Trump rompe el contrato de compra de trozos de bebes abortados para la investigación

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El Gobierno de los EE. UU. “no estaba suficientemente seguro de que el contrato incluyera las protecciones apropiadas aplicables a la investigación con tejido fetal”. Las quimeras humano-animales se vana convertir en uno de los debates ético-científicos más importantes este siglo.

La FDA (Food and Drug Administration, Administración de Medicamentos y Alimentos) es la agencia gubernamental que regula entre otras cosas las medicinas y aparatos médicos y los residuos biólógicos. La FDA había firmado un contrato con Advanced Bioscience Resources (ABR) para obtener trozos de bebés abortados, necesitaba «tejidos humanos frescos» para crear quimeras con ratones con la finalidad de que tuviesen un sistema inmunológico humano y poder probar medicamentos.

El «ministerio de salud» (el HHS) del gobierno Trump, ha rescindido el contrato el pasado 24 de septiembre:

“El HHS no estaba suficientemente seguro de que el contrato incluyera las protecciones apropiadas aplicables a la investigación con tejido fetal ni de que cumpliera con todos los demás requisitos de adquisición. Como resultado, ese contrato ha sido rescindido y el HHS está llevando a cabo una auditoría de todas las adquisiciones que incluyen tejido fetal humano para asegurar la conformidad con las leyes y reglamentos sobre la adquisición e investigación con tejido fetal humano.”

La noticia, buena noticia, tiene mucho más trascendencia que una nueva victoria provida más.

La agencia CBSNews destapó el caso y puso de manifiesto que es sólo uno de los contratos que tiene el gobierno. En paralelo ochenta y cinco miembros del Congreso enviaron también un requerimiento a la FDA: “Los niños no nacidos no son productos que se deban comprar o vender. La práctica de realizar investigaciones utilizando las partes de los cuerpos de los niños cuyas vidas han sido violentamente terminados por el aborto es aberrante”.

Y al margen de la relación que tiene con el escándalo del año pasado de los videos que demostraba que la multinacional abortista Planned Parenthood comerciaba con los bebitos muertos, el hecho vuelve a poner en primer plano uno de los debates bioéticos más importantes en los próximos años: las quimeras humano-animales.

El proceso de producción de organismos animales con tejidos u órganos humanos consiste en introducir células madre humanas en embriones tempranos de animales, de manera que el individuo animal que se desarrolle forme en su interior tejidos y órganos humanos. Las aplicaciones en medicina regenerativa y para el testeo de medicamentos y procedimientos pueden ser prácticas, pero presentan unas grandes objeciones bioéticas, y no sólo por las limitaciones de la técnica en este momento.

El NIH (Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos) lanzó una ronda de consultas en 2016. El  National Catholic Bioethics Center emitió una breve recomendación que se puede categoriza los aspectos problemáticos en dos categorías principales:

1 ¿De dónde salen las células madre humanas?

Aquí se repite la misma argumentación que en el caso de los tratamientos con células madre. No son lo mismo las células madre embrionarias que las adultas. El tiempo ha demostrado, además, que la investigación con las adultas, que presentan menos problemas éticos, ha sido la más exitosa. El experto bioético Padre Tadeusz Pacholczyk, del NCBC lo resume así:

“Esas células provienen de la elección intencional de destruir humanos jóvenes en sus etapas embrionarias, una acción gravemente inmoral. Para que la investigación con quimeras fuese ética, solo se deben utilizar para el procedimiento fuentes alternativas no embrionarias de células madre (como células madre adultas o células madre pluripotentes inducidas)”.

Los seres humanos en sus etapas embrionarias más tempranas y más vulnerables deben ser salvaguardados, no explotados, tanto en entornos clínicos como de investigación.

La investigación tampoco debe involucrar la producción o el uso reproductivo de los gametos humanos (esperma y óvulos) dentro de los animales. Los animales en los que tales linajes podrían surgir involuntariamente (actos sexuales con animales o experimentos genéticos) no solo nunca deberían permitirse reproducirse entre ellos, sino que deberían ser sacrificados, y la derivación de cualquier esperma humano, óvulos o células relacionadas de dichos animales o sus cadáveres con fines reproductivos debería estar específicamente prohibida.

2 ¿Cuál es la finalidad?

Especialmente en el caso de células pluripotentes (y por eso hay que descartar las embrionarias), dado que “pueden terminar siendo cualquier cosa”, no habría manera de asegurar que esas células humanas no terminasen en el cerebro o en los órganos reproductivos.

En palabras del P. Pacholczyk:

“Las células madre pluripotentes humanas o los derivados relacionados no deberían ser introducidos en embriones no humanos post-gastrulación a menos que la replicación de los principales pilares de la identidad humana puede evitarse en los sistemas cerebrales de esos animales”.

Además hay otras cuestiones como la salvaguarda de las especies, de los peligros que supondría estas prácticas con primates. En definitiva, todo aquello que atenta gravemente contra la dignidad de la persona. Persona humana, no hay otra.

Juanjo Romero, 28 septiembre 2018

Fuente: ACTUALL

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VER TAMBIÉN:

 

Dos millonarios se ‘compran’ un nieto a la carta tras la muerte de su hijo

¿Cómo reaccionará el niño conocer las circunstancias en las que vino al mundo? Hijo de un padre muerto y mujer anónima, tres hermanos desconocidos y unos abuelos al margen de la ley. La operación se llevó a cabo en los Estados Unidos porque en el Reino Unido es ilegal.

La muerte de su hijo en un accidente de moto dejó destrozados a unos padres millonarios del Reino Unido que decidieron saltarse las leyes de su país y las consideraciones éticas más elementales para ‘comparese’ un nieto.

Tras la muerte de su hijo, decidieron, sin que conste consentimiento previo del finado, extraer y congelar esperma de su hijo y enviarlo a un centro de fecundación in vitro en San Diego, California (EE. UU.)

Más allá de decidir por su cuenta, eligieron realizar el proceso en los Estados Unidos porque la técnica que querían utilizar, que implica el descarte de embriones por razón de su sexo, no es legal en el Reino Unido.

La historia es aún más rocambolesca, porque su hijo difunto era soltero. Así que realizaron una selección de posibles candidatas a donantes de óvulos para elegir una mujer que coincidiera con el tipo de mujer con el que su hijo se habría casado y tenido hijos.

Cuatro fueron los óvulos fecundados, pero sólo uno fue el elegido. Según el diario británico Mirror, el proceso costó unas 100.000 libras esterlinas (112.000 euros, 130.000 dólares estadounidenses).

Problemas éticos

El doctor Christian Brugger ha elaborado una lista de los principales problemas éticos que este caso presenta. El primero de ellos y principal, se trata de una acción claramente eugenésica, debido a la selección arbitraria de la vida de uno de los embriones frente a la de sus cuatro hermanos.

En segundo lugar, se da un problema respecto de la interpretación de los deseos del hijo muerto. “Cuando la racionalización se usa para justificar comportamientos éticamente dudosos, podemos convencernos de casi cualquier cosa”, expone el doctor.

El tercer escollo ético sobre el caso estriba en que la decisión tomada porlos abuelos tiene un alcance amplísimo sobre la vida del nieto, que es quien “sufrirá las consecuencias más dolorosas de la elección de sus abuelos”. ¿Cómo reaccionará el niño al tomar conciencia de las circunstancias en las que vino al mundo? Hagamos un repaso: Fue engendrado por un hombre muerto y una mujer anónima; tiene tres hermanos de los que ignorará su paradero, aunque probablemente hayan sido eliminados;y ha sido criado por unos abuelos que no dudaron en violar la ley para cumplir con sus deseos.

En cuarto lugar, se ha de analizar el papel del médico. El primer principio moral de la actuación médica es no dañar a los pacientes. Sin embargo, los cuatro pacientes-embriones han sido maltratados al ser tratados como productos de laboratorio. Y tres de ellos, con toda probabilidad, o han sido eliminados o utilizados para investigación.

En quinto lugar, cabe una interrogante sobre el futuro de la medicina reproductiva, a tenor del desarrollo de la técnica de edición de genes. ¿Cómo dudar de que se empleará para modificar características de los embriones en función del capricho de unos padres?

 

ACTUALL

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