El mundo no se enfrenta a una crisis del trigo tras el fin del acuerdo con Ucrania – por F. William Engdahl

,     

Desde que Rusia anunció el 17 de julio que no renovaría el acuerdo de la Iniciativa de Granos del Mar Negro, negociado por Turquía y el Reino Unido, para permitir las exportaciones de grano de Ucrania con paso seguro desde Odessa y otros dos puertos ucranianos del Mar Negro, los principales medios de comunicación occidentales afirman que la negativa creará hambruna mundial y un aumento vertiginoso de los precios de los alimentos. Un ataque ucraniano contra el principal puente que une el territorio continental de Rusia con la península de Crimea, programado precisamente para la finalización del acuerdo sobre el grano, provocó un ataque masivo de represalia por parte de las fuerzas rusas que dañó gravemente el puerto de Odessa y los puertos cercanos de transporte de grano. ¿Cuál es realmente la situación de los suministros de alimentos de la «cesta de pan de Europa», como solía llamarse a Ucrania?

El 19 de julio, el Indian Express titulaba: «El mundo se enfrenta a la perspectiva de ‘juegos del hambre’ mientras China acapara cereales y Rusia se retira del acuerdo». Afirmaban además: «El año que viene podría avecinarse una crisis de hambre en el mundo debido a la retirada de Rusia de un importante acuerdo sobre cereales alimentarios con Ucrania, como consecuencia del acaparamiento de cereales alimentarios por parte de China, el mayor consumidor de arroz del mundo, advirtió un analista». El LA Times fue igualmente alarmista: «Rusia detiene el acuerdo que permitía a Ucrania exportar grano, en un golpe a la seguridad alimentaria mundial». CNN, Yahoo y otros medios occidentales publicaron historias alarmistas similares. Ninguno de ellos se molestó en entrar en detalles sobre la situación actual. Es mucho menos alarmante de lo que se afirma. Es posible que el mundo se enfrente pronto a una escasez de cereales, pero no será por las acciones de Rusia en Ucrania.

El 19 de julio, dos días después de la cancelación, los precios mundiales de los futuros de cereales subieron un 8%, al conocerse que Rusia consideraba que cualquier barco que desembarcara en Odessa u otros puertos ucranianos era sospechoso de transportar armas y un objetivo para los misiles rusos. Desde entonces, los medios de comunicación occidentales han afirmado que Rusia está provocando una posible hambruna mundial al poner fin al acuerdo de exportación de grano a Ucrania. ¿Cuáles son los hechos reales?

Por qué Rusia lo suspendió

El acuerdo de la Iniciativa del Mar Negro sobre los cereales se acordó en julio de 2022 tras las acusaciones de que las acciones militares de Rusia en Ucrania estaban creando graves problemas de cereales para los países africanos y otros países pobres. Rusia aceptó, con la participación de la ONU, un acuerdo en el que Rusia garantizaría un paso seguro por el Mar Negro desde los puertos ucranianos de grano, como Odessa, a cambio de que Occidente levantara las sanciones a la exportación de trigo y fertilizantes rusos, incluido el levantamiento de la prohibición SWIFT para el principal banco estatal ruso de exportación de grano. Rusia, Ucrania, Turquía y las Naciones Unidas alcanzaron el acuerdo el 22 de julio de 2022 para proporcionar un corredor marítimo humanitario a los buques que transportan exportaciones de alimentos y fertilizantes desde los puertos ucranianos del Mar Negro. El 18 de mayo de 2023, Rusia prorrogó el acuerdo, denominado Iniciativa de Granos del Mar Negro, durante 60 días, hasta el 17 de julio.

Había un problema importante. Occidente se negó a cumplir la parte rusa del acuerdo. Según el portal de noticias estatal ruso Sputnik, «el acuerdo es parte integrante de un paquete de medidas. La segunda parte —el memorando Rusia-ONU, diseñado para tres años— prevé el desbloqueo de las exportaciones rusas de alimentos y fertilizantes, la reconexión del Banco Agrícola Ruso a SWIFT, la reanudación de los suministros de maquinaria agrícola, piezas de repuesto y servicios, la restauración del oleoducto de amoníaco Togliatti-Odessa (que Ucrania saboteó en junio-etc.), y otra serie de medidas. Moscú dice que esta parte del paquete de acuerdo aún no se ha aplicado».

El 17 de julio, el día en que Rusia anunció que no renovaría el acuerdo, Ucrania, ayudada por los servicios de inteligencia de Estados Unidos y Reino Unido, lanzó un ataque mortal contra el único puente que une Crimea, donde tiene su base la flota naval rusa del Mar Negro, con el territorio continental ruso. El espolón vehicular fue gravemente dañado por un dron naval ucraniano y murieron dos civiles, con un tercero en coma. Moscú lanzó mortíferas represalias durante las noches siguientes con importantes bombardeos que destruyeron gran parte de la infraestructura portuaria de Odessa y otros puertos cercanos del Mar Negro.

Las terminales de cereales y las infraestructuras portuarias de Ucrania fueron blanco de ataques rusos en la noche del 18 al 19 de julio, causando importantes daños que tardarán al menos un año en repararse por completo, según el Ministerio de Política Agraria y Alimentación de Ucrania. Una parte importante de la infraestructura del puerto de Chornomorsk quedó fuera de servicio, y 60.000 toneladas de grano también fueron destruidas. Resultaron dañadas infraestructuras de comerciantes y transportistas internacionales y ucranianos, como la luxemburguesa-ucraniana Kernel, Viterra, que forma parte del enorme grupo suizo Glencore, el mayor comerciante de materias primas del mundo, y la francesa CMA CGM Group.

Moscú también denuncia que no sólo la ONU y Occidente se negaron a cumplir la parte rusa del acuerdo. Occidente también estaba utilizando los buques protegidos para entregar armas de la OTAN y de otro tipo a Ucrania para alimentar la guerra, lo que difícilmente constituye un acto humanitario.


¿Trigo para la UE?

Mientras Occidente afirmaba que el bloqueo ruso del tráfico de barcos desde Odessa y otros puertos ucranianos estaba creando un desastre humanitario en África y otros países pobres, el trigo, así como el maíz y el aceite de girasol ucranianos, no iban a parar a los países del Sur más pobres. Al contrario, hasta que una gran revuelta de agricultores en Polonia, Bulgaria, Rumanía y otros países de la UE obligó a Bruselas a prohibir temporalmente la importación del baratísimo grano ucraniano. Según la ONU, la UE fue la principal beneficiaria del Acuerdo sobre los cereales del Mar Negro: el 38% de todo el grano ucraniano se envió a Europa a pesar de que la UE es un exportador neto de trigo. Otro 30% fue a parar a Turquía y un 24% a China. Sólo un 2% se destinó a países del Sur.

En abril, ante la gran revuelta de los agricultores contra la avalancha de importaciones de grano barato ucraniano, Polonia, Eslovaquia, Hungría y Bulgaria introdujeron una prohibición temporal de los productos agrícolas de Ucrania tras fracasar en sus reiteradas peticiones de que la UE de Bruselas impusiera una prohibición general y permitiera que el grano fuera a África y otros Estados según el acuerdo original.

Algunos datos concretos del USDA

Mientras que la mayoría de las estadísticas del Gobierno de EE.UU. no valen gran cosa hoy en día, debido a décadas de manipulaciones políticas, las del Departamento de Agricultura de EE.UU. sobre la producción mundial de trigo se consideran en general bastante exactas, ya que los cárteles mundiales del grano dependen de los datos para fijar el precio del grano. En su informe del 12 de julio, justo antes de finalizar la renovación rusa del Mar Negro, el informe del USDA, titulado Grano: Mercados y Comercio Mundial, señalaba lo siguiente: «A medida que el año comercial 2022/23 se acerca a su fin, Rusia ha consolidado su posición como el principal exportador de trigo del mundo». Señalaban: «Se estima que Rusia exportará 45,5 millones de toneladas en 2022/23. Sus principales destinos se encuentran en Oriente Medio, África del Norte y Asia Central… Se prevé que las exportaciones de trigo de Rusia alcancen otro récord de 47,5 millones de toneladas en 2023/24».

El informe del USDA prosigue, en el caso de Ucrania, donde los combates han afectado a sus mejores regiones cerealistas: «La superficie sembrada de Ucrania se ha reducido significativamente como consecuencia de la guerra con Rusia. Se prevé que la producción en 2023/24 sea de 17,5 millones de toneladas, la menor cosecha en más de una década. Con la drástica reducción de los suministros y la incertidumbre que rodea al futuro de la Iniciativa de Cereales del Mar Negro, se prevé que las exportaciones ucranianas de trigo en 2023/24 se reduzcan a 10,5 millones de toneladas, más de un 40% con respecto a la media anterior a la guerra. Aunque la BSGI ayudó a Ucrania a exportar 16,8 millones de toneladas de trigo en 2022/23, el 39 por ciento del trigo se movió fuera del corredor de cereales (principalmente a través de envíos terrestres a Europa del Este)».

Si restamos entonces los 6,6 millones de toneladas de trigo que fueron a la UE por rutas terrestres, entonces unos 10,2 millones de toneladas de grano ucraniano no están ahora disponibles para los mercados mundiales a través del Mar Negro. Sin embargo, esta cifra equivale casi exactamente al volumen de trigo ucraniano que inundó los mercados locales de la UE el año pasado.

Rusia promete grano a África

El 27 de julio, en la Segunda Cumbre Anual Rusia-África celebrada en San Petersburgo, el presidente ruso Putin prometió que Rusia suministraría grano gratuitamente a determinados países africanos que habían estado recibiendo grano ucraniano: «Estaremos dispuestos a proporcionar a Burkina Faso, Zimbabue, Mali, Somalia, República Centroafricana y Eritrea 25-50.000 toneladas de grano gratis a cada uno en los próximos 3-4 meses».

La OTAN y los principales medios de comunicación occidentales están manipulando una narrativa unilateral para culpar a Rusia de algo que sus propias acciones corruptas provocaron. La suspensión rusa del acuerdo sobre el grano, que se declaran dispuestos a reabrir siempre que haya garantías de que se cumple la parte correspondiente a Rusia, no está creando una catástrofe mundial. Lo que es mucho más peligroso para el mundo son las acciones deliberadas de la UE y de la Administración Biden para imponer severos recortes a la producción mundial de fertilizantes bajo su llamada Agenda Verde de Carbono Cero.

Wiliam Engdahl, 31 de julio de 2023


Fuente: http://www.williamengdahl.com/gr31July2023.php 

Traducido por ASH para Red Internacional

Print Friendly, PDF & Email