Volodimir Zelenski y la etnopolítica – por Thierry Meyssan
La revista Time acaba de proclamar “político del año” al presidente ucraniano Zelenski. Es de suponer que Zelenski se ganó ese título no sólo por haber prohibido –invocando la guerra– todos los partidos políticos de oposición, sino también por haber asesinado y encarcelado a quienes rechazan su política, por haber tomado el control de todos los medios de prensa, por haber prohibido la lengua rusa, por haber destruido 100 millones de libros, por haber confiscado bienes de los oligarcas –incluyendo a aquellos que financiaron su ascenso al poder–, por haber nacionalizado los bienes de inversionistas y de firmas rusas y, como colofón, por haber prohibido la iglesia ortodoxa.
Con todos esos actos, Zelenski se atiene al objetivo que los nacionalistas integristas enunciaron en el artículo 16 de la Constitución ucraniana adoptada en 1996: «preservar el patrimonio genético del pueblo ucraniano». En eso consiste la etnopolítica, es el reconocimiento de derechos a sólo a una parte de la población, basándose en su pertenencia a la “etnia ucraniana”.
La revista Time designó al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, como «personalidad del año», algo evidente, según la redacción del semanario estadounidense, que ve a Zelenski como alguien que encarna un coraje contagioso que ha permitido a su pueblo resistir la invasión rusa.
Pero en Ucrania, desde el 25 de julio, el poder ha pasado de las manos de Zelenski a las del vicepresidente del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, Oleksiy Danilov.
De hecho, el presidente Zelenski se limita a ejercer una función de vocero del régimen mientras que Danilov se encarga de redactar los decretos que él firma. Entre los dos han instaurado un régimen de terror.
El 17 y el 25 de julio, tres miembros del mencionado Consejo fueron destituidos bajo la acusación de haber cometido numerosos actos de traición denunciados por sus propios subalternos. Así fueron destituidos:
el diplomático Ruslan Demchenko; Ivan Bakanov, amigo de infancia de Zelensk y jefe del servicio de seguridad (SBU); y la fiscal general de Ucrania, Irina Venediktova, ex consejera jurídica de Zelenski.
Al referirse a esos días cruciales, Rinat Ajmetov, el hombre más rico de Ucrania antes de la guerra, ha declarado que Zelenski había acaparado el poder, todos los poderes, simulando una reforma.
El 26 de agosto, Oleksiy Danilov reveló en el canal de televisión NTA, que el Consejo de Seguridad y Defensa había adoptado un plan de defensa del país en noviembre de 2021, o sea 4 meses antes de la intervención rusa. Ese plan estaba preparado desde que Zelenski rechazó la proposición de un Minsk-3, presentada por Francia, los días 8 y 9 de diciembre de 2019. «Es un enorme documento fundamental que estipula las actividades de todos los cuerpos, sin excepción, quién debe actuar y cómo en una situación de ley marcial», precisó Danilov en Left Bank el 7 de septiembre.
Asesinato de los opositores políticos
Los asesinatos políticos son perpetrados generalmente no por los órganos gubernamentales sino por los «nacionalistas integristas». Estos pueden secuestrar o hacer desaparecer en cualquier momento a los opositores políticos, o incluso ejecutarlos directamente en plena calle y a la vista de todos. Las víctimas son, en primer lugar, periodistas o personas que ocupan cargos electivos. Y eso no es nuevo ya que esos asesinatos han venido repitiéndose desde el año 2014.
Un caso ilustrativo es el del diputado Oleg Kalachnikov, asesinado en 2015 de 11 balazos en la cabeza a la puerta de su casa. La policía nunca aclaró quién perpetró ese asesinato ni quién dio la orden de eliminar al diputado.
Pero en algunos casos ese tipo de asesinatos han sido perpetrados directamente por la seguridad ucraniana, el SBU, como la ejecución del negociador oficial Denis Kireev, abatido en Kiev a su regreso de una serie de contactos oficiales con negociadores rusos. Kireev fue baleado en plena calle, el 6 de marzo de 2022, porque haberse atrevido a mencionar ante los negociadores rusos los vínculos históricos entre Ucrania y Rusia.
Los dirigentes políticos no asumen públicamente esos actos… pero los alientan, afirmando que hay que «purificar» el país. No se trata de matar agentes de la Federación Rusa sino de liquidar a quien sea de alguna manera portador de la cultura rusa o a cualquier persona que reconozca el valor de esa cultura.
El alcalde de Kiev, el ex campeón de boxeo Vitali Klitschko, ha dado al grupo neonazi llamado C-14 la misión de descubrir y eliminar físicamente a los «saboteadores» entre los ucranianos de origen eslavo.
Procedimientos penales han sido abiertos contra ex altos responsables del Estado, como el diputado Yevhen Murayev, el ex ministro de Asuntos Interiores Arsen Avakov, el ex primer ministro Arseni Yatseniuk, el ex secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Oleksandr Turchynov y contra el ex presidente Petro Porochenko.
En este momento, el SBU está enfrascado en una campaña detenciones de numerosos civiles a los que acusa de haber colaborado con los rusos.
Prohibición de la lengua rusa
Según los Acuerdos de Minsk 2 (art. 11, nota explicativa [1]), firmados el 12 de febrero de 2015, los habitantes del Donbass debían determinar por sí mismas su lengua oficial. El 1º de septiembre de 2022, Oleksiy Danilov declaró: «Son ellos [los habitantes del Donbass] quienes deben hallar un idioma común con nosotros, no nosotros con ellos. Tenemos fronteras y si alguien no está contento con las leyes y reglas que se aplican en el territorio de nuestro país, nosotros no retenemos a nadie.»
El 21 de octubre Danilov fue todavía más claro: «La lengua rusa tendría que desaparecer completamente de nuestro territorio como elemento de propaganda hostil y de lavado de cerebro para nuestra población.»
Control de los medios
El 20 de julio, en plena crisis del Consejo de Seguridad y Defensa, Oleksiy Danilov declaró que muchas personas que solían aparecer en televisión antes de «la agresión rusa» ya no serán vistas en lo adelante: «No se sabe dónde están. El SBU hará declaraciones fuertes sobre ellas.» Danilov acusó a esas personalidades de transmitir los puntos de vista de Rusia: «Implantar esas narrativas rusas es algo muy muy peligroso. Aparentemente, tendríamos que entender lo que son esas personas. Miren, no las necesitamos. Déjenlas que se vayan, déjenlas irse a sus pantanos y croar en su lengua rusa.»
En el momento de aquella declaración, el Consejo de Seguridad y Defensa ya había puesto bajo su control todos los medios escritos y audiovisuales. Y había prohibido además un centenar de canales de Telegram calificándolos de «prorrusos».
Destrucción de 100 millones de libros rusos o en lengua rusa
El Instituto del Libro de Ucrania, que supervisa las bibliotecas públicas, recibió la tarea –el 19 de mayo, o sea antes de la crisis en el Consejo de Seguridad y Defensa– de destruir 100 milllones de libros [2].
El objetivo era destruir todos los libros de autores rusos o impresos en ruso, o simplemente impresos en Rusia. En el parlamento ucraniano se designó una comisión encargada de garantizar la aplicación de esta “depuración” intelectual. La inmensa mayoría de los libros hallados en las bibliotecas eran manuales prácticos de cocina, de costura, etc. cuya destrucción finalmente se pospuso un poco para dar la prioridad a las obras de autores tan maléficos como Pushkin y Tolstoi.
Partidos políticos prohibidos
Kiev prohibió uno a uno todos los partidos políticos de la oposición. El último que quedaba fue prohibido el 22 de octubre [3] y sus diputados fueron despojados de sus escaños.
El oblast de Transcarpatia, cerca de Hungría, es el único que se niega a destituir a los responsables locales miembros de los partidos políticos prohibidos.
Confiscación de los bienes de opositores y rusos
Desde finales de febrero, la Agencia de Búsqueda y Gestión de Bienes (ARMA), órgano cuya creación fue impuesta por la Unión Europea supuestamente para luchar contra la corrupción, ha confiscado bienes por un valor total ascendente a 41 millones de dólares.
Todos oligarcas propietarios de medios fueron obligados, uno a uno, a entregarlos a Kiev. Se trata de un plan general que supuestamente debería liberar el país de la influencia de esos personajes, que sin embargo siguen teniendo derecho a poseer otros tipos de propiedades.
Según una ley ucraniana de 2021, los oligarcas son los 86 individuos que poseen al menos 80 millones de dólares, que participan en la vida política y que ejercen gran influencia sobre los medios. Según Oleksiy Danilov, al final de la guerra ya no habrá oligarcas.
El 7 de noviembre, el Consejo de Seguridad y Defensa decidió nacionalizar las fábricas pertenecientes a los oligarcas, incluso las de Igor Kolomoiski, quien financió a Volodimir Zelenski. Esas instalaciones pasaron a ser administradas por el ministerio de Defensa y, según Kiev, serán «restituidas al pueblo ucraniano» cuando se levante la ley marcial.
Esa decisión ha sido aplicada, entre otros, al fabricante ucraniano de motores de aviones Motor Sich, que había entrado en conflicto con inversionistas chinos ante una corte de arbitraje de La Haya –el llamado “caso Beijing Skyrizon. China, que está reclamando 4 500 millones de dólares, ha calificado esa nacionalización de «robo». Según Pekín: «Desde 2020, el gobierno ucraniano ha creado constantemente problemas, ha condenado, reprimido y perseguido a los inversionistas chinos injustificadamente, con la intención de nacionalizar Motor Sich PJSC por vías ilegales y de saquear descaradamente los activos chinos en el extranjero.»
El 20 de octubre, el Consejo de Seguridad y Defensa secuestró los bienes de 4 000 empresas y particulares rusos en Ucrania. Esa medida se aplica también a personalidades ucranianas que se habían instalado en Rusia antes de la guerra, como los cantantes Taisiya Povaliy, Ani Lorak, Anna Sedokova y la presentadora de televisión Regina Todorenko.
La prohibición de la iglesia ortodoxa
El 1º de diciembre, el Consejo de Seguridad y Defensa ucraniano decidió «prohibir a las organizaciones religiosas afiliadas a centros de influencia de la Federación Rusa operar en Ucrania», según anunció el presidente Zelenski al firmar el decreto 820/2022 [4].
El “Servicio de Estado para la Etnopolítica y la Libertad de Conciencia” está ahora encargado de tomar los edificios de la iglesia ortodoxa vinculada al Patriarcado de Moscú. Hace 2 semanas, el SBU irrumpió violentamente en un monasterio para registrarlo, acusando a varios popes de haberse atrevido a mencionar a Rusia como la «Madre Patria».
Pero el presidente Zelenski parte del principio que nada de todo eso contradice las normas occidentales en materia de derechos humanos… porque la Corte Europea de Derechos Humanos ya no recibirá ninguna denuncia de Rusia, país que decidió retirarse del Consejo de Europa.
Cortar toda relación con Rusia
El 4 de octubre, el presidente Zelenski firmó un decreto que prohíbe toda nueva negociación con Rusia.
Y el 1º de diciembre Oleksiy Danilov llamó a «la destrucción de Rusia». Para que no quedara duda de lo que quería decir, Danilov precisó: «Sólo necesitan ser destruidos para que cesen de existir como país, dentro de las fronteras donde existen ahora… Son sólo bárbaros. Y cuando alguien dice que hay que sentarse a la misma mesa que esos bárbaros y hablar con ellos, yo considero que eso no es digno de nuestro pueblo.»
Thierry Meyssan, 13 de diciembre de 2022
Republicado por Red Internacional
NOTAS
[1] «Conjunto de medidas para la aplicación de los Acuerdos de Minsk», Red Voltaire, 12 de febrero de 2015.
[2] «El gobierno del presidente ucraniano Zelensky ordena destruir 100 millones de libros», Red Voltaire, 16 de junio de 2022.
[3] «Kiev prohíbe el último partido de oposición que quedaba en Ucrania», Red Voltaire, 25 de octubre de 2022.
[4] Decreto 820/2022 de la presidencia de Ucrania, 1º de diciembre de 2022.