{"id":9557,"date":"2021-10-06T11:23:06","date_gmt":"2021-10-06T11:23:06","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=9557"},"modified":"2021-10-06T11:49:13","modified_gmt":"2021-10-06T11:49:13","slug":"revision-en-la-cronologia-y-geografia-islamica-por-laurent-guyenot","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2021\/10\/06\/revision-en-la-cronologia-y-geografia-islamica-por-laurent-guyenot\/","title":{"rendered":"DOSSIER: Revisi\u00f3n en la cronolog\u00eda y geograf\u00eda isl\u00e1mica – por Laurent Guyenot"},"content":{"rendered":"
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\u00a0<\/strong><\/p>\n “A pesar de los mejores esfuerzos de generaciones de distinguidos arabistas, la historia de los \u00e1rabes antes del islam sigue siendo exasperantemente oscura”, escribi\u00f3 el acad\u00e9mico de Harvard Barry Hoberman, director editorial de Biblical Archeology[1] La cronolog\u00eda temprana del islam se encuentra en una condici\u00f3n a\u00fan peor: una “escuela revisionista de estudios isl\u00e1micos<\/a>” est\u00e1 haciendo a\u00f1icos la cronolog\u00eda can\u00f3nica, mientras que otros estudiosos inconformistas califican la geograf\u00eda isl\u00e1mica de “encubrimiento” abas\u00ed. Sin embargo, se est\u00e1n planteando nuevas dificultades en el proceso. El objetivo principal de este art\u00edculo es introducir la perspectiva de Gunnar Heinsohn en el debate, con mi propia aportaci\u00f3n personal.<\/p>\n <\/p>\n He presentado la cronolog\u00eda “estratigr\u00e1ficamente corregida” (SC) del primer milenio de Heinsohn en un art\u00edculo anterior titulado “\u00bfCu\u00e1nto dur\u00f3 el primer milenio?”<\/a> He aqu\u00ed un breve resumen. Seg\u00fan Heinsohn, la visi\u00f3n est\u00e1ndar del primer milenio de la era cristiana es una construcci\u00f3n arbitraria que no resiste la evidencia arqueol\u00f3gica cient\u00edfica moderna. El supuesto milenio es demasiado largo por unos 700 a\u00f1os fantasmas. En realidad, el per\u00edodo que va desde el primer emperador romano Augusto hasta el tradicional Anno Domini 1000<\/em> dur\u00f3 s\u00f3lo unos 300 a\u00f1os. La crisis del siglo III, que comienza al final de la dinast\u00eda de los Severos en la d\u00e9cada de 230, coincide con el colapso del siglo X que comienza en la d\u00e9cada de 930.<\/p>\n La distorsi\u00f3n fue el resultado de la acumulaci\u00f3n de errores y falsificaciones de los siglos posteriores al colapso, cuando el c\u00f3mputo “a partir del Anno Domini” se hizo com\u00fan en los manuscritos. Fue normalizado en los siglos XVI y XVII por eruditos como Joseph Scaliger (1540-1609) o Denys P\u00e9tau (1583-1652), y luego internacionalizado por los misioneros jesuitas, a partir de su toma de posesi\u00f3n de la erudici\u00f3n china[2].<\/p>\n Como resultado de estirar 230 a\u00f1os en 930 a\u00f1os, se secuenciaron artificialmente los acontecimientos simult\u00e1neos que ocurr\u00edan en diferentes partes del mundo, lo que finalmente condujo a la divisi\u00f3n moderna del primer milenio en tres grandes bloques de tiempo que deben ser resincronizados: La Antig\u00fcedad Imperial (c. 1-230), la Antig\u00fcedad Tard\u00eda (c. 300-640) y la Alta Edad Media (c. 700-930). Esto explica que la historia de los libros de texto se distribuya de forma desigual, ya que la mayor parte de los acontecimientos conocidos atribuidos a cada bloque temporal se localizan en una de las tres zonas geogr\u00e1ficas: en el caso de la Antig\u00fcedad Imperial, sabemos mucho sobre el suroeste romano, pero poco sobre el resto de Europa; en el de la Antig\u00fcedad Tard\u00eda, sabemos mucho sobre el sureste bizantino, pero poco sobre Roma y Europa Occidental; y en el de la Alta Edad Media, sabemos mucho sobre el norte germano-eslavo, pero poco sobre Roma o Constantinopla.<\/p>\n Al estar cautivos de una cronolog\u00eda err\u00f3nea, los arque\u00f3logos que excavan en busca de artefactos del primer milenio datan sus hallazgos de forma diferente seg\u00fan los lugares, incluso cuando estos hallazgos se encuentran a la misma profundidad estratigr\u00e1fica y presentan el mismo avance tecnol\u00f3gico. Para explicar las similitudes de los materiales excavados, supuestamente separados por 300 o 700 a\u00f1os, recurren a las teor\u00edas del “renacimiento”, la “imitaci\u00f3n”, la espolia (el material reciclado) o -en la m\u00e1s absoluta desesperaci\u00f3n- las “colecciones de arte”. Por ejemplo, se dice que Carlomagno construy\u00f3 en estilo romano del siglo II con materiales reciclados del siglo II. Tambi\u00e9n se supone que recuper\u00f3 el lat\u00edn cl\u00e1sico de la Antig\u00fcedad Imperial (siglos I-III), hasta en el estilo caligr\u00e1fico[3].<\/p>\n La contemporaneidad de la Antig\u00fcedad Imperial y la Antig\u00fcedad Tard\u00eda significa que el inicio de la Roma Imperial y la fundaci\u00f3n de Constantinopla son aproximadamente contempor\u00e1neos; “una secuencia geogr\u00e1fica de occidente a oriente se convirti\u00f3 en una secuencia cronol\u00f3gica de anterior a posterior”[4] Sin embargo, la Antig\u00fcedad Tard\u00eda bizantina no puede superponerse sin m\u00e1s a la Antig\u00fcedad Imperial romana, porque ella misma es unos 120 a\u00f1os m\u00e1s larga, seg\u00fan Heinsohn. El segmento bizantino desde el ascenso de Justiniano (527) hasta la muerte de Heraclio (641) fue en realidad m\u00e1s corto y se solapa con el periodo de Anastasio (491-518). “Sabemos que a las estratigraf\u00edas fechadas en la Antig\u00fcedad tard\u00eda (Dyrrachium, Alejandr\u00eda, etc.) les faltan unos 120 a\u00f1os de sustancia arqueol\u00f3gica. As\u00ed, el per\u00edodo convencional de la Antig\u00fcedad Tard\u00eda, que va de los a\u00f1os 290 a los 640 d.C., no tiene 350, sino s\u00f3lo unos 230 a\u00f1os con estratos residenciales”[5].<\/p>\n La contemporaneidad de la Antig\u00fcedad Imperial y la Alta Edad Media significa que los pueblos que viv\u00edan al norte del Danubio y al este del Rin no salieron de repente de su primitivismo forestal 700 a\u00f1os despu\u00e9s de la expansi\u00f3n del Imperio Romano. Los sajones, por ejemplo, compitieron con los romanos por la conquista de Gran Breta\u00f1a desde principios de la \u00e9poca imperial. As\u00ed, el semilegendario Arturo de Camelot, mencionado por primera vez como dux bellorum<\/em> en la Historia Brittonum<\/em> (fechada en el a\u00f1o 829) puede reunirse con su alter-ego, Aththe de Camulodunum, el l\u00edder militar celta de la \u00e9poca de Augusto[6]. Sin embargo, tambi\u00e9n en este caso la correspondencia no es directa, ya que el Imperio carolingio, que tradicionalmente se sit\u00faa en el a\u00f1o 800-841, debe trasladarse a los a\u00f1os 890-930 (correspondientes a los a\u00f1os 190-230 de la Antig\u00fcedad Imperial). “Carlomagno y Luis [el Piadoso] no pertenecen al siglo VIII\/IX, sino al IX\/X”[7], lo que concuerda con la aparici\u00f3n de Carlomagno en las Chansons de Geste<\/em> francesas a finales del siglo XI. Una fuente de confusi\u00f3n es la multiplicaci\u00f3n de un Carlos en varios: Carolus Magnus es, de hecho, id\u00e9ntico a Carolus Simplex (898-929) y a otros Carlos intermedios[8]. “Estratigr\u00e1ficamente… estos gobernantes francos pertenec\u00edan a los a\u00f1os 890 a 930 de la era cristiana. Su fase de la Alta Edad Media fue paralela al periodo de Severo (190-230) de la Antig\u00fcedad Imperial, as\u00ed como a las d\u00e9cadas de la Dinast\u00eda Justiniana en la Antig\u00fcedad Tard\u00eda”[9].<\/p>\n <\/p>\n La teor\u00eda de Heinsohn, elaborada en docenas de largos art\u00edculos en la web<\/a>, es un trabajo en curso que todav\u00eda deja muchas preguntas sin respuesta, pero resuelve algunos problemas cruciales. He introducido algunos de estos problemas en dos art\u00edculos anteriores a “\u00bfCu\u00e1nto dur\u00f3 el primer milenio?<\/a>” En “\u00bfCu\u00e1n falsa es la antig\u00fcedad romana?”<\/a> part\u00ed de la cr\u00edtica de Polydor Hochart a la idea com\u00fan de que los monjes cristianos copiaron piadosamente, a lo largo de la Edad Media, la literatura pagana de la Antig\u00fcedad romana que los humanistas florentinos descubrieron m\u00e1s tarde en los desvanes de los monasterios europeos. A partir de la incongruencia de tal idea, Hochart concluy\u00f3 que la mayor parte de esta literatura romana eran falsificaciones medievale tard\u00edas o renacentistas. Pero la cronolog\u00eda abreviada de Heinsohn nos proporciona una soluci\u00f3n mejor: el siglo XI, cuando la mayor\u00eda de estos textos fueron copiados por \u00faltima vez, sigui\u00f3 de cerca a la Antig\u00fcedad Imperial (=Primera Edad Media), cuando fueron compuestos por primera vez. Los siete siglos que se supone que nuestros monjes benedictinos pasaron copi\u00e1ndolos una y otra vez, desafiando su sagrado deber de quemarlos o borrarlos para la eternidad, nunca existieron.<\/p>\n En mi segundo art\u00edculo, “Historia de la Iglesia revisitada”,<\/a> argument\u00e9 que la historia est\u00e1ndar de la Iglesia cat\u00f3lica romana equivale a una autobiograf\u00eda totalmente falsificada, motivada en parte por la rivalidad de Roma con Constantinopla. Es imposible reconstruir la verdadera historia de la Iglesia antes del siglo XI a partir de las fuentes literarias fabricadas o adulteradas en los scriptorium<\/em> eclesi\u00e1sticos. J.M. Wallace-Hadrill escribi\u00f3 acerca de la Vida de San Benito: “sin ninguna prueba que la respalde, una narraci\u00f3n de este tipo no puede contener casi ninguna verdad hist\u00f3rica. Podemos tomarla o no, seg\u00fan nos parezca. Los estudiosos se han mostrado generalmente dispuestos a aceptarla”[10] Lo mismo puede decirse de figuras m\u00e1s centrales como Constantino el Grande, cuya vida y pol\u00edtica religiosa se conocen casi exclusivamente por Eusebio, cuya autor\u00eda es extremadamente controvertida. La raz\u00f3n por la que los estudiosos tienden a tomar el relato de Eusebio al pie de la letra es que, sin \u00e9l, simplemente no podr\u00edan escribir nada sobre Constantino[11].<\/p>\n Podr\u00eda decirse que la historia de la Iglesia est\u00e1 sesgada hasta el punto de invertirse. Por ejemplo, Walter Bauer argument\u00f3 hace tiempo que, en contra de la historia propagada por la Iglesia victoriosa, la ortodoxia fue precedida, no seguida, por las grandes herej\u00edas[12]. [12] Como resultado de la falsificaci\u00f3n por la Iglesia Cat\u00f3lica de su propia historia, su aparici\u00f3n como el fantasma del Imperio Romano, con el Papa asumiendo la mayor\u00eda de las prerrogativas del emperador -no s\u00f3lo el t\u00edtulo de pontifex maximus<\/em>, sino tambi\u00e9n las propiedades imperiales, el tesoro p\u00fablico, e incluso los asuntos militares- sigue siendo en gran medida oscura para los historiadores. [13] Ciertas interesantes reflexiones las aportan estudiosos inconformistas como Joseph Atwill[14] o Francesco Carotta, este \u00faltimo teorizando una probable desviaci\u00f3n del culto al C\u00e9sar<\/a>[15].<\/p>\n En la cronolog\u00eda corregida estratigr\u00e1ficamente (SC) de Heinsohn, la transici\u00f3n se produjo en el siglo XI, durante la Reforma Gregoriana, la “Primera Revoluci\u00f3n Europea”, como la llama Robert I. Moore[16], es decir, s\u00f3lo un siglo, y no ocho, despu\u00e9s del final de la dinast\u00eda de los Severos. Esto explica muchos extra\u00f1os anacronismos en la historia eclesi\u00e1stica, como la adopci\u00f3n formal del Credo Niceno en 1014, siete siglos despu\u00e9s del Concilio que lo produjo (325), o la estandarizaci\u00f3n en el siglo XIII de la versio vulgata<\/em> latina de la Biblia encargada a san Jer\u00f3nimo por el papa D\u00e1maso I (366-384). Esto explica tambi\u00e9n que la arquitectura y los estilos decorativos cristianos de los siglos XI y XII sean dif\u00edciles de distinguir de los del siglo IV, lo que ha llevado a los estudiosos a hablar de “un renacimiento paleocristiano en Roma a principios del siglo XII”[17].<\/p>\n Para entender la conversi\u00f3n de Roma al culto de un Mes\u00edas galileo, los antecedentes de los emperadores severos son una pista importante. El fundador de la dinast\u00eda, Septimio Severo, se hab\u00eda casado en Siria con la hija de un sacerdote del dios Elagabal adorado en Emesa (la actual Homs en Siria). Su esposa Julia Domna desempe\u00f1\u00f3 un papel activo en el imperio, especialmente cuando su hijo, Caracalla, se convirti\u00f3 en emperador en el a\u00f1o 211 a los 13 a\u00f1os de edad. Tras su muerte, su hermana menor, Julia Maesa, fue enviada de vuelta a Fenicia, desde donde conspir\u00f3 para colocar en el trono a su nieto Elagabalus, que hab\u00eda servido desde su temprana juventud como sacerdote principal de Elagabal. La dominaci\u00f3n siria continu\u00f3 con el reinado de trece a\u00f1os de Alejandro Severo, con el que la dinast\u00eda lleg\u00f3 a su fin en el a\u00f1o 235. Este periodo est\u00e1 cubierto por el historiador Herodiano de Siria, probablemente un miembro de la camarilla literaria vuelta hacia Oriente de Julia Domna, como Fil\u00f3strato, que escribi\u00f3 para ella la Vida de Apolonio de Tiana<\/em>. La informaci\u00f3n de Herodiano sobre el dios Elagabal (latinizaci\u00f3n del \u00e1rabe Ilah Al-Gabal, “Dios de la Monta\u00f1a”) es bastante interesante:<\/p>\n A este dios se le erigi\u00f3 un enorme templo, profusamente decorado con oro, plata y costosas gemas. Este dios no s\u00f3lo es adorado por los nativos, sino que todos los gobernantes y reyes vecinos le env\u00edan cada a\u00f1o generosos y costosos regalos. En este templo no hay ninguna estatua hecha por el hombre a semejanza del dios, como en los templos griegos y romanos. Sin embargo, el templo contiene una enorme piedra negra con un extremo puntiagudo y una base redonda en forma de cono. Los fenicios sostienen solemnemente que esta piedra descendi\u00f3 de Zeus.<\/em> \u00a0(Libro 5, cap\u00edtulo 3)<\/p>\n Una piedra negra venerada en Siria en el siglo III proporciona una transici\u00f3n apropiada para el tema principal de este art\u00edculo: La soluci\u00f3n de Gunnar Heinsohn a los problemas a los que se enfrentan los historiadores de Arabia y el Islam.<\/p>\n <\/p>\n Mahoma y los ancianos del clan de La Meca colocando la Piedra Negra en su lugar (siglo XIII)<\/em><\/p>\n \u00a0<\/strong><\/p>\n Seg\u00fan la cronolog\u00eda de Heinsohn, el surgimiento del cristianismo en los tres primeros siglos de la era cristiana y el surgimiento del islam entre los siglos VII y X son pr\u00e1cticamente contempor\u00e1neos. Su abismo de seis siglos es una ficci\u00f3n resultante del hecho de que el surgimiento del cristianismo est\u00e1 fechado en la Antig\u00fcedad Imperial mientras que el surgimiento del islam est\u00e1 fechado en la Alta Edad Media, dos bloques temporales que en realidad son contempor\u00e1neos. La resincronizaci\u00f3n de la Antig\u00fcedad Imperial y la Alta Edad Media ofrece una soluci\u00f3n a algunas anomal\u00edas arqueol\u00f3gicas problem\u00e1ticas. Una de ellas se refiere a los nabateos.<\/p>\n Durante la Antig\u00fcedad Imperial, los \u00e1rabes nabateos dominaban el comercio a larga distancia. Su ciudad de\u00a0 (Jordania actual) era un importante centro de comercio de seda, especias y otras mercanc\u00edas en las rutas de caravanas que un\u00edan China, India y el sur de Arabia con Egipto, Siria, Grecia y Roma. En el a\u00f1o 106, el reino nabateo fue anexionado oficialmente al Imperio Romano por Trajano (cuyo padre hab\u00eda sido gobernador de Siria) y se convirti\u00f3 en la provincia de Arabia Petraea. Adriano visit\u00f3 Petra hacia el a\u00f1o 130 d.C. y le dio el nombre de Metr\u00f3polis de Petra Hadriana, impreso en sus monedas. Petra alcanz\u00f3 su florecimiento urbano en el periodo de los Severo (190-230 d.C.)[18].<\/p>\n <\/p>\n Petra, en Jordania (ciudad antigua descubierta en 1812, por un viajero suizo)<\/em><\/p>\n <\/p>\n Y sin embargo, incre\u00edblemente, estos mercaderes \u00e1rabes de larga distancia “se supone que olvidaron la emisi\u00f3n de monedas y el arte de la escritura (arameo) despu\u00e9s del siglo I d.C. y s\u00f3lo lo aprendieron de nuevo en los siglos VII y VIII d.C. (bajo la dinast\u00eda de los musulmanes omeyas)”[19] Se supone que los \u00e1rabes cayeron fuera de la civilizaci\u00f3n despu\u00e9s de Adriano, y s\u00f3lo volvieron a emerger como civilizados bajo el Islam, con un incomprensible avance cient\u00edfico. El primitivismo extremo en el que se supone que se revolcaban los \u00e1rabes preisl\u00e1micos, sin escritura ni dinero propio, “contrasta fuertemente con los \u00e1rabes isl\u00e1micos que prosperan a partir del siglo VIII, [cuyas] monedas no s\u00f3lo se encuentran en Polonia, sino desde Noruega hasta la India y m\u00e1s all\u00e1, en una \u00e9poca en la que el resto del mundo conocido intentaba salir de la oscuridad de la Alta Edad Media”[20] Adem\u00e1s, las monedas \u00e1rabes datadas en los siglos VIII y IX se encuentran en las mismas capas que las monedas romanas imperiales. “Los hallazgos de Raqqa, por ejemplo, que pertenecen estratigr\u00e1ficamente a la Alta Edad Media (siglos VIII-X), contienen tambi\u00e9n monedas romanas imperiales de la Antig\u00fcedad Imperial (siglos I-III) y de la Antig\u00fcedad Tard\u00eda (siglos IV-VII)”[21] “As\u00ed pues, tenemos un impresionante tesoro de monedas \u00e1rabes posteriores al siglo VII agrupadas con monedas romanas muy anteriores al siglo VII. Pero no tenemos monedas \u00e1rabes anteriores al siglo VII de los siglos de su estrecha alianza con Roma en los per\u00edodos anteriores al siglo VII”[22].<\/p>\n Las primeras monedas omeyas isl\u00e1micas, emitidas en Jerusal\u00e9n, “son la continuaci\u00f3n supuesta, tras 700 a\u00f1os, de las monedas nabateas”[23], que a menudo muestran menoras jud\u00edas con letras \u00e1rabes, difieren muy poco de las monedas jud\u00edas fechadas siete siglos atr\u00e1s; se trata de una evoluci\u00f3n “que s\u00f3lo requiere a\u00f1os o d\u00e9cadas, pero no siete siglos”[24].<\/p>\n <\/p>\n La arquitectura plantea problemas similares. Los arque\u00f3logos no tienen forma de distinguir los edificios romanos y bizantinos de los omeyas, porque “los omeyas del siglo VIII-X construyeron en el siglo II”. Dicho de otra forma, los omeyas construyeron con la tecnolog\u00eda del siglo II” y segu\u00edan los modelos romanos[25]. “\u00bfC\u00f3mo pudieron los omeyas del siglo VIII d.C. imitar a la perfecci\u00f3n los estilos helen\u00edsticos tard\u00edos?”, se pregunta Heinsohn, “cuando no quedaban especialistas que les ense\u00f1aran esas sofisticadas habilidades”[26].<\/p>\n Adem\u00e1s, “las estructuras omeyas se construyeron justo encima de las estructuras tardohelen\u00edsticas del siglo I a.C.\/era cristiana”[27]. Un ejemplo es “el segundo edificio omeya m\u00e1s famoso, su mezquita de Damasco. La estructura octogonal de la llamada C\u00fapula del Tesoro se levanta sobre perfectas columnas romanas del siglo I\/II. Se supone que son espolios, pero… no se conocen edificios arrasados de los que pudieran haberse extra\u00eddo. A\u00fan m\u00e1s desconcertantes son las enormes columnas monol\u00edticas del interior del edificio, del siglo VIII\/IX d.C., que tambi\u00e9n pertenecen al siglo I\/2. Nadie sabe qu\u00e9 estructura masiva habr\u00eda tenido que ser demolida para obtenerlas”[28].<\/p>\n Lejos de rechazar la “imitaci\u00f3n” servil de la Antig\u00fcedad romana por parte de los omeyas, sus enemigos abbas\u00edes la retomaron: “Los abas\u00edes del siglo VIII-X desconciertan a los historiadores por copiar, hasta en la huella qu\u00edmica, el vidrio romano”. Heinsohn cita a partir de La Colecci\u00f3n David: Arte Isl\u00e1mico \/ Vidrio, 2014:<\/p>\n La t\u00e9cnica millefiori, que toma su nombre de la palabra italiana que significa “mil flores”, alcanz\u00f3 su culminaci\u00f3n en la \u00e9poca romana. . . . La t\u00e9cnica parece haber sido redescubierta por los vidrieros isl\u00e1micos en el siglo IX, ya que se han excavado ejemplos de vidrio millefiori, incluidos azulejos, en la capital abas\u00ed de Samarra<\/em>[29].<\/p>\n En “\u00bfCu\u00e1nto dur\u00f3 el primer milenio?”<\/a> inclu\u00ed una de las ilustraciones de Heinsohn de cuencos de vidrio millefiori id\u00e9nticos atribuidos respectivamente a los romanos del siglo I-II y a los abas\u00edes del siglo VIII-IX. He aqu\u00ed otra comparaci\u00f3n desconcertante:[30]<\/p>\n <\/p>\n Heinsohn concluye que “la cultura de los omeyas es tan romana como la de los francos altomedievales. Su arquitectura del siglo IX\/10 es una continuaci\u00f3n directa del siglo II d.C. Los 700 a\u00f1os intermedios no existen en la realidad”[31] “Los \u00e1rabes no anduvieron en la ignorancia sin moneda ni escritura durante unos 700 a\u00f1os. Esos 700 a\u00f1os representan siglos fantasmas. Por lo tanto, no es cierto que los \u00e1rabes estuvieran atrasados en comparaci\u00f3n con sus vecinos romanos y griegos inmediatos que, curiosamente, no mencionan ni lamentan nunca ning\u00fan atraso \u00e1rabe. … los califas que ahora se fechan entre los a\u00f1os 690 y 930 son en realidad los califas del periodo que va desde Augusto hasta los a\u00f1os 230″[32].<\/p>\n Esto explica por qu\u00e9 los arque\u00f3logos se encuentran a menudo desconcertados por la estratigraf\u00eda. Por ejemplo, Haaretz<\/em> inform\u00f3<\/a> de que durante una excavaci\u00f3n en Tiber\u00edades, el arque\u00f3logo Moshe Hartal “observ\u00f3 un fen\u00f3meno misterioso: Junto a una capa de tierra de la \u00e9poca omeya (638-750), y a la misma profundidad, los arque\u00f3logos encontraron una capa de tierra de la \u00e9poca romana antigua (37 a.C.-132). ‘Me encontr\u00e9 con una situaci\u00f3n que no ten\u00eda explicaci\u00f3n: dos capas de tierra con cientos de a\u00f1os de diferencia, una al lado de la otra’, dice Hartal. Me qued\u00e9 simplemente estupefacto”[33].<\/p>\n Heinsohn sostiene que los omeyas de la Alta Edad Media no s\u00f3lo son id\u00e9nticos a los nabateos de la Antig\u00fcedad Imperial, sino que tambi\u00e9n est\u00e1n documentados en el bloque temporal intermedio de la Antig\u00fcedad Tard\u00eda bajo el nombre de los ghas\u00e1nidas. “Los nabateos y los omeyas no s\u00f3lo compart\u00edan el mismo arte, la misma metr\u00f3poli, Damasco, y la misma estratigraf\u00eda, sino tambi\u00e9n un territorio com\u00fan que albergaba a otra famosa etnia \u00e1rabe que tambi\u00e9n ostentaba Damasco: los guas\u00e1nidas. Fueron aliados cristianos de los bizantinos durante la Antig\u00fcedad tard\u00eda (siglos III y IV a VI d.C.). Sin embargo, ya estaban activos durante la Antig\u00fcedad Imperial (siglos I al III d.C.). Diodoro S\u00edculo (90-30 a.C.) los conoc\u00eda como Gasandoi, Plinio el Viejo (23-79 d.C.) como Casani, y Claudio Tolomeo (100-170 d.C.) como Kassanitai. “[34] En el periodo bizantino, los califas gassan\u00edes ten\u00edan “la misma reputaci\u00f3n de monote\u00edsmo antitrinitario que los califas abas\u00edes, ahora datados en los siglos VIII\/IX”[35] Tambi\u00e9n, al igual que los \u00e1rabes isl\u00e1micos, conservaron algunas costumbres beduinas como la poligamia[36].<\/p>\n <\/p>\n Hoy en d\u00eda, muchos estudiosos occidentales admiten que las escrituras isl\u00e1micas, incluido el Cor\u00e1n, son de una fecha posterior a la que afirma el relato can\u00f3nico. Fue bajo el califato abas\u00ed (750-1258) cuando se escribieron pr\u00e1cticamente todos los textos tradicionales sobre los inicios del islam, en su mayor\u00eda despu\u00e9s del siglo IX y sobre todo fuera de Arabia, sobre todo en Irak. Como parte victoriosa en el conflicto con los omeyas, los abas\u00edes ten\u00edan gran inter\u00e9s en legitimar su gobierno y tomaron medidas radicales para destruir las fuentes que contradec\u00edan su relato. Fue bajo los abas\u00edes cuando el Cor\u00e1n alcanz\u00f3 su etapa final, y cuando las copias que reflejaban etapas anteriores se perdieron para siempre.<\/p>\n Otro aspecto bien conocido de los primeros tiempos del Islam es su origen jud\u00edo, ilustrado por las 135 menciones de Abraham (Ibrahim) en el Cor\u00e1n, justo antes de Jos\u00e9, David, Jon\u00e1s y Salom\u00f3n. Hay surahs (cap\u00edtulos del Cor\u00e1n) enteros dedicados a leyendas b\u00edblicas. “El islam se desarroll\u00f3 en el contexto de una Arabia fuertemente influenciada por el juda\u00edsmo”, afirma Gordon Newby en su respetada Historia de los jud\u00edos de Arabia<\/em> (1988)[37].<\/p>\n La influencia cristiana en la formaci\u00f3n del islam tambi\u00e9n es evidente. Adem\u00e1s de las numerosas referencias cor\u00e1nicas a Jes\u00fas, la biograf\u00eda can\u00f3nica de Mahoma menciona a los cristianos jud\u00edos conocidos como “nazarenos” o “nazoreanos”, creyentes en Cristo que permanecieron fieles a la Tor\u00e1 de Mois\u00e9s. Viviendo principalmente en Siria y hablando dialectos arameos, se opon\u00edan a la cristolog\u00eda trinitaria y consideraban la deificaci\u00f3n de Cristo como una desviaci\u00f3n pagana. G\u00fcnter L\u00fcling ha argumentado que “partes considerables del propio texto del Cor\u00e1n eran himnos estr\u00f3ficos cristianos preisl\u00e1micos”, y que los adversarios mecanos de Mahoma, los “mushrikun” (“asociadores”), no eran paganos polite\u00edstas, como se supon\u00eda anteriormente, sino cristianos trinitarios[38].<\/p>\n Las investigaciones de John Wansbrough sobre los primeros manuscritos isl\u00e1micos, incluido el an\u00e1lisis del uso reiterado de la imaginer\u00eda monote\u00edsta judeocristiana en el Cor\u00e1n, le llevaron a la conclusi\u00f3n de que el islam naci\u00f3 de una mutaci\u00f3n de lo que originalmente era una secta judeocristiana que se extendi\u00f3 por los territorios \u00e1rabes pero que volv\u00eda la vista hacia Jerusal\u00e9n. En 1977, Patricia Crone, alumna de Wansbrough, escribi\u00f3 con Michael Cook un libro titulado Hagarism: The Making of the Islamic World<\/em>, que sit\u00faa el origen del islam en un intento de los exiliados jud\u00edos por recuperar Jerusal\u00e9n, de la que hab\u00edan sido expulsados en los a\u00f1os 70, y asignando a los ismaelitas una parte de la promesa de Dios a Abraham[39].<\/p>\n Desde esta perspectiva, el par\u00e9ntesis de siete siglos entre los dos episodios es bastante extraordinario. La cronolog\u00eda abreviada de Heinsohn restablece la continuidad. Seg\u00fan \u00e9l, los jud\u00edos mesi\u00e1nicos que fueron expulsados por Tito de Jerusal\u00e9n no esperaron 30 generaciones en estado de coma, antes de despertar de repente con un fervor renovado y planes para la reconquista de su ciudad perdida.<\/p>\n La ling\u00fc\u00edstica y la filolog\u00eda coinciden con el planteamiento de los arque\u00f3logos. En el a\u00f1o 2000, un erudito sirio que utiliza el seud\u00f3nimo de Christoph Luxenberg public\u00f3 The Syro-Aramaic Reading of the Koran<\/em> (La lectura siro-aramea del Cor\u00e1n), en el que demuestra que el Cor\u00e1n surgi\u00f3 en una regi\u00f3n ling\u00fc\u00edsticamente siro-aramea y no \u00e1rabe. Y, seg\u00fan Gerd-R\u00fcdiger Puin, alrededor de un veinte por ciento de los 6.000 versos del Cor\u00e1n est\u00e1n escritos originalmente en arameo del siglo I y II d.C.[40] As\u00ed que, por un lado, los estudiosos recientes han adelantado la redacci\u00f3n final del Cor\u00e1n al siglo IX, mientras que, por otro lado, se demuestra que el Cor\u00e1n est\u00e1 enraizado en la literatura y la liturgia sir\u00edaca de los siglos I y II. Ese enigma encuentra una soluci\u00f3n en la cronolog\u00eda SC de Heinsohn, que adelanta el siglo II de la cronolog\u00eda est\u00e1ndar inmediatamente antes del siglo IX. Lo que m\u00e1s tarde se convirti\u00f3 en la nueva religi\u00f3n del Islam parece haber sido originalmente un movimiento mesi\u00e1nico para recuperar Jerusal\u00e9n, no siete siglos despu\u00e9s de la expulsi\u00f3n de los jud\u00edos por los romanos, sino s\u00f3lo d\u00e9cadas despu\u00e9s.<\/p>\n Como se ha mencionado anteriormente, las consideraciones ling\u00fc\u00edsticas apuntan a un origen sirio (arameo) y no \u00e1rabe del Cor\u00e1n. Esto supone en s\u00ed mismo un desaf\u00edo a la geograf\u00eda tradicional del Islam. Pero hay otras razones para cuestionar el origen del Islam en el Hiyaz. La identificaci\u00f3n de “Bakkah”, el hogar de la tribu Quraych de Mahoma seg\u00fan el Cor\u00e1n, con el emplazamiento de “La Meca” en Arabia Saud\u00ed (los dos nombres est\u00e1n muy pr\u00f3ximos en la escritura \u00e1rabe) no tiene mucho sentido. En Meccan Trade and the Rise of Islam<\/em> (1987), Patricia Crone demostr\u00f3 que lo que hoy se conoce como La Meca no era ni un centro comercial importante ni un destino de peregrinaci\u00f3n en la \u00e9poca de Mahoma, y que su condici\u00f3n est\u00e9ril no coincide en absoluto con la descripci\u00f3n cor\u00e1nica de Bakkah como una ciudad f\u00e9rtil con campos, praderas e incluso jardines. Adem\u00e1s, La Meca nunca tuvo murallas, mientras que Bakkah se describe como una ciudad fortificada.<\/p>\n En 2011, un libro de Dan Gibson titulado Qur’\u0101nic Geography<\/em> expuso la innovadora teor\u00eda de que la poderosa capital nabatea de Petra se ajusta a la descripci\u00f3n cor\u00e1nica de Bakkah, as\u00ed como a muchos relatos de la historia isl\u00e1mica temprana, mientras que La Meca no.[41] En 2017, Gibson a\u00f1adi\u00f3 a su argumento las Qiblas<\/em> isl\u00e1micas tempranas, donde muestra que la Qibla (direcci\u00f3n de la oraci\u00f3n) en las mezquitas omeyas era Petra, no La Meca. La Qibla fue cambiada durante la segunda guerra civil isl\u00e1mica por Abd Allah Ibn al-Zubayr, l\u00edder de un califato disidente que se refugi\u00f3 en La Meca en 683. Fue Al-Zubayr quien traslad\u00f3 la Piedra Negra desde Petra y construy\u00f3 para ella una nueva Kaaba en La Meca. Durante un siglo, el Islam se dividi\u00f3 entre los tradicionalistas omeyas, que siguieron construyendo sus mezquitas frente a Petra, y los reformistas abas\u00edes, que construyeron sus mezquitas frente a La Meca. Sin embargo, tras el terremoto que devast\u00f3 los sistemas de agua de Petra en el a\u00f1o 713, \u00e9sta fue abandonada y poco a poco se fue desvaneciendo de la memoria. Cuando los abas\u00edes suplantaron a los omeyas en Oriente en el a\u00f1o 750, Petra y La Meca se fusionaron en la historiograf\u00eda can\u00f3nica, y se determin\u00f3 una ubicaci\u00f3n \u00e1rabe para otros lugares cor\u00e1nicos como Yathrib (Medina) y Khaybar, donde Mahoma trat\u00f3 con comunidades jud\u00edas. Los argumentos de Gibson se presentan en el documental dirigido por David Taylor, “La ciudad sagrada: Descubriendo la verdadera cuna del Islam”<\/a> (2016).<\/p>\n La teor\u00eda de Gibson es totalmente compatible con la ra\u00edz jud\u00eda del islam destacada por la escuela revisionista de los estudios isl\u00e1micos, porque los jud\u00edos son m\u00e1s f\u00e1ciles de encontrar en la regi\u00f3n de Petra que en el Hiyaz. Los nabateos hab\u00edan sido aliados de los macabeos durante su lucha contra los monarcas sel\u00e9ucidas. Pero hab\u00eda divisiones internas entre ellos, al igual que entre los judeos. Y la posterior rivalidad de los reyes nabateos con la dinast\u00eda asmonea se convirti\u00f3 en un factor de los des\u00f3rdenes que provocaron la intervenci\u00f3n de Pompeyo. Un ej\u00e9rcito romano siti\u00f3 Petra, tras lo cual el rey nabateo Aretas III pag\u00f3 un tributo, recibiendo a cambio el reconocimiento formal de la Rep\u00fablica romana. Aunque Petra se convirti\u00f3 en una ciudad romana helenizada, ciertamente tambi\u00e9n alberg\u00f3 a \u00e1rabes antirromanos y a una comunidad jud\u00eda con expectativas mesi\u00e1nicas.<\/p>\n El revisionismo geogr\u00e1fico de Gibson tambi\u00e9n encaja con el revisionismo cronol\u00f3gico de Heinsohn, ya que ambos identifican a los \u00e1rabes que se apoderaron de Jerusal\u00e9n en los siglos VIII y IX con los gobernantes de Petra y Damasco. Seg\u00fan Heinsohn, la conquista romana de Jerusal\u00e9n en la Antig\u00fcedad Imperial y la conquista judeo-\u00e1rabe de Jerusal\u00e9n en la Alta Edad Media pertenecen al mismo per\u00edodo general. Veamos con m\u00e1s detalle las pruebas en Jerusal\u00e9n.<\/p>\n <\/p>\n Les guste o no admitirlo, los arque\u00f3logos est\u00e1n confundidos con respecto a Jerusal\u00e9n. Uno de sus mayores motivos de verg\u00fcenza es su incapacidad para localizar el fuerte romano que albergaba a la D\u00e9cima Legi\u00f3n tras la destrucci\u00f3n de la ciudad por Tito en el a\u00f1o 70 de la era cristiana. En Aelia Capitolina-Jerusal\u00e9n en la \u00e9poca romana, a la luz de la investigaci\u00f3n arqueol\u00f3gica<\/em> (Brill, 2020), Shlomit Weksler-Bdolah insiste en este problema: “Sorprendentemente, a pesar de la larga duraci\u00f3n de la presencia militar en Jerusal\u00e9n… no se han atribuido con certeza restos arqueol\u00f3gicos al campamento militar y su emplazamiento a\u00fan no ha sido identificado”. “No se puede subestimar la dificultad causada por la ausencia de pruebas irrefutables del campamento del ej\u00e9rcito romano en Jerusal\u00e9n. . . . En este momento, no existe una soluci\u00f3n aceptable al problema de la “falta de restos””[42].<\/p>\n Por otro lado, los arque\u00f3logos y el mundo entero saben d\u00f3nde se encontraba el templo herodiano que las tropas de Tito quemaron, pues los muros del “Monte del Templo” siguen en pie. Curiosamente, este “Monte del Templo” que domina la ciudad tiene las dimensiones habituales de una fortaleza romana. La soluci\u00f3n es obvia: la explanada que los musulmanes llaman el recinto de Al-Aqsa era originalmente un fuerte romano, construido primero por Herodes en honor de Antonio (Fuerte Antonia), y luego utilizado por la D\u00e9cima Legi\u00f3n. Los primeros cruzados, en el siglo XI, determinaron arbitrariamente que era la ubicaci\u00f3n del Templo, y esta atribuci\u00f3n err\u00f3nea se afianz\u00f3 tanto que nadie se atrevi\u00f3 a cuestionarla. Cuando por fin se plante\u00f3 la cuesti\u00f3n hace unas d\u00e9cadas, fue silenciada por el estamento acad\u00e9mico israel\u00ed, y habr\u00eda seguido siendo un secreto bien guardado de no ser por Ernest L. Martin, que despu\u00e9s de trabajar durante cinco a\u00f1os con el arque\u00f3logo Benjamin Mazar, public\u00f3 su visi\u00f3n poco ortodoxa en 1994 (l\u00e9ase el resumen de su tesis en Popular Archeology<\/a>). Como escribi\u00f3 Gregory Wesley Buchanan<\/a> en el Washington Report on Middle East Affairs<\/em> en 2011: “Aunque no se ha publicado ampliamente, es seguro que se sabe desde hace m\u00e1s de 40 a\u00f1os que el lugar de 45 acres, bien fortificado, que se ha llamado err\u00f3neamente el “Monte del Templo” era en realidad la fortaleza romana -la Antonia- que construy\u00f3 Herodes.”[43] El argumento, basado en fuentes literarias y pruebas arqueol\u00f3gicas, lo presenta de forma convincente Bb Cornuke en esta pel\u00edcula de 30 minutos<\/a>[44].<\/p>\n <\/p>\n Dibujo de Ernest L. Martin del Fuerte Antonia y del probable emplazamiento del Templo jud\u00edo<\/em><\/p>\n Esta controversia no tiene relaci\u00f3n directa con la teor\u00eda de Heinsohn, salvo para ilustrar el estado de confusi\u00f3n de la arqueolog\u00eda en Jerusal\u00e9n. Sin embargo, lo que s\u00ed apoya directamente la teor\u00eda de Heinsohn es la dataci\u00f3n aceptada del Muro Occidental, que consta de 45 hileras de piedra, 28 de ellas sobre el suelo y 17 subterr\u00e1neas. Las siete primeras capas visibles, que comprenden bloques de piedra muy grandes, son del periodo herodiano. Las cuatro hileras de piedras de tama\u00f1o medio situadas encima se a\u00f1adieron durante el periodo omeya, mientras que las piedras peque\u00f1as de las hileras superiores son de fecha m\u00e1s reciente, especialmente del periodo otomano. \u00bfSon setecientos a\u00f1os los que separan realmente las hileras herodianas de las omeyas? Heinsohn cuestiona esta suposici\u00f3n, defendida por la arquitecta arqueol\u00f3gica Leen Ritmeyer y otros: “Aunque Ritmeyer sabe que los omeyas construyeron directamente sobre las ruinas de Jerusal\u00e9n del a\u00f1o 70, cree que han esperado m\u00e1s de 600 a\u00f1os para hacerlo. Por eso se dice que el Monte del Templo permaneci\u00f3 vac\u00edo (“abandonado”) hasta el siglo VII”[45].<\/p>\n <\/p>\n El Muro de las Lamentaciones no es la \u00fanica prueba de una continuidad directa entre la arquitectura romano-herodiana y la arquitectura omeya en Jerusal\u00e9n. La arque\u00f3loga Orit Peleg-Barkat se\u00f1ala que “los constructores omeyas utilizaron los fragmentos de la decoraci\u00f3n arquitect\u00f3nica herodiana como materiales de construcci\u00f3n”[46] Seg\u00fan Heinsohn, “no hay ninguna serie de capas de asentamiento en ning\u00fan lugar de Jerusal\u00e9n que sea necesaria para corroborar los siglos que los historiadores suelen situar entre la Antig\u00fcedad Imperial y la Alta Edad Media de los omeyas. As\u00ed que, desde un punto de vista puramente estratigr\u00e1fico, los omeyas vivieron, al menos desde el a\u00f1o 70 d.C., codo con codo con lo que se llama la Jerusal\u00e9n de la Antig\u00fcedad Imperial (s. I a III d.C.)”[47].<\/p>\n Esto explica por qu\u00e9 los omeyas llamaban en realidad a Jerusal\u00e9n Iliya, como atestiguan sus monedas, sellos y miliarios. Se trata de una forma \u00e1rabe del nombre que Adriano hab\u00eda dado a la ciudad en los a\u00f1os 130 (Aelia Capitolina<\/em>). Dado que se supone que ese nombre fue abandonado entretanto, los estudiosos se preguntan por qu\u00e9 los omeyas lo “revivieron”; en realidad, la Aelia romana de la Antig\u00fcedad imperial y la Iliya<\/em> musulmana de la Alta Edad Media son una misma cosa[48].<\/p>\n Nuestro conocimiento de los acontecimientos de este periodo es demasiado fragmentario y distorsionado por la propaganda religiosa como para reconstruirlos con precisi\u00f3n. Sin embargo, lo que parece bastante seguro es que Jerusal\u00e9n, como el resto de Siria, estaba habitada en gran parte por \u00e1rabes. Se dice que las legiones romanas que lucharon por Roma en los a\u00f1os 60 se asentaron en la zona, pero seg\u00fan Flavio Josefo estos soldados fueron reclutados principalmente en Siria, “entre los reyes de esa vecindad” (Las guerras jud\u00edas<\/em>, libro III, cap\u00edtulo 1). Por lo tanto, escribe Heinsohn, “son los soldados \u00e1rabes nabateos, no los hombres de Italia, los que conquistaron Jerusal\u00e9n para Tito en el a\u00f1o 70”. La construcci\u00f3n de la nueva ciudad de Adriano, Aelia Capitolina, en los a\u00f1os 130, tambi\u00e9n fue obra de \u00e1rabes, que eran maestros de obras (con arquitectos de renombre como Apolodoro de Damasco)[49].<\/p>\n \u00bfSignifica eso que el sometimiento romano de Jerusal\u00e9n con mercenarios \u00e1rabes a finales de los a\u00f1os 60 es id\u00e9ntico a la conquista musulmana de Jerusal\u00e9n 700 a\u00f1os despu\u00e9s? No exactamente. Los mercenarios \u00e1rabes que lucharon por Roma contra los jud\u00edos nacionalistas, y que luego construyeron Aelia Capitolina<\/em> en honor a Adriano, no pueden ser id\u00e9nticos a los \u00e1rabes que se apropiaron de un movimiento mesi\u00e1nico jud\u00edo y conquistaron el Levante para s\u00ed mismos despu\u00e9s de derrotar a los romanos bizantinos en la batalla de Yarmuk (en 636). M\u00e1s bien, la conquista \u00e1rabe fue una reacci\u00f3n a la conquista romana, como sugieren los estudiosos revisionistas, aunque no explican los 600 a\u00f1os de retraso. No obstante, es importante tener en cuenta que los \u00e1rabes viv\u00edan en Jerusal\u00e9n antes de que llegaran a gobernarla bajo la bandera del Islam. Y no hay raz\u00f3n para suponer que las alianzas \u00e1rabes fueran uniformes y estables. Seg\u00fan las circunstancias, pod\u00edan luchar a favor o en contra de los romanos, y con los jud\u00edos o contra ellos.<\/p>\n Adem\u00e1s, antes del Islam no hab\u00eda una frontera clara entre los jud\u00edos y sus vecinos \u00e1rabes. Como nos recuerda Steve Mason, “los ioudaioi fueron entendidos hasta la antig\u00fcedad tard\u00eda como un grupo \u00e9tnico comparable a otros grupos \u00e9tnicos, con sus leyes, tradiciones, costumbres y dios distintivos. La Biblia insiste en su parentesco con tribus y naciones \u00e1rabes como los moabitas, los edomitas, los madianitas, los amalecitas y los ismaelitas, todos ellos descendientes de Abraham[51]. Seg\u00fan David Samuel Margoliouth, el hebreo antiguo es un dialecto \u00e1rabe, e incluso el nombre de Yahv\u00e9 es \u00e1rabe (Relations Between Arabs and Israelites Prior to the Rise of Islam<\/em>, 1921)[52].<\/p>\n Adem\u00e1s, el \u00c9xodo 2-3 hace que la conquista de Cana\u00e1n por parte de los hebreos tenga su origen en la tierra de Madi\u00e1n, que corresponde aproximadamente a la patria de los nabateos. Mois\u00e9s era el yerno de un sacerdote madianita (kohen) y conoci\u00f3 a Yahv\u00e9 en Madi\u00e1n[53]. Por supuesto, tradicionalmente se data a Mois\u00e9s dos milenios antes de Mahoma. Pero la historia del \u00c9xodo, tal y como la tenemos, puede datar de hecho del periodo asmoneo, como algunos eruditos b\u00edblicos “minimalistas” tienden a suponer ahora[54]. La conquista isl\u00e1mica parece realmente un remake de la conquista mosaica de la misma regi\u00f3n, y ambas pueden estar separadas por s\u00f3lo un par de siglos; siempre se trata de n\u00f3madas \u00e1rabes que codician el Creciente F\u00e9rtil.<\/p>\n En cualquier caso, durante los a\u00f1os de formaci\u00f3n del Islam, \u00e1rabes y jud\u00edos eran \u00e9tnicamente homog\u00e9neos. S\u00f3lo cuando afirm\u00f3 su autonom\u00eda, el Islam ampli\u00f3 conscientemente la brecha entre jud\u00edos y \u00e1rabes: esto se ilustra con el cambio de direcci\u00f3n de la oraci\u00f3n desde Jerusal\u00e9n durante Mahoma y los califas Rashidun, a Petra bajo los Omeyas, a La Meca bajo los Abas\u00edes.<\/p>\n <\/p>\n Si observamos el horizonte hist\u00f3rico de Oriente Pr\u00f3ximo desde un punto de vista heinsohniano, vemos que el nacimiento del islam es m\u00e1s o menos contempor\u00e1neo del nacimiento del cristianismo, y no est\u00e1 separado por seis o siete siglos. Hay pruebas claras de que el islam surgi\u00f3 en el contexto de las primeras controversias doctrinales en torno a la naturaleza de Cristo y la Trinidad. Comprimir el primer milenio en unos 300 a\u00f1os no s\u00f3lo es compatible con los hechos b\u00e1sicos de la historia religiosa, sino que les da m\u00e1s sentido.<\/p>\n Heinsohn identifica el monofisitismo de los gaz\u00e1nidas con el islamismo primitivo de los omeyas[55] El islamismo tambi\u00e9n ha sido vinculado al arrianismo por los heresi\u00f3logos cristianos. Juan de Damasco (c. 675-749) supuso que Mahoma ide\u00f3 “la herej\u00eda de los ismaelitas” “tras haber conversado con un monje arriano”. En el siglo XII, el abad de Cluny Pedro el Venerable pensaba lo mismo tras estudiar la traducci\u00f3n latina del Cor\u00e1n que hab\u00eda encargado[56].<\/p>\n <\/p>\n Retrato del sacerdote libio Arrio (detalle de un icono bizantino)<\/em><\/p>\n Extra\u00f1amente, el arrianismo no dej\u00f3 pr\u00e1cticamente ning\u00fan rastro material conocido, ni siquiera en Espa\u00f1a, donde se supone que fue la religi\u00f3n de los visigodos gobernantes durante tres siglos. Esto supone una gran perplejidad para estudiosos como Ralf Bockmann (“La no arqueolog\u00eda del arrianismo”,<\/a> 2014), o Alexandra Chavarria Arnau (“Encontrando arrianos invisibles”, 2017)[57] Por otro lado, no existe ning\u00fan registro escrito contempor\u00e1neo de la conquista isl\u00e1mica de Espa\u00f1a, lo que lleva a algunos autores espa\u00f1oles a afirmar que nunca se produjo, como una campa\u00f1a militar[58].<\/p>\n El arrianismo es el nombre “paraguas” dado a la resistencia contra la plena divinizaci\u00f3n del hombre Jes\u00fas. La corriente opuesta que se centra en Cristo como entidad divina cae bajo la amplia denominaci\u00f3n de gnosticismo. Y aqu\u00ed tambi\u00e9n se observan cosas extra\u00f1as. Ewa Weiling-Feldthusen se\u00f1ala que hay en la larga historia del gnosticismo un “eslab\u00f3n perdido”, que provoca “las interminables discusiones y controversias entre los estudiosos” sobre “el problema de c\u00f3mo llenar el vac\u00edo temporal entre la aparici\u00f3n del manique\u00edsmo (aprox. siglo III-VI) y el paulicismo (aprox. 59] El gnosticismo fue el competidor m\u00e1s serio del catolicismo durante los tres primeros siglos de nuestra era, pero sobrevivi\u00f3 otros siete siglos a pesar de que la Iglesia Cat\u00f3lica se hab\u00eda convertido en todopoderosa en el siglo IV. Los movimientos gn\u00f3sticos, que abarcan un milenio en la cronolog\u00eda est\u00e1ndar -desde la primera recopilaci\u00f3n de las ep\u00edstolas de Pablo por parte de Marci\u00f3n, hasta el aplastamiento de los herederos de los Bogomilos en el sur de Francia- aparecen como diferentes oleadas de un mismo movimiento. Heinsohn ha se\u00f1alado que los paulicianos, cuyo basti\u00f3n original estaba cerca de Tarso, ten\u00edan como l\u00edder espiritual a un hombre que se hac\u00eda llamar Silvano, un nombre que levaba tamni\u00e9nl “Silas”, que fue compa\u00f1ero de viaje de Pablo[60].<\/p>\n Entre las manifestaciones orientales del gnosticismo, los “sabeos” merecen una atenci\u00f3n especial porque se les menciona en el Cor\u00e1n como uno de los “pueblos del libro”, junto con los jud\u00edos y los nazarenos. Su nombre \u00e1rabe, “Subbas”, significa “Ba\u00f1istas” o “Bautistas”. Es posible que est\u00e9n afiliados a los elschasaits, el movimiento judeo-cristiano heterodoxo en el que creci\u00f3 Mani (el manique\u00edsmo segu\u00eda siendo muy influyente en Bagdad durante los cuatro primeros siglos del Islam)[61] Los sabeos tambi\u00e9n se reconocen generalmente como id\u00e9nticos a los mandeos (de manda<\/em>, el equivalente arameo de la gnosis<\/em> griega), que hasta 2003 estaban confinados en una comunidad de trece mil personas en el sur de Irak. Sus libros sagrados est\u00e1n escritos en un dialecto arameo muy parecido al arameo que se utilizaba antiguamente en Palestina, y su escritura es cercana a la nabatea. Aunque viven en Irak y se bautizan en el \u00c9ufrates, sus escrituras hacen referencia a Jerusal\u00e9n y al r\u00edo Jord\u00e1n, lo que atestigua que proceden de all\u00ed, quiz\u00e1 durante las guerras judeo-romanas. Como se refieren a s\u00ed mismos como Nazoraia y honran a Juan el Bautista, los misioneros viajeros que los conocieron en 1652 los llamaron “cristianos de San Juan”. Pero, como explica B. R. S. Mead en su autorizado estudio, sus escrituras sagradas muestran a Juan maldiciendo a Jes\u00fas, llam\u00e1ndolo falso profeta diab\u00f3lico. Ahora se supone que los mandeos descienden de los disc\u00edpulos de Juan el Bautista, a quienes los Evangelios retratan como competidores de los disc\u00edpulos de Jes\u00fas[62] La supervivencia de la secta de Juan el Bautista durante tantos siglos es uno de los enigmas m\u00e1s intrigantes de la historia de las religiones, y cobra m\u00e1s sentido en el marco de la breve cronolog\u00eda de Heinsohn.<\/p>\n La historia de las diferentes ramificaciones del juda\u00edsmo heterodoxo sigue plagada de enigmas, y podr\u00eda decirse que algunos de ellos pueden encontrar una soluci\u00f3n dentro del paradigma heinsohniano que hace que los nacimientos del cristianismo en la Antig\u00fcedad Imperial, del manique\u00edsmo en la Antig\u00fcedad Tard\u00eda, y del islam en la Alta Edad Media, sean aproximadamente contempor\u00e1neos.<\/p>\n Pero, como he dicho, todav\u00eda hay cientos de preguntas que esperan una respuesta plausible, y se necesita m\u00e1s investigaci\u00f3n antes de que un cambio de paradigma en la cronolog\u00eda global pueda empezar a sacudir el arraigado establishment acad\u00e9mico.<\/p>\n Laurent Guy\u00e9not, 1 octubre 2021<\/p>\n *<\/p>\n Articulo original:<\/strong> https:\/\/www.unz.com\/article\/revision-in-islamic-chronology-and-geography\/#4CWXi2hA<\/a><\/p>\n Publicacion original al espanol: <\/strong>Red Internacional<\/a> (Traduccion MP)<\/p>\n *<\/p>\n [1] Barry Hoberman, “The King of Ghassan”, 1983, en http:\/\/archive.aramcoworld.com\/issue\/198302\/the.king.of.ghassan.htm<\/a> citado en Heinsohn, “Justinian’s correct date in 1st Millennium chronology” (2019).<\/p>\n [2] Nicolas Standaert, “Los relatos jesuitas de la historia y la cronolog\u00eda chinas y sus fuentes chinas”, East Asian Science, Technology, and Medicine, no. 35, 2012, pp. 11-87, en http:\/\/www.jstor.org<\/a><\/p>\n [3] Seg\u00fan Paola Supino Martini, la “min\u00fascula carolina” era una “recuperaci\u00f3n de los modelos de la min\u00fascula antigua”, al igual que la may\u00fascula “uncial” utilizada para los manuscritos de lujo (Paola Supino Martini, “Soci\u00e9t\u00e9 et culture \u00e9crite”, en Andr\u00e9 Vauchez ed., Rome au Moyen \u00c2ge<\/em>, \u00c9ditions du Cerf, 2021, pp. 351-384[358]).<\/p>\n [4] Heinsohn, Creation of the First Millenium CE<\/a> (“La creaci\u00f3n del primer milenio de la era cristiana”), 2013.<\/p>\n [5] Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD: Stratigraphy vs. the Scholarly Belief in Anno Domini Chronology”<\/a> (2021), p. 91.<\/p>\n [6] Heinsohn, “Arthur of Camelot and the-Domaros of Camulodunum”<\/a> (2017).<\/p>\n [7] Heinsohn, “Ravenna and chronology”<\/a> (2020).<\/p>\n [8] Heinsohn, “Charlemagne’s Correct Place in History<\/a> (“El lugar correcto de Carlomagno en la historia”) (2014).<\/p>\n [9] Heinsohn, “Jerusal\u00e9n en el primer milenio despu\u00e9s de Cristo” (2021), cit., p. 84.<\/p>\n [10] J.M. Wallace-Hadrill, The Barbarian West 400-1000<\/em>, Blackwell (1967), 2004, p. 47.<\/p>\n [11] Leemos en la introducci\u00f3n de la Vida de Constantino<\/em> de Eusebio, traducida con introducci\u00f3n y comentario por Averil Cameron y Stuart G. Hall, Clarendon, 1999, p. 1: “La Vida de Constantino<\/em> (Vita Constantini, en adelante VC) es la fuente principal no s\u00f3lo para la pol\u00edtica religiosa de Constantino el Grande (gobernado ad 306\u00b137, emperador \u00fanico 324\u00b137) sino tambi\u00e9n para muchas otras cosas sobre \u00e9l . … no es de extra\u00f1ar que haya resultado extremadamente controvertida. Algunos eruditos est\u00e1n dispuestos a aceptar sus pruebas tal cual, mientras que otros han sido y son muy esc\u00e9pticos. De hecho, la integridad de Eusebio como escritor ha sido atacada con frecuencia y su autor\u00eda de la VC ha sido negada por los estudiosos deseosos de desacreditar el valor de las pruebas que proporciona, centr\u00e1ndose el debate especialmente en los numerosos documentos imperiales que se citan textualmente en la obra. Por el contrario, el principal libro de T. D. Barnes sobre Constantino, por ejemplo, hace un uso sustancial de la VC, y la obra sigue siendo la fuente m\u00e1s importante para Constantino”.<\/p>\n [12] Walter Bauer, Orthodoxie et h\u00e9r\u00e9sie au d\u00e9but du christianisme<\/em> (1934), Cerf, 2009, pp. 74-88. Tambi\u00e9n Robert I. Moore, The Formation of a Persecuting Society: Authority and Deviance in Western Europe 950-1250<\/em> (1987), Wiley-Blackwell, 2007.<\/p>\n [13] Richard Krautheimer, Roma: Profile of a City<\/em>, 321-1308, Princeton UP, 1980, pp. 70-71. J.M. Wallace-Hadrill nottes en The Barbarian West 400-1000<\/em>, Blackwell (1967), 2004, p. 30 “los documentos papales m\u00e1s antiguos (que datan de finales del siglo IV) derivan de una canciller\u00eda inequ\u00edvocamente modelada sobre la canciller\u00eda imperial romana.”<\/p>\n [14] Joseph Atwill, Caesar’s Messiah: The Roman Conspiracy to Invent Jesus<\/em> (Flavian Signature Edition), CreateSpace, 2011.<\/p>\n [15] Francesco Carotta, Jes\u00fas era el C\u00e9sar: Sobre el origen juliano del cristianismo, un informe de investigaci\u00f3n<\/em>, Aspekt, 2005. Este libro, y otras investigaciones realizadas desde entonces, me han llevado a renunciar a mi anterior hip\u00f3tesis de trabajo de que Julio C\u00e9sar pod\u00eda haber sido un personaje ficticio.<\/p>\n [16] Robert I. Moore, The First European Revolution<\/em>, c. 970-1215, Basil Blackwell, 2000.<\/p>\n [17] H\u00e9l\u00e8ne Toubert, “Le renouveau pal\u00e9ochr\u00e9tien \u00e0 Rome au d\u00e9but du XIIe si\u00e8cle”, en Cahiers Arch\u00e9ologiques<\/em>, 29, 1970, pp. 99-154.<\/p>\n [18] Fuente principal: Wikipedia<\/a>.<\/p>\n [19] Heinsohn, “Arab coinage hiatus”<\/a> (2021).<\/p>\n [20] Heinsohn, “Mieszko I, destructions, and Slavic mass conversions to Christianity<\/a>” (“Mieszko I, destrucciones y conversiones masivas eslavas al cristianismo”) (2014).<\/p>\n [21] Heinsohn, “Justinian’s correct date in 1st Millenium chronology<\/a>” (“La fecha correcta de Justiniano en la cronolog\u00eda del primer milenio”) (2019), p. 8.<\/p>\n [22] Heinsohn, “Mieszko I, destrucciones y conversiones masivas eslavas al cristianismo” , cit.(2014).<\/p>\n [23] Heinsohn, “Arab coinage hiatus”, cit. (2021).<\/p>\n [24] Heinsohn, “Jerusal\u00e9n en el primer milenio despu\u00e9s de Cristo” (2021), cit., pp. 51-54.<\/p>\n [25] Heinsohn, “Vikings for 700 years without sails, ports and towns? An essay, 2014<\/a> (“\u00bfVikingos durante 700 a\u00f1os sin velas, puertos ni ciudades? Un ensayo” 2014), citando http:\/\/otraarquitecturaesposible.blogspot.com.tr\/2011\/03\/typologies-in-islamic-architecture-iv.html<\/a><\/p>\n [26] Heinsohn, “Jerusal\u00e9n en el primer milenio despu\u00e9s de Cristo” (2021), cit., p. 56.<\/p>\n [27] Heinsohn, “La fecha correcta de Justiniano en la cronolog\u00eda del Primer Milenio” (2019), cit., p. 41.<\/p>\n [28] Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD” (2021), cit., p. 82.<\/p>\n [29] La Colecci\u00f3n David: Arte Isl\u00e1mico \/ Vidrio, 2014, en http:\/\/www.davidmus.dk\/en\/collections\/islamic\/materials\/glass<\/a>), citado en Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD” (2021), cit., p. 56.<\/p>\n [30] Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD” (2021), cit., p. 50.<\/p>\n [31] Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD” (2021), cit., p. 98.<\/p>\n [32] Heinsohn, “Islam’s Chronology: Were Arab really Ignorant of Coinage and Writing for 700 Years<\/a>?” (“La cronolog\u00eda del Islam: \u00bfIgnoraron los \u00e1rabes realmente la acu\u00f1aci\u00f3n de monedas y la escritura durante 700 a\u00f1os?”) (2013).<\/p>\n [33] Amiram Barka, “The Big One Is Coming”, Haaretz<\/em>, 8 de agosto de 2003, citado en Heinsohn, “Arabs of the 8th Century: \u00bfImitators or original creators<\/a>?” (2018).<\/p>\n [34] Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD” (2021), cit., pp. 59-60, en referencia a M.D. Bukharin, “Towards the Earliest History of Kinda”, Arabian Archaeology and Epigraphy<\/em>, Vol. 20, No. 1, 2009, pp. 64-80 (67).<\/p>\n [35] Heinsohn, “La cronolog\u00eda del Islam: \u00bfIgnoraron realmente los \u00e1rabes la acu\u00f1aci\u00f3n de monedas y la escritura durante 700 a\u00f1os?”, cit., \u00a0(2013).<\/p>\n [36] Alfred-Louis de Pr\u00e9mare, Les Fondations de l’islam<\/em>, Seuil, 2002, p. 41-56; David Samuel Margoliouth, Mohammed and the Rise of Islam<\/em>, Putnam’s Sons, 1905, p. 35-39.<\/p>\n [37] Gordon Darnell Newby, A History of the Jews of Arabia, From Ancient Times to Their Ecclipse under Islam<\/em>, University of South Carolina Press, 1988, pp. 17, 47, 105.<\/p>\n [38] G\u00fcnther L\u00fcling, A<\/em> Challenge to Islam for Reformation<\/em> (1993), Motilal Banarsidass Publishers, 2003 (en books.google.fr<\/a>), pp. xii-xv.<\/p>\n [39] Patricia Crone y Michael Cook, Hagarism: The Making of the Islamic World<\/em>, Cambridge UP, 1977 (archive.org), pp. 6-30. En 1998, Robert Hoyland refin\u00f3 la tesis de Crone y Cook aportando otras fuentes en Seeing Islam as Others Saw It. A Survey and Evaluation of Christian, Jewish and Zoroastrian Writings on Early Islam<\/em> (en l\u00ednea aqu\u00ed).<\/p>\n [40] Gerd-R\u00fcdiger Puin, “Observations on Early Qur’an Manuscripts in \u1e62an\u02bf\u0101\u02be”, en Stefan Wild, ed., The Qur’an as Text, Brill, 1996, pp. 107 ss, citado en Heinsohn, “Hadrian Umayyads in Jerusalem. Justice for Jewish and Arab Histories<\/a>” (2020).<\/p>\n [41] En “The sacred City: Discovering the Real Birthplace of Islam<\/em><\/a>“, en 51:22.<\/p>\n [42] Shlomit Weksler-Bdolah, Aelia Capitolina – Jerusalem in the Roman Period: In Light of Archaeological Research<\/em>, Brill, 2020, pp. 21-22, 42-43.<\/p>\n [43] Gregory Wesley Buchanan, “Misunderstandings About Jerusalem’s Temple Mount<\/a>“, Washington Report on Middle East Affairs<\/em>, agosto de 2011.<\/p>\n [44] Como complemento, es interesante la pel\u00edcula “The Coming Temple<\/a>“, a pesar de su matiz religioso.<\/p>\n [45] Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD” (2021), cit., p. 106.<\/p>\n [46] Orit Peleg-Barkat, “The Temple Mount excavations in Jerusalem 1968-1978 directed by Benjamin Mazar final reports volume V Herodian architectural decoration and King Herod’s royal portico”,<\/a> en Qedem 57, 2017, pp. 29 ss, citado en Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD: Stratigraphy vs. the Scholarly Belief in Anno Domini Chronology” (2021), pp. 61-63.<\/p>\n [47] Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD”, cit., \u00a0(2021), p. 19.<\/p>\n [48] Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD” (2021), cit., p. 69. Heinsohn se refiere a I.M. Baidoun 2015\/16, “Arabic names of Jerusalem on coins and in historical sources until the early ‘Abb\u0101sid period'”, Israel Numismatic Journal<\/em>, 19, pp. 142-150, (145-46).<\/p>\n [49] Heinsohn, “Jerusalem in the First Millennium AD” (2021), cit., pp. 108, 61-63.<\/p>\n [50] Steve Mason, “Jews, Judeans, Judaizing, Judaism: Problems of Categorization in Ancient History”<\/a>, Journal for the Study of Judaism<\/em>, 1 de enero de 2007.<\/p>\n [51] Moab es el sobrino de Abraham (G\u00e9nesis 19:31-38), Edom o Esa\u00fa es el nieto de Abraham (25:25), Amaleq es el nieto de Esa\u00fa (36:12), y los madianitas son descendientes de Abraham por su segunda esposa Cetura (25:2-4), mientras que los ismaelitas son descendientes de Abraham por su sierva Agar.<\/p>\n [52] David Samuel Margoliouth, Relations Between Arabs and Israelites Prior to the Rise of Islam: The Schweich Lectures 1921<\/em>, Oxford UP, 1924.<\/p>\n [53] La hip\u00f3tesis de los madianitas fue formulada por primera vez por Friedrich Ghillany (1863, bajo el seud\u00f3nimo de Richard von der Alm) y Karl Budde (1899), y ahora ha ganado el apoyo de los mejores eruditos b\u00edblicos como Thomas R\u00f6mer (The Invention of God<\/em>, Harvard UP, 2016).<\/p>\n [54] Philip Davies, En busca del “antiguo Israel”: A Study in Biblical Origins, Journal of the Study of the Old Testament<\/em>, 1992.<\/p>\n [55] Heinsohn, “Justinian’s correct date in 1st Millennium chronology”, cit. (2019).<\/p>\n [56] Todav\u00eda a principios del siglo XIV, Dante Alighieri asociaba a Arrio y a Mahoma en el octavo c\u00edrculo del infierno: Maria Esposito Frank, “El Mahoma de Dante: Paralelismos entre el Islam y el arrianismo”, en Dante and Islam<\/em><\/a>, ed. Jan M. Ziolkowski, Fordham UP, 2014.<\/p>\n [57] Ralf Bockmann, “The Non-Archaeology of Arianism – What Comparing Cases in Carthage, Haidra and Ravenna can tell us about ‘Arian’ Churches<\/a>” en Arianism: Roman Heresy and Barbarian Creed<\/em>, ed. Gudo M. Berndt y Roland Steinacher, Ashgate, 2014; Alexandra Chavarria Arnau, “Finding invisible Arians: Una perspectiva arqueol\u00f3gica sobre iglesias, bautismo y competencia religiosa en la Espa\u00f1a del siglo VI”, 2017, tambi\u00e9n disponible en Internet.<\/p>\n [58] Ignacio Olag\u00fce, Les Arabes n’ont jamais envahi l’Espagne<\/em>, Flammarion, 1969. La tesis es apoyada por el arabista espa\u00f1ol Gonz\u00e1lez Ferr\u00edn.<\/a><\/p>\n [59] Ewa Weiling-Feldthusen, “In search of a missing link : the Bogomils and Zoroastrianism<\/a>“, 2006.<\/p>\n [60] Heinsohn, “Saint Paul: did he live once, thrice or not at all<\/a>?” (San Pablo: \u00bfVivi\u00f3 una, tres o ninguna vez?”) (2020).<\/p>\n [61] Guy Monnot, Islam et religions<\/em>, Maisonneuve & Larose, 1986.<\/p>\n [62] B. R. S. Mead, The Gnostic John the Baptizer: Selections from the Mandean John-Book together with Studies on John and Christian Origins<\/em>, (San Jan Bautista el gn\u00f3stico: Selecciones del Libro de Juan Mandeano junto con estudios sobre Juan y los or\u00edgenes cristianos), John M. Watkins, 1924.<\/p>\n *<\/p>\n Art\u00edculos relacionados, por Laurent Guy\u00e9not:<\/strong><\/p>\n – Cu\u00e1n falsa es la antigu\u00ebdad romana https:\/\/redinternacional.net\/2020\/07\/15\/revisando-la-historia-de-la-antiguedad-romana-parte-1\/<\/a><\/p>\n – Cu\u00e1nto dur\u00f3 el primer milenio https:\/\/redinternacional.net\/2020\/10\/11\/cuanto-duro-el-primer-milenio-la-cronologia-de-gunnar-heinsohn-basada-en-la-estratigrafia\/<\/a><\/p>\n – Historia de la iglesia revisitada (https:\/\/redinternacional.net\/2020\/10\/05\/la-historia-de-la-iglesia-revisitada-el-golpe-de-fuerza-gregoriano-y-la-usurpacion-del-derecho-de-nacimiento-de-bizancio<\/a>)<\/p>\nLa hip\u00f3tesis de Heinsohn<\/strong><\/h4>\n
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Los aportes de Heinsohn sobre Arabia y el Islam<\/strong><\/h4>\n
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La escuela revisionista en los estudios isl\u00e1micos<\/strong><\/h4>\n
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El revisionismo geogr\u00e1fico de Dan Gibson<\/strong><\/h4>\n
Arqueolog\u00eda en Jerusal\u00e9n<\/strong><\/h4>\n
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El islam y el cristianismo<\/strong><\/h4>\n
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Notas<\/strong><\/h4>\n