Embraer fusiona con Boeing

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EEUU toma posiciones en Brasil.

Mientras sufre retrocesos en varias regiones del mundo, EEUU quiere hacerse fuerte en su patio trasero. La principal empresa aeronáutica del mundo, Boeing, llegó a un acuerdo de fusión con la brasileña Embraer, mientras se interesa en la base de cohetes de Alcántara y en las reservas petrolíferas en la plataforma marítima brasileña.

 

La semana pasada Boeing y Embraer difundieron un comunicado en el que afirman que llegaron a un acuerdo para formar una joint venture en el cual la empresa estadounidense detentará el 80% de la propiedad y la brasileña el 20% restante. El área de Defensa de Embraer quedaría fuera del acuerdo, ya que los militares presionaron para conservar el control en un área que consideran estratégica.

La nueva sociedad, que incluye a la primera y la tercera aeronáutica comercial del mundo, refuerza el liderazgo de Boeing frente a Airbus, que se ha fusionado con la canadiense Bombardier. Pero la compañía estadounidense “detentará el control operacional y de gestión de la nueva empresa, que responderá directamente al director ejecutivo de Boeing, Dennis Muilenburg”, destaca la prensa brasileña.

El acuerdo que se venía negociando desde diciembre pasado parece favorecer a Boeing, aunque algunos observadores destacan que si Embraer no hubiera dado ese paso, es muy probable que no hubiera podido seguir creciendo en un mercado tan competitivo. De hecho, Boeing tiene una facturación anual de 94.500 mil millones de dólares, seguida de Airbus con 79.000 mil millones, frente a sólo 7 mil millones de Embraer.

Uno de los principales obstáculos que enfrentó la prolongada negociación, que aún pueden llegar a retrasarla, es la resistencia de los sectores nacionalistas de las Fuerzas Armadas, que observan con preocupación cómo pierden el control de la empresa creada por la fuerza aérea en pleno régimen militar (fue fundada en 1969). Los altos mandos exigieron que el área de Defensa de Embrear fuera ‘blindada’ de cualquier negociación, lo que llevó a que ese sector no formara parte de la nueva empresa.

Sin embargo, Embraer y Boeing pueden crear una compañía para la comercialización de equipos de defensa, sobre todo el avión de transporte KC-390, con el que la brasileña espera competir con los Hércules estadounidenses, así como para investigación, desarrollo y la cadena de suministros. Las partes aún no dieron detalles sobre esta asociación.

Con el paso de los días, aparecen voces que discrepan con la fusión entre ambas empresas. Un destacado miembro de Previ (el mayor fondo de pensiones de América Latina), accionista de Embraer, sostiene que se trata de una compra del control de la empresa “maquillada bajo la forma de joint venture”. El mismo reporte del diario Valor estima que será muy difícil que los accionistas de Embraer logren frenar la fusión, ya que las acciones se encuentran pulverizadas entre 36 mil personas físicas y 282 inversores institucionales, el 80% extranjeros, entre ellos varios fondos de pensiones de EEUU y Japón.

Las principales consideraciones sobre este negocio son todas negativas para la parte brasileña.

La primera es que la gran beneficiaria será Boeing, que en adelante tendrá el liderazgo no sólo en los grandes aviones de 200 a 450 pasajeros, sino también en las aeronaves más pequeñas desde los 50 asientos. Una prueba de a quién beneficia la fusión es que las acciones de Embraer cayeron un 15% desde que se difundió el acuerdo por el cual Boeing toma el control de la brasileña.

La segunda, es que una Embraer creada por el Estado y controlada en parte por Brasil pese a su privatización en los años 90, juega un papel destacado en la innovación industrial del país. Cientos de empresas locales trabajan como proveedoras de Embraer. Muchos profesionales, en particular ingenieros, encuentran en la aeronáutica un lugar donde aplicar sus talentos. Es una de las pocas empresas brasileñas donde se coordina el trabajo académico de inteligencia e innovación. Por tercer año Embraer fue distinguida como la empresa más innovadora de Brasil.

Por otro lado, la aeronáutica es una gran exportadora de aviones comerciales, siendo una excepción en un país dominado por las exportaciones de commodities, en particular mineral de hierro y soja, productos sin procesar y con bajo valor agregado. La mitad de los ingresos de Embraer provienen de “los productos y servicios creados en los últimos cinco años”, dijo Sandro Valeri, director de estrategia de innovación de Embraer.

Perder el control de Embraer es quedarse con menores chances de promover empresas de punta, que derraman sobre el conjunto de la economía y generan un polo dinámico capaz de atraer a otros sectores. Algo así sucede en la ciudad de Sao José dos Campos (estado de Sao Paulo), donde además de Embraer se instalaron una docena de empresas que lo convirtieron en el mayor centro de investigaciones en alta tecnología, automovilístico y de telecomunicaciones de Latinoamérica.

La tercera cuestión es la más importante: lo que está sucediendo con Embraer es apenas la parte más visible de la progresiva toma de posiciones de EEUU en Brasil. Washington tiene dos objetivos complementarios: impedir todo desarrollo independiente de cualquier país importante y utilizar su presencia para controlar y disciplinar la región.

Samuel Pinheiro Guimaraes, embajador de carrera y exministro de Asuntos Estratégicos, al analizar las negociaciones para que EEUU opere en la base de lanzamiento de cohetes de Alcántara, en el norte de Brasil, sostiene que “el objetivo principal norteamericano es tener una base militar en territorio brasileño en la cual ejerza su soberanía, fuera del alcance de las leyes y de la vigilancia de las autoridades brasileñas, inclusive militares, donde pueda desarrollar todo tipo de actividad militar”.

En efecto, el empeño en Alcántara que muestra el Pentágono desde hace décadas obedece a dos objetivos estratégicos: contar con una base militar para sus operaciones entre América del Sur y África, donde según Guimaraes tiene una “confrontación con Rusia y China”. La otra es un control directo sobre Brasil, país donde EEUU nunca consiguió instalar una base militar.

Tomando posiciones en Brasil, cada vez sería más difícil que la sexta economía del mundo consiga ejercer una política exterior independiente.

Raúl Zibechi, 10 julio 2018

 

Fuente Sputnik

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