La historia secreta de la Ley de “concientización sobre el antisemitismo” – por Michael Hoffmann

 

Crónica de una norma judicial de doble rasero

I. El derecho y la negación de genocidio aplicada a un solo pueblo

«El Holocausto pertenece a esa categoría única de malevolencia criminal cuya enormidad lo sitúa fuera del alcance de las normas tradicionales del derecho y la razón.» -Kenneth Lasson, catedrático de Derecho, Universidad de Baltimore

«Creo que la verdadera línea de investigación reside en la anotación y comparación de los detalles más pequeños». -Sir William Matthew Flinders-Petrie

A pesar de algunos ligeros adornos en sentido contrario, w<, publicado por la Universidad de Oxford, es un manual para castigar a seres humanos por dudar de la existencia de cámaras de gas homicidas en Auschwitz. Todas las demás dudas sobre todos los demás actos de genocidio que se han producido a lo largo de la historia son permisibles.

Genocide Denials and the Law comienza con un axioma del que parten sus aproximadamente 320 páginas restantes: «Para los historiadores, la negación del genocidio (o de cualquier otro crimen contra la humanidad) no plantea ningún problema serio. De hecho, pueden demostrar fácilmente lo absurdo de los argumentos de los negacionistas».

Se nos informa de que el Holocausto no puede someterse a cuestionamiento porque se engañaría a quienes pretendieran defender la verdad de las cámaras de gas de ejecución. Este es el argumento de Genocide Denials and the Law:

Enfocar o debatir las tesis de los revisionistas del Holocausto (negacionistas) sería caer en la exposición de Arthur Schopenhauer sobre las trampas de la «controversia», según la cual, en un debate entre los que afirman la existencia de cámaras de gas homicidas y los que la niegan, los negacionistas podrían triunfar mediante trucos como el «argumento ad auditores» en el que se plantea una «objeción inválida» de la que «sólo un experto ve que no es válida» (p. xvii).

En otras palabras, no se puede confiar en que la gente forme sus propios juicios racionales. Los expertos deben pensar por ellos y el Estado debe intervenir mediante la promulgación de una verdad oficial y declarar ilegal la negación del holocausto. No debe permitirse que surja ninguna controversia porque el público no experto se dejaría engañar con demasiada facilidad.

Nota bene (y esto es lo decisivo): Sin embargo, todos los demás escepticismos sobre otras formas de crímenes de guerra, genocidio y holocausto son legales, incluida la infame negación de Deborah Lipstadt del holocausto aliado de 1945 en la ciudad de Dresde.

En Alemania, nos dicen, los negacionistas del Holocausto pueden ser castigados alegando que sus dudas han dañado la autoestima del pueblo judío: «…los negacionistas pueden ser condenados con los delitos de injuria o difamación, ya que los tribunales consideran que esta expresión es un ataque a la ‘personalidad’, es decir, a la ‘autoconcepción’ (Selbstverständnis) de los judíos que viven hoy en el país».

Esta fue en parte la base de la condena en Francia, en virtud de la Ley Gayssot, de Robert Faurisson, tras la publicación de una entrevista en un periódico en la que negaba la existencia de cámaras de gas homicidas. Faurisson apeló de su condena ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (Robert Faurisson contra Francia, 1996). Las Naciones Unidas dictaminaron que «dado que las declaraciones realizadas por el autor, leídas en su contexto completo, eran de naturaleza tal que podían suscitar o reforzar sentimientos antisemitas, la restricción servía al respeto de la comunidad judía, para que pudiese vivir libre del temor a una atmósfera de antisemitismo» (p. xxxiii).

La Ley sobre la negación del Holocausto (como ha llegado a conocerse), se inclina hacia las exigencias de los etnochauvinistas. Las negaciones por parte de los sionistas de los holocaustos contra los palestinos en Gaza y los libaneses en Beirut en el verano de 1982, y contra los alemanes en Dresde, nunca son objeto de persecución. El «fortalecimiento» de los «sentimientos» antiárabes o antialemanes no es un problema.

Al fallar en contra de la apelación del filósofo francés Roger Garaudy de su condena en Francia por escribir su libro de 1996, Los Mitos fundadores de la política israelí, (traducido al inglés y publicado en EE.UU. como The Founding Myths of Modern Israel), el Tribunal Europeo de Derechos Humanos escribió en 2003: «Negar los crímenes contra la humanidad es… una de las formas más graves de difamación racial de los judíos y de incitación al odio contra ellos… y, por tanto, sus objetivos… son contrarios a los valores fundamentales del Convenio (Europeo de Derechos Humanos), expresados en su Preámbulo, a saber, la justicia y la paz» (p. xxxvi).

La pregunta obvia es si «negar los crímenes contra civiles árabes y alemanes es una de las formas más graves de difamación racial de árabes y alemanes y de incitación al odio contra ellos…y por tanto sus objetivos… son contrarios a los valores fundamentales del Convenio (Europeo de Derechos Humanos)».

Las leyes europeas, canadienses y australianas que prohíben la negación del holocausto no tienen ni remotamente en cuenta el impacto en el pueblo libanés de la negación del holocausto israelí en Beirut en el verano de 1982, o el impacto en los palestinos de la negación del holocausto israelí en Gaza desde diciembre de 2008 hasta enero de 2009, y desde octubre de 2023.

¿Acaso negar esos crímenes contra la humanidad no es «una de las formas más graves de difamación racial» de los árabes y de incitación al odio contra ellos? Pero tal vinculación no parece posible.

El Tribunal Europeo, esté o no realmente familiarizado con la teología talmúdica y la ideología sionista, parece haber sido colonizado mentalmente por el supremacismo de este doble sistema de creencias, dado que sus resoluciones jurídicas reflejan la dicotomía superior/inferior inherente a ellos.

En Genocide Denials and the Law , el profesor de derecho de Amherst College, Lawrence Douglas, sostiene que toda negación de las cámaras de gas homicidas es una extensión de la propaganda nazi. Es cierto que los simpatizantes de Hitler y los neonazis de hoy constituyen grandes segmentos del movimiento negacionista. Sin embargo, yo estimaría que entre el 10 y el 15% buscan simplemente conocimientos prohibidos. En sí mismo, el acto de investigar detalles de la historia no puede ser “anti” nadie. Es una tarea puramente intelectual. Fue la razón por la que Sir Flinders-Petrie, un autodidacta que llegó a Egipto como arqueólogo aficionado reconocido por su conocimiento y su insaciable curiosidad, hizo importantes descubrimientos, incluida la estela de Merneptah y la escritura proto-sinaítica.

Es un flaco favor al Holocausto tratarlo como una religión que posee una liturgia en lugar de una historia, y un mandato para procesar y encarcelar a los herejes (algunos de los cuales están siendo encarcelados en Austria, Alemania, Canadá y Gran Bretaña, y multados y despedidos en Australia, Francia y Suiza). Estos actos represivos tienden a aumentar el atractivo de la investigación histórica sobre un tema prohibido.

El problema general aquí es el partidismo ciego e irreflexivo según el cual la negación del Holocausto se ilegaliza para impedir el resurgimiento del nazismo. Una finalidad buena es la que supuestamente justifica los medios, que son malos.

Se pasa por alto el daño en el mundo real que el sionismo –convertido en arma por el talmudismo– ha infligido en términos de masacres y genocidio de civiles árabes. En buena lógica, aceptar la justificación de la censura y el procesamiento de quienes niegan el holocausto nazi proporciona una justificación para la censura y el procesamiento de quienes niegan el holocausto en Gaza, si se asume que las víctimas judías y gentiles de asesinatos en masa son iguales . Sin embargo, parece que no lo son.

Douglas proporciona una justificación moral interesada de por qué es correcto encarcelar a los negacionistas durante años: “Una vez que comprendemos que los métodos de los negacionistas representan una extensión y reimplementación de estrategias y tácticas diseñadas y utilizadas inicialmente por los perpetradores, es más fácil para nosotros  comprender la lógica detrás de la criminalización de la negación, al menos en países como Alemania y Austria” (p. 56).

Al contrario, profesor Douglas, los seres humanos no son cómplices de un asesinato simplemente por negar la existencia de un arma homicida. El derecho a dudar honestamente, es decir, la duda que se basa en una aprehensión razonable de las fantasías y contradicciones presentes en un dogma, es un imperativo socrático y un derecho inmemorial.

Douglas califica de acoso a los “supervivientes” las difíciles preguntas planteadas a los testigos de cargo por el abogado defensor de Demjanjuk, Mark O’Connor. Sin embargo, el señor Douglas se satisface con dedicar la mitad de la página 68 a burlarse del testimonio de Demjanjuk en Jerusalén, descalificándole en cuanto goy tonto durante el proceso. La “historia de Demjanjuk era tan inverosímil” que “se contradijo abiertamente”, dice él.

Por el contrario, en defensa de las historias contadas por los testigos contra Demjanjuk, Douglas los exonera de la siguiente manera:

“En el juicio de Demjanjuk, la memoria viva de los supervivientes… sólo reveló las debilidades de la memoria traumática: su vulnerabilidad a la sugestión y la identificación errónea” (p. 73).

O sea, en resumidas cuentas, es un tipo de delito (posiblemente criminal) hablar del testimonio de los sobrevivientes del genocidio nazi en términos reservados si lo hace  un goy como Demjanjuk. Cuando algunos testigos judaicos mienten o fantasean, es el resultado de un “trauma” y una “vulnerabilidad”. El doble rasero es transparente.

En Genocide Denials and the Law , Robert A. Kahn, profesor de derecho en la Universidad de St. Thomas en Minnesota, se ocupa de las distinciones entre “negación del Holocausto” y discurso de odio: “… ¿la teoría del discurso de odio acaso abarca el daño que plantea la negación del Holocausto para la sociedad?” , pregunta.

Admito que me siento amenazado por el discurso de odio rabínico, en el que rabinos como Yitzhak Shapira declaran que los gentiles pueden ser asesinados a voluntad. El discurso de odio del rabino Shapira probablemente nunca será objeto de la crítica del profesor Kahn; y tampoco dará lugar a peticiones para que Shapira vaya preso.

El profesor Kahn quiere castigar a quienes a los “negadores” e intimidar a los posibles escépticos: “Idealmente, las leyes sobre discurso de odio no sólo deberían castigar a quienes niegan el genocidio (y evitar futuras negaciones); también deberían enviar un mensaje “didáctico” al resto de la sociedad de que el mundo repudia la negación del Holocausto”.

Kahn escribe: “… los negacionistas se diferencian del clásico mártir de la libertad de expresión en su falta de voluntad para tomar en serio las opiniones de la comunidad académica” (p. 103).

Esta afirmación de Kahn sólo puede tener credibilidad entre aquellos que no han leído los voluminosos y detallados estudios revisionistas de numerosos historiadores del establishment, así como las transcripciones de Nuremberg. Además, el hecho de que un disidente tome “en serio” los argumentos de sus oponentes o no es algo que no influye en su condición de “mártir clásico de la libertad de expresión”.

La definición del profesor Kahn es un reflejo de sus propios prejuicios partidistas. Un mártir de la libertad de expresión es cualquier escritor u orador no violento que haya sufrido penuria, violencia, encarcelamiento o muerte por haber expresado opiniones basadas en su conciencia.

Un mártir de la libertad de expresión no puede encontrar en su mente y en su corazón la capacidad de dar su consentimiento a lo que el rebaño cree, a lo que el gobierno ordena o la religión impone, sin traicionar su autoestima e integridad. El profesor Kahn no puede aceptar una definición tan abierta de mártir de la causa de la libertad de expresión y de investigación porque no está suficientemente politizada, en su opinión.

Según su razonamiento, se deben imponer otras calificaciones, que garanticen que los oradores y escritores revisionistas sujetos a represión queden excluidos de ser considerados mártires de la libertad de pensamiento. No se puede permitir tal resultado: el estatus de mártir conferido a hombres y mujeres que sufren sentencias de prisión por expresar sus dudas.

Kenneth Lasson, profesor de Derecho en la Universidad de Baltimore, contribuye con la siguiente sección del libro, “Defending Truth”. La especialidad del profesor Lasson es obstruir libros y académicos revisionistas en los EE.UU., dentro de los límites de la Primera Enmienda. Ofrece legitimidad a los censores e inquisidores estadounidenses de la siguiente manera:

  1. La negación del Holocausto no es un intento de libre investigación sino una distorsión. Las universidades no tienen la obligación de proporcionar un foro para los negacionistas. “La negación del Holocausto es una forma particularmente perniciosa de discurso de odio”.
  2. Los libros revisionistas pueden ser tratados como obras de pornógrafos y difamadores. Los anuncios de libros revisionistas pueden ser “rechazados a voluntad” y por “motivos arbitrarios”.
  3. Se pueden emprender acciones extracontractuales por causar intencionalmente angustia emocional. “Los tribunales estadounidenses deberían adoptar la opción canadiense”.
  4. “No debatamos con los revisionistas: “Cuando las falsedades verificables se convierten en temas de debate, entonces tonterías como la negación del Holocausto no pueden descartarse de manera efectiva, y la sociedad democrática está en peligro…”
  5. No dejemos que la razón se entrometa en la historia de la Segunda Guerra Mundial: “El Holocausto cae en esa categoría única de malevolencia criminal cuya enormidad la coloca más allá del alcance de los estándares tradicionales de la ley y la razón”.

Laurent Pech es profesor de Derecho Público de la Unión Europea (UE) en la Universidad Nacional de Irlanda (Galway). Pech predice que “…la plena implementación de la Decisión Marco de la Unión Europea de 2010 sobre la lucha contra ciertas formas y expresiones de racismo y xenofobia mediante el derecho penal alterará radicalmente el panorama jurídico en Europa” (p. 186).

La Decisión Marco de la UE sobre el racismo “armoniza las leyes sobre negación del Holocausto en Europa al obligar a todos los estados miembros de la UE a castigarlo… Para decirlo de manera concisa y a riesgo de simplificar demasiado, la jurisprudencia en Europa generalmente refleja, cuando se trata de revisar las restricciones sobre el “discurso extremista”, el rechazo de las presuposiciones inherentes a… Estados Unidos… según las cuales el bien último deseado se alcanza mejor mediante el libre comercio de ideas: que la mejor prueba de la verdad es el poder del pensamiento para ser aceptado en la libre competencia intelectual” (p. 186; cursiva agregada).

Pech hace una importante referencia a la fuente de la jurisprudencia de la Unión Europea sobre la “negación del Holocausto”. La ley no deriva de ninguna Constitución europea ni de ningún estatuto de los mil y más años que Europa fue cristiana; ni tampoco del Common Law del Reino Unido o de la antigua filosofía grecorromana. Pech sitúa las raíces de la criminalización de la “negación del Holocausto” en la Revolución Francesa masónica, como lo propuso uno de sus líderes más notorios, Louis Antoine de Saint-Just (1767-1794), miembro del totalitario “Comité de Seguridad Pública” de Maximilien Robespierre, y quien fue profundamente cómplice del Reino del Terror. Pech escribe que los intentos de criminalizar el escepticismo acerca de las cámaras de gas “parecen haber estado claramente inspirados en la antigua filosofía propugnada por el revolucionario francés Saint-Just, `pas de liberté pour les ennemis de la liberté (no hay libertad para los enemigos de la libertad)”. (pág. 190).

¿Quién decide quién es enemigo de la libertad? ¿Qué salvaguardias existen para evitar que la definición genere cautiverio por parte de partidarios políticos que demonizan a sus rivales para conquistar los corazones y las mentes del público, etiquetando a sus oponentes ideológicos como “enemigos de la libertad” y sobre esa base negándoles la libertad?

Thomas Hochmann es investigador de otra universidad de París [París X]. Su artículo, “La intención del negador”, se presentó por primera vez en 2005, en una forma diferente, en la “Conferencia sobre regulación del discurso de odio” organizada por una institución talmúdica, la Facultad de Derecho Cardozo de Nueva York, que contó con el apoyo del fallecido juez delTribunal Supremo Antonin Scalia.

Hochmann actúa como una especie de vidente que parece imaginar que tiene la capacidad de leer las mentes de los revisionistas y, por tanto, sabe que mienten cuando dicen que es su conciencia la que les prohíbe aceptar testimonios sobre el carácter homicida de las cámaras de gas.

Hochmann se considera un experto en la “psicología de la negación”. Hochmann insinúa que el Dr. Faurisson se convirtió en un “negacionista” para alcanzar la fama, siendo simplemente un profesor en un colegio de niñas (omite el doctorado de Faurisson en la Sorbona y su puesto en la facultad de la Universidad de Lyon).

El señor Hochmann quiere hacernos creer que para convertirse en una celebridad, Faurisson sacrificó su carrera académica, se sometió a ser perseguido, multado y perseguido repetidamente; golpeado varias veces (con lesiones graves en la cara en un solo ataque); su esposa fue acosada y humillada, y la policía allanó repetidamente su casa. ¡Ah, pero logró hacerse famoso!

Hochmann señala que tanto Henri Roques como Olga Wormser-Migot defienden al Dr. Faurisson como un escéptico de buena fe. Cita al historiador belga Jean Stengers diciendo que Stengers considera a Faurisson un “científico loco” que, sin embargo, cree en lo que escribe. Hochmann, sin embargo, encuentra “bastante difícil creer que un ‘erudito’ que niega la existencia del genocidio o de las cámaras de gas, pueda actuar de buena fe…” Hochmann necesita invocar la “mala fe y las intenciones odiosas” del negacionista para que esto desempeñe un papel en su sentencia: “El estado mental del negacionista puede considerarse así durante la sentencia, como una observación de la presunción moral generalizada de que una mentira merece un castigo más severo que un error”.

Y qué se puede decir del estado mental de los que mienten acerca de Gaza y pretenden que no está ocurriendo ningún genocidio allí?

Genocide Denials and the Law es un manual para la censura y la represión disfrazado de estudio de derecho de Oxford. Ofrece una justificación para castigar a los negadores de las cámaras de gas homicidas con largas penas de prisión como pena justa e imperativa. Las leyes que prohíben escribir y hablar sobre la negación del holocausto utilizan el garrote de la ley para obligar a un pensador a convertirse a la “creencia verdadera”.

La forma estadounidense de derrotar la ideología criminal nazi responsable del desmedido asesinato en masa de judíos inocentes en la Segunda Guerra Mundial es confrontar sus delirios hitlerianos con los hechos.

Si se acepta que gran parte del movimiento de negación del Holocausto se construye en torno a la rehabilitación de la reputación de Hitler y el nazismo, entonces otro caso de negación de genocidio lo hace igualmente problemático: es lo que pasa con los movimientos que han surgido para ocultar los crímenes y el racismo talmúdico y sionista de guerra.

Las leyes de negación del genocidio deben perseguir todas las negaciones de todos los holocaustos de la historia, o ninguna. Usar esas leyes para elevar una etnia por encima del resto de la humanidad es una tiranía supremacista racial.

En el año 633 el IV Concilio de Toledo condenó el uso de la fuerza para convertir a los no creyentes. Esto fue durante un período en el que los herejes cristianos estaban sujetos a ejecución. En la Edad Media, los dos principales estatutos del Derecho Canónico, el Decretum Gratiani de 1140 y las Decretales de Gregorio IX de 1235, establecían que el culto judío no debía ser perturbado, basándose en el antiguo principio de que “el juicio de quienes estaban fuera de la Iglesia había que dejarlo en manos de Dios”.

En 1272 Santo Tomás de Aquino en su Suma Teológica escribió refiriéndose a judíos, musulmanes y paganos: “El no creyente no debe ser obligado a creer, porque creer es una cuestión de libre albedrío”. Por lo tanto, aquellos a quienes nunca se les había enseñado la verdad del cristianismo debían ser educados para aceptarlo, no forzarlos. Tomás de Aquino creía que el Islam y el talmudismo eran malos, pero que coaccionar las conciencias de aquellos creyentes conduciría a guerras y al endurecimiento de los corazones.

Han pasado 752 años y la coerción de las conciencias de los negadores del holocausto sigue firmemente vigente y se ha extendido al Congreso de EEUU. A finales de abril, la Cámara de Representantes aprobó la Ley de Concientización sobre el Antisemitismo, que, si es aprobada por el Senado, tipificará como delito en los colegios y universidades, castigado con el retiro de los subsidios federales, seguir la propia conciencia y documentar el racismo israelí. Los profesores y estudiantes que creen de buena fe que el sionismo es un imperialismo colonialista racista se verán bajo una fuerte presión de los administradores para que se autocensuren y controlen su propia expresión. Pero esto es antiamericano.

Se pretende que estas medidas sean puramente políticas y seculares. Sin embargo, reflejan claramente la concesión de inmunidades y exenciones especiales, en consonancia con la teología talmúdica y sus fuertemente promovidas Leyes de Noé.

 

II. El engaño de las leyes “Noáicas” y el excepcionalismo talmúdico

Las “Siete Leyes“Noájidas” [que los rabinos pretenden imponer a todos los no judíos en EEUU y en el mundo son las siguientes]:

  1. La prohibición del culto a dioses falsos.
  2. La prohibición de maldecir a Dios.
  3. La prohibición del asesinato.
  4. La prohibición del incesto y el adulterio.
  5. La prohibición del robo.
  6. El mandato de establecer leyes y tribunales de justicia.
  7. El mandamiento de no comer carne de un animal vivo.

En materia de relaciones públicas, semejante lista suele generar cierta aprobación, y mucho más si se toma en cuenta la promesa de que “cualquier no-judío que acepte vivir según dichas leyes se considerará como un justo entre los gentiles (o sea, no judíos)”.

Pero semejante afirmación suena ridícula de inmediate, ya que cualquier palestino que se adhiriese a las “Leyes de Noé” y residiese en Gaza seguiría siendo sometido a matanzas indiscriminadas y al hambre.

Es aún más absurdo nombrar estas leyes en honor al patriarca bíblico Noé. Sobre él enseña la Santa Biblia: Noé era un hombre justo, irreprochable en su generación. Noé caminó con Dios. (Génesis 6:9).

Aquí entra la trampa: los “sabios” del Talmud interpretan la frase “en su generación” en el sentido de que en cualquier otra generación Noé no sería santo ni significativo: “Noé sólo fue justo en su generación; si hubiera vivido en la generación de Abraham, no se le habría considerado significativo en absoluto”. (Talmud de Babilonia, Sanedrín 108a).

En hebreo, “irreprochable” significa sin defecto. Noé es un precursor de Abraham, no es menos que Abraham. Lo que se requiere de Noé, Dios también lo exigió de Abraham: caminar con Él y ser irreprochable. Pero el Talmud nos despista al denigrar a Noé con la restricción de “en su generación”. Y la cosa se pone peor. Pues el Midrash rabínico declara que no se encontró ningún bien en Noé ( Midrash Rabbah : Génesis I [Soncino 1983, vol. 1], p. 289). Este Midrash también enseña que Noé era alcohólico (págs. 290-291; 293).

El Talmud babilónico va aún más lejos al degradar y difamar a Noé. Cam era hijo de Noé y padre de Canaán. El Talmud enseña la siguiente obscenidad: “Todos están de acuerdo en que Cam castró a Noé y algunos dicen que Cam también lo sodomizó” ( Talmud de Babilonia, Sanedrín 70a ).

El Antiguo Testamento no tiene registro de que hayan ocurrido estos eventos repugnantes.

Los textos rabínicos atestiguan el hecho de que las “Leyes de Noé” del talmudismo no son una referencia al Noé bíblico, a pesar del disimulo público de lo contrario. Las mal llamadas “Leyes de Noé” del talmudismo son un subterfugio. No son de Noé ni del Antiguo Testamento. Se refieren a una fantasía que Noé encarnó a partir de la imaginación de los hombres y del sistema de falsificación que ellos pusieron por escrito y atribuyeron a Dios como Su “Torá oral” ( Torá sheBeal peh ).

El icono de Moisés Maimónides expuesto en un lugar de honor del Congreso de EE.UU.

Las leyes “Noájidas” son un fraude. Por ejemplo, examinemos la primera “Ley de Noé”, la prohibición de la adoración de dioses falsos. El rabino Moisés Maimónides (el “Rambam”) es considerado la autoridad legal ( halájica ) suprema en el talmudismo asquenaz ortodoxo. Su Mishné Torá ocupa el segundo lugar después de la Mishná y la Guemará (Talmud) como fuente de ley.

En el texto sin censura de su Mishné Torá : Hiljot Avodat Kochavim 9:4, Maimónides declara: “Los cristianos son adoradores de ídolos y el domingo es su fiesta”.

En Mishné Torá : Hiljot Melajim 11:4 se refiere a Jesús como el “desaforado” que “imaginó que era el Mesías”.

En el mismo Hiljot Melajim 11:4, el rabino Maimónides declaró: “¿Puede haber mayor obstáculo que el cristianismo?”

Según Herbert A. Davidson en Maimónides: The Man and His Works (Oxford University Press), págs. 293 y 321: “Él (Maimonides) dictamina en sus obras rabínicas que existe un mandamiento religioso de matar a Jesús de Nazaret y a sus discípulos. .…Cuando él (Maimónides) tuvo ocasión de referirse a Jesús, le añade una etiqueta reservada para los archienemigos de Israel y los malvados de la humanidad; lo llama: ‘Jesús de Nazaret, que sean triturados sus huesos… Que se pudra el nombre de los malvados’.

La pena que el Talmud de Babilonia decreta para aquellos que practican la idolatría es la muerte: “Un descendiente de Noé es ejecutado por transgredir cualquiera de los siete mandamientos noájidas mitzvot…” (Sanhedrin 57a).

Aquellos que creen que Jesucristo resucitó de entre los muertos, era el Hijo de Dios, el Mesías de Israel y el Salvador de los pecadores, están sujetos a ejecución bajo la Ley Noé.

Igualmente fraudulenta es la apariencia de probidad del Antiguo Testamento dada a las antibíblicas leyes talmúdicas de Noé. Por ejemplo, el número 5, “La prohibición del robo”.

Bien,a todos ustedes, gentiles sin ley, les corresponde aprender a no robar ni hurtar. Si puedes observar esta mitzvá de Noé y las otras seis, serás considerado una “persona justa” que obtendrá “vida eterna al dejar este mundo”.

Descubramos quién es el que efectivamente tiene permiso para robar y robar como parte de este supuesto código legal altruista. Mirando nuevamente el tratado del Talmud babilónico Sanedrín 57a, encontramos un precepto decididamente antibíblico: “Con respecto a los siguientes tipos de robo… si son cometidos por un gentil a otro gentil, o por un gentil a un judío, la acción está prohibida, pero si un judío le hace eso a un gentil, está permitido… Con respecto al robo, el término ‘permitido’ es relevante, ya que a un judío le está permitido robar a un gentil”.

Yo no escribí el Talmud. Ojalá no contuviera estos reprensibles dobles estándares que subvierten la justicia en el nivel más fundamental, lo cual deploran muchos judíos.

La prueba de la justicia de cualquier código legal es su universalidad. ¿Se aplica por igual a todos? Las Leyes Noájidas fracasan estrepitosamente en este sentido. Dan la apariencia de justicia para todos. Es una estafa y han recibido el visto bueno de cada presidente desde Jimmy Carter con la celebración del “Día de la Educación en Estados Unidos”, institucionalizado por el Congreso y el Jefe del Ejecutivo como panegírico al Gran Rabino de Jabad-Lubavitch, Menachem Mendel Schneerson.

En una proclamación oficial del 4 de abril de 1982, el presidente Reagan declaró: “Un brillante ejemplo para personas de todas las religiones de lo que debería ser la educación es el proporcionado por el movimiento Lubavitch, encabezado por el rabino Menachem Schneerson, un líder espiritual mundial que cumplió 80 años el 4 de abril de 1982. La obra del Rebe Lubavitcher es un recordatorio de que el conocimiento es una meta indigna a menos que vaya acompañado de sabiduría y comprensión moral y espiritual. Ha proporcionado un ejemplo vívido de la validez eterna de las Siete Leyes Noé, un código moral para todos nosotros, independientemente de cualquier fe religiosa”.

El libro sagrado del movimiento Lubavitcher (Jabad) de Schneerson es el Tanya, compilado por su fundador, Shneur Zalman de Lyady. En él se enseña sin reservas el dogma de que los gentiles son “basura suprema” subhumana que no contiene “ningún bien”.

 

III. La Ley de Concientización sobre el Antisemitismo: el principio del fin de la Primera Enmienda

Sin estos hechos como trasfondo, la Ley de Concientización sobre el Antisemitismo (HR 6090) no puede comprenderse ni deconstruirse por completo. Este proyecto de ley, patrocinado por el representante republicano Michael Lawler, con 61 copatrocinadores, fue aprobado por la Cámara de Representantes el 1 de mayo de 2024. Está pendiente de confirmación por parte del Senado.

Proporciona autoridad legal para el requisito de que la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación tenga en cuenta la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA) al revisar o investigar quejas de discriminación en programas o actividades que reciben asistencia financiera federal.

Según la ley propuesta, los colegios y universidades que estén decididos a permitir que profesores o estudiantes hablen o pongan por escrito las siguientes formas de expresión estarán expuestos a perder fondos federales :

  • Acusar a los judíos como pueblo, o a Israel como estado, de inventar o exagerar el Holocausto.
  • Acusar a los ciudadanos judíos de ser más leales a Israel, o a las supuestas prioridades de los judíos en todo el mundo, que a los intereses de sus propias naciones.
  • Afirmar que la existencia de un Estado de Israel parte de un proyecto racista.
  • Usar los símbolos e imágenes asociados con el antisemitismo clásico (por ejemplo, afirmaciones de que los judíos mataron a Jesús…) para caracterizar a Israel o a los israelíes.
  • Haciendo comparaciones de la política israelí contemporánea con la de los nazis.

Una de las fuerzas que presiona al Congreso para que adopte esta ley es la ADL. Una investigación realizada por el Guardian del Reino Unido del 16 de mayo informa: “La Liga Antidifamación ha gastado cantidades récord en cabildeo en los últimos años, incluidos proyectos de ley que, según los opositores, están destinados a castigar las críticas a Israel y apuntar a grupos judíos que defienden la paz y los derechos palestinos… El aumento de presion del lobby coincide con un controvertido discurso de 2022 del presidente de la ADL, Jonathan Greenblatt, en el que equiparó el antisionismo con el antisemitismo y prometió que la ADL “utilizará nuestros músculos de defensa para presionar a los responsables políticos a tomar medidas”.

“La Cámara… aprobó la Ley de Concientización sobre el Antisemitismo, por la cual la ADL presionó y codificaría una definición de antisemitismo que limitaría algunas expresiones en torno a Israel. Se utilizaría en investigaciones federales sobre derechos civiles en las escuelas y, dicen los críticos, en última instancia podría limitar las protestas y críticas a Israel en los campus.

“…La ADL también presionó a favor de un proyecto de ley que, según sus partidarios, está dirigido contra los manifestantes pro palestinos. Otorgaría al Servicio de Impuestos Internos el poder de eliminar el estatus de organizaciones sin fines de lucro de (estos) grupos…

“A medida que proliferaban las protestas contra la guerra en noviembre, Greenblatt apareció en MSNBC y pidió al IRS que investigara a los grupos de estudiantes… En su rastreador de antisemitismo en línea citado regularmente por los principales medios de comunicación, la ADL a menudo atribuye el ‘apoyo al terrorismo’ a la lucha contra la guerra y al alto el fuego a ciertos mítines de grupos judíos como Jewish Voice for Peace… Stefanie Fox, directora ejecutiva de Jewish Voice for Peace, dijo… la ADL ‘difunde sur argumentos a través de mentiras en los principales medios de comunicación… y por el lado del lobby establece la arquitectura mediante la cual esas maniobras pueden blanquearse para convertirlas en una verdadera criminalización del movimiento contra la guerra”.

Es de los judíos justos de donde emana la oposición más potente a este ataque a la libertad de expresión:

“1.200 profesores universitarios judaicos han firmado una declaración enérgica rechazando la definición de antisemitismo que el Senado de los Estados Unidos está considerando codificar en la ley federal. La ‘Declaración de un profesorado judío preocupado contra el antisemitismo’ fue entregada a líderes clave del Congreso el 14 de mayo, incluidos los demócratas del Senado, miembros del Comité de Educación y Fuerza Laboral de la Cámara de Representantes, así como el enlace de la Casa Blanca de Biden con la comunidad judía estadounidense.

“La declaración de los profesores judíos se opone a cualquier esfuerzo por consagrar en la ley federal la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), que, según ellos, combina el antisemitismo con la crítica al Estado de Israel. La declaración de los profesores dice: “La crítica al Estado de Israel, al gobierno israelí, a las políticas del gobierno israelí o a la ideología sionista no es, en sí misma, antisemita”. ( RNS, 14 de mayo ).

Desde la “Ley de Negación del Genocidio” hasta las Leyes de Noé y la halajá talmúdica , se muestra ampliamente un sistema de justicia de dos niveles:

  1. No existen sanciones legales en Occidente por la negación del genocidio israelí en Gaza. La negación del holocausto contra los palestinos y los libaneses está plenamente protegida.
  2. Las Leyes de Noé utilizan la Biblia como apoyopara un draconiano sistema talmúdico de subyugación de los gentiles.
  3. Las decisiones judiciales talmúdicas basadas en discursos de odio contra Jesucristo son inmunes al escrutinio de los gobiernos occidentales y las organizaciones de derechos humanos.

Estos tres puntos ofrecen evidencia de las prerrogativas, inmunidades y consideraciones especiales que se otorgan a un etnoestado supremacista.

No se ha propuesto ninguna legislación contra modificar los sentimientos en torno a los árabes en el Congreso, a pesar de que la intolerancia antiárabe está muy extendida entre los “cristianos evangélicos” y los sionistas, como lo demuestra el apoyo al asesinato en masa indiscriminado de civiles árabes en Beirut en el verano de 1982 y en Gaza desde octubre.

La aristocracia establecida por el Talmud, consagrada en aquello atribuido a Noé y las leyes unilaterales de negación del genocidio (y ahora por la Cámara de Representantes) es cada vez más visible.

De todas las anticreencias existentes en Estados Unidos (anticristianas, antiárabes, antimusulmanas, antialemanas), es probable que sólo una, el antisemitismo, termine prohibida en los colegios y universidades por orden del Congreso, a menos que un colegio o una universidad no reciba fondos federales.

Sin embargo, ese tecnicismo no viene al caso. La mayoría de las universidades reciben dinero federal. El punto es sentar un precedente, por el momento arraigado en la administración burocrática, para disminuir las protecciones de la Primera Enmienda para el discurso y los escritos radicalmente heréticos.

Si bien se ignora el discurso de odio anticristiano en el Talmud, estamos empezando a ver las líneas generales de un movimiento en Estados Unidos para abreviar la Primera Enmienda a fin de hacer excepciones especiales para ciertas categorías de discurso de odio y desafíos estrictamente circunscritos a cierta ideología racista.

El estudio del historial documentado del racismo sionista estará prohibido en las universidades y quizás algún día en todo Estados Unidos.

La Ley de Concientización sobre el Antisemitismo es un puente hacia esa eventualidad. Se aconseja a los opositores de este ataque del Congreso a nuestra libertad de expresión e investigación que rompan el vacío intelectual y articulen plenamente la historia en gran medida desconocida del excepcionalismo talmúdico que se esconde detrás de la legislación.

Si no lo hacemos, es probable que a lo largo de nuestra vida veamos una erosión radical de la Primera Enmienda, que comenzará en los campus universitarios y se extenderá progresivamente a otros sectores de nuestra sociedad: los negocios, la cultura, los medios de comunicación y lo que queda de los sectores independientes en la Iglesia.

Pr. Michael Hoffmann, 16 mayo 2024

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El historiador revisionista Michael Hoffman explica el procesamiento alquímico de la humanidad en su libro Twilight Language . Es autor de otros nueve volúmenes de historia y literatura, entre ellos Usury in Christendom , The Occult Renaissance , Judaism Discovered y Adolf Hitler: Enemy of the German People . Michael es ex reportero de la oficina de Associated Press en Nueva York y ex consultor del departamento de noticias del New York Times . Su trabajo lo financia con donaciones de buscadores de la verdad, suscriptores pagos y la venta de sus libros , boletines y boletines de Revisionist History ® y grabaciones

 ORIGINAL:

https://www.unz.com/article/secret-history-of-the-anti-semitism-awareness-act/

 

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