{"id":8596,"date":"2020-07-15T00:25:44","date_gmt":"2020-07-15T00:25:44","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=8596"},"modified":"2021-10-05T11:21:22","modified_gmt":"2021-10-05T11:21:22","slug":"revisando-la-historia-de-la-antiguedad-romana-parte-1","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2020\/07\/15\/revisando-la-historia-de-la-antiguedad-romana-parte-1\/","title":{"rendered":"Revisando la historia de la antig\u00fcedad romana – por Laurent Guyenot"},"content":{"rendered":"
“Si Julio C\u00e9sar es una ficci\u00f3n, entonces tambi\u00e9n lo es gran parte de la Roma Imperial. La Roma imperial es en realidad, en gran parte, una imagen especular ficticia de Constantinopla, una fantas\u00eda que comenz\u00f3 a surgir en el siglo XI en el contexto de la guerra cultural librada por el papado contra el imperio bizantin”<\/em><\/p>\n <\/p>\n <\/strong><\/p>\n <\/p>\n [Primero de una serie de tres art\u00edculos que desaf\u00edan el marco hist\u00f3rico convencional del mundo mediterr\u00e1neo desde el Imperio Romano hasta las Cruzadas. Es una contribuci\u00f3n colectiva a un viejo debate que ha cobrado nuevo impulso en las \u00faltimas d\u00e9cadas al margen del mundo acad\u00e9mico, sobre todo en Alemania, Rusia, y Francia. Se formular\u00e1n algunas hip\u00f3tesis de trabajo a lo largo del camino, y el art\u00edculo final sugerir\u00e1 una soluci\u00f3n global en forma de un cambio de paradigma basado en pruebas arqueol\u00f3gicas s\u00f3lidas ]<\/em><\/strong><\/p>\n *<\/p>\n <\/p>\n T\u00e1cito y Bracciolini;<\/p>\n El lucrativo mercado de las falsificaciones literarias;<\/p>\n \u00bfHasta \u00a0qu\u00e9 punto es real Julio C\u00e9sar?;<\/p>\n \u00bfHasta qu\u00e9 punto es real Constantino el Grande?;<\/p>\n \u00bfQui\u00e9nes fueron los primeros “romanos”?;<\/p>\n El misterioso origen del lat\u00edn;<\/p>\n \u00bfCu\u00e1n antigua es la arquitectura romana?;<\/p>\n *<\/strong><\/p>\n <\/p>\n T\u00e1cito y Bracciolini<\/strong><\/p>\n Una de nuestras fuentes hist\u00f3ricas m\u00e1s detalladas sobre la Roma imperial es Cornelius Tacitus (56-120 CE), cuyas principales obras, los Anales<\/em> y las Historias<\/em>, abarcan la historia del Imperio Romano desde la muerte de Augusto en el 14 d.C., hasta la muerte de Domiciano en el 96.<\/p>\n As\u00ed es como el erudito franc\u00e9s Polydor Hochart introdujo en 1890 el resultado de su investigaci\u00f3n sobre “la autenticidad de los Anales<\/em> y las Historias<\/em> de T\u00e1cito”, bas\u00e1ndose en la obra de John Wilson Ross publicada doce a\u00f1os antes, Tacitus and Bracciolini: The Annals forged in the XVth century<\/em> (1878):<\/p>\n “A principios del siglo XV los eruditos no ten\u00edan a su disposici\u00f3n ninguna parte de las obras de T\u00e1cito; se supon\u00eda que se hab\u00edan perdido. Hacia 1429 Poggio Bracciolini y Niccoli de Florencia sacaron a la luz un manuscrito que conten\u00eda los seis \u00faltimos libros de los Anales<\/em> y los cinco primeros libros de las Historias<\/em>. Es este manuscrito arquet\u00edpico el que sirvi\u00f3 para hacer las copias que estuvieron en circulaci\u00f3n hasta el uso de la imprenta. Ahora, cuando uno quiere saber d\u00f3nde y c\u00f3mo lleg\u00f3 a su posesi\u00f3n, uno se sorprende al encontrar que hab\u00edan dado explicaciones inaceptables sobre este tema, que no quer\u00edan o no pod\u00edan decir la verdad. Unos ochenta a\u00f1os despu\u00e9s, al Papa Le\u00f3n X se le dio un volumen que conten\u00eda los primeros cinco libros de los Anales<\/em>. Su origen tambi\u00e9n est\u00e1 rodeado de oscuridad. \/ \u00bfPor qu\u00e9 estos misterios? \u00bfQu\u00e9 confianza merecen los que exhibieron estos documentos? \u00bfQu\u00e9 garant\u00edas tenemos de su autenticidad? \/ Al considerar estas preguntas veremos primero que Poggio y Niccoli no se distinguieron por su honestidad y lealtad, y que la b\u00fasqueda de manuscritos antiguos fue para ellos una industria, un medio de adquirir dinero. \/ Tambi\u00e9n veremos que Poggio era uno de los hombres m\u00e1s eruditos de su tiempo, que era tambi\u00e9n un cal\u00edgrafo inteligente, y que incluso ten\u00eda en su n\u00f3mina escribas entrenados por \u00e9l para escribir en pergamino de manera notable, en caracteres lombardos y carolinos. Los vol\u00famenes que sal\u00edan de sus manos pod\u00edan as\u00ed imitar perfectamente los antiguos manuscritos, como \u00e9l mismo dice. \/ Tambi\u00e9n podremos ver con qu\u00e9 elementos fueron compuestos los Anales<\/em> y las Historias<\/em>. Finalmente, el buscar qui\u00e9n pudo haber sido el autor de este fraude literario, nos lleva a pensar que, con toda probabilidad, el seudo-T\u00e1cito no es otro que el propio Poggio Bracciolini”[1].<\/p>\n La demostraci\u00f3n de Hochart procede en dos etapas. Primero, rastrea el origen del manuscrito descubierto por Poggio y Niccoli, usando la correspondencia de Poggio como prueba de la estafa. Luego Hochart se ocupa de la aparici\u00f3n del segundo manuscrito, dos a\u00f1os despu\u00e9s de que el Papa Le\u00f3n X (un M\u00e9dicis) prometiera una gran recompensa en oro a cualquiera que le proporcionara manuscritos desconocidos de los antiguos griegos o romanos. El papa \u00a0recompens\u00f3 a su desconocido proveedor con 500 coronas de oro, una fortuna en ese momento, e inmediatamente orden\u00f3 la impresi\u00f3n del precioso manuscrito. Hochart concluye que el manuscrito debe haber sido suministrado indirectamente a Le\u00f3n X por Jean-Fran\u00e7ois Bracciolini, el hijo y \u00fanico heredero de la biblioteca privada y los papeles de Poggio, que result\u00f3 ser secretario de Le\u00f3n X en ese momento, y que us\u00f3 un intermediario an\u00f3nimo para eludir las sospechas.<\/p>\n Ambos manuscritos se conservan ahora en Florencia, por lo que su edad podr\u00eda establecerse \u00a0cient\u00edficamente, \u00bfno es as\u00ed? Eso es cuestionable, pero la verdad, de todos modos, es que su edad es simplemente una afirmaci\u00f3n asumida. Para otras obras de T\u00e1cito, como Germania<\/em> y De Agricola<\/em>, ni siquiera tenemos manuscritos medievales. David Schaps nos dice que Germania<\/em> fue ignorada durante toda la Edad Media pero sobrevivi\u00f3 en un solo manuscrito que fue encontrado en la Abad\u00eda de Hersfeld en 1425, fue tra\u00eddo a Italia y examinado por Enea Silvio Piccolomini, m\u00e1s tarde Papa bajo el nombre P\u00edo II, as\u00ed como por Bracciolini, y luego desapareci\u00f3 de la vista.[2]<\/p>\n A Poggio Bracciolini (1380-1459) se le atribuye el “redescubrimiento y recuperaci\u00f3n de un gran n\u00famero de manuscritos cl\u00e1sicos latinos, en su mayor\u00eda en descomposici\u00f3n y olvidados en las bibliotecas mon\u00e1sticas alemanas, suizas y francesas” (Wikipedia). Hochart cree que los libros de T\u00e1cito no son sus \u00fanicas falsificaciones. Bajo sospecha vienen otros trabajos de Cicer\u00f3n, Lucrecio, Vitruvio y Quintiliano, por nombrar s\u00f3lo algunos. Por ejemplo, la \u00fanica obra conocida de Lucrecio, De rerum natura<\/em> “pr\u00e1cticamente desapareci\u00f3 durante la Edad Media, pero fue redescubierta en 1417 en un monasterio de Alemania por Poggio Bracciolini” (Wikipedia). As\u00ed pas\u00f3 con el \u00fanico trabajo existente de Quintiliano, un libro de texto de ret\u00f3rica de doce vol\u00famenes titulado Institutio Oratoria<\/em>, cuyo descubrimiento Poggio relata en una carta:<\/p>\n “En medio de una tremenda cantidad de libros que nos llevar\u00eda demasiado tiempo describir, encontramos a Quintiliano todav\u00eda sano y salvo, aunque sucio de moho y polvo. Porque estos libros no estaban en la biblioteca, como correspond\u00eda a su valor, sino en una especie de mazmorra asquerosa y sombr\u00eda en el fondo de una de las torres, donde ni siquiera se encerrar\u00eda a \u00a0hombres condenados por un delito capital”.<\/p>\n Si Hochart tiene raz\u00f3n, \u00bffue Poggio la excepci\u00f3n que confirma la regla de honestidad entre los humanistas a los que la humanidad est\u00e1 en deuda por “redescubrir” a los grandes cl\u00e1sicos? Dif\u00edcilmente, como veremos. Incluso el gran Erasmo (1465-1536) sucumbi\u00f3 a la tentaci\u00f3n de falsificar un tratado bajo el nombre de san Cipriano (De duplici martyrio ad Fortunatum<\/em>), que pretend\u00eda haber encontrado por casualidad en una antigua biblioteca. Erasmo us\u00f3 esta estratagema para expresar su cr\u00edtica a la confusi\u00f3n cat\u00f3lica entre la virtud y el sufrimiento. En este caso, la heterodoxia delat\u00f3 al falsificador. \u00bfPero cu\u00e1ntas falsificaciones pasaron desapercibidas por falta de originalidad? Giles Constable escribe en “Falsificaci\u00f3n y plagio en la Edad Media”: “El secreto de los falsificadores y plagiarios exitosos es sintonizar el enga\u00f1o tan estrechamente con los deseos y est\u00e1ndares de su \u00e9poca que no se detecta, o incluso ni se sospecha, en el momento de la creaci\u00f3n.” En otras palabras: “Las falsificaciones y los plagios… siguen una moda, no la crean, y pueden, sin paradoja, ser considerados entre los productos m\u00e1s aut\u00e9nticos de su tiempo.”[3]<\/p>\n Estamos aqu\u00ed centr\u00e1ndonos en las falsificaciones literarias, pero hab\u00eda otros tipos de pr\u00e1ctica dudosa. El propio Miguel \u00c1ngel lanz\u00f3 su propia carrera fabricando estatuas supuestamente antiguas, incluyendo una conocida como el Cupido Durmiente (ahora perdido), mientras trabajaba para la familia Medici en Florencia. Us\u00f3 tierra \u00e1cida para hacer que la estatua pareciera antigua. Fue vendida a trav\u00e9s de un comerciante al Cardenal Riario de San Giorgio, quien finalmente descubri\u00f3 el enga\u00f1o y exigi\u00f3 su dinero de vuelta, pero no present\u00f3 cargos contra el artista. Aparte de este reconocido fraude, Lynn Catterson ha argumentado con fuerza que el grupo escult\u00f3rico de “El Laoconte y sus Hijos”, fechado alrededor del 40 a.C. y supuestamente descubierto en 1506 en un vi\u00f1edo de Roma e inmediatamente adquirido por el Papa Julio II, es otro de los inventos de Miguel \u00c1ngel (lea aqu\u00ed<\/a>)[4].<\/p>\n Cuando se piensa seriamente en ello, se pueden encontrar varias razones para dudar de que tales obras maestras fueran posibles en cualquier momento antes del Renacimiento: una de ellas tiene que ver con el progreso de la anatom\u00eda humana. Muchas otras obras antiguas plantean cuestiones similares. Por ejemplo, una comparaci\u00f3n entre la estatua ecuestre de bronce de Marco Aurelio (formalmente se cree que es de Constantino), con, digamos, la de Luis XIV, hace que uno se pregunte: \u00bfc\u00f3mo es que no se puede encontrar nada que se acerque ni remotamente a este nivel de logros entre los siglos V y XV?[5] \u00bfPodemos incluso estar seguros de que Marco Aurelio es una figura hist\u00f3rica? “Las principales fuentes que describen la vida y el gobierno de Marco son irregulares y a menudo poco fiables” (Wikipedia), siendo la m\u00e1s importante la muy dudosa Historia Augusta<\/em> (m\u00e1s adelante).<\/p>\n <\/p>\n El lucrativo mercado de los fraudes literarios<\/strong><\/p>\n “La falsificaci\u00f3n literaria en la Europa moderna temprana, 1450-1800” fue el tema de una conferencia celebrada en 2012, cuyas actas fueron publicadas en 2018 por la John Hopkins University Press (que tambi\u00e9n public\u00f3 un cat\u00e1logo de 440 p\u00e1ginas, Bibliotheca Fictiva: A Collection of Books & Manuscripts Relating to Literary Forgery, 400 BC-AD 2000<\/em>). Uno de los falsificadores de que se habla en ese libro es Annius de Viterbo (1432-1502), que produjo una colecci\u00f3n de once textos, atribuidos a un caldeo, un egipcio, un persa y varios griegos y romanos antiguos, que pretend\u00edan demostrar que la ciudad natal de Viterbo hab\u00eda sido un importante centro de cultura durante el per\u00edodo etrusco. Annius atribuy\u00f3 sus textos a reconocidos autores antiguos cuyas obras genuinas hab\u00edan perecido convenientemente, y continu\u00f3 produciendo voluminosos comentarios sobre sus propias falsificaciones.<\/p>\n Este caso ilustra la combinaci\u00f3n de motivos pol\u00edticos y mercantiles en muchas falsificaciones literarias. La escritura de la historia es un acto pol\u00edtico y en el siglo XV desempe\u00f1\u00f3 un papel crucial en la competencia por el prestigio entre las ciudades italianas. La historia de Roma de T\u00e1cito fue adelantada por Bracciolini treinta a\u00f1os despu\u00e9s de que un canciller florentino llamado Leonardo Bruni (1369-1444) escribiera su Historia del pueblo florentino<\/em> (Historiae Florentini populi) en 12 vol\u00famenes (plagiando las cr\u00f3nicas bizantinas). El valor pol\u00edtico se tradujo en valor econ\u00f3mico, y el mercado de las obras antiguas alcanz\u00f3 precios astron\u00f3micos: se dice que con la venta de s\u00f3lo una copia de un manuscrito de Tito Livio, Bracciolini se compr\u00f3 una mansi\u00f3n en Florencia. Durante el Renacimiento, “la adquisici\u00f3n de artefactos cl\u00e1sicos se hab\u00eda convertido simplemente en la nueva moda, la nueva forma de mostrar su poder y su categor\u00eda. En lugar de recoger los huesos y partes del cuerpo de los santos, las ciudades y los gobernantes ricos ahora recog\u00edan fragmentos del mundo antiguo. Y al igual que con el comercio de reliquias, la demanda super\u00f3 con creces la oferta” (del sitio web del “Museo de los enga\u00f1os” de San Diego).<\/p>\n En la corriente principal de los estudios cl\u00e1sicos, se asume que los textos antiguos son aut\u00e9nticos si no se demuestra que son falsos. El De Consolatione<\/em> de Cicer\u00f3n es ahora universalmente considerado como el trabajo de Carolus Sigonius (1520-1584), un humanista italiano nacido en M\u00f3dena, s\u00f3lo porque tenemos una carta del propio Sigonius admitiendo el fraude. Pero a falta de tal confesi\u00f3n, o de alg\u00fan anacronismo descarado, los historiadores y los estudiosos cl\u00e1sicos simplemente ignorar\u00e1n la posibilidad de fraude. Nunca sospechar\u00edan, por ejemplo, que Francesco Petrarca, conocido como Petrarca (1304-1374), fingi\u00f3 el descubrimiento de las cartas de Cicer\u00f3n, aunque sigui\u00f3 publicando sus propias cartas en perfecto estilo ciceroniano. Jerry Brotton escribe sin ironizar en El bazar del Renacimiento<\/em>: “Cicer\u00f3n fue crucial para Petrarca y el posterior desarrollo del humanismo porque ofreci\u00f3 una nueva forma de pensar acerca de c\u00f3mo el individuo culto uni\u00f3 el lado filos\u00f3fico y contemplativo de la vida con su dimensi\u00f3n m\u00e1s activa y p\u00fablica. […] Este fue el proyecto del humanismo de Petrarca”[6].<\/p>\n Los manuscritos medievales encontrados por Petrarca se han perdido hace mucho tiempo, as\u00ed que \u00bfqu\u00e9 pruebas tenemos de su autenticidad, adem\u00e1s de la reputaci\u00f3n de Petrarca? Imagina lo que pasar\u00eda si los historiadores cuestionaran seriamente la autenticidad de algunos de nuestros m\u00e1s preciados tesoros cl\u00e1sicos. \u00bfCu\u00e1ntos de ellos pasar\u00edan la prueba? Si Hochart tiene raz\u00f3n y T\u00e1cito es eliminado de la lista de fuentes fiables, todo el edificio hist\u00f3rico del Imperio Romano sufre un gran derrumbe estructural, pero \u00bfqu\u00e9 pasar\u00eda si otros pilares de la historiograf\u00eda antigua se desmoronan bajo un escrutinio similar? \u00bfQu\u00e9 hay de Tito Livio, autor un siglo antes que T\u00e1cito de una historia monumental de Roma en 142 vol\u00famenes verbosos, comenzando con la fundaci\u00f3n de Roma en el 753 a.C. hasta el reinado de Augusto? Se admite, desde el an\u00e1lisis cr\u00edtico de Louis de Beaufort (1738), que los primeros cinco siglos de la historia de Tito Livio son un tejido de ficciones[7], pero \u00bfpodemos confiar en el resto? Tambi\u00e9n fue Petrarca, nos informa Brotton, quien “comenz\u00f3 a reunir textos como la Historia de Roma<\/em> de Tito Livio, cotejando diferentes fragmentos de manuscritos, corrigiendo las corrupciones en el idioma, e imitando su estilo al escribir una forma de lat\u00edn m\u00e1s fluida ling\u00fc\u00edsticamente y m\u00e1s persuasiva ret\u00f3ricamente”[8].<\/p>\n \u00bfQu\u00e9 pasa con la Historia Augusta<\/em>, una cr\u00f3nica romana en la que Edward Gibbon confi\u00f3 por completo para escribir su Declive y Ca\u00edda del Imperio Romano<\/em>? Desde entonces ha sido expuesta como el trabajo de un impostor que hab\u00eda enmascarado su fraude inventando fuentes desde cero. Sin embargo, por alguna vaga raz\u00f3n, se asume que el falsificador vivi\u00f3 en el siglo V, lo que supuestamente hace que su falsificaci\u00f3n valga la pena de todos modos. En realidad, algunas de sus historias suenan como s\u00e1tira cr\u00edptica de las costumbres del Renacimiento, otras como calumnia cristiana de la religi\u00f3n precristiana. \u00bfQu\u00e9 probabilidad hay, por ejemplo, de que el h\u00e9roe Antinoo, adorado en toda la cuenca mediterr\u00e1nea como avatar de Osiris, fuera el amante alegre (eromenos) de Adriano, seg\u00fan se cuenta en la Historia de Augusto<\/em>? Tales cuestiones de verosimilitud son simplemente ignoradas por los historiadores profesionales[9], pero saltan a la cara de cualquier lector lego no impresionado por el consenso acad\u00e9mico. Por ejemplo, con s\u00f3lo leer el resumen de las Vidas de los Doce C\u00e9sares<\/em> de Suetonio en la p\u00e1gina de Wikipedia deber\u00edan surgir fuertes sospechas, no s\u00f3lo de fraude, sino de burla, ya que obviamente estamos tratando aqu\u00ed con biograf\u00edas cargadas de gran imaginaci\u00f3n, pero sin valor hist\u00f3rico alguno.<\/p>\n Las obras de ficci\u00f3n tambi\u00e9n est\u00e1n bajo sospecha. Debemos la versi\u00f3n completa de El Satyricon<\/em>, supuestamente escrita bajo Ner\u00f3n, a un manuscrito descubierto por Poggio Bracciolini en Colonia[10]. La novela de Apuleyo El Asno de Oro<\/em> tambi\u00e9n fue encontrada por Poggio en el mismo manuscrito que los fragmentos de los Anales<\/em> e Historias<\/em> de T\u00e1cito. Era desconocido antes del siglo XIII, y su pieza central, el relato de Cupido y Psique, parece derivar de la versi\u00f3n m\u00e1s arcaica encontrada en el Roman de Partonopeu de Blois<\/em>;, del siglo XII.[11]<\/p>\n Se puede plantear la pregunta de por qu\u00e9 los romanos se molestar\u00edan en escribir y copiar tales obras en un volumen de papiro, pero la pregunta m\u00e1s importante es: \u00bfPor qu\u00e9 los monjes medievales las copian y preservan en pergaminos costosos? Esta pregunta se aplica a todos los autores paganos, ya que ninguno de ellos lleg\u00f3 al Renacimiento en manuscritos supuestamente m\u00e1s antiguos que el siglo IX. “\u00bfTen\u00edan los monjes, por puro inter\u00e9s cient\u00edfico, el deber de preservar para la posteridad, para la mayor gloria del paganismo, las obras maestras de la antig\u00fcedad?” pregunta Hochart.<\/p>\n \u00a1Y no s\u00f3lo obras maestras, sino tambi\u00e9n fajos de cartas! En los primeros a\u00f1os del siglo XVI, el veron\u00e9s Fray Giovanni Giocondo descubri\u00f3 un volumen de 121 cartas intercambiadas entre Plinio el Joven (amigo de T\u00e1cito) y el emperador Trajano alrededor del a\u00f1o 112. Este “libro”, escribe el estudioso latinista Jacques Heurgon, “hab\u00eda desaparecido durante toda la Edad Media, y se pod\u00eda creer que se hab\u00eda perdido definitivamente, cuando de repente apareci\u00f3, en los primeros a\u00f1os del siglo XVI, en un solo manuscrito que, tras haber sido copiado, se volvi\u00f3 a perder parcialmente, y luego completamente”[12]. Esta presentaci\u00f3n tan desprevenida ilustra la confianza ciega de los estudiosos cl\u00e1sicos en sus fuentes latinas, desconocidas en la Edad Media y que aparecieron m\u00e1gicamente de la nada en el Renacimiento.<\/p>\n Lo m\u00e1s extra\u00f1o, comenta Hochart, es que se supone que los monjes cristianos copiaron miles de vol\u00famenes paganos en un pergamino caro, s\u00f3lo para tratarlos como basura sin valor:<\/p>\n “Para explicar cu\u00e1ntas obras de autores latinos hab\u00edan permanecido desconocidas para los estudiosos de los siglos anteriores y fueron descubiertas por los estudiosos del Renacimiento, se dijo que los monjes generalmente hab\u00edan relegado a los \u00e1ticos o s\u00f3tanos de sus conventos la mayor\u00eda de los escritos paganos que hab\u00edan estado en sus bibliotecas. Por lo tanto, entre los objetos desechados, a veces entre la basura, cuando se les permiti\u00f3 buscar all\u00ed, fue donde los descubridores de manuscritos encontraron, seg\u00fan ellos, las obras maestras de la antig\u00fcedad”.<\/p>\n En los conventos medievales, la copia de manuscritos era un oficio comercial, y se centraba exclusivamente en libros religiosos como salterios, evangelios, misales, catecismos y leyendas de santos. La mayor\u00eda de ellos fueron copiados en papiro. El pergamino y la vitela se reservaban para los libros de lujo, y como era un material muy caro, era una pr\u00e1ctica com\u00fan raspar los viejos pergaminos para reutilizarlos. Las obras paganas fueron las primeras en desaparecer. De hecho, su destrucci\u00f3n, m\u00e1s que su preservaci\u00f3n, era considerada un acto sagrado, como los hagi\u00f3grafos ilustran abundantemente en la vida de sus santos.<\/p>\n <\/p>\n \u00bfHasta qu\u00e9 punto es real Julio C\u00e9sar?<\/strong><\/p>\n Independientemente de Hochart, y sobre la base de consideraciones filol\u00f3gicas, Robert Baldauf, profesor de la Universidad de Basilea, sostuvo que muchas de las m\u00e1s famosas obras antiguas latinas y griegas son de origen medieval tard\u00edo (Historie und Kritik<\/em>, 1902). “Nuestros romanos y griegos son humanistas italianos”, dice. Nos entregaron todo un mundo de fantas\u00eda en torno a la Antig\u00fcedad que “se ha arraigado en nuestra percepci\u00f3n hasta tal punto que ninguna cr\u00edtica positivista puede hacer que la humanidad dude de su veracidad”.<\/p>\n Baldauf se\u00f1ala, por ejemplo, las influencias alemanas e italianas en el lat\u00edn de Horacio. Por razones similares, concluye que los libros de Julio C\u00e9sar, tan apreciados por su exquisito lat\u00edn, son falsificaciones medievales tard\u00edas. Los recientes historiadores de la Galia, ahora informados por la arqueolog\u00eda, est\u00e1n realmente desconcertados por los Commentarii de Bello Gallico<\/em> de C\u00e9sar, nuestra \u00fanica fuente sobre el escurridizo Vercingetorix. Todo lo que no viene del libro XXIII de las Historias de Poseidonios<\/em> parece estar equivocado o no ser fiable en t\u00e9rminos de geograf\u00eda, demograf\u00eda, antropolog\u00eda y religi\u00f3n.[13]<\/p>\n Un gran misterio se cierne sobre el supuesto autor mismo. Se nos ense\u00f1a que “C\u00e9sar” era un cognomen (apodo) de significado y origen desconocidos, y que fue adoptado inmediatamente despu\u00e9s de la muerte de Julio C\u00e9sar como t\u00edtulo imperial; se nos pide que creamos, en otras palabras, que todos los emperadores se llamaban a s\u00ed mismos C\u00e9sar en memoria de ese general y dictador que ni siquiera era emperador, y que el t\u00e9rmino gan\u00f3 tal prestigio que pas\u00f3 a ser adoptado por los “zares” rusos y los “k\u00e1iseres” alemanes. Pero esa etimolog\u00eda ha sido desafiada durante mucho tiempo por aquellos (incluido Voltaire) que afirman que C\u00e9sar proviene de una palabra de ra\u00edz indoeuropea que significa “rey”, que tambi\u00e9n dio el persa Khosro. Los dos or\u00edgenes no pueden ser verdaderos a la vez, y el segundo parece bien fundamentado.<\/p>\n El gentilicio de C\u00e9sar (apellido) Iulio no alivia nuestra perplejidad. Virgilio nos dice que se remonta al supuesto ancestro de C\u00e9sar, Iulus o Iule. Pero Virgilio tambi\u00e9n nos dice (sac\u00e1ndolo de Cat\u00f3n el Viejo, c. 168 a.C.) que es el nombre corto de J\u00fapiter (Jul Pater). Y resulta ser una palabra de ra\u00edz indoeuropea que designa la luz del sol o el cielo diurno, id\u00e9ntica al nombre escandinavo del dios solar, Yule (Helios para los griegos, Haul para los galos, Hel para los alemanes, del que deriva el franc\u00e9s No\u00ebl, Novo Hel). \u00bfEs “Julio C\u00e9sar” el “Rey Sol”?<\/p>\n Observemos adem\u00e1s, que: 1. Los emperadores romanos fueron tradicionalmente declarados hijos adoptivos del dios sol J\u00fapiter o del “Sol Invicto” (Sol Invictus). 2. El primer emperador, Octavio Augusto, fue supuestamente el hijo adoptivo de Julio C\u00e9sar, a quien diviniz\u00f3 bajo el nombre de Iulio C\u00e9sar Divus (celebrado el 1 de enero), al tiempo que rebautizaba en su honor el primer mes del verano, Julio. Si Augusto es a la vez el hijo adoptivo del divino Sol y el hijo adoptivo del divino Julio, y si adem\u00e1s Julio o Julio es el nombre divino del Sol, esto significa que el divino Julio no es otro que el divino Sol (y el llamado calendario “Juliano” simplemente significaba el calendario “solar”). Resulta pues que a Julio C\u00e9sar lo bajaron del cielo a la tierra, traslad\u00e1ndolo de la mitolog\u00eda a la historia. Este es un proceso com\u00fan en la historia romana, seg\u00fan Georges Dum\u00e9zil, quien explica la notoria pobreza de la mitolog\u00eda romana por el hecho de que “fue radicalmente destruida a nivel de teolog\u00eda [pero] floreci\u00f3 en forma de historia”, lo que significa que la historia romana es una ficci\u00f3n literaria construida sobre estructuras m\u00edticas[14].<\/p>\n El misterio que rodea a Julio C\u00e9sar es, por supuesto, de gran consecuencia, ya que sobre \u00e9l descansa la historiograf\u00eda de la Roma Imperial. Si Julio C\u00e9sar es una ficci\u00f3n, entonces tambi\u00e9n lo es gran parte de la Roma Imperial. N\u00f3tese que, en las monedas atribuidas a su \u00e9poca, el primer emperador se llama simplemente Augusto C\u00e9sar, lo cual no es un nombre, sino un t\u00edtulo que podr\u00eda aplicarse a cualquier emperador.<\/p>\n En este punto, la mayor\u00eda de los lectores habr\u00e1n perdido la paciencia. Con aquellos cuya curiosidad supere eu escepticismo, argumentaremos ahora que la Roma imperial es en realidad, en gran parte, una imagen especular ficticia de Constantinopla, una fantas\u00eda que comenz\u00f3 a surgir en el siglo XI en el contexto de la guerra cultural librada por el papado contra el imperio bizantino, y se solidific\u00f3 en el siglo XV, en el contexto del saqueo de la cultura bizantina que se conoce como el Renacimiento. Esto, por supuesto, suscitar\u00e1 muchas objeciones, algunas de las cuales se abordar\u00e1n aqu\u00ed, otras en otros art\u00edculos.<\/p>\n Primera objeci\u00f3n: \u00bfNo fue Constantinopla fundada por un emperador romano, a saber, Constantino el Grande? As\u00ed se dice. Pero entonces, \u00bfcu\u00e1n real es este legendario Constantino?<\/p>\n <\/p>\n \u00bfHasta d\u00f3nde es real Constantino el Grande?<\/strong><\/p>\n Si Julio C\u00e9sar es el alfa del Imperio Romano de Occidente, Constantino es el omega. Una gran diferencia entre ellos es la naturaleza de nuestras fuentes. Para la biograf\u00eda de Constantino, somos totalmente dependientes de los autores cristianos, comenzando con Eusebio de Ces\u00e1rea, cuya Vida de Constantino<\/em>, incluyendo la historia de la conversi\u00f3n del emperador al cristianismo, es una mezcla de paneg\u00edrico y hagiograf\u00eda.<\/p>\n La noci\u00f3n com\u00fan derivada de Eusebio es que Constantino traslad\u00f3 la capital de su Imperio de Roma a Bizancio, ciudad a la que renombr\u00f3 en honor de s\u00ed mismo. Pero esa narraci\u00f3n general de la primera translatio imperii<\/em> est\u00e1 repleta de contradicciones internas. Primero, Constantino no movi\u00f3 realmente su capital a Oriente, porque \u00e9l mismo era de Oriente. Naci\u00f3 en Naissus (hoy Nis en Serbia), en la regi\u00f3n entonces llamada Moesia, al oeste de Tracia. De acuerdo con la historia est\u00e1ndar, Constantino nunca hab\u00eda puesto un pie en Roma antes de que marchara sobre la ciudad y la conquistara desde Majencio.<\/p>\n Constantino no era s\u00f3lo un romano que naci\u00f3 en Moesia. Su padre Constancio tambi\u00e9n vino de Moesia. Y tambi\u00e9n su predecesor Diocleciano, que naci\u00f3 en Moesia, construy\u00f3 su palacio all\u00ed (Split, hoy en Croacia), y muri\u00f3 all\u00ed. En las cr\u00f3nicas bizantinas, Diocleciano se da como Dux Moesiae (Wikipedia), que puede significar “rey de Moesia”, ya que hasta bien entrada la Edad Media, dux era m\u00e1s o menos sin\u00f3nimo de rex.[15]<\/p>\n La historia de los libros de texto nos dice que, al convertirse en emperador, Diocleciano decidi\u00f3 compartir su poder con Maximiano como co-emperador. Eso ya es bastante extra\u00f1o. Pero en lugar de conservar para s\u00ed mismo el coraz\u00f3n hist\u00f3rico del imperio, se lo dej\u00f3 a su subordinado y se estableci\u00f3 en el Este. Siete a\u00f1os m\u00e1s tarde, dividi\u00f3 el Imperio en una tetrarqu\u00eda; en lugar de un C\u00e9sar Augusto, hab\u00eda ahora dos Augustos y dos C\u00e9sares. Diocleciano se retir\u00f3 a la parte m\u00e1s oriental de Asia Menor, en la frontera con Persia. Como Constantino despu\u00e9s de \u00e9l, Diocleciano nunca rein\u00f3 en Roma; la visit\u00f3 una vez en su vida.<\/p>\n Esto nos lleva a la segunda contradicci\u00f3n interna del paradigma de la translatio imperii<\/em>: Constantino no traslad\u00f3 realmente la capital imperial de Roma a Bizancio, porque Roma hab\u00eda dejado de ser la capital imperial en 286, siendo reemplazada por Mil\u00e1n. Para la \u00e9poca de Diocleciano y Constantino, toda Italia hab\u00eda ca\u00eddo en la anarqu\u00eda durante la crisis del siglo III (235-284 d.C.). Cuando en el 402 d.C. el emperador oriental Honorio restaur\u00f3 el orden en la pen\u00ednsula, transfiri\u00f3 su capital a R\u00e1vena en la costa del Adri\u00e1tico. As\u00ed que a partir de 286, se supone que tenemos un Imperio Romano con una Roma desierta.<\/p>\n El enigma s\u00f3lo se complica cuando comparamos las culturas romana y bizantina. Seg\u00fan el paradigma de la translatio imperii, el Imperio Romano de Oriente es la continuaci\u00f3n del Imperio Romano de Occidente. Pero los estudiosos de Bizancio insisten en las grandes diferencias entre la civilizaci\u00f3n bizantina de habla griega y la anterior civilizaci\u00f3n del Lacio. El bizantinista Anthony Kaldellis escribi\u00f3:<\/p>\n “Los bizantinos no eran un pueblo guerrero. […] Prefer\u00edan pagar a sus enemigos para que se fueran o para que lucharan entre ellos. De la misma manera, la corte en el coraz\u00f3n de su imperio buscaba comprar lealtad con honores, t\u00edtulos de fantas\u00eda, fardos de seda, y arroyos de oro. La pol\u00edtica era el arte astuto de proporcionar los incentivos adecuados para ganarse a los partidarios y mantenerlos leales. El dinero, la seda y los t\u00edtulos eran los instrumentos preferidos del imperio para el gobierno y la pol\u00edtica exterior, por encima de las espadas y los ej\u00e9rcitos.”[16]<\/p>\n La civilizaci\u00f3n bizantina no le deb\u00eda nada a Roma. Hered\u00f3 toda su tradici\u00f3n filos\u00f3fica, cient\u00edfica, po\u00e9tica, mitol\u00f3gica y art\u00edstica de la Grecia cl\u00e1sica. Culturalmente, estaba m\u00e1s cerca de Persia y Egipto que de Italia, a la que trataba como una colonia. En los albores del segundo milenio d.C., no ten\u00eda casi ning\u00fan recuerdo de su supuesto pasado latino, hasta el punto de que el m\u00e1s famoso fil\u00f3sofo bizantino del siglo XI, Michael Psellos, confundi\u00f3 a Cicer\u00f3n con C\u00e9sar.<\/p>\n \u00bfC\u00f3mo encaja la historia del libro de texto de la translatio imperii<\/em> de Constantino en esta perspectiva? No encaja. De hecho, la noci\u00f3n es altamente problem\u00e1tica. Al no estar dispuestos, por buenas razones, a aceptar en su valor nominal el relato cristiano de que Constantino se estableci\u00f3 en Bizancio para dejar Roma al Papa, los historiadores se esfuerzan por encontrar una explicaci\u00f3n razonable para la transferencia, y generalmente se conforman con \u00e9sta: despu\u00e9s de que la antigua capital hubiera ca\u00eddo en una decadencia irreversible (pronto ser\u00e1 saqueada por los galos), Constantino decidi\u00f3 acercar el coraz\u00f3n del Imperio a sus fronteras m\u00e1s amenazadas. \u00bfTiene esto alg\u00fan sentido? Incluso si lo tuviera, \u00bfcu\u00e1n plausible es la transferencia de una capital imperial de m\u00e1s de mil millas, con senadores, bur\u00f3cratas y ej\u00e9rcitos, que resulte en la metamorfosis de un imperio romano en otro imperio romano con una estructura pol\u00edtica, idioma, cultura y religi\u00f3n totalmente diferentes?<\/p>\n Una de las principales fuentes de este absurdo concepto es la falsa donaci\u00f3n de Constantino. Aunque se admite que este documento fue forjado por los papas medievales para justificar su reclamo sobre Roma, su premisa b\u00e1sica, el traslado de la capital imperial al Este, no ha sido cuestionada. Sugerimos que la translatio imperii<\/em> de Constantino fue en realidad una cobertura mitol\u00f3gica para el movimiento opuesto muy real de la translatio studii<\/em>, la transferencia de la cultura bizantina a Occidente que comenz\u00f3 antes de las cruzadas y evolucion\u00f3 hacia un saqueo sistem\u00e1tico despu\u00e9s. La cultura romana tard\u00eda medieval racionaliz\u00f3 y disfraz\u00f3 su menos que honroso origen bizantino con el mito opuesto del origen romano de Constantinopla.<\/p>\n Esto se aclarar\u00e1 en el pr\u00f3ximo art\u00edculo, pero aqu\u00ed ya tenemos un ejemplo de una contradicci\u00f3n insuperable en la filiaci\u00f3n aceptada entre el Imperio Romano de Oriente y el Imperio Romano de Occidente. Uno de los m\u00e1s fundamentales y preciosos legados de los romanos a nuestra civilizaci\u00f3n occidental es su tradici\u00f3n de derecho civil. El derecho romano sigue siendo la base de nuestro sistema legal. \u00bfC\u00f3mo es entonces que el derecho romano fue importado a Italia desde Bizancio a finales del siglo XI? Especialistas como Harold Berman o Aldo Schiavone son inflexibles en cuanto a que el conocimiento de las leyes romanas hab\u00eda desaparecido por completo durante 700 a\u00f1os en Europa Occidental, hasta que una copia bizantina de su compilaci\u00f3n por Justiniano (el Digesta<\/em>) fue descubierta alrededor de 1080 por eruditos bolo\u00f1eses. Este “eclipse de 700 a\u00f1os” del derecho romano en Occidente, es un fen\u00f3meno indiscutible pero casi incomprensible[17].<\/p>\n <\/p>\n \u00bfQui\u00e9nes fueron los primeros “romanos”<\/strong><\/p>\n Una objeci\u00f3n obvia a la idea de que la relaci\u00f3n entre Roma y Constantinopla se ha invertido es que los bizantinos se llamaban a s\u00ed mismos romanos (Romaioi), y cre\u00edan que viv\u00edan en Rumania. Los persas, los \u00e1rabes y los turcos los llamaban Roumis. Incluso los griegos de la Pen\u00ednsula Hel\u00e9nica se llamaban a s\u00ed mismos Romaioi en la Antig\u00fcedad tard\u00eda, a pesar de que detestaban a los latinos. Esto se toma como prueba de que los bizantinos se consideraban los herederos del Imperio Romano de Occidente, fundado en Roma, Italia. Pero no es as\u00ed. Extra\u00f1amente, tanto la mitograf\u00eda como la etimolog\u00eda sugieren que, al igual que el nombre “C\u00e9sar”, el nombre “Roma” viajaba de este a oeste, y no al rev\u00e9s. Romos, latinizado en Romus o Remus, es una palabra griega que significa “fuerte”. Los romanos italianos eran etruscos de Lidia en Asia Menor. Eran muy conscientes de su origen oriental, cuyo recuerdo se conservaba en sus leyendas. Seg\u00fan la tradici\u00f3n elaborada por Virgilio en su epopeya La Eneida<\/em>, Roma fue fundada por Eneas de Troya, en las inmediaciones del B\u00f3sforo. Seg\u00fan otra versi\u00f3n, Roma fue fundada por Romos, hijo de Odiseo y Circe[18]. El historiador Estrab\u00f3n, que supuestamente vivi\u00f3 en el siglo I a.C. (pero que s\u00f3lo se cita desde el siglo V d.C.), informa de que “otra tradici\u00f3n m\u00e1s antigua hace de Roma una colonia arc\u00e1dica”, e insiste en que “la propia Roma era de origen hel\u00e9nico” (Geographia V, 3). Denys de Halicarnaso en sus Antig\u00fcedades Romanas<\/em>, declara “Roma es una ciudad griega”. Su tesis se resume en el silogismo: “Los romanos descienden de los troyanos. Pero los troyanos son de origen griego. As\u00ed que los romanos son de origen griego”.<\/p>\n La famosa leyenda de R\u00f3mulo y Remo, contada por Tito Livio (I, 3), se considera generalmente de origen posterior. Podr\u00eda muy bien ser un invento de la Edad Media tard\u00eda. Anatoly Fomenko, de quien tendremos m\u00e1s que decir m\u00e1s adelante, cree que su tema central, la fundaci\u00f3n simult\u00e1nea de dos ciudades, una por R\u00f3mulo en la colina del Palatino y la otra por Remo en el Aventino, es un reflejo m\u00edtico de la lucha por la ascensi\u00f3n entre las dos Romas. Como veremos, el asesinato de Remo por R\u00f3mulo es una alegor\u00eda adecuada de los acontecimientos que se desarrollaron a partir de la cuarta cruzada[19]. Curiosamente, esa leyenda evoca la historia de los hermanos Valente y Valentiniano, de los que se dice que reinaron respectivamente sobre Constantinopla y Roma desde el a\u00f1o 364 hasta el 378 (su historia es conocida por un solo autor, Ammianus Marcellinus, un griego que escrib\u00eda en lat\u00edn). Sucede que valens es un equivalente latino para el griego romos.<\/p>\n Hemos comenzado este art\u00edculo sugiriendo que gran parte de la historia del Imperio Romano de Occidente es de invenci\u00f3n renacentista. Pero a medida que avancemos en nuestra investigaci\u00f3n, surgir\u00e1 otra hip\u00f3tesis complementaria: gran parte de la historia del Imperio Romano de Occidente se toma prestada de la historia del Imperio Romano de Oriente, ya sea por plagio deliberado, o por la confusi\u00f3n resultante del hecho de que los bizantinos se llamaban a s\u00ed mismos romanos y a su ciudad Roma. El proceso puede inferirse a partir de algunos duplicados obvios. He aqu\u00ed un ejemplo, tomado del historiador latino Jordanes, cuyo Origen y Hechos de los Godos<\/em> est\u00e1 notoriamente lleno de anacronismos: en 441, Atila cruz\u00f3 el Danubio, invadi\u00f3 los Balcanes y amenaz\u00f3 a Constantinopla, pero no pudo tomar la ciudad y se retir\u00f3 con un inmenso bot\u00edn. Diez a\u00f1os m\u00e1s tarde, el mismo Atila cruz\u00f3 los Alpes, invadi\u00f3 Italia y amenaz\u00f3 a Roma, pero no pudo tomar la ciudad y se retir\u00f3 con un inmenso bot\u00edn.<\/p>\n <\/p>\n El misterioso origen del lat\u00edn<\/strong><\/p>\n Otra objeci\u00f3n contra el cuestionamiento de la existencia del Imperio Romano de Occidente es la difusi\u00f3n del lat\u00edn en el mundo mediterr\u00e1neo y m\u00e1s all\u00e1. Se admite que el lat\u00edn, originalmente la lengua hablada en el Lacio, es el origen del franc\u00e9s, el italiano, el occitano, el catal\u00e1n, el espa\u00f1ol y el portugu\u00e9s, llamados “lenguas rom\u00e1nicas occidentales”. Sin embargo, el historiador y ling\u00fcista aficionado M. J. Harper ha hecho la siguiente observaci\u00f3n:<\/p>\n “La evidencia ling\u00fc\u00edstica refleja la geograf\u00eda con gran precisi\u00f3n: El portugu\u00e9s se parece al espa\u00f1ol m\u00e1s que cualquier otro idioma; el franc\u00e9s se parece al occitano m\u00e1s que cualquier otro; el occitano se parece al catal\u00e1n, el catal\u00e1n al espa\u00f1ol y as\u00ed sucesivamente. Entonces, \u00bfcu\u00e1l era la lengua originaria? No puedo decirlo; podr\u00eda ser cualquiera de ellas. O podr\u00eda ser una lengua que hace tiempo hab\u00eda desaparecido. Pero la lengua original no puede haber sido el lat\u00edn. Todas las lenguas rom\u00e1nicas, incluso el portugu\u00e9s y el italiano, se parecen entre s\u00ed m\u00e1s que cualquiera de ellas al lat\u00edn, y lo hacen por un amplio margen.”[20]<\/p>\n Por esa raz\u00f3n, los ling\u00fcistas postulan que las “lenguas romances” no derivan directamente del lat\u00edn, sino del lat\u00edn vulgar, el sociolecto popular y coloquial del lat\u00edn hablado por los soldados, colonos y comerciantes del Imperio Romano. \u00bfC\u00f3mo era el lat\u00edn vulgar, o proto-romance? Nadie lo sabe.<\/p>\n De hecho, la lengua que m\u00e1s se parece al lat\u00edn es el rumano, que, aunque dividido en varios dialectos, constituye por s\u00ed mismo el \u00fanico miembro de la rama oriental de las lenguas rom\u00e1nicas. Es la \u00fanica lengua romance que ha mantenido rasgos arcaicos del lat\u00edn, como el sistema de casos (terminaciones de las palabras en funci\u00f3n de su papel en la frase) y el g\u00e9nero neutro[21].<\/p>\n \u00bfPero c\u00f3mo llegaron los rumanos a hablar lat\u00edn vulgar? Hay otro misterio all\u00ed. Parte del \u00e1rea ling\u00fc\u00edstica del rumano fue conquistada por el emperador Trajano en el a\u00f1o 106 d.C., y form\u00f3 la provincia romana de Dacia por apenas 165 a\u00f1os. Una o dos legiones estaban estacionadas en el suroeste de Dacia, y, aunque no eran italianos, se supone que se comunicaban en lat\u00edn vulgar e impon\u00edan su lengua a todo el pa\u00eds, incluso al norte del Danubio, donde no hab\u00eda presencia romana. \u00bfQu\u00e9 idioma hablaba la gente en Dacia antes de que los romanos conquistaran el sur del pa\u00eds? Nadie tiene la menor idea. La “lengua daciana” “es una lengua extinguida, … poco documentada. …s\u00f3lo se cree que ha sobrevivido una inscripci\u00f3n daciana”. S\u00f3lo 160 palabras en rumano son hipot\u00e9ticamente de origen dacio. Se cree que el daciano est\u00e1 estrechamente relacionado con el tracio, que es en s\u00ed mismo “una lengua extinta y poco atestiguada”.<\/p>\n Perm\u00edtanme repetir: Los habitantes de Dacia al norte del Danubio habr\u00edan adoptado el lat\u00edn de las legiones no italianas que se estacionaron en la parte baja de su territorio del 106 al 271 d.C., y habr\u00edan olvidado por completo su lengua original, hasta el punto de que no queda ning\u00fan rastro de ella. Fueron tan romanizados que su pa\u00eds pas\u00f3 a llamarse Rumania, y que el rumano est\u00e1 ahora m\u00e1s cerca del lat\u00edn que otras lenguas romances europeas. Sin embargo, los romanos casi nunca ocuparon Dacia (en el mapa de arriba, Dacia ni siquiera se cuenta como parte del Imperio Romano). La siguiente parte tambi\u00e9n es extraordinaria: Los dacios, que habr\u00edan abandonado tan f\u00e1cilmente su lengua original por el lat\u00edn vulgar, se apegaron tanto al lat\u00edn vulgar que los invasores alemanes – que hicieron retroceder a los romanos en 271 – no lograron imponer su lengua. Tampoco pudieron los hunos y, m\u00e1s sorprendentemente, los eslavos, que dominaron la zona desde el siglo VII y dejaron muchas huellas en la toponimia. Menos del diez por ciento de las palabras rumanas son de origen eslavo (sin embargo los rumanos adoptaron el eslavo para su liturgia).<\/p>\n Una cosa m\u00e1s: aunque el lat\u00edn era una lengua escrita en el Imperio, se cree que los rumanos nunca tuvieron una lengua escrita hasta la Edad Media. El primer documento escrito en rumano se remonta al siglo XVI, y est\u00e1 escrito en alfabeto cir\u00edlico.<\/p>\n Obviamente, hay espacio para la siguiente teor\u00eda alternativa: El lat\u00edn es una lengua originaria de Dacia; el antiguo daciano no desapareci\u00f3 misteriosamente, sino que es el antepasado com\u00fan tanto del lat\u00edn como del rumano moderno. El daciano, si se quiere, es el lat\u00edn vulgar, que precedi\u00f3 al lat\u00edn cl\u00e1sico. Una explicaci\u00f3n probable del hecho de que Dacia tambi\u00e9n se llame Rumania es que, en lugar de Italia, fuera el hogar original de los romanos que fundaron Constantinopla[22], lo que ser\u00eda coherente con la idea de que la lengua romana (lat\u00edn) sigui\u00f3 siendo la lengua administrativa del Imperio Oriental hasta el siglo VI d.C., cuando fue abandonada por el griego, la lengua hablada por la mayor\u00eda de sus s\u00fabditos. Eso, a su vez, es coherente con el car\u00e1cter del propio lat\u00edn. Harper hace la siguiente observaci\u00f3n:<\/p>\n “El lat\u00edn no es una lengua natural. Cuando se escribe, el lat\u00edn ocupa aproximadamente la mitad del espacio del italiano escrito o del franc\u00e9s escrito (o del ingl\u00e9s escrito, el alem\u00e1n o cualquier lengua natural europea). Dado que el lat\u00edn parece haber surgido en la primera mitad del primer milenio a.C., que fue la \u00e9poca en que los alfabetos se difundieron por primera vez en la cuenca del Mediterr\u00e1neo, parece una hip\u00f3tesis de trabajo razonable suponer que el lat\u00edn fue originalmente una taquigraf\u00eda compilada por los italiano-parlantes para fines de comunicaci\u00f3n escrita (\u00bfconfidencial? \u00bfcomercial?).<\/p>\n Esto explicar\u00eda:<\/p>\n La hip\u00f3tesis de que el lat\u00edn era una lengua “no dem\u00f3tica”, un koine<\/em> del imperio, un artefacto cultural desarrollado con el prop\u00f3sito de escribir, fue propuesta por primera vez por los investigadores rusos Igor Davidenko y Jaroslav Kesler en The Book of Civilizations<\/em> (2001).<\/p>\n <\/p>\n \u00bfQu\u00e9 antig\u00fcedad tiene la arquitectura romana antigua?<\/strong><\/p>\n La objeci\u00f3n m\u00e1s fuerte contra la teor\u00eda de que la antigua Roma Imperial es una ficci\u00f3n est\u00e1, por supuesto, en sus muchos vestigios arquitect\u00f3nicos. Este tema ser\u00e1 explorado m\u00e1s a fondo en un art\u00edculo posterior, pero una cita de la influyente obra del vizconde James Bryce, El Sacro Imperio Romano Germ\u00e1nico<\/em> (1864), se\u00f1alar\u00e1 la respuesta:<\/p>\n “El viajero moderno, despu\u00e9s de sus primeros d\u00edas en Roma, cuando ha mirado a la Campagna desde la cumbre de San Pedro, ha recorrido los fr\u00edos pasillos del Vaticano, y ha meditado bajo la c\u00fapula del Pante\u00f3n, cuando ha pasado revista a los monumentos de la Roma real, republicana y papal, comienza a buscar algunas reliquias de los mil doscientos a\u00f1os que transcurren entre Constantino y el Papa Julio II. \u00bfD\u00f3nde est\u00e1 la Roma de la Edad Media, la Roma de Alberic, Hildebrand y Rienzi? La Roma que cav\u00f3 las tumbas de tantas huestes teut\u00f3nicas, donde acud\u00edan los peregrinos, de donde ven\u00edan los mandamientos ante los que se inclinaban los reyes. \u00bfD\u00f3nde est\u00e1n los monumentos de la \u00e9poca m\u00e1s brillante de la arquitectura cristiana, la \u00e9poca que levant\u00f3 Colonia y Reims y Westminster, que dio a Italia las catedrales de la Toscana y los palacios ba\u00f1ados por las olas de Venecia? A esta pregunta no hay respuesta. Roma, la madre de las artes, apenas tiene un edificio para conmemorar aquellos tiempos.”[24]<\/p>\n Oficialmente, apenas hay un vestigio medieval en Roma, y lo mismo se aplica a otras ciudades italianas que se cree que fueron fundadas durante la antig\u00fcedad. Fran\u00e7ois de Sarre, un colaborador franc\u00e9s en el campo de investigaci\u00f3n aqu\u00ed presentado, qued\u00f3 intrigado \u00a0primero por el magn\u00edfico palacio del emperador romano Diocleciano (284-305 d.C.), en el centro de la ciudad de Split, hoy en Croacia. Las construcciones renacentistas est\u00e1n integradas dentro del mismo en un conjunto arquitect\u00f3nico tan perfecto que es casi indistinguible. Es dif\u00edcil de creer que diez siglos separen las dos etapas de construcci\u00f3n, como si los edificios antiguos se hubieran dejado intactos durante toda la Edad Media.[25]<\/p>\n Tambi\u00e9n es desconcertante el hecho poco conocido de que la antigua arquitectura romana utilizaba tecnolog\u00edas avanzadas como hormigones de notable calidad (lea \u00a0aqu\u00ed<\/strong><\/a>\u00a0and\u00a0aqu\u00ed<\/strong><\/a>), utilizados por ejemplo para construir la hermosamente conservada c\u00fapula del Pante\u00f3n. Los secretos de la fabricaci\u00f3n del hormig\u00f3n romano se describen en la obra multivolumen de Vitruvio titulada De architectura<\/em> (siglo I a.C.). Se dice que los hombres medievales ignoraban totalmente esta tecnolog\u00eda, porque “las obras de Vitruvio fueron en gran parte olvidadas hasta 1414, cuando De architectura<\/em> fue ‘redescubierta’ por el humanista florentino Poggio Bracciolini en la biblioteca de la abad\u00eda de San Galo” (Wikipedia).[26]<\/p>\n Como conclusi\u00f3n provisional: todas las rarezas que hemos se\u00f1alado son como piezas de un rompecabezas que no encajan bien en nuestra representaci\u00f3n convencional. M\u00e1s tarde podremos ensamblarlas en una imagen m\u00e1s plausible. Pero antes de eso, en el pr\u00f3ximo art\u00edculo, nos centraremos en la literatura eclesi\u00e1stica desde la Antig\u00fcedad tard\u00eda hasta la Edad Media, ya que es la fuente original de la gran distorsi\u00f3n hist\u00f3rica que m\u00e1s tarde tom\u00f3 vida propia antes de ser estandarizada como el dogma de la cronolog\u00eda e historiograf\u00eda modernas.<\/p>\n *<\/p>\n Laurent Guy\u00e9not, 26 DE JUNIO DE 2020<\/p>\n Articulo Original<\/a><\/p>\n Traduccion original al espanol por Maria Poumier en Red Internacional<\/a><\/p>\n *<\/p>\n Notas<\/strong><\/em><\/p>\n 1] Polydor Hochart, De l’authenticit\u00e9 des Annales et des Histoires de Tacite<\/em>, 1890 (en archive.org), pp. viii-ix.<\/p>\n 2] David Schaps, “The Found and Lost Manuscripts of Tacitus’ De Agricola”, Classical Philology<\/em>, Vol. 74, No. 1 (Jan., 1979), pp. 28-42, en http:\/\/www.jstor.org<\/a>.<\/p>\n 3] Giles Constable, “Forgery and Plagiarism in the Middle Ages”, en Culture and Spirituality in Medieval Europe<\/em>, Variorum, 1996, p. 1-41, y en<\/p>\n www.degruyter.com\/abstract\/j\/afd.1983.29.issue-jg\/afd.1983.29.jg.1\/afd.1983.29.jg.1.xml<\/a>.<\/p>\n 4] Lynn Catterson, “Michelangelo’s ‘Laoco\u00f6n?'”, Artibus Et Historiae<\/em>, vol. 26, n\u00b0 52, 2005, pp. 29-56, en http:\/\/www.jstor.org<\/a>.<\/p>\n 5] David Carrette, “L’Invention du Moyen \u00c2ge. La plus grande falsification de l’histoire”, Magazine Top-Secret<\/em>, Hors-s\u00e9rie n\u00b09, 2014.<\/p>\n 6] Jerry Brotton, The Renaissance Bazaar<\/em>: “The Renaissance Bazaar: From the Silk Road to Michelangelo<\/em>“, Oxford UP, 2010, pp. 66-67.<\/p>\n 7] Louis de Beaufort, Dissertation sur l’incertitude des cinq premiers si\u00e8cles de l’histoire romaine<\/em> (1738), en<\/p>\n http:\/\/www.mediterranee-antique.fr\/Fichiers_PdF\/ABC\/Beaufort\/Dissertation.pdf<\/a>.<\/p>\n 8] Jerry Brotton, The Renaissance Bazaar<\/em>, cit., pp. 66-67.<\/p>\n [9] Esto nunca es algo planteado, por ejemplo, por Royston Lambert en su Beloved and God: The Story of Hadrian and Antinous<\/em>, Gigante F\u00e9nix, 1984.<\/p>\n 10] Petronio, The Satyricon<\/em>, trans. P. D. Walsh , Oxford UP, 1997, “Introduction”, p\u00e1g. xxxv.<\/p>\n 11] G\u00e9d\u00e9on Huet, “Le Roman d’Apul\u00e9e \u00e9tait-il connu au Moyen \u00c2ge ?”, Le Moyen \u00c2ge<\/em>, 22 (1909), p\u00e1gs. 23-28.<\/p>\n 12] https:\/\/www.persee.fr\/doc\/bsnaf_0081-1181_1958_num_1956_1_5488<\/a><\/p>\n [13] Jean-Louis Brunaux, The Celtic Gauls<\/em>: Gods, Rites, and Santuaries<\/em>, Routledge, 1987; David Henige, “He came, he saw, we counted: the historiography and demography of Caesar’s gallic numbers”, Annales de d\u00e9mographie historique<\/em>, 1998-1, p\u00e1gs. 215-242, en http:\/\/www.persee.fr<\/em>.<\/p>\n 14] Georges Dum\u00e9zil, Heur et malheur du guerrier. Aspects mythiques de la fonction guerri\u00e8re chez les Indo-Europ\u00e9ens<\/em> (1969), Flammarion, 1985, p\u00e1gs. 66 y 16.<\/p>\n 15] Dux Francorum y rex Francorum se utilizaron de manera intercambiable para Peppin II, por ejemplo.<\/p>\n 16] Anthony Kaldellis, Streams of Gold, Rivers of Blood: The Rise and Fall of Byzantium, 955 A.D. to the First Crusade<\/em>, Oxford UP, 2019, p. xxvii.<\/p>\n 17] Harold J. Berman, Law and Revolution, the Formation of the Western Legal Tradition<\/em>, Harvard UP, 1983; Aldo Schiavone, The Invention of Law in the West<\/em>, Harvard UP, 2012.<\/p>\n 18] Sander M. Goldberg, Epic in Republican Rome<\/em>, Oxford UP, 1995, pp. 50-51.<\/p>\n 19] Anatoly T. Fomenko, History: Fiction or Science?<\/em> vol. 1, Delamere Publishing, 2003, p. 357.<\/p>\n 20] M. J. Harper, The History of Britain Revealed<\/em>, Icon Books, 2006, p\u00e1g. 116.<\/p>\n 21] Clara Miller-Broomfield, \u00a0\u201cRomanian: The forgotten Romance language\u201d<\/strong><\/a>, 2015.<\/p>\n 22] Debemos tener en cuenta que el sudeste de Rumania est\u00e1 situado en la estepa p\u00f3ntica que, seg\u00fan la hip\u00f3tesis ampliamente difundida de Kurgan, es el hogar original de la primera comunidad de habla proto indoeuropea.<\/p>\n 23] M. J. Harper, The History of Britain Revealed<\/em>, cit., p\u00e1gs. 130-131.<\/p>\n 24] Vizconde James Bryce, The <\/em>Holy Roman Empire<\/em>\u00a0(1864), \u00a0en http:\/\/www.gutenberg.org<\/a><\/p>\n\u00cdndice <\/strong><\/h4>\n
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