¿Pandemia viral o escena del crimen? – por Gilad Atzmon

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Recientemente hemos oído decir a médicos de primera línea que la actual crisis sanitaria mundial es algo para lo que no han sido formados, ni comprenden plenamente el espectro de síntomas que encuentran en los hospitales y centros de emergencia.  A principios de esta semana, el Dr. Cameron Kyle-Sidell, médico de urgencias afiliado al Centro Médico Maimonides (Brooklyn), publicó dos vídeos perspicaces en los que instaba a los profesionales de la salud a reconocer que COVID-19 no causa ninguna forma de neumonía.  En cambio, el virus causa una condición de privación de oxígeno, y los ventiladores, tal como se usan actualmente, pueden causar más daño que beneficio a algunos pacientes.

Lo que el Dr. Kyle-Sidell sugiere es un cambio de paradigma en la percepción de la endemia actual. Kyle-Sidell no está solo, los pocos doctores que se permiten discutir la situación de manera crítica admiten que la ciencia médica está perpleja por el virus.

Podríamos suponer que si el virus que está en el centro de la actual epidemia fuera un mal desagradable de la “madre naturaleza” estaríamos en condiciones de poder rastrear su evolución. Probablemente habríamos visto la aparición gradual de algunos de los nuevos síntomas que han cogido desprevenido a nuestro establishment médico. No parece que esto haya sucedido. En opinión de muchos médicos, la nueva enfermedad tiene una categoría propia. Es una novedad.

Esto significa que es posible que el virus de la Corona no haya sido creado por la naturaleza, sino por criaturas que se creen más grandes que la naturaleza.

A la luz de lo anterior, propongo mi cambio de paradigma, que es probablemente más radical que el que el Dr. Kyle-Sidell pudo haber tenido en mente.

Como no conocemos su procedencia, deberíamos tratar la actual epidemia como un acto potencialmente criminal, así como un evento médico. Debemos comenzar la búsqueda de los perpetradores que pueden estar en el centro de este posible crimen de proporciones genocidas globales.

Mientras que el diagnóstico médico se define por:

1. Una determinación de la naturaleza de la causa de una enfermedad.

2. una descripción técnica concisa de la causa, naturaleza y/o manifestaciones de los síntomas.

Las investigaciones criminales se centran principalmente en el elemento humano. El investigador criminalista trata de determinar los métodos, motivos e identidades de los delincuentes y la identidad de las víctimas, y también puede buscar e interrogar a los testigos del crimen.

Tratar el virus de la Corona como un delito significaría buscar a los posibles delincuentes: personas, instituciones o Estados que pueden haber creado el virus letal como parte de un programa de investigación o, más directamente, como agente de la guerra biológica.

Los organismos encargados de hacer cumplir la ley suelen asignar docenas de investigadores, oficiales, detectives y agentes para desenmarañar un solo homicidio. Es de esperar que, tras la muerte de decenas de miles de personas en todo el mundo, todas las fuerzas policiales, el gobierno y los organismos de inteligencia unan sus fuerzas para tratar de identificar al posible culpable o culpables en el origen de la crisis del coronavirus. Podríamos estar ante  un evento negligente o criminal a escala masiva.

Mientras que los científicos y los expertos médicos encuentran difícil explicar exactamente cómo funciona el Covid-19 o cómo se produjo, algunas voces críticas dentro de la comunidad científica y los medios de comunicación disidentes han señalado explicaciones alternativas que parecen más explicativas que cualquier cosa que todo el pensamiento medical convencional haya ofrecido hasta ahora.

Algunos afirman que las radiaciones G5 son el meollo de la nueva epidemia. No tengo ninguna intención, ni estoy en condiciones de comentar el tema, sin embargo, teniendo en cuenta la magnitud de la muerte a la que nos enfrentamos, una investigación penal podría tener que examinar detenidamente esa posibilidad: identificar el peligro, determinar el posible motivo y localizar a los benefactores financieros así como a los beneficiarios.

Varios científicos han comentado que laboratorios y centros de investigación se han dedicado al estudio de los virus corona y han experimentado con modelos que se asemejan al virus actual. Concretamente, algunos han señalado un laboratorio de Carolina del Norte que experimentó con los virus extraídos de murciélagos en 2015.

En 2015, USA Today publicó una amplia investigación relacionada con los problemas  de seguridad en los laboratorios biológicos de América y otros lugares. “Frascos  de bacterias bioterroristas han desaparecido. Ratones de laboratorio infectados con virus mortales han escapado, y se han encontrado roedores salvajes haciendo nidos con los desechos de la investigación. El ganado infectado en los experimentos de vacunas de una universidad fue enviado repetidamente al matadero y su carne fue vendida para consumo humano. Los equipos destinados a proteger a los trabajadores de laboratorio contra los  virus mortales  como el Ébola y la gripe aviar han fallado, repetidamente”. Los medias  estadounidenses revelaron  que “en los últimos años se han producido cientos de errores de laboratorios, violaciones de la seguridad, incidentes y situaciones peligrosas en laboratorios biológicos de un océano a otro, poniendo en peligro a los científicos, a sus colegas y a veces incluso a las poblaciones”.  Naturalmente, los fallos de seguridad en los laboratorios biológicos no son sólo un problema únicamente americano. “Un pequeño y mortal brote de síndrome respiratorio agudo severo en China en 2004 fue atribuido a los empleados  del laboratorio del Instituto Nacional de Virología de Beijing. En 2007, un brote de fiebre aftosa entre el ganado en Inglaterra que requería el sacrificio de los rebaños se atribuyó a fugas en las tuberías de drenaje de un complejo de investigación cercano”.

En 2014 el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos retiró su financiación de los experimentos de ganancia de función (GOF) relacionados con los virus de la gripe, el SARS y el MERS. La ganancia de función implica la activación de mutaciones para cambiar el producto del gen para mejorar su efecto o para que sus acciones normales sean reemplazadas por una función diferente y anormal. Aparentemente, la moratoria del Instituto Nacional de Salud terminó el 19 de diciembre de 2017 cuando los EE.UU. anunciaron que volverían a financiar los experimentos americanos de ganancia de función que incluyen a estos virus. Esto significa que desde 2017 algunos laboratorios americanos han estado experimentando con el virus Corona; creando mutantes con el apoyo financiero del gobierno.

Tratar la pandemia del virus de la Corona como un crimen debería incluir una visita del FBI a la oficina del Instituto Nacional de Salud y una cuidadosa revisión de todos los archivos relacionados con los laboratorios americanos que realizan experimentos del GOF con el virus de la Corona. Este procedimiento de investigación debe ser efectuado en cada región y país del mundo que haya participado en experimentos del GOF.

Tan pronto como el virus Corona se convirtió en el nuevo desastre, Dany Shoham, un ex oficial de inteligencia militar israelí, se apresuró a señalar al programa de bioguerra de China como un posible originador del virus.

Actualmente, con la excepción del Presidente Trump y su acólito Pompeo, no muchos están convencidos de que el Covid-19 sea un virus chino (como Trump se refiere a él cuando quiere contrariar a los progresistas). Una investigación criminal tendría que examinar los laboratorios chinos y también los rusos, británicos, franceses, alemanes, etc. y sus registros de seguridad. También debería verificar si Dany Shoham tenía alguna prueba de su afirmación sobre China o si estaba intentando desviar la atención de otro posible sospechoso en este asunto de Corona.

Israel, con sus extensos laboratorios de guerra biológica e instalaciones de armas de destrucción masiva también debe de someterse a un examen minucioso.

Durante su primer mandato como líder de Israel, el Sr. Netanyahu autorizó un arriesgado intento de asesinar a la estrella emergente palestina y líder de Hamas, el Sr. Khaled Meshaal en la capital jordana, Amman. Cinco agentes del Mossad, haciéndose pasar por turistas canadienses, fueron enviados a Amman. Le tendieron una emboscada al Sr. Meshaal en una esquina de la calle y le rociaron veneno en su oído izquierdo, esperando a que muriera en 48 horas.

Pero su plan salió mal. Uno de los guardaespaldas de Meshaal persiguió a los dos agentes del Mossad que habían llevado a cabo la operación y, con la ayuda de un oficial del Ejército de Liberación Palestina que pasaba por allí, logró capturarlos.

En lugar de escapar por la frontera como habían planeado, el resto del equipo del Mossad quedó atrapado en la embajada israelí en Amman. Al Sr. Netanyahu no le quedó otra opción que negociar con el Rey Hussein de Jordania y suplicar el regreso de sus asesinos. El rey, que se estaba muriendo de cáncer, condujo una dura negociación. Israel tenía que suministrar inmediatamente el antídoto para el veneno que estaba matando al Sr. Meshaal. Netanyahu también tuvo que aceptar la liberación de nueve jordanos y sesenta y un prisioneros palestinos, entre ellos el jeque Ahmed Yassin, el líder espiritual de Hamas y en ese momento, el enemigo más odiado de Israel.

Pero aquí está la asombrosa pieza de esta saga. El veneno utilizado por Israel es un veneno de acción lenta pero letal, que cierra gradualmente el centro respiratorio del cerebro, conduciendo a la muerte. El médico que revivió a Meshaal describió su condición como una deficiencia de oxígeno respiratorio. Hasta la fecha, no está claro qué tipo de agente fue utilizado por el Mossad contra Meshaal, pero se conocen algunos hechos. Israel empleó un agente biológico/químico con efecto respiratorio. Israel poseía el antídoto de su agente letal. Benjamín Netanyahu, como Primer Ministro israelí, autorizó el asesinato chapucero y el uso de un arma biológica/química.

Israel no es signatario de la Convención sobre Armas Biológicas. Se supone en general que el Instituto de Investigaciones Biológicas de Israel en Ness Ziona desarrolla vacunas y antídotos para la guerra química y biológica. En 2012 Haaretz escribió sobre el laboratorio Ness Ziona que es una “institución que muy rara vez se encuentra en las noticias, y cuando lo hace, suele ser debido a alguna controversia u otra”. Según fuentes israelíes, el instituto desarrolla productos farmacéuticos, vacunas, tratamientos y anticuerpos para proteger a los israelíes de las armas químicas (gas) o biológicas. Eso junto con sus proyectos de investigación civil”. Haarertz continúa, “según informes extranjeros, también desarrolla armas químicas y biológicas. Uno de estos informes decía que los científicos del instituto habían desarrollado el veneno que se suponía que había eliminado al líder político de Hamas, Khaled Meshaal, en el fallido ataque del Mossad contra él en Amman en 1997”.

Cualquier detective que examine el laboratorio de Ness Ziona tendrá que averiguar por qué el instituto israelí ha  avanzado en el desarrollo de una vacuna Covid-19. De acuerdo con la prensa israelí, una nueva vacuna contra el virus de la corona ya está siendo probada en el instituto.

Ness Ziona no está solo al frente de la carrera de la vacuna Corona. Migal, otra compañía israelí, anunció a finales de febrero que una vacuna estaba casi preparada. Los detectives deben averiguar si Migal, como otros laboratorios del mundo, es un entorno seguro y que no fue en el laboratorio de Galilea donde un pequeño pero vicioso virus escapó de sus guardianes.

La revista Foreign Policy reveló hace tres semanas que la temprana aparición del virus Corona en Irán, que enfermó a los líderes gubernamentales y militares, hizo que algunos funcionarios iraníes creyeran que el virus Corona era parte de una “campaña militar biofar americano-sionista” contra su república y sus líderes. 

No estoy en posición de presentar pruebas incriminatorias contra ninguna persona, institución o Estado, no es mi trabajo ni mi deseo hacerlo. Soy un escritor, no un detective. Sin embargo, sostengo que evaluar la crisis de corona como un crimen puede hacer que aquellos que planean sobrevivir a la pandemia se sientan un poco más seguros en un mundo que hace mucho tiempo ha perdido su camino.

Gilad Atzmon, 11 abril 2020

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