Escenarios de la geopolítica mundial 5 – por Luis Alvarez Primo

 

El encuentro entre Donald J. Trump y Vladimir Vladimirovich Putin en Anchorage, Alaska el 15 de agosto ppdo, fue, en principio, una victoria del logos…modesta, acotada, pero victoria al fin. Los dos jefes de estado de las dos potencias nucleares más grandes del planeta dialogaron y al parecer se entendieron.

Los griegos nos enseñaron que el hombre es “zoon politikon”, un ser que se desarrolla y perfecciona en la polis o comunidad política. Esta se organiza y se mantiene mediante un orden de convivencia para alcanzar el bien común, mal que les pese a los liberales que lo niegan. El bien común se alcanza en la medida en que en la comunidad nacional (o internacional) predomina el logos, es decir, el diálogo racional en orden a la búsqueda de la verdad y la justicia que mantiene la paz, la cual San Agustín definió como “la tranquilidad en el orden”. Por eso los griegos también definieron al hombre como “zoon logikon”, animal racional.

La cultura clásica y sobre todo la antropología cristiana, entre otras cuestiones básicas que siempre es bueno recordar, también nos enseñó que las pasiones desordenadas ofuscan la inteligencia (logos) o capacidad para razonar, discernir y comprender. Esa ofuscación del logos produce un abajamiento moral de la condición humana que lleva al hombre al nivel de las bestias en la escala zoológica. Tal el caso, hoy día, de criminales genocidas como los gobernantes judíos sionistas del estado sociópata de Israel. (La psicopatía criminal judía está directamente relacionada con la culpa por el deicidio. En “La Narrativa del Holocausto” de próxima aparición, E. Michael Jones profundiza sobre este tema).

En “Libido Dominandi: liberación sexual y control político” el mismo autor citado ut supra  prueba de un modo fascinante, en un capítulo tras otro, esa verdad, anticipada en el título, en un epígrafe  con una cita de San Agustín tomada de la “Ciudad de Dios”:  “Así, un hombre bueno, aunque sea esclavo puede ser libre; pero un hombre pervertido aunque sea rey será esclavo, pues sirve no a un hombre solamente sino peor aún, a tantos amos como vicios tenga”.
Por ello, volviendo al inicio de esta nota, todas las personas de bien nos alegramos de esa acotada, pero importantísima victoria del logos en Alaska.

La reunión de marras se realizó conforme a lo previsto. Todo el encuentro, que comportaba diversos riesgos e incertidumbres, transcurrió sin sobresaltos, pero, como es natural, no sin cierta tensión en el ambiente y, por cierto, pleno de detalles y anécdotas que permiten ahondar en el conocimiento de los dos magistrados reunidos, sus personalidades y estilos, las culturas nacionales que expresan y representan, y, no menos importante, algo de los grandes cambios del  “Zeitgeist” o el espíritu de nuestra época.

La alfombra roja para Putin fue un indicio claro del respeto y la consideración que Trump siente por el visitante. La caminata de ambos, cada uno por su lado, luego de descender de sus respectivos aviones, que arribaron puntualmente juntos, mostró, por una parte, a un Putin suelto, en óptimo estado físico, sobrio y elegante, con su saco correctamente prendido, y por otra, en contraste, a un Trump a quien ya le pesan sus 79 años, desplazándose más lento y desgarbado, con el saco desprendido. En un gesto cordial de genuina hospitalidad Trump aplaudió a Putin mientras se acercaba para el saludo. El estrechamiento de manos mostró que Trump no se atrevió a un apretón dominante y el brazo de Putin, buen judoka, se mantuvo firme y cordial. Los dos partieron en la limusina de Trump. Un estúpido ex director de la CIA varado en la guerra Fría, entrevistado que fuera por un medio, recomendó revisar el automóvil después del traslado.

En principio, la reunión iba a ser entre Trump y Putin a solas. Pero la disparidad entre la enorme experiencia, cultura diplomática y habilidad estratégica y política de Putin, por un lado y el menor conocimiento y competencia de Trump por otro, determinó del lado estadounidense que la primera reunión fuera con la presencia de los respetivos ministros y secretarios. Dos de cada lado. Putin había sido acompañado por 6 de sus mejores espadas y un abultado dossier, en tanto que Trump sólo fue acompañado por cuatro funcionarios, todos con mucho menor oficio que los rusos. Es curioso y significativo que el mejor funcionario de Trump es su Secretario de Estado, Marcos Rubio, católico e hijo de inmigrantes cubanos. Rubio hizo una broma a Serguei Lavrov, el experimentado ministro de Exteriores ruso, con motivo del “sweater” blanco que lució debajo de un chaleco sin mangas a su arribo un día antes, el cual tenía la provocativa inscripción en ruso CCCP (Unión Repúblicas Socialistas Soviéticas).

En la conferencia de prensa de cierre conjunta, Putin habló primero (no es lo usual) con suma claridad y precisión, como es su estilo. Y no hubo lugar a preguntas –siempre hay algún periodista insidioso de algún medio belicista–que podían perturbar la armonía alcanzada.

Todos se manifestaron muy satisfechos con el encuentro en el cual ciertamente no se llegó a un acuerdo de fondo (tampoco era lo esperable), pero sí a un entendimiento. Trump parece haber entendido – aunque nunca se sabe cuándo puede cambiar de opinión– la posición rusa sobre la necesidad de llegar primero a un acuerdo de fondo que contemple y solucione de raíz las causas de la guerra, antes de pactar un cese del fuego. Los rusos saben perfectamente que pactar un cese del fuego previo a un acuerdo de fondo es inconducente a la paz y sólo serviría para un reame ucraniano-otanista para continuar la guerra.
Mañana lunes 18 de agosto Trump recibirá en la Casa Blanca, a Volodymyr Zelenski, el ilegítimo ocupante del gobierno en Kiev. Luego recibirá a varios de los monigotes de la OTAN/UE que desesperan por bloquear un acuerdo duradero entre Rusia y Ucrania, pues ello pondrá en evidencia no sólo la derrota otanista, sino además su propia responsabilidad en esta guerra.

Para finalizar esta apostilla, deseo dar un ejemplo más de la alta jerarquía de la cultura y la diplomacia rusa bajo el liderazgo de Vladimir Putin: El presidente ruso se tomó su tiempo para saludar al patriarca ortodoxo estadounidense que guía a una vibrante comunidad de rusos en Alaska, obsequiándole dos bellos íconos que besó respetuosamente antes de entregarlos. Luego, Putin visitó un cementerio donde se encuentran enterrados los cuerpos de 12 pilotos de la ex Unión Soviética, ante cada una de cuyas tumbas, señaladas por cruces blancas, hizo una genuflexión, depositó un ramo de rosas rojas y se persignó según la costumbre ortodoxa.

P.S.
Como pequeño tema extra dejo el vínculo con un video que muestra el sistema de transporte y seguridad que Putin ha desarrollado para sus desplazamientos internacionales, lo cual también habla por sí solo del asombroso alto nivel de desarrollo alcanzado por la cultura y la civilización rusa.

El avión presidencial de Putin que dejó boquiabierto a Donald Trump:

https://youtu.be/qhmZ4_CeHog?si=DnXQg1_mGM-FuBCr

Luis Alvarez Primo, 17 de agosto de 2025
Bella Vista, Buenos Aires, Argentina