“Es la lucha final…” para la izquierda : Hezbolá contra Gay-pride (o “Gobernar por el Caos”) – por Maurizio Blondet
“Desde hace años se observa un gran trabajo de fondo para hacer en un futuro a la extrema izquierda convertirse en pro-israelí. Comenzó hace tiempo, parece improbable, pero el cambio ocurre poco a poco. Los agentes de influencia se guardan bien de militar explícitamente CONTRA la causa palestina, apestaría demasiado; pero se ponen a militar a fondo POR la causa de los homosexuales y los transexuales. Al grano, en caso de choque terminal, cuando la izquierda progresista [aquella indistinguible de las Spice Girls], deba elegir un campo definitivo entre los barbudos de Hezbolá y el desfile del gay-pride de Tel Aviv, elegirá este”.
Hezbolá contra Gay-pride
El Ministerio de Turismo de Israel asigna fondos nada irrelevantes para publicitar en el extranjero el ahora famoso día del Gay Pride en Tel Aviv: el pasado año, 2,2 millones de euros, con el fin de atraer la más desatada y variopinta mariconería mundial. Con otros millones encargan sondeos a compañías de encuestas internacionales, como el Pew Research Center, que (por ejemplo), ha descubierto y difundido a los medios de comunicación cuanto sigue: “Sólo un 1% de los palestinos entrevistados considera que la homosexualidad es ‘moralmente aceptable’. La Autoridad Palestina no tiene leyes para proteger a la población LGBT. En Gaza, Hamas castiga los actos homosexuales hasta con diez años de prisión”.
Esto, en el marco de la “Brand Israel” (Marca Israel: rehacer la imagen de Israel), empresa conjunta de tres ministerios – Exteriores, Finanzas y la Oficina del Primer Ministro – realizada desde el año 2005, con el asesoramiento pagado de las mejores agencias de marketing y publicidad norteamericanas, y algunas revistas de lujo, como Maxim, para borrar la percepción que la juventud internacional tenía entonces: un país militarista, que bombardea a niños, habitado por siniestros rabinos con abrigo negro, y desmelenado en “una comunidad vibrante, moderna, joven, libre y vanguardista”.
En 2009, la International Gay and Lesbian Travel Association realizó una conferencia en Tel Aviv, donde declaró a Israel “destino mundial del mundo gay“. En enero de 2010, en el Interdisciplinary Center de Herzliya (el departamento de estudios, mejor la universidad del Mossad) se celebró una conferencia de alto nivel de título instructivo: “Winning the Battle of the Narrative” [“Ganar la batalla de la narrativa”]. Uno de los descubrimientos más útiles fue reportado por una agencia estadounidense: el 50% de la población occidental no está comprometido, no tiene una opinión sobre Israel, y por lo tanto puede ser conquistado con la mercadotecnia.
En su honor, los mayores drag-queen de Sión han terminado por protestar por la instrumentalización (y han sido amenazados por el gobierno judío a ver recortados los fondos para su fiesta), pero la operación Pinkwashing (“Lavado en rosa”) continúa con gran despliegue de medios públicos. El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí continúa financiando “eventos LGBT” en Brasil:
https://www.facebook.com/arisabrasil
el festival de cine sodomita en San Francisco y Boston:
https://electronicintifada.net/content/protest-pinkwashing-san-fran-lgbt-film-fest/1096
y otros “encuentros culturales” para maricas mundiales.
Ingeniera Social
En el marco del “gobernar por medio del caos,” Lucien Cerise cuenta una estrategia de ingeniería social adoptada por Israel. Tal vez algunos lectores más implicados la saben; yo no la conocía.
Según Lucien Cerise, el objetivo estratégico ahora es más vasto que el de desacreditar a los árabes como homófobos: “Los agentes israelíes activos en el Pinkwashing apuntan a mucho más. A reducir cualquier discurso político, cada alta y compleja reflexión internacional sobre las fuerzas en liza, a un único y simple juicio: “¿Es gay-friendly o no gay-friendly?”.
Si usted cree que es demasiado estúpido para funcionar, pruebe a preguntarle a su compañero de trabajo, a su amiga empleada y al periodista progresista qué tienen que reprochar a Putin: en algún momento le dirán: “Además, es homofóbo”. Misión cumplida.
“Es un ejemplo de la ingeniería de las percepciones, en la intersección entre las ciencias de gestión y la ingeniería social”, dice Lucien. La ingeniería social consiste en tratar el hecho social como un objeto, no como un sujeto o conjunto de sujetos dignos de interlocución. El otro es descrito como un objeto “en construcción” a reconfigurar, reformatear; las ideas, las emociones, son objetos de gestión y de control, de management. “Es el tipo de relación con el otro que el Occidente liberal-libertario apunta a normalizar en el concepto de la mundialización: la relación instrumental de sí con el otro, de sí a sí… en cualquier parte, aquí, es el desprecio masivo por los vivos“.
Gobernar por el caos
Esta frase me ha creado, Dios me perdone, algunas asociaciones mentales de las cuales, obviamente, me disocio. La idea de que la única manera con la que los judíos pueden – y quieren – gobernar el mundo es “a través del caos”. Sabemos que el imperio sobre la humanidad es su aspiración, más bien es la promesa que les hizo YHVH: este Dios único que sin embargo existe sólo para el pueblo elegido (para los otros no existe), no les ha prometido ningún más allá, sino el dominio sobre un pedazo de la tierra, Eretz Israel, y por extensión, el dominio mundial.
Ahora, seamos claros: no hay nada malo en que alguien comande en el mundo. El mando, el imperio, pone a los pueblos y a los individuos sobre los pilares de sus destinos, impide la disipación, les asigna una tarea. Estoy dando aquí, obviamente, la definición de “mando” que era característico de Roma, el modelo de imperio “universal”:
“Mando es la llamada a gente diversa, y potencialmente hostil, a hacer algo grande juntos”.
Mandar es pues compartir, participar en el poder; integrar a otros al mando, a la responsabilidad como a los beneficios: recordemos que Roma en el 200 d.C. extendió la ciudadanía a todos los habitantes del imperio, acto que el historiador (j) Ernst Bloch declara “generoso”; ya Mommsen había descrito el avance de Roma como “un vasto sistema de incorporación” – de esas gentes diversas – en un orden jurídico conocido y público.
Ahora, la incorporación a Yisroel es imposible: como los rabinos no aceptan conversiones al judaísmo, así, el destino político mundial es exclusivamente judío. El gobierno global no debe ser compartido. Menos aún debe extenderse el orden jurídico favorecido de los elegidos a la otra humanidad, de la cual los rabinos dicen que “existe sólo para el bien de Israel”. La integración en el género humano ha vivido de Yisroel, como es sabido, como amenaza de genocidio: prohíbe los matrimonios mixtos como delito hacia la tribu, presagio de su extinción en las razas inferiores. Israel es el “estado de los judíos” solamente.
En 2004, Sharon decidió la “retirada unilateral”, se llevó a algunos colonos de algunos territorios ocupados, y prometió – cosa que se ha hecho – “construir una barrera monumental que mantendría fuera a los palestinos, periodicamente bombardeados. Sharon – aquí es Atzmon el que habla – había entendido el deseo judío: el sionismo consiste en la abolición del otro, la recreación del gueto, de las condiciones en las que los judíos pueden celebrar sus propios signos, en las que puedan amarse a sí mismos por lo que son, o lo que creen ser”.
“Gobernar por el caos” es exactamente eso. Recordemos: “Se concentra el orden y el poder arriba, en torno a una minoría, y se siembra el caos en el pueblo, por debajo.”
“¿Cómo hacer mal a los otros sin golpearse a sí mismo?”
El capitalismo terminal hace lo mismo, concentrando la riqueza en la parte superior, y con la riqueza el orden, la limpieza. “Y la disociación creciente entre las clases sociales que se viene buscando”, dice Lucien Cerise. Las oligarquías que ordenan derribar cada confín interior y político, por su propia cuenta “se crean espacios de vida físicamente disociados, edifican apartheid de cualquier tipo, físico o mental: el muro que los israelíes han levantado en Palestina, las “gated communities” [“urbanizaciones cerradas”], es decir, los barrios para ricos protegidos por milicias privadas comunitarias en Norteamérica – es un trabajo continuo de des-solidarización intencional de la oligarquía respecto al pueblo”.
Para sus señorías, “los ricos y los pobres viven todavía demasiado entrelazados e imbricados, demasiado solidarios: de ahí el ataque masivo contra todo aquello que produce igualdad, de los servicios públicos al Estado nacional, con el objetivo de privatizar todo y descomponer la sociedad en función del capital de cada uno”.
Este “disociar físicamente los circuitos de los flujos de valores económicos y simbólicos, las infraestructuras materiales (agua, gas, electricidad, transporte, alimentación, educación) sirve a las élites también para reducir los contragolpes del caos que siembran en la parte de abajo”.
Porque, según Lucien, es vano esperar un colapso general que incluya también a estas personas. Están preparados. “La oligarquía apunta siempre a liberarse de los condicionamientos universales, y desde hace tiempo se ha planteado la pregunta: ¿cómo reducir el retroceso cuando provoco una crisis? ¿Cómo hacer para que no haya ningún coste al infligir los golpes? Recordemos que la cibernética se inventó para calcular y reducir el retroceso en un lanzamiento de artillería y de misiles. Hoy en día, la cibernética es parte de la ingeniería social, aplicada a la sociedad e inscrita en un verdadero programa de cálculo de los impactos”.
“¿Cómo golpear a los otros sin hacerse daño? Cómo destruir al enemigo sin consecuencias para sí?”.
Los Estados unidos de gestión neocon (israelí) han abandonado la paridad geoestratégica de la mutua destrucción asegurada, a la cual debemos 70 años sin guerras mundiales. Ahora apuntan a asestar a Rusia el “primer golpe nuclear”, en un grado tal que éste neutralizará cualquier capacidad de represalia. Es precisamente la aplicación del gobernar por el caos: ¿cómo golpear al enemigo sin consecuencias para sí?
Lucien comenta: “En términos hindúes: ¿cómo suprimir cualquier karma? En términos monoteístas: ¿cómo abolir cualquier culpa? En términos psicoanalíticos: ¿cómo abolir cualquier vergüenza, cualquier empatía, cualquier escrúpulo y convertirse en un perfecto sociópata perverso”?.
Donald Trump que, junto al rey-verdugo de Arabia Saudita, intima a Irán a parar de financiar el terrorismo, ¿no es un buen ejemplo?
Lucien: “Los productores de OGM [organismos genéticamente modificados] y pesticidas comen rigurosamente bio, como han probado activistas estadounidenses hurgando en sus cubos de la basura”.
Maurizio Blondet, 21 de de mayo de 2017