¿Quién caerá antes? ¿Asad o Trump? – por Alfredo Jalife-Rahme

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Donde se hará el próximo cambio de régimen’: en Siria o en EEUU?

Las trepidantes turbulencias en EEUU, al borde de una guerra civil entre Trump y el ‘Deep State’, que busca su decapitación por cualquier vía judicial o multimediática, pueden llevar a un ‘cambio de régimen’ en Washington y quizá orille a Trump a una guerra de distracción en Siria con el fin de salvar su pellejo, en vísperas del 6 de noviembre.

Pat Buchanan —influyente asesor de tres expresidentes del Partido Republicano: Nixon, Ford y Reagan— pregunta si Trump está a punto de “intervenir militarmente en la guerra civil de Siria”, mientras que el presidente Bashar Asad intenta recuperar la estratégica provincia de Idlib con ayuda de Rusia e Irán.

En Idlib, ubicada estratégicamente en la frontera de Siria con Turquía, viven hacinados 3 millones de civiles y refugiados, 70.000 rebeldes —10.000 de Al Qaeda y 20.000 uigures importados de la provincia sunita china de Xinjiang— donde están concentrados con sus familias los yihadistas expulsados de otras regiones.

Pat Buchanan reporta la voltereta de Trump en Siria, de acuerdo a The Washington Post: “ahora EEUU no abandonará Siria y sus 2.200 soldados que mantiene ahí de forma ilegal hasta que salgan todos los militares de Irán”.

Varias fuentes citan el ultra-belicismo de James Jeffrey —antiguo funcionario del servicio exterior, quien fue nombrado representante en Siria por el secretario de Estado, Mike Pompeo, exdirector de la CIA— quien ha esbozado una ‘nueva línea roja’: “EEUU no tolerará un ataque” en Idlib y, según The Washington Post, constituiría otra “abdicación dañina al liderazgo de EEUU”.

James Jeffrey fue becario del faccioso Washington Institute for New East Policy (WINEP): excrecencia del facineroso American Israel Public Affairs Committee (AIPAC) y quien prácticamente aplica las exigencias del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Pat Buchanan analiza el doble belicismo de The Washington Post y James Jeffrey en Idlib, donde “EEUU podría enfrentar militarmente a las fuerzas de Rusia y Siria para obligarlas a retroceder”.

Buchanan divulga que en la relevante cumbre tripartita en Teherán —nótese la relevancia de la capital escogida— “Putin y el presidente iraní, Hasán Rohaní, le dijeron al presidente Erdogan de Turquía que la reconquista de Idlib seguía su curso”.

Según Buchanan, “la coalición entre Asad, Putin y Rohaní decidió aceptar el riesgo de un enfrentamiento con los estadounidenses para dar fin a la rebelión”, lo cual coloca el balón del lado del campo de EEUU.

Buchanan señala la preocupación de Moscú de que en Idlib se cocine “una operación de falsa bandera con cloruro arrojado a los civiles para desencadenar y justificar la intervención de EEUU” y que varios en Washington, “capital rusófoba, se deleitarían de una confrontación con Putin aún más que de una guerra de EEUU contra Irán”.

Según The Wall Street Journal, “Asad planea un ataque con cloruro, dice EEUU”, por lo que “el presidente Trump amenazó con llevar a cabo un ataque masivo contra Asad si implementa una masacre en Idlib”.Los desacreditados Cascos Blancos, teledirigidos por Reino Unido, inculparían al régimen de Asad de un ‘FAKE’ autoataque con ‘armas químicas’.

¿Busca Trump la balcanización de Siria con un territorio estadounidense-israelí al este del río Éufrates?

Philip Giraldi, antiguo funcionario de inteligencia militar de la CIA, advierte que “una nueva guerra” de EEUU en Siria puede representar la “sorpresa de octubre” de Trump con el fin de salvar su pellejo y alebrestar el jingoísmo de sus partidarios en vísperas de las elecciones de medio período del 6 de noviembre, que pudieran ser desfavorables para el presidente en la Cámara de Representantes, donde obtendría mayoría el Partido Demócrata.

Giraldi, en The Unz Review —propiedad del empresario californiano-israelí Ron Unz, vinculado al Partido Republicano y quien es muy crítico de los excesos de Israel— rememora que EEUU hace un año describió a la provincia de Idlib como “el refugio seguro más grande de Al Qaeda desde el 11S”, pero que ahora Trump “intenta rescatar”.El antiguo funcionario de inteligencia militar de la CIA afirma en forma sanguinaria que EEUU “ha entrenado y armado a algunos de los hombres armados atrapados” en Idlib y que se está dando “el escenario para que los mismos terroristas lleven a cabo una operación de falsa bandera que será endosada a Damasco y que llevaría a una respuesta brutal contra el régimen y sus fuerzas armadas por EEUU, Reino Unido y Francia”, de lo cual ha advertido sin tapujos Nikki Haley, la amazona representante permanente de EEUU en la ONU.

Giraldi sopesa qué país usaría Trump para “iniciar una guerra con el fin de congregar al país detrás de su Gobierno”.

Debido a la posesión de armas nucleares por Corea del Norte, “los objetivos obvios para una guerra mejorada serían Irán y Siria”, pero como Irán no es “enemigo fácil de derrotar, se sospecha que algún género de expansión del actual esfuerzo bélico en Siria sería preferible”.Giraldi agrega que “sería deseable evitar un conflicto abierto con Rusia, que sería impredecible, pero un ataque contra las fuerzas del Gobierno sirio, que producirían un resultado expedito, pudiera ser plausiblemente descrito como una victoria” digna de considerar por Trump.Para Giraldi, “el ‘establishment’ de Washington y sus manipuladores israelíes han estrechado las opciones para lidiar con Siria y su defensor regional, Irán” y se encaminan a una guerra que serviría de salvavidas para las elecciones de medio término del 6 de noviembre ante el naufragio que padece Trump y que puede sufrir su propio ‘cambio de régimen’.

Karen DeYoung del The Washington Post enuncia que Trump tiene “un nuevo plan para Siria” y ha acordado un “esfuerzo militar indefinido” cuando hace cinco meses deseaba ‘salirse’ de su embrollo.

Washington continuará su ilegal ocupación en el noreste, que es la región kurda y que pretende seguir manipulando para tener en jaque a Turquía. Además, EEUU intenta expulsar a Irán y a la guerrilla libanesa Hizbulá y seguir presionando a Damasco para un ‘cambio de régimen’.

Para Alastair Crooke —exespía británico del MI6 y exconsejero de la Cancillería europea de Javier Solana—, con tantos frentes abiertos domésticos y extranjeros en todos los ámbitos, desde el comercial hasta el militar, “EEUU intenta mantener su posición de superpotencia y de hablar alto y fuerte”. El problema de Washington es que se encuentra sumergida en “una grave crisis interna constitucional y política (y financiera en los meses por venir)” cuando “EEUU dispone sin duda de una gran potencia militar, pero políticamente su poder está fragmentado en campos enemigos abiertamente en guerra”.

Para Crooke, la ‘línea roja’ en Siria implica y preocupa a China, ya que la presencia masiva de terroristas de origen uigur (etnia turcófona sunnita de la región autónoma china de Xinjiang, parte del antiguo Turkestán oriental) y cuyo retorno a China sería una calamidad para la seguridad regional y del mismo gigante asiático, además del sabotaje a la Nueva Ruta de la Seda.

Pekín está tan preocupada, que es partidaria del ataque a Idlib e incluso está dispuesta a enviar destacamentos de soldados chinos, al unísono de su participación en los ejercicios militares de Vostok 2018 y la presencia por primera vez del mandatario chino, Xi Jinping, al cuarto Foro Económico del Lejano Oriente en Vladivostok, presidido por el mandatario ruso, Vladímir Putin.

A juicio de Crooke, la cumbre tripartita realizada en Teherán entre Rusia, Turquía e Irán es probable que haya desembocado en un ‘endurecimiento’ del presidente Putin cuando “Rusia debe ahora decidir ignorar el ‘bluff’ estadunidense y continuar su ofensiva o dejar un poco de tiempo al tiempo”, en espera del resultado de las elecciones de mitad de período del 6 de noviembre en EEUU.

¿Quién caerá antes? ¿Asad o Trump o ninguno de los dos?

Alfredo Jalife-Rahme, 14 septiembre 2018

Fuente

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