Hoy, “Mayo 68” es un episodio casi olvidado en la juventud europea.
Una fotografía de Guilles Caron en la sue St Jacques, París, mayo 68, refleja la soledad de un triunfo que no llegó.
El cómo afloró el “Mayo 68” es lo que intentaremos analizar. Desde ya señalamos que no fue una expresión de protesta que explotó de la noche a la mañana, fue un proceso histórico cuyo origen está en las calles, en los hogares, en las escuelas, en las fábricas de una Francia fracturada y traumatizada por la ocupación nazi, con el escarnio público a miles de colaboracionistas, cuyas secuelas y perturbaciones subsitieron bien entrada la V República. Para los jóvenes de esa época -la primera generación de posguerra- fue el legado de sus padres que vivieron y lucharon por la Liberación.
El “Mayo 68” surgió en un momento álgido del inconformismo estudiantil y obrero, en un choque marcado no solo por la influencia del antagonismo político sino por la clásica lucha de clases.
Advertimos, como siempre se hace en este blog, que no repetiremos los hechos acontecidos, salvo lo esencial, ni las protestas, ni las batallas campales, ni relatos de heridos y detenidos, aquellos episodios épicos de la lucha estudiantil y obrera contra el Poder constituido están suficientemente documentados. En las notas a píe de página queda sentado una magnífica fuente de consulta.
En la segunda parte de este reportaje quedará marcada la gran interrogante: Quizá hemos sobredimensionado a los largo de 50 años los hechos?
Imperioso es entonces remontarnos a los antecedentes. No se puede comprender el espíritu del “Mayo 68” sin antes escudriñar la Francia de posguerra, he aquí la parte “aburrida” de este ensayo, que por cierto resulta -al mejor estilo de la novela policíaca y de espías- muy apasionante.
I parte
ANTECEDENTES:
La Guerra Secreta en Francia
En plena ‘Guerra Fría”, el Partido Comunista Francés -PCF- fue acusado de servir a Moscú. De allí el título de la “guerra secreta” en Francia, supuestamente miembros del PCF y sindicatos de izquierda contra la CIA y la derecha francesa.
Es cierto que “Mayo 68” es un hito en la protesta estudiantil y obrera, pero también es cierto que en plena “Guerra Fría” afloró el temor al expansionismo y consolidación de la izquierda política y del comunismo. En los 50 el fantasma del comunismo era latente, la caza de brujas del Mccarthismo en los Estados Unidos estaba también en Europa, a pesar que tras la muerte de Stalin miles de detenidos políticos fueron liberados, los gulags clausurados y los crímenes del stalinismo denunciados.
No debe resultarles extraño que hablemos de Ejércitos Secretos anticomunistas de la OTAN, creados por la CIA y el MI6 británico en toda Europa Occidental una vez concluida la segunda guerra mundial, algunas de estas formaciones terminarían de forma trágica adscritas al terrorismo de extrema derecha, como las fuerzas francesas de defensa colonial y la “Operación Gladio”.
Para analizar los ANTECEDENTES, resumimos un excelente libro, quizá el más completo que explica el fenómeno de la posguerra europea, su autor el suizo Daniele Ganser “Armées secrètes de l’OTAN”. (2007). “LOS EJÉRCITOS SECRETOS DE LA OTAN”, Capítulo 7, “La guerra secreta en Francia”. Ganser es historiador e investiga las redes ‘Gladio’ en Europa y los ‘Ejércitos Secretos’ de la OTAN ligados a los neonazis y otros movimientos fascistas.
Para Glaser, en Francia existe un secreto bien guardado, la sangrienta guerra que los servicios secretos anglosajones siguen librando desde hace décadas para controlar la vida política. La CIA inicialmente apoyó al general Charles de Gaulle y sus seguidores en el proyecto nacional francés, mas de Gaulle acordó con sus ex compañeros de armas, los comunistas de la Resistencia, un consenso sobre la descolonización de Argelia y terminó expulsando a la OTAN del territorio francés, originando un conflicto interno en las estructuras secretas del Estado, conflicto que persiste en nuestros días.
Repasemos un poco de historia (el siguiente es un resumen/extracto de la obra de Glaser).
La invasión y ocupación nazi de Francia sigue siendo el mayor trauma de la historia moderna de la República. Los simpatizantes de la extrema derecha, partidarios del mariscal Philippe Petain, pactaron con la ocupación nazi, eso facilitó el “gobierno de Vichy”; mientras de Gaulle se refugiaba en Londres declarando a los franceses que él representa el único gobierno legítimo de Francia.
De Gaulle fundó en Londres el Buró Central de Inteligencia y Acción (BCRA, siglas en francés) para realizar misiones clandestinas en suelo francés. Por su naturaleza, el BCRA –disuelto antes del fin de la guerra– fue el origen del posterior ‘ejército secreto francés”.
Al nacer la IV República (1946-1958), la lucha por el poder era latente, el Partido Comunista Francés (PCF) era muy popular por su rol en la Resistencia contra el régimen de Vichy, era la punta de lanza de la Resistencia y de patriotismo incuestionable. Por otro lado, la derecha, ex colaboradores de Vichy, el ejército y círculos industriales no soportaban la idea que Francia termine en manos del comunismo, sea por elección directa o por un golpe de estado.
El mito de la “revolución mundial” continuaba. Oficialmente el Komintern -la Internacional Comunista- había sido disuelto el 15 de mayo de 1943, con ese acto la Unión Soviética demostraba a los Aliados que la URSS y la Internacional Comunista renunciaban para siempre a sus propósitos revolucionarios. Stalin no estimuló a los comunistas franceses a emprender ese camino, el PCF no tenía intenciones de tomar el poder por la fuerza, pensaban que eso haría perder su legitimidad y porque serían eliminados por el ejército estadounidense, aún presentes en Francia tras la Liberación; no obstante, ese era el ideal de jóvenes soñadores,
El PCF comprendía, al igual que en el caso italiano, que Francia sólo disponía en aquella época de una soberanía limitada, y que Estados Unidos jamás concedería a un gobierno izquierdista los beneficios del Plan Marshall de reconstrucción económica que tanto necesitaba el país.
Charles de Gaulle, como presidente de Francia
A pesar de la irritación de la extrema derecha, de Gaulle nombró dos ministros comunistas en su gobierno (Presidente del Gobierno Provisional de Francia del 25 de agosto de 1944 al 20 de enero de 1946), convenció a los movimientos de resistencia comunistas entregar las armas a cambio de la promesa de elecciones democráticas y justas. Los comunistas ganaron las elecciones municipales de 1945, esa tendencia se confirmó en las primeras elecciones nacionales (octubre 1945), la Asamblea Constituyente tenía a la izquierda con una estrecha mayoría.
En las elecciones nacionales de 1946 los franceses respaldaron al PCF (el mejor resultado de su historia), su influencia era una realidad, (igual que el poderoso Partido Comunista Italiano -PCI-). El diario L’Humanité, fue el periódico más leído en Francia, los comunistas controlaban las principales organizaciones juveniles y los mayores sindicatos de trabajadores. El PCF podía tomar el poder cuando quisiera, pero insistieron que no tenían intenciones de alcanzar el poder mediante un golpe de Estado. Washington y sus servicios secretos estaban convencidos de la necesidad de emprender una guerra secreta para desbaratar al PCF.
Por iniciativa de las Fuerzas Especiales estadounidenses y del SAS británico (Special Air Service), se creó en Francia un “Ejército Secreto”, encifrado como “Plan Bleu” (Plan Azul), su misión impedir clandestinamente la llegada del PCF al poder y contrarrestar la “Amenaza Roja”, estaba integrado por combatientes de extrema derecha, colaboradores de Vichy y monárquicos. En aquellos días el servicio de inteligencia francés -DGER- fue parte del “ejército secreto” con células por toda Francia que operaban contra los comunistas franceses. La operación del “Plan Bleu” tuvo una cortísima vida, la DGER fue suprimida en 1946 y reemplazado por un nuevo servicio secreto militar, el SDECE, ferozmente anticomunista, el plan seguía imperturbable (solamente se cambiaron los nombres). El SDECE reclutó personal anticomunista de Grecia que ya había vivido una situación similar.
Las grandes huelgas de inspiración comunista paralizaban Francia, los agentes secretos se dedicaban a recaudar fondos de los ricos industriales para financiar su guerra secreta. En 1947 el primer Ministro francés era el socialista Paul Ramadier, con el paso de los años se llegó a saber que fue obligado a expulsar del gobierno a todos los comunistas, un hecho trascendental en la historia, “los comunistas tendrían que esperar más de 30 años para volver al consejo de ministros”, una maniobra del gobierno americano bajo el chantaje de cortar la ayuda económica si los comunistas seguían en el gobierno.
Antes que una conspiración comunista, la CIA y el MI6 junto a paramilitares franceses tenían proyectado un golpe de Estado para el verano de 1947 (aun estaba vigente el Plan Azul). Los conspiradores debían seguir deteriorando el clima político, realizar actos de terrorismo acusando a la izquierda y atacando la espina dorsal del comunismo francés, dividiendo a la Central General de Trabajadores (CTG). Eso se denominó la “Estrategia de la Tensión”, ya puesto en marcha en Grecia, Italia y Turquía, incluso se pensó asesinar a de Gaulle para enardecer el descontento popular.
Aquellas operaciones debilitaron considerablemente al PCF, también se depuró de la policía francesa de todo elemento de tendencia “izquierdista”, cientos de millones de dólares se repartieron para las operaciones de guerra psicológica de la CIA entre las organizaciones anticomunistas comprometidas con la guerra secreta en Europa Occidental, una de ellas “Paix et Liberté” (Paz y Libertad) y sus ramificaciones en varios países europeos. (En 1995, una investigación sobre la “Red Gladio” destapó que “Paix et Liberté” actuó bajo órdenes directas de la OTAN como coordinadora de las acciones internacionales contra el Kominform o Komintern – La Internacional Comunista).
La SDECE creó un nuevo “Ejército Secreto” anticomunista, su nombre clave “Rose des Vents” (Rosa de los Vientos), en referencia a la estrella símbolo de la OTAN, el nombre era perfecto. (Otras redes se conformaron en Gran Bretaña, Italia, Países Bajos, Bélgica, probablemente en Dinamarca y Noruega. Los franceses estaban a cargo de Alemania y Austria). Al establecerse la OTAN en París en 1949, el SDECE realizó su guerra secreta en estrecha colaboración con la alianza atlántica. El más conocido combatiente de la “Rose des Vents” fue Francois de Grossouvre quien durante la guerra mundial estaba enrolado en la milicia de Vichy, con el tiempo Grossouvre fue consejero especial del presidente socialista Mitterrand.
Resumiendo:
Los ejércitos secretos fueron creados y financiados por Washington y las derechas europeas por temor a que los comunistas asumieran el poder. Así mismo, la futura “Red Gladio” se planificó para una hipotética resistencia en caso de invasión soviética y para promover actividades políticas anticomunistas.
Otras operaciones, como “Operación Demagnetize” aparecieron en los años 50, en el mismo sentido, combatir a los comunistas mediante “operaciones políticas, paramilitares y psicológicas”. El objetivo final del plan era reducir el poder de los partidos comunistas en Francia e Italia, mermar sus recursos materiales, su influencia en el seno de los gobiernos y particularmente sobre los sindicatos.
La conformación, estructura y personal de los ‘ejércitos secretos’ y otras operaciones, por su complejidad, será materia de nuevos e interesantes artículos en un futuro próximo.
Asuntos como la posición de Charles de Gaulle ante la «Argelia francesa» y otros políticos de la IV República, asombraron al mundo -sobre todo a los franceses- al proclamar el derecho de los argelinos a la autodeterminación (independencia de Argelia consumada en 1962). Los soldados del “Ejército Secreto” estaban furiosos, lo que hizo surgir una nueva organización, la “Organisation de l’Armée Secrète”-OAS- (Organización del Ejército Secreto), apoyado por combatientes de las redes stay-behind de la OTAN, que no lograron derrocar a de Gaulle ni impedir la independencia de Argelia; luego vendría la ruptura con la OTAN; el reconocimiento de la existencia del pro-gaullista “Servicio de Acción Cívica”(SAC), el brazo armado del “Reagrupamiento del Pueblo Francés”-RPF- (partido político fundado por De Gaulle y opositor del comunismo y socialismo francés). El SAC tenía como tarea realizar los trabajos sucios y operaciones clandestinas contra los obreros en huelga, contra militantes comunistas y protegían a los políticos del RPF.
Conclusión:
Como hemos dicho al inicio, no es posible entender “Mayo 68” sin esta larga explicación de la historia francesa de posguerra (y de Europa Occidental), era una lucha existencial entre el capitalismo y el comunismo, una época en que el comunismo pudo haber triunfando, en las urnas o mediante una revolución. “Mayo 68” contaba en su liderazgo con gente que sufrió los horrores de la segunda guerra mundial y la resistencia antifascista, se sumaron la juventud estudiantil y los obreros nacidos en la primera generación de posguerra, por ello contaron con fuerte apoyo popular que ocasionó un tremendo susto a las élites oligárquicas.
Gladio, OAS, son algunas unidades relacionadas con la red Stay Behind de la OTAN
En este contexto, no cabe duda que los motines estudiantiles de mayo de 1968 constituyeron un campo de acción para la red “Gladio”, una comisión parlamentaria (1990) creada para investigar el SAC descubrió que registró una cantidad record de efectivos durante los disturbios de mayo de 1968, no menos de 30.000 hombres, sin duda intervinieron en los disturbios y manifestaciones de apoyo al gobierno. Para 1981, el SAC seguía contando con 10.000 miembros, de ellos un 10 -15% eran policías y otros porcentajes de oportunistas, gansters y partidarios de la extrema derecha. La comisión denunció el SAC como un peligroso ejército secreto que había servido de policía paralela, de cometer actos de violencia, de infiltración en las instituciones públicas, la existencia del SAC fue declarada “incompatible con las leyes de la República”, Francois Mitterrand ordenó su desmantelamiento en julio de 1982.
Pero aquella decisión, que podía tener graves consecuencias, finalmente se adoptó a medias, el SDECE no fue desmantelado sino solamente se cambió de nombre, con breves reformas, para convertirse en Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE).
A Francia le ha costado mucho trabajo asumir la historia de su guerra secreta contra el comunismo, jamás hubo una investigación oficial.
Sin embargo, todo ese sistema represivo encubierto fue una exageración total, el comunismo y la izquierda francesa habían mutado hace mucho tiempo, no estaban tan preocupados por desatar una revolución, ni Moscú les daba órdenes. La generación obrera nacida tras la última contienda mundial, a pesar del orgullo que sentían por la lucha de sus padres, no comulgaron con el radicalismo político, se conformaron en mejorar sus derechos laborales y condición de vida. Todo lo contrario, el sector estudiantil pretendió cambiar el mundo atisborrado de un izquierdismo infantilista en las universidades, estaban desperdigados en diversas corrientes, pensamientos y doctrinas políticas revolucionarias, sin un liderazgo unitario.
II parte
Las revueltas del 68
Praga- Checoslovaquia, agosto 1968 una icónica fotografía de Josef Koudelka, un joven manifestante sobre un T-55 soviético durante la “Operación Danubio”, la invasión de Checoslovaquia por el Pacto de Varsovia.
A pesar de toda la información, del derroche de tinta de escritores, intelectuales, idealistas y soñadores, de los libros surgidos, del fetichismo cultural, de la iconografía del tema que convirtieron el 68 francés en el más conocido grito de protesta, debe quedar claro que no fue el más importante movimiento de protesta de aquellos años.
Suele aceptarse que las protestas por la guerra de Vietnam fue la inspiración de las revueltas en Europa, si las guerrillas del Viet-cong eran capaces de derrotar al ejército más poderoso del mundo, también nosotros podemos derrotar a nuestros gobernantes, proclamaba un sector radical en aquellos días. No olvidemos que en 1968 existía indignación en muchos rincones del mundo por el conflicto vietnamita y eso incluía a los ciudadanos de los Estados Unidos.
“Mayo 68” no solo se desarrolló en París u otras ciudades francesas, marchas por las calles, protestas estudiantiles y de trabajadores era común observar en otros confines del mundo. Hechos similares se repitieron en Roma, Madrid, Berlín, Praga.
En Pakistán se vivió iguales episodios en noviembre 68, cuando los estudiantes, trabajadores, empleados públicos, varios segmentos de la población hicieron frente a la dictadura militar que contaba con el apoyo de los Estados Unidos, una alevosa represión asesinó a cientos de manifestantes, como secuela el gobierno militar fue derrocado al siguiente año.
En América, el caso de México, los estudiantes tomaron las universidades, reclamando el fin de la opresión y del gobierno unipartidista. A pocos días de los Juegos Olímpicos México 68, miles de estudiantes en las calles protestaron y el ejército abrió fuego, cientos de muertos fue el resultado de una crisis que duró largos meses al que denominaría “Movimiento de 1968”.
En los Estados Unidos las masivas protestas contra la guerra de Vietnam colmaba los titulares, Martin Luther King fue asesinado en abril del 68 y ese es un episodio clave por la lucha de los derechos civiles y de la igualdad racial, fue el principio de graves desórdenes e incendios por varios estados. Robert F. Kennedy es asesinado en junio del 68, era un ferviente impulsor del Movimiento Afro-Estadounidense para los derechos civiles y mantenía discrepancias con el presidente Johnson por la guerra de Vietnam.
En Checoeslovaquia, “La Primavera de Praga” (enero-agosto 1968) llevada a cabo por reformistas comunistas aspiraba modificar la férrea estructura del sistema soviético y proclamar un “socialismo con rostro humano” que conceda derechos fundamentales: libre sindicalismo, apertura política, libertad de expresión, derecho a la huelga, es decir, una democracia socialista. Esa era la propuesta de Alexander Dubcek y sus partidarios. Al igual que en las ciudades de Europa Occidental, Praga sufrió una dura represión que frenó las reivindicaciones sociales. Praga fue algo más que violencia extrema, fue la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia en agosto del 68.
Las calles de Praga en agosto de 1968 bajo la vigilancia de las tropas del Pacto de Varsovia.
También en septiembre del 68 el movimiento feminista interrumpía en los escenarios, el movimiento de liberación de la mujer exigió independencia y reconocimiento a la igualdad con los hombres.
En 2003 se pretendió emular las protestas por la guerra de Vietnam, la gente volvió a las calles en Europa y América, fueron más numerosas, se pedían el fin de la guerra en Irak, pero el movimiento carecía del espíritu de sus predecesores, en dos días todo se había esfumado. En diciembre de 1995 se produjo en Francia grandes movilizaciones, el denominado ‘espíritu del 95’, que pretendía retomar y ampliar la radicalidad y la insolencia del espíritu del 68, expresaba Alain Krivine, al referirse al movimiento de los indocumentados o de los parados.
El Mayo 68 francés
Sobre el “Mayo 68” francés se nos relata que todo empezó en Nanterre con las protestas estudiantiles reclamando reformas del sistema universitario, el descontento fue creciendo al punto de erigirse como un levantamiento de millares de estudiantes que luego recibiría apoyo de los sindicatos, aunque el movimiento obrero no reconocía la radical lucha estudiantil que clamaba una revolución.
Por el lado de los trabajadores, éstos se hallaban indignados por varios decretos firmados por de Gaulle (fines de abril) que coartaban los derechos adquiridos en materia de seguridad social, esa fue la mecha que explotó el polvorín y que unió a obreros y estudiantes para la declaración de huelga general del 6 de mayo. Francia se paralizaría por completo.
Fueron algo más de un millón de personas las que se tomaron las calles de París y alrededor de 10 millones de obreros que ocuparon las fábricas exigiendo cambios en el sistema estatal, la mayor huelga general obrera habida en Francia.
Las protestas estaban bien organizadas, circulaban panfletos explicando la forma de defenderse de la policía, una planificada estrategia en general. Con levantamiento de los adoquines de las calles para elevar barricadas y los coches volcados, los estudiantes vigilaban exitosamente los desplazamientos de la policía, emplearon tácticas de guerrilla urbana, bien dotados de cócteles molotov y todo tipo de improvisados proyectiles, una verdadera guerra campal entre millares de manifestantes contra los CRS “Compagnies Républicaines de Sécurité” (Compañías Republicanas de Seguridad), las fuerzas de seguridad de la Policía Nacional. Las CRS son herederas de los “Groupes mobiles de réserve” -GMR- (Grupos móviles de reserva), creados por el gobierno de Vichy y reorganizados en CRS después de la Liberación de Francia.
Los CRS emplearon duramente tácticas disuasorios, que abarcó el empleo de gases asfixiantes y autobombas que arrojaban ácidos diluidos para contener a los manifestantes. La población, en general, no fue indiferente, se solidarizó con las protestas y apoyaron a su manera (incluso arrojando objetos a los CRS desde los balcones).
Algunas secuencias fotográficas de los CRS en acción. Compagnies Républicaines de Sécurité (Compañías Republicanas de Seguridad), fuerzas de seguridad de la Policía Nacional.
La revolución no llegó a darse, pero estuvo a punto de terminar con el poder de un ícono francés, Charles de Gaulle. Las secuelas fueron inmensas, de Gaulle tuvo que salir de Francia el 29 de mayo, acudió presurosa a una base militar alemana en Baden-Baden, donde se estacionaban tropas francesas, sondeó apoyos para la eventualidad que París fuera tomada por los revolucionarios, los militares expresaron su apoyo con la condición de rehabilitar a los generales excluidos por oponerse a la orden de retirarse de Argelia. Cuenta la historia que el General de Gaulle asestó una cachetada a su ministro del interior, Christian Fouchet, al pedir éste el arresto de Jean Paul Sartre, “No se puede encarcelar a Voltaire”, habría expresado de Gaulle.
París, mayo 1968. Jean Paul Sartre y Michel Foucault, en una declaración de apoyo al mayo francés. Otros intelectuales como Gilles Deleuze apoyaron las protestas.
Los manifestantes creían que de Gaulle no retornaría, coreaban alegres: ¡Adiós de Gaulle!. Las bases obreras y estudiantiles y muchos sectores de la población se plantearon la toma del poder, mientras los gaullistas convocan para el 30 de mayo la marcha “En defensa de la República” (se calcula en 300.000 los asistentes en respaldo del General de Gaulle). Ese día de Gaulle retorna a París, se dirigió al país por la radio y anunció su no dimisión al cargo, disuelvió la Asamblea y convocó a elecciones dentro de los siguientes 40 días. Estaba claro que si se quería derribar al gobierno no había otra opción que el alzamiento… pero no ocurrió.
Los disturbios con violencia incluida siguieron durante el mes de junio, de Gaulle decretó la disolución e ilegalización de los grupos de extrema izquierda y el arresto de sus líderes, se prohibió las manifestaciones callejeras, se amnistió a miembros de la OAS presos para conformar grupos de “acción ciudadana” contra los “elementos incontrolables”. A pesar de lo virulento de los enfrentamientos no hubo más que un par de muertos.
Fines de junio dio lugar a las elecciones legislativas, increiblemente los gaullistas y grupos afines obtienen sobradamente la mayoría, los comunistas sufren la pérdida de escaños en la cámara (pero su porcentaje de votos se mantiene al alza).
En general, la izquierda es derrotada.
Por qué fracasó el “Mayo 68”?
Ni los comunistas ni los trabajadores estaban interesados en una revolución violenta. No aspiraban vivir en un idílico “paraíso de obreros” ni otras utopías, fueron pragmáticos, prefirieron el sistema vigente a vivir del modelo comunista de la URSS, conquistaron el reconocimiento de sus derechos y se retiraron de la escena pública, nunca confiaron en aquellos jóvenes estudiantes idealistas y trasnochados.
Se que muchos cuestionarán y se indignarán con esto y lo que leerán a continuación, es “discurso contrarevolucionario” dirán, al igual que esta consigna, otras pintadas en las calles de París 68 señalan que: “No os negamos la posesión de la inteligencia, pero sí, al menos, la de su empleo“, porque está “Prohibido prohibir” que transcurridos 50 años, a la luz de la sana crítica, se vaya despejando las razones de un suceso histórico que pudo ser y no fue…, definitivamente “lo imaginario está en otra parte”.
Lo hemos discutiendo en líneas anteriores y a lo largo de este ensayo. Hay quienes afirman que ‘Mayo 68’ fracasó como intento revolucionario ya que no se consiguió sustituir radicalmente el viejo orden político; sin embargo, hay constancia que transformó, para bien o para mal, no solo a la sociedad francesa al imponerse nuevos valores, derechos, mejoras laborales, sociales y educativas, en ese sentido fue un logro, pero dejando en paz a la clase dominante y el orden constituido.
Entonces paso que
“los trabajadores se volverán hacia el PCF y hacia los sindicatos, para darse cuenta de que la izquierda reformista no tenía intención alguna de tomar el poder a través de una revuelta popular. Y eso fue el final de la revuelta. Un final perfectamente orquestado por una especie de complicidad de Gaulle-PC, el primero proponiendo elecciones generales capaces de asfixiar en las urnas un movimiento extraparlamentario y el segundo aceptando inmediatamente esta salida de emergencia”.
La unión de los estudiantes con los obreros sería espectacular, pero irreal, expresó Alain Krivine, uno de los líderes de la revuelta de mayo 68, más adelante sería candidato presidencial por la “Ligue Communiste Révolutionnaire”.
El “Mayo 68” visto hoy en día
Daniel Cohn-Bendit (Dani el Rojo), franco-alemán, fue de los más conocidos activistas del Mayo del 68, en ese tiempo era de tendencia anarquista, luego en su papel de político europeo defendió el ecologismo reformista. Es eurodiputado desde 1994, también hace campania por el proyecto de una Europa Federal.
El paso inmensurable del tiempo, el cambio generacional y los recursos que proporciona la historiografía nos permite señalar que el “Mayo 68” francés fue sobrevalorado, la cruda realidad comenzaba a brotar al poco tiempo.
Las siguientes explicaciones son un profundo llamamiento a la reflexión, son razonamientos sin apasionamiento político, esto es necesario destacarlo porque solo así podremos medir las consecuencias de un fenómeno que, muy a pesar de idealistas, entre los que me incluyo, hizo soñar con un “mundo mejor”.
Revisemos, en resumen, un par de excelentes reportajes de reciente aparición en conmemoración de los cincuenta años de “Mayo 68”.
Ramón González Férriz, periodista español, es autor del reciente libro “1968. El nacimiento de un mundo nuevo” y de “La revolución divertida”. Señala que los manifestantes franceses eran ambiguos ideologicamente, podían ser de izquierdas, trotskistas, maoístas, etc., pero todos contrarios al Estado, detestaban la burocracia y carecían de interés por los asuntos económicos. Su particularidad es que fueron atractivos desde el punto ideológico que influirá en posteriores corrientes. Aunque, sin lugar a dudas, sentaron nuevas bases para el fortalecimiento de su mayor enemigo, el capitalismo”.
El 68 se ha convertido en un fetiche cultural -afirma González Férriz-, incluso en España se identifica el 68 con el mayo francés, aunque haya sido menos importante que otros hechos de ese año.
“Ideológicamente puede que fuere lo más trascendente, pero los hechos importantes tuvieron lugar más bien en Checoslovaquia, en México, en Estados Unidos, en Alemania… Y muchos de ellos no fueron frívolos, sino auténticas tragedias”. Al ser preguntado si el mito del 68 es un producto legítimo de la historia o de la incontinencia de sus hermeneutas?, responde que el 68 fue más atendido por hermeneutas ideológicos que por historiadores, se ha sobrevalorado y sobreinterpretado, hechos trascendentales casi han desaparecido de la historia. Muchas cosas sucedieron en 1968, así que “sí, el mayo francés está hinchado, pero el año en sí es clave para la historia, una especie de resumen de los convulsos sesenta y un prólogo de los bestias -terrorismo, gran crisis económica, fin del sueño de la nueva izquierda- de los años setenta”.
“Una de las cosas más llamativas del 68 es la arrogancia con que los estudiantes afirmaban hablar en nombre de la clase obrera”.
En realidad, en su mayoría eran chicos de clase media que no sabían muy bien qué era la clase obrera ni cómo se comportaba…Tenían muy idealizados a los trabajadores y por eso creían que su lucha era la misma. Los obreros, naturalmente, sabían que no era así. Y de hecho, detestaban a aquellos jóvenes, les caían bastante mal y pensaban que, pese a tanta algarada revolucionaria, esos chavales, cuando fueran adultos, serían sus jefes. El Partido Comunista y la CGT no querían saber nada de ellos. Se sumaron a las protestas de los jóvenes franceses porque aborrecían a de Gaulle, porque creían que podían sacarle rédito material y, en definitiva, porque no tuvieron más remedio. No podía ser que hubiera una revolución de izquierdas y que ellos no estuvieran allí. Pero no tenían ninguna clase de interés en la revolución: querían mejoras laborales, y cuando las lograron -aumento del salario mínimo del 35 por ciento, subida del sueldo medio del 10 por ciento y más vacaciones- llegó el principio del fin de la revuelta”.
Los estudiantes en acción, París, mayo 1968
Gozález Férraz asevera que “los hippies y los yippies estadounidenses eran completamente insoportables, pero no tenían las pretensiones intelectuales que manifestaban los revoltosos europeos, que eran increíblemente pomposos en términos de teoría revolucionaria e interpretación marxista”.
Después del 68 aparecen grupos terroristas en Estados Unidos, Italia, Alemania y Japón, se abre una fase de delirio ideológico absoluto entre una minoría.
Es el surgir también de nuevos movimientos populistas tanto de izquierda como de derecha “en defensa de los trabajadores”. La derecha siempre ha aprovechado el hecho que esta izquierda, muy presente en el 68, fue vista con profundo recelo por las clases bajas. Algunos movimientos de la derecha surgieron como reacción contra el 68, una especie de oposición, alarmada por lo que se percibe como una cultura juvenil enloquecida e irresponsable; la derecha se aprovechó del instinto conservador de parte de la clase trabajadora que consideraba excesivo y frívolo a una juventud ideológicamente superficial. Los obreros se pasaron a la derecha alarmados por mayo del 68, concluye González Férriz.
En otro reciente artículo digno de reproducirse es “Ambigüedades y certezas del 68 francés”, una interesante ponencia desarrollada por el versado periodista francés Rafael Poch, quien nos trae a la memoria una entrevista (1972) entre el sociólogo Jean-Pierre Garnier (marxista) y el presidente Georges Pompidou (liberal), sucesor de Charles de Gaulle. Pompidou quería escuchar a Garnier sobre el mayo del 68. La tesis de Garnier fue impactante y hasta absurda para quien lo escucha por primera vez, decía que reemplazar la lucha de clases por “el combate de los hombres contra las mujeres, los negros contra los blancos, los jóvenes contra los viejos, los hutus contra los tutsi y los corsos contra los franceses” era algo mucho más conveniente para el capital.
En dicha entrevista Garnier recurrió al pensamiento del filósofo francés Michel Clouscard (1918-2009) de tendencia marxista, que expresaba sobre el 68:
“Una contrarrevolución liberal-libertaria encaminada a ocultar la lucha de clases detrás de las cuestiones de género e identidad. Un movimiento que expresaba el ascenso de un nuevo estrato “ilustrado” que, en coalición con la moderna burguesía tecnocrática representada por Pompidou acabaría desplazando del poder a la coalición difusa de resistentes burgueses-conservadores y comunistas que gobernó bajo de Gaulle los “treinta gloriosos” y que había dado lugar al programa del Consejo Nacional de la Resistencia de marzo de 1944, un programa que hoy sería tachado de “izquierda radical”.
Para Clouscard el “Mayo 68” terminó esas alianzas y vio ascender un nuevo orden de intelectuales que priorizaba el desarrollo del sector servicios con el nacimiento de una sociedad de consumo. Fue un proceso largo que inició con la imposición del Plan Marshall, “la entrada de la ideología made in USA por la vía del consumo, el entretenimiento, la música y el cine, destinado a diluir en la posguerra el poder de los partidos comunistas en países como Francia e Italia” que gozaban del apoyo de un buen porcentaje de la población. Francia e Italia eran “países con comunistas armados tras su papel en la resistencia y conviviendo con burguesías debilitadas y desprestigiadas por su colaboracionismo” (con el nazismo).
Tras el mayo 68 la clase ilustrada que no había gozado del poder reclamó su puesto.
“Los más excitados crean partidos de extrema izquierda, grupúsculos trotskistas, maoístas, anarquistas y se meten con el gobierno y la V República, los más radicales hasta con el propio capitalismo”, explicaba Garnier, entonces Pompidou y los nuevos tecnócratas explicaron a de Gaulle que “todos aquellos excitados que enarbolaban banderas rojas, hoces y martillos y retratos del Che eran la futura élite de nuestro país y que no debía dispararse sobre nuestra futura élite….”.
Esto es tan cierto que hoy tenemos a la “izquierda” europea como peona de los grandes conglomerados industriales y financieros, el ejemplo de los socialistas españoles (Partido Socialista Obrero Español -PSOE- o los “socialistas” franceses lo demuestra).
La radicalización de los estudiantes franceses en “mayo 68” mostraba en la práctica una fuerte simpatía por el anarquismo y un rechazo por las estructuras políticas vigentes, incluyendo los sindicatos y partidos ya existentes y cuya disciplina no era del agrado de los manifestantes. Este estado de ánimo logró que muchos obreros y estudiantes, si bien unidos en el rechazo al autoritarismo del General de Gaulle, rechazaran el liderazgo de los partidos comunistas y socialistas, negando la validez de su autoridad. (esto explica parte del fracasó de la izquierda en las elecciones convocadas luego de las revueltas de mayo-junio 68).
Todos los movimientos iniciados aquel año en diferentes lugares del mundo culminaron sin éxito. La violencia ordenada por la clase detentadora del Poder también fue la solución a determinadas corrientes libertarias.
“En todos esos países el sistema se comió el 68 juvenil (nunca en el mundo la mayoría de la población había sido tan joven) mientras la sociedad de consumo se frotaba las manos ante la aparición de la juventud como grupo social independiente, lo que hizo el agosto en ramas enteras de la industria: discografía, higiene, moda, cosmética… Como explica Eric Hobsbawm, el resultado general de toda aquella “revolución cultural” fue el triunfo de lo individual sobre lo social”, concluye Poch.
Por otro lado, Thomas Guénolé, explica lo que se oculta de esta lección de la historia:
“si mañana nuestras élites dejan de trabajar, no pasa nada, se puede cambiar de élite. En cambio, si la mayoría social, si el pueblo, deja de trabajar y se pone en huelga, una huelga masiva y general, las élites no pueden cambiar de pueblo, así que tienen que negociar y aceptar lo que se les exige”.
Incluso para mi generación (nacidos entre esos años), “Mayo 68” no es más que un vago recuerdo. Suele ser calificada como “La década gloriosa” (1965-1975), siendo 1968 el climax de este fenómeno que combinó la protesta anticapitalista, antiburguesa y hasta la contracultura hippie. Luego de mayo del 68, como consecuencia se consolidan los movimientos por la libertad sexual, la lucha de los afroamericanos por la igualdad de derechos y el orgullo negro contra el racismo (incluso en las fuerzas armadas), los movimientos feministas, homosexuales, ecologistas, antiracistas; en fin, todo tipo de movimiento social que asimiló y compartió sus experiencias. Si hay algo que resaltar es que esos logros fueron alcanzados en su lucha en las calles.
“Mayo 68” no solo fue una protesta contra el sistema capitalista, sino también una expresión que permitió elevar la bandera contra el totalitarismo soviético.
Desde otro enfoque, varios estudiosos concuerdan que fue un gran ensayo social para el estudio del comportamiento humano, de las masas y su reacción ante el poder. Una curiosidad histórica o como dicen los entendidos, un experimento de ingeniería social?. El desate de la moda hippie aglutinó esa “contracultura” en torno a la protesta contestaria del “Mayo 68”, los hippies fueron un frente más en la protesta anti sistema, pero a su estilo: La revolución sexual fue su carta de presentación, pegó y transformó profundamente los tabúes sexuales. “Haz el amor y no la guerra” es la clásica consigna hippie. Exigía la libertad sexual que rayó en casos de evidente promiscuidad y consumo de drogas “recreativas”. Con el tiempo la “revolución” sexual ha sido analizada también como un fracaso, lo que cuenta es que ese experimento social fue clave para encontrar la fórmula de control de las masas.
No obstante, los logros del “Mayo 68” francés también son evidentes:
La mayor huelga general de la historia de Francia paralizó el país y obligó al gobierno y sector industrial a negociar. El resultado fue la subida del 35% del salario mínimo, un aumento salarial general del 10%, los acuerdos interprofesional para la seguridad del empleo, formación profesional, ampliación de las vacaciones pagadas, subvenciones a la maternidad, duración de la jornada laboral, prejubilación con el 70% del salario, derecho de los emigrantes, prohibición del trabajo clandestino, subsidio de paro, derecho a la actividad sindical en la empresa, etc.
A manera de epílogo
Que mejor forma de concluir el tema citando a una persona que fue parte de los sucesos vividos en la época,
Tariq Alí -otro “desconocido” intelectual, británico-pakistaní, escritor, periodista, historiador, cineasta, activista político, es miembro del comité editorial de
‘New Left Review’ y
‘Sin Permiso’, colabora, además, con
‘The Guardian’,
‘CounterPunch’ y
‘London Review of Books’ y en el
Exeter College, Oxford. Tariq Alí compartió vivencias en 1969 con
Alain Krivine, uno de los líderes de la revuelta de mayo de 1968, en su campaña presidencial por la
Ligue Communiste Révolutionnaire. Fue detenido en Francia luego de un mitin en Toulouse, la policía francesa rodeó el avión en que viajaba junto a Krivine. “Espero que sea por tí, no por mí”, dijo Krivine. Y lo era. Se había expedido una orden de expulsión de Francia contra Tariq Ali. Citemos partes de su apasionado ensayo, escrito en 2008:
“Mayo 68: ¿Adónde ha ido a parar toda la rabia?”
“¿Hubo sueños y esperanzas en 1968 o no fue todo más que una vana fantasía? ¿O la cruel historia abortó algo nuevo que estaba a punto de nacer? Revolucionarios anarquistas utópicos, castristas, toda suerte de trotskistas, maoístas de toda laya quisieron el bosque completo. Los liberales y los socialdemócratas se agarraron a un sólo árbol. El bosque, nos advertía, era una distracción, demasiado vasto e imposible de definir, mientras que un árbol era un trozo de madera que podía ser identificado, mejorado y convertido en una silla o una mesa. Ahora el árbol también se ha ido.
“Sois como los peces que sólo ven el anzuelo y no el sedal”, les respondíamos, burlándonos. Nosotros creíamos -y seguimos creyendo- que la gente no debería ser juzgada por sus posesiones materiales, sino por su habilidad para transformar la vida de otros, la de los pobres y los no privilegiados; que la economía necesitaba ser reorganizada en interés de la mayoría y no de la minoría; y que el socialismo sin democracia nunca funcionaría. Por encima de todo, creíamos en la libertad de expresión.
Muchas de estas cosas parecen utópicas hoy y algunas, para quienes 1968 no fue lo suficientemente radical en aquella época, han capitulado al presente y, como los miembros de las antiguas sectas que pasaban con una pasmosa facilidad del libertinaje ritual a la castidad, ahora ven en cualquier forma de socialismo la serpiente que tentó a Eva en el paraíso.
Algunos, que entonces soñaron con un futuro mejor, simplemente se han rendido. Otros dan su apoyo a la amarga máxima de que “o cambias o nunca te ganarás la vida”. La intelligentsia francesa, que de la Ilustración en adelante hizo de París el taller político del mundo entero, lidera hoy la retirada en todos los frentes.
Los renegados ocupan cargos en cada gobierno occidental defendiendo la explotación, las guerras, el terrorismo estatal y las ocupaciones neocoloniales; otros ahora retirados de la academia se han especializado en producir basura reaccionaria en la blogosfera, empleando el mismo celo con el cual exorcizaban a las facciones rivales en la extrema izquierda. Tampoco es nada nuevo”.
Tito Andino U., 28 mayo 2018