El “Trío Magnitsky” impulsa la guerra contra Rusia insistiendo en nuevas sanciones “aplastantes”- por Tom Luongo

Si la mitad de lo que he llegado a entender sobre el curioso caso de Bill Browder es cierto, entonces el “Trío Magnitsky”, integrado por los senadores John McCain, Lindsay Graham y Ben Cardin, es culpable de espionaje, como mínimo.

 

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De izquierda a derecha, los senadores Ben Cardin, D-Md., John McCain, R-Ariz. y Lindsey Graham, R-S.C.

 

¿Por qué? Porque saben que la historia de Browder sobre Sergei Magnitsky es mentira. Y eso significa que cuando uno ata los cabos del Expediente Trump, Christopher Steele, Fusion GPS, el envenenamiento de Skripal y el resto de este lío, estos hombres se están confabulando con gobiernos y agencias extranjeras contra el Presidente en funciones.

Como señaló Lee Stranahan recientemente en Fault Lines, Cardin invitó a Browder a testificar ante el Congreso en 2017 para que se aprobara el proyecto de ley de sanciones del año pasado, una versión más estricta de la Ley Magnitsky de 2011, que desde entonces se ha utilizado para aumentar la presión sobre Rusia.

Cardin sabía que había agujeros en la historia de Browder respecto a la muerte de Magnitsky y, sin embargo, lo llevó al Congreso para que testificara y garantizara la votación.

Eso es instigación a perjurio, como señala Lee.

Los huecos en la historia de Browder sobre la muerte de Magnitsky son de por sí suficientes para que se le acuse de perjurio. Si no ha leído el desglose detallado de Luck Komisar sobre los negocios de Browder, entonces es algo debe hacer por su propio bien.

Yo lo leí un par de veces, porque está entre lo más turbio que hay en El Pantano. Y, aún así, se me ponen los ojos en blanco.

La Ley Magnitsky y su secuela se han utilizado para apoyar las acciones políticas agresivas de Estados Unidos contra Rusia y destruir la relación entre los ejércitos y las potencias nucleares más prominentes del mundo.

Se dice que el nuevo proyecto de ley quiere imponer “sanciones aplastantes” contra Rusia para que “Putin sienta la presión”. En efecto, lo que este proyecto de ley quiere hacer es obligar al Presidente Trump a imponer sanciones contra todo el Estado ruso por intentar hacer negocios en cualquier parte del mundo.

Las nuevas sanciones económicas estarían dirigidas a figuras políticas, oligarcas, familiares y otros que “faciliten actividades ilícitas y corruptas” en nombre de Putin.

También impondrían nuevas sanciones a las transacciones vinculadas a las inversiones en proyectos energéticos de propiedad estatal, a las transacciones vinculadas a la nueva deuda rusa y a las personas con capacidad o aptitud para apoyar o llevar a cabo un acto cibernético “malicioso”.

Además, por si no estuviera ya suficientemente claro que él no es amigo del Presidente, Graham está tratando de atarle las manos en cuanto a la retirada de la OTAN, lo que requiere una mayoría de dos tercios.

Ahora bien, ¿por qué le preocuparía eso a Graham, a menos que fuera algo que el Presidente estuviera considerando seriamente? Esto es similar al proyecto de ley de sanciones del año pasado que requería una mayoría similar para que el Presidente pusiera fin a las sanciones originales impuestas a Rusia en 2014 por la reunificación con Crimea.

Y detrás de todo está Bill Browder.

Porque ha sido la campaña de un solo hombre de Browder la que ha influenciado a los miembros del Congreso, a la UE y a la opinión pública de todo el mundo contra Putin y Rusia durante los últimos 10 años a raíz de la muerte de Magnitsky.

La versión de Browder es la única que vemos en las noticias. Y nunca se cuestiona, aunque sí se ha cuestionado. Él se esfuerza continuamente por impedir que los docuemntales y artículos que lo critican se distribuyan.

Browder es el epicentro en torno al cual gira el insensato empuje hacia la guerra contra Rusia, mientras todos los implicados en el intento de apoderarse de Rusia en 1999 siguen intentando cubrir las posteridades colectivas de sus traseros.

Y es Browder, junto con el jefe del Republic National Bank, Edmond Safra, quien estuvo involucrado en el saqueo de Rusia en la década de 1990. La firma de Browder contrató a Magintsky como contador (porque eso es lo que era) para ayudar a lavar el dinero con el que Heritage Capital estaba implicado.

El intento de apoderarse de Rusia fracasó porque Yeltsin vio la trampa y eso lo llevó a nombrar a Putin como su Viceprimer Ministro.

Martin Armstrong habló de esto recientemente, y se destaca en la película sobre él, The Forecaster, que también le recomiendo que vea.

Se transfirieron 7.000 millones de dólares a través del Banco de Nueva York, lo que implicó el robo de dinero de los préstamos del FMI a Rusia. Se puso en marcha un intento de apoderarse de Rusia mediante el chantaje. Tan pronto como se hizo la transferencia, el Republic National Bank se dirigió al Departamento de Justicia para decir que era un caso de lavado de dinero. Creo que esto provocó la crisis y Yeltsin fue chantajeado para que dimitiera y nombrara a Boris A. Berezovsky como el líder de Rusia.

Claramente, el Republic National Bank estaba involucrado con el gobierno de Estados Unidos porque también estaban enviando cajas de billetes de 100 dólares a Rusia. Fue registrado y llamado el avión del dinero. Entonces Yeltsin se dirigió a Putin al darse cuenta de que le habían tendido una trampa. Así fue como Putin se convirtió en el Primer Viceprimer Ministro de Rusia el 9 de agosto de 1999 hasta el 16 de agosto de 1999 cuando se convirtió en el 33º Primer Ministro y heredero aparente de Yeltsin.

Entonces, ¿por qué de pronto necesitamos sanciones aún más fuertes contra Rusia que crearían una dislocación indecible en los mercados financieros de todo el mundo? Fíjese en la cronología y vea qué está pasando.

  1. A principios de este año, el Asesor Especial Robert Mueller acusó a 13 personas asociadas con la Agencia de Investigación de Internet (IRA, por sus siglas en inglés), una granja de trolls rusa, por influir en las elecciones de 2016.
  2. Luego Mueller acusó a doce miembros de la inteligencia rusa con el objetivo de sabotear la inminente cumbre entre Trump y Putin, mientras que la narrativa de que “Rusia hackeó mis elecciones” se desmoronaba.
  3. Tres días después, el Presidente Trump se reunió con Vladimir Putin en Helsinki. Allí, Putin le hizo saber al mundo que colaboraría en la investigación de Robert Mueller si a cambio Estados Unidos colaboraba con Rusia en el caso de Bill Browder, quien fue juzgado y condenado in absentia por evasión de impuestos.
  4. De repente, la historia de Browder apareció en toda la prensa alternativa. Browder apareció en todos los canales de televisión estadounidenses.
  5. A principios de esta semana Facebook salió a escena, después de unas pérdidas tremendas, para decirle a todo el mundo que la Agencia de Investigación de Internet todavía estaba haciendo de las suyas, aunque de modo muy sigiloso, con el fin de influenciar en las elecciones de medio periodo, para que los demócratas y los anti-Trump se organicen. En ese comunicado, Facebook reveló que estaba trabajando con el brazo político de la OTAN, el Consejo Atlántico, para desenmascarar a esos malvados agentes rusos.

Y ahora tenemos un flamante proyecto de ley de sanciones para evitar que se produzca un acercamiento entre Estados Unidos y Rusia.

¿Por qué es eso? ¿Por qué tienen tanto miedo de que las relaciones con Rusia mejoren?

Tal vez, sólo tal vez, sea porque Putin tiene buena evidencia de sus crímenes y le ha informado a Trump cuál es la verdadera historia detrás de todo esto.

Que se trata en esencia de un grupo de personas muy malas que intentaron robar billones, pero sólo consiguieron escapar con miles de millones y todavía tienen el objetivo de destruir a Rusia por sus propios intereses. Y Lindsay Graham es su portavoz.
Y que toda la política exterior de EE.UU. se basa en una mentira.

Que nuestra relación con Rusia fue destruida intencionalmente por las razones más venales, para que personas como Bill Browder no sólo robaran miles de millones, sino que también tuvieran el descaro de robar los 230 millones de dólares que habría pagado en impuestos sobre esos miles de millones robados.

Y la única manera de asegurar que ninguna de esas mentiras sea expuesta es haciendo que Trump sea incapaz de cambiar nada de eso al forzarlo a ponerse abiertamente del lado del Presidente ruso frente a los miembros de su propio partido político.

Las sanciones propuestas por el proyecto de ley de Graham son tan descabelladas que incluso el Departamento del Tesoro piensa que son una mala idea. Pero, en este momento no hay nada que Graham no haga por sus amos.

Como están desesperados, insistirán en una guerra abierta contra Rusia para sacar a Putin del poder, cosa que no es posible. Todo esto no es más que un triste intento de aferrarse al poder el tiempo necesario para expulsar a Trump de la Casa Blanca y mantener las cosas tan horribles como están.

Porque nadie renuncia al poder voluntariamente. Y cuanto más se demuestre que son un fraude, más clamarán por la guerra.

Tom Luongo, 3 agosto 2018

 

Fuente original

Fuente Traduccion: SOTT

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