Escenarios de la geopolítica mundial 3 – por Luis Alvarez Primo
A confesión de parte, relevo de prueba. Tal como señalamos en la nota anterior, la irritación manifestada por el presidente Donald J. Trump ante una pregunta periodística sobre la “lista Epstein” fue manifestación clara de un problema político grave y profundo que amenaza a su Administración. Quizá, sin exagerar, podría decirse que la suerte de los Estados Unidos como sociedad y como estado-nación, no ya como imperio en caída acelerada, depende de la resolución moral y judicial de este caso de corrupción que el establishment trata a toda costa de ocultar. En los presuntos delitos de trata de niños y práctica de la pedofilia por parte de numerosos miembros de la élite globalista, desde Clinton y el príncipe Andrés de Inglaterra hasta Bill Gates, Donald J. Trump y el abogado judío Allan Dershowitz, son muchos los que parecen comprometidos en la red tejida por la pareja Jeffrey Epstein/ Ghislaine Maxwell, agentes del Mossad/CIA, para chantajear a la clase política estadounidense, al servicio de Israel y el lobby de Israel en los EE.UU. Personas autorizadas han indicado que el Mossad controla la CIA y el Pentágono.
También, en otras notas, nos hemos referido a la extorsión y el chantaje sexual, como medios preferidos de la CIA, el Mossad “et als”, que típicamente usan al servicio de los poderosos para seleccionar, habilitar y disciplinar a los miembros de la partidocracia democrática en Occidente. La extraordinaria obra de E. Michael Jones, “Libido Dominandi. Liberación sexual y control político”, desentraña como pocas esta tecnología para movilizar la lujuria, que modernamente se nutre en Adam Weishaupt, fundador de los Iluminati, o el marqués de Sade, Sigmund Freud, o los vampiros homosexuales Magnus Hirschfield y Alfred Kinsey o Wilhelm Reich, el predicador de la religión del orgasmo.
Lo cierto es que una parte del pueblo llano de los Estados Unidos hoy clama por la publicación de las listas de Epstein que Pam Bondy, la Fiscal General, dijo tener en su escritorio para publicar y luego negó. Crece así una corriente de desilusionados de Trump, quienes empiezan a quemar sus gorritos colorados, “Make America Great Again”.
Donald J. Trump, el desarrollador inmobiliario exitoso de Nueva York, hace ya tiempo que cumplió en carne propia la Ley de Peters y alcanzó su nivel de incompetencia al embarcarse en un quehacer para el que no estaba preparado. Trump, el payaso sionista, cada vez menos gracioso, que se contradice a cada paso, es un fiasco político y como presidente de los EE.UU. ha incumplido absolutamente todas sus promesas electorales de campaña, agravando la situación socio económica del pueblo estadounidense, primero, con su absurda y alocada política represiva inmigratoria (parece no saber que la fruta y las verduras que come en su mesa las producen los mejicanos y centro americanos que él está expulsando), luego, con sus sanciones arancelarias arbitrarias, erráticas y caprichosas, y finalmente, y más grave aún, asumiendo como propias las guerras genocidas judías neoconservadoras provocadas por los Estados Unidos, que ayer él decía que no eran suyas.
Netanyahu, rezumante de cinismo, sostiene a Trump y alimenta su ego nominándolo para el Premio Nobel de la Paz.
En el circo en el que la Unión Europea se ha transformado, el revuelo burocrático y el desconcierto político no cesa: el diletantismo de sus ineptos y viles políticos no tiene límites y da vergüenza ajena el humillante vasallaje que la entente sionista estadounidense trumpista ha impuesto a la vieja Europa: aumentar un 5% su aporte al presupuesto de la OTAN, que se callen ante el acto de terrorismo anglo estadounidense que destruyó el gasoducto North Stream, que no lo repare Rusia, que paguen más caro el gas estadounidense, que acepten aranceles más altos, y que compren armas a EE.UU. para enviarlas a Ucrania a sostener un conflicto provocado por los EE.UU., que ha enajenado a Europa de su amistad con Rusia. Trump cree anotarse así una victoria ya que los fondos para la guerra no los aportarán ahora los contribuyentes estadounidenses sino los europeos.
La bofetada que Macron recibió de su oscura pareja es una metáfora humillante, análoga a los aprietes que la UE recibe periódicamente del decadente imperio estadounidense, cuyo brazo militar, la OTAN, se empeña en continuar las guerras en Ucrania y en Medio Oriente, a pesar de los desastres bélicos y humanitarios provocados. Peligrosamente, la OTAN pareciera estar empeñada en provocar a la Federación de Rusia. Con el ataque de drones a los bombarderos estratégicos nucleares en las bases aéreas en el interior de Rusia el 1 de junio, pasaron una línea roja. Con el nuevo paquete de armas de largo alcance fabricadas por el Complejo Industrial Militar estadounidense que ahora Trump obliga a pagar a la UE, ¿la OTAN cruzará una nueva línea roja en la guerra contra Rusia en Ucrania?
La opinión pública europea, ¿reaccionará a tiempo y tendrá la capacidad de hacerse oír antes de que sea tarde, y despierte con un hongo nuclear en su cabeza?
Israel, el estado más odiado del planeta, según encuestas recientes, se prepara para una segunda fase (Round II) de la guerra de los 12 días contra Irán. Los objetivos de Netanyahu, el carnicero de Gaza y genocida criminal de guerra según la Corte Penal Internacional, son, por un lado, la total limpieza étnica del pueblo palestino en Gaza, a la que ha convertido en un despojo de escombros y sangre de inocentes, trágico campo de concentración a cielo abierto jamás visto en la historia de la humanidad. Por otro, la destrucción de Irán y un cambio de régimen. La respuesta de misiles del ejercito iraní y de la Guardia Islámica Revolucionaria, bajo el liderazgo del ayatolá Khamenei, al ataque israelí del 22 de junio, según parece, no fue suficiente escarmiento para los fundamentalistas mesiánicos de Tel Aviv. Es la tozudez judía. Pueblo de dura cerviz.
Por algo, después del deicidio judío del Logos en el Gólgota en el año 33, Dios dispuso la diáspora para los judíos. “Naturei Carta”, la secta judía anti sionista, sabe que fue así y que la diáspora es lo mejor para ellos. La alternativa es la conversión. Pero los judíos son un pueblo de dura cerviz que, en su soberbia racial, no reconocen límites, tal como lo registran la Biblia y los Evangelios. Y, según el evangelio de San Juan, su padre es Satanás.
No se puede desconocer impunemente y sin consecuencias el “espíritu revolucionario de los judíos y su impacto en la historia mundial”, tal como ha demostrado el Dr. E. Michael Jones en su magna obra. La Iglesia lo supo desde el inicio. Durante 1500 años aplicó la doctrina que dice “Sicut iudeis non” y manda “no hacer daño a los judíos, pero tampoco permitirles que hagan daño al orden social cristiano”. Lamentablemente, desde la declaración “Nostra Aetate” del Concilio Vaticano II, el diálogo católico judío ha sido una equivocada política de Roma y una experiencia fallida, con efectos desastrosos tanto para la Iglesia como para la humanidad en general.
El contraste con el mundo multipolar en ascenso en torno a los BRICS+ liderados por Rusia y China no puede ser más auspicioso. Rusia y China a través de sus respectivos cancilleres (Serguei Lavrov y Wang Yi) han mantenido reuniones del más alto nivel en estos días en el Consejo de ministros de Asuntos Exteriores de los Estados Miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). En Brasil, durante la cumbre de los BRICS, Lavrov se reunió con el acendrado ministro de relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araghchi. China y Rusia continúan su apoyo militar a Irán, y Rusia fortalece su alianza militar con Corea del Norte, que le enviará soldados de élite a ocupar posiciones de frontera, mientras el ejército de la Federación continua sin pausa su demoledora guerra de desgaste contra el régimen de Zelenski y la OTAN en Ucrania.
Al parecer, después de la reunión Marcos Rubio – Serguey Lavrov, en la reunión de la ASEAN en Kuala Lumpur, Rusia prepararía un ataque sin precedentes aún más intenso en Ucrania (un “Armagedón aéreo”) antes de que Zelenski reciba los sistemas occidentales de defensa “Patriot”, a fin de hacerse con todas las regiones hasta Odessa, tanto como para ofrecer al gobierno de Trump una vía de escape que justifique su abandono del régimen de Zelenski, sin involucrarse aún más y luego no poder salir.
Como si las sanciones impuestas hace tres años a Rusia no hubieran fracasado, Trump ha prometido hoy imponer nuevas a todo a aquel que comercie con la Federación (100% de tarifas secundarias) si esta no llega a un acuerdo de paz con Ucrania en un corto plazo de 50 días. ¿Qué ataque traicionero tendrá urdido Trump para después de este ultimátum o acaso, por entonces, el establishment judeo-masónico estadounidense habrá perdido sus ínfulas belicistas de policía del mundo?
Luis Alvarez Primo, 14 de julio de 2025