DOSSIER: La creación de Juan Guaidó

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Cómo el Laboratorio de Cambio de Régimen de Estados Unidos creó al líder golpista venezolano

Antes del fatídico día del 22 de enero, menos de uno de cada cinco venezolanos había oído hablar de Juan Guaidó. Hace tan sólo unos meses, el joven de 35 años era un personaje desconocido en un grupo políticamente marginal de extrema derecha estrechamente relacionado con horribles actos de violencia callejera. Incluso en su propio partido, Guaidó había sido una figura de nivel medio en la Asamblea Nacional, dominada por la oposición, que ahora está en desacato de acuerdo con la Constitución de Venezuela.

Pero después de una sola llamada telefónica del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, Guaidó se proclamó presidente de Venezuela. Ungido como el líder de su país por Washington, un habitante de los estratos más bajos de la política, hasta entonces desconocido, fue abalanzado a la escena internacional como el líder seleccionado por Estados Unidos de la nación con las mayores reservas de petróleo del mundo.

Haciéndose eco del consenso de Washington, el consejo editorial del New York Times aclamó a Guaidó como un “rival creíble” para Maduro con un “estilo refrescante y la visión de llevar adelante el país”. El consejo editorial de Bloomberg News lo aplaudió por buscar la “restauración de la democracia” y el Wall Street Journal lo declaró “un nuevo líder democrático”. Mientras tanto, Canadá, numerosas naciones europeas, Israel y el bloque de gobiernos latinoamericanos de derecha conocido como el Grupo de Lima reconocieron a Guaidó como el líder legítimo de Venezuela.

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La transformación de Juan Guaidó de terrorista a “líder democrático de Venezuela”.

Aunque Guaidó pareciera haberse materializado de la nada, en realidad fue el producto de más de una década de asidua preparación por parte de las fábricas de cambio de régimen de élite del gobierno de Estados Unidos. Junto a un grupo de activistas estudiantiles de derecha, Guaidó fue fomentado para socavar al gobierno socialista de Venezuela, desestabilizar el país y un día tomar el poder. Aunque ha sido una figura menor en la política venezolana, había pasado años demostrando silenciosamente su valía en las salas de poder de Washington.

“Juan Guaidó es un personaje creado para esta circunstancia”, dijo a Grayzone Marco Teruggi, sociólogo argentino y destacado cronista de la política venezolana. “Es la lógica de un laboratorio; Guaidó es como una mezcla de varios elementos que crean un personaje que, con toda honestidad, oscila entre lo risible y lo preocupante”.

Diego Sequera, periodista y escritor venezolano del medio de investigación Misión Verdad, coincidió: “Guaidó es más popular fuera de Venezuela que dentro del país, sobre todo en los círculos de la élite de la Ivy League [“Liga de la Hiedra”, como se le llama a las universidades de élite.- NdT] y de Washington“, comentó Sequera a Grayzone, “Es un personaje conocido en ese país, previsiblemente un derechista y lo consideran fiel al programa“.

Si bien hoy Guaidó se vende como el rostro de la restauración democrática, pasó su carrera en la facción más violenta del partido de oposición más radical de Venezuela, posicionándose al frente de una campaña de desestabilización tras otra. Su partido ha sido ampliamente desacreditado dentro de Venezuela, y es en parte responsable de fragmentar una oposición muy debilitada.

“Estos líderes radicales no tienen más del 20 por ciento en las encuestas de opinión”, escribió Luis Vicente León, el principal encuestador de Venezuela. Según León, el partido de Guaidó permanece aislado porque la mayoría de la población “no quiere la guerra”. “Lo que quieren es una solución”.

Pero es precisamente por eso que Guaidó fue seleccionado por Washington: no se espera que conduzca a Venezuela hacia la democracia, sino que derribe a un país que durante las últimas dos décadas ha sido un baluarte de resistencia a la hegemonía estadounidense. Su improbable ascenso señala la culminación de un proyecto de dos décadas de duración para destruir un robusto experimento socialista.

 

Apuntando a la “troika de la tiranía”

Desde la elección de Hugo Chávez en 1998, Estados Unidos ha luchado para restaurar el control sobre Venezuela y sus vastas reservas de petróleo. Los programas socialistas de Chávez pueden haber redistribuido la riqueza del país y ayudado a sacar a millones de personas de la pobreza, pero también le pusieron una diana en la espalda. En 2002, la oposición derechista venezolana lo derrocó brevemente con el apoyo y el reconocimiento de Estados Unidos antes de que los militares restablecieran su presidencia tras una movilización popular masiva. A lo largo de las administraciones de los presidentes estadounidenses George W. Bush y Barack Obama, Chávez sobrevivió a numerosos planes de asesinato antes de sucumbir al cáncer en 2013. Su sucesor, Nicolás Maduro, ha sobrevivido a tres atentados contra su vida.

La administración Trump inmediatamente elevó a Venezuela a la cima de la lista de blancos para el cambio de régimen de Washington, marcándolo como el líder de una “troika de la tiranía“. El año pasado, el equipo de seguridad nacional de Trump intentó reclutar a miembros del cuerpo militar para montar una junta militar, pero ese esfuerzo fracasó. Según el gobierno venezolano, Estados Unidos también participó en un complot llamado Operación Constitución para capturar a Maduro en el palacio presidencial de Miraflores, y otro llamado Operación Armagedón para asesinarlo en un desfile militar en julio de 2017. Poco más de un año después, los líderes de la oposición en el exilio intentaron y no lograron matar a Maduro con bombas teledirigidas durante un desfile militar en Caracas.

Más de una década antes de estas intrigas, un grupo de estudiantes de la oposición de derecha fue seleccionado y adiestrado minuciosamente por una academia élite de cambio de régimen financiada por Estados Unidos, para derrocar al gobierno de Venezuela y restaurar el orden neoliberal.

 

Entrenamiento del grupo de “exportación de revoluciones”

El 5 de octubre de 2005, cuando la popularidad de Chávez estaba en su apogeo y su gobierno planeaba programas socialistas de gran alcance, cinco “líderes estudiantiles” venezolanos llegaron a Belgrado, Serbia, para comenzar a entrenarse para una insurrección.

Los estudiantes habían llegado de Venezuela por cortesía del Center for Applied Non-Violent Action and Strategies, o CANVAS (Centro para la Acción y Estrategias Aplicadas No Violentas). Este grupo está financiado en gran medida por el Fondo Nacional para la Democracia, un órgano de la CIA que funciona como el principal brazo del gobierno de Estados Unidos para promover el cambio de régimen; y ramas como el Instituto Republicano Internacional y el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales. Según correos electrónicos internos filtrados de Stratfor, una empresa de inteligencia conocida como la “CIA en la sombra“, “[CANVAS] también pudo haber recibido financiación y entrenamiento de la CIA durante la lucha contra Milosevic de 1999/2000”.

CANVAS es una sucursal de Otpor, un grupo de protesta serbio fundado por Srdja Popovic en 1998 en la Universidad de Belgrado. Otpor, que significa “resistencia” en serbio, fue el grupo estudiantil que ganó fama internacional -y promoción a nivel de Hollywood- al movilizar las protestas que finalmente derrocaron a Slobodan Milosevic. Esta pequeña célula de especialistas en cambio de régimen operaba según las teorías del difunto Gene Sharp, el llamado “Clausewitz de la lucha no violenta”. Sharp había trabajado con un ex analista de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), el coronel Robert Helvey, para concebir un plan estratégico que convirtiera la protesta en un arma como una forma de guerra híbrida, con el objetivo de atacar a los estados que se resistían a la dominación unipolar de Washington.

REM Otpor

Idiotas y radicales útiles: Otpor en los MTV Europe Music Awards de 1998.

Otpor contó con el apoyo del Fondo Nacional para la Democracia, la USAID y el Instituto Albert Einstein de Sharp. Sinisa Sikman, uno de los principales entrenadores de Otpor, dijo una vez que el grupo incluso recibió financiación directa de la CIA. Según un correo electrónico filtrado de un miembro del personal de Stratfor, después de dejar a Milosevic sin poder, “los chicos que dirigían OTPOR crecieron, se consiguieron trajes y crearon CANVAS… o, en otras palabras, un grupo de “exportación de revoluciones” que sembró la semilla de VARIAS revoluciones de color. Todavía están ligados a la financiación de Estados Unidos y básicamente dan la vuelta al mundo tratando de derrocar a dictadores y gobiernos autocráticos (los que no le gustan a Estados Unidos ;)”.

Stratfor reveló que CANVAS “volcó su atención a Venezuela” en 2005 después de entrenar a los movimientos de oposición que lideraban operaciones de cambio de régimen favorables a la OTAN en toda Europa del Este.

Mientras monitoreaba el programa de entrenamiento de CANVAS, Stratfor esbozó su agenda insurreccional en un lenguaje sorprendentemente contundente: “El éxito no está de ninguna manera garantizado, y los movimientos estudiantiles están sólo al principio de lo que podría ser un esfuerzo de años para desencadenar una revolución en Venezuela, pero los entrenadores mismos son las personas que han ganado experiencia en la ‘Carnicería de los Balcanes’. Tienen habilidades extravagantes. Cuando vea a estudiantes de cinco universidades venezolanas realizando demostraciones simultáneas, sabrá que la capacitación ha terminado y que el trabajo real ha comenzado“.

 

El nacimiento del equipo de cambio de régimen “Generación 2007”

El “verdadero trabajo” comenzó dos años más tarde, en 2007, cuando Guaidó se graduó en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Se trasladó a Washington DC para inscribirse en el Programa de Gobernabilidad y Gestión Política de la Universidad George Washington bajo la tutela del economista venezolano Luis Enrique Berrizbeitia, uno de los principales economistas neoliberales latinoamericanos. Berrizbeitia es un ex director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional que pasó más de una década trabajando en el sector energético venezolano bajo el antiguo régimen oligárquico que fue derrocado por Chávez.

Ese año, Guaidó ayudó a dirigir marchas antigubernamentales después de que el gobierno venezolano se negara a renovar la licencia de Radio Caracas Televisión (RCTV). Esta estación privada desempeñó un papel protagónico en el golpe de Estado de 2002 contra Hugo Chávez. RCTV ayudó a movilizar a los manifestantes antigubernamentales, falsificó información que culpaba a los partidarios del gobierno por los actos de violencia llevados a cabo por miembros de la oposición, y prohibió la presentación de informes progubernamentales en medio del golpe. El papel de RCTV y de otras emisoras de propiedad oligárquica en la realización del fallido intento de golpe de Estado fue descrito en el aclamado documental The Revolution Will Not Be Televised (“La revolución no será televisada”).

Ese mismo año, los estudiantes se atribuyeron el mérito de haber obstaculizado el referéndum constitucional de Chávez para un “socialismo del siglo XXI” que prometía “establecer el marco legal para la reorganización política y social del país, dando poder directo a las comunidades organizadas como un prerrequisito para el desarrollo de un nuevo sistema económico”.

De las protestas en torno a RCTV y el referéndum nació un equipo especializado de activistas del cambio de régimen respaldados por Estados Unidos. Se llamaron a sí mismos “Generación 2007”.

Los entrenadores de Stratfor y CANVAS de esta célula identificaron al aliado de Guaidó -un organizador callejero llamado Yon Goicoechea- como un “factor clave” para derrotar el referéndum constitucional. Al año siguiente, Goicochea fue recompensado por sus esfuerzos con el Premio Milton Friedman para el Avance de la Libertad del Instituto Cato, junto con un premio de $500,000, que invirtió rápidamente en la construcción de su propia red política Liberty First (Primero Justicia).

 

Yon Goicoechea

Friedman, por supuesto, fue el padrino de los famosos Chicago Boys neoliberales que fueron importados a Chile por el líder de la junta dictatorial Augusto Pinochet para implementar políticas de austeridad fiscal radical al estilo de la “doctrina del choque”. Y el Instituto Cato es el centro de estudios libertario con sede en Washington DC fundado por los hermanos Koch, dos de los principales donantes del Partido Republicano que se han convertido en partidarios agresivos de la derecha en toda América Latina.

Wikileaks publicó un correo electrónico de 2007 del embajador estadounidense en Venezuela William Brownfield enviado al Departamento de Estado, al Consejo de Seguridad Nacional y al Comando Sur del Departamento de Defensa elogiando a “Generación del ’07” por haber “forzado al presidente venezolano, acostumbrado a establecer la agenda política, a (sobre)reaccionar”. Entre los “líderes emergentes” identificados por Brownfield estaban Freddy Guevara y Yon Goicoechea. Él aclamó a este último personaje como “uno de los defensores más elocuentes de las libertades civiles de los estudiantes”.

Llenos de dinero de oligarcas libertarios y equipados con poder blando del gobierno de Estados Unidos, los grupos radicales venezolanos llevaron sus tácticas de Otpor a las calles, junto con su versión del logotipo del grupo, como se puede ver a continuación:

otpor black hand

“Provocar el descontento público… para tomar ventaja de la situación y presentarla en contra de Chávez”

En 2009, los jóvenes activistas de la Generación 2007 organizaron su manifestación más provocativa hasta la fecha, bajándose los pantalones en los caminos públicos y aplicando las escandalosas tácticas del teatro guerrillero esbozadas por Gene Sharp en sus manuales de cambio de régimen. Los manifestantes se habían movilizado contra el arresto de un aliado de otro grupo juvenil recién formado llamado JAVU. Este grupo de extrema derecha “reunió fondos de una variedad de fuentes del gobierno estadounidense, lo que le permitió adquirir notoriedad rápidamente como el ala dura de los movimientos callejeros de la oposición”, según el libro del académico George Ciccariello-Maher, Building the Commune (“La construcción de la Comuna”).

Aunque el video de la protesta no está disponible, muchos venezolanos han identificado a Guaidó como uno de sus participantes clave. Si bien la acusación no está confirmada, es ciertamente verosímil; los manifestantes con las nalgas desnudas eran miembros del núcleo interno de Generación 2007 al que pertenecía Guaidó, y estaban vestidos con camisetas con su emblema de Resistencia!, como se ve abajo:

guaido protests venezuela

¿Es este el culo que Trump quiere instalar en la sede del poder en Venezuela?

Ese año, Guaidó se expuso al público de otra manera, fundando un partido político para capturar la energía anti-Chávez que su Generación 2007 había cultivado. Llamado Voluntad Popular, fue dirigido por Leopoldo López, un agitador derechista educado en Princeton, muy involucrado en los programas del Fondo Nacional para la Democracia y elegido como alcalde de un distrito de Caracas que era uno de los más ricos del país. López era el retrato de la aristocracia venezolana, directamente descendiente del primer presidente de su país. También fue primo hermano de Thor Halvorssen, fundador de la Fundación de Derechos Humanos, con sede en Estados Unidos, que funciona como una tienda de publicidad de facto para los activistas antigubernamentales respaldados por Estados Unidos en los países en los que Washington busca un cambio de régimen.

Aunque los intereses de López se alineaban perfectamente con los de Washington, los cables diplomáticos estadounidenses publicados por Wikileaks destacaban las tendencias fanáticas que, en última instancia, llevarían a la marginación de Voluntad Popular. Un cable identificó a López como “una figura divisiva dentro de la oposición… a menudo descrita como arrogante, vengativa y hambrienta de poder“. Otros destacaron su obsesión por los enfrentamientos callejeros y su “enfoque inflexible” como fuente de tensión con otros líderes de la oposición que priorizaron la unidad y la participación en las instituciones democráticas del país.

Leopoldo Lopez

El fundador de Voluntad Popular, Leopoldo López, paseando con su esposa, Lilian Tintori.

En 2010, Voluntad Popular y sus patrocinadores extranjeros se movilizaron para explotar la peor sequía que había golpeado a Venezuela en décadas. La escasez masiva de electricidad había golpeado al país debido a la escasez de agua, que era necesaria para hacer funcionar las centrales hidroeléctricas. La recesión económica mundial y el descenso de los precios del petróleo agravaron la crisis, lo que provocó el descontento público.

Stratfor y CANVAS (asesores clave de Guaidó y su cuadro antigubernamental) idearon un plan sorprendentemente cínico para clavar una daga en el corazón de la revolución bolivariana. El plan se basaba en un colapso del 70% del sistema eléctrico del país tan pronto como para abril de 2010.

“Este podría ser el acontecimiento decisivo, ya que es poco lo que Chávez puede hacer para proteger a los pobres del fracaso de ese sistema”, declaró el memorando interno de Stratfor. “Esto probablemente tendría el impacto de provocar el descontento público de una manera que ningún grupo de oposición podría esperar lograr. En ese momento, un grupo de oposición se beneficiaría más si se aprovechara de la situación y la presentara en contra de Chávez y en favor de sus propias necesidades“.

En ese momento, la oposición venezolana recibía entre 40 y 50 millones de dólares al año de organizaciones del gobierno estadounidense como la USAID y el Fondo Nacional para la Democracia, según un informe del grupo de reflexión español, el Instituto FRIDE. También tenía una riqueza masiva de la que sacar provecho en sus propias cuentas, que en su mayoría estaban fuera del país.

Aunque el escenario previsto por Statfor no se cumplió, los activistas del partido Voluntad Popular y sus aliados dejaron de lado cualquier pretensión de no violencia y se unieron a un plan radical para desestabilizar el país.

 

Hacia la desestabilización violenta

En noviembre de 2010, según los correos electrónicos obtenidos por los servicios de seguridad venezolanos y presentados por el ex ministro de Justicia Miguel Rodríguez Torres, Guaidó, Goicoechea y varios otros estudiantes activistas asistieron a un entrenamiento secreto de cinco días en el hotel Fiesta Mexicana en la Ciudad de México. Las sesiones fueron dirigidas por Otpor, los entrenadores del cambio de régimen con sede en Belgrado y respaldados por el gobierno de Estados Unidos. Según se informa, la reunión había recibido la bendición de Otto Reich, un exiliado cubano fanáticamente anticastrista que trabajaba en el Departamento de Estado de George W. Bush, y del ex presidente derechista colombiano Álvaro Uribe.

Los correos electrónicos señalaban que en el hotel Fiesta Mexicana Guaidó y sus compañeros activistas tramaron un plan para derrocar al presidente Hugo Chávez generando caos a través de continuos estallidos de violencia callejera.

Tres figuras de la industria petrolera (Gustavo Torrar, Eligio Cedeño y Pedro Burelli) supuestamente cubrieron el costo de $52,000 para llevar a cabo la reunión. Torrar es un autodenominado “activista de derechos humanos” e “intelectual” cuyo hermano menor Reynaldo Tovar Arroyo es el representante en Venezuela de la empresa privada mexicana de petróleo y gas Petroquimica del Golfo, que tiene un contrato con el Estado venezolano.

Cedeño, por su parte, es un empresario venezolano fugitivo que solicitó asilo en Estados Unidos, y Pedro Burelli un ex ejecutivo de JP Morgan y ex director de la compañía petrolera nacional de Venezuela, Petróleos de Venezuela (PDVSA). Dejó PDVSA en 1998 cuando Hugo Chávez asumió el poder y forma parte del comité asesor del Programa de Liderazgo para América Latina de la Universidad de Georgetown.

Burelli insistió en que los correos electrónicos que detallaban su participación habían sido inventados e incluso contrató a un investigador privado para probarlo. El investigador declaró que los registros de Google mostraban que los correos electrónicos supuestamente suyos nunca fueron transmitidos.

Sin embargo, hoy Burelli no oculta su deseo de que el actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sea depuesto, e incluso arrastrado por las calles y sodomizado con una bayoneta, como lo fue el líder libio Moammar Gaddafi por parte de milicianos apoyados por la OTAN.

El supuesto complot en Fiesta Mexicana desembocó en otro plan de desestabilización revelado en una serie de documentos producidos por el gobierno venezolano. En mayo de 2014, Caracas dio a conocer documentos que detallaban un complot de asesinato contra el presidente Nicolás Maduro. Las filtraciones identificaron a María Corina Machado, residente de Miami, como líder del plan. De línea dura y con tendencia a la retórica extrema, Machado ha funcionado como un enlace internacional para la oposición y visitó al presidente George W. Bush en 2005.

 

Maria Corina Machado

Machado y George W. Bush, 2005.

“Creo que es hora de reunir esfuerzos, hacer las llamadas necesarias y obtener financiamiento para aniquilar a Maduro y el resto se desmoronará“, escribió Machado en un correo electrónico al ex diplomático venezolano Diego Arria en 2014.

En otro correo electrónico, Machado afirmó que el violento complot tuvo la bendición del embajador de Estados Unidos en Colombia, Kevin Whitaker. “Ya he tomado una decisión y esta lucha continuará hasta que este régimen sea derrocado y cumplamos con nuestros amigos en el mundo. Si fui a San Cristóbal y me expuse ante la OEA, no le temo a nada. Kevin Whitaker ya ha reconfirmado su apoyo y ha señalado los nuevos pasos. Tenemos una chequera más robusta que la del régimen para romper el círculo de seguridad internacional”.

 

Guaidó se dirige a las barricadas

En febrero, los manifestantes estudiantiles que actuaban como tropas de choque para la oligarquía exiliada levantaron barricadas violentas en todo el país, convirtiendo los sectores controlados por la oposición en violentas fortalezas conocidas como guarimbas. Mientras que los medios de comunicación internacionales retrataban el levantamiento como una protesta espontánea contra el férreo gobierno de Maduro, había amplia evidencia de que Voluntad Popular estaba orquestando el espectáculo.

“Ninguno de los manifestantes en las universidades usaba sus camisetas universitarias, todos llevaban camisetas de Voluntad Popular o Justicia Primero”, dijo un participante de las guarimbas en ese momento. “Podrían haber sido grupos estudiantiles, pero los consejos estudiantiles están afiliados a los partidos políticos de la oposición y son responsables ante ellos”.

Cuando se le preguntó quiénes eran los cabecillas, el participante de las guarimbas dijo: “Bueno, si soy totalmente honesto, esos tipos ahora son legisladores”.

Alrededor de 43 personas fueron asesinadas durante las guarimbas de 2014. Tres años después, volvieron a estallar, causando la destrucción masiva de la infraestructura pública, el asesinato de partidarios del gobierno y la muerte de 126 personas, muchas de las cuales eran chavistas. En varios casos, los partidarios del gobierno fueron quemados vivos por bandas armadas.

Guaidó participó directamente en las guarimbas de 2014. De hecho, tuiteó un video en el que se le veía vestido con un casco y una máscara de gas, rodeado de personas enmascaradas y armadas que habían bloqueado una carretera y se enfrentaban de manera violenta con la policía. Aludiendo a su participación en Generación 2007, proclamó: “Recuerdo que en 2007 proclamamos: ‘¡Estudiantes!’ Ahora, gritamos: ‘¡Resistencia! ¡Resistencia!'”

Guaidó ha borrado el tuit, demostrando una aparente preocupación por su imagen de campeón de la democracia.

El 12 de febrero de 2014, durante el apogeo de las guarimbas de ese año, Guaidó se unió a López en el estrado durante un mítin de Voluntad Popular y Justicia Primero. Durante una larga diatriba contra el gobierno, López instó a la multitud a marchar a la oficina de la Procuradora General Luisa Ortega Díaz. Poco después, la oficina de Díaz fue atacada por bandas armadas que intentaron quemarla por completo. Ella denunció lo que llamó “violencia planeada y premeditada”.

 

juan guadio leopoldo lopez

Guaidó junto a López en el fatídico mítin del 12 de febrero de 2014.

En una aparición televisada en 2016, Guaidó desestimó como un mito las muertes resultantes de las guayas, una táctica de guarimba que consistía en estirar alambre de acero a través de una carretera para herir o matar a los motociclistas. Sus comentarios encubrieron una táctica mortal que había matado a civiles desarmados como Santiago Pedroza y decapitado a un hombre llamado Elvis Durán, entre muchos otros.

Este cruel desprecio por la vida humana caracterizaría a su partido Voluntad Popular a los ojos de gran parte del público, incluidos muchos opositores a Maduro.

Derribando a Voluntad Popular

A medida que la violencia y la polarización política se intensificaban en todo el país, el gobierno comenzó a actuar contra los líderes de Voluntad Popular que ayudaron a exacerbarla.

Freddy Guevara, Vicepresidente de la Asamblea Nacional y segundo al mando de Voluntad Popular, fue uno de los principales líderes en los disturbios callejeros de 2017. Ante un proceso judicial por su participación en la violencia, Guevara se refugió en la embajada de Chile, donde aún permanece.

Lester Toledo, un legislador de Voluntad Popular del estado de Zulia, fue buscado por el gobierno venezolano en septiembre de 2016 por cargos de financiamiento del terrorismo y conspiración de asesinatos. Se dice que los planes se elaboraron en colaboración con el ex presidente colombiano Álvaro Uribe. Toledo escapó de Venezuela y realizó varias giras de conferencias con Human Rights Watch, la Freedom House, respaldada por el gobierno de Estados Unidos, el Congreso español y el Parlamento Europeo.

Carlos Graffe, otro miembro de Generación 2007 formado en Otpor que dirigió Voluntad Popular, fue arrestado en julio de 2017. Según la policía, estaba en posesión de una bolsa llena de clavos, explosivos C4 y un detonador. Fue liberado el 27 de diciembre de 2017.

Leopoldo López, el líder de Voluntad Popular desde hace mucho tiempo, se encuentra hoy bajo arresto domiciliario, acusado de un papel clave en la muerte de 13 personas durante las guarimbas en 2014. Amnistía Internacional elogió a López como un “preso de conciencia” y calificó su traslado de la cárcel a su casa como “no lo suficientemente bueno”. Mientras tanto, los familiares de las víctimas de las guarimbas presentaron una petición para que se levantaran más cargos contra López.

Yon Goicoechea, el representante de los hermanos Koch y fundador de Justicia Primero, respaldado por Estados Unidos, fue arrestado en 2016 por las fuerzas de seguridad, que afirmaron haber encontrado un kilo de explosivos en su vehículo. En un artículo de opinión del New York Times, Goicoechea objetó que los cargos eran “inventados” y afirmó que había sido encarcelado simplemente por su “sueño de una sociedad democrática, libre del comunismo”. Fue liberado en noviembre de 2017.

David Smolansky, también miembro del grupo original Generación 2007 entrenado por Otpor, se convirtió en el alcalde más joven de Venezuela cuando fue elegido en 2013 en el acaudalado suburbio de El Hatillo. Pero fue despojado de su cargo y condenado a 15 meses de prisión por la Corte Suprema después de que ésta lo declarara culpable de agitar a las violentas guarimbas.

Al ser arrestado, Smolansky se afeitó la barba, se puso gafas de sol y entró a Brasil disfrazado de sacerdote con una biblia en la mano y un rosario alrededor de su cuello. Ahora vive en Washington, DC, donde fue elegido por el Secretario de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, para dirigir el grupo de trabajo sobre la crisis de los migrantes y refugiados venezolanos.

Este 26 de julio, Smolansky tuvo lo que él llamó una “reunión cordial” con Elliot Abrams, el convicto criminal de Irán-Contra que fue designado por Trump como enviado especial de EE.UU. a Venezuela. Abrams es conocido por supervisar la política encubierta de Estados Unidos de armar escuadrones de la muerte de derecha durante la década de 1980 en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Su papel principal en el golpe de estado venezolano ha avivado los temores de que se avecina otra sangrienta guerra subsidiaria.

Cuatro días antes, Machado lanzó otra violenta amenaza contra Maduro, declarando que si “quiere salvar su vida, debe entender que su tiempo ha terminado”.

 

Un peón en su juego

El colapso de Voluntad Popular bajo el peso de la violenta campaña de desestabilización enajenó a grandes sectores del público y perjudicó a una buena parte de su liderazgo en el exilio o en la cárcel. Guaidó siguió siendo una figura relativamente menor, habiendo pasado la mayor parte de su carrera de nueve años en la Asamblea Nacional como diputado suplente. Procedente de uno de los estados menos poblados de Venezuela, Guaidó quedó en segundo lugar en las elecciones parlamentarias de 2015, con sólo el 26% de los votos emitidos para asegurar su lugar en la Asamblea Nacional. De hecho, puede que su trasero fuera más conocido que su cara.

Guaidó es conocido como el presidente de la Asamblea Nacional, dominada por la oposición, pero nunca fue elegido para el cargo. Los cuatro partidos de oposición que conforman la Mesa de Unidad Democrática de la Asamblea habían decidido establecer una presidencia rotativa. El turno de Voluntad Popular estaba por llegar, pero su fundador, López, estaba bajo arresto domiciliario. Mientras tanto, su segundo al mando, Guevara, se había refugiado en la embajada chilena. Un personaje llamado Juan Andrés Mejía habría sido el siguiente en la lista, pero por razones que sólo ahora están claras, Juan Guaidó fue seleccionado.

“Hay un razonamiento de clase que explica el ascenso de Guaidó”, observó Sequera, analista venezolano. “Mejía es de clase alta, estudió en una de las universidades privadas más caras de Venezuela, y no podía ser fácilmente promocionado al público de la manera en que Guaidó podría serlo. Por un lado, Guaidó tiene rasgos mestizos comunes como la mayoría de los venezolanos, y parece más bien un hombre del pueblo. Además, no había sido sobreexpuesto en los medios de comunicación, por lo que podía ser transformado en casi cualquier cosa”.

En diciembre de 2018, Guaidó cruzó furtivamente la frontera y se dirigió a Washington, Colombia y Brasil para coordinar el plan de realizar manifestaciones masivas durante la toma de posesión del presidente Maduro. La noche anterior a la ceremonia de toma de posesión de Maduro, tanto el vicepresidente Mike Pence como la canciller canadiense Chrystia Freeland llamaron a Guaidó para reafirmar su apoyo.

Una semana después, el senador Marco Rubio, el senador Rick Scott y el representante Mario Díaz-Balart (todos ellos legisladores de la sede en Florida del grupo de presión de la derecha cubana en el exilio) se unieron al presidente Trump y al vicepresidente Pence en la Casa Blanca. A petición de ellos, Trump aceptó que si Guaidó se declaraba presidente, lo respaldaría.

El secretario de Estado Mike Pompeo se reunió personalmente con Guaidó el 10 de enero, según el Wall Street Journal. Sin embargo, Pompeo no pudo pronunciar el nombre de Guaidó cuando lo mencionó en una rueda de prensa el 25 de enero, refiriéndose a él como “Juan Guido”.

Dan Cohen: El Secretario de Estado Mike Pompeo acaba de llamar al personaje que Washington está tratando de instalar como Presidente venezolano “Juan *Guido*” – como en la jerga racista para los italianos. El principal diplomático de Estados Unidos ni siquiera se molestó en aprender a pronunciar el nombre de su marioneta.

Para el 11 de enero, la página de Wikipedia de Guaidó había sido editada 37 veces, lo cual destaca la lucha por dar forma a la imagen de un personaje que antes era anónimo y que ahora es un medio para las ambiciones de cambio de régimen de Washington. Finalmente, la supervisión editorial de su página fue entregada al consejo de élite de “bibliotecarios” de Wikipedia, que lo declaró presidente “en disputa” de Venezuela.

Guaidó pudo haber sido una figura poco conocida, pero su combinación de radicalismo y oportunismo satisfizo las necesidades de Washington. “Faltaba esa pieza interna”, afirmó la administración de Trump al referirse a Guaidó. “Era la pieza que necesitábamos para que nuestra estrategia fuera coherente y completa”.

“Por primera vez”, dijo Brownfield, ex embajador de Estados Unidos en Venezuela, al New York Times, “hay un líder de la oposición que claramente está enviando señales a las fuerzas armadas y a las fuerzas de seguridad de que quiere mantenerlos al lado de los ángeles y con los chicos buenos“.

Pero el partido Voluntad Popular de Guaidó formó las tropas de choque de las guarimbas que causaron la muerte de policías y ciudadanos comunes por igual. Incluso se había jactado de su propia participación en disturbios callejeros. Y ahora, para ganarse el corazón y la mente de los militares y la policía, Guaidó tuvo que borrar esa historia empapada de sangre.

El 21 de enero, un día antes de que el golpe comenzara de lleno, la esposa de Guaidó pronunció un discurso en video en el que hacía un llamado a los militares para que se levantaran en contra de Maduro. Su actuación fue aburrida y poco inspiradora, recalcando las limitadas perspectivas políticas de su marido.

Cuatro días más tarde, en una conferencia de prensa ante sus seguidores, Guaidó anunció su solución a la crisis: “¡Autorizar una intervención humanitaria!

Mientras espera la ayuda directa, Guaidó sigue siendo lo que siempre ha sido: el títere de un cínico proyecto de fuerzas externas. “No importa si se estrella y se quema después de todas estas desventuras”, dijo Sequera acerca del personaje del golpe. “Para los estadounidenses, él es prescindible.”

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Fuente traduccion (Traducido al español por el equipo de Sott.net en español)
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Sobre los autores

Max Blumenthal es un periodista galardonado y autor de varios libros, entre los que se incluyen el exitoso Republican Gomorrah, Goliath, The Fifty One Day War, y The Management of Savagery. Ha producido artículos impresos para una serie de publicaciones, muchos reportajes en vídeo y varios documentales, entre ellos Killing Gaza. Blumenthal fundó The Grayzone en 2015 para arrojar una luz periodística sobre el estado de guerra perpetua de Estados Unidos y sus peligrosas repercusiones internas.

Dan Cohen es periodista y cineasta. Ha producido reportajes en vídeo e impresos de amplia difusión desde Israel y Palestina. Dan es corresponsal de RT America y tuitea en @DanCohen3000.

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