La transición sanchista para la «Pax Macrónica» en España – por Diego Pappalardo
La abrupta destitución de Mariano Rajoy como presidente de España, se debe, principalmente, a la Hoja de Ruta de determinados actores de los poderes fácticos internacionales. El expresidente fue desplomado pero la situación financiera y económica del país no sufrió ningún impacto negativo debido a que fueron los propios componentes de la Internacional del Dinero quienes fijaron la no dimisión de Rajoy, sino su expulsión por la moción de censura en su contra, tal y como se desprende del Informe con recomendaciones que Goldman Sachs emitió para el mercado y la industria política de España.
En Europa y en todo Occidente, fuerzas geopolíticas del globalismo plutocrático desarrollan una estrategia con el claro fin de poner en funcionamiento el macronismo, corriente política supranacional impulsada para competir directamente con el trumpismo en el contexto de la guerra entre clanes capitalistas que se despliega a nivel global.
La aplicación del capítulo español del macronismo no considera al nuevo presidente, Pedro Sánchez, como un exponente suyo, pese a las conexiones internacionales que piezas de su entorno exhiben. Quien tuvo una participación rutilante para que Sánchez accediese a La Moncloa fue Josep Borrell, un activo del Atlantismo y del Globalismo, con estrechas vinculaciones con la tendencia fabianista y gestor del viaje que Sánchez hizo a Gran Bretaña en mayo pasado donde, entre otras acciones, mantuvo reuniones con sectores de influencia del poder británico.
Borrell, convertido en gran consejero y articulador de las relaciones de poder del flamante presidente, es un oponente tenaz del independentismo catalán y en varias oportunidades elogió al líder de la formación Ciudadanos, Albert Rivera. Es Rivera el elegido para ser el eje del macronismo en España y su propagación en Hispanoamérica. Desde Septiembre de 2016 nos ocupamos de Rivera en sendos artículos, exponiéndole como la carta principal que el globalismo plutocrático ha escogido para la dirección de la gestión política de España.
Es pertinente aclarar que el macronismo en España no se circunscribe únicamente a Ciudadanos y que su líder debe demostrar un mayor talante. Los arquitectos del macronismo le siguen teniendo fe. La banquera Ana Patricia Botín ponderó la forma en qué se eligió a Sánchez, demostrando que la democracia española tiene madurez y fortaleza. En realidad, quiso decir que el recambio presidencial fue realizado con eficiencia por los desarrolladores internos que sirven a la plutocracia internacional realmente existente. En la próxima reunión del Club Bilderberg lo volverá a formular, mientras acrecentará su aval por Rivera.
En términos políticos, Rivera fue fundamental en la caída del Partido Popular, en el avance de la moción de censura, logrando quedar, ante variados segmentos electorales desconectados entre sí, como la única opción de peso contra el “Frankenstein” Sánchez y sus socios del ambiente partitocrático. Es pertinente aclarar que el macronismo en España no se circunscribe únicamente a Ciudadanos y que su líder debe demostrar un mayor talante.
La administración de Sánchez que sí hará un llamado a elecciones generales -en conformidad con las demandas del mercado y de la sociedad- no es un regreso a 1930 ni a 1980. Tampoco causará la desmembración territorial catalana o será un agente de devastación económica, al menos, no más que sus predecesoras.Su gobierno débil estará sujeto a los intereses de las élites financieras internacionales, bregará en contra de lo que Londres y Bruselas llaman populismo y servirá de transición para dar lugar al macronismo en conformidad con el diagrama de España 2030 en una Europa reformulada por el globalismo.
Diego Pappalardo, 3 junio 2018