Apocalypse now – por Israel Shamir

Apocalypse now

I.
C
amina por el césped de Hyde Park un vago viejo, y lleva colgado del pescuezo un cartel que reza “El fin está cerca”. Lleva años con eso, si sigue siendo el mismo vago que me había llamado la atención hace unos treinta años. Pero un reloj roto siempre termina por dar la hora exacta. Será posible que haya llegado la hora fatídica? El pentagrama mágico se reveló, y la torre de Babel se vino abajo el 11 de septiembre. Los judíos señorean la Tierra de promisión. El dólar está alto, pero la creatividad de la cristiandad ha alcanzado su nadir; las tiendas están repletas pero las iglesias están vacías; qué de negociantes, brokers y dealers, y qué falta de artistas, poetas, santos! Inundaciones y sequías, nieves de verano y calores de invierno, ríos envenenados y lagos vaciados nos recuerdan que nuestra madre tierra está enferma, muy enferma. Ha llegado el Apocalipsis, mucha gente lo ha sentido vívidamente en estos últimos meses..
Justin Raimondo escribió en el Weekly World News “ese grotesco tabloide de siniestras muecas que nadie confesaría leer siquiera mientras hace la cola en la caja del supermercado” este anticipo novelesco : Fotografiado el rostro de Satanás encima del Capitolio de los Estados Unidos! Incluso había una foto que trasudaba malevolencia pantanosa : un rostro delgado y burlón que se desprendía de una nube parda y revuelta, con mirada llameante de loco y la boca torcida por una satánica mueca. El Weekly cita a “un operativo, veterano no identificado de la CIA” diciendo que “la imagen es un retrato del terrorismo que no se puede comparar con nada que hayamos visto jamás en este país. Es algo sobrenatural? Trátase de alguna ignota forma de vida? Acaso, válgame el mismísimo diablo, os pregunto y contesto que sí, se trata de Satanás en persona?1 .
Este parecer, al principio privilegio de gente altamente fantasiosa y sensitiva, o adictos lectores del Weekly World News, ahora se desparrama por todo el tablero social. En Moscú y en Nueva York, en Jerusalén y en Bagdad, y París y Berlín, gente laica y práctica se saluda con la pregunta : “Es esto el fin del mundo?” .
– Pues sí, contestó un importante filósofo estadounidense, Inmanuel Wallerstein, añadiendo una restricción cuidadosa en el título del bien llamado libro suyo El fin del mundo tal como lo conocemos2. Ha llegado a la conclusión de que un larguísimo período de la historia humana ha alcanzado ya un final que no se podía predecir. Es cierto, el mundo al que nosotros, como nuestros padres y abuelos, estábamos acostumbrados, está desapareciendo..
Wallerstein piensa que “el mundo tal como lo conocemos” empezó hace unos quinientos años en Europa occidental y ha llegado a su apogeo en los Estados Unidos de América. Se caracteriza por una aberración específica en el desarrollo humano, llamado progreso. Wallerstein se negó rotundamente a aceptar el axioma del “inevitable desarrollo positivo”, y planteó que no se trataba de un proceso necesario, sino de un desarrollo negativo. En claro, este desarrollo es una celebración de la codicia sin límites y del afán de dominación, una negación de Dios y del ser humano..
Dicho desarrollo, causante de la magna destrucción de la naturaleza y la sociedad, ha cumplido su trayectoria y nos ha llevado al borde del abismo. Posiblemente hubiésemos podido llegar al mismo punto mucho antes, aplastados por el talón de acero de la oligarquía, como lo experimentaba Jack London en 1910, pero la revolución rusa de 1917 sacudió el mundo y ofreció una alternativa, escribe Wallerstein. Por eso los pueblos de Europa occidental y Norteamérica tuvieron una oportunidad de edificar su sociedad de bienestar con una clase media destacada y trabajadores medianamente satisfechos, mientras que el Tercer Mundo tuvo un respiro en cuestión de acciones punitivas y conquistas coloniales. Antes de 1917, Inglaterra no dudó en vitrificar la ciudad japonesa de Shimoneseki en venganza del asesinato de un diplomático británico. Antes de 1917, las diferencias sociales en la sociedad europea eran tan grandes como las del Tercer Mundo actual. Después del derrumbe del sistema socialista en 1991, este gran respiro ha terminado. Hemos vuelto a 1914, según Wallerstein..
Es posible contemplar los acontecimientos mundiales bajo una luz bastante diferente. Con todo el respeto debido a la revolución rusa, había un poderoso jugador adicional que mientras tanto se iba cruzando de bando. A principios del siglo veinte, una nueva fuerza social y espiritual empezó a existir. En uno de mis artículos3, la llamaba “la secta de los mamonitas”, los devotos de Mamón. Los mamonitas combatieron contra las viejas elites por todo el tablero mundial. En Rusia, exterminaron y mandaron al destierro a las elites tradicionales. En Inglaterra y Escandinava, las viejas elites perdieron su poder debido al advenimiento de la democracia social..
Alemania e Italia vieron sus elites destruidas por la segunda guerra mundial..
Mientras existieron las viejas elites, los mamonitas iban promoviendo un programa en pro de la igualdad, y la transferencia de los recursos de las viejas elites al pueblo en general..
Eran los tiempos de la gran esperanza. La gran dinámica de la riqueza mamomita y sus redes apoyaban las fuerzas de la igualdad, y pocos fueron los que se hicieron preguntas acerca de los planes verdaderos que podían tener los poderosos aliados. Mientras los banqueros neoyorkinos, los abogados y los dueños de los medios de comunicación respaldaron el programa humanista, uno podía ignorar sus pensamientos soterrados..
Después de la abortada revolución de 1968, los mamonitas alcanzaron sus metas e integraron a su vez las nuevas clases dirigentes. A partir de entonces, fueron raspando las frases bonitas sobre igualdad y derechos civiles; en su lugar, adoptaron una agenda nueva, la esclavización del ser humano. De manera semejante, la burguesía había utilizado el poder y la cólera de las clases humildes en la revolución francesa de 1789. Trabajadores y campesinos zarandearon a las viejas aristocracias, luego las nuevas elites burguesas les dieron el empujón final y por fin tomaron el poder utilizando el genio militar de Napoleón. Después de 1968, la despiadada historia dio inicio a la nueva vuelta de tuerca..
Los mamonitas ya no necesitan la democracia o el estado de bienestar. Lo que requieren ahora es un nuevo Napoleón, que afinque su capacidad de mando. Por esto es que, después del 11 de septiembre, las fuerzas de la oligarquía están acabando con la Declaración de los derechos humanos, las libertades democráticas, la carta magna de la ONU y los acuerdos internacionales, y van creando un nuevo mundo de escasos multimillonarios, una clase media estrangulada, trabajadores empobrecidos, un ejército poderoso y fuerzas de policía pletóricas. Planean salir de la tormenta con una fortaleza inquebrantable. Pero esta hora sombría también es tiempo de esperanza..
El mañana se nos oculta por una buena razón. Hemos llegado a la gran bifurcación de la historia, dice Wallerstein, el cruce histórico de los caminos, un momento de esos que sólo ocurren un vez por milenio. Por definición, es el tiempo de la inestabilidad. El tiempo en que los más mínimos esfuerzos de un hombre aislado pueden cambiar las cosas. En los períodos de estabilidad, ni siquiera los esfuerzos enormes pueden cambiar gran cosa. Durante unos cien años, la gente creyó en la inevitable necesidad histórica : bien el sueño marxista, o el estado de bienestar, cuando no el regreso de Cristo. Este tiempo de certidumbre ha concluido. Podríamos caer en una nueva edad de las tinieblas, una lóbrega anti-utopía, y nuestros hijos no nos perdonarían nuestra pasividad. Podríamos seguir halando y empujando a diestra y siniestra, en espera de algo mejor..
Un chiste judío cuenta que dos hombres fracasaron en la tentativa por mover un armario, porque empujaban y halaban en direcciones opuestas. Claro que uno tiene que saber para donde y cuando conviene halar y empujar, de lo contrario el armario se queda donde está. Por esto es que el plan que a continuación se expone es una proposición para un pensamiento y una acción constructiva. El bombardeo estadounidense de la estación de televisión al Jazeera, ocurriendo tan poco tiempo después del bombardeo de la televisión serbia, aporta una prueba adicional al hecho de que las palabras son importantes. Karl Marx en su momento describió la historia humana como la historia de la lucha de clases para el control de los medios de producción. Yo la definiría como una guerra de ideas..
Podemos imaginar a dos grandes protagonistas, que nos son familiares desde el Libro de Job, jugando con ideas nuevas en un gran tablero de ajedrez. Satanás estaría pervirtiendo cada idea de Dios; Dios convertiría cada idea de Satanás en algo maravilloso; por ejemplo el amor a la tierra de Cristo causó cruzadas asesinas mientras que el comunismo materialista daba lugar a una gran elevación de los corazones. Los jugadores no tiene manos, y nos corresponde a nosotros, los humanos, hacer los desplazamientos, los movimientos debidos, las elecciones debidas, para ayudar a Dios a ganar el partido. Los vanidosos guerreros de antaño solían decir: “Dios está con nosotros”. Nosotros, humildes pensadores del presente, deberíamos decir : “estamos con Dios”..

II .
Wallerstein hizo un esfuerzo heroico, no tan exitoso, para describir el fin del mundo en términos materialistas. No estoy seguro de que esto sea posible. Nuestro mundo en general rechaza semejante descripción. Pero sobre todo, no pienso que esto sea de desear, por los motivos expuestos a continuación. Estamos condicionados para aceptar solamente el razonamiento materialista, y para rechazar las explicaciones que remiten a fuerzas de otro nivel. Es un aspecto importante de la aberración que la gente haya llegado a rechazar el componente espiritual del mundo. Hasta la nueva aberración la misma idea de un mundo totalmente materialista, explicable por meras leyes materialistas, hubiera parecido una estupidez. La visión del mundo variaba según tiempos y lugares, pero nunca había sido tan puramente materialista..
Los pensadores antiguos veían el mundo como una continuidad entre lo espiritual y lo material, con múltiples estratos donde las fuerzas del bien y del mal, las virtudes y los pecados, las naciones y las ideas tienen su propia existencia semi-independientes. A veces, estas fuerzas eran descritas en términos de dioses, ángeles o demonios. El Nuevo Testamento habla del Príncipe del mundo y otras fuerzas a las que se enfrenta el hombre. San Pablo sabía que venían turbulencias, ya que “nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los poderes de este mundo sombrío y contra las fuerzas espirituales del mal en el reino de los cielos”4..
Su visión me parece más ajustada a la realidad. Es más fácil explicar las calamidades y la salvación, las catástrofes y la prosperidad por la interacción de distintas fuerzas superiores que por factores puramente materiales o por cambios en el humor divino. Es más fácil explicar por qué la guerra de Troya duró diez años largos por la lucha entre los dioses que estaban a favor de los troyanos contra los que apoyaban a los griegos, pues no bastan los pretextos de que se trataba de la belleza de Helena o de intereses comerciales. La guerra fría podría verse como la lucha entre el espíritu comunitario ruso contra el Mamón americano. La tercera guerra mundial que se nos viene encima, contra los pueblos del tercer mundo, puede para una mente religiosa analizarse en términos de “Armagedón”..
Serguei Averinstsev, eminente pensador uso moderno, nos recuerda la paradoja de la fe bíblica y pregunta : “Cómo es posible que el dios espiritual, omnipresente y trascendental bendiga con su presencia un lugar especifico, se halle en el Santísimo Lugar, el vientre de María, el cuerpo del hombre Jesús, o el pan y el vino de la eucaristía?” Subraya que esto es uno de los temas doctrinales de la fe, “residiré entre los israelitas”5, dice el Dios del Antiguo Testamento, y se utiliza el mismo giro verbal en el Evangelio : “la palabra se hizo carne y reside entre nosotros”6. Averinstev revela un pensamiento inspirado por Dios : “El príncipe del mundo”7, o sea, la fuerza hostil a la presencia de Dios, “intenta separar trascendencia e inmanencia, cerrar las puertas de la creación en las narices del creador, y de esta manera, erradicar de la naturaleza todo lo que sea sobrenatural. Recibe el respaldo de un aliado involuntario : el racionalismo teológico celote que lucha por erradicar cualquier huella de las creencias populares o de la pluralidad esotérica para alcanzar el puro trascendentalismo”8. Es un pensamiento profundo : Satanás apoya, o genera, las ideas que excluyen la gracia divina de nuestra vida..
Volviendo a nuestros dos protagonistas encima del tablero, podríamos decir : Satanás gana (Dios me libre!)cuando todas las trazas de la presencia divina han sido eliminadas de nuestro mundo. Sin embargo, Averintsev se equivocó en un punto. La naturaleza es una fuente de inspiración divina, y Dios, que se alojó en las tiendas de los israelitas y en el vientre de María, también se aloja en el manantial al pie de la ermita en las montañas de Escocia. Hace la tarea de Satanás más formidable aún, pero no se achica ante el reto. Tiene dos soluciones, destruir la naturaleza o destruir la capacidad del ser humano para comunicar con la naturaleza, e intenta las dos cosas..
Para entender los acontecimientos y su desenlace, tenemos que dar un paso atrevido, ese mismo que se suponía que no diésemos jamás. Durante quinientos años, la indagación espiritual y material iban por separado, y se nos enseñó a mantenerlas incomunicadas. Este tratamiento de la realidad no es el acercamiento maniqueo que proponen ahora los promotores de la apocalíptica tercera guerra mundial. Hay más matices en lo sombreado, no se trata de un cuadro en blanco y negro. Tratemos de integrar estas dos líneas, la inmanente y la trascendente, y terminemos de redondear nuestra representación del mundo..
Descubriremos, para nuestro mayor asombro, que las dos líneas corren paralelas, como dos lenguajes diferentes describiendo una realidad única. Por ejemplo, la modernidad redescubrió el amor a la naturaleza, llamado entorno o en términos de color el verde, lo que se podría traducir en el universo cristiano como amor por la Virgen. Por cierto, Dostoyevski identificó a nuestra tierra madre con la madre de Dios. La destrucción de la naturaleza se podría relacionar con el rechazo a la Virgen. Las “huellas de creencias populares o pluralidad esotérica” de Averintsev aluden a los espíritus locales a los que adora la fracción menos materialista de la humanidad..
El nuevo orden mundial es, en términos religiosos, el principio del reino de Anticristo, basado en la erradicación de cualquier elemento espiritual fuera de nuestra vida. En términos prácticos, es una tentativa ambiciosa para la esclavización total del hombre..

III .
No es tan fácil como parece. Un hombre está vinculado con su mundo por cuatro nexos: tiene raíces en su suelo nativo, pertenece a su familia, a su comunidad territorial, y a Dios. Mientras se mantienen estos nexos, a un hombre no se le puede esclavizar. Estos cuatro puntos clave figuran la antigua imagen de la cruz, tal cómo la grababan los abuelos de los modernos palestinos en las rocas y los muros. Mucho antes de que sirviese de instrumento para la tortura y la ejecución, la cruz era un gran signo místico de lo antiguo, oculta para el profano. Era algo conocido para Moisés, quien hizo la señal de la cruz en la frente de su gente mientras el ángel de la muerte rondaba afuera. Se encuentra la cruz en los niveles más remotos de las excavaciones egipcias y palestinas..
En la edad calcolítica, más de cinco mil años antes de Cristo, los antiguos palestinos, los moradores de las cuevas de Tel Abu Matar cerca de Bersheva, trazaban el signo de la cruz con pequeñas piedras, y cada una llevaba además un signo de la cruz. “La marca cruciforme se hacía como signo para espantar el mal y como resguardo”, escribió el destacado arqueólogo Jack Finnegan9. En los días de la Biblia, se le llamaba “tau”, mientras que los griegos le decían “xhi”. El rey David hizo la señal de la cruz (tau) cuando peligraba10. El profeta Ezequiel11 prometió la salvación para la gente buena capaz del llanto por las injusticias cometidas (por Sharon y Olmert tal vez?) en Jerusalén. Esta gente buena tendría la frente marcada por la señal salvadora de la cruz (lo cual siguen haciendo hoy en día egipcios y cristianos etíopes)..
Los esenianos de los evangelios, el pacto de Damasco, citaban estas líneas de Ezequiel, pues aparentemente sabían de ese “signo de amparo, liberación y salvación”12. Esto lo entendieron los padres de la iglesia, Orígenes y Tertuliano, que podían averiguarlo con sus contemporáneos palestinos. A los sacerdotes del templo de Jerusalén se les consagraba con una marca de la cruz en la frente hecha con aceite de oliva muy puro13, como si se escribiera sobre ellos el nombre de Cristo (X). La elección de la cruz para la ejecución de Cristo fue por ello sumamente significativa : sus enemigos querían desacreditar y socavar la idea de la salvación. Pero los seguidores de Cristo aceptaron el desafío e hicieron público este signo secreto. Se lo dibujaron en la frente : “es una tradición de los apóstoles”, dijeron los palestinos cristianos de origen judío a Basilio de Cesárea en 375. Los gnósticos preservaron estas ideas en sus textos..
La significación espiritual de la cruz, como hemos dicho, era la imagen de los cuatro nexos que atan al hombre. Al hombre lo atan la tierra, la familia, el pueblo y Dios. Mientras el hombre se aferre a uno solo de estos nudos no se le podrá sobornar del todo, corromper, o esclavizar. Pero necesita los cuatro, y con el debido equilibrio. Si se preocupa por su familia olvidándose de su comunidad, si ama a Dios pero abandona su tierra y viceversa, a la larga está perdido..
Los nuevos promotores del paradigma antiguo necesario para sojuzgar desean hacer el trabajo de Satanás y desean arrojar a la presencia divina lejos de nuestro mundo. Por este motivo, combaten la fe, destruyen la naturaleza, y desarraigan al ser humano cortando sus vínculos territoriales, sociales y familiares. Lo hacen dondequiera, desde Vermont hasta Afganistán. Pero Palestina es el proyecto piloto para el nuevo orden mundial, como España lo fue en 1936 para el fascismo ascendente..
Tierra Santa es esencial por un motivo, y es porque su población nativa está hondamente arraigada en su suelo y a diario contempla a Dios. El carácter sagrado de esta tierra no es una coincidencia histórica, sino una realización de su paisaje único y de su gente única. En esa loma, cerca de este manantial, bajo este árbol anciano, los héroes palestinos Abraham, David y Jesús sellaron el pacto con Dios. Las aldeas de la meseta palestina son las anclas de la humanidad y sin ellas seremos arrojados a los arrecifes..

IV .
Los hombres combaten el desarraigo, pero las medidas que toman a menudo están equivocadas y mal concebidas. El nacionalismo moderno es una defensa mecánica fracasada contra el desarraigo. Cuando el lazo auténtico -el amor a la comunidad de uno y a su suelo- desaparece, le sustituye la ficción de la nación. El nacionalismo alemán nos ofrece un caso para el estudio..
Mientras la sociedad alemana mantuvo sus raíces, los alemanes amaban sus ciudades y aldeas, sus pequeños reinos y ducados. Escuchaban a Bach y a Beethoven, se comían su wurst mit sauerkraut, y eran vecinos alegres y contentos. Cuando el tejido social se encontró dañado, los alemanes escogieron el fantasma del patriotismo alemán como bálsamo para el alivio. El pintor vienés Adolf Hitler era un inmigrante desarraigado en Alemania, un hombre que había cortado sus vínculos con su suelo y su comunidad, su familia y su iglesia. Peor aún, no se daba cuenta de la pérdida. Su amor a Alemania y al pueblo alemán excluyó el paisaje y el suelo de Alemania de sus consideraciones. Por esto es que soñó con conquistar Europa oriental y Rusia con la idea de crear en esas tierras un nuevo imperio de la raza superior aria, de la misma forma que los anglosajones habían creado los Estados Unidos en las tierras de los americanos nativos. No entendió que los alemanes sacados del suelo alemán perderían las cualidades que admiraba. La expansión en zonas fuera del paisaje natural de la gente es una trampa mortal..
Sus ideas nacionalistas las tomaba del vasto arsenal del pensamiento judío. La idea de la superioridad racial, del señorío racial y del ínfimo Untermensch se podía encontrar en muchos textos de fervorosa transmisión entre los judíos religiosos. Se permite el genocidio, mejor dicho, el Antiguo Testamento lo ordena, y el mandamiento “Exterminad a la nación de Amalek” todavía se consigna como el número 604 de los 613 mandamientos del judaísmo ortodoxo. En fecha reciente el rabino de la universidad ortodoxa Bar Ilan publicó un tratado conciso llamado El mandamiento del genocidio en la Torah, elucidando y elevando el concepto de genocidio al nivel de un mandamiento positivo para los creyentes. (No entremos ahora en el tema particular de la praxis, de las aplicaciones prácticas de las teorías)..
Como muchos imitadores, Hitler no logró percatarse de la diferencia14. Los judíos son un grupo no territorial, mientras que los alemanes se formaron y asentaron en su territorio. Los pueblos territoriales no tienen por qué expandirse más allá de sus límites naturales; más aún, dejan de existir en cuanto salen de estos. Una prueba de esto la ofrecen los descendientes de alemanes en Pensilvania y en todos los Estados Unidos: perdieron su etnicidad y se convirtieron en americanos..
Uno puede comprender su error. A Hitler le espantaba el éxito judío, el “auge de los judíos”, y decidió emular la estrategia judía. Su boicot de las tiendas y empresas judías era una imitación del boicot de las empresas gentiles y de la expulsión de los empleados gentiles por los sionistas judíos en la Palestina de su tiempo. Su idea de expulsión masiva de los judíos copiaba el concepto del traslado de los palestinos tal como lo contemplaban los sionistas desde Theodor Herzl en 1896 y lo practicaron en 1948..
Un psicólogo norteamericano, Kevin McDonald, describió la doctrina nazi como “imagen reflejada de la estrategia judía” y por ello el mayor desafío para los judíos. Predijo que en el futuro, los europeos gentiles y los norteamericanos preocupados por el “auge de los judíos” copiarían aspectos del judaísmo adoptando agrupaciones, ideologías colectivistas y organizaciones sociales oportunistas15. McDonald estaba en lo cierto al plantear que “esto constituirá un profundo impacto del judaísmo como estrategia evolutiva de un grupo dentro del desarrollo de las naciones occidentales”. Su conclusión es hondamente pesimista : la estrategia judaica está destinada a triunfar, tanto si la llevan adelante los judíos como si la manejan las naciones que los hospedan..
Para un supremacista blanco, esta conclusión reclama una acción acelerada para aplicar la estrategia judía a los intereses de las naciones huéspedes. Para un supremacista judío, la estrategia judía debería ser aplicada solamente por judíos. Pero para nosotros, que no somos racistas, la estrategia judía es mala en sí, sea en su aplicación alemana, judía o wasp. Existe la posibilidad de ofrecer una respuesta totalmente diferente, no judaica. Mientras que la estrategia de imitación es autodestructiva, hay otras estrategias posibles, basadas en conceptos no judaicos de territorio y contenido local..
El nacionalismo revela la diferencia entre contenido nacional real e imaginario. Un inglés plenamente arraigado no tiene necesidad del nacionalismo inglés, Inglaterra es para él el aire que respira. Él es un vaso repleto de contenido local, no cabe en él la “inglesitud”. Cuando un inglés siente que ha perdido la mayor parte de sus nexos, trata de resarcirse con el amor a la idea de lo inglés. El nacionalismo se cría en las ruinas de los vínculos locales. Cuando los vínculos de un hombre con Toscania, Kent o Borgoña se debilitan, éste requiere el sustituto que es Italia, o Francia o Inglaterra. Ocurre entonces que el nacionalismo se torna chovinismo y pierde al mismo tiempo su contenido local verdadero..
Los superpatriotas americanos, los neoconservadores, son totalmente ajenos al contenido nacional americano. Su abanderamiento jingoísta sustituye al amor hacia la América real y los americanos. Apoyan la inmigración sin límites a los Estados Unidos, pues no les importan sus conciudadanos (acaso se supone que estos tengan pensamiento propio?) . Tampoco les importa el resto de la humanidad, y quisieran aniquilar a Irak, la patria de Abraham, en honor de Israel. La gente justamente espantada por la agresividad ciclópea de esta secta, será víctima predilecta de un programa antinacionalista, universal, cosmopolita. Será posible que estemos condenados a elegir entre la pérdida de nuestra identidad y el chovinismo? .
Hay una alternativa real a las dos plagas, el Escila del nacionalismo y el Caribdis del desarraigo ubicuo, y es el amor a una región específica y a la aldea. El amor de Faulkner hacia Yoknapatawpha y el de Barth por Maryland, la obsesión de Joyce por Dublín, la pasión de Romain Rolland por Borgoña, y el mundo centrado en Florencia de Dante y Botticelli nos han dado la clave de la universal naturaleza humana : el contenido local existe verdaderamente, y se opone a las generalidades abstractas..
Los dirigentes sionistas con su sofística barata acostumbraban proclamar : “no existe el pueblo palestino”. Como hace cualquier sofista, decían algo que tenía que ver con la verdad, pero no era toda la verdad. El arraigo propio de los palestinos era tan rico que no necesitaban el nacionalismo de la gente desarraigada. Los palestinos son el pueblo de sus aldeas, para ellos, su Jifna y Taina, Nasra y Biram son insustituibles..
Alcanzaremos a percibir un destello de esta vivencia si recordamos la inscripción sobre la cruz : “Jesús el de Nazaret”..
Esta es una de tantas cosas que podemos aprender de los palestinos. El amor a nuestras comunidades territoriales, aldeas y ciudades, y a sus habitantes, en lugar de la idea gloriosa de la nación y el estado. En un contexto norteamericano esto significa darle prioridad a los derechos estatales por encima del poder federal, al condado por encima de las autoridades del estado, al pueblo por encima del condado. Se pueden aprender cosas buenas de los suizos : nadie puede inmigrar a Suiza mientras no haya sido aceptado por una de sus comunidades territoriales. Es leal : si algunos ricos liberales o neo-conservadores apoyan la inmigración, pues que se lleven a los inmigrantes al barrio de ellos, como vecinos. Apuesto que con esto la inmigración se agotaría casi por completo..
El contenido local existe en realidad, en la medida en que se puede contraponer a la abstracción que es la nación. También proporciona una protección segura contra la plaga alienante y unificadora de la globalización. Estoy de acuerdo con los críticos del nacionalismo y del estado-nación : el nacionalismo falló en profundidad dondequiera, de Italia a Japón, de Serbia a Israel. De este invento del siglo XIX brotaron ríos de sangre, nacieron estructuras de tipo mafioso, ciertas libertades fueron arrasadas, y surgieron conflictos. Pero qué alternativa tenemos? Acaso el super-estado mamonita universal, que se está erigiendo ahora sobre la base de la “pax americana”?  Acaso es la imitación de la estrategia judía por grupos desarraigados en una sociedad multicultural? No, la alternativa está en el carácter único de nuestros pueblos y ciudades. El poder se debería devolver a lo de abajo, al nivel de la comunidad local. A ese nivel, ya no cabría la burocracia y la “democracia” manipuladora. Esto salvaría a la gente común de la dictadura de los expertos sabihondos y de los ricos mogules16..
Deberíamos aprender de nuestros hermanos palestinos a amar nuestras aldeas y ciudades, convertirlas en lugares tan únicos como Jifna o Florencia. Uno no puede ser patriota y auténtico defensor de su tierra mientras uno no ame a su propio pueblo. No en vano, añoraba Ulises a su bien amada Itaca mucho más que a Grecia..

V .
Mucha gente buena se opone al sionismo y lo compara con movimientos de implantación colonial o con el nacional socialismo alemán. Es cierto que esta realización desfiguró la preciosa tierra de Palestina y actuó como un gran instrumento de concentración en manos de la dirigencia supremacista judía en América y en otras partes. Sin embargo, el sionismo tenía su razón inconfesable ay! en la edad de lo políticamente correcto. Atrevámonos y mantengámonos firmes. El sionismo y el antisemitismo no solamente se confortan y alimentan uno del otro, como se les prohíbe decir a los antisionistas. Los primeros sionistas pensaban que algunas cualidades peculiares propias de los judíos eran malas, y que había que eliminarlas, preferiblemente mediante el envío de los judíos al entorno hostil de Palestina o de Uganda. Los sionistas llamaban la configuración mental tradicional de los judíos “Galutiyut” (mentalidad de la diáspora) pero esto era básicamente idéntico a la judeidad tal como la perciben los antisemitas..
Hace poco, el ingenioso judío americano antisionista Lenni Brenner hizo un comentario a propósito de la carta de Chaim Weizmann de 1914. Weizmann, el primer presidente de Israel y dirigente sionista, tuvo una charla importante con Lord Balfour (el mismo de la declaración Balfour) y Balfour le confió que “compartía muchas ideas antisemitas..
Weizmann le señaló que los sionistas también estaban de acuerdo con los antisemitas ‘culturales'”. Concluyó Brenner triunfalmente, “traducido al inglés llano, Balfour agradeció a Wiezman el que le confirmara en su antisemitismo”..
Esto podría sonar raro a los lectores jóvenes acostumbrados a los escritos judíos aduladores, pero los primeros sionistas eran muy ásperos con los judíos a los que conocían. Para ellos, la sobreabundancia de abogados judíos, de pornógrafos, especuladores monetarios, activistas de cualquier lobbying, banqueros, magnates de la prensa, verdaderos magnates de la propiedad inmobiliaria y periodistas liberales era “un fenómeno indeseable y desmoralizador”, en los términos de Weizmann, o “la escoria”, en el rudo vocabulario de David Ben Gurión. El sionismo aceptaba las premisas del antisemitismo, y ofrecía un remedio, una reeducación estilo maoísta en una zona rural, aislada y remota..
Pero la historia decidió otra cosa. Galutiyut, la judeidad (de la diáspora) resultó ser una estrategia ganadora en el oeste adorador de Mamón. Los citados abogados y magnates de la prensa cautivaron la mente de los norteamericanos y se convirtieron en el modelo para muchos norteamericanos, judíos o gentiles. El sionismo de Israel perdió su espíritu, degenerado y convertido en una dictadura militar, y sólo sobrevive hoy día gracias a los subsidios de unos Estados Unidos hipnotizados. Aún hoy, esto no quiere decir que las diatribas “antisemitas” de los primeros sionistas estaban equivocadas, porque el éxito mundial no es la única medida de las cosas..
Había una condición en la mentalidad judía de la diáspora que era especialmente extraña y única. Cuando unos buenos chicos rusos y judíos de finales del siglo XIX abandonaron la vida protegida en los barrios judíos y se adentraron en el mundo gentil, descubrieron un elemento trágico de la existencia judía, su divorcio casi total en relación con la naturaleza. A los judíos la naturaleza no les interesaba para nada, no la describían ni en verso ni en prosa, no la pintaban, no se vinculaban a ella; no les importaba el paisaje fuera de su schtetl. Hombres jóvenes y mujeres sentían que había que cambiar eso. Algunos se mudaron a Argentina, donde el Barón Hirsch trataba de aferrar a los judíos a la tierra. Otros establecieron colonias en Crimea, o en Palestina..
Planeaban librarse de su judeidad. Con esto no se referían al nombre (bueno, algunos sí, y pedían que se les llamase israelitas o hebreos, o cananeos), sino que se acordaban de los rasgos “judíos” y querían librarse de estos, acabar con las “judiadas”, y reencontrar la unión con la naturaleza. Como no somos estrictos sionistas, diríamos que alguna gente de origen judío logró librarse de esta forma de ser sin necesidad de ir a Palestina (posiblemente se les podría describir como “descendientes de judíos” en vez de “judíos”). Por lo demás, la mayoría de los judíos israelíes no lograron encariñarse con la tierra de Palestina, lo cual no se podía lograr sin la fusión con los habitantes locales..
La razón del divorcio entre judíos y naturaleza se ha explicado en distintos términos, pero con el mismo resultado; nos vamos a guiar por un historiador ruso importante, el “Toynbee ruso”, Lev Gumilev. Él consideraba una etnia como un grupo conectado a su paisaje. El etnos no puede existir fuera de su nicho ecológico. Gumilev definió a los judíos (o a la diáspora judía sin reconstruir, diría un sionista), como gente con paisaje antropogénico (hecho por el hombre). Por esto le es tan fácil a un judío mudarse de lugar : desprecia a la naturaleza, y da la casualidad que las ciudades modernas son básicamente todas iguales. Este es el motivo por el cual el judío tiene ventajas en la competencia: mientras la mentalidad inglesa se refiere a las habilidades que se requieren en el entorno natural de las islas británicas, la mentalidad judía se concentra maravillosamente en el avance en medio de un entorno hecho por el hombre..
Gumilev sustituye la dicotomía tradicional entre judíos y gentiles por otra, la gente que tiene un paisaje hecho por el hombre frente a la gente de los paisajes naturales. Esto no coincide con una división entre ciudad y aldea, pues un habitante de la ciudad puede ser parte integral de su paisaje. Este tipo de gente vive en las viejas ciudades hermosas, Florencia y Oxford, Jerusalén y la Meca, Suzdal y León..
Estas ciudades crecieron como flores en su implantación natural. Crearon arte, edificaron catedrales y mezquitas; eran únicas, y locales a la par que universales. También caben en esta categoría las grandes ciudades del mundo, París, Londres, Nueva York, Bombay, Shanghai; son lugares de encuentro para las distintas civilizaciones. Sin embargo, las ciudades modernas hechas por el hombre, Milton Keynes, Saint Denis, la expansión suburbana de New Jersey, nuestras Holon y Afula, carecen de identidad, son semejantes unas a otras y desprovistas de cultura..
Un etnos triunfa en su nicho ecológico, y fracasa si se le desplaza. Para triunfar en la competencia con otros grupos étnicos, un etnos trata de adaptarse al entorno o de adaptar su entorno a sus necesidades. Observamos un proceso semejante cuando se trata de atrapar a un pez grande: el pez trata de halar al pescador hacia su medio natural, el agua, porque presiente con razón que allí le podrá ganar. El pescador trata de atraer al pez hacia su medio natural, la tierra firme, porque está seguro de poderle ganar allí..
Por esto es que los judíos (de la diáspora) suelen excluir los paisajes naturales que les resultan extraños y los sustituyen por un paisaje humanizado, donde ellos saben cómo aplicar su estrategia. Es una dinámica tan instintiva como el intento del pez para llevarse al pescador al mar. Un ejemplo de semejante estrategia es la que ofrece la dinastía judío-canadiense de los Reichmann..
Esta piadosa familia ortodoxa judía era activa en los negocios inmobiliarios en Canadá, Inglaterra y otras partes. Migraron a Canadá a partir de Austria en los días de Hitler y en los años 1980 su riqueza se evaluaba en unos cuarenta mil millones de millones de dólares. Los Reichmann inventaron los centros comerciales (shopping malls), el diseño urbano que les cambió la vida a la gente en el mundo entero. Los centros comerciales minaron socialmente las ciudades internas integradas, mataron al pequeño comercio tradicional, devastaron la práctica artesanal y se convirtieron en el soporte publicitario de las marcas, para mayor provecho de compañías gigantes, a la vez que alentaban las compras de autos, la vivienda cada vez más alejada del centro y la desintegración social. Los “malls”eliminaron la ventaja de un producto local o del productor sobre la mercancía de importación o producida de manera centralizada, porque en el polo comercial no hay tienda tradicional o tendero tradicional, ni lealtad en equipos humanos formados a lo largo de vidas enteras..
Los polos comerciales hicieron a los Reichmann fabulosamente ricos, y los canadienses acostumbraban decir, están los ricos, los superricos y los reichquísimos. Dieron su apoyo a varios proyectos caritativos judíos y proyectos israelíes, gastaron mucho dinero en la emigración rusa (los llamados ‘rusos judíos’) a Israel. Pero causaron más daño que beneficio a la sociedad israelí naciente. Sus centros comerciales devastaron Tel Aviv y Jerusalén Oeste, a la vez que iban afluyendo relativamente los compradores imantados por estos, mientras que las tiendas locales, y después de estos los cafetines locales y demás lugares del encuentro social, iban perdiendo sus clientes. La sociedad israelí, antiguamente bastante cohesiva, se desintegró en un amalgama de varios grupos. Los hijos de inmigrantes, con su tentativa y dudosa conexión al paisaje local, dejaron de jugar en las pendientes de las lomas de Judea, y gastaron su tiempo libre vagando por los centros comerciales, acostumbrándose al entorno hecho por el hombre y al shopping como entretenimiento. Los niños criados en los shoppings pueden pasar fácilmente de un shopping de Jerusalén a uno de Toronto, surtidos con las mismas marcas, edificados por los mismos Reichmannes. Por eso la tendencia dominante entre los judíos de la diáspora logró socavar la utopía sionista, de la misma manera que debilitó la vida social y las tradiciones en muchas regiones del mundo..

VI .
El centro comercial no apareció en un espacio vacío. Los compradores con destino a los futuros shoppings crecieron en bloques de vivienda estandarizados, rectangulares, producidos en masa, construidos después de la segunda guerra mundial. Inspiradas en Gropius, Le Corbusier, Niemeyer, son básicamente las mismas alrededor del mundo entero, incluyendo a mi Novosibirsk natal. Estos bloques de vivienda nos han llevado a un medio artificial, divorciado del contenido local, de las tradiciones nacionales y del entorno natural. Las ciudades carentes de identidad reconstruidas después de los grandes estragos de las guerras mundiales son las más deprimentes, pero aún las ciudades no tocadas por la locura bélica se encontraron arruinadas por la tendencia modernista..
Los suecos invitaron a Oscar Niemeyer, un hijo de inmigrantes radicados en Brasil, un discípulo de Lucio Costa y Gregory Warzawchik, para que hiciera su aporte a la belleza de Estocolmo. Propuso demoler el corazón medieval de Gamla Stan, el casco viejo, y sustituirlo por una hilera intachable de bloques rectangulares. Su proyecto fue furiosamente combatido, pero como término medio, el área central preciosa de Hotorget fue arrasada y transformada en bloques idénticos. Los mismos bloques se erigieron en el lugar de la hermosa plaza Arbat del siglo XVIII en Moscú. Cmo amigo de la Unión Soviética, Niemeyer influenció el amplio programa de construcción de viviendas en la Rusia postestaliniana que convirtió a muchos rusos en gente formateada por el paisaje artificial..
Una vez me llevé a una directora de televisión rusa, una linda muchacha rusa de Moscú, para dar una vuelta al cañón de Ein Jedi, uno de los puntos más encantadores y deliciosos de Palestina, con sus cascadas y cabras salvajes, su verde vívido y sus ojos de agua pequeños. “Por qué no hacen una réplica de este cañón en algún conjunto hotelero de Eilat?” lamentó ella después de concluido el paseo. Lo decía en serio : esta habitante de la ciudad no necesitaba la naturaleza con su belleza. No era la única. Mientras le iba mostrando las preciosas mansiones árabes de Jerusalén a unos turistas rusos, oí una observación escéptica, “bueno, posiblemente se pueda vivir allí, si no queda más remedio”. Pero los bloques de vivienda estándar en las afueras de Jerusalén se ganaron sus aplausos entusiastas..
La Rusia rural fue transformada igualmente por la introducción de la vivienda estándar, por la colectivización y el traslado de la población hacia las ciudades. Por cierto, Rusia se transformó en una tierra de dos paradigmas, el de los paisajes artificiales, y el de los naturales. Esta división se fue sintiendo en artes, literatura, política, las preferencias económicas y la estructura social. La dominación de lo artificial era casi total, a medida que los líderes comunistas postestalinianos se volvían más occidentales en sus deseos. La oposición disidente respaldaba más aún las políticas radicalmente a favor de lo artificial. Los escritores y artistas aferrados al paisaje natural fueron marginados..
Las consecuencias de este advenimiento del paradigma artificial fueron desastrosas para Rusia. La naturaleza arruinada, los ríos envenenados por el despilfarro industrial, las aldeas arrasadas porque eran contraproducentes industrialmente. Los eventos de 1991 completaron la transferencia de poder e influencia a las manos antropogénicas, lo cual dio lugar al ascenso meteórico de los oligarcas judíos, un puñado de banqueros super-ricos y los jerarcas de la industria..
Se produjo un proceso semejante dondequiera, y el paradigma de lo artificial se convirtió en el paradigma dominante en el mundo entero. Ahora bien, no pienso que Niemeyer, los Reichmann y otros creadores del entorno artificial estaban obrando conscientemente en vistas a la dominación universal por los judíos (de la diáspora), como los amantes de teorías conspiracionistas quisieran hacernos creer. Algunos de ellos actuaron inconscientemente en este sentido al crear un entorno que les favorecía en su estilo de vida, es decir, el antinatural. Otros no podían siquiera entender que el entorno artificial es mortal para el hombre natural y explicaron la resistencia popular porque el prejuicio. Voluntariosos y testarudos, pensaban que sabían mejor lo que es bueno para el pueblo. Posiblemente ni siquiera se dieron cuenta de que eso era bueno únicamente para ellos..
Instintivamente, como el pez que se lleva al pescador a lo hondo, los dueños de medios de comunicación judíos orientaron a la opinión pública hacia lo artificial; los financieros judíos proporcionaron los recursos para proyectos artificiales; los propietarios judíos edificaron y promovieron la urbanización, porque simpatizaban con el mundo artificial, y sentían que podrían prosperar en ese mundo nuevo. Pienso que estas acciones eran más bien instintivas, no muy conscientes, pues tuvieron lugar también en la colonia judía de Palestina. No hay duda de que esta gente sentía una simpatía profunda hacia Israel, y Niemeyer vivió un tiempo en nuestro país, pero sus actividades en Israel fueron tan destructivas como lo fueron en el resto del mundo..
Uno puede comparar este proceso con un desarrollo semejante que tuvo lugar anteriormente, cuando los inmigrantes ingleses colonizaron Norte América. Tenían que competir con los habitantes de aquellos lugares, los nativos americanos, que vivían en perfecta simbiosis con la naturaleza. Si querían sobrevivir, los colonizadores tenían que elegir : cambiarse ellos o transformar el entorno. El pionero, el Pathfinder de Fennimore Cooper era un hombre que se adaptó a la naturaleza y a los modales de los americanos nativos. Si estos hubieran tenido la fuerza necesaria para limitar la inmigración europea, si los colonos ingleses hubiesen compartido el entusiasmo de los franceses por los salvajes, un arreglo era posible..
Pero los pobladores ingleses, protestantes fervorosos, devotos del antiguo Testamento, estaban inspirados por la idea de su elección, de que eran el nuevo Israel repitiendo la conquista de Josué. Los pueblos locales eran por lo tanto los cananeos que debían ser despojados (capítulo 33: 53) y “totalmente destruidos” (capítulo 21:3). El paradigma del Antiguo Testamento (derrocado por el Nuevo Testamento y el Corán) es el paradigma de la guerra total, del aniquilamiento, de la desposesión y la dominación. Al regresar al Antiguo Testamento, los colonos le declaraban la guerra o otros menos elegidos. Por eso es que no solamente mataron y despojaron a los naturales dondequiera que lo pudieran hacer, sino que además destruyeron el entorno : mataban a los bisontes, envenenaban los pozos, quemaban el llano. La destrucción del medio es la forma natural de control para un grupo de extranjeros..

VII .
Las razones de la destrucción del paisaje a menudo las presentan como puramente financieras. Cada vez que un manantial hermoso se seca, que un río se llena de basura industrial, que se tumba un bosque y una colina se vuelve árida, deberíamos condenar la codicia humana. Sin embargo, uno contempla este proceso aún cuando no se asienta en la motivación de la ganancia. En mi Siberia natal, muchas aldeas fueron arrasadas y paisajes enteros arruinados por lagos artificiales y sistemas de energía hidráulica. En la Siberia soviética, no había la motivación de la ganancia, no se necesitaba acopiar grandes recursos eléctricos17 .
Uno puede ofrecer miles de ejemplos, donde la destrucción de la naturaleza se verifica sin que se busque o se consiga ninguna ganancia precisa. Diana Harvey, una entre los escritores más inspirados del web, preguntó con desesperación : “La propuesta de una relación entre las mentes que señorean en nuestro universo y la agonía del mundo natural es engañosa. Qué habrá motivado a los actuales ejecutivos por cuenta de los dueños del globo para permitir que los sistemas de protección de la vida se vayan degradando hasta semejante estado de choque tóxico? Los sobresaltos agónicos de la naturaleza se intensifican, toda vez que las operaciones humanas fatalmente destructoras siguen inalteradas, como si la esfera de los negocios no tuviese nada que ver con la vida humana. Debemos preguntarnos si los hombres poderosos que dirigen este navío en perdición, responsables del envenenamiento del planeta entero, se han vuelto locos de remate. Nos preguntamos si tales ardientes devotos de la codicia han sido dominados y enloquecidos a su vez por este pecado mortal. Nos estarán llevando por la pendiente del caos irracional, hacia el abismo?18” .
Diane Harvey, como Inmanuel Wallerstein, hace un esfuerzo heroico para ver la razón en dicha conducta aparentemente irracional y está a punto de lograrlo con el concepto de codicia. Concluye que “las estructuras de poder de las multinacionales globales… han organizado la destrucción de la naturaleza como la mayor oportunidad de todos los tiempos para los negocios. Tienen en mente obligar al género humano a depender de los sustitutos, y controlarnos totalmente a través de los sustitutos de la existencia natural que planean vendernos. Estoy planteando que las fuerzas del totalitarismo empresarial están destruyendo deliberadamente el mundo entero para poder vendernos la simulación del mismo con ganancia para ellos”..
Su diagnóstico es lúgubre, pero no lo suficiente. Quién le ha prometido a Mrs Harvey que se le venderían los repuestos, el aire y el agua, en el sombrío mañana de nuestras pesadillas? Después de todo, codicia y ganancia, aún capitalizados, requieren una modalidad duradera de operación. Nos exige un esfuerzo reconocer que la codicia no es una partícula elemental, ni tampoco una simple fuerza. Por debajo, está un fantasma más antiguo y más oscuro, la voluntad de dominación. En vistas a la dominación, la codicia resulta simple medio para el fin. Claro, es muy bonito venderle aire a Miss Harvey y sacarle una opípara ganancia. Pero tal vez sería más bonito aún negarle el aire y contemplar sus estertores. Después de todo, mis antepasados, obsesionados por la voluntad de dominar, pagaron buen dinero por los cautivos cristianos después del saqueo de Jerusalén por los persas, y degollaron personalmente a los prisioneros, negándose a sacarle ganancia alguna al rescate que ofrecían los mismos19. La ganancia no es la última palabra; la codicia no es el pecado más capital. Ninguna codicia puede explicar que el multimillonario quiera amontonar más y más millones. Es que está jugando por algo más, por la dominación..
Como hemos dicho, la dominación requiere esclavos, y a ningún hombre se le puede esclavizar mientras esté conectado con la naturaleza. De ahí la destrucción de la naturaleza; es precisa para poder esclavizar al hombre. Pero más allá de la voluntad de dominar, más allá de la destrucción de la naturaleza, observamos algo más. Como el marinero de Colón al vislumbrar la tierra, nos restregamos los ojos incrédulos : no puede ser! .
Durante doscientos años o más, la cristiandad trató de vivir sin Dios. Algunos negaron su existencia, otros no, pero creyentes y no creyentes explicaban nuestros problemas existenciales sin apelar a la presencia de Dios en el universo. Nuestros buenos y malos impulsos y deseos bastaban para ello, normalmente. Hay un dicho que se atribuye a varios científicos, desde Newton hasta Einstein, quienes decían, cuando se les preguntaba por Dios, “no necesito introducir este concepto en mis fórmulas”. Un letrado inglés de Surrey, William de Ockam (sirvió de prototipo para el protagonista principal de Humberto Eco en su thriller El nombre de la rosa) planteó un principio llamado la navaja de Ockam,: “No multipliquen los parámetros más allá de lo necesario”. Con esto quería significar que de dos teorías en competencia, se debe preferir la más sencilla. Por esto e que habitualmente no apelamos a las categorías espirituales mientras explicamos acontecimientos humanos..
Mientras descansábamos en nuestro mundo totalmente material, otro principio de la lógica material, la ley de manifestación, nos preparaba una trampa. Esta ley plantea que “una entidad existente alguna vez se ha de manifestar”. Una entidad que no se manifieste podría ser calificada como inexistente sin ningún daño. Teóricamente sabíamos que a cierta velocidad, el espacio no se conformaría con las antiquísimas leyes formuladas por Éuclides. En su lugar, una nueva geometría establecida en el siglo diez y nuevo por un brillante hijo de un sacerdote de Hanover, Bernhard Riemann, se volvería operativa. En la práctica, nuestra mente se negaba a aceptarlo, hasta que se volvió una realidad..
En teoría, un hombre de fe debería estar preparado parA observar una manifestación del mundo espiritual, de Dios y de las fuerzas infernales. En la práctica, nos negábamos a creer en tal posibilidad. A una sacerdotisa sueca, cuando se le preguntó lo que haría si recibiese la gracia de una visión milagrosa de santa Brígida, contestó “me tomaría un par de cervezas con un buen pedazo de carne, y si no bastase, yo misma me llevaría a una clínica siquiátrica”, contestó. Si esta es la réplica de un sacerdote, qué podemos esperar de los legos? .
Mientras le volvíamos la espalda a la presencia de Dios, y lo echábamos fuera de nuestra vida, fuimos ayudando a su adversario en el tablero de ajedrez. Ahora, cuando su influencia y sus planes se han vuelto palpables, ningún montón de carnes ni cervezas podrá cambiar nada. Los últimos acontecimientos en la historia humana, la destrucción gratuita de la naturaleza y la guerra contra el espíritu ya no se pueden explicar de manera aceptable con causas materiales y racionales. Más allá de los espectros demasiado humanos de las grandes multinacionales, más allá de la codicia capitalizada, más allá del paradigma de la dominación, el destructor mayor sin rostro se ha dado a ver, como Lord Dark Vador, sobre el planeta cautivo.

Israel Adam Shamir, 2003

Traducido por María Poumier

Republicado por Red Internacional

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NOTAS

1 http://www.weeklyworldnews.com/bizarre.cfm?instanceid=10 .
2 1999, Universitynof Minnesota Press.
3 On the Move.
4 Efesios, 6:12.
5 Éxodo .
6 Juan 1:14.
7 Juan 12:31, 14:30, 16:11.
8 Serge Averintsev, Sophia-Logos, Kiev, 2001.
9 The Archaeology of New Testament, Princeton University Press, 1992.
10 I Samuel, 21:14. Referencia en biblical Archaeology review 1980.
11 9, 4:6.
12 Finnegan, p. 334.
13 Talmud, Horayot 12a.
14 Véase un divertido poema algo obsceno sobre la fabricación de las farras, por el poeta afgano Rumi, acerca del fracaso de un plagiario al observarlos detalles de la acción, y las desastrosas consecuencias subsiguientes..
15 Kevin Mc Donald, The culture of Critique, Praeger, 1998, p. 330.
16 Esta idea la había promovido Bakunin, muy enemigo de burocracias, y fue magníficamente resaltada por Lenin en su última obra, El estado y la revolución (1916).
17 Había terminado por encontrarle uso en una fundición, especializada en la electrólisis de aluminio. Después de 1991, se privatizó esta fábrica. Ahora le pertenece a un israelí..
18 Global totalitarism and the death of nature, Diane Harvez, http://www.rense.com .
19 Véase mi artículo La alberca de Mamilla.

 

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