Reconocer las “Armas de migración masiva” o ‘legitimar’ a “Israel” – por Andrew Korybko

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Una profunda división se ha creado artificialmente separando a la Comunidad de la Resistencia, a raíz de la cuestión de si existen o no las “Armas de migración masiva” de Kelly M. Greenhill. El investigador de Harvard demostró en su libro del mismo nombre, de 2010, que ha habido al menos 56 casos de estados que han generado, provocado, y explotado a propósito oleadas masivas de migración humana como medio para promocionar sus respectivas políticas, y observadores perspicaces han señalado que la actual crisis migratoria tiene un sorprendente parecido estructural con esta estrategia.

Por otro lado, algunos auto-proclamados “antiimperialistas” “izquierdistas” han vilipendiado a todo aquel que se atreve a sugerir una “blasfemia ideológica” tal, tachándolo de ser un “racista”, un “fascista”, o un “supremacista blanco”, fabricando de este modo una desagradable disputa que ha dividido fuertemente un movimiento otrora unificado. Ya sea intencionalmente o no, esto encaja plenamente con la estrategia estadounidense de debilitar a los movimientos de resistencia contrarios, enfrentando a sus miembros unos contra los otros, como puede demostrarse visiblemente con las paranoicas ‘cazas de brujas’ que estos radicales llevan a cabo ‘purgando’ sus filas de “fascistas” y condenando públicamente en línea a sus antiguos “camaradas”.

La Quinta guerra generacional y la Comunidad de la resistencia

Greenhill escribió de forma exhaustiva acerca de cómo esta nueva “tendencia” es sintomática de una más grande manifestación de la Quinta guerra generacional que los EE.UU. están librando contra el mundo multipolar, y en la que Washington busca provocar el fabuloso “choque de civilizaciones” que desbarataría todos los avances pragmáticos que Rusia y otros han hecho haciendo retroceder la hegemonía de los EE.UU. Es absolutamente esencial que el lector acuda al artículo “”Civilizational Aggression: Non-Western Revival And Leftist Rebranding”” con el fin de comprender las grandes razones estratégicas por las que los EE.UU. diseñaron la crisis migratoria en primer lugar, y cómo algunos de los autoproclamados ” anti-imperialistas””izquierdistas” están actuando como “tontos útiles” en la promoción de las agendas unipolares.

Una vez dicho esto, es un hecho indiscutible que uno de los principios fundamentales de la Comunidad de la resistencia es su oposición firme a “Israel” y a su ocupación durante décadas de Palestina. No hay una manera más rápida para calibrar la sinceridad de las supuestas convicciones de un individuo que preguntarle directamente si cree o no que fue legítimo el establecimiento de “Israel”. Ningún partidario genuino de la ideología de la resistencia se atrevería a afirmar que lo fue, ya que tal afirmación lo descalificaría inmediatamente a los ojos de la comunidad, y demostraría claramente que está ideológicamente equivocado o que es un provocador político. Es posible que las personas tengan un debate constructivo sobre el futuro estatus “de Israel”, pero la conversación es absolutamente necesario que parta en primer lugar del punto de partida de su creación ilegítima.

El establecimiento de “Israel” y el movimiento sionista

En consecuencia, “Israel” es intrínsecamente ilegítimo porque es la encarnación literal de las “Armas de migración masiva”, en este caso, de la migración a gran escala de judíos europeos a la colonia británica de Palestina después de la Segunda Guerra Mundial. La afluencia incontrolable de recién llegados fue completamente desestabilizadora para los palestinos locales, sin embargo, este proceso fue “legitimado” por un generalizado “complejo de culpa” derivado de la percepción de que los judíos formaban una categoría especial de víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Esta narrativa deliberadamente engañosa fue activamente sermoneada por los sionistas con el fin de ‘justificar’ geopolíticamente su visión, sostenida desde hacía mucho tiempo, y públicamente proclamada, de labrar un “Estado judío” fuera del Medio Oriente, confiando en su interpretación fundamentalista de los textos religiosos para ungirse a sí mismos como “el pueblo elegido de Dios” y “validar” sus reivindicaciones territoriales.

Los sionistas se aprovecharon de una tragedia global en la que una amplia pluralidad de millones de víctimas clasificadas por separado perdieron sus vidas, con el fin de destacar el sufrimiento de su único grupo demográfico, usando la atención prestada a su difícil situación con el fin de exigir la correspondiente y auto-interesada “restitución” geopolítica de parte de la comunidad internacional. Manipularon de forma experta el “complejo de culpa” prevalente en el período inmediatamente posterior al conflicto con el fin de llevar a cabo la agresiva migración a gran escala de sus compatriotas religiosos hacia el territorio en cuestión de Palestina, una ofensiva demográfica que poco después fue “legitimada” a posteriori a través del reconocimiento diplomático de Israel por parte de los EE.UU. y la URSS y el subsiguiente blanqueo. Sin embargo, a pesar de los cálculos de la Guerra Fría que entraron en la decisión de cada superpotencia sobre este asunto, era imposible ocultar el hecho bien documentado y fácilmente verificable de que “Israel” es el producto directo de la migración usada geopolíticamente como arma contra los palestinos.

De “antiimperialista” a facilitador imperialista

Esto devuelve la conversación al tiempo presente y a la viciosa ‘caza de brujas’ que algunos autoproclamados “anti-imperialistas” están llevando a cabo en contra de sus camaradas de la resistencia. Su obsesión por atacar a cualquier persona que despierte conciencia sobre el concepto de “Armas de migración masiva” y por vilipendiarle frenéticamente como “racista”, “fascista”, o “supremacista blanco”, proporciona una cobertura “normativa” para ‘legitimar’ el establecimiento de “Israel”. Al negar la existencia de las “Armas de migración masiva”, estos autoproclamados “anti-imperialistas” están “justificando” la creación de “Israel” al negarse a asociarlo con la agresión demográfica que fue lanzada contra los palestinos. Omitir el hecho indispensable de que “Israel” es el resultado planificado de los sionistas al promover la migración como arma, revela que estos supuestos “anti-imperialistas” en realidad sólo son facilitadores imperiales, ya sea a través de su equivocada y dogmática adhesión al marxismo cultural, o por medio de lo que razonablemente podría ser una colaboración individual voluntaria por su parte con la agenda informativa unipolar.

La elección

Teniendo en cuenta todo esto, se puede formular un simple axioma binario:

“El reconocimiento de la existencia de las “Armas de migración masiva” deslegitima a “Israel”, pero negar la existencia de “Armas de migración masiva” ‘legitima’ a ‘Israel'”.

No hay manera posible de que un autoproclamado “anti-imperialista” pueda refutar la ilegitimidad “de Israel” sin reconocer el papel fundamental que las “Armas de migración masiva” jugaron en su creación. Sólo mediante la afirmación de que existe en realidad un concepto tal como el de las “Armas de migración masiva” se puede empezar a deconstruir la narrativa impulsada por la “culpa” que ha mitificado la fundación sionista de “Israel”. Los partidarios de la resistencia bien intencionados pueden debatir entre ellos si la actual crisis migratoria es un ejemplo más de esta Quinta guerra generacional o no, pero negar con saña incluso que exista una cosa tal como las “Armas de migración masiva” es una prueba indiscutible de que las personas implicadas son un fraude y no deberían tener cabida en la Comunidad de la resistencia. No importa si son “izquierdistas” equivocados o infiltrados provocadores, si alguien se auto-describe como un “anti-imperialista”, pero se niega a reconocer que “Israel” debe su creación a las “Armas de migración masiva”, entonces contraviene de manera flagrante uno de los principios fundamentales del movimiento de la resistencia y está socavándolo desde dentro descaradamente.

Todos los miembros de la Comunidad de la resistencia nos encontramos por lo tanto ante una elección muy simple: reconocer las “Armas de migración masiva” o “legitimar” a “Israel”.

Andrew Korybko, 8 marzo 2016

Fuente

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