El CERN suspende a un prestigioso físico por llevar la contraria al feminismo izquierdista
Vivimos malos tiempos para la libertad de expresión. Ni siquiera se salva el mundo científico, amenazado por la censura de la corrección política igual que otros campos profesionales.
Strumia expuso datos estadísticos fácilmente comprobables
Si hace unos meses ya quedó en evidencia que en el ámbito de las matemáticas ya no hay sitio para el pensamiento científico allí donde se impone el feminismo, ahora le toca a la física. El 28 de septiembre, el prestigioso físico italiano Alessandro Strumia dio una conferencia en el primer taller de la CERN (la Organización Europea para la Investigación Nuclear) sobre “Teoría de la Alta Energía y Género”. Strumia expuso una serie de datos en los que exponía que, estadísticamente, las mujeres prefieren las carreras de humanidades a las carreras científicas o jurídicas, además de a profesiones como la construcción, los transportes, la minería, etc. Son hechos estadísticos que se pueden comprobar en cualquier país, incluso en los que más presumen de igualitarios.
Strumia afirma que la física “no depende de la nación, raza o sexo”
Una de las frases de su conferencia que más polémica levantó fue la siguiente: “La física fue inventada y construida por hombres, no es por invitación”. ¿Mentía, acaso? También señaló que científicas como Marie Curie fueron “bienvenidas después de mostrar lo que podían hacer”. Frente a lo que calificó como la “Teoría del pensamiento dominante”, que trata de convencernos de que existe un “privilegio blanco masculino herero”, que hay “microagresiones”, que los “hombres movilizan sus masculinidad en su apoyo”, y que “el acoso sexual llega a niveles epidémicos”, Strumia opuso lo que denominó como “Teoría conservadora”, a la que atribuye este planteamiento: “La física es una comunidad de interés, optimizada para entender la naturaleza. La física no depende de la nación, raza o sexo. Está abierta a la buena gente de cualquier procedencia“. Strumia recordó que la física era internacional cuando la “cultura” servía al nacionalismo.
Strumia denuncia las discriminaciones que se están haciendo contra los hombres
Strumia puso como ejemplo de la “Teoría del pensamiento dominante” a la feminista Sandra Harding, que considera que la ciencia, especialmente la física, no sólo es “sexista” sino también “racista”, y que existe una amplia discriminación hacia las mujeres en citas, conferencias y contratos. Por el contrario, Strumia señaló que según la “Teoría conservadora”, algunos grupos “están representados en exceso porque tienen un rendimiento excesivo. El interés y la habilidad no se distribuyen de manera uniforme”, como muestran las estadísticas, y que “las personas más inteligentes están menos afectadas por sesgos implícitos, trampas, etc.”
Además de exponer datos estadísticos que respaldan la “Teoría conservadora”, Strumia puso ejemplos de que actualmente son los hombres los que están sufriendo discriminaciones en carreras científicas: la decisión de la Universidad de Oxford de dar más tiempo en los exámenes para beneficiar las mujeres (en esta institución académica, un 47% de los hombres y un 37% de las mujeres consiguen títulos de primer grado); la gratuidad y descuentos en los estudios científicos en Italia para las mujeres que los elijan, en un intento de aumentar el número de chicas que optan por estas carreras; las diversas becas científicas dirigidas sólo a mujeres; la reserva de plazas exclusivas para mujeres en puestos de lectura y profesorado científico en la Universidad de Melbourne; la contratación preferente de mujeres en facultades científicas en EEUU; etc.
“Los hombres hacen los peores trabajos, y son el 95% de las muertes laborales”
Finalmente, Strumia se atrevió a cuestionar uno de los dogmas del feminismo izquierdista: “La existencia de cuotas en los mejores trabajos no es igualdad”. Y recordó, así mismo, otro hecho fácilmente comprobable en términos estadísticos: “Los hombres hacen los peores trabajos, y son el 95% de las muertes laborales.” Strumia fue un paso más allá, y señaló lo que es fácilmente deducible siguiendo los libros de historia: que la “Teoría del pensamiento dominante” es “marxismo cultural”. Recordemos que los planteamientos del actual feminismo izquierdista fueron elaborados por comunistas como Simone de Beauvoir y Shulamith Firestone. Strumia señaló, así mismo: “Algunos políticos sobrevivieron hasta 1989 promoviendo una victimocracia de ‘minorías’ y el silenciamiento al que no está de acuerdo con su ideología. ‘Equidad’ degenerada en ‘género’”. Además, el físico italiano añadió: “La física no es sexista contra la mujer. Sin embargo, la verdad no importa, porque es parte de una batalla política que viene del exterior. No está claro quién ganará”.
El CERN da la razón al físico italiano y le suspende de su empleo
Después de esa conferencia, el CERN ha decidido darle la razón a Strumia suspendiéndole de su empleo, a la espera de una investigación. La Universidad de Pisa, en la que Strumia es profesor, y el European Research Council también han iniciado investigaciones contra él. Y todo por decir verdades como puños y por expresar opiniones legítimas en una conferencia científica. Como ya he señalado más arriba, ni el debate científico se salva ya de la férrea censura que están imponiendo las distintas franquicias de la corrección política. Hay determinadas verdades que ya no se pueden decir, ni aunque las avale la ciencia, porque ciertos colectivos usan el victimismo como excusa para censurar toda opinión que no es de su agrado.
Esto ya no tiene nada de igualdad, ni de lucha contra la discriminación, ni de inclusividad ni de tolerancia. Lo que está haciendo la corrección política es lo mismo que pretendía el comunismo: tapar la boca al que discrepa. Se han limitado a pintar la mordaza de otro color, adornándola con palabras como las citadas, para que la gente no se dé cuenta de que están pisoteando nuestras libertades. Pero el caso es que ya están llegando a tales extremos que ya es difícil disimular que lo que nos están imponiendo se parece cada vez más a las sociedades comunistas atemorizadas por la Stasi o la KGB, que a una sociedad verdaderamente democrática.
Elentir, 3 octubre 2018