- La misión del jefe del Buró de Asuntos Europeos y Eurasiáticos del Departamento de Estado, Wess Mitchell (a la derecha en la foto), consiste en impedir que Rusia se desarrolle como competidor de Estados Unidos. En julio pasado, Wess Mitchell felicitaba al diputado tártaro ucraniano Mustafá Yemilev (alias “Mustafá Abdulcemil Cemiloglu) por sus acciones de sabotaje perpetradas en Crimea. Yemilev, agente histórico de la CIA, ha fundado una Brigada Internacional Islámica con ayuda de Ucrania y Turquía.
El contrato de gobierno concluido en mayo de este año entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga del Norte confirma que Italia considera a Estados Unidos como su «aliado privilegiado».
Ese vínculo fue reforzado por el primer ministro Giuseppe Conte cuando, en su encuentro de julio con el presidente Donald Trump, estableció con Estados Unidos «una cooperación estratégica, casi un hermanamiento, que convierte a Italia en interlocutor privilegiado de Estados Unidos ante los principales desafíos a enfrentar». Al mismo tiempo, sin embargo, en el contrato anteriormente mencionado el nuevo gobierno italiano se compromete a «una apertura a Rusia, a percibirla no como una amenaza sino como un socio económico» e incluso como un «potencial socio de la OTAN». Algo así como conciliar al diablo con el agua bendita.
Tanto el gobierno italiano como la oposición pasan por alto de esa manera la estrategia estadounidense de demonización de Rusia, tendiente a pintar la imagen de un enemigo amenazante contra el cual tenemos que prepararnos a combatir.
Esa estrategia ha sido claramente expuesta, en una audiencia del Senado estadounidense, por Wess Mitchel, el vicesecretario del Departamento de Estado para los Asuntos Europeos y Euroasiáticos. «Para enfrentar la amenaza proveniente de Rusia, la diplomacia estadounidense debe contar con el respaldo de una potencia militar que no sea segunda de nadie y que esté plenamente integrada con nuestros aliados y con todos nuestros instrumentos de poderío», subrayó Wess Mitchell [1].
Con el aumento del presupuesto militar, Estados Unidos ha comenzado a «recapitalizar el arsenal nuclear», incluyendo las nuevas bombas nucleares B61-12 que –a partir de 2020– serán desplegadas contra Rusia en Italia y en otros países europeos.
El vicesecretario del Departamento de Estado precisa que desde 2015 Estados Unidos ha gastado 11 000 millones de dólares (cifra que en 2019 se elevará a 16 000 millones) en la «Iniciativa de Disuasión Europea», o sea para reforzar la presencia militar estadounidense en Europa contra Rusia.
En el seno de la OTAN, Estados Unidos logró que se aumentaran en más de 40 000 millones de dólares los gastos militares de sus aliados europeos y que se instauraran 2 nuevos mandos. Uno de ellos es el Mando para el Atlántico contra «la amenaza de los submarinos rusos», mando cuya sede está en suelo estadounidense. En Europa, Estados Unidos respalda en particular «los Estados de la línea del frente», como Polonia y los países bálticos, y suprimió las restricciones a la entrega de armas a Georgia y Ucrania –o sea, a los países que, con la agresión contra Osetia del Sur y el putsch de la Plaza Maidán, propiciaron la escalada de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia.
El representante del Departamento de Estado acusa a Rusia no sólo de agresión militar sino de realizar en Estados Unidos y los países europeos «campañas sicológicas de masas contra la población para desestabilizar la sociedad y el gobierno». Y afirma que el Kremlin utiliza «la panoplia de políticas subversivas utilizada en otra época por los bolcheviques y por el Estado soviético, actualizada para la era digital» en el «continuo esfuerzo del sistema de Putin por la dominación internacional».
Es interesante ver a Wess Mitchell acusando a Rusia de aquello en lo que Estados Unidos es un maestro. Estados Unidos cuenta con 17 agencias federales de espionaje y subversión. El Departamento de Estado es una de ellas y acaba de crear un nuevo cargo, el de «Senior Advisor for Russian Malign Activities and Trends» (SARMAT [2]), algo así como “Consejero Principal para las Actividades Malignas y Amenazas de Rusia”, cuyo titular se encargará de desarrollar estrategias interregionales. Eso implica que las 49 misiones diplomáticas de Estados Unidos en Europa y Eurasia deben aplicar planes de acción específicos contra la «influencia rusa» en los países donde trabajan.
No sabemos en qué consiste el plan de acción de la embajada estadounidense en Italia. Pero, en su condición de «interlocutor privilegiado de Estados Unidos», el primer ministro Conte sí debe saberlo. Así que debería decirlo al parlamento italiano y al país, antes de que «las actividades malignas» de Rusia desestabilicen Italia.