Trump se burla de la fantasía imperial de Europa – por Vicky Peláez

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Durante la reciente conmemoración en Francia de los 100 años del fin de la Primera Guerra Mundial, que dejó 10 millones de muertos, las autoridades francesas lanzaron la idea de convertir Europa en un “imperio pacífico” protegido por un “ejército real europeo”.

 

“Los fuertes hacen lo que quieren y los débiles sufren lo que tienen que sufrir”.

(Tucídides, 460 a.C.-395 a.C., ‘Diálogo de los medios’)

 

La intención era defenderse así “no solo de Rusia y China, sino también de EEUU”. Las declaraciones causaron gran revuelo a nivel internacional.

Las aspiraciones francesas sorprendieron a más de 60 líderes mundiales participantes en el Foro de la Paz Armisticio de 1918, menos al presidente estadounidense, el ’emperador’ actual del único autoproclamado imperio, Donald Trump, quien no pudo reaccionar en seguida a lo que proponía su colega galo, Emmanuel Macron. Trump no tenía los audífonos conectados al oído, habida cuenta de la escasa importancia que le daba al aspirante a líder de un nuevo ‘imperio’.

 

​Al día siguiente, después de que los asesores del presidente estadounidense, entre ellos el de Seguridad Nacional, John Bolton, apodado el ‘Príncipe de la oscuridad’, le explicaran a Trump el contenido del discurso de Macron, el líder de EEUU replicó disgustado.

En su famosa cuenta de Twitter, Trump recalcó, burlándose de las ambiciones imperiales de Macron que, en términos históricos, Europa fue su propio peor enemigo y que, mientras “Macron está sugiriendo formar su propio ejército para proteger Europa de EEUU, China y Rusia, fue Alemania” la que inició la Primera y Segunda guerras mundiales”. “Los franceses estaban ya aprendiendo alemán cuando vino EEUU”, concluyó su tuit Trump, quien recordó a los europeos: “¡Paguen por la OTAN o no!”.

​La idea de crear un ejército europeo ya estaba en discusión en la UE desde hacía más de cinco años. Alemania fue una de las iniciadoras de esta propuesta. Sin embargo, fue el presidente Macron quien se atrevió a nombrar las cosas por su nombre, señalando a EEUU como un posible futuro peligro para Europa. Rusia y China fueron agregadas en esta lista de potenciales enemigos prácticamente de relleno para no disgustar del todo a Washington.

París, Berlín y Bruselas saben perfectamente que ni Rusia ni China estarían interesadas en un conflicto bélico o económico con la Unión Europea, mientras que EEUU es el propulsor actualmente de la ‘guerra de aranceles’ contra el viejo continente.

Los líderes europeos son conscientes, aunque no lo están mostrando abiertamente, de que han sido utilizados por Washington como sus peones en las guerras en Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia, Siria y Somalia, derramando la sangre de franceses, alemanes y polacos para proteger los intereses geopolíticos y geoeconómicos de EEUU a costa de los suyos propios.

En realidad, EEUU nunca ha sido socio de la UE ni su aliado, pues ha tratado al viejo continente simplemente como su protectorado. Después de terminar la Segunda Guerra Mundial, Washington ha instalado en Europa más de 70 bases con cerca de 80.000 soldados estadounidenses. El exministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, declaró en febrero pasado que era hora para Alemania y Europa de iniciar su propia agenda, dado que “EEUU ya no está tomando al mundo como una comunidad global, sino como una arena de combate donde cada uno busca su ventaja” (Fórum sobre la Política Exterior, Berlín, febrero de 2018).

Lo que no quiso añadir Sigmar Gabriel ni ningún otro político europeo en el poder fue que la protección y la defensa de Europa que asumió EEUU supuestamente después de 1945 y de la que hablan sin cansancio los dirigentes de turno de Washington ha sido un mito creado por los medios de comunicación del país.

Su protección consiste en el establecimiento de un control imperial sobre sus aliados de momento, y lo está ejerciendo EEUU casi a la perfección. La OTAN la creó EEUU, según su primer secretario general, el británico Lord Ismay, “para mantener dentro [en Europa] a los norteamericanos, fuera a los rusos y abajo a los alemanes” (Joseph Nye, ‘The Paradox of American Power’, 2002, p.33).

Washington necesita mantener la OTAN en funcionamiento para utilizar en algún momento a sus 29 países ‘aliados’ como ‘carne de cañón’ en una deseada pero no real guerra contra Rusia. Por eso, el Pentágono no escatima en pagar el 72% del presupuesto de la organización, donde gasta no menos de 300.000 millones de dólares al año. También el gran beneficiado de la OTAN es el complejo industrial-militar norteamericano, que vende sus misiles Patriot, cazas de combate F-35, etc. El presidente francés Charles de Gaulle entendió claramente que ningún país miembro de la OTAN bajo el dominio del Pentágono podría considerarse como un Estado soberano y ordenó la salida de Francia de la Alianza Atlántica en 1996.

​Francia se reincorporó a la OTAN en 2009 por iniciativa de su entonces presidente, Nicolas Sarkozy. En las actuales condiciones de dominio total de EEUU, ningún país miembro de la OTAN tiene oportunidad de salir de la alianza. Tampoco EEUU permitirá a Europa crear su propio ejército. Trump enfatizó claramente en uno de sus tuits que la alocución de Macron de la necesidad de “tener un ejército europeo” para protegerse de EEUU y a la vez establecer “un diálogo real respecto a la seguridad mutua” con Rusia era “una insolencia intolerable”. Con estas dos palabras, Donald Trump mostró que no hay espacio para la existencia de algún otro imperio.

También durante todos los actos de conmemoración en Francia, los líderes de más de 60 países que estaban presentes se dieron cuenta de que la atención central se posó no tanto en Emmanuel Macron y en el acontecimiento en sí, sino en Donald Trump y Vladímir Putin. A diferencia del mandatario estadounidense, el líder ruso considera la creación de un ejército independiente europeo como “un proceso positivo que reforzaría el mundo multipolar”.

Putin comentó también que la misma idea tuvo Jacques Chirac, que consideraba que “Europa es una formación económica potente que quiere ser independiente y soberana en términos de defensa y seguridad nacional”. Para Rusia, la soberanía militar de Europa fortalecería el mundo multipolar al aumentar los centros del poder.

En la interpretación de los estrategas rusos, cuantos más centros independientes de poder existan, más difícil será desatar una guerra por el país que se considera a sí mismo el dueño del mundo: Estados Unidos. El periodista norteamericano Sean D. Naylor escribió hace poco que, después de 17 años de lucha contra el terrorismo y la insurgencia, el Pentágono está cambiando su estrategia y pone más atención en los conflictos de mayor intensidad debido a los peligros que representan para la seguridad nacional países como Rusia, China, Irán y Corea del Norte.

La preparación en la Academia Militar West Point está concentrada principalmente en Rusia, que está considerada por el Pentágono como el enemigo principal de EEUU. En la percepción de los estrategas militares estadounidenses, las tropas tienen que estar preparadas tanto para la guerra de alta intensidad como de baja intensidad (Yahoo News, 30 de octubre 2018).

​No obstante, todas estas doctrinas y tácticas se quedan más en la retórica de lo que se aplican a la realidad. Porque hasta los más ardientes halcones norteamericanos saben perfectamente que no se puede atacar a Rusia militarmente por razones de autopreservación. Rusia tiene armas nucleares y una alta capacidad de defensa y respuesta. El vehículo hipersónico de deslizamiento Avangard vuela a 24.700 km/h o, lo que es lo mismo, a cuatro millas por segundo. El Avangard, lanzado desde territorio ruso, podría alcanzar Washington en 15 minutos y no podría ser interceptado por ningún sistema existente en el planeta, dado que vuela rodeado de una nube de plasma, como un meteorito, según el jefe del Comando Estratégico de EEUU, el general John Hyten.

Entonces, lo que le queda a EEUU es seguir amenazando a Rusia, aplicando sanciones, presionándola militar y psicológicamente, rodeando el país de bases militares, provocándola mediante sus obedientes ‘aliados’ de su protectorado europeo, financiando la quinta columna de liberales dentro del territorio ruso y soñar siempre con lograr su sumisión.

 

Su protectorado europeo es su brazo derecho en esta lucha contra Rusia. Estados Unidos jamás dejaría ser libres e independientes a los europeos, por mucho que quieran algunos de estos 29 países miembros de la OTAN. Para ello, Washington dispone de tratados y cláusulas secretas, emplea el chantaje, recopila permanentemente información sobre sus líderes y amenaza también a los descontentos haciendo uso de sus servicios secretos.

​El exdirector del Servicio de Contrainteligencia Militar de Alemania (MAD), general en retiro Gerd-Helmut Komossa, reveló en su libro ‘Die Deutsche Card’ (2007) que Zbigniew Brzezinski definió a Europa como un ‘vasallo estadounidense’. El general Komossa, considerado en Alemania como un “soldado que sabe pensar políticamente”, hizo referencia en su libro al tratado firmado el 21 de mayo de 1949 entre EEUU y la República Federal de Alemania, cuyo propósito era restringir la soberanía de Alemania hasta 2099.

Según este tratado secreto, cada nuevo canciller alemán tenía que firmar el Acta de Canciller. Este tratado establece también que los medios de comunicación germanos estarían bajo el control norteamericano. El periodista alemán Udo Ulfkotte lo confirmó en su libro ‘Journalists for Hire: How the CIA buys the News’ (2017).

Todos estos hechos indican que el vasallaje europeo será muy difícil de terminar, pues se necesita una fuerte voluntad popular que no existe actualmente en la Unión Europea.

Vicky Peláez, 15 noviembre 2018
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