Colombia, el caballo de Troya en América Latina, reforzado por la OTAN
A Colombia le fue entregada la llave para el control geopolítico de la región.
El ingreso de Colombia a la OTAN se concretó el pasado 31 de mayo y tiene por objetivo controlar la región. Dese el punto de vista geopolítico es la puerta de ingreso de EEUU en Sudamérica para desestabilizar Venezuela, pero también para disciplinar a los movimientos populares.
Es el único país de América Latina que asume el papel de “socio global” de la Alianza Atlántica lo que lo coloca como aliado privilegiado de los países del Norte junto a Afganistán, Australia, Irak, Japón, República de Corea, Mongolia, Nueva Zelanda y Pakistán.
Desde el punto de vista geográfico, Colombia ocupa un lugar privilegiado al ser el único país sudamericano que tiene costas en el océano Pacífico y en el Caribe. Tiene fronteras porosas con Venezuela, además de lindar con Ecuador y Brasil.
Por eso Colombia juega un papel central en la estrategia de EEUU para la región. Nicholas Spykman (1893-1943), el teórico geopolítico que tuvo mayor influencia sobre la política exterior de Estados Unidos en el siglo XX, consideraba que los países caribeños, incluyendo Colombia y Venezuela, formaban una zona de influencia donde “la supremacía de Estados Unidos no puede ser cuestionada”.
Esta es una de las razones por las cuales los países más ricos del mundo decidieron que Colombia debe ingresar tanto en la OTAN como en la OCDE, y hacerlo de modo simultáneo, otorgando un cheque en blanco a la elite de ese país en la cual parecen confiar plenamente.
La tercera cuestión que explica la opción del Norte por Colombia se relaciona con su larga experiencia en el control de los movimientos populares. El país ha sido un laboratorio de neutralización de la protesta social, que fue acotada por una hábil combinación de represión, infiltración y cooptación. De hecho Colombia es el único país sudamericano donde la vieja oligarquía de la tierra y la cruz sigue dominando desde la independencia, hace ya doscientos años.
Por eso Fazio lo define como “uno de los arquitectos de la actual narcodemocracia colombiana” que se caracteriza por una fachada electoral, que denominan democracia, combinada con la guerra sucia contra los movimientos populares.
La “colombianización” de México tiene como resultado el asesinato de más de 200.000 personas y la desaparición de 40.000 en la llamada guerra contra el narcotráfico que es en realidad una agresión sin precedentes contra los sectores populares organizados, las mujeres pobres y los pueblos originarios.
En síntesis, a Colombia le fue entregada la llave para el control geopolítico de la región (con especial hincapié en Venezuela) y para el disciplinamiento de la disidencia social.
En algún momento los estrategas del Pentágono comprendieron que no debe repetirse la historia reciente, cuando la acción popular derribó una decena de gobiernos aliados de Washington en las décadas de 1990 y 2000, abriendo grietas por las que llegaron al gobierno fuerzas políticas contrarias a los Estados Unidos.
Raúl Zibechi, 5 junio 0218
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