{"id":8078,"date":"2019-11-20T21:02:48","date_gmt":"2019-11-20T21:02:48","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=8078"},"modified":"2019-11-14T21:05:01","modified_gmt":"2019-11-14T21:05:01","slug":"la-hipnosis-televisiva-los-mecanismos-sicologicos-de-una-sociedad-a-merced-del-poder-de-emision-de-imagenes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2019\/11\/20\/la-hipnosis-televisiva-los-mecanismos-sicologicos-de-una-sociedad-a-merced-del-poder-de-emision-de-imagenes\/","title":{"rendered":"La hipnosis televisiva: los mecanismos sicol\u00f3gicos de una sociedad a merced del poder de emisi\u00f3n de im\u00e1genes"},"content":{"rendered":"

\"asdf\"<\/h3>\n
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La televisi\u00f3n ya no es lo que era. En los a\u00f1os setenta super\u00f3 a la radio, cuya audiencia fue envejeciendo, pero ahora le ha tocado el turno: la televisi\u00f3n es cosa de viejos y de ni\u00f1os. La franja intermedia se ha pasado a internet. En los hogares ya hay m\u00e1s ordenadores que televisores.<\/p>\n

No obstante, sigue siendo una importante fuente de intoxicaci\u00f3n porque -en buena parte- el ordenador se ha convertido en un televisor. Por lo dem\u00e1s, en Estados Unidos el n\u00famero de personas que recurren la televisi\u00f3n de forma regular para acceder a las noticias ha bajado del 57 por ciento en 2016 al 50 por ciento en 2017, seg\u00fan un sondeo de Pew Research.<\/p>\n

Los estudios sicol\u00f3gicos que se han llevdo a cabo sobre los efectos de la televisi\u00f3n en los espectadores se han mantenido siempre en un segundo plano, por razones obvias. La televisi\u00f3n debilita la capacidad de atenci\u00f3n, genera un estado de hipnosis bajo la apariencia de relajaci\u00f3n, no requiere actividad cr\u00edtica inteligente, incluso la altera, poniendo en reposo a las neuronas. Esta relajaci\u00f3n conduce a una impregnaci\u00f3n efectiva con contenido publicitario y otros mensajes de propaganda.<\/p>\n

En 2001 el periodista Luc Mariot revel\u00f3 al p\u00fablico las conclusiones de una investigaci\u00f3n sobre la peque\u00f1a pantalla en la pel\u00edcula \u201cLe tube\u201d de Peter Entell. Entre las pruebas realizadas, el periodista asiste a The Fordham Experiment, dirigido por el hijo de Marshall McLuhan, que consiste en mostrar que una pel\u00edcula vista en televisi\u00f3n o en pel\u00edculas no se percibe de la misma manera. La luz reflejada (cine) y la luz directa (televisi\u00f3n) no tienen los mismos efectos sobre el cuerpo y la mente. En el grupo de televisi\u00f3n, el espectador experimenta los programas con una mayor impregnaci\u00f3n emocional, con una p\u00e9rdida de la sensaci\u00f3n externa de las escenas vistas. La luz directa da a las im\u00e1genes televisivas el poder de invadir la mente como en un sue\u00f1o, neutralizando la actividad cr\u00edtica.<\/p>\n

Recurriendo a electroencefalogramas, el neur\u00f3logo estadounidense Thomas Mulholland muestra que la televisi\u00f3n sumerge al espectador en un estado de somnolencia, de letargo del cerebro. Debido a la suspensi\u00f3n de la actividad del cerebro, se pone frente a las im\u00e1genes proyectadas en un estado de hipnosis. Contrariamente a su hip\u00f3tesis original, que consist\u00eda en considerar que el cerebro estaba en un estado de actividad frente a la televisi\u00f3n (lo que habr\u00eda dibujado ondas beta en el electroencefalograma, el encefalograma muestra ondas alfa, que son las que observamos cuando no hacemos nada. Cuanto menos trabaja el cerebro, m\u00e1s ondas alfa produce. Por otro lado, cuando enfocas tu atenci\u00f3n, no hay m\u00e1s alfa.<\/p>\n

El potencial de la televisi\u00f3n para la publicidad se descubri\u00f3 en la d\u00e9cada de los sesenta. Desde entonces, la televisi\u00f3n ha fabricado en gran medida la pasividad a trav\u00e9s de programas que no requieren reflexi\u00f3n para que los anuncios logren sus objetivos con la m\u00e1xima eficacia. La televisi\u00f3n vende a los anunciantes tiempo disponible del cerebro de los espectadores. El espectador, pasivo frente a su pantalla, no opondr\u00e1 ninguna resistencia al embalaje publicitario. Relajaci\u00f3n, hacer re\u00edr o llorar a los espectadores a medida que los programas progresan, prepara el cerebro para dormir en anticipaci\u00f3n de episodios sucesivos, mientras se nubla la actividad cr\u00edtica.<\/p>\n

El publicista Herbert Krugman compara la televisi\u00f3n con algunas de las t\u00e9cnicas de lavado de cerebro utilizadas por los militares. Relata experiencias utilizadas durante la Guerra de Corea, como sumergir el cuerpo en agua a la temperatura corporal durante horas y evitar que la persona toque algo. Estas t\u00e9cnicas se basan en una fase de desensorizaci\u00f3n muy similar al estado de desensorizaci\u00f3n causado por la televisi\u00f3n. La imagen de la televisi\u00f3n es pobre en datos sensoriales, llevando al espectador a perder la sensaci\u00f3n de su cuerpo. En el caso del lavado de cerebro, la p\u00e9rdida de las claves sensoriales por las que la persona se reconoce a s\u00ed misma es la fase preparatoria del cambio impuesto a su mundo intelectual. En el caso de la televisi\u00f3n, las im\u00e1genes sumergen al espectador en un sue\u00f1o despierto, donde la identidad se disuelve (incluyendo la realidad de una imaginaci\u00f3n personal y singular) y a la que proporcionan sue\u00f1os.<\/p>\n

Krugman fue director de investigaci\u00f3n para anunciantes. En los a\u00f1os sesenta General Electric (que fabricaba los tubos de rayos cat\u00f3dicos de ls televisiones) le contrat\u00f3 para impedir que se lanzaran acusaciones contra la televisi\u00f3n, pero confirm\u00f3 lo que McLuhan habia escrito en 1964 (*). La televisi\u00f3n es el medio preferido para la publicidad porque es capaz de reducir la externalidad de las escenas vistas, como si fuera una extensi\u00f3n del cerebro. El mensaje se emite colonizando la mente del espectador porque es de la misma naturaleza que su imaginaci\u00f3n. La diferencia es, por supuesto, que ya no es su inconsciente el que produce las im\u00e1genes, sino que provienen de un universo que \u00e9l no controla. Este universo es tambi\u00e9n capaz de suplantar su propia actividad mental y al mismo tiempo unificar su pensamiento con el de otros espectadores.
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\nLos estragos de la televisi\u00f3n sobre la infancia<\/b><\/p>\n

Desde su nacimiento, los padres ponen una televisi\u00f3n en las habitaciones de los ni\u00f1os para mantenerlos anestesiados todos los d\u00edas durante horas. Los ni\u00f1os devoran demasiada televisi\u00f3n y cada vez m\u00e1s claramente la publicidad se dirige directamente a su cerebro, lo que se corresponde a una disminuci\u00f3n de la audiencia entre los adolescentes, que se sienten m\u00e1s atra\u00eddos por los videojuegos e internet, ccuyos efectos sobre el individuo no son muy diferentes de los de la televisi\u00f3n.<\/p>\n

Los estudios sobre ni\u00f1os peque\u00f1os muestran el peligro de colocar repetidamente a un ni\u00f1o delante de las im\u00e1genes en movimiento en la pantalla. El m\u00e1s importante los publicaron en 2007 dos investigadores de la Universidad de Washington (Seattle), Dimitri Christakis y Frederick Zimmerman en la revista \u201cPediatrics\u201d. Sobre un grupo de 3.300 familias, el estudio revel\u00f3 que la exposici\u00f3n a la televisi\u00f3n antes de los tres a\u00f1os lleva unos a\u00f1os m\u00e1s tarde a trastornos de atenci\u00f3n definidos como ADHD (\u201cdeficit attention disorder\u201d) o trastornos por d\u00e9ficit de atenci\u00f3n, con o sin hiperactividad estigmatizada, especialmente en las escuelas. El consumo audiovisual precoz conduce a un cambio en la sinaptog\u00e9nesis, es decir, en la formaci\u00f3n del cerebro infantil y su sistema ps\u00edquico.<\/p>\n

El investigador alem\u00e1n Christian Pfeiffer ha estudiado la relaci\u00f3n entre los resultados escolares y el consumo televisivo. Compar\u00f3 diferentes grupos de estudiantes socialmente homog\u00e9neos y demostr\u00f3 que los peores resultados acad\u00e9micos de cada grupo estaban directamente relacionados con el n\u00famero de televisores y otras pantallas por hogar y el n\u00famero de horas que se pasaban delante de la pantalla.<\/p>\n

Por su parte, el espa\u00f1ol Jes\u00fas Bermejo Berros ha analizado la construcci\u00f3n de la inteligencia y la persona, destacando los efectos del consumo intensivo de televisi\u00f3n y de otras pantallas sobre la formaci\u00f3n de la atenci\u00f3n. Lo llama \u201cmodo horizontal de atenci\u00f3n\u201d porque no tiene conexiones profundas con los experimentos.<\/p>\n

No se trata de unos u otros programas sino del medio como tal: la exposici\u00f3n temprana y repetida a la televisi\u00f3n impide el desarrollo psicol\u00f3gico de los ni\u00f1os. Adem\u00e1s de los efectos sobre la construcci\u00f3n sin\u00e1ptica del cerebro, en Francia el Ciem (Colectivo interasociativo sobre la infancia y los medios) destac\u00f3 otras consecuencias de la televisi\u00f3n sobre el desarrollo infantil. En particular, el hecho de que no adquiera el uso del lenguaje tan r\u00e1pidamente como cuando las palabras le son dirigidas por su entorno y que su cerebro no sea, adem\u00e1s, requerido por todas las experiencias motoras y sensoriales que hacen que la psique se desarrolle y se enriquezca.<\/p>\n

Los argumentos son psicol\u00f3gicos. La televisi\u00f3n combina un defecto del habla espec\u00edficamente dirigido al ni\u00f1o, demostrando que \u00e9l o ella es objeto de atenci\u00f3n y cuidado tanto como la educaci\u00f3n, y un defecto motor, cuyas consecuencias son conocidas desde hace mucho tiempo por los psic\u00f3logos. Piaget y Winnicott demostraron la importancia de las habilidades motoras para el aprendizaje del ni\u00f1o. La formaci\u00f3n del ni\u00f1o depende del encuentro entre su cuerpo y la materia, que son el marco de su experiencia del mundo, enriquecida y complejizada a medida que las experiencias progresan. Sin embargo, frente a la pantalla, el ni\u00f1o no se mueve ni manipula objetos reales, lo que tiende a bloquear la formaci\u00f3n de su experiencia. Los ojos del ni\u00f1o parpadean s\u00f3lo un poco y la mirada est\u00e1 como congelada. Las im\u00e1genes televisivas no estimulan el conocimiento de los ni\u00f1os, ni sustituyen la experiencia, el fracaso y la confrontaci\u00f3n con los dem\u00e1s en la formaci\u00f3n de su psique.<\/p>\n

El Ciem y la Unaf (Uni\u00f3n Nacional de Asociaciones Familiares) hicieron un llamamiento sobre el peligro de la televisi\u00f3n para la infancia y en 2008 el CSA, consejo regulador de las televisiones francesas, prohibi\u00f3 ofrecer programas destinados espec\u00edficamente a ni\u00f1os menores de tres a\u00f1os.<\/p>\n

Otro efecto de la televisi\u00f3n sobre la infancia son los trastornos por d\u00e9ficit de atenci\u00f3n y la agresividad en los ni\u00f1os que est\u00e1n expuestos a un consumo excesivo de televisi\u00f3n. Estas consecuencias han sido destacadas por el colectivo \u201cNo al cero en conducta\u201d, un colectivo de psiquiatras, psic\u00f3logos y psicoanalistas, fundado a finales de 2005 en respuesta a pr\u00e1cticas de trastornos de conducta detectables en ni\u00f1os peque\u00f1os. El d\u00e9ficit de atenci\u00f3n de algunos ni\u00f1os peque\u00f1os es consecuencia del consumo intensivo de televisi\u00f3n y no se resuelve con su estigmatizaci\u00f3n.<\/p>\n

Si la televisi\u00f3n es peligrosa para los ni\u00f1os, tambi\u00e9n lo es para los adultos, mucho m\u00e1s all\u00e1 de los envases publicitarios. Desviada o enga\u00f1ada -tantos errores, equivocaciones, falsedades, filtraciones en las noticias y en otros lugares-, los espectadores se alejan de la realidad para entrar en el mundo de la ficci\u00f3n.<\/p>\n

La televisi\u00f3n es, sobre todo, una droga barata que, como cualquier otra, est\u00e1 asociada a la sensaci\u00f3n de fuga, pero tambi\u00e9n de autodesconfianza. Alimenta la pasividad, empujando a a retirarse al hogar de cada cual. Debilita la capacidad de acci\u00f3n de los individuos al disociar sus experiencias. Tiene efectos hipn\u00f3ticos capaces de crear una ilusi\u00f3n de satisfacci\u00f3n y un mundo paralelo, al margen de las contradicciones y las luchas del mundo real.<\/p>\n

Influye en el ritmo y contenido de los pensamientos del espectador. Las im\u00e1genes pasan y se suceden unas a otras, fabricando una realidad paralela y condicionamientos culturales, sociales y pol\u00edticos. En la calle ya no hay m\u00edtines, ni carteles, ni pintadas, ni siquiera en \u00e9poca electoral. Nos enteramos de que se han convocado elecciones gracias a los medios y, muy especialmente, a la televisi\u00f3n. La pol\u00edtica tampoco es real; forma parte de la ficci\u00f3n.<\/p><\/div>\n

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Fuente : https:\/\/movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com<\/div>\n
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NOTAS<\/div>\n
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(*) Marshall McLuhan, Galaxia Gutenberg, https:\/\/dialnet.unirioja.es\/servlet\/articulo?codigo=3662235<\/p><\/div>\n

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