfil de Oswald como activista comunista procastrista fue incorporado al plan (nada menos que por James Jesus Angleton), no con el propósito de iniciar la Tercera Guerra Mundial, sino como un pretexto de seguridad nacional que Johnson podía utilizar para imponer la teoría del loco solitario, no fuera que el descubrimiento de una conspiración nos «metiera de una patada en una guerra que puede matar a cuarenta millones de estadounidenses en una hora», como Johnson no dejaba de repetir[20]. Una implicación importante es que «muchas de las mentiras y encubrimientos posteriores al asesinato fueron llevados a cabo por personas que no tenían nada que ver con el complot preexistente para asesinar al presidente» y que «pensaban que lo que estaban haciendo era lo mejor para el país»[21]. Esto se aplica a miles de personas, desde la policía de Dallas hasta las cadenas de televisión. ¿Pero puede aplicarse al propio Johnson? Dado el rápido y eficaz dominio de Johnson de este dispositivo, es mucho más probable que fuera fabricado por Angleton específicamente para Johnson y con su conocimiento previo.
Sin embargo, DiEugenio y otros autores de su sitio desprecian a los investigadores que incriminan a Johnson, y especialmente a Phillip Nelson, autor de LBJ: The Mastermind of JFK’s Assassination. Un libro tan grande como ese (730 páginas) está obligado a contener algunos argumentos débiles, pero las reseñas en KennedysandKing.com (aquí y aquí) no hacen justicia a las sólidas pruebas acumuladas por Nelson de que Johnson participó activamente, no sólo en el encubrimiento, sino en la preparación de la emboscada de Dallas[22].
(Lea la respuesta de Nelson a KennedysandKing.com aquí). DiEugenio coincide con Douglass en que Johnson no era consciente de la conspiración contra su presidente, pero «optó por encubrirlo todo y rendirse a las prerrogativas de la Guerra Fría»[23], y asume que Johnson era un hombre que no tenía una idea clara propia en política exterior y al que le gustaba que le dijeran lo que tenía que hacer. Eso está en desacuerdo con todo lo que aprendemos de los biógrafos de Johnson, especialmente Robert Caro.
Desde mi punto de vista, que difiere del de Nelson, el papel de Johnson en el asesinato no puede entenderse independientemente del de Israel, ni tampoco el de Angleton. Johnson permitió, y probablemente planeó, el ataque israelí contra el USS Liberty en 1967, y disculpó a Israel cuando la operación fracasó («Johnson no rompió relaciones con Israel, y no se celebraron juicios por esta atrocidad», señala DiEugenio)[24]. No sólo eso, sino que, como escribe DiEugenio en «Nasser, Kennedy, Oriente Próximo e Israel»:
Como señala Roger Mattson en su libro sobre el tema, cuando la CIA alertó al nuevo presidente de que parecía que Israel había desarrollado ya la bomba atómica, Johnson apenas reaccionó. (Mattson, p. 97) No se inició ninguna investigación oficial. De hecho, Johnson dijo a la CIA que no alertara ni a Estado ni a Defensa sobre el descubrimiento[25].
Por esos dos actos, Johnson es un traidor al país al que había jurado servir. Si Johnson trabajaba para alguien, no era para el «Eastern Establishment», del que nunca había formado parte; era para Israel. Johnson fue el iniciador de una política pro-Israel que Truman, Eisenhower, los hermanos Dulles o el Estado Mayor Conjunto bajo Kennedy nunca habrían imaginado ni en su peor pesadilla. Hoy es ampliamente conocido que Johnson es el presidente de EE.UU. que «apuntó firmemente la política estadounidense en una dirección pro-Israel».
Conclusión
En conclusión, encuentro varios fallos lógicos en la teoría general de DiEugenio, base del documental de Stone:
1.- DiEugenio reconoce que el cambio de política exterior de JFK a LBJ fue más trascendental en Oriente Próximo, pero culpa a la CIA y al Pentágono (Dulles y LeMay) del asesinato, aunque ni la CIA ni el Pentágono abogaron nunca por la política pro-Israel que estableció Johnson. El apoyo sin precedentes de Johnson a Israel, hasta el punto de la traición, iba en contra del enfoque defendido por la CIA, el Pentágono o el Departamento de Estado. Pero era la mejor política exterior que Ben-Gurion podía soñar.
2.- Según DiEugenio y la escuela dominante, el principal motivo de la CIA para eliminar a Kennedy habría sido reanudar su política exterior favorable hacia Cuba, a la que Kennedy se había opuesto obstinadamente. Pero eso no ocurrió después del asesinato. Johnson mantuvo la promesa de Kennedy a Khrushchev de no invadir Cuba, lo que Dulles y LeMay consideraron pura traición.
3.- DiEugenio está de acuerdo en que Kennedy estaba intensamente preocupado por la proliferación nuclear, y que Israel le planteaba el problema más difícil. También sabe que Johnson no hizo nada para impedir que Israel se volviera nuclear, y no mostró ni sorpresa ni disgusto cuando se le dijo que Israel había fabricado su primera bomba nuclear en 1968, con uranio robado a EE.UU. Johnson trató de mantenerlo en secreto, lo que obviamente era lo que Israel quería. Sin embargo, DiEugenio no considera que Dimona fuera un motivo para el asesinato y no encuentra razones para sospechar ni de Israel ni de Johnson.
4.- DiEugenio cree que el asesinato de JFK fue un «golpe de Estado sobre la política exterior», y estoy de acuerdo en que es la única forma de darle sentido. Pero el propósito de un golpe de Estado es sustituir a un jefe de Estado por otro. Por lo tanto, es contradictorio que DiEugenio minimice el papel y el motivo de Johnson en el asesinato.
En realidad, creo que la noción de DiEugenio de «encubrimiento sobre la política exterior de JFK» debe matizarse. No todas las áreas de la política exterior de Kennedy están igualmente encubiertas. Los tres profesores de DiEugenio-Richard Mahoney, Philip Muehlenbeck y Robert Rakove-son publicados por Oxford University Press y Cambridge University Press: no son exactamente editoriales marginales. Rakove y Muehlenbeck están incluso incluidos en la bibliografía del artículo de Wikipedia sobre «Política exterior de la administración de John F. Kennedy» (también lo están James Douglass y John M. Newman). Este artículo de Wikipedia es bastante preciso y detallado, con una excepción en la sección sobre «Israel y los Estados árabes», un buen trabajo de hasbara, probablemente realizado por el ejército de editores sionistas de Wikipedia de Bennett Naftali. Véalo usted mismo:
El verdadero «encubrimiento sobre la política exterior de JFK» es el encubrimiento sobre la política israelí de JFK. Según la propia lógica de DiEugenio, eso apunta en la dirección que DiEugenio no está buscando.
Dado que DiEugenio ve un vínculo entre el asesinato de Kennedy y su «asesinato póstumo», también sugiero que obtenga una pista sobre los asesinos de Kennedy mirando el perfil político de los «asesinos póstumos» de Kennedy. La lista incluye, junto a Seymour Hersh, autores especializados en destrozar a la familia Kennedy, como Ronald Kessler (Los pecados del padre, 1997), Edward Klein (La maldición Kennedy, 2004), o el incomparable C. David Heymann, el empleado del Mossad (según su propia admisión)[26] que escribió el libelo Bobby y Jackie: Una historia de amor (2009). ¿Hay algún patrón?
Que hay de Howard Zinn, Gar Alperovitz, Martin Peretz, y Noam Chomsky, que DiEugenio culpa en «La Izquierda y la Muerte de Kennedy» (1997) por su defensa del informe de la Comisión Warren y su participación en la orgía de ataques a Kennedy. Chomsky, a quien DiEugenio ve como el mentiroso más nefasto cuando se trata de la presidencia de Kennedy o de su asesinato (aquí y aquí), no tiene nada en común con Allen Dulles o Curtis LeMay. Es un antiimperialista, y como tal debería hacer de Kennedy su héroe, su icono. Pero Chomsky tiene otra agenda: una de sus especialidades es culpar a Estados Unidos de los crímenes de Israel. En cuanto a Martin Peretz, DiEugenio escribe que su New Republic enterró la muerte de Kennedy en 1979, y luego «intentó enterrar su vida».
De hecho, hizo un artículo de fondo de una reseña de la biografía de mal gusto de la familia Horowitz-Collier sobre Los Kennedy. ¿A quién encontró esa publicación adecuada para reseñar esta versión National Enquirer del clan Kennedy? Nada menos que Midge Decter, esposa del padrino neoconservador Norman Podhoretz, suegra de Elliot Abrams.
Los Podhoretz no son Eastern Establishment, pero odian a los Kennedy. Su odio es transgeneracional e inextinguible. Si lo dudas, lee el siguiente artículo, escrito por el hijo de Norman una semana después de la trágica muerte de John F. Kennedy Jr. El autor imagina a Satán —¿o es Yahvé? — acosando a Joe Kennedy en el infierno y jactándose de haber matado a su nieto, una versión particularmente atroz de la «maldición Kennedy».
Quizás DiEugenio debería considerar más seriamente el «quién» y el «por qué» del «asesinato póstumo» de Kennedy. Pero eso lo llevaría por el camino menos transitado, un camino peligroso —algunos dicen suicida—.
Extrañamente, sin embargo, muchos otros caminos trillados parecen converger ahora en el sendero israelí:
– Los investigadores que siguen la pista de Johnson acaban encontrando un nido de víboras de sayanim en su Casa Blanca, como hizo Phillip Nelson en su segundo y tercer libros (LBJ: From Mastermind to «The Colossus» y Remember the Liberty).
– Jefferson Morley, que investigaba a Angleton, le veía compinchado con la flor y nata del Mossad, que le consideraba «el mayor sionista de todos», mientras que Robert Amory, jefe de la Dirección de Inteligencia de la CIA, le llamaba a la cara «agente israelí cooptado».
– David Talbot concluye que RFK fue asesinado por la misma cábala que su hermano, que ahora utilizó como chivo expiatorio a un palestino antisionista, presentando así el asesinato de RFK como motivado por «un odio visceral e irracional hacia Israel» (pero Talbot no ve ninguna huella israelí ahí, otro caso de inhibición cognitiva).
– Nadie que investigue a Jacob Rubenstein, conocido como Jack Ruby, puede ignorar ahora su trabajo para el Irgun como «gángster para Sión» y sus repetidas declaraciones de que «lo hice por los judíos»[27].
– Clay Shaw, la única persona (aparte de Oswald) que ha sido acusada de haber participado en el asesinato, ha resultado ser miembro del consejo de administración de Permindex, «una empresa del Mossad dedicada al comercio de armas y al blanqueo de dinero» presidida por Louis Bloomfield, un devoto partidario de la causa israelí y del Mossad, como ha demostrado Michael Collins Piper[28].
– Se ha corrido la voz de que Arlen «Bala Mágica» Specter era un dedicado partidario de Israel, honrado por el gobierno israelí como «un inquebrantable defensor del Estado judío», y por el AIPAC, como «un destacado arquitecto del vínculo congresual entre nuestro país e Israel»[29].
– No se puede ignorar que Abraham Zapruder, el hombre cuya cámara no tembló cuando la cabeza de Kennedy explotó, tenía su oficina de negocios en uno de los nidos de francotiradores, el edificio Dal Tex que daba a Dealey Plaza, propiedad del financiero de B’nai B’rith David Weisblat[30].
– Los investigadores interesados en George DeMohrenschildt no pueden dejar de saber que, antes de ser encontrado muerto con una bala en la cabeza, se había quejado de que «la mafia judía» iba a por él[31].
Y, por supuesto, hay que añadir a la ecuación el historial criminal de Israel durante los últimos sesenta años. Gracias a Ronen Bergman, autor de Rise and Kill First: The Secret History of Israel’s Targeted Assassinations, sabemos que los servicios secretos israelíes nunca han tenido ninguna inhibición a la hora de eliminar a cualquiera percibido como una amenaza para la seguridad nacional de Israel, especialmente cuando se trata de la hegemonía nuclear de Israel en Oriente Próximo. Bergman aprendió de los propios asesinos porque, escribe, «actos que en otros países podrían avergonzarse de admitir son, en cambio, motivo de orgullo para los israelíes»[32].
Ahora sabemos mucho más de lo que Stone y DiEugenio podían saber cuando se involucraron por primera vez en la investigación del asesinato de Kennedy. Pero los que entendían el poder de Israel en aquel entonces ya tenían una pista. En marzo de 1992, comentando críticamente la película de Stone JFK, el congresista estadounidense Paul Findley señaló en el Washington Report on Middle East Affairs:
Es interesante —pero no sorprendente— notar que en todas las palabras escritas y pronunciadas sobre el asesinato de Kennedy, la agencia de inteligencia de Israel, el Mossad, nunca ha sido mencionada. … en esta cuestión, como en casi todas las demás, los reporteros y comentaristas americanos no se atreven a poner a Israel bajo una luz desfavorable, a pesar del hecho obvio de que la complicidad del Mossad es tan plausible como cualquiera de las otras teorías.
Tres años más tarde, Mike Piper llenó el vacío con Juicio final: El eslabón perdido de la conspiración del asesinato de JFK (ampliado en cinco ediciones hasta 2005). Su trabajo ha sido ignorado por la mayoría de los investigadores, pero en 2013, el historiador Martin Sandler (escúchelo aquí) lo mencionó en su preciosa edición de The Letters of John F. Kennedy, para introducir la carta de Kennedy a David Ben-Gurion fechada el 18 de mayo de 1963:
El autor Michael Collins Piper acusó a Israel del crimen. De todas las teorías conspirativas, sigue siendo una de las más intrigantes. Lo que es indiscutible es que, aunque se mantuvo fuera del ojo de la prensa y del público, se había desarrollado una amarga disputa entre el primer ministro israelí David Ben-Gurion, que creía que la supervivencia de su nación dependía de que alcanzara la capacidad nuclear, y Kennedy, que se oponía vehementemente a ello[33].
En su carta anterior a Kennedy, fechada el 12 de mayo, Ben-Gurion había asegurado a Kennedy que los egipcios «quieren seguir el ejemplo nazi», y rogó: «Sr. Presidente, mi pueblo tiene derecho a existir… y esta existencia está en peligro»[34]. También hizo una extraña digresión sobre el rey jordano Hussein: «siempre existe el peligro de que una sola bala acabe con su vida y su régimen»[35].
Laurent Guyenot, 21 de enero de 2023
Fuente: https://www.unz.com/item/jfk-and-americas-destiny-betrayed/#footnoteref_36
Traduccion Red Internacional
NOTAS
[1] DiEugenio, «Dodd and Dulles vs. Kennedy in Africa», 15 de febrero de1999, última modificación 16 de octubre de 2016, www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-articles/dodd-and-dulles-vs-kennedy-in-africa
[2] «DiEugenio at the VMI seminar», 16 de septiembre de 2017, www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-articles/jim-dieugenio-at-the-vmi-seminar
[3] DiEugenio, “Introduction to JFK’s Foreign Policy: A Motive for Murder,” 22 de diciembre de 2014, www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-articles/introduction-to-jfk-s-foreign-policy-a-motive-for-murder
[4] «DiEugenio at the VMI seminar», 16 de septiembre de 2017, www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-articles/jim-dieugenio-at-the-vmi-seminar
[5] James Norwood, «Edmund Gullion, JFK, and the Shaping of a Foreign Policy in Vietnam», 8 de mayo de 2018, www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-articles/edmund-gullion-jfk-and-the-shaping-of-a-foreign-policy-in-vietnam
[6] James Douglass, JFK and the Unspeakable: Why He Died and Why It Matters, Touchstone, 2008, pp. 107, 102.
[7] Citado en «DiEugenio en el seminario VMI», 16 de septiembre de 2017, www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-articles/jim-dieugenio-at-the-vmi-seminar
[8] DiEugenio, «Deconstructing JFK: A Coup d’État over Foreign Policy?» 14 de enero de 2021, covertactionmagazine.com/2021/01/14/deconstructing-jfk-a-coup-detat-over-foreign-policy/
[9] DiEugenio, «Nasser, Kennedy, the Middle East, and Israel», 22 de octubre de 2020, www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-articles/nasser-kennedy-the-middle-east-and-israel
[10] DiEugenio, “Introduction to JFK’s Foreign Policy: A Motive for Murder,” 22 de diciembre de 2014, www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-articles/introduction-to-jfk-s-foreign-policy-a-motive-for-murder
[11] Peter Dale Scott, Deep Politics and the Death of JFK, University of California Press, Berkeley, 1993, pp. 30-33.
[12] David Halberstam, The Best and the Brightest, Random House, 1972, pp. 156-162.
[13] John K. Galbraith, «Exit Strategy – In 1963, JFK ordered a complete withdrawal from Vietnam», Oct/Nov 2003, www.bostonreview.net/articles/galbraith-exit-strategy-vietnam/
[14] Joan Mellen, Blood in the Water: How the US and Israel Conspired to Ambush the USS Liberty, Prometheus, 2018, p. 32.
[15] Película de la conferencia de prensa de De Gaulle en fresques.ina.fr/de-gaulle/fiche-media/Gaulle00139/conference-de-presse-du-27-novembre-1967 a 41 min.
[16] Avner Cohen and William Burr, «Concerned About Nuclear Weapons Potential, John F. Kennedy Pushed for Inspection of Israel Nuclear Facilities», 21 de abril de 2016, nsarchive.gwu.edu/briefing-book/nuclear-vault/2016-04-21/concerned-about-nuclear-weapons-potential-john-f-kennedy and «The Battle of the Letters, 1963: John F. Kennedy, David Ben-Gurion, Levi Eshkol, and the U.S. Inspections of Dimona», 2 de mayo de 2019, nsarchive.gwu.edu/briefing-book/nuclear-vault/2019-05-02/battle-letters-1963-john-f-kennedy-david-ben-gurion-levi-eshkol-us-inspections-dimona
[17] DiEugenio, «Nasser, Kennedy, the Middle East, and Israel», 22 de octubre de 2020, www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-articles/nasser-kennedy-the-middle-east-and-israel Para mças detalles, véasela reseña de DiEugenio del libro de Roger Mattson Stealing the Atom Bomb (2016), «How Israel Stole the Bomb», 11 de septiembre de 2016, en consortiumnews.com/2016/09/11/how-israel-stole-the-bomb/ Lea también la reseña de DiEugenio del libro deMonika Wiesak America’s Last President.
[18] John Newman, Where Angels Tread Lightly: The Assassination of President Kennedy, volumen 1, auto-pblicado, 2017, p. xx; repetido en vol. 2, Countdown to Darkness, y en vol. 3, Into the Storm.
[19] Palabras de DiEugenio: «En su nuevo epílogo para esta edición de 2008, Newman explica por qué sólo alguien que a) comprendía el funcionamiento interno del estado de seguridad nacional, y b) comprendía y controlaba los archivos de Oswald, podría haber ideado algo tan sobrehumanamente complejo como este plan. Una en la que la propia conspiración contenía en realidad las semillas que harían brotar el encubrimiento» (DiEugenio, «ohn Newman, Oswald and the CIA (re-issue)», 1 de septiembre de 2008, en www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-reviews/newman-john-oswald-and-the-cia-re-issue.
[20] LBJ en una conversación con el senador Richard Russell el 29 de noviembre de 1963, citado en Douglass, JFK and the Unspeakable, op. cit., p. 83.
[21] John Newman, Where Angels Tread Lightly, op. cit., p. xx.
[22] Phillip Nelson, LBJ: The Mastermind of JFK’s Assassination, XLibris, 2010, p. 377-378
[23] Douglass, JFK and the Unspeakable, op. cit., p. 81.
[24] DiEugenio, «Deconstructing JFK: A Coup d’État over Foreign Policy?» 14 de enero de 2021, covertactionmagazine.com/2021/01/14/deconstructing-jfk-a-coup-detat-over-foreign-policy/
[25] DiEugenio, «Nasser, Kennedy, the Middle East, and Israel», 22 de octubre de 2020, www.kennedysandking.com/john-f-kennedy-articles/nasser-kennedy-the-middle-east-and-israel
[26] «C. David Heymann», en spartacus-educational.com/JFKheymann.htm
[27] William Kunstler, My Life as a Radical Lawyer, Carol Publishing, 1994, p. 158.
[28] Michael Collins Piper, Final Judgment: The Missing Link in the JFK Assassination Conspiracy, American Free Press, 6th ed., 2005, capítulo 15, pp. 247-269.
[29] Natasha Mozgovaya, «Prominent Jewish-American politician Arlen Specter dies at 82», Haaretz, 14 de octubre de 2012, www.haaretz.com/jewish/arlen-specter-dies-at-82-1.5192779.
[30] Que los disparos procedían del Dal Tex lo sugirió Jim Garrison en su entrevista para Playboy de octubre de 1967, p. 165-166, ia801307.us.archive.org/20/items/JimGarrisonPlayboyInterview/Jim-Garrison-Playboy-Interview.pdf.
[31] Informe policial en fr.scribd.com/document/258263723/Police-report-on-sucide-of-de-Mohrenschildt; Su mujer confirmó a Jim Marrs que su marido pensaba que «la mafia judía y el FBI» iban a por él: Jim Marrs, Crossfire: The Plot that Killed Kennedy, Carroll and Graf, 1989, p. 285.
[32] Ronen Bergman, Rise and Kill First: The Secret History of Israel’s Targeted Assassinations, John Murray, 2019, p. xv.
[33] Martin Sandler, The Letters of John F. Kennedy, Bloomsbury Publishing, 2013, p. 333. Escuche a Sandler sobre este tema en www.c-span.org/video/?c4547313/user-clip-jfk-gurion-mossad-dimona
[34] Avner Cohen, Israel and the Bomb, Columbia UP, 1998, pp. 109 and 14.
[35] Citado en Monika Wiesak, America’s Last President: What the World Lost When It Lost John F. Kennedy, auto-publicado, 2022, p. 214