Elecciones ilusionistas en Francia – por María Poumier

 

Francia está todavía aturdida por la extraña secuencia imprevista: 1) en junio, elecciones al parlamento europeo con resultado muy desagradable para las autoridades no electas que pretenden dirigirnos (la mayoría recién elegida es populista, es decir que rechaza la inmigración masiva), 2) tentativa precipitada de golpe de estado legal por parte de Macron para evacuar la posibilidad de que el populismo lo obligue a renunciar; por esto tienen lugar, en violación de las normas legales, unas elecciones legislativas apresuradas, 3) caos aumentado por el resultado de la segunda vuelta: el partido de Marine Le Pen, llamémoslo Frente nacional, saca mayoría de votos, y gana sustanciales escaños en el Parlamento, mientras el partido de Macron pierde otros tantos escaños, pero a fin de cuentas es la extrema izquierda la que gana más diputados, bajo el nombre de Frente popular, como resultado de maniobras politiqueras complicadas.

Por el momento, el país está paralizado, porque cada fuerza ha intentado avanzar disfrazada, para seducir a unos y amedrentar a otros. La conclusión misma es ambigua: unos opinan que Macron ha logrado imponer su dictadura personal, intensificando rivalidades y traicionando promesas a unos u otros. Otros creen que por el contrario está muy debilitado, pues en su propio campo, el de los moderados que aspiran a ser el centro de gravedad, lo critican severamente, aumentando el impacto de las oposiciones de derecha y de izquierda. En todo caso, Macron es odiado por provocar el caos antes y después de este episodio de farsa electoral.

1. Para explicar la incoherencia de los resultados de la segunda vuelta, se puede hablar de fraude legal: la ley contempla dos rondas de votaciones, con escrutinio mayoritario, y el diseño de las circunscripciones, entre grandes urbes, campo y ciudades medianas, fue concebido en los años 1980 por el presidente Mitterrand para impedir que puedan surgir bastiones populistas o de la extrema derecha.

2. Hay sospechas de puro fraude en el cómputo de votos, pero todavía no se puede medir el alcance de las falsificaciones que se hayan podido cometer con el voto electrónico (muy limitado), el relleno de urnas durante el recuento en pequeños municipios sin escrutadores, o en el procesamiento de los datos a centralizar, las instrucciones dadas a los organismos de encuestas, los votantes que pueden haber mentido sobre sus intenciones de voto etc. Vale la pena señalar “extraños errores de los institutos franceses de sondeos. Sorprendentemente, los institutos de sondeos estimaron los resultados entrevistando a los electores a la salida de las urnas. A las 18h15, todos ellos, así como las televisiones belgas y suizas, dan como vencedor al Rassemblement National (Frente nacional de Marine Le Pen). Pero a las 19h45, los resultados se invirtieron y a las 20h, se proclama que el Frente Nacional perdió. No hay explicación para este fenómeno sin precedentes”. (Actualidad internacional de la Red Voltaire, N°95 – 12 de julio de 2024) Recordemos que en la elección presidencial de EEUU en 2020, igualmente, de un minuto para otro, los pronósticos favorables a Trump se invirtieron, y el cómputo de votos le dio la mayoría, inesperadamente, a Biden.

3. Ha surgido un neologismo, el castorismo, es decir el asalto por parte de la izquierda y el centro unidos contra el Frente nacional, frenando el tímido entusiasmo popular, ahuyentando a los posibles nuevos electores de marine Le Pen con el miedo a la “extrema derecha fascista antisemita lista para erradicar la democracia e imponer una dictadura hitleriana”. Se trataba de edificar un dique preventivo contra una posible inundación de populismo. Este trabajo de zapa dio los resultados esperados, pero sobre la base de cierta deshonestidad, pues el partido de Marine Le Pen es extremadamente moderado, y lleva años jurando que se opone al antisemitismo, a Rusia, a los palestinos. Y ratifica cada día su afecto por la Unión europea, el feminismo, los privilegios de los LGBT, el aborto sin límites etc, o sea todo lo que está oficialmente autorizado y recomendado. Se puede sospechar que existe una extrema derecha mucho más radical en su oposición al llamado progresismo, que obviamente existe en internet, pero denuncia la tibieza de Marine le Pen. En cambio, desde ya se observa que la extrema izquierda está lista para imponer un alto nivel de demagogia utopista sobre telón de crisis económica y bancaria dentro del sistema actual, exigiendo el nombramiento de un primer ministro de su bando, organizando mítines agresivos, provocando por lo tanto una visible exasperación general. El castorismo resulta pues ser una conducta ovejuna sin perspectiva a largo plazo, que desenmascara tanto a macronistas como a izquierdistas más o menos radicales como gente poco respetable y nada perspicaz.

4. Una convergencia notable: en ninguno de los programas electorales se planteaban las opciones candentes y decisivas, que tienen que ver con la política internacional: apoyo a Rusia o a Ucrania, a los BRICS o a la OTAN, apoyo a las masacres de Netanyahu o al pueblo palestino martirizado, apoyo a la arrogancia neocolonial que provoca la expulsión de empresarios y militares franceses de África, así como levantamientos en Nueva Caledonia, cuando convendría la restauración del cuerpo diplomático (desmantelado por Macron) capaz de administrar las tensiones con habilidad. Dominique de Villepin, aquél diplomático que había promovido la negativa del gobierno de Chirac a participar en la guerra de EEU contra Irak, está retomando iniciativas en este sentido.

5. Además desde 2021, todos los partidos reconocidos en las urnas han apoyado el “covidismo” y la instauración del terror sanitario, con represión a los científicos disidentes, e imposición masiva de vacunas experimentales y peligrosas, para complacer a la OMS y llenar las arcas del lobby farmacéutico; tras lo cual han impulsado o seguido a los medios masivos en la intoxicación por el “ucranismo” que siguió, una vez que ya no se podía mantener el terror ante la benigna racha de coronavirus. O sea, en el fondo, todos los partidos presentes en la Asamblea nacional son cómplices de Macron, y están listos para seguir las mismas opciones de gran alcance, por mucho que traten de eliminarlo para sustituirlo en el poder.

6. Sólo el partido de los “insumisos”, encabezado por el tribuno trotskista Jean-Luc Melenchon, defiende abiertamente los derechos del pueblo palestino (tema que es popular entre los humildes y la gente decente); ya está perseguido en los tribunales con el pretexto del antisemitismo, y férreamente condenado por los medios masivos, a favor de un israelismo vergonzoso. Hay que reconocer que últimamente Macron tiene pulsiones antisionistas, como tuvo pulsiones de acercamiento a Rusia en años pasados; pero sigue enviando municiones y piezas de armamento a Netanyahu, dejando que jóvenes civiles franceses vayan a servir en el ejército israelí como cómplices activos del genocidio, con el pretexto de su doble nacionalidad.

7. Como lo observa asombrado el periodista Sebastián Salgado, ningún partido recuerda al pueblo francés cómo terminó la guerra de Napoleón contra Rusia, cómo terminaron las guerras de Indochina y Argelia, ni los innumerables escándalos en torno a la salud, a base de corrupción de dirigentes, y crímenes en la imposición de vacunas y medicinas azarosas. Y parecería que el pueblo tampoco tiene recuerdos dolorosos, no tiene siquiera memoria de lo más reciente, ni conoce la historia patria. Sin embargo, muchos juicios están en camino, en contra de autoridades corruptas e irresponsables, en el terreno de la salud pública, al tiempo que se enjuician las complicidades en crímenes coloniales israelíes, en el tribunal internacional de La Haya, gracias al bravo levantamiento de Africa del sur, seguido por un creciente número de países del antiguo grupo de los no alineados, mientras encarnan la dignidad humana los estudiantes rebeldes en cada país.

8. Muchos opinan que Macron, si bien se ve a sí mismo como un monarca absoluto, es una marioneta chantajeada por fuerzas mayores, que dirigen la Unión Europea y la OTAN, y que tienen como objetivo la disolución de las naciones. O sea, que ya estaríamos en una dictadura de cipayos, celebrando simulacros de democracia. Es cierto que Macron parece ganador en un contexto de estado de emergencia prolongado a golpe de decretos presidenciales sucesivos desde los atentados de 2015, contra la redacción de Charlie Hebdo y contra los jóvenes del Bataclan (la sala donde se daba un concierto de rock pocos meses después, y cayeron balaceados unas 80 personas), actos de terrorismo que los servicios secretos franceses dejaron cometer, y que sirvieron para incentivar el recelo contra los musulmanes, y por lo tanto el rencor entre población autóctona de cultura cristiana e inmigrantes del sur global, más o menos identificados con el islam.

9. Recordemos el tema con el cual muchos chantajean a Macron de manera más o menos abierta, tanto Trump como Netanyahu, y otros en el campo demócrata yankee: su extraña vida privada, ya que vive con una mujer que no es tal, pero lo maneja a él desde sus 14 años, llevándole 27 años la supuesta “Brigitte”, responsable de las decisiones más temerarias y oportunistas del presidente, según todos los periodistas que tienen acceso cercano a la pareja. Acechan a dicho estrambótico atelaje juicios por usurpación de identidad, y falsificación de documentos de identidad, matrimonio, nacimiento… ¡aunque no por difamación sobre su sexo biológico, ya que la propia “primera dama” no ha ofrecido ninguna prueba elemental de una fisiología femenina (test adn, o fotos de ella recién parida con sus recién nacidos); “Brigitte” sólo protesta por la homofobia de los que dudan de su verdadera identidad, lo cual es una cuasi confesión. Esto no quita que los medios pregonen que en septiembre concluirá un juicio donde ella demanda por difamación a las dos mujeres audaces que lanzaron las primeras denuncias e investigaciones ahora concluyentes (seria perder el tiempo pedir información honesta y completa a los medios masivos franceses).

10. Hay una trampa adaptada a cada caso. Tomemos el caso de la extrema izquierda, valiente en su antisionismo declarado; padece acusaciones furibundas de antisemitismo, y las rechaza sin miedo. Pero a Mélenchon le mantienen las riendas cortas a otro nivel: se siente obligado a adherirse a la defensa de los lgbt, aunque no les tiene la menor simpatía, y los considera un lastre de imbéciles, tratando de usarlos como escudo protector. Ya se sabe que es el lobby pro israelí el que promociona privilegios de casta cada vez más extendidos a esta ínfima minoría, que no tiene ningún respaldo popular espontáneo, sino que sigue provocando desprecio y carcajadas: es como el joker que se saca cuando un contrincante se muestra insensible a las acusaciones de antisemitismo, y ya se intenta intimidar a disidentes destacados como el propio Alain Soral con condenas por homofobia. El lobby pro israelí impulsó a la extrema izquierda en el castorismo, para estar seguro que no ganara posiciones el populismo nacionalista; pero no cabe duda de que arremeterá contra Mélenchon tan pronto como le convenga, por antisemitismo, antifeminismo u homofobia, según evalúen el contexto, y ya lo vienen haciendo con determinadas personalidades de la extrema izquierda.

11. El acatamiento del sionismo es la puerta estrecha por la que todos los sectores políticos deben pasar para ser aceptados, en la sociedad francesa, y esta puerta estrecha la guarda una casta ultra minoritaria a través del CRIF (Consejo representativo de las agrupaciones judías), la rama francesa del Congreso judío mundial, brazo ejecutivo de una oligarquía que administra o aplasta a sus barones, los cuales a su vez, arrean esclavos multitudinarios. Thierry Meyssan considera que no hemos encontrado todavía el método para contrarrestar este nuevo feudalismo, sustituto de la lucha de clases sociales dentro de la anterior civilización industrial y jerarquizada, mientras esta es digital, horizontal, consumista y narcotizada, al punto de dejarse manejar por la inteligencia artificial, en manos de la casta tecnocrática. El mecanismo electoral ya no permite trazar líneas divisorias funcionales para el reparto de las tareas de gobierno.

12. Para Alain Soral, en busca también de nuevas descripciones funcionales de la nueva sociología, lo primero es la cuestión demográfica. Francia, ex potencia imperial, tiene ahora que administrar un imperio interior de territorio reducido, pero no menos polarizado en comunidades étnicas que aspiran al reconocimiento de sus derechos, costumbres y leyes religiosas, o pueden exigir más. La Rusia de Putin ofrece un modelo agrandado de algo semejante, y ha logrado lo más difícil: la gravitación honesta de los musulmanes en torno a un proyecto nacional cristiano enaltecedor, porque respeta los valores universales de la fe y la moral. En Francia, muchos musulmanes que se involucraron en el movimiento de los Chalecos amarillos desean integrar esta opción conservadora y pacificadora, aunque se pretende ignorarlos.

13. Favorecer la inmigración perjudica a los países de los cuales buscan huir los más dinámicos, y perjudica a los países que los reciben, en la medida que alimenta inestabilidad, demagogia, y rencores entre autóctonos y aspirantes a responsabilidades políticas en tierras históricamente ajenas. La llamada extrema derecha es la que mejor percibe que es un factor de desequilibrio peligroso debilitar el núcleo civilizacional de cualquier país: el peligro de invasión es real, máxime en países con déficit de jóvenes, déficit reproductivo, déficit de voluntad, acostumbramiento al lujo, los narcóticos y la imprevisión. Además de defender los aspectos culturales creativos y positivos del mestizaje al estilo latinoamericano que se está destilando suavemente en Europa, Mélenchon está obligado a defender la inmigración sin límites, porque calcula que ahí está su clientela y reserva de votos (lo cual puede ser un cálculo equivocado) aunque tiene la cultura histórica suficiente, la cultura comunista, para saber que debería cultivar justicia social y defensa del patrimonio nacional a la vez. Esto le ganaría el apoyo masivo de la clase obrera con su viejo prestigio irradiante (un apoyo que no tiene, aunque pretenda lo contrario), pero entonces se produciría la convergencia populista con la gente de sentido común y apego a los valores morales y patrióticos tradicionales, o sea, los que votan por el Frente nacional. Pero es precisamente lo que nuestros pretendidos amos impedirán a toda costa, porque el modelo de la inmigración agresiva y destructora de los autóctonos es la conquista judía de Palestina a partir del voto de la ONU en 1947. Y el sionismo aspira a extender sus malas costumbres.

14. Las sociedades europeas están entrampadas desde afuera y paralizadas por intereses ajenos, en el tema de la inmigración. Netanyahu es nacionalista, tribal y coherente, sólo quiere inmigración judía en Palestina, pero exige a la vez que los demás países estén abiertos para recibir refugiados de todas las guerras, entre otros a los palestinos crucificados por él, y también a los judíos, una vez que el Eje de la Paz (palestinos, libaneses, iraníes, argelinos y más) logren hacerles la vida imposible o echarlos. Los sionistas preparan el terreno en Argentina para recibir a los israelíes con las mejores oportunidades y los mayores privilegios en tanto “víctimas eternas de un nuevo holocausto”, como preparan el terreno en todos los países que les parecen apetecibles. Sobre el tema de la inmigración nunca se permitirá un referéndum en un país europeo, porque se expresaría un reflejo de autodefensa masivo, y tampoco los descendientes de inmigrantes que han fundado familias en Europa desean la competencia de nuevos inmigrantes. Nuestros enemigos principales necesitan incendiar los rencores comunitarios respectivos para que no se produzcan las convergencias que permitirían voltear la mesa.

Nunca se permitirá, en la Europa actual, tampoco un referéndum sobre la pena de muerte, que la izquierda sionista logró abolir en los años 1980 en cada país occidental, menos los EEUU: a nuestros amos lo que les importa es que a los criminales con responsabilidades políticas no se les pueda aplicar jamás la guillotina.

Estamos por ahora en un callejón sin salida. Pero ¿quién podía prever en 1927 lo que sería Alemania en 1937, y en 1937 lo que sería en 1947? Los castores no sirven para realizar las revoluciones necesarias, sino sólo para frenar inundaciones, y padecen de miopía suicida cuando colapsan sus diques.

María Poumier, 14 de julio de 2024

Publicado originalmente en Red Internacional

 

Print Friendly, PDF & Email